LA ESCUELA PÚBLICA CUBANA (1940-1958): UNA VISIÓN DESDE CIENFUEGOS

LA ESCUELA PÚBLICA CUBANA (1940-1958): UNA VISIÓN DESDE CIENFUEGOS

José Antonio Ramírez Jiménez (CV)

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II.2.1  Problemas relevantes

Ciertamente en la escuela pública nacional y también en la cienfueguera se identificaban varios problemas que ganaron espacio en las discusiones públicas y pedagógicas como la situación: de la asistencia, del material, de la merienda, de la salud y  de los edificios escolares.
La asistencia escolar, es un problema que merece ser analizado muy puntualmente. Destacar que la población escolar entre 1931 y 1943 disminuyó en un 38,8 % y la asistencia a las aulas se redujo en un 10 % en este período; lo que significa que no recibieron la primera enseñanza alrededor de 2000 niños. Para 1957 los índices de asistencia a clases eran inferiores al 66 %. (Martín, A., 1993)
La situación más grave de asistencia escolar se da en el curso 1953-1954, cuestión a la que dedicamos un estudio más minucioso. La población escolar de Cienfuegos era el 22 % del total de esta en el año 1953. Gran parte de esta población asistía a las escuelas urbanas, en las escuelas rurales la matricula era muy pequeña debido a la distancia a que estas se hallaban, existiendo a veces zonas sin escuelas.
Para el inicio del curso escolar 1951-1952, el número de planteles resultaba insuficiente para atender a toda la población escolar cada vez mayor en el Distrito Escolar de Cienfuegos1 . El 2 de octubre en una reseña periodística se señalaba que:
“…la matrícula es más del doble de lo estipulado oficialmente y los pupitres menos que en años anteriores, sucediendo que cerca de doscientos alumnos tienen que recibir clases de pie, y en el próximo curso, sino adoptan medidas efectivas será mucho peor” (1950, El Comercio).
Según datos aparecidos en la propia prensa, durante ese propio año se habían matriculado en las escuelas 13 200 niños, dos mil más que en el curso escolar 1951-1952 sin embargo la asistencia obtenida en el censo de 1953 reflejaba lo contrario, lo que reflejamos en la siguiente tabla de la asistencia escolar primaria en 1953:


Edad

Total

Asisten

No asisten

5-9 años

11 454

4 790

6 664

10-14 años

11 228

7 882

3 346

Total

22 682

12 672

10 010

Fuente: (Ferrer, C. C., 1956).
Si confrontamos los datos de la tabla, con lo reflejado en la prensa local sobre la matrícula de ese curso escolar, podemos apreciar que de un total de 22 682 niños de edad primaria, asistían a la escuela en ese año 12 672 niños, lo cual representaba que el 55,8 % de los niños quedó fuera totalmente de las escuelas.
“La proporción de niños rezagados se calculaba en un 10 % y después de pasar el tercer grado eran muchos los que abandonaban sus estudios, aún con facilidades para ello”. “Existían algunos maestros ofreciendo cursos de alfabetización voluntaria” (Ferrer, C. C., 1956).Durante el período los datos de escolarización y asistencia refieren un aumento de la población escolar alcanzando los niveles más altos en 1931 y en 1953 respectivamente; pero al comparar la asistencia es evidente que para 1953 hay una disminución considerable. Un análisis de la población escolar entre 6 y 14 años y la asistencia escolar de Cienfuegos en la República Neocolonial se muestra en la gráfica del Anexo No.10.
El material escolar que se usaba en las escuelas públicas lo adquirían los maestros utilizando parte de sus propios salarios. Una maestra señala que: “en diez años de trabajo, solamente en una ocasión había recibido, 24 lápices y un pequeño cuaderno. La escuela había recibido 18 libros para 58 alumnos y carecía casi siempre de papel y de lápices. Estos últimos los compraban los padres”  (Hernández Montero Yolanda, 1998).
Sobre la situación deplorable del material escolar la prensa local recoge: “El Dr. García Montes depositó en una comisión de funcionarios del ministerio y dirigentes de colegios de maestros y de doctores en pedagogía, la suma de 564 mil pesos, presupuestados para los fines de adquirir materiales escolares” (1956, El Comercio).
El balance de tesorería de la escuela pública número 11 de Gloria y Diego Velázquez en 1948 reconocía que el alcalde de Cienfuegos, para entonces, Arturo Sueiras, regaló a la asociación de padres, vecinos y maestros de dicha escuela pública, la suma de 25 pesos para la compra de material escolar.2
También la misma prensa local en este sentido recoge: “Llegan materiales escolares para este Distrito, después de dos años sin recibir nada del Ministerio de Educación”, y puntualiza: “Esta mañana llegaron a la Junta de Educación de esta ciudad y fueron recibidos por el señor Emiliano Diez, Jefe del Departamento de Materiales Escolares, quien manifestó la ausencia de envíos desde abril de 1948” (1950, El Comercio).
El presupuesto educacional del año 1943 con respecto al de 1942 mostraba una disminución, a continuación mostramos el estado comparativo del proyecto de egresos del año 1943 con el presupuesto de 1942 para materiales y efectos y útiles para la enseñanza en la prensa local:

Medios:

1942

1943

Diferencia

Materiales, efectos y útiles para la enseñanza.

1 740.00

450.00

1 290.00

Fuente: (1943, La Correspondencia).
El análisis de estos datos nos muestra el retroceso y abandono que tenía la enseñanza pública local. Desde un testimonio se puede  ilustrar como el robo del presupuesto de Educación era una cuestión conocida por las capas populares cienfuegueras: “Los fondos destinados a la educación eran malversados por altos funcionarios del gobierno, incluso se recuerda el escándalo que causó el hecho que produjo el ministro de Educación Alemán, cuando indicó parquear varios camiones en frente de un edificio del gobierno y los cargó de dinero. Lego se trasladó hasta un avión que lo estaba esperando para trasladar el dinero hacia el exterior del país, se decía que era una cifra aproximada a los 19 millones de dólares, que se depositaron en una cuenta particular en un banco extranjero. Ese dinero procedía de lo que nunca invirtieron en el desayuno escolar y tantas otras cosas fundamentales para la educación” (Mur González Esteban, 2010).
Así, los maestros en cuya escuela no tenían ni instalación suficiente, ni más material que el lápiz y el papel con algún que otro texto de calidad dudosa, tenían que soñar con un milagro para cumplir los objetivos del plan de estudios que estaría vigente a partir de 1944, con ambiciosos objetivos y metas.
Sobre esto se refirió: “Los objetivos que se proponían con las condiciones y posibilidades reales de las humildes escuelas públicas eran totalmente incompatibles (…) nuestros cursos de estudios plantean desmedidas ambiciones en relación con los medios materiales de trabajo que se disponen en nuestras escuelas” (Almendro, H., 1952).
Respecto a la merienda escolaren ocasiones se disponía de algunas latas de conservas alimenticias para suplementar la dieta de los niños pobres durante el período escolar. El contenido de estas latas había que repartirlo entre todos, porque todos lo necesitaban aun cuando el Ministro de Educación sólo las mandaba en cantidad suficiente para 6 de ellos” (Rodríguez Avello Carlota, 2000).
No es hasta la segunda mitad de la década del 50 del siglo XX que se comienza a trabajar en la construcción de comedores escolares, como parte de un plan de la Oficina Nacional para la construcción de comedores escolares y populares. La prensa recoge en primera página: “Trabajan en obras de los comedores escolares”, y puntualiza: “Comenzaron el movimiento de tierra, en la esquina de Santa Cruz y Cid” (1956, El Comercio).
Según (Ferrer, C. C., 1956): “Los Clubs de Leones y Rotarios se preocupan en muchas ocasiones por la salud de los niños escolares, así como de otras instituciones.
“A los niños sin recursos se les proveía de espejuelos muchas veces por instituciones como el club de Leones y también en casos de enfermedades de la vista.
“El sistema escolar no atendía a los niños desnutridos o con problemas emocionales, dependiendo estos de la atención que les prestaran los maestros, ya que desde hacía algunos años, las escuelas no contaban con ningún tipo de merienda o desayuno para los niños.
“En el asilo Hogar Cienfuegos, y Anita Fernández, para varones y hembras respectivamente, se utilizaban planes científicos de alimentación. En estas escuelas se ofrecía información sobre nutrición a los alumnos, con los medios al alcance de los maestros.” 
La escasez de edificios escolares públicos era aguda, en muchos casos, el número de alumnos era muy superior a la capacidad de las clases. Y el estado general de los recursos. Esta situación quedó reflejada en la prensa  en una nota o carta dirigida al Ministerio de Educación: “Es tan lamentable el estado de estos pupitres que están materialmente en el suelo sus herrajes y maderas, en su mayoría carcomidos de comején. Desde que se instauró la República no han sido renovados. Y los niños muchos de ellos no tienen donde sentarse” (1950, El Comercio).
Las constantes luchas de maestros, padres y algunos políticos sensibilizados con la situación por priorizar la recuperación de las casas escuelas, se reconocía en la prensa cuando refiere: “comprende una de las actividades más difíciles del ministerio de Educación por la cantidad consignada en el presupuesto para este fin y la cantidad de locales escolares deteriorados” (1956, El Comercio).
Solo 18 escuelas públicas, funcionaba a inicios de siglo. Regularmente en pleno abandono, eran edificadas o abiertas en locales muy sencillos. Las escuelas públicas cienfuegueras se distinguirían por ser casas adaptadas que sólo contaban con  habitaciones reducidas, en las que podían matricular un pequeño número de alumnos.
Tambiénse destaca que a pesar del enorme presupuesto que el Estado tenía para atenderla -que llegaba a unos 58 000 000 de pesos- la situación de estas instituciones se describe de manera directa en la prensa: “…era difícil encontrar el material necesario, los pupitres en debidas condiciones y los edificios con los necesarios requisitos que la higiene escolar dispone. El caso de la escuela situada  en Arango y Arguelles es sumamente conocido, edificios casi en ruinas, que no son reparados por sus propietarios y prefieren que salubridad clausure dichos locales, para derribar y construir nuevamente.” Esta situación se mantendría durante toda esta década. No faltó, la denuncia en la prensa: “La falta de pupitres, es el problema de la Escuela Pública # 7 de varones, en Arguelles y Arango” (1956, El Comercio).
A partir de 1952 el deterioro de la situación educacional se agudizó. El 13 de marzo solamente tres días después del golpe de Estado se informaba a la masa magisterial y al pueblo, en el periódico El Comercio:
“…aceptada la renuncia del Lcdo. Pedro Fuxá Seuret, y se nombra en su lugar al Sr. José Porrúa Taillacq, empleado del cementerio Tomás Acea, como nuevo presidente de la Junta de Educación” (Martín, A., 1993).
Al frente de la Junta de Educación se designaba a un individuo sin ningún conocimiento y relación con el sector, pero que sería de fácil manipulación a los intereses de los nuevos gobernantes. Esta dirección desprovista del personal competente en materia educacional enfrentaría, en los años siguientes, el más total abandono que sufriría la educación local.
De esta forma se ponía claramente de manifiesto que las condiciones de los servicios educacionales y la situación general de la sociedad no podían ser las idóneas para materializar los fines de la instrucción pública cienfueguera.
Entre las sugerencias con relación a un programa de mejoramiento de la educación (Ferrer, C. C., 1956) planteaba:
-Velar por el más estricto cumplimiento de la ley que hacía obligatoria la asistencia de los menores a clases.
-Crear escuelas municipales primarias para ambos sexos y de tipo interno, dotándolas ampliamente y esforzándose por que constituyeran un ejemplo para las demás escuelas de la comunidad.
-Preocuparse por la distribución, mejoramiento y suficiente dotación de todas las escuelas públicas de la zona.
-Fomentar el establecimiento de un centro de distribución de materiales didácticos a los maestros mediante préstamos, y un plan de edificaciones escolares.
Pero, una característica de esta escuela cienfueguera en el período es la iniciativa local y el esfuerzo cooperador de los padres, antiguos alumnos de la escuela pública, en la mayoría de los casos. Las maestras, demostraban su ingenio en la conquista del apoyo comunal. Había reunido a los padres en una organización y trabajaban en constante contacto con ella.
Aun cuando la población urbana cienfueguera manifestó el vivo deseo de mejorar la educación de sus hijos -y se realizaron considerables mejoras en este sentido-las iniciativas locales no lograron una aplicación general favorable: el sistema de entonces, altamente centralizado 3, y esta condición tendía a descorazonar las iniciativas locales y la adaptación de los programas escolares a las necesidades de cada lugar o región, aun cuando a veces grupos activos de padres de familias, funcionarios municipales y maestros abnegados conseguían realizar progresos a pesar del sistema generalmente desfavorable” (Leonard Capote Emma, 1998).

1 El Honorable Gobernador Militar de Cuba, de conformidad con el artículo 11 de la Orden 279 (entonces 368), fechada el 30 de junio de 1900, a indicación del Sr. Pedro Modesto Hernández y a propuesta del Secretario de Instrucción Pública Sr. Enrique José Varona, nombró para formar el Consejo Escolar del Distrito Urbano de Primera Clase de Cienfuegos a los Sres. Dr. Luís Perna Salomó, Lcdo. José Fernández Pellón, Dr. Carlos T. Trujillo, entre otros. Se nombró a la vez como Director Escolar del Distrito al Sr. Pedro Modesto Hernández, sustituido después, a su renuncia, por el Dr. Carlos T. Trujillo. El primer acto de este consejo fue hacerse cargo de las 18 escuelas públicas entonces establecidas en la ciudad y de las 27 instaladas en el campo. Se nombró como Inspectores Escolares para las escuelas urbanas a los Sres. Emilio Perna y Daniel Montero y para las rurales al Sr. Agustín Entenza.
El primero de marzo de 1901 se creó la Junta de Educación del Distrito Municipal, que empezó a dirigir la administración de las escuelas rurales, que hasta esa fecha habían sido regidas directamente por el Consejo Escolar de la ciudad. Creándose los Sub distritos Escolares de Castillo de Jagua, Yaguaramas, Real Campiña, Aguada de Pasajeros, Caunao, Manacas, Ramírez, Guaos, Cumanayagua, Arimao y Guanaroca (Rousseau, P. R. & Díaz de Villegas, P., 1920).

2 Asociación de Padres, Vecinos y Maestros de la Escuela Pública número 11, Fondo de Asociaciones del Archivo Provincial “Rita Suárez del Villar”, registro: 4088, folio: 141, tomo VI.

3 Las escuelas públicas dependían del Ministerio de Educación, regido por un Ministro. Las  Juntas en cada municipio tenían poca libertad en el proceso de dirección de las escuelas (Otero, L. & Valdés de la Paz, O., 1941).