VIVIENDA, RIESGO Y VULNERABILIDAD SOCIAL EN LA DESEMBOCADURA DEL RÍO PÁNUCO

VIVIENDA, RIESGO Y VULNERABILIDAD SOCIAL EN LA DESEMBOCADURA DEL RÍO PÁNUCO

José Luis de la Cruz Rock
Alfonso Tello Iturbe
María Eugenia Rosas Rodríguez
(CV)
Universidad Autónoma de Tamaulipas

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2. Crecimiento Urbano

El proceso de crecimiento urbano de Tampico manifiesta preocupantes desequilibrios en relación a la degradación del medio ambiente, la expansión desordenada del uso del suelo y el aumento de la pobreza. Se observa una expansión de asentamientos urbanos irregulares en áreas no propicias o adecuadas, ya que son consideradas de riesgo, por consecuencia deterioran la calidad de vida de la población, y requiere ser analizada desde la perspectiva de la marginación y de la pobreza (Ortiz, 2014).

La falta de organización en materia de desarrollo regional resulta, entre otros factores en escases de empleo, diseño de programas de vivienda popular y servicios básicos e incapacidad para integrar a los migrantes, por tanto las zonas marginadas y los cinturones de miseria se multiplican. La invasión de predios públicos y privados, muchos de ellos de alto riesgo se localizan cerca de barrancas, áreas inundables e insalubres o muy próximas a industrias peligrosas (Ortiz, 2014).

La ciudad presenta una dramática realidad en el deterioro y rezago de la infraestructura y equipamiento: banquetas  rotas, basura  acumulada  en  canales y humedales, aires  enrarecidos que  emiten las industrias, drenajes saturados y fugas sistemáticas de aguas pestilentes, acumulación de encharcamientos en colonias populares, carencia de alumbrado, baches por doquier y publicidad invasiva y peligrosa. Todo esto en contraste con los barrios residenciales (Vázquez, 2012).

Sánchez y Batres (2007), explican que el crecimiento urbano no ha venido acompañado de la adecuada planeación, lo que ha provocado desde hace décadas, un rezago importante de la infraestructura y los servicios en relación al incremento de los habitantes, propiciando un déficit en materia de vivienda, salud y educación.

La zona de estudio tiene una población de 871,661; del total de habitantes, 446,970  son mujeres y 424,691 son hombres, es decir, de cada 100, 48 pertenecen al sexo masculino. La esperanza de vida favorece a las mujeres, lo  que  ha  incrementado  su  participación  en  actividades  económicas como consecuencia de la migración de los varones, que buscan mejores oportunidades de empleo. En estos seis municipios la cantidad de mujeres es superior en 22,279 a los hombres.

El cuadro muestra una tendencia ascendente de la población de los municipios conurbados de 1970 a 2010, a excepción del municipio de Tampico Alto, que ha tenido una evolución variable con alzas y bajas en su población, lo cual obedece a sus características socioeconómicas y demográficas particulares.

También destaca  la situación del municipio de Altamira, el cual ha tenido un crecimiento poblacional acelerado debido a que se ha convertido en un polo receptor en la región, tanto por su gran reserva territorial como por su vocación de puerto industrial que demanda grandes cantidades de mano de obra y su manera de expandirse sobre los humedales.

Cabe mencionar que las zonas marginadas han crecido más en Altamira y en los municipios del norte de Veracruz, debido a  que cuentan con reserva territorial y el suelo en estas regiones es más económico y accesible a la clase trabajadora aunque son considerados espacios de riesgos.

La literatura que aborda la problemática de la vulnerabilidad social, hace énfasis en el tema de la pobreza e identifica fundamentalmente a tres grupos: niños, mujeres y  adultos mayores. Este cuadro identifica a los grupos de población por grupos de edad en la zona conurbada, sumando el total entre niños y adultos mayores nos da un total de 310,431 personas consideradas por el rango de edad.

A partir del año 1970, se identifica un mayor aumento de la población en la zona, dando como resultado una ocupación territorial desordenada, en las partes este y oeste con invasión de lagunas y áreas vulnerables. Hacia el norte el desarrollo industrial, comercial y de servicios,  determina  la  dispersión  irregular que se observa en el municipio de Altamira.

Este crecimiento poblacional ha provocado el agotamiento territorial de los municipios de Tampico y Cd. Madero, la infraestructura y el equipamiento son insuficientes para cubrir sus necesidades, trasladándose el problema al municipio receptor pues dispone de reserva territorial pero carece de infraestructura para soportar este desplazamiento.

En el año 2000 la zona conurbada tenía una población de 605, 431 habitantes, que pasó a 871,661 para 2010, que representa un crecimiento a una tasa del 43.98% superior a la tasa nacional. Este  crecimiento  elevado tiene efectos positivos porque la zona cuenta con mayores recursos humanos que aportan su talento, fuerza de trabajo y conocimientos para su desarrollo. Sin embargo, existen aspectos negativos que hacen evidente la necesidad de conjuntar esfuerzos públicos y privados en la búsqueda de recursos que puedan equilibrar o revertir las carencias que tiene la zona para responder a este reto. Por  tanto, se necesita de  inversiones para construir la infraestructura y proveer los servicios que se requiere.

El desarrollo económico de los municipios de la ZCTMA, manifiestan una mayor  densidad de población de la huasteca, llegando a 4,369 habitantes por Km2 en el municipio de Tampico para el año 2010, Ciudad Madero para el mismo periodo tiene una densidad de 3,145 habitantes por Km2, mientras que Altamira, municipio con mayor reserva territorial, registra la menor densidad de población en 128 habitantes por Km2 para 2010. De esta forma se puede apreciar la gran concentración poblacional en la zona conurbada de Tampico, que se ha transformado en el principal polo de desarrollo económico y social, en tanto que Altamira presenta las mejores alternativas para la consolidación de conurbación, tanto por su disposición de territorio destinado a la industria, como para áreas habitacionales.

Comparando los municipios de la zona conurbada, encontramos para 2010, una mayor densidad de población en Tampico y Cd. Madero (4,369 y 3,145 habitantes por km2 respectivamente) en tanto que en Altamira, Pánuco, Pueblo Viejo y Tampico Alto se presenta una baja densidad de población (128, 31, 192 y 15 habitantes por km2), lo cual representa ventajas comparativas para Tampico y Cd. Madero en términos de urbanización y de servicios públicos.

En el proceso de concentración de la población en Tampico y Ciudad Madero, genera una presión sobre los municipios del norte de Veracruz: Pueblo Viejo, Tampico Alto y Pánuco, que han sido integrados a la dinámica urbana de Tampico, transformándose en “ciudades dormitorio” y de reserva territorial al disponer de suelo barato para la población de escasos recursos (Batres, 2010).

El ritmo de crecimiento  de la población urbana, depende del aumento natural en primer lugar, y en segundo lugar a la migración del campo a la ciudad y de otras ciudades pequeñas que son atraídos por el crecimiento económico e industrial. Los nuevos habitantes de la ciudad se van estableciendo en la periferia de los seis municipios que integran la zona metropolitana de Tampico.

El crecimiento urbano es un fenómeno característico de Ia época actual, cuyos orígenes hay que ubicarlos en Ia estructura misma de la sociedad y en su evolución histórica.

La dinámica de crecimiento de la ciudad depende de Ia convergencia de diversos factores económicos, demográficos, culturales, políticos, sociales, geográficos y tecnológicos, así como de la forma en que estos interactúan y de su contexto histórico.

El crecimiento acelerado en espacio y población de una metrópoli, trae como consecuencia la necesidad de satisfacer una demanda adicional de bienes y servicios, por lo que se debe reforzar Ia dotación de infraestructura y equipamiento en rubros como agua, drenaje, energía, transporte, educación, salud, vivienda, abasto; aspectos que inciden en Ia calidad de vida, a fin de avanzar hacia un bienestar real de la población (Escobedo, 2014).

Es necesario reflexionar que el desarrollo debe replantearse    en  primer  lugar,  de  acuerdo  al  tipo de sociedad que se desea, en segundo lugar, de un manejo responsable y sustentable de los recursos naturales, y no solo desde la perspectiva económica.