PETROLEO, ESTADO Y SOCIALISMO SIGLO XXI: EP PETROECUADOR Y LA CONSTRUCCION DEL PROCESO DE INTEGRACION ENERGETICA REGIONAL

PETROLEO, ESTADO Y SOCIALISMO SIGLO XXI: EP PETROECUADOR Y LA CONSTRUCCION DEL PROCESO DE INTEGRACION ENERGETICA REGIONAL

Carina Viviana Ganuza (CV)
Universidad Nacional de Rosario

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2. Noción de estado durante el gobierno de Rafael Correa

El estado ecuatoriano se conformó en forma paulatina entre el juego de la relación económica y política adquiriendo distintas formas ligadas a la producción colonial, seguida por la primaria exportadora, la de sustitución de importaciones y finalmente, la de reprimarización modernizada. Según SENPLADES 1 el estado ecuatoriano “es concebido como una articulación de centros de poder y redes de acción (estado-red)” (Senplades, 2011:17), “plurinacional, megadiverso y intercultural” (Ramirez Gallegos, 2010:68), es decir el estado ecuatoriano se conformó desde la asunción del Presidente Correa como un proceso que requirió la modificación de las bases institucionales del poder con la perspectiva de un “estado racional eficiente y participativo” (Senplades, 2009a:31), que ha intentado evitar superposiciones de instituciones y servicios, por lo cual ha reestructurado el sistema administrativo mediante la creación de un sistema de planificación. 2

Rafael Correa intentó recuperar el protagonismo y el liderazgo en un sistema económico mediante una nueva figura del Estado Intervencionista, que “reconoce los estímulos externos, implicados en la relación de dependencia, pero otorga especial relevancia a los procesos derivados, en primer lugar, de ciertas cualidades expansivas del estado mismo y en segundo término, de aquellas resultantes de las interacciones estado-sociedad (Ozslak, 2011:125). Según Perry Anderson, el estado intervencionista se contrapone al estado neoliberal que puede ser definido como “un estado fuerte en su capacidad para quebrar el poder de los sindicatos y en el control del dinero, pero limitado en lo referido a los gastos sociales y las intervenciones económicas” (Anderon, 2003:2), que impone una sólida y férrea disciplina presupuestaria, contención del gasto social, con reformas fiscales para incentivar a los diferentes agentes económicos (Anderson, 2003:3).

Es decir, el estado intervencionista en los términos de John Keynes (Sunkel, 1984) tendría un papel activo en el manejo de la economía del país, impondría reglas y supervisaría el mercado, limitando su papel dirigiendo su economía hacia prioridades, generando una regulación del mercado. En tanto que,  el estado neoliberal, inspirado en Milton Friedman, estaría basado en un modelo con principios opuestos a Keynes, ya que la participación y la función del estado en la economía es mínima.

Como dice Claus Offe, “los instrumentos con que interviene el estado de bienestar son, por lo tanto, reglas burocráticas y reglamentaciones legales, transferencias monetarias y también la experiencia profesional de profesores, médicos, trabajadores sociales, etc. Sus orígenes ideológicos son extraordinariamente complejos y heterogéneos, yendo desde el socialismo hasta el catolicismo conservador, su carácter, como resultado de compromisos ideológicos, políticos y económicos interclasistas” (Offe, 2011:114).

Siguiendo la argumentación de Ozslak, los procesos internos son más considerados que los aparatos institucionales burocratizados; conforme a esto, Rafael Correa propuso la reestructuración política con el mayor protagonismo de un estado intervencionista en el sistema económico y político ecuatoriano en el marco del escenario político actual mediante el Socialismo del Siglo XXI.

2.1. Socialismo del Siglo XXI y el estado ecuatoriano

Puede considerarse que el legado histórico y económico generó en el proceso político ecuatoriano un desgaste y descrédito progresivo del sistema político, que eclosionó tras las medidas neoliberales impuestas en la década de 1990 principalmente. Como respuesta a esta situación, podría inferirse que surgió en Ecuador, un nuevo protagonismo del estado con la figura del presidente Rafael Correa en el marco de una época de cambios comprendida en el definido Socialismo Siglo XXI. Al referirse al mismo, SENPLADES expresó que “es un llamado explícito para señalar un punto de partida inclusivo en que superando una vieja ortodoxia, nos ubiquemos en el contexto de un debate comprensivo, en el cual no existen verdades unívocas, ni estrategias únicas” (Soliz, 2010:7).

El Poder Ejecutivo Ecuatoriano en el marco de una nueva época y en una coyuntura internacional de crisis económica, planteó la figura de un estado intervencionista como un eje rector de las funciones del sistema económico y político, situado en el denominado Socialismo del Siglo XXI. La denominación empleada por esta tesis es la correspondiente a Atilio Borón cuando dice que el Socialismo puede definirse como “un cambio que permite salir del neoliberalismo y construir un sistema económico, social y político poscapitalista, llámenle del Siglo XXI, Socialismo Bolivariano, es creado a partir de las instituciones, de las tradiciones y de la memoria de los pueblos” (Borón, 2009:3).

El Socialismo del Siglo XXI podría sintetizarse en un proyecto político que propende a un sistema de propiedad colectiva (no necesariamente estatal) de los medios de producción, más democratización fundamental de todas las esferas de la vida social, planificación central de la economía, “propone un modelo regido por una lógica humanista y solidaria” (Harnecker, 2010:77). De alguna forma se plantea “una nueva dialéctica de producción-distribución-consumo”  (Harnecker, 2010:77). En este caso en particular, desde el inicio del gobierno de Rafael Correa se indagó en la necesidad de la planificación de la actividad económica como forma alternativa y de interrupción del modelo heredado de procesos económicos anteriores, específicamente de gobiernos neoliberales.

Este siglo XXI comprendido en el contexto de la globalización, exige un control público con una mayor participación en la administración, pero también un mejor direccionamiento estatal en asuntos económicos. Por lo cual, el socialismo de estos tiempos hizo eclosión en una coyuntura internacional contraria a las políticas neoliberales implementadas en nuestro continente durante los años 80’ y 90’. De este modo, se pudo analizar que la erosión causada por el neoliberalismo en el orden político social de la década del 90’ provocó la participación y recuperación estatal ulterior en todos los aspectos de la vida política.

Los conceptos Socialismo Siglo XXI o Nueva Izquierda han sido utilizados como sinónimos en esta tesis; en la misma línea de Jorge Castañeda se definió a la Izquierda como una corriente de pensamiento que hace énfasis en las mejoras sociales sobre la ortodoxia macroeconómica y la distribución igualitaria de la riqueza, la soberanía (Castañeda, 2006:3).

Por otro lado, Castañeda  identificó tres razones para la aparición de la izquierda: la primera en los años posteriores al fin de la Guerra Fría (Castañeda, 2006:1), como una época de cambios y de redefinición de las relaciones económicas y políticas; la segunda vinculada con la extrema inequidad de Latinoamérica como en su pobreza y en la concentración de los ingresos y la tercera razón, identificada con la democratización y la consolidación de las elecciones democráticas que, según el autor, tarde o temprano, conducen a la victoria de la Izquierda, precisamente por la configuración social, demográfica y étnica de la región (Castañeda, 2006:2).

Por lo expuesto, en esta investigación se reconocieron al neoliberalismo y las políticas gubernamentales de décadas anteriores al gobierno de Correa como causas del surgimiento de la Alianza País y del giro a la Izquierda que condujo al gobierno de Rafael Correa al poder, identificado con el denominado Socialismo Siglo XXI. En coincidencia con el pensamiento de Atilio Borón, se enuncian los pasos que serían necesarios para la construcción del Socialismo Siglo XXI (Borón, 2009:4), los cuales se expusieron en su discurso en el Foro de la Construcción del Socialismo Siglo XXI, a saber: “La reconstrucción del estado y la creación de una genuina administración pública comprometida con los valores y con el proyecto democrático” (Borón, 2009:5); anulación de la deuda externa3 (Borón, 2009:5)(IEEP,2007); distribución de ingresos y de la riqueza; reforma del sistema tributario y “control de los mercados financieros” (Borón, 2009:8).

Se compartió el postulado de Manuel Garretón cuando expuso que existe un modelo de reconstrucción “que parte de la premisa de que la sociedad se reconstruye desde su propia base social” (Garretón, 2006:109), este sería el caso de Ecuador. Rafael Correa manifestó la necesidad de reformar las bases constitucionales como sustento en la reestructuración del estado para superar las diferencias regionales, en la búsqueda de  equidad social.

2.2. Modelos de Desarrollo en Ecuador

Tras aclarar los términos estado y Socialismo siglo XXI, fue dificultoso comprender las causas del proyecto programático de Rafael Correa y la reestructuración planteada en Petroecuador, sino se analizaba su historia y pasado económico, que coadyuvaron a conformar un modelo vigente hasta la actualidad.

Un modelo de desarrollo puede definirse como “un patrón de acumulación que responde a las necesidades de organización económica y social de un país en una determinada época histórica. Se trata de una adecuación de las estructuras de desarrollo y de los procesos económicos a un caso específico” (Pacheco Prado, 2008:1).

Ecuador ha desarrollado distintas formas de acumulación capitalistas entendidas como sistemas socio-económicos (Larrea, 2010:16), ligadas a alianzas hegemónicas, articulando una red de poder con el mercado mundial entre auges y caídas de las economías centrales.

Alberto Acosta (2006) mencionó que los períodos económicos que pueden distinguirse en Ecuador son: etapa colonial, desde la Independencia hasta 1830 aproximadamente; seguido por una etapa primaria-exportadora que continúa hasta el siglo XX; el período de sustitución de importaciones a mediados del siglo XX, finalmente la modalidad de reprimarización modernizada desde 1990 aproximadamente.

Para esta tesis se consideró la clasificación realizada por Acosta cuando definió al Modelo de Desarrollo ecuatoriano como extractivista con la modalidad primario exportadora (Acosta, 2006:16-20), pero desde la asunción del Presidente Correa y mediante la reforma de la Constitución Nacional en el 2008, ha pretendido la construcción de un modelo de desarrollo sustentable, basado en tres directrices básicas: “ser ecológicamente armónico, económicamente eficiente y socialmente justo” (Larrea, 2006:19).

La Constitución Nacional Ecuatoriana reformada en el año 2008 intentó superar “la visión reduccionista del desarrollo como crecimiento económico y se estableció una nueva visión en la que el centro del desarrollo es el ser humano y el objetivo final es alcanzar el Sumak Kawsay” (Boff, 2010:21), ya que la “economía debe estar al servicio de la vida y no la vida en función de la economía” (Boff, 2010:22), es decir de la era del individualismo identificada con el neoliberalismo, Ecuador se encuentra en el Siglo XXI en un período de solidaridad, reciprocidad y cooperación, que consiste en la aplicación de una política orientada a “distribuir produciendo y producir distribuyendo” (Ramirez Gallegos, 2010:70).

Para resumir, en Ecuador existió un modelo de desarrollo extractivista con una modalidad primario exportadora que intenta ser modificado por un “modelo de desarrollo sustentable el cual está relacionado con un modelo de desarrollo endógeno con una inserción inteligente en el mercado mundial” (Ramirez Gallegos, 2010:60). Adhiriendo a la evaluación de René Ramírez Gallegos en SENPLADES, se agregó que los “amplios niveles de desigualdad y exclusión que existen, a (sic) más de prácticas culturales que están enraizadas en la sociedad son consecuencia de una estrategia de desarrollo que se ha sustentado principalmente en acumular riqueza a través de producir bienes primarios que se buscaban colocar en el mercado externo: estrategia agroexportadora” (Ramirez Gallegos, 2010:60). “La llegada del petróleo no fue más que otra forma de reprimarizar la economía ecuatoriana, volviéndolo aún más extractivista de lo que ya era” (Ramirez Gallegos, 2010:68). De esta manera, se convalidan las expresiones de Alberto Acosta cuando concluyó que el modelo de desarrollo ecuatoriano era extractivista con una modalidad primario exportadora.

Continuando con el análisis de este autor, se agregó que “las fases del desarrollo ecuatoriano coinciden en forma muy nítida por ser éste un país muy receptivo en los vaivenes coyunturales mundiales” (Acosta, 2006:16). El desarrollo económico de Ecuador comenzó en la etapa colonial con la explotación minera, con un poder concentrado en la hacienda, donde la fuerza de trabajo indígena era el motor generador de ese sistema económico. Seguido por una etapa primaria exportadora mediante la explotación del cacao en el período que se desarrolló entre 1830 a 1850 y continuando un proceso de consolidación y vigencia hasta 1930. Iniciado el siglo XX el cacao fue reemplazado paulatinamente por la explotación del banano con la concentración de las tierras, paralelamente a la instalación de capitales extranjeros ligados a la explotación del petróleo que comenzó a hacerse extensiva desde 1920.

Respecto del petróleo vinculado con el tema estudiado en esta tesis, habría que subrayar la importancia de la apertura del Canal de Panamá para Ecuador, ya que éste contribuyó a la vinculación con los mercados externos en una coyuntura internacional de retracción comercial marcada por la Crisis de 1930. Paralelamente el sector petrolero comenzó a desarrollarse hacia esa época y en forma ininterrumpida, en la península de Santa Elena con las empresas Anglo Ecuadorian Oil Fields Limited, Ecuador Oilfields Limited, Carolina OIl, International Petroleum, Concepcion Ecuadorian y Petropolis Oil. Hacia 1937 la Anglo Saxon afiliado a la Royal empezó con sus trabajos, al igual que la South American, subsidiaria de Vanderbilt.

Para la década 1960-1970, Ecuador se encuentra con un déficit comercial crónico, acelerado incremento de las importaciones y permanente deterioro de las exportaciones bananeras (Acosta, 2006:118). Hacia la década del sesenta se conformó progresivamente el modelo de industrialización por sustitución de importaciones con crecimiento de empresas públicas paralelamente al sector privado, sin transformación del mercado interno ni del aparato productivo.

Hacia 1970 se afianzaron las inversiones y capitales extranjeros ligados a la explotación del petróleo, en el marco de la guerra árabe-israelí y el bloqueo posterior en 1973. El hidrocarburo sirvió como detonante para el crédito extranjero y el endeudamiento, colocándose  recursos financieros externos en Ecuador. Tampoco con la explotación petrolera se modificaron los patrones de producción y acumulación ligados a productos primarios, la concentración de la riqueza y la pobreza. Se acentuó de hecho “un aumento de la inversión extranjera con un crecimiento acelerado de la economía” (Acosta, 2006:120). La explotación del crudo constituyó un revitalizador de la economía, así es importante destacar algunos datos, por ejemplo que las exportaciones totales crecieron de casi 190 millones de dólares en 1970 a 2500 millones de dólares en 1981 4 (Acosta, 2006:118-120).

Pudo inferirse de este análisis, la ausencia de un eje rector como proyecto articulador de la política económica de Ecuador, que de haber existido, se hubieran podido aprovechar convenientemente los fondos externos, sin embargo, no se produjo ninguna transformación económica ni del proceso de acumulación ligado a exportaciones de productos primarios ni redistribución de la riqueza. El auge petrolero produjo una desigualdad, exclusión social y regional; las divisas recibidas se acumularon sobre las estructuras productivas anteriores, reprodujeron y ampliaron las antiguas diferencias. Este juego de desequilibrios- equilibrios, conocido como la enfermedad holandesa5 , generó el deterioro de la producción de aquellos bienes que no se beneficiaron del boom petrolero (Acosta, 2006:121).

Por su parte el estado garantizó con subsidios el desarrollo de las empresas públicas y la infraestructura privada con una política de congelamiento de precios y tarifas de bienes y servicios, beneficiando a grupos oligopólicos, generando un incremento de las importaciones de bienes de capitales e insumos, así el empresariado se orientó a aprovechar los recursos naturales ecuatorianos.

El desarrollo petrolero comenzó a interrumpirse hacia 1982 con el debilitamiento de los mercados internacionales, lo cual es paralelo al incremento de la demanda de recursos financieros que fuera compensado con la venta de petróleo y acompañado con el endeudamiento externo consecuente. Esta situación hizo eclosión hacia fines de la década de 1990 pero, se originó primordialmente con la inyección de fondos del petróleo durante la década de 1970. Es decir existieron causas coyunturales que coadyuvaron en este proceso, por ejemplo: crisis financiera internacional, caída del precio del petróleo hacia el año 2000, las condiciones climáticas como las precipitaciones y sus consecuencias en los cultivos que marcaron los dos últimos años de la década del 90’; y las causas estructurales identificadas han sido: la debilidad y fragilidad del mercado interno, desigualdad en la distribución de la riqueza y un sistema productivo atrasado. Estos elementos confluyen finalmente en el año 2000 con la dolarización de la economía ecuatoriana, con una mala administración estatal, ineficiencia del sector privado, corrupción en el sector público. Se comparte la opinión de Acosta cuando expresa que “no se puede afirmar que en Ecuador han sido superadas totalmente las relaciones de producción semifeudales o no capitalistas” (Acosta, 2006:121).

Desde el inicio de la actividad hidrocarburífera, ha existido una desigualdad material y de distribución a la hora de la celebración de los contratos entre el estado y las compañías privadas nacionales o transnacionales. Incluso durante la década de 1970, los contratos entre Ecuador y Texaco, el primero percibía regalías por la explotación petrolera, sin poder participar en la regulación ni pudiendo controlar el impacto ambiental. Inclusive se ha favorecido durante las décadas de 1980 y 1990, la explotación privada y el estado ecuatoriano continuaba sin recibir regalías en distintas zonas pertenecientes a comunidades étnicas y éstas se vieron paulatinamente relegadas (Acosta, 2006:201).

Finalmente para la década de 1990 comenzó una última etapa en Ecuador, con una modalidad de reprimarización modernizada según la clasificación de Alberto Acosta, marcada por: retroceso económico, caída del PBI del 31%, devaluación del 216%, inflación del 152%, aumento de la pobreza del 34 al 71%, migraciones al exterior y mayor concentración de la riqueza. Cinco bancos contralaban la mitad de las operaciones, el 64,6% de los trabajadores recibía menos de 1,5 salario mínimo vital al mes (Acosta, 2006:197).

Como se infirió del análisis de SENPLADES, hacia la transformación planteada desde la asunción del gobierno de Correa de este Modelo de Desarrollo Extractivista por otro de Desarrollo Endógeno se necesitaría un período de construcción de veinte años, que sería alcanzado en forma progresiva y consta de cuatro momentos principales (Ramirez Gallegos, 2010:70):

  • Transición en términos de acumulación, consistente en “un proceso de sustitución de importaciones selectiva, impulsa al sector eco turístico, comunitario y agroecológico y de inserción público estratégico, fomentando la productividad sistémica” (Ramirez Gallegos, 2010:70), evitando que los excedentes queden en manos de intermediarios, cumpliendo así con los objetivos de la redistribución de la riqueza.
  • Fomento a la industria nacional frente a la base primaria: “se busca consolidar superávit energético….()….se prioriza la inversión en investigación y desarrollo” (Ramirez Gallegos, 2010:71).
  • Consolidación de estrategia de diversificación y sustitución de importaciones: se espera que la industria nacional satisfaga la demanda interna y genere excedentes para exportación. Asimismo, la estrategia busca sustituir exportaciones por bienes con mayor valor agregado y no exclusivamente dependientes de procesos extractivos” (Ramirez Gallegos, 2010:71). La industria nacional poseerá un peso mayor al representado por la economía de los bienes primarios exportables.
  • Esta estrategia persigue “el despegue de los bio-servicios y su aplicación tecnológica. Se busca que el tamaño relativo de este tipo de servicios y de servicios turísticos tenga un peso superior al generado por el sector primario” (Ramirez Gallegos, 2010:71)

En definitiva “la estrategia de inserción estratégica y soberana del Ecuador en el mundo depende estrechamente de la estrategia endógena para la satisfacción de necesidades básicas, no al contrario como históricamente ha ocurrido en el país donde, bajo el esquema neoliberal, las decisiones públicas dependían de las políticas de liberalización del mercado globalizado” (Ramirez Gallegos, 2010:71). Por lo cual se ha buscado construir un equilibrio mediante una inserción a nivel regional como una forma de arquitectura política expresada en la participación de distintos organismos internacionales como Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Con la llegada de Rafael Correa al poder se manifestó la intención de replantear la modalidad de explotación petrolera. La propuesta era la firma de contratos de prestación de servicios, por lo cual el estado debía pagar a las empresas explotadoras de petróleo, que no recibieron de buena manera esta nueva implementación que se vio materializada en la Ley de Hidrocarburos.

En definitiva, modificando el modelo de desarrollo extractivista por otro de forma endógena y sustentable se buscó construir una nueva arquitectura política y estratégica con equilibrio y crecimiento interno que se expresaría en una política gubernamental denominada Buen Vivir, materializada desde la Reforma Constitucional del 2008 y que se halla en construcción desde la asunción del presidente Rafael Correa.

  •  La cuestión de la integración: Integración Energética

A continuación se definieron los conceptos de cooperación e integración con el objeto de contextualizar el análisis de los convenios bilaterales de cooperación firmados entre Petroecuador y PDVSA, como la injerencia de los diferentes tipos de asimetrías en la conformación del proceso de integración energética; se indagó en los antecedentes y beneficios obtenidos en el mencionado proceso.

Durante la primera década del siglo XXI, los gobiernos de Ecuador y Venezuela diseñaron formas de inserción internacional como una nueva estrategia regionalista frente al desgaste del viejo regionalismo abierto, considerando las asimetrías regionales en ambos países e intentando planificar nuevas políticas que logren su superación.

Ecuador y Venezuela han celebrado diferentes convenios en materia energética, los cuales se erigieron como indicadores de la convergencia de sus políticas, analizadas en el contexto del Socialismo del Siglo XXI. Estos convenios surgieron en el marco de la cooperación y  dada su importancia y el impacto producido, según el análisis se infirió que constituyeron piezas de un proceso más amplio denominado integración (Vieira Posada, 2006:237). Es decir acorde a la RACI la cooperación internacional es definida como “la relación que se establece entre dos o más países, organismos u organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de alcanzar metas de desarrollo consensuadas” (RACI, 2011:120). Por lo tanto se dedujo que la cooperación promueve acciones y actividades que contribuyen con el desarrollo de un determinado sector y-o competencias en distintos espacios geográficos y entre diferentes actores estatales o sub estatales.

La Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional (Agencia Cooperación: 2007:7) destacó que “la cooperación internacional relaciona dos o más actores interesados en el intercambio de conocimientos, tecnologías y experiencias con el ánimo de colaborar con la búsqueda de soluciones mutuamente favorables. Es un instrumento propio de la política de relaciones internacionales y de relaciones exteriores de los países, que contribuye al desarrollo de las naciones menos avanzadas” (Agencia Cooperación, 2007:7). Así, puede entenderse a la cooperación “como la ayuda que se entrega para apoyar el desarrollo económico y social de países en desarrollo, mediante la transferencia de tecnologías, conocimientos, habilidades o experiencias por parte de países u organizaciones multilaterales” (Agencia Cooperación, 2007:7).

Los distintos convenios celebrados entre Ecuador y Venezuela han sido piezas en el articulado de un proceso más amplio en construcción denominado integración en este caso, en el sector energético dada la importancia del petróleo como un recurso de desarrollo en estos dos países exportadores de hidrocarburos y miembros de la OPEP. La integración energética partiría de las empresas EP Petroecuador y PDVSA, haciendo frente a los nuevos desafíos económicos y de gobernanza, frente a las consecuencias de la globalización.

La integración podría ser definida como “el instrumento esencialmente político cuyo detonante suele ser el interés económico comercial y que requiere de una detallada regulación política” (Agencia Cooperación, 2007:9) en tanto que la “cooperación es un instrumento de política internacional” (Agencia Cooperación, 2007:9). Por lo cual se pudo suponer que la integración constituiría un grado superior de reformulación de la mera ayuda o cooperación establecida, en este caso entre países con problemáticas comunes o recursos similares como el petróleo. La cooperación se conformó en el área energética dada la convergencia de los intereses particulares en el hidrocarburo entre estos dos actores estatales mencionados, pero a su vez, para responder a cuestiones específicas una vez establecidos los lazos políticos entre Venezuela y Ecuador.

Los convenios de cooperación en materia energética constituyeron expresiones de ayuda y colaboración internacional, pero en su complejidad y conforme a su amplitud y magnitud, constituyeron un proceso más amplio que se halla en construcción. En este contexto, se pudo definir a la integración como “el instrumento del que disponen los estados para el desarrollo de su política exterior y en los distintos esquemas se dan distintos procesos de integración cuyo elemento común consiste en reunir a un grupo de centros de poder en una estrecha vinculación, dentro de una estructura orgánica de diferentes características, con el propósito de reunir esfuerzos para competir mejor” (Kraus, S/D:1).

Mientras la cooperación intenta “reducir las trabas del comercio para que las transacciones comerciales sean más flexibles y de ayuda al desarrollo de los países con menor grado de desarrollo” (Kraus, S/D: 1), el proceso de integración “busca eliminar trabas comerciales, económicas y políticas entre los países miembros” (Kraus, S/D: 19) por lo cual se requerirá de coordinación de políticas comunes entre los países miembros y armonización.

El petróleo para la región de Sudamérica, en este caso para el gobierno ecuatoriano y para Venezuela, ha sido un recurso definido como un bien público trascendental para su desarrollo. Así se comparte lo expuesto por Félix Peña cuando explicó que se deben “procurar ganancias de estabilidad sistémica, como resultante de la puesta en común de mercados y de recursos con otros países, con el objeto de favorecer el desarrollo nacional, aparece como una de las fuerzas motoras que puedan explicar el interés de países suramericanos y de otras regiones por participar en un proceso formal de integración con nacionales (sic) con los que comparten un espacio geográfico regional” (Peña, 2010:23). Así estas fuerzas motoras se potencian al compartir un origen y pasado en común, este sería el caso de Ecuador y Venezuela, partes integrantes de la antigua Gran Colombia.

Al concebir la integración como un proceso en construcción, se comprendió que la sociedad que forma parte del mismo, se construye paralelamente a las relaciones internacionales y los estados que lo componen. En este caso en particular, Venezuela y Ecuador han emprendido una tarea que excede la cooperación definida como una mera interconexión de complementariedades, ya que se supone que ambos estados buscan aproximarse en virtud de intereses políticos compartidos que los ha conducido a concebir la importancia del petróleo para su desarrollo en la búsqueda de modificar sus grandes brechas sociales, pobreza e inequidad, en definitiva, con la búsqueda de superar su modelo de desarrollo extractivista y de dependencia por otro de desarrollo endógeno. Alexander Wendt expuso que “los actores obran sobre la base de sus significados que los objetos tienen para ellos y los significados son construcciones sociales” (Vieira Posada, 2006:273). El petróleo ha constituído para estos estados, el instrumento de superación del estancamiento histórico y político, pero a su vez ha sido concebido como un commoditie y factor relevante para la reestructuración política y económica-social. Venezuela y Ecuador convergieron en la construcción de un proyecto energético, ambos actores estatales son componentes y partícipes del Socialismo Siglo XXI. Los acuerdos energéticos, pilares de la construcción para la integración, constituyeron expresiones materiales del acuerdo político que ha intentado la búsqueda y superación de su larga historia política de dependencia.

Edgard Vieira Posada subrayó “la importancia de la integración entendida como medio e instrumento para el mundo en desarrollo para compensar las enormes diferencias frente a los estados en desarrollo, pues ella permite entre otros, tener un poco más de poder para negociar en mejores condiciones que haciéndolo de manera aislada” (Vieira Posada, 2006:273).

El siglo XXI marcó la impronta por la preocupación por la seguridad energética y de búsqueda internacional de nuevos mercados petroleros, en palabras de José Sanahuja, nos encontramos ante la “aparición de un renovado nacionalismo energético” (Sanahuja, 2011:131), con lo cual se pudo comprender y contextualizar la preocupación en la cuestión energética de Ecuador y Venezuela.

Daniel García Delgado (2008) mencionó que “la integración energética sirve para desplegar obras de infraestructura regional que fortalezcan los procesos de reindustrialización y recuperación económica de cada país. Así la región se podría posicionar como un bloque energético significativo, sin restricciones energéticas a diferencia de los países de la Unión Europea, los Estados Unidos o China” (García Delgado, 2008:3), aprovechándose la coyuntura internacional con el incremento de la demanda por parte de China e India.

La integración energética en proceso de construcción, permitiría la superación de disputas internacionales, fomentando un mercado común que fortalecería el proceso de crecimiento de América del Sur como un bloque regional ante un mercado competitivo de capitales privados extranjeros.

Las asimetrías regionales en cuestiones energéticas gravitan sobre los proyectos de integración, “Subyace un mapa regional discontinuo con matices heterogéneos y balances energéticos asimétricos, condicionantes de las tensiones estatales” (Celi, 2008:155). En este contexto, Petroecuador adquirió trascendencia en la conformación de proyectos de integración energética, donde el petróleo constituye una matriz, dando lugar a otros múltiples acuerdos bilaterales y multilaterales.

José A. Sanahuja se pronunció al respecto: “La agenda de la integración energética incluye la planificación, la construcción y la financiación de las estructuras necesarias para la interconexión de abastecedores y consumidores, pero no se limita a estos puntos” (Sanahuja, 2011:131). Un espacio energético común supondría un proyecto político consolidado, involucraría otras regulaciones económicas y comerciales asegurando un mercado estable con un mecanismo de cambio único, envueltos en un marco jurídico que englobe y otorgue legitimidad a todo el proceso. Con lo cual, pudo inferirse  la proyección y la envergadura de los convenios de cooperación entendidos como partes de un proceso de integración y su gravitación para la región.

Pablo Celi manifiestó que mediante la integración energética se produjo la aproximación de políticas nacionales como las de Correa y Chávez, que a su vez son como se ha dicho, exponentes del Socialismo del Siglo XXI y conformaron “un proceso más amplio de redimensionamiento económico y geopolítico de la región” (Celi, 2008:158). La integración energética representa un factor geopolítico, que con el objetivo de preservar la seguridad energética se transformó en meta de un espacio regional más amplio como el suramericano.

Los posibles objetivos y beneficios de la integración energética enunciados por el Ingeniero Emilio Rappacioli, Secretario de la Organización Latinoamericana de Energía son (Rappacioli, 2010): la optimización en el uso de recursos, disminución de costos marginales de productos a lo largo del plazo como el acceso a recursos energéticos abundantes y de bajo costo; se propicia el desarrollo industrial y mejora la calidad y seguridad del suministro. A su vez, permite el desarrollo económico sostenible a largo plazo y reduce la incertidumbre y riesgo de abastecimientos como los impactos energéticos sobre el medio ambiente. Genera y atrae inversores privados e incentiva a mayores inversiones en industrias energéticas, favoreciendo la investigación científica, el intercambio de tecnología y generación de conocimientos en nuestros países.

  • Antecedentes de la Integración Energética

Entre ellos se destacan: El Comité Andino para la Integración de la Energía en el año 1994, Reunión de Ministros de Energía de la Comunidad Andina de las Naciones (CAN); el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas del 2000; el Consenso de Guayaquil en el 2002; el Plan de Acción de Ministros de Energía en Junio 2003, como también, la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) (con respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo-BID), Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo para el desarrollo de la Cuenca del Plata; por otro lado, II Reunión de coordinación de organismos regionales de Integración Energética realizada el 9-11-2005, donde la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)6 , ARPEL7 , Comisión Económica para América Latina (CEPAL)8 , Comisión de Integración Energética Regional (CIER)9 y Organización Latinoamericana de Energía (OLADE)10 , acordaron otorgar apoyo a los países miembros de la asociación e impulsar la integración con miras al desarrollo económico de la región.

Otro antecedente surgió de la constitución de Petrocaribe con el impulso de Hugo Chávez, para la resolución de las asimetrías de recursos y para lograr el desarrollo de infraestructura energética en la región; la Interconexión Eléctrica de América Central y su Mercado Eléctrico Regional (MER) y la Interconexión gasífera de Bolivia con Brasil y Argentina, como las represas Hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá.También pueden considerarse antecedentes los acuerdos de cooperación energética en el marco de la ALADI, por ejemplo (Rivera Bonuet, 2006): 5to Protocolo (1993) sobre interconexión gasífera, 15 Protocolo (1995) sobre interconexión gasífera, 20 Protocolo (1998) sobre interconexión eléctrica, 24 (1999) Protocolo sobre comercialización y explotación de hidrocarburos; los acuerdos de energía petrolífera entre Argentina y Chile y los de integración energética entre Paraguay y Uruguay; Argentina y Bolivia; Argentina y Perú y entre los distintos estados parte de Mercosur. Otros surgieron de los precedentes constitucionales de la formación de UNASUR, entre ellos se destacaron: la Declaración de Cuzco (2004), Brasilia (2005), Cochabamba (2006), Cumbre Energética (2007) y Brasilia (2008), donde se menciona la intención de la Creación de un Consejo Energético de Suramérica, que estaría integrado por los diferentes ministros del área de cada país, quienes elaborarían propuestas sobre: Estrategias energéticas suramericanas, Plan de acción y el Tratado Energético de Sudamérica. La integración energética se expuso como objetivo del Tratado Constitutivo de UNASUR en el Artículo 3: “fortalecimiento del diálogo político entre estados miembros, desarrollo social y humano con equidad, integración energética, desarrollo de una infraestructura…”. (Secretaría General de la Comunidad Andina, 2008:140).

La propuesta integracionista surgió en el marco de la propuesta de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en contraposición al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el componente energético como detonante, dando lugar a la creación de la Integración Energética Hemisférica (IEH), cuyo objetivo era coordinar una política internacional orientada a superar procesos de integración en el tema.

Según Jesús Mora Contreras (2008), existen cuatro ventajas que contribuyen a la integración energética: la variable geológica, dada por la riqueza de hidrocarburos, con una distribución desigual entre los países, el acceso a recursos energéticos abundantes y de bajo costo, propiciando de esta forma el desarrollo industrial. La variable jurídica, relacionada con el derecho de propiedad pública como denominador común ya que los hidrocarburos pertenecen a los estados. Variable estructural relacionada con la posibilidad de que cada estado posea su propia empresa estatal. Por último, la oferta de crudo como de producción de refinados y de gas natural lo cual debería ser superior a las demandas internas de cada tipo de producto.

2.3.2 Beneficios de la Integración Energética

A lo expuesto en forma precedente, se podrían agregar las expresiones del Secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía, el Ingeniero Emilio Rapaccioli:

-Que la integración energética entre Petroecuador y PDVSA permitiría el desarrollo económico sostenible a largo plazo, la reducción de la incertidumbre y el riesgo de abastecimiento, incentivando a mayores inversiones en industria energética; además favorece a la investigación científica y a la generación de conocimientos entre los países (Rappacioli, 2010).

-La integración energética entre EP Petroecuador y PDVSA entendida como punto de partida para una ampliación de la integración suramericana, posibilitaría: una gestión integrada y eficiente de los sistemas energéticos, complementariedad de los sistemas nacionales con transferencia de energía y recursos entre estos países  y para la región en su conjunto, permitiría lograr estabilidad y precios competitivos como también exportación de energía.

-La integración energética permitiría la superación de disputas internacionales fomentando un mercado común que fortalecería el proceso de crecimiento de América del Sur como bloque regional.

Las variables geológicas, jurídicas, estructurales y la oferta de crudo, ya mencionadas, coadyuvan a justificar las políticas petroleras de Ecuador y la búsqueda de la complementariedad con Venezuela. Por otro lado, los altos precios del petróleo en los últimos dos años (último semestre del 2010-2011) han contribuído a la importancia estratégica de avanzar en la construcción de la integración energética, favorecidos además porque la presencia del hidrocarburo constituye un factor geopolítico para la aplicación de estrategias regionales.  Por lo cual, las asimetrías vinculadas a la disponibilidad y la distribución de los recursos naturales han sido consideradas como determinantes al momento del acercamiento entre Ecuador y Venezuela.

Por otro lado, se pudieron identificar obstáculos en el proceso de integración energética vinculados con la regulación de los marcos jurídicos y el difícil acceso a fuentes de financiamiento para infraestructura.

Debe destacarse que el tema de la energía y de los hidrocarburos en especial surgió del debate de Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, que se contextualiza en una coyuntura internacional de preocupación por la seguridad energética y de búsqueda internacional de nuevos mercados petroleros. Es decir, la integración energética surge de la preocupación de los distintos presidentes de Suramérica, con el liderazgo de Luiz Inacio Da Silva y Hugo Chávez; y del seno de UNASUR que podría ser descripto también como un proceso político de integración en construcción. Inclusive, éste podría representar la articulación hacia un salto cualitativo como proceso de integración político y estratégico, considerando la trascendencia del petróleo como factor geopolítico.

Los distintos organismos internacionales como OLADE, CIER, e IIRSA 11 colaboraron y seguirán la construcción del proceso de la integración energética además de la UNASUR.

  • Elementos estratégicos de la Integración Energética

 Estos elementos surgieron de la visión estratégica planteada por EP Petroecuador y PDVSA con Hugo Chávez mediante un diseño de una agenda operativa, instituciones gubernamentales-supranacionales que regulen la actividad, como UNASUR, en un marco legal con la coordinación de organismos regionales, como ALADI, ARPEL, CEPAL, CIER y OLADE.

  • Factores de Incidencia

Félix Peña expuso que cinco factores pueden incidir en el proceso formal de integración: el método de trabajo aplicado; las asincronías en la evolución de los ciclos económicos (Peña, 2010:22); la agenda de los gobernantes con la densidad del tejido de redes transnacionales, el desarrollo de empresas con fuertes intereses; la dinámica de intereses recíprocos y de las percepciones de los eventuales desafíos externos que no siempre se caracterizan por su sincronía.

Acorde a lo expuesto por Félix Peña, en esta investigación se estipuló que “habría un aumento de la interdependencia recíproca en términos de flujo de comercio, de financiamiento y de inversiones, pero en especial de transformación productiva conjunta, por ejemplo por iniciativas de las propias empresas, sólo se podría generar una estabilidad sistémica sostenible” (Peña, 2010:35-36). Mediante la construcción del proceso de integración se generaría un intercambio comercial, financiero generando la transformación de las partes integrantes de ese proceso.

Por lo cual, para avanzar en el análisis, se propuso una definición propia de integración energética, que sería “la resultante de la convergencia de decisiones políticas que surgen del análisis de las prioridades económicas-sociales y comerciales, en un contexto internacional de mayor protagonismo estatal público frente a la participación privada y con el interés nacional de planificar la reducción de las asimetrías en su intrínseca relación con la disminución de la desigualdad y la pobreza, con el objetivo de suplir o cumplimentar las carencias estructurales regionales, considerando la disponibilidad de los recursos naturales, enfatizando la seguridad y la soberanía energética”.

2.3.5 Tipos de asimetrías

Conforme a lo mencionado en forma precedente, se pueden distinguir distintos tipos de asimetrías (Ayuso, 2010:135): De peso económico por ejemplo, donde la liberalización económica puede contribuir o perjudicar a los pequeños o grandes estados mediante un incremento o menor costo de transacción. Por otro lado, las asimetrías en la distribución y disponibilidad de recursos naturales, al respecto Ayuso expone que “la distribución asimétrica de los recursos naturales estratégicos pueden ser fuente de complementariedad dentro de un proceso de integración económica y por tanto un incentivo que dinamice la asociación” (Ayuso, 2010:135), es decir para lograr el equilibrio será necesario manejar el acceso a los recursos estratégicos, combinando la seguridad con abastecimiento y los beneficios que se obtengan de los mismos (Ayuso, 2010:35-36). Se compartió esta conclusión, ya que sobre este supuesto surgió el análisis de la problemática y de donde emergió una política regional ecuatoriana destinada a la optimización de la producción de petróleo e industrialización complementaria entre EP Petroecuador y PDVSA (Ayuso, 2010:36), en virtud de las asimetrías de disponibilidad de las reservas de petróleo y su disponibilidad.

Las asimetrías productivas y tecnológicas, mediante la liberalización de los mercados se incrementaron las asimetrías tecnológicas por lo cual no se debe atribuir la solución a políticas nacionales exclusivamente sino a la aplicación de una política coordinada mediante la conexión con “cadenas productivas complementarias transnacionales y desarrollar producciones competitivas entre países” (Ayuso, 2010:141-142). También pueden encontrarse otras asimetrías producto de las diferencias de nivel de desarrollo: como la renta, salud, educación, vivienda o empleo, que son parte del proceso de integración y contribuyen a la cohesión social y territorial (Ayuso, 2010:142). Otras consisten en diferencias de poder político que surgirían cuando un estado tiene mayor gravitación sobre otro, generando rechazos o recelos. También las asimetrías devenidas de las diferencias de tamaño y población: “son las diferencias más estables y su tratamiento requerirá de medidas también duraderas” (Ayuso, 2010:136). En cuanto al tamaño, está relacionado con la generación de infraestructura y territorios desconectados, requiriendo mayor cantidad de recursos y financiamiento.

Las diferencias jurídicas-institucionales: son estructurales y hacen a la formación de los estados, el marco regulador, el sistema financiero y demás normativas condicionan el proceso de integración.

Por otro lado, las asimetrías también pueden ser en función de su origen, es decir estructurales, relacionadas con los distintos estados y sus mercados, nivel de renta y peso comercial y políticas, originadas en sus políticas públicas, destinadas a estimular la inversión doméstica e internacional directamente, promocionar exportaciones e innovaciones tecnológicas. El uso nacionalista de “estas políticas favorece a aquellos países que cuentan con más recursos que suelen ser los que parten con mayores ventajas. Este tipo de asimetrías requieren al menos de coordinación o armonización de políticas y son difíciles de implementar” (Ayuso, 2010:138).

Las asimetrías pueden ser según su naturaleza (esta clasificación es propuesta por SELA)12 , pueden ser de poder-dependencia entre los estados, diferencias fácticas empíricamente comprobables (Ayuso, 2010:139) y las asimetrías de desarrollo entre nacionales, que hacen referencia a condiciones de vida, cobertura de necesidad y capacidades, etc.

Las asimetrías pueden ser según su dinámica: dado por su comportamiento en el tiempo, algunos estados son más estables, lo cual puede relacionarse con el tamaño del territorio y otros, en función de la evolución de la economía, es decir son asimetrías dinámicas. Otras son transitorias ya que pueden reducirse a medida que avanza el tiempo. En base a la dinámica pueden ser asimetrías fundacionales (es decir al momento de la integración) o asimetrías emergentes, que resultan de la evolución del proceso de integración. (Ayuso, 2010:149). Otras asimetrías pueden ser coyunturales, es decir originadas en los cambios de los ciclos económicos o shocks externos. Otras diferencias pueden deberse a la localización, por ejemplo entre los estados o dentro de cada estado, es decir asimetrías interestatales o interregionales (Ayuso, 2010:140).

1 SENPLADES. Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo. Surgió por decreto del Presidente Lucio Gutiérrez en Febrero 2004 y fue ratificada por el mismo mecanismo por el Presidente Correa el 11-02-2009.

2 El sistema consistió en la articulación del entramado territorial y su división en siete regiones administrativas, que serán reguladas mediante la SENPLADES y el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2009  y los sucesivos.

3 En Julio de 2007, se constituyó la Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público, estableciéndose que gran parte de la deuda externa era ilegal e ilegítima. Por lo cual se suspendieron los pagos de bonos y se logró reducir el monto de la deuda en una cifra inferior al 20% del Producto Interno Bruto. Las presiones externas ante la Crisis internacional actual y con los datos mencionados, han conducido al gobierno ecuatoriano a buscar otras fuentes de financiamientos, como la Comunidad Andina de Fomento (CAF)  o el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLR), inclusive de China, indirectamente,  la investigación sobre la deuda externa ha generado dificultades a la hora de obtener créditos del Fondo Monetario Internacional y de bancos norteamericanos.

4 La guerra árabe israelí produjo un reajuste de los precios del crudo en el mercado internacional por lo cual, de 3,83 u$ en 1973 se incrementó a 13,4 u$, ampliando el flujo de recursos financieros, lo cual se transformaría en el detonante de una carrera de endeudamiento externo en algunos países latinoamericanos. Estos fondos se colocarían como garantía de pago de los ingresos petroleros, “iniciándose una fase de expansión financiera mundial”. Así la deuda externa ecuatoriana creció casi 22 veces de 260,8 millones de dólares en 1971 a 5868,2 millones en 1981.

5   Enfermedad Holandesa: es la denominación de las consecuencias negativas que provocan en los países, los grandes flujos de ingresos de la venta de los productos de sus activos naturales. El término surge en la década de los 60’ cuando la riqueza de los Países Bajos aumentó de manera notable a raíz del descubrimiento de grandes yacimientos de gas en el Mar del Norte. El flujo de dólares hizo apreciar el florín, restando competitividad a las exportaciones de ese país. El petróleo, gas, diamantes, oro u otros recursos naturales han hechizado a ciertos países condenándolos al atraso económico y la pobreza.

6 ALADI fue constituída en Agosto 1980 en virtud del Tratado de Montevideo, integrada por trece países. Se interesa en temas de transporte, energía y comunicaciones.

7 ARPEL: Asociación sin fines de lucro que nuclea a empresas e instituciones del sector petróleo, gas y biocombustibles de Latinoamérica y el Caribe, fundada en 1965 con el objetivo de promover la integración y el crecimiento industrial

8   CEPAL, establecida en 1948, es una de las cinco comisiones regionales de Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile

9 CIER, integrado por distintos países de Suramérica.

10 OLADE, surgió en la década de 1970 en el contexto de la crisis internacional. Sus objetivos son contribuir a la integración, el desarrollo sostenible y la seguridad energética de la región. Compuesto por distintos países de Latinoamérica.

11 IIRSA: Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana. Es un mecanismo institucional de coordinación de acciones intergubernamentales de los doce países suramericanos, para construir una agenda común e impulsar proyectos de integración en transportes, energía y comunicaciones.

12 SELA. Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe. Organismo intergubernamental con Sede en Caracas, creado en 1975.