PROGRAMA DE CAPACITACIÓN PARA LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS ACTORES LOCALES EN EL DESARROLLO DE NUEVA PAZ

PROGRAMA DE CAPACITACIÓN PARA LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS ACTORES LOCALES EN EL DESARROLLO DE NUEVA PAZ

Elaine Artigas Pérez (CV)
Universidad Agraria de La Habana

Volver al índice

CARACTERIZACIÓN Y ANÁLISIS DE LAS EXPERIENCIAS DE PARTICIPACIÓN DE LOS ACTORES LOCALES DE NUEVA PAZ

El territorio constituye nuestro principal referente vital, tanto en el plano individual como en el colectivo. Residimos en una determinada localidad, estudiamos y/o trabajamos en ese mismo lugar o en otro habitualmente próximo, las actividades y la movilidad más frecuente que realizamos tiende a profundizar en su conocimiento, así como en las relaciones que establecemos en dicho marco socioterritorial. Nuestra propia acción y la de las demás personas provocan continuos cambios en esa realidad que nos envuelve y en la que influimos, modelando una construcción social conformada por un sinfín de aportaciones diversas, que a veces no son suficientes o no se encuentran articuladas de modo que puedan configurar una auténtica estrategia compartida que haga avanzar a la comunidad” (Zapata, 2013).

Por ello, es importante que los diversos actores locales, desde sus distintas formas de organización y cultura, y en el contexto de proyectos de desarrollo sostenible, descubran sus propias capacidades, tomando conciencia de los recursos que poseen para la transformación de su entorno, ya sean productivos, sociales, ambientales e institucionales (Portilla, 2003); y asuman a su vez una postura activa ante los procesos de desarrollo local, desde la identificación de sus necesidades, la búsqueda de alternativas de solución, hasta la toma de decisiones que les competen. Por lo tanto, en el presente capítulo se esboza una breve caracterización del entorno neopacino, y un análisis de las experiencias de participación de sus diversos actores locales.

2.1 Caracterización del entorno municipal.

Según Camacho (s.a.) “el ámbito en el que cobra mayor protagonismo la participación ciudadana es el ámbito local, en el municipio, (...) dada la cercanía e inmediatez del ciudadano y aquello que le afecta y en consecuencia, las soluciones que demanda (...)”.

Para ello, los municipios deben incorporar en sus procesos de gestión a la planificación institucional, como así también, una adecuada y permanente organización y dirección de los recursos humanos, financieros y técnicos, y los dispositivos que hagan posible un apropiado control de gestión. Por lo tanto, el mayor desafío para los Gobiernos locales, está dado en poder superar el rol tradicional que la comunidad le tiene asignado -el de mero prestador de servicios básicos- y poder asumir de manera creciente el papel de actor y promotor del desarrollo. Los municipios deberán incorporar en la toma de decisiones la participación de la ciudadanía, en aras de lograr un consenso, identificando los problemas que afecten al municipio, aportando soluciones, planificando la ejecución de esas soluciones, etc., con sus representados, reduciendo la distancia que los separa” (Camacho, s.a.).

Asimismo, Jordan y Simioni (2002) afirman que “(...) el municipio puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de la economía local; más aún, puede llegar a ser un socio estratégico para el desarrollo del país. El nivel local puede hacer mucho para conquistar a todos los ciudadanos y atraerlos a la tarea de construir su barrio”.

El municipio no puede responder a todas las demandas de los ciudadanos, pues éstas sobrepasan su capacidad para atenderlas. No obstante, si hay transparencia, si el municipio da cuenta a la ciudadanía de sus limitaciones y si la hace participar en conjunto en la toma de decisiones, todos los actores estarán haciéndose cargo en forma realista de las demandas sociales por medio de un proceso democrático de construcción de soluciones. La cercanía permite que en el ámbito municipal sean muy visibles las realidades de las personas y particularmente sus diferencias específicas. El municipio puede convertirse en un canal muy importante de la diversidad, y es por otra parte una de las principales instancias en que pueden participar las personas, lo que faculta a lo local, además, como espacio privilegiado de participación, de aprendizaje y de formación de capital social (...)” (Jordan y Simioni, 2002).

La Constitución de la República de Cuba [en adelante la Constitución], en su artículo 102, correspondiente al Capítulo XI sobre la División Político-Administrativa, señala que “el Municipio es la sociedad local, con personalidad jurídica a todos los efectos legales, organizada políticamente por la ley, en una extensión territorial determinada por necesarias relaciones económicas y sociales de su población, y con capacidad para satisfacer las necesidades mínimas locales”.

En este sentido, de acuerdo con González y Samper (2006), se considera al municipio, en nuestro país, como la unidad de desarrollo local. En el caso de Cuba, el municipio es la unidad básica de la organización político-administrativa del Estado, y la Asamblea Municipal del Poder Popular representa a los Órganos del Poder del Estado en la base –artículo 103 de la Constitución-.

Igualmente, Guzón (2006) plantea que “(...) en el municipio comienza el espacio local, el espacio de lo cotidiano, de las relaciones interpersonales, de la diversidad, donde se produce y reproduce la vida y donde se alcanzan o no los niveles de satisfacción de individuos y grupos. Su evolución, en un sentido o en otro, impacta de manera determinante a la población que, en primera instancia, es habitante de ese espacio”.

El municipio es el escenario clave donde la sociedad local espera encontrar respuestas a sus necesidades y aspiraciones económicas, materiales y espirituales. También es el lugar donde transcurre el vínculo más directo entre el pueblo y el gobierno. La antigüedad de la institución municipal le confiere una particular legitimidad frente a los ciudadanos. Los cuatro principios teórico-jurídicos del municipio reconocidos en la literatura especializada son autonomía, democracia, relación-articulación y heterogeneidad” (CEDEL, 2013).

Además de contar con potencialidades para la autogestión del desarrollo, en este contexto se presentan menos complejidades que en la provincia, y las decisiones están más cercanas a la comunidad (González y Samper, 2006). Para ello, según (Guzón, 2006) “un momento de particular importancia resultó la creación de los Consejos Populares, estructura inframunicipal constituida por los delegados de circunscripción y representantes de organizaciones y entidades productivas y no productivas presentes en la demarcación, que tuvo como propósito acercar a la población el proceso de gestión”.

Esta nueva estructura –de acuerdo con lo que establece el artículo 104 de la Constitución-, quedó finalmente respaldada en el 2000 por la Ley No. 91 de los Consejos Populares, la cual dispone en su Artículo 2 que “el Consejo Popular es un órgano del Poder Popular, local, de carácter representativo, (...) apoya a la Asamblea Municipal del Poder Popular en el ejercicio de sus atribuciones y facilita el mejor conocimiento y atención de las necesidades e intereses de los pobladores en su área de acción”.

Asimismo, en su Artículo 21, correspondiente al Capítulo III, de las Atribuciones y Funciones del Consejo Popular, se contempla que en el mismo se debe “promover la participación de la población, de las instituciones y entidades de la demarcación para desarrollar iniciativas que contribuyan a lograr el mayor avance en las tareas que se propongan, así como cohesionar el esfuerzo de todos”.

En este sentido, se destina todo el Capítulo VI de la Participación Popular, a resaltar la importancia de la misma en la actividad del Consejo Popular, en tanto “constituye la vía fundamental para realizar su labor. Ella está presente desde la identificación de los problemas y necesidades y sus posibles soluciones, hasta la adopción de las decisiones, así como en la planificación, desarrollo y evaluación de las principales acciones que se ejecutan en la demarcación” –Artículo 35-.

De acuerdo con Portal y Recio (2007), existen tres características de los Consejos Populares que se corresponden con la concepción de comunidad, y que se consideran esenciales, ellas son:

  1. la organización territorial, referida fundamentalmente a la importancia de las tradiciones de las zonas, ya sean barrios o repartos, la conciencia o el arraigo poblacional, su sentimiento de pertenencia, entre otras características funcionales;
  1. la estructura, ya que el mismo está integrado por un presidente y los delegados de las circunscripciones que lo conforman, además de los representantes de las organizaciones de masas del lugar, y algunos representantes de las entidades administrativas fundamentales de la demarcación1 ; y
  1. los objetivos y funciones, que en sentido general apuntan hacia la necesidad de garantizar una representación del estado en la comunidad, que vele por la eficacia de la producción y los servicios, y que asegure –como se había señalado anteriormente- la participación de la población en la fiscalización y control de la actividad de las entidades estatales y privadas, y a su vez, conozca las necesidades e inquietudes de los miembros, y ofrezca el apoyo necesario para su solución.

En consecuencia, “(...) el consejo popular puede desempeñar un papel importante en la división y organización del trabajo en la comunidad y la coordinación, lo cual, si se lleva como es debido, cumple una función decisiva para el desarrollo interno de dicha comunidad” (Portal y Recio, 2007).

“(...) El consejo popular, como estructura comunitaria, está preparado y concebido para cumplir las funciones más importantes dentro de la comunidad, y propiciar su desarrollo integral” (Ibíd.).

Por su parte, González y De León (2007) afirman que “los Consejos Populares tienen condiciones reales de poder articular estrategias y crear espacios para el crecimiento de las capacidades de la participación en la toma de decisiones de los distintos actores presentes en sus escenarios de acción”.

Los Consejos Populares constituyen una vía posible para identificar, definir y satisfacer las necesidades de la Comunidad con la participación de los vecinos, el Consejo Popular puede ser considerado un vehículo de autodirección social por el modo de articular coherentemente los diferentes actores en función de promover su participación y dinamizar las potencialidades de la Comunidad” (Ibíd.).

Asimismo, Juliá, González, Fabelo (2008) plantean que “los Consejos Populares (...), investidos de la más alta autoridad para el desempeño de sus funciones; representan a la demarcación donde actúan; son representantes de los Órganos del Poder Popular Municipal, Provincial y Nacional; promueven una mayor participación de la población y las iniciativas locales para la solución de sus problemas. (...) constituyen un recurso potencial para la gestión local y la estimulación de nuevas formas de participación en el ámbito local”.

Estas visiones resultan de vital importancia para los procesos de desarrollo local. Los municipios cubanos se estructuran en Consejos Populares y estos a su vez son integrados por circunscripciones que conforman una o varias comunidades –en la mayoría de los casos-, debido en gran medida a la dimensión territorial que los mismos ocupan, y a las diversas características socioculturales que imprimen su sello particular, a cada uno de los barrios que los componen; los Consejos Populares –sus diversos actores locales-, deben ser capaces de identificar estas características distintivas de sus comunidades 2 y los recursos que poseen, los cuales pudieran contribuir a elevar la calidad de vida en las mismas, en dependencia de sus propias estrategias de desarrollo.

El municipio Nueva Paz –según información ofrecida por el Gobierno Municipal y la CUM-, fue fundado en 1802 por el cubano de nacimiento Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, que por ser muy amigo del Ministro de la Corona Española, Manuel Godoy -personaje que adquirió el título de Príncipe de la Paz-, quiso demostrarle su fidelidad con esa honrosa distinción. En el caso de Los Palos, la construcción del paradero, por la compañí­a de Caminos de Hierro de La Habana, para comunicarse con Nueva Paz, dio origen al pueblo; cuyo nombre se debe al primer nombre con que se identificaba al vecino poblado de Nueva Paz en los inicios de su fundación, por encontrarse ubicado en el Hato Laguna de Palos. Del mismo modo, Vegas, pero con el nombre de Vegas Viejas, parece haber existido muy cerca del actual Vegas, y fue fundado también a partir de la llegada del ferrocarril al territorio; es muy posible que ese nombre se deba a las vegas de tabaco que proliferaron por la zona cercana a San Nicolás, donde se asentaron los franceses emigrados de Haití.

El territorio neopacino, se encuentra ubicado al este sudeste de la actual provincia Mayabeque (Ver Anexo 2), limita al Norte con el municipio de Madruga, al Sur con las aguas de la Ensenada de la Broa, en el Golfo de Batabanó, al Este con el municipio Unión de Reyes, perteneciente a la provincia de Matanzas, y al Oeste con el municipio de San Nicolás de Bari; presenta una extensión territorial aproximada de 524.83 km2, y una densidad poblacional de 48.6 habitantes por km2, con una población total de alrededor de 25 015 habitantes, de ellos 12 576 hombres y 12 439 mujeres, mostrando una proporción bastante equitativa entre hombres y mujeres, distribuidos en cuatro Consejos Populares –Nueva Paz, Los Palos, Vega y Sureste-, y 47 circunscripciones 3, con un total de 16 asentamientos –4 urbanos y 12 rurales-.

El municipio se encuentra enclavado en la Llanura cársica meridional de Habana-Matanzas y una buena parte de este se halla dentro de la Ciénaga occidental perteneciente a la Ciénaga de Zapata, por lo que en el mismo existen fundamentalmente cuatro yacimientos minerales no metálicos, Calcarenita, Fosforita y Turba –sin explotar, en la zona sureste cenagosa-, y Marga –en explotación tradicional, al nordeste del territorio-, con un amplio uso en la construcción de viviendas y viales.
                                                                                
El relieve es predominantemente llano, con suelos de tipo Ferralítico rojo típico, Fersiolítico pardo rojizo típico, y Oscuros plástico gleisoso gris amarillo, con condiciones favorables para distintos tipos de cultivos; estos suelos constituyen uno de los recursos tradicionales más importantes para la economía local, y su permeabilidad, unida al nivel medio de precipitaciones, permiten cubrir las necesidades de reabastecimiento del manto freático. El municipio se caracteriza por una escasa presencia de recursos hídricos superficiales, sin embargo, cuenta con una reserva de agua subterránea considerada como una de las mayores del Sur de la provincia correspondiente a la sub-cuenca Melena-Nueva Paz, la cual se encuentra sub-explotada.

La vegetación de la zona presenta una elevada densidad de bosque natural semidesiduo, inundado, herbazal de ciénaga y de playa, principalmente manglares, además de las plantaciones; todo ello constituye su patrimonio forestal, representado por diversas especies maderables importantes, además de poseer una gran cantidad de especies de orquídeas y otras plantas autóctonas, fundamentalmente en el extremo sureste del territorio, que recién fue declarado oficialmente por el CAM, área Protegida de Significación Local “Sureste del Inglés” con 160 km2 de superficie, el cual constituye un ecosistema frágil, y donde se encuentran especies endémicas y hasta en peligro de extinción, además de otros valores faunísticos igualmente importantes, entre ellos una gran variedad de aves migratorias –principalmente de la Florida- que buscan refugio y alimento en los grandes espejos de agua existentes en la zona, y otras aves como las palomas, además de cotorras y cateyes, llegándose a ver algunos ejemplares de Ferminia -ave oriunda de manera exclusiva de la Ciénaga de Zapata-, y se encuentra en estado silvestre la Criza Perennis –arrocillo-, importante para el fito-mejoramiento del arroz; entre los peces, además de la biajaca y otras especies conocidas, habitan también el manjuarí, y existen ejemplares de manatí y cocodrilo a la entrada de algunos canales cercanos a la Ciénaga de Zapata; se evidencia también un gran número de especies valiosas de mamíferos, lepidópteros y arácnidos.

En cuanto a su actividad económica, el municipio se caracteriza principalmente por su actividad agropecuaria, aunque cuenta además con un despunte de la actividad industrial, con la puesta en marcha de la Fábrica de Embutido “La Española”, junto a otras como la Fábrica de Cloches, la Planta de Galvanizado y la Industria local varia; existen también servicios de gastronomía y comercio en correspondencia con el dimensionamiento poblacional de sus asentamientos.

El territorio se encuentra enlazado con un doble circuito al sistema electro-energético nacional, dando servicio a los Consejos Populares y circunscripciones, y a las industrias de la zona, al igual que fomenta el desarrollo agropecuario del municipio, y cuenta también con grupos electrógenos instalados que garantizan el funcionamiento continuo de algunas entidades claves, ante las interrupciones eléctricas. El alumbrado público está representado por un sistema de luminarias, que dan servicio fundamentalmente a las vías y espacios principales de los asentamientos.

No existe un sistema de alcantarillado para el tratamiento de los residuales en las localidades –exceptuando al asentamiento rural Santa Clara-, por lo cual en la mayoría de los casos la evacuación de los mismos se realiza principalmente por fosas que vierten generalmente en el manto freático, por el predominio de roca caliza en la geología donde se ubican los principales asentamientos urbanos; existen 16 fuentes de acueducto que sirven a las viviendas de forma interna fundamentalmente, exceptuando algunos asentamientos rurales como La Ruda y Los Cocos, donde el servicio es mayormente de forma extradomiciliaria.

El municipio cuenta con servicio médico-asistencial representado por dos policlínicos y cobertura brindada por 24 consultorios del médico de la familia, distribuidos en sus diferentes asentamientos, una clínica estomatológica y dos salas de rehabilitación integral, de acuerdo al sistema de salud pública nacional; igualmente cuenta con servicio de educación a través de la presencia de 31 instituciones educativas, en correspondencia con el dimensionamiento  poblacional de los asentamientos y la política del Ministerio de Educación (MINED) para la población en edad escolar –la cual asciende en este caso a casi 6000 estudiantes, en los diferentes niveles de enseñanza-.

El territorio ha mostrado una media histórica de más matrimonios que divorcios, y más nacimientos que defunciones, y muestra a su vez movimientos migratorios internos fundamentalmente con emigrantes de las provincias orientales.

En cuanto al sistema de comunicaciones, cuenta con una central telefónica analógica con aproximadamente 1 050 líneas telefónicas instaladas; se distribuyen alrededor de 4 135 ejemplares pertenecientes a las publicaciones de los periódicos Granma, Trabajadores, Juventud Rebelde y Mayabeque, además de revistas, se cuenta también con el Boletín de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente para el desarrollo local “Entorno Neopacino” con salida digital mensual, que se distribuye por las escuelas y algunos centros de trabajo; y se reciben las señales de radio y TV nacionales y provinciales –entre ellas Radio Mayabeque-.

Esta localidad cuenta con espacios públicos representados por parques, plazas, paseos peatonales con posibilidades para el descanso, el esparcimiento y el intercambio social permanente; resulta importante la afluencia de población a los parques en los horarios nocturnos, sobre todo en períodos vacacionales.

La oferta cultural en los distintos Consejos Populares, se caracteriza fundamentalmente por la presencia de los bailables con música grabada, las peñas campesinas, mejicanas, y de bolero, las actividades infantiles, los conversatorios en sitios históricos4 , las visitas a instituciones culturales, y los torneos de rodeo; producto del propio desarrollo alcanzado en cuanto a las actividades fundamentales de la localidad, se han mantenido como costumbres la cría de animales, el consumo de viandas y granos en cantidades, y el puerco asado como hábitos alimenticios. Las creencias más arraigadas están dadas por el sincretismo religioso, con una gran fuerza en el panteón yoruba, sin menospreciar los practicantes católicos, presbiterianos y demás miembros de iglesias, además de la presencia de dos casas cultos existentes en el territorio.

Como puede apreciarse, el municipio Nueva Paz posee determinados recursos naturales, económicos y culturales que perfectamente pudieran contribuir, con adecuadas iniciativas o estrategias de desarrollo de sus Consejos Populares, al desarrollo integral del mismo, y de esta manera elevar la calidad de vida de la población residente, la cual debe participar activamente –como hemos insistido- en la identificación de sus problemas o necesidades, en la selección de alternativas viables para su solución, y sobre todo en la toma de decisiones que les competen, considerando en primer lugar, de acuerdo con (Garzón, Pineda, Acosta, 2004), que la participación debe ser considerada como un proceso 5, y no como una serie de actividades aisladas, descontextualizadas de la vida local de las comunidades; en segundo lugar, que no puede ser implementada como una práctica prescriptiva, sino que debe partir de los intereses y necesidades de los propios actores, de modo que se construyan y validen con ellos las propias prácticas participativas; y en tercer lugar, que debe darse desde un enfoque integral, respetando durante el proceso los diferentes ritmos y formas de participar.

1 Igualmente, Yordenis Mongue, participante en el debate especial del sitio “Voces sobre educación popular y participación ciudadana”, de la Corresponsalía en Cuba del Servicio Internacional de Prensa (Visiones de IPS, 2011), considera a los Consejos Populares como célula fundamental de las estructuras de gobierno, ya que integran a un número considerable de líderes, que pudieran constituirse en grupos de trabajo comunitario.

2 Como dijeran González y De León (2007), “(...) cada comunidad tiene sus características propias que la hacen ser ella y no otra”.

3 De las cuales dos, Martiato y La Lima, son independientes, es decir, se subordinan directamente a la Asamblea Municipal del Poder Popular.

4 Entre ellos el Monumento Local Finca Santa Elena, lugar de entrenamiento como parte de la preparación de los asaltantes al Cuartel Moncada; Los Cocos y Bagáez, donde acamparon las columnas de Antonio Maceo y Máximo Gómez el 2 de enero de 1896; la antigua casa del patriota  Félix Govín Domínguez, padre de la también patriota Luciana Govín Casanova, esposa del médico de José Martí en Nueva York; la casa del Regimiento Español “Almansa”; el Cementerio de esclavos en la finca de Lázaro Montes; y el sitio pre-agro-alfarero que existe en la zona de la Tasajera.

5 Igualmente, González y De León (2007) perciben la participación en términos de proceso, “(...) un proceso de construcción social en el que se facilitan aprendizajes”. Asimismo, Ania Mirabal, en Entrevista realizada por (Dacal, 2011), plantea que “(...) de lo que se trata es de concebirlo como el proceso necesario que debe ser, integrado y sistémico y no truncarlo llegando a algunos de sus niveles”.