PENSAMIENTO SOCIOPOLITICO Y EDUCATIVO DE SIMON RODRIGUEZ

PENSAMIENTO SOCIOPOLITICO Y EDUCATIVO DE SIMON RODRIGUEZ

Ysrael O. Márquez Ramírez (CV)
José G. Viloria Asención
(CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

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CHUQUISACA, UNA EXPERIENCIA EDUCATIVA

Aura Gutiérrez López
 Doctora en Ciencias de la Educación
Núcleo Palo Verde.
Línea de Investigación
Dinámicas Psicosociales y Ambientes de Aprendizaje
Núcleo Regional de Educación Avanzada Caracas
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

         
“España pretendió trasladar las mismas estructuras políticas, religiosas y económicas, usadas en la metrópolis” (Salcedo,1972, p.168) agregándole aspectos de tipo feudal a la organización de estructura incaica, donde predominaba la propiedad colectiva y aun hoy, en cuanto a la infraestructura se evidencian edificaciones con base incaica y sobre puesta la construcción colonial española.
         
          Estos antecedentes nos permiten comprender a la Bolivia del siglo XIX según lo explica el historiador Salcedo (1972), y con quien estamos de acuerdo que las políticas esclavista, a la cual Bolívar se opuso lanzando el decreto de abolición de la misma, “degeneró, más tarde en la servidumbre del indio y así lo reporta Simón Rodríguez”, tal como lo expone Guevara (1997, p.428)
         
          Igualmente durante 1826, en Chuquisaca (Bolivia), se podía percibir el ambiente sumiso, recatado y conservador de aquella sociedad, donde además predominaba un carácter ceremonioso, clerical, doctoral y de incesante murmuración que soliviantaba el clima de opinión en contra de cualquier idea liberadora.

          El espíritu de la época se traducía en un escenario político social de conservadores reaccionarios, donde se propalaban de las más variadas intrigas y existían prejuicios sociales muy arraigados, instaurados durante trescientos años de coloniaje, por supuesto, tenía que haber conflictos en lo ideológico, en lo pedagógico y por ende en la estructura administrativa de la recién nacida República. Contra el maestro Simón Rodríguez se confabulan, igualmente, la dificultades económicas, ya que las clases dirigentes no apoyaron la idea de dedicar las rentas pías a la educación popular (Alvarez, 1995).

En el ámbito político los antecedentes resaltantes son: el que Bolivia era una república que se estaba creando y, el Libertador venía del Perú, a mediados de 1825 emitiendo decretos contentivos de abolición de la esclavitud a la que estaban sometidos los indígenas, de reparto de las tierras, reorientando los impuestos dirigiéndolos a la educación  y a la salud, ante lo cual los hacendados, dueños de las minas y el clero fueron los afectados y por lo tanto los mas fieros opositores.

          Chuquisaca,  ciudad referencial y legendaria (hoy día, Ciudad Sucre), existían muchos conventos, claustros, iglesias, oratorios, beaterios; se alardeaba de la Universidad Real y Pontificia de San Francisco Javier; de la Audiencia y además lindaba con las minas de plata, cuyos propietarios eran los componentes de la clase dominante, por su mayor poder económico y de descendencia española, quienes dirigían al país junto con el gran poder que la iglesia ostentaba y cuya influencia en la política generó la controversia que llevó a que en Bolivia las propuestas de Simón Rodríguez no dieran el fruto soñado por él y por el Libertador Simón Bolívar, de una educación igualitaria, gratuita y para formar los ciudadanos que las nuevas Repúblicas requerían.
         
          Este era el contexto de la Chuquisaca de 1826, donde el Libertador nombra al Mariscal Sucre Presidente de Bolivia y a Don Simón Rodríguez Director General de Educación, una especie de Ministro de Educación para la época, otorgándole plenos poderes en los asuntos educativos, para así, darle fundamento legal y económico al proyecto. Antes de marcharse Bolívar expidió un decreto1 :

“que se recogiesen los niños pobres de ambos sexos, en casas cómodas y aseadas, con piezas destinadas a talleres, y éstos surtidos de instrumentos y dirigidos por buenos maestros. El diseño de la escuela taller estaba orientado a la educación para el trabajo en talleres bien dotados y acondicionados, donde los varones aprenderían los tres oficios principales: Albañilería, carpintería y herrería, porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias, y porque las operaciones de las artes mecánicas secundarias, dependen del conocimiento de las primeras. Las hembras aprendían los oficios propios de su sexo, considerando sus fuerzas. Igualmente dejó por escrito el fin del vasallaje de los indios, ordenó que se les repartieran tierras, a la vez que exigió se incluyera en la Constitución un Cuarto Poder, el Moral, que lo habían rechazado los congresistas de Angostura en la Constitución de Colombia”
         
          Cuando asume Don Simón Rodríguez, en concordancia con el decreto de Bolívar, expresa “necesitamos escuelas que no sólo enseñen a trabajar y ser útiles, sino que enseñen a vivir en sociedad. Que desarrollen las luces y virtudes sociales, que formen ciudadanos, que combatan el individualismo y transforme a los egoístas en seres sociales”, convirtiendo esta sentencia en el objetivo orientador de su Proyecto Educativo.

          Entre enero y marzo de 1826 inicia el Maestro el proyecto pedagógico de Chuquisaca, cumpliendo así el decreto antes mencionado, ante lo cual procedió a recoger a niños, niñas y jóvenes pobres para alojarlos en casas dignas, dotándolos  de alimentos y ropa; tenía que garantizar igual educación para todos y la enseñanza simultánea de: “moral e industrial que perfeccione el alma y el cuerpo y de alimento al espíritu y al estómago”
         
          Ordenó que se atendiera también a los padres de los alumnos más pobres, y se les brindara trabajo si estaban desempleados, con la finalidad de impedir que los adultos continuaran siendo explotados y humillados. Se daba ocupación a los padres de los niños recogidos si tenían fuerzas para trabajar; y si eran inválidos, se les socorría por cuenta de los hijos, así se ahorraba la creación de una casa para pobres ociosos, y se daba a los niños una lección práctica sobre uno de sus principales  deberes.

          Todos, tanto padres como niños y niñas debían estar decentemente alojados, vestidos, alimentados, curados, y recibir instrucción moral, social y religiosa. Tenían, además de los maestros de cada oficio, encargados que cuidaban de sus personas y velaban sobre su conducta, y un director que trazaba el plan de operaciones y lo hacía ejecutar.

          Tanto los alumnos como sus padres gozaban de libertad, pues ni los niños eran frailes ni los viejos presidiarios. El día lo pasaban ocupados y por la noche se retiraban a sus casas, excepto los que querían quedarse. En cada Departamento de la República debía haber un establecimiento igual. No había número determinado y todos entraban voluntarios.
          Reiteraba el Maestro que
la intención no era como se pensó llenar al país de artesanos rivales o miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento. Era colonizar el país con sus propios habitantes. Se daba instrucción y oficio a las mujeres para que no se prostituyesen por necesidad, ni hiciesen del matrimonio una especulación para asegurar su subsistencia” (op-cit, p.108).

Cuando la estructura del sistema parecía estar lista, se ocupó de otro de los protagonistas: El docente, que  debía “ser elegido por sus actitudes: ser dueño de la materia que promete enseñar, captar y fijar la atención”.(p.La tarea del maestro es, para Simón Rodríguez, un arte delicado y como tal  no puede ser improvisada. Insistía en que la docencia es una profesión y criticaba la falta de preparación pedagógica.  El maestro debe saber, y tiene que poder transmitiry fijar el conocimiento. Da una perfecta clase de educación ciudadana cuando expresa
“Mandar a recitar de memoria, lo que no se entiende, es hacer Papagayos para que toda la vida, sean charlatanes”

          La experiencia piloto de Chuquisaca había que extenderla por todo el país Rodríguez reflexionaba, calculaba y se entusiasmaba con los números que visualizaba: en cuatro años estimaba que 25.000 personas estarían ocupadas

produciendo en las tierras asignadas. Estarían, igualmente, bien formadas en sus deberes sociales y morales. Es decir, serán verdaderos republicanos, capaces de defender con entusiasmo la República. Ya no serían arreados fácilmente por cualquier caudillo o mandón que les llevara al combate y a la muerte para él cubrirse de gloria con su sangre. Los campos estarían cultivados y los campesinos tendrían buenas casas, limpias y con muebles apropiados. Todos andarán decentemente vestidos y se divertirán con moderación. El maestro exclamaba eufórico “en breve empezaremos a tener una República de ciudadanos”.

          En marzo de 1826 creyendo que el proyecto estaba andando en Chuquisaca se va a Cochabamba, la segunda ciudad más importante de Bolivia, con la idea de propagar  su  modelo de escuela.  Así, como un claro antecedente de la concepción del Estado Docente, Rodríguez afirmaba que el gobierno debe ser el responsable del sistema de enseñanza y dirigir la educación de su pueblo.
         
          Consciente estaba Rodríguez que lo que estaba tratando de impulsar repercutiría en los grupos sociales que siempre habían gozado de todos los privilegios, a los cuales no estarían dispuestos a renunciar, Años después narraría:2
“No se niega que algunos habrían perdido en la mudanza; Los burros, los bueyes, las ovejas y gallinas pertenecerían a sus dueños. De la gente nueva no se sacaría ya sirvientes para las cocinas, ni cholitas para llevar las alfombras detrás de las señoras. Al entrar en las ciudades no se dejarían agarrar por el pescuezo, a falta de camisa, para ir a limpiar las caballerizas de los oficiales, ni a barrer plazas, ni a matar perros aunque fueran artesanos. Los caballeros de las ciudades no encargarían indiecitos a los curas, y como vendrían los arrieros no los venderían en el camino”.

          Intuía que la lucha contra los prejuicios resultaría difícil, los miedos e intereses de la iglesia y de la clase burguesa de la época << la cual no tenía mayor diferencia que la de estos momentos en cuanto al uso de la guerra mediática, aquellos sin los adelantos electrónicos de hoy, obtuvieron los mismos efectos>> Una ola de calumnias, chismes y todo tipo de infundios habían precedido la llegada del Maestro a Cochabamba, la ciudad lo esperaba con curiosidad y miedo, como si se tratara de un monstruo. Se le acusaba de ateo, hereje, masón, jugador, libertino, ladrón… Se decían y repetían los más increíbles disparates: que había recogido en su escuela de Chuquisaca a puros ladrones, muchachas de la mala vida, jugadores, borrachos… y que los tenía comiendo y disfrutando sin hacer nada. Algunos afirmaban conocer de muy buenas fuentes que “ese tal Rodríguez, que es un libre pensador ateo, ha jurado terminar en cinco años con la religión de Jesucristo” podemos adivinar cuál era el origen de esta ultima frase. Además agregaban,  odia a los blancos por eso vive amancebado con una india. “Lo que es yo, no voy a enviar a mis hijos a que me los pervierta ese tal maestro”. Habla muchos idiomas pero no el latín, la lengua de la iglesia, dice que hay que enseñar el quechua en vez del latín, no va a misa los domingos, Ante todo este escenario ni los habitantes de la comarca ni las autoridades dieron su apoyo, unido a esto se da cuenta del peligro que estaba corriendo lo hecho en Chuquisaca y regresa, encontrando la escuela cerrada y los alumnos arrojados a la calle.
         
          Al dirigirse a Sucre la respuesta que obtuvo fue que el erario público estaba agotado y agregó que la propuesta de su proyecto educativo le parecía muy costosa. <<Para aprender a leer, escribir y contar no hace falta gastar tanto, con lo que cuesta una de su escuela se podrían fundar varias>>. (Op-cit, p.115) Rodríguez anonadado se da cuenta que el Mariscal Sucre no había comprendido su propuesta de formar ciudadanos libres y trabajadores para así tener Repúblicas sanas y fuertes, que no sólo era un proyecto pedagógico que era un proyecto político, no sólo era enseñar a leer era construir Patria. Además, Sucre cedió a las presiones de los personajes conservadores que lo rodeaban y así lo demuestra cuando al narrarle por escrito al Libertador el por qué de la renuncia del Maestro Rodríguez, expresa
“… De esto deducirá Ud. que yo tengo mis buenas ganas de que don Samuel se acabe de ir con Dios; a pesar de que nos ha gastado unos doce o quince mil pesos, con la satisfacción de que se irá no sólo no habiendo hecho algo, sino dejándonos en peor estado todo, todo cuanto se puso a su cuidado”(Op-cit, p.119)

          Arturo Guevara (1977) expresa que el plan de Rodríguez fue interpretado cual debía. Precisamente por claro y trascendental el propósito civilizador provocó rabia y miedo y la burguesía al presentir el peligro se defendió con cualquier artimaña y así previno el alcance de las reformas que el Maestro pensaba lograr y que los privaría de los privilegios que usufructuaban.

          Podemos asumir como aprendizaje de esta experiencia de Simón Rodríguez, que en la América Latina de hoy, aun en este siglo XXI, ese modelo de Escuela resulta tan necesaria como en la Bolivia de 1826, ya que en los pueblos de todo el continente persiste un alto índice de pobreza, de analfabetismo, de desempleo y de explotación de los más humildes, por lo que se hace imperativo multiplicar las ideas Robinsonianas, experimentadas en Chuquisaca. Que Simón Rodríguez el filósofo y maestro está renaciendo y probablemente éste sea el momento para ser comprendido, siendo nuestra obligación transmitir sus enseñanzas.

          Cualquier proyecto educativo que emprendamos tiene que ser original, la América Latina no debe imitar servilmente modelos foráneos. En concordancia con el Maestro ratificamos que sin educación popular, no habrá verdadera sociedad.

FUENTES DE INFORMACION
ALVAREZ, MERCEDES (1995) Simón Rodríguez Tal cual fue. Vigencia perenne de su magisterio. U.N.E.S.R.

FONTÁN, NORMA.  Simón Rodríguez  “El Mejor hombre del Mundo”.  Disponible: http://www.fortunecity.es/metal/empleo/53/bolivia/histobol.html. [Consulta: 2008, julio 22]

GUEVARA, ARTURO (1977) Espejo de Justicia. Esbozo Psiquiátrico Social de Don Simón Rodríguez. Segunda edición. UNESR. Ediciones del Consejo Rector. Caracas.

PÉREZ ESCLARÍN, ANTONIO (2003) Se llamaba Simón Rodríguez. Edit. Estudios. Caracas.
SIMÓN RODRÍGUEZ, SOCIEDADES AMERICANAS EN 1828 - Luces y Virtudes Sociales. Versión HTML - V.1.0 - JULIO 2002
Salcedo Bastardo, J. L. (1972) Historia Fundamental de Venezuela. U.C.V. Ediciones de la Biblioteca.

1 Cita textual en Pérez Esclarín (2001, p.108)

2 Cita textual en Pérez Esclarín (2001, p.111)