INDUSTRIAS AUDIOVISUALES: PRODUCCIÓN Y CONSUMO EN EL SIGLO XXI

INDUSTRIAS AUDIOVISUALES: PRODUCCIÓN Y CONSUMO EN EL SIGLO XXI

José Patricio Pérez Rufí (CV)
Universidad de Málaga

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Youtube como red social.

Marina García Peña
Gabriela Kendall López
Cristina Lima Florido

 

Resumen
La presente investigación toma como objeto de estudio el análisis de los diversos aspectos y parámetros que convierten potencialmente a YouTube –conocido portal de vídeos en Internet, que permite compartir contenidos audiovisuales entre distintos usuarios– en una red social. Partiremos de la hipótesis que afirma que YouTube posee elementos que la convierten en red social. Analizaremos exhaustivamente cada una de las herramientas de YouTube, lo que tomaremos como referencia para realizar una comparación del portal de vídeos con las redes sociales Facebook y Twitter. Por último, y observando los resultados de los puntos anteriores, se hará una segunda comparación, esta vez con la también plataforma de vídeos Vimeo, con el fin de averiguar si el concepto de red social asociada a un servidor de vídeos, es exclusivo de YouTube.

 

1. Introducción.
La presente investigación denominada “YouTube como red social” tiene como objeto de estudio el análisis de los diversos aspectos y parámetros que convierten potencialmente a YouTube –conocido portal de vídeos en Internet, que permite compartir contenidos audiovisuales entre distintos usuarios– en una red social, lo que se enlazaría con nuestra hipótesis, la cual afirma que YouTube posee elementos que la convierten en red social.
Como punto de partida, se define el primer objetivo de la investigación, mediante el cual pretendemos averiguar cuáles son los distintos elementos de interacción del usuario con el contenido visualizado, a través de los elementos que provee el propio portal para la interacción del usuario con el contenido, además de con otros usuarios.
De cara a enumerar y analizar dichos elementos interactivos, se agruparán en tres grupos diferenciados en función de entre qué individuos o soportes se realicen las distintas relaciones. Así, en el primer grupo se revisará la relación de YouTube como soporte con el usuario, dentro del cual encontramos: recomendaciones personalizadas de la página principal -que a diferencia del resto de elementos, no es posible de desactivar-, recomendaciones y contenidos actualizados semanalmente enviados a la misma cuenta de correo de Gmail mediante la cual se realiza el acceso al usuario de YouTube, avisos vía cuenta de correo Gmail cuando otro usuario registrado publica un comentario en su canal, vídeo, o bien a través de los mensajes directos, pestaña de actividad donde se nos muestran los movimientos de los canales a los cuales estemos suscritos, pestaña de suscripciones donde se nos muestra los nuevos vídeos subidos de los canales de los cuales somos suscriptores, pestaña de social donde encontramos la posibilidad de sincronizar las cuentas de Facebook, Twitter y Google+ a nuestro usuario de YouTube, de manera que se publiquen nuestros movimientos en las distintas redes. El análisis se realizará a través de una metodología cualitativa basadas en observaciones, anotaciones e interpretaciones.
En el segundo grupo, trataremos aquellos elementos que relacionan al usuario con el contenido a través de los botones de interactividad, entre los que encontramos los «Me gusta»/«No me gusta» como método que posee dicho usuario para hacer ver al propietario del vídeo nuestro agrado, a través del símbolo de una mano en forma de puño con el pulgar hacia arriba de forma positiva, o bien el mismo símbolo con el pulgar hacia el lado opuesto para expresar desagrado. Se conoce como botón, en lenguaje del internauta estándar, a aquellos elementos interactivos en las que puedes clicar y realizar la función asignada y programada ante tal movimiento.
Así mismo, encontramos el elemento interactivo «Favoritos» que consiste en una lista de reproducción creada por defecto, al igual que «Ver más tarde» o «Destacados», con la particularidad de que cuando un vídeo es añadido por algún usuario a su lista de favoritos, el propietario del vídeo puede saber cuántos usuarios han hecho dicha acción, a través de YouTube Analytics. YouTube Analitys es una aplicación que YouTube ofrece a los propietarios de los vídeos, de manera que puedan observar las estadísticas generadas a partir de dichos vídeos, dentro de las cuales encontramos diversos parámetros como cuantos usuarios han marcado con un «me gusta» o «no me gusta» su vídeo, así como si lo han añadido a su lista de favoritos. Se llevará a cabo a través de una metodología cuantitativa para el análisis de los «me gusta» unido a los «no me gusta», para ver su proporción en relación a las reproducciones totales del vídeo. Del mismo modo, operaremos con los «Favoritos», expresado en ambos casos a través de porcentajes.
Como último grupo dentro de la clasificación de nuestro primer objetivo, encontramos la relación del usuario con otros usuarios, representadas a través de las suscripciones a los canales cuyo contenido queremos consultar de forma más accesible, así como recibir actualizaciones y notificaciones de los movimientos del canal –véase, subidas de contenido e interacciones con otros canales-, y los mensajes personales, donde aparecen también las notificaciones de contacto, comentarios y vídeos compartidos con el usuario. Reconocemos el apartado de comentarios como la función fundamental en este subgrupo, ya que a través de ellos, los usuarios pueden comunicar al propietario del vídeo su opinión de manera más desarrollada, dándose también el caso del Videovlogging, donde los comentarios son esenciales para responder a las preguntas ocasionales lanzadas por los Vloggers, así como proponer nuevo contenido votado entre los usuarios y suscriptores, para ponerlo en conocimiento del propietario del canal pudiéndose realizar también, a modo de videorespuesta.
La metodología llevada a cabo es similar al apartado anterior, un análisis de los comentarios de carácter cuantitativo expresados en porcentajes que muestren la proporción en relación a las reproducciones del vídeo. Los vídeos seleccionados corresponden a los diez vídeos más vistos a nivel internacional en YouTube.
Nuestro segundo objetivo consiste en determinar qué herramientas interactivas propias de las redes sociales están presentes en YouTube, para poder ver así si ésta cumple las funciones principales de una red social. Para llevar a cabo este objetivo se han escogido como referencia las redes sociales de Facebook y Twitter y se ha analizado cada una de sus herramientas sociales, comparándolas con las de YouTube. Para ello, se ha utilizado una metodología cuantitativa que permite obtener qué porcentaje de botones sociales están presentes en todas o algunas de las redes observadas.
Por último, el tercer objetivo trata de descubrir si las características que acercan a YouTube a una red social son únicas o se repiten en los demás portales de vídeo, analizaremos las herramientas que puedan diferenciar o asemejar éste con Vimeo, por ser de las más usadas después de YouTube, en el ámbito que nos ocupa. Para ello, dividiremos en dos este objetivo: por un lado, observaremos las posibilidades de interacción que nos ofrecen ambas web sin estar registrados. Posteriormente, y previo registro en YouTube y Vimeo, haremos un recorrido exhaustivo por todas las herramientas que se han analizado y explicado en el primer objetivo de nuestra investigación, pretendiendo explotar al máximo todas las acciones e interacciones que nos brinden. Para terminar, compararemos ambos.
Los antecedentes del estudio los encontramos, en “El modelo de negocio de YouTube” de Julio Larrañaga Rubio y Amelia N. Ruiz Molina, donde nos hablan de las nuevas formas de producción audiovisual, íntimamente ligado a los portales online. También encontramos nuestra anterior investigación, “YouTube: Las claves de los canales nacionales con mayor número de suscriptores en España”, donde desarrollamos algunas de las cuestiones relativas a los públicos, y a las características del contenido de los vídeos.

2. Web 2.0: la nueva era de la comunicación.
En primer lugar conviene definir qué es una red social desde su originaria raíz sociológica, de manera que podamos construir una base conceptual rigurosa a nuestra investigación, evitando posibles futuros errores de nomenclatura.
Según Macionis y Plummer (1999, p, 187), formalmente, una red social se conoce como el entramado de vínculos sociales, que une, siquiera temporal o superficialmente, a distintas personas entre sí, no implicando necesariamente que dichas relaciones sean estrechas o permanentes. Podríamos decir que los límites que definen una red, son más difusos, más flexibles, que en el caso de los grupos sociales –véase un grupo de amigos-, pues no se reclama a sus componentes un sentimiento de lealtad o pertenencia a la red. De ese modo, un grupo social suele estar orientado hacia dentro, mientras que una red social sirve generalmente para conectar con el exterior.
Sucede que en algunas redes sociales, los contactos entre sus componentes son frecuentes,  sin embargo la normalidad es que una red social agrupe a personas de las que sabemos, pero con las que interactuamos de forma ocasional.  Dado el caso, los vínculos que unen a las personas a una red social pueden ser débiles, aunque importantes para esas personas. Por ejemplo, pueden ser importantes a la hora de encontrar trabajo, de lo que dio cuenta Albert Einstein, que después de estar un año haciendo entrevistas, solo consiguió su primer trabajo cuando el padre de un compañero de estudios intercedió por él (Clark, 1971). Como comentan Macionis y Plummer (1999, p. 187), las redes sociales, para el caso de muchos individuos, confirman el viejo dicho de que tan importante como lo que sabes es a quién conoces.
Actualmente, numerosas actividades sociales se llevan a cabo en organizaciones formales, entendidas como la asociación de personas con unos objetivos determinados y que funciona, lejos de la espontaneidad, según un esquema preestablecido. Distinguidas fácilmente de los grupos, pues si en los grupos informales las relaciones entre los miembros implican una serie de compromisos o lealtades interpersonales, en las organizaciones formales las relaciones entre sus miembros están reguladas según un esquema preestablecido en el que se detallan las tareas que ha de realizar cada uno. Las organizaciones formales son creadas, por lo tanto, para alcanzar unos objetivos que, por ser demasiado ambiciosos o complejos, están fuera del alcance de los grupos informales o de las personas que actúan individualmente (Macionis y Plummer, 1999, p.187).
Las organizaciones formales pueden ser clasificadas según distintos criterios. Según Etzioni (1975), podemos clasificarlas en organizaciones utilitarias, normativas y coercitivas, en función de las causas que tienen las personas para pertenecer a cada una de dicha tipología de organizaciones.
En la sociedad actual, debido al constante desarrollo de Internet y de las tecnologías, se está produciendo una revolución en los procesos de comunicación, sobre todo en las formas de interacción, con las denominadas redes sociales. La expresión “red social” ha dejado atrás su original concepción sociológica y antropológica para adquirir un significado digital o virtual.
Es fundamental tratar la Web 2.0, un concepto acuñado por Tim O’Reilly en 2004, pues ha sido el principal causante del gran giro en la comunicación en Internet. Tim O’Reilly (2006) explica que con la Web 2.0, la web es utilizada como una plataforma orientada a la interacción donde los internautas son los protagonistas, puesto que ellos mismos son los generadores de contenidos. Por otro lado, con la Web 2.0 el software no se limita a un solo dispositivo, sino que los usuarios pueden disfrutar del contenido en numerosos dispositivos. Antonio Fumero (2007, pp. 10-11) describe la Web 2.0 como “la Red convertida en un espacio social, con cabida para todos los agentes sociales, capaz de dar soporte y formar parte de una verdadera sociedad de la información, la comunicación y/o el conocimiento”.
La Web 2.0 es “el escenario en el que interactúan lo social (cómo y dónde nos comunicamos y relacionamos) y lo tecnológico (nuevas herramientas, sistemas, plataformas, aplicaciones y servicios) provocando cambios de lo uno sobre lo otro. Surge una nueva Red caracterizada como la web de las personas frente a la web de los datos, correspondiente a la versión uno, la Web 1.0”.
Según Cebrián Herreros (2008), como consecuencia de la Web 2.0, cada vez es más frecuente la comunicación en forma de red social, en la que los participantes están unidos por cualquier motivo común. Como señala, los rasgos más destacados de las redes sociales es que son redes abiertas, de vinculaciones flexibles, más o menos permanentes, se amplían o se reducen, no hay compromiso alguno y los participantes se incorporan por una vez o mientras dure la red.
Además, considera que la Web 2.0 fue la pionera en permitir la comunicación a través del intercambio de mensajes entre usuarios, es decir, a través de las redes sociales. Con éstas se amplían dichas posibilidades, permitiendo que las relaciones se den entre un número aún mayor de usuarios, volviendo a esa comunicación algo más compleja, alejada de los modelos unidireccionales y bidireccionales previos. De este modo es cómo emergen los modelos multidireccionales, donde no hay emisores ni receptores permanentes, sino que cada uno posee una función concreta, creándose lo que Jean Cloutier (2001, pp. 92-93) denominaría «EMEREC», entendido como el ser que nace del emisor y receptor (EMetteur- Etre- RECepteur).
Con las redes sociales se plasman en Internet los intereses de la vida cotidiana de cada persona. Aparecen todo tipo de temas en múltiples formatos (imagen, sonido, escritura, etc.), temas que no se pueden ordenar jerárquicamente porque siempre surgen numerosos temas nuevos.
Asimismo, indica que las redes sociales favorecidas por la Web 2.0 funcionan en un ciberespacio propio, lo que significa que no se estructuran en un entorno local, sino que son globales. Cualquier persona con acceso a Internet puede participar en ellas, con la única barrera del idioma y la cultura. Se forma una relación entre todos los internautas. Éstos pueden participar en cuantas redes sociales deseen, sin importar los distintos contextos de cada una, y pertenecer así a varios cibermundos.
Cebrián Herreros también explica que la clave comunicativa de las redes sociales es la disposición de los usuarios a mostrarse como participantes en las manifestaciones de los otros usuarios. Él mismo dice que “La interactividad es un diálogo abierto, un intercambio, nunca una imposición unilateral” (2008, p. 356).
Otro término con el que se conocen las redes sociales es el de «comunidad on-line». Lee (2003) establece tres principales características de las comunidades online:
1. Tienen su sede en Internet. Son espacios creados en la propia Red, y en este punto radica la diferencia con las comunidades físicas.
2. Su funcionamiento está basado en la Comunicación Mediada por Computador (CMC). Los usuarios de estas comunidades realizan sus actividades a través de distintas herramientas de CMC como el correo electrónico, los foros de discusión o los sistemas de mensajería.
3. La comunicación y la interacción entre los usuarios son el pilar fundamental de las comunidades virtuales. Por medio de ellas, los usuarios generan los propios contenidos y conducen la marcha de la comunidad.
Con esto podemos definir la red social como una plataforma digital que favorece la creación o continuidad de relaciones sociales entre diversos individuos. Asimismo existen altos niveles de intercambio de archivos, sobre todo de formato audiovisual, entre los miembros de cada red, un intercambio que se produce de forma rápida y cómoda.
Campos Freire (2008) dice que las principales características de una red social son: “el concepto de comunidad, a través de la creación de redes de usuarios que interactúan, dialogan y aportan comunicación y conocimiento; tecnología flexible y ancho de banda necesario para el intercambio de información y estándares web de aplicación libre; y una arquitectura modular que favorece la creación de aplicaciones complejas de forma más rápida, a un menor coste”. A esto añade que en la Web 1.0 los usuarios sólo eran receptores, no tenían ninguna participación; en la 2.0, al contrario, son los usuarios los principales generadores de contenidos.
Como ejemplo de red social encontramos Facebook, cofundada en 2004 por Mark Zuckerberg junto con Eduardo Saverin, Chris Hughes y Dustin Moskovitz. Su intención original era la de conectar a los estudiantes de Harvard, pero en 2006 se abrió al gran público para conectar así a amigos, familiares y compañeros, cerrando ese año con más de 12 millones de usuarios (Facebook Inc. a través de Yahoo! News). Así, actualmente, Facebook toma como máxima “darle a la gente el poder de compartir y hacer que el mundo esté más abierto y conectado” (Facebook.com).
Desde su fundación no ha parado de crecer: solo en 2004, ya contaba con un millón de usuarios de las universidades de Harvard, Stanford, Columbia y Yale; en 2007, se incluye en los perfiles cajitas para mostrar información actualizada, lo que permite a las compañías crear páginas y anunciarse (50 millones de usuarios); en 2008 desarrolla el muro y el chat además de estar disponible en otras lenguas aparte del inglés, por primera vez (100 millones de usuarios);  en 2009 se introdujo el botón de «me gusta» (350 millones de usuarios); en 2010 se lanza la biografía, la foto de portada y las actualizaciones de los amigos en tiempo real (608 millones de usuarios); en 2012 adquiere Instagram por mil millones de dólares (1,6 billones de usuarios) (Baquía.com). En marzo de 2013, tan solo nueve años después de su creación, Facebook contaba con 1,11 billones de usuarios activos y el índice Alexa lo sitúa como la página web más visitada en todo el mundo.
Otro ejemplo de red social es Twitter. En julio de 2006 Jack Dorsey, lanzaba Twitter como un subproyecto en la empresa Odeo. Actualmente, es la segunda red social con más usuarios registrados, tras Facebook. Se describe como “una red social a tiempo real que te conecta con las ultimas historias, ideas, opiniones y noticias sobre lo que encuentras interesante” (Twitter.com). El formato de esta red consiste en la difusión de mensajes con un límite de 140 caracteres, lo que Palazio (2011) ha denominado «microblogging». Según Java, Finnin, Song y Tseng (2007, p. 1), el microblogging es una nueva forma de comunicación en la que los usuarios pueden describir su estado actual en mensajes cortos distribuidos a través de mensajes instantáneos, teléfonos móviles, correo electrónico o Webs.
Evans Williams, en una conferencia para la TED (Technology, Entertainment, Design) en 2009, señalaba que la idea básica es que Twitter permite a la gente compartir momentos de sus vidas, en el momento que lo deseen, sean situaciones especiales u ordinarias. Compartir estas ocasiones conforme ocurren hace que la gente se sienta más cerca y en contacto a pesar de la distancia, y en tiempo real. Pero ha tenido muchísimos más usos que evolucionarían de este sistema tan sencillo. Es muy importante en eventos en tiempo real: nos sirve para comunicar en segundos noticias e informaciones, además, es una útil herramienta desde el punto de vista del marketing y las comunicaciones.
Twitter fue diseñado originalmente como medio de difusión: se envía un mensaje y llega a todos, además de recibir lo que te interesa. Una de las muchas formas en las que los usuarios han influido en Twitter fue inventar cómo responder a alguien en particular. Así, el «@usuario» fue del todo inventado por los usuarios y la empresa no lo integró, simplificado, hasta que ya era popular. Es una manera en que los usuarios han moldeado el sistema.
Por otro lado, YouTube, fundado en 2005, es un portal de alojamiento de vídeo online que permite ver y compartir material audiovisual a usuarios de todos los países. Tan sólo hay que unirse a ésta red para poder difundir vídeos de cualquier tipo de contenido, con la limitación de ciertas temáticas como la violencia o la pornografía, y los internautas pueden visualizarlos y disfrutar de las creaciones, sin necesidad de registrarse.
Tal como señalan Larrañaga y Ruiz (2009, p. 20), la empresa YouTube es un claro ejemplo del apogeo de las redes sociales y de la Web 2.0. YouTube tiene éxito en cuanto que permite un nuevo tipo de socialización. Se hace un uso individual del ordenador para finalmente satisfacer la necesidad de compartir, de comunicarse con otros cambiando -y ahí radica su originalidad el lenguaje tradicional por el lenguaje audiovisual mucho más cercano a los nativos digitales, con intercambios de imágenes y comentarios escritos.
Según Campos Rodríguez (2007, p. 22), las creaciones audiovisuales compartidas en YouTube no son elementos aislados, sino que, en su conjunto, forman una cultura, “una red de lazos afectivos que tiene lugar en un determinado espacio y que cuenta con objetivos y rasgos particulares”. Esto es consecuencia de “la extraordinaria capacidad de interacción que YouTube proporciona a sus usuarios, tanto a nivel personal como a la hora de compartir, promocionar y reciclar sus propias creaciones”. Campos Rodríguez da a entender que YouTube una red social, o, como él indica, una comunidad on-line, “aquella comunidad que tiene lugar en un determinado espacio electrónico de Internet”.
Laura Siri (2008, p. 5) también demuestra ser partidaria de YouTube como red social: “todo mejoró en 2005, cuando los creadores de YouTube añadieron características que lo llevaron de ser un simple sitio de intercambio de vídeos a ser una red social: 1) recomendaciones de vídeos relacionados, 2) correo electrónico en un solo click para avisar a un amigo que vea cierto material, 3) más herramientas de intercambio social e interacción entre usuarios, como los comentarios al pie y 4) la posibilidad de insertar una película en una página web externa a sus servidores, pese a que el archivo resida físicamente en ellos ”.
El portal de vídeos con más éxito tras YouTube es Vimeo. “Esta plataforma de videos fue creada en 2004 por Zach Klein y  Jakob Lodwick, quienes querían compartir sus obras creativas y momentos personales de sus vidas. Con el paso del tiempo, personas con la misma mentalidad descubrieron Vimeo y ayudaron a construir una gran comunidad de individuos con cuantiosos intereses diferentes. Actualmente, millones de personas alrededor del mundo disfrutan de Vimeo y cada día se hace más grande” (Vimeo.com).          
Vimeo tiene la misma función que YouTube: los usuarios se registran para compartir y visualizar material audiovisual. La principal diferencia entre YouTube y Vimeo es su modelo de negocio. Esta última brinda a sus usuarios la opción de ser premium, lo que significa que, a cambio de una cuota anual, podrán disfrutar de más ventajas, y, a su vez, Vimeo se enriquece con ello. Hasta el momento, YouTube no ofrece ningún tipo de cuenta Premium y se financia exclusivamente con la venta de espacio publicitario.

3. YouTube, ¿ha nacido una red social?
Los resultados obtenidos en el análisis de nuestra investigación concentran una serie de datos significativos, que expondremos a continuación, diferenciados por cada objetivo planteado.
Respecto al primer objetivo, comenzamos por las relaciones de YouTube con el usuario. Dentro de dicho subgrupo, analizaremos las recomendaciones personalizadas de la página principal de YouTube, así como las enviadas a Gmail semanalmente –aunque éstas ofrecen libertad a la hora de activarlas-, basándonos en el supuesto de que dichas recomendaciones se basan en los resultados anteriormente buscados, del mismo modo que Google –del cual recordemos, forma parte YouTube- registra nuestras búsquedas para ofrecernos contenido que pueda sernos de interés pudiendo llegar hasta límites como los considerados por Abadal Falgueras, en cuanto a que dicha coerción del motor de búsqueda en el sentido de orientar nuestras búsquedas a los espacios que frecuentamos, temas, e incluso a nivel del lenguaje, sesgue la pluralidad cultural en la medida en la que descarta o elige contenidos que cree apropiados para el usuario, resultando una posible amenaza para la diversidad cultural. Entendemos que al no ser una función desactivable, no podemos acceder a un contenido no orientado, aunque así lo queramos. En cuanto a las pestañas de suscripciones, así como de actividad, tras observarlas minuciosamente, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que dichas funciones reflejan el interés de YouTube por mantener al usuario al tanto de los movimientos que realizan sus suscriptores, así como sus últimas actualizaciones y subidas de vídeos si así lo desea, facilitándole el acceso al consumo de éstos; del mismo modo, la pestaña de social nos ofrece la posibilidad de notificar a las personas a las que tengamos en nuestras redes sociales, disponibles para sincronizar -como es el caso de Facebook, Twitter y Google +-, sobre cuáles son nuestras opiniones en relación a los vídeos que hemos visto en el nuestro portal.
La relación del usuario con el contenido, se analiza a partir del estudio de los elementos «Me gusta» y «Favoritos». Para el primero de ellos, hemos seleccionado los diez vídeos más populares de YouTube, y hemos comparado las reproducciones de vídeo, con la suma de los «me gusta» y «no me gusta» de manera que pueda verse la proporción de interactividad que hay, frente a lo que podríamos denominar un consumo pasivo de los vídeos. Se observa que, la inmensa mayoría de los usuarios de YouTube, -obviando las visitas reincidentes de un mismo usuario que sumen datos fantasmas al conteo de reproducciones de vídeo, las cuales no nos es posible separar del estudio- hace un consumo escaso en actividad, opinión e interacción de los vídeos, dándose una proporción mínima de «me gusta» y «no me gusta» que en su grado más alto alcanza un 5,94% en base a las reproducciones en el caso de «Justin Bieber - Baby ft. Ludacris». El resto oscila de entre 0,04% a 5,94%, dándose el segundo con mayores niveles de interacción, «PSY-GANGNAM STYLE (강남스타일)» -el cual ocupa el primer puesto de vídeos populares-, con un 0,52%. En el caso de los «favoritos» la cuestión varía de entre un máximo de 0,25% con «LMFAO - Party Rock Anthem ft. Lauren Bennett, GoonRock» a un mínimo de 0,10% que corresponde sorprendentemente al vídeo anteriormente nombrado de Justin Bieber.
La relación entre usuarios, se analiza a partir del estudio de los elementos que podríamos considerar más estrictamente socializadores ya que, aunque los anteriores de manera más o menos indirecta llegaban al propietario del canal, en este caso se hace de una manera directa a través del apartado de comentarios situado en la parte inferior de cada vídeo. En cuanto a dichos comentarios, observamos que el porcentaje de participación suele ser similar a los elementos anteriores, encontrando el máximo porcentaje de comentarios en relación a las reproducciones de vídeo registradas, en un 1,07% de nuevo con Justin Bieber. Finalmente, el mínimo de comentarios registrados en el ranking corresponde a un 0,07% con «Michel Teló - Ai Se Eu Te Pego - Oficial (Assim você me mata)». Se valora la posibilidad de que el éxito a nivel de interacción en el vídeo de Justin Bieber, «Baby» esté promovido por el fenómeno fan que se produjo en torno al joven, aún vigente a pesar de no ser de estricta actualidad.
Para el objetivo segundo, se ha elaborado una tabla en la que se analiza qué herramientas de interacción propias de las redes sociales, concretamente de Facebook y Twitter, aparecen en YouTube.
La primera característica que comparten las tres redes consideradas es el requerimiento del «inicio de sesión». Es decir, el internauta tiene que registrarse, crearse una cuenta, para poder interactuar en estas webs, ya sea para comentar o valorar, comunicarse con otros usuarios o compartir sus  propios contenidos. Podemos observar que hay algunos usuarios que sí permiten la visualización de su perfil o de sus contenidos (fotos, vídeos, etcétera) sin necesidad de registro, pero, reincidiendo en lo anterior, sí hay que estar registrado para que se produzca interacción.
Los usuarios, en su cuenta o perfil, añaden a otros usuarios para poder interactuar libremente con ellos y ver los contenidos publicados por éstos. En Facebook esto equivaldría a los «amigos»: para poder comentar y ver el perfil y los contenidos de otro usuario hay que tenerlo agregado, sólo se le podrá enviar un mensaje. En Twitter, encontramos «siguiendo» o  «seguidores», mas tiene una diferencia respecto a la mayoría de las redes sociales: no tiene por qué haber suscripción por parte de los dos usuarios para que interactúen. A pesar de que un usuario no siga a otro, podrá ver sus interacciones y comentarle (siempre que tenga el perfil público), pero no mandarle mensajes directos. En YouTube ocurre lo mismo: los usuarios se suscriben al canal de otros, pero no tiene que haber una suscripción recíproca para que se dé lugar a la interacción.          
Asimismo, en estas tres webs, cada usuario, en su página principal (en Facebook, el «muro»; en Twitter, el «timeline»; y en YouTube, la «actividad»), ve su propio historial actividades y el de los usuarios agregados, para saber qué nuevos contenidos han publicado y sus últimas interacciones.
Otra herramienta social que comparten las tres redes analizadas es el «comentario». Por un lado, se pueden hacer comentarios, que pueden ir dirigidos a un destinatario determinado o a todos los contactos agregados sin ninguna referencia anterior, lo que significa que se pueden expresar ideas, opiniones o información. En el caso de Facebook sería el «estado», en el de Twitter el «publicar un nuevo tweet» y en el de YouTube el «crear una nueva publicación». Pero lo más frecuente en estas redes son los comentarios generados a partir de otros comentarios, fotos, vídeos o información, y los comentarios destinados a un usuario concreto. En estos tipos de comentarios hay un feedback evidente: un usuario publica cualquier tipo de contenido y los demás responden. Igualmente podemos encontrar en Facebook, Twitter y YouTube, es el «mensaje privado» o «mensaje directo».
Una herramienta social muy identificativa de YouTube es el «me gusta» que también aparece en Facebook, pero no en la red social de Twitter. Sin embargo, YouTube va más allá y añade la opción de «no me gusta», la cual no aparece en las redes sociales analizadas. Por otro lado, encontramos la opción de «compartir», que está presente en las tres redes, pero bajo otra denominación en Twitter, que sería «retwittear». La creación de grupos de usuarios es algo muy utilizado en Facebook pero que aún no está disponible ni en Twitter ni en YouTube.
De los elementos sociales analizados, casi todas las herramientas se muestran tanto en YouTube como en, al menos, una de las dos redes sociales observadas. El «no me gusta» es una de las interacciones que aparece en YouTube pero no en Facebook o Twitter. Por otro lado, la creación de grupos no es una herramienta disponible en YouTube. En términos numéricos, el 80% de los botones interactivos de YouTube coinciden con el de las redes sociales Twitter y Facebook. De este porcentaje, el 75% de las herramientas sociales están presentes en las tres redes; el 12’5% sólo en Facebook y YouTube, y el restante 12’5% sólo en Twitter y YouTube.
Por último, en cuanto a la comparación entre los dos portales de vídeo YouTube y Vimeo, hemos establecido dos apartados en los que se observará la actividad que el usuario puede llevar a cabo en ambas plataformas, tanto estando registrado en ellas, como sin estarlo.
En el caso del usuario no registrado, los dos portales nos dan la posibilidad de ver todo el contenido subido y publicado por los usuarios, indistintamente. Aunque las posibilidades de interacción son mínimas, pues no se puede comentar, puntuar ni añadir a favoritos, sí da la opción de compartir los vídeos en las distintas redes sociales asociadas a la web (la famosa empresa Facebook, creada por Mark Zuckerberg en 2004;  la española Tuenti, propiedad de Movistar; el más reciente servicio de red social, Google+ (2011); el calificado «servicio de microblogging» Twitter, fundado en 2006 por Jack Dorsey; la también plataforma de microblogging, Tumblr; la bitácora en línea Blogger, también propiedad de Google; la red social Hi5, creada por Ramu Yalamanchi en 2003; Myspace, propiedad de Specific Media LLC y la estrella de pop Justin Timberlake en 2003 y Menéame, basado en la participación comunitaria en la que los usuarios registrados envían historias que los demás usuarios del sitio -registrados o no- pueden votar, en el caso de YouTube y Facebook; Twitter; Google+; Tumblr; Pinterest, que permite a los usuarios crear y administrar, en tableros personales temáticos, colecciones de imágenes como eventos, intereses, hobbies, etc., y el sitio web de marcadores sociales y  noticias donde, los usuarios pueden dejar enlaces a contenidos web, Reddit, en el caso de Vimeo), o incrustar la url del vídeo en nuestra página web o blog a través de html.
Pero las posibilidades de explotación de estos soportes son mucho más numerosas cuando el usuario está registrado. En primer lugar, podremos subir y publicar nuestro propio contenido a la web, aunque con limitaciones en los dos casos: en YouTube nos encontraremos con la limitación de tiempo de quince minutos de vídeo para las cuentas normales (no Partners), y Vimeo ha establecido limitaciones en cuanto a la capacidad de almacenamiento a 500 mb para las cuentas gratuitas, 5 GB para Vimeo Plus y 50 GB prolongables para Vimeo Pro.
Además, con una cuenta la interactividad con los demás usuarios registrados es bastante más amplia: puedes dar a «me gusta»/«no me gusta» en el caso de YouTube y a «like» en Vimeo (aunque en este caso, se puede puntuar incluso sin estar registrado). También existen herramientas equivalentes a la “amistad” en las redes sociales convencionales: en YouTube, se puede agregar como contacto a los demás usuarios, mientras que en Vimeo, se pueden crear grupos en los que varias personas interactúan en privado, comentando un vídeo en común.
Asimismo, se presentan nuevas posibilidades como mandar mensajes privados a otros usuarios (independientemente de que sean contactos o no, en el caso de YouTube, o parte de uno de los grupos, en el caso de Vimeo) o suscribirse a los canales para recibir notificaciones cuando suban nuevo vídeo, así como encontrar la actividad de los usuarios dueños de dichos canales en la página principal de ambos portales.
Algo con lo que cuenta Vimeo y que no tiene YouTube es la herramienta para buscar amigos y/o conocidos. De esta manera, a través de otras webs sociales como Yahoo, Facebook o Twitter, se hará una búsqueda con el fin de revelar si alguno de los contactos que se tenga en ellas posee una cuenta en Vimeo.
Lo último a destacar es que, gracias a su asociación con la empresa Google, y a través de Google+, YouTube presenta la ventaja frente a Vimeo de ofrecer un servicio de streaming, al que llaman Hangouts, a todos sus usuarios indistintamente de si son socios (Partners) del portal o no. Estos streamings se tendrán en cuenta como un vídeo normal: se pueden puntuar, compartir, añadir a favoritos y comentar, esta vez en tiempo real, dándonos la posibilidad de que haya una interacción directa entre el creador de contenido y el espectador.

4. Conclusiones.
Se deduce, en base a los resultados obtenidos en referencia al primer objetivo planteado, que en cuanto a la relación del usuario con el portal de YouTube, se produce una relación unidireccional, en el que es el propio YouTube el que, como dijéramos, allana el terreno para incentivar y facilitar el acceso a los vídeos por parte del usuario, funcionando a grandes rasgos de un modo publicitario que promueve más el consumo que las relaciones con otros usuarios del portal. Sin embargo, es precisamente en esas relaciones entre usuarios donde encontramos datos significativos sorprendentes que provocan una ruptura del esquema previo, que concebía a YouTube como una red social. Consideramos una percepción un tanto ambiciosa denominar a YouTube como plataforma de red social, donde lo máximo que podemos esperar es apenas un 1% de comentarios en base a las reproducciones pasivas y, por tanto, individualizadas, de los vídeos. Del mismo modo, nos encontramos ante la mínima interacción por parte de los usuarios ante el contenido, donde los «me gusta» a los que accedemos cómodamente con un solo click –de modo que nos libramos de críticas relacionadas con el tiempo que requiere escribir un comentario, o la exclusividad de la lista de reproducción de Favoritos–,  centra su máxima esperanza en un 5,94% en el segundo vídeo más popular a nivel internacional de todo YouTube.
Dicho esto, aunque bien es cierto que posee determinados elementos que le asemejan a una red social porque permite la interacción con cierta variedad, la frecuencia con que esta interacción se produce en base a las reproducciones totales es realmente insignificante como para denominar al portal como una red social actual.
Respecto a la comparación con las redes sociales Facebook y Twitter, de los elementos sociales analizados, casi todas las herramientas se muestran tanto en YouTube como en, al menos, una de las dos redes sociales observadas. El «no me gusta» es una de las interacciones que aparece en YouTube pero no en Facebook o Twitter. Por otro lado, la creación de grupos no es una herramienta disponible en YouTube. En términos numéricos, el 80% de los botones interactivos de YouTube coinciden con el de las redes sociales Twitter y Facebook. De este porcentaje, el 75% de las herramientas sociales están presentes en las tres redes; el 12’5% sólo en Facebook y YouTube, y el restante 12’5% sólo en Twitter y YouTube.
Así, YouTube cumple la misma función básica de las redes sociales analizadas, debido a que la gran mayoría de sus herramientas aparecen en Facebook o Twitter. En YouTube y en las redes sociales se sigue el mismo procedimiento: se publica un contenido (en el caso de YouTube destacan principalmente los vídeos) sobre el que una red de usuarios (con perfiles propios) interactúan, creando un vínculo entre ellos.
Por último, y una vez analizadas todas las semejanzas y diferencias que puedan existir entre las dos plataformas de vídeos YouTube -objeto de nuestro estudio- y Vimeo, hemos podido observar que se asemejan más que difieren.
En primer lugar, ambas webs tienen una predisposición a conseguir usuarios registrados. En cuanto se entra a alguna de ellas, encontramos una sugerencia de registro, que es mucho más sobresaliente en Vimeo, pues ya el diseño de la página principal está basado en los cuadros para introducir los datos de registro. Por lo tanto, como portales de vídeo, estas webs son utilizables por cualquier usuario, pero como redes sociales es preciso el registro, aunque no con las intenciones de protección de datos, como ocurre en las redes sociales convencionales, si no como forma de conseguir el registro inmediato del consumidor que quiera explotar al máximo las posibilidades que ofrecen.
Una vez registrados, las herramientas de interacción con los vídeos publicados en las web, tales como los botones de «me gusta»/«no me gusta»/«like», favoritos, compartir o los comentarios sobre el contenido de éstos, se repiten en los dos portales. Hay una clara intención por parte de las plataformas de vídeo de ofrecer a sus usuarios la posibilidad de ofrecer sus opiniones, pensamientos e ideas sobre el contenido que suben y publican los usuarios productores, de manera que haya una interacción directa entre el creador de contenido y el público del mismo.
Aun así, encontramos dos diferencias que vale la pena comentar, como el hecho de que Vimeo cuente con una herramienta donde buscar en otras comunidades webs usuarios conocidos que se encuentren registrados en el portal de vídeos, lo que suelen incluir las redes sociales, aunque en su caso, mediante la búsqueda por correo electrónico, y la inclusión por parte de YouTube de un servicio de streaming, donde usuarios y espectadores pueden interactuar de forma directa. Sin embargo, esto último, es algo innovador y que casi en exclusividad puede tener una plataforma de vídeos, aunque haya una alta y clara interacción. Por consiguiente, ambas plataformas coinciden en un 80% en lo que a herramientas propias de las redes sociales se refiere, de lo que deducimos que no solo YouTube, como plataforma de vídeos, toma elementos de las redes sociales como propios.
De este modo, concluimos que la hipótesis se cumple en el sentido de que, efectivamente, YouTube posee elementos socializadores que coinciden con los de las redes sociales convencionales pero, por el contrario, posee también significativas inclinaciones que convierten a los vídeos en un producto de mercado, al hilo de lo planteado por Larrañaga Rubio y Ruíz Molina, donde encontramos ese cambio en el modelo de producción audiovisual. En ese sentido, de manera contundente, encontramos la confirmación del propio YouTube, el cual se reconoce en ciertos puntos como sinónimo de negocio, con un importante interés publicitario digno de análisis, funcionando a modo de escaparate al mundo.
         

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