ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

Volver al índice

Evidencia indirecta de la presencia semítica  y hebrea en Egipto .

De la evidencia indirecta de la presencia semítica en Egipto, siguiendo a Hershel Shanks (Shanks, Egypt´s chief archaeologist defends his rights (and Wrongs), May/Jun 2011, págs. 34 - 45), tenemos entre otras, la tumba de Aper – El, descubierta por el arqueólogo francés Alain Zivie en Saqqara, este personaje era un visir de Egipto, sólo superado por el faraón y todos parecen estar de acuerdo que este es un nombre semítico, el equivalente del hebreo Abed-El, el siervo de Dios, lo que permite suponer que una persona de origen semítico, quizás hebreo, ocupó un alto rango en Egipto solo después de Faraón, Aper-El fue primer ministro o visir en la época de Amenofis III y Akhenaton, alrededor de los años 1386 – 1350 a.e.c. y 1350 al 1334 a.e.c. respectivamente (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), ¿alguna similitud con el Iosef hebreo?, no se puede ser contundente con esta afirmación, sobre todo por las fechas en que se encuentran señalados los periodos de los faraones, ya que no coinciden con la salida de Egipto y los 430 años de residencia, empero permite suponer, que no solo existieron pueblos semíticos en Egipto, sino además, que llegaron a ocupar cargos importantes.
Sarna y Shanks nos ofrecen otras evidencias indirectas (Sarna & Shanks, 2011, págs. 41-42), ya que existe una pintura en las paredes de la tumba del visir Rekhmire del siglo 15 a.e.c., que muestra a esclavos semitas haciendo ladrillos en Tebas, lo que coincide grandemente con la narrativa bíblica, aunque debo reconocer que no podemos asegurar que sean hebreos, pero sí es un indicio que podemos suponer, ya que precisamente la fabricación de ladrillos, es señalado en la Torah como impuesta a los hebreos durante la esclavitud. Además los mismos investigadores recién citados, nos dicen, que en el segundo milenio a.e.c., hay una considerable evidencia de esclavos asiáticos en Egipto, una de ellas es un papiro con una lista de más de 40 mujeres esclavas con nombres semíticos, uno de esos nombres es el de Shiphrah, el mismo nombre de una de las mujeres parteras, que Faraón mandó llamar, para reclamarles que no habían obedecido su orden de matar a los niños hebreos recién nacidos, que podemos leer en el libro de éxodo capítulo 1, versículos: 15 – 18; aclarando que no se quiere decir, que sea la misma persona de la narrativa del éxodo, simplemente se señala la coincidencia de los nombres, lo que permite identificar de manera indirecta, la presencia hebrea en el antiguo Egipto.
Por su parte, el profesor James Hoffmeier de la Trinity International University (Hoffmeier J. K., Jan/Feb 2007, págs. 30 - 41) en sus informes de las excavaciones arqueológicas, así como los trabajos geológicos en el Sinaí, el intercambio de imágenes de la iconografía egipcia y las inscripciones, planos y demás material encontrado, coincide en el hecho de que no hay evidencia arqueológica directa para apoyar a la tradición del éxodo, sin embargo, si hay material de referencia importante que permite, inferir la presencia hebrea en Egipto. Pero no en papiros, salvo la lista de esclavas mencionada en el párrafo anterior, ya que el carácter húmedo de la tierra del delta del Nilo, donde podrían haber estado los hebreos, no permite sobrevivir a los papiros, para ello pone como ejemplo, los trabajos de exploración por más de 35 años en la antigua Avaris, capital de los hiksos, del Profesor Manfred Bietak de la Universidad de Viena, suerte similar ha tenido en 25 años Edgar Pusch en  Pi – Ramsés, quizás la Ramsés del Éxodo, por lo que a falta de referencias en papiros, debemos fijarnos en las inscripciones en piedra como referencia indirecta. James Hoffmeier, también resalta el hecho de que la tradición histórica egipcia, difícilmente narraría un acontecimiento como el éxodo, ya que las inscripciones reales que se encuentran en las estelas y los templos no son los informes negativos sobre el Faraón y sus ejércitos, al contrario, siempre nos hablan de sus triunfos y actos de valor, e incluso distorsionan los acontecimientos, como el desastre del ejército egipcio cerca de Ramsés II en la batalla de Kadesh, por lo que para Hoffmeier, nadie va a encontrar una estela que conmemore la humillación de Faraón a manos de los hebreos. Sin embargo la presencia semítica sí es demostrable, Hoffmeier apoya su tesis en el famoso asiriólogo Jean Bottero, quien señala lo siguiente: En las fronteras del Delta, desde tiempo inmemorial, los grupos pequeños de estos bedawin [beduinos] vino a pastorear sus rebaños, tentado por la proximidad de un mejor pastoreo y el botín posible. Este testimonio se apoya en la literatura egipcia, en un sabio, Neferti, que vivió alrededor del 1900 a.e.c., quién se lamentaba el hecho de que la gente de habla semítica se había infiltrado en el Delta del Nilo.
Siguiendo las evidencias de presencia semítica en Egipto, tenemos el Papiro Anastasi, que corresponde al faraón Merneptah entre los años 1213-1203 a.e.c., que contiene un informe de una fortaleza fronteriza en la región de Wadi Tumilat, donde a una tribu de beduinos edomitas, se les permitió pasar por agua con sus rebaños, a la fortaleza de Merneptah-hetep -hir-Maat, que está en Tjeku (Sucot). La evidencia reseñada, tanto en los textos como en la pruebas arqueológicas, demuestran que era relativamente habitual que los pastores de las zonas donde habitaban semitas, acudieran a Egipto en busca de agua durante las sequías; apoya a la historia el hecho de que existen tumbas con artefactos cananeos en el Delta y el Tumilat Wadi y en más de la mitad de una docena de sitios.  Algunos de estos restos pertenecían a estos pastores, mientras que otros pueden ser atribuidos a los pueblos de habla semítica, que se establecieron en Egipto, algunos de los cuales se identificó con los hiksos, que gobernaron Egipto desde su capital en Avaris por lo menos durante un siglo, entre el 1650 al 1540 a.e.c., de los cuales nos ocuparemos en mencionar nuevamente más adelante.
Otra evidencia indirecta de presencia semítica en Egipto, es una famosa pintura en las paredes de una tumba en Beni Hasan, que representa a comerciantes asiáticos en caravanas de burros, llegando a Egipto con sus familias y sus mercancías, la fecha de esta pintura es de alrededor del 1890 a.e.c.; también existe evidencia de trabajadores cananeos empleados en las minas de turquesa del Sinaí, en el sitio denominado Serabit el Khadem (Sarna & Shanks, 2011, pág. 43).
Por lo que es innegable que la evidencia sí demuestra a semitas entrando en Egipto, ya sea para el comercio, el trabajo y debido a la sequía de la zona, de esta última razón Hoffmeier puntualiza: Esta es precisamente la imagen representada en el Génesis con respecto a Jacob y su familia. Sequía y la hambruna en Canaán llevó al patriarca a enviar a sus hijos a Egipto, donde había trigo, lo que lo llevó a establecerse en Egipto con sus rebaños y manadas. Pero la evidencia indirecta de Hoffmeier no termina con lo señalado anteriormente, ya que otro papiro, el Leiden 348 informa que: la Apiru ... está arrastrando a la torre de piedra de gran [///]" para la construcción de un palacio. Si los hebreos son los Apiru, tendríamos una evidencia directa de los trabajos forzados en Egipto por los hebreos, algunos como lo he señalado, coinciden en este punto, pero debemos reconocer que otros investigadores lo niegan, por lo que sería aventurado afirmarlo.
Otro de los investigadores que ofrecen evidencia indirecta de la presencia israelita en el antiguo Egipto, es Manfred Bietak de la Universidad de Viena (Bietak, Israelites Found in Egypt, Sep/Oct 2003, págs. 40 - 47, 49), él nos habla de un descubrimiento de chozas de caña de más de 3,000 años de antigüedad pertenecientes a los trabajadores constructores, muy probablemente esclavos, y que fueron elaboradas con el mismo plano como las encontradas en el antiguo Israel, un modelo de casas de cuatro habitaciones, estas chozas fueron encontradas en Medinet Habu, frente a Luxor, en Egipto. Bietak nos dice que esta historia comienza, en la década de 1930 en la orilla oeste del Nilo, donde la Universidad de Chicago del Instituto Oriental estaba llevando a cabo excavaciones en Medinet Habu, el monumento más notable de este lugar es la llamada Casa de un Millón de Años, durante la excavación, los arqueólogos descubrieron evidencia de algunas chozas improvisadas. En los círculos académicos de hoy, la casa de cuatro habitaciones es a menudo llamada la casa israelita, ya que se ubican en el período israelita y en los sitios de Israel, con sólo algunas apariciones en otros lugares. El difunto Yigal Shiloh llamó a la casa de cuatro habitaciones, un concepto Israelita original, ya que la mayoría de las casas de cuatro habitaciones encontradas, corresponde a asentamientos de Israel. Los Pueblos del Mar incluyendo los filisteos, que llegaron originalmente del Egeo o de Asia Menor tenían su propio distintivo de la arquitectura doméstica, y no tenían casas de cuatro habitaciones. Esta idea parece ser la dominante en torno a que el tipo de construcción corresponde a los antiguos israelitas, así lo consideran Bunimovitz y Faust (Bunimovitz & Faust, Jul/Aug 2002, págs. 32 - 41, 59 - 60), quienes señalan que este tipo de casa se ​​encuentra en todo  Israel, siendo la predominante en la Edad de Hierro entre el 1200 al 586 a.e.c. y desapareció por completo después de la destrucción del reino de Judá por parte de Babilonia alrededor del 586 a.e.c., lo que puso fin a la monarquía y empezó el exilio de Babilonia, desplazando a la población que ocupaba este tipo de habitación. Esta prueba indirecta de la presencia israelí en territorio egipcio, no es fácilmente objetable y permite afirmar, que los usuarios de estas habitaciones en Egipto, eran el mismo pueblo que invadió y conquistó Canaán convirtiéndolo en Israel.