EL SECTOR COOPERATIVO EN EL MERCOSUR DURANTE LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XXI

EL SECTOR COOPERATIVO EN EL MERCOSUR DURANTE LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XXI

Sandra Colombo (CV)
Paula Oxoby


CAPÍTULO II

El cooperativismo en los países del MERCOSUR

  1. Breve reseña histórica del cooperativismo en la región

Las raíces cooperativas en la región son de larga data. Al respecto, Coque Martínez (2002) reconoce la presencia de organizaciones cooperativas de origen religioso durante los siglos XVII y XVIII. Efectivamente, existían durante la primera mitad del siglo XIX –antes de la fundación de la cooperativa de Rochdale1 - cajas de ahorro y crédito en México y Venezuela.
El “cooperativismo importado” del siglo XIX estuvo vinculado al pensamiento utópico y a las corrientes socialistas y asociativistas (que promovían mutuales y sindicatos) introducidas por inmigrantes europeos (Coque Martínez, 2002: 151).
Ya en el siglo XX, junto a las corrientes de inmigrantes, el cooperativismo tiene otros dos factores de desarrollo, la Iglesia católica a través de la Doctrina Social, y los gobiernos nacionales que intentaron canalizar y expandir servicios públicos y reformas agrarias, al tiempo que buscaban controlar las capas sociales más desfavorecidas. El resultado de su acción erigió al Estado como principal motor histórico del cooperativismo latinoamericano, pero a su vez esta situación significó una posición de vulnerabilidad para el sector cooperativo, que quedaría atrapado en la oscilación entre la promoción populista y la indiferencia o el ataque, según la coyuntura política (Coque Martínez, 2002).
Una cronología del sector cooperativo latinoamericano resalta las siguientes etapas:
1. Comienzo tímido (principios del siglo XX y, especialmente, década de 1930): Experiencias aisladas, en su mayoría lideradas por inmigrantes europeos.
2. Etapa fundacional (años cuarenta y cincuenta): Generalización a todos los países y sectores, y creación de las primeras federaciones.
3. Enorme auge (años sesenta): Programas de promoción estatal, de la AID (Agency for International Development), de la Alianza para el Progreso, de la iglesia católica, en un ambiente de cambio económico y social influido en parte por la revolución cubana.
4. Dictaduras militares (años setenta): Involución causada por medidas de represión, eliminación o control de los movimientos populares.
5. Programas de ajuste estructural (años ochenta): Las cooperativas resisten con dificultades a la crisis global y deben reformular sus objetivos.
6. Mantenimiento (años noventa): Las etapas 4 y 5 dejaron una situación deteriorada que se agravó por carencias en la definición de estrategias comunes supranacionales, en el apoyo a la diversificación y, en definitiva, en la búsqueda de nuevas formas que permitan implantarse en los sectores medios profesionales y en las masas populares sometidas a dificultades permanentes (Coque Martínez, 2002:155).
No obstante, el movimiento ha conseguido modernizarse en alguna medida mientras mantiene en muchos países una presencia importante, una amplia gama de experiencias, un volumen significativo de operaciones y dirigentes con cierta cualificación. Existen avances sustanciales en la discusión de un Proyecto de Ley-Marco de Cooperativas para América Latina, y su papel como agente de desarrollo ha sido contemplado explícitamente en varias normativas nacionales, caso de las leyes colombiana de 1988 o brasileña de 1990 (Pineda et al., 1994: 122-125). A pesar de estos avances, Coque Martínez (2002:155) califica esta evolución del cooperativismo latinoamericano como “exógena y discontinua” resultante en un desarrollo organizativo insuficiente, manifiesto en una carencia de identidad y de procedimientos operativos comunes.


1 En el marco de la revolución industrial es creada en diciembre de 1844 la Sociedad de los Pioneros de Rochdale en Manchester (Inglaterra), considerada la primera cooperativa moderna del mundo. Ella creó los principios morales y la conducta que son considerados hasta hoy, la base del cooperativismo auténtico. En el momento de su creación estaba integrada por 28 obreros, en 1848 ya eran 14 miembros y en 1860 llegaron a 3.450 miembros.