ESTRATEGIA PARA LA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL RECURSO AGUA. ESTUDIO DE CASO: CUENCA DEL RÍO NARANJO, PROVINCIA LAS TUNAS

ESTRATEGIA PARA LA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL RECURSO AGUA. ESTUDIO DE CASO: CUENCA DEL RÍO NARANJO, PROVINCIA LAS TUNAS

Yoandris Garcia Hidalgo (CV)
Universidad Agraria de La Habana

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1.7. Estrategias de manejo de agua. Aspectos conceptuales

La palabra estrategia procede del griego “stratos” (ejercito) y “ag” (dirigir), equivale a “dirigir ejércitos” (Stoner, 1998).

La estrategia, cualquiera que sea su definición, es el producto de un conjunto de acciones lógicas y creativas aplicables que conducen a la formulación de objetivos amplios, de políticas principales y de asignación de recursos para lograr las metas trascendentales de una organización, en la búsqueda de una mejor posición competitiva y una respuesta más coherente ante el entorno actual y futuro (Thiétart, 1990; Cabanelas, 1997; Pérez, 2002; Gárciga ,2006).
En definitiva el concepto de estrategia tiene una significación multidisciplinaria útil como procedimiento para la solución de diversos problemas. Ello permite su aplicación en la búsqueda de soluciones a los problemas que afecten a la gestión sostenible de los recursos hídricos y contribuir a reducir los factores que provocan la vulnerabilidad del acuífero (Rodríguez ,2004).
La planeación estratégica es un proceso continuo de reflexión y de búsqueda de opciones para el futuro, que toma muy en cuenta el entorno caracterizado por el cambio y la incertidumbre, y cómo la organización, con sus recursos actuales y potenciales, puede insertarse de la mejor forma posible en él en pos del consenso y la participación para dar respuesta a los problemas estratégicos, tiene un carácter contextual (Stoner, 1998). Esta característica hace que sea factible su aplicación en la formulación de estrategias dirigidas a la gestión sostenible de los recursos hídricos.
El proceso de dirección estratégica tiene en cuenta la verificación de los hechos y las tendencias internas y externas para la toma de decisiones efectiva en una organización en circunstancias de incertidumbre, definiendo estrategias que aprovechen las fortalezas internas, las oportunidades externas, minimicen las debilidades internas y eviten o reduzcan el impacto de las amenazas externas. Es un proceso que permite a una organización ser proactiva en vez de reactiva en la formulación de su futuro (Pérez, 2002; Gárciga, 2006).
Los entes involucrados en la gestión sostenible de los recursos hídricos como condición esencial deben manifestar valores que sean compartidos de manera que las decisiones sean consensuadas y por lo tanto haya un mayor comprometimiento en la solución de ese problema (RENACE, 2003). En cambio, la misión define su razón de ser y la visión está dirigida al futuro que desea conseguir, de acuerdo con los objetivos como metas medibles, alcanzables y programados en el tiempo, según la estrategia formulada como el conjunto de las principales decisiones reflejadas en la distribución de recursos y el acompañamiento de las políticas que sirven de guías de actuación para la selección de alternativas (Rojas, 2008).
La gestión sostenible de los recursos hídricos como estrategia, constituye un mecanismo para articular esfuerzos y recursos de combate a la pobreza y como objetivo, perfila la visión-misión de un estado de desarrollo social y económico que se espera alcanzar en cada país (Zegarra. et al, 2007).
Si bien no existen enfoques o teorías correctas o incorrectas acerca del tema, el diseño de una estrategia de gestión sostenible de los recursos hídricos se vería beneficiada al compartir un marco teórico y un lenguaje común (Higino, 2006)
Cada país deberá adoptar una estrategia en consonancia con sus recursos y capacidades para alcanzar sus objetivos propios y, al mismo tiempo, cooperar en el plano regional e internacional para dar soluciones colectivas a los problemas mundiales del manejo sostenible del agua (FAO, 1996).
Diversas organizaciones y países han implementado estrategias para la gestión sostenible de los recursos hídricos. La ONU (2003) declaró ese como “El año Internacional del Agua” e implementó acciones en función de una crisis venidera de este recurso.
Según Herrera (2011) la FAO promueve el aprovechamiento eficiente y la conservación del agua con el fin de lograr la seguridad alimentaría, mientras que PNUD y el Banco Mundial colaboran en el Programa Conjunto de Agua y Saneamiento.
De acuerdo a lo anterior, el diseño de estrategias de gestión sostenible de los recursos hídricos, y su planificación estratégica es un instrumento útil para llevar a cabo de forma global y sistemática la detección de problemas, la determinación de necesidades, la definición de los objetivos, las intervenciones a implementar para alcanzarlos, así como los sistemas de seguimiento y evaluación. Uno de sus mayores peligros es la falta de implantación y seguimiento. La elaboración de un plan resulta inútil si no se traduce en acciones a nivel operativo. El éxito depende, en gran medida, de la voluntad de los responsables de cada organización implicada. El impulso convencido de las acciones y cambios necesarios en materia de gestión, asignación de recursos y comunicación interna son esenciales (FAO, 2008).

1.7.1. Estrategias para América Latina y el Caribe

UNESCO (2006) ofrece una visión de aplicación de estrategias para la gestión integrada de los recursos hídricos, como “el proceso cuyo objetivo es asegurar el desarrollo y manejo coordinado del agua en interacción con otros sistemas naturales, sociales y culturales, maximizando el bienestar económico, sin comprometer a los ecosistemas vitales”, y brinda un marco propicio para el logro de un aprovechamiento sustentable del agua.
Los conceptos del enfoque ecosistémico en la gestión del recurso hídrico (UICN, 2006), se desarrollan aplicándolos a casos de estudio en América Latina y el Caribe, estableciendo que “por enfoque ecosistémico se entiende, en lo fundamental, una estrategia para la gestión del agua, suelos y recursos vivos, que promueva la conservación y el uso sostenible de una manera equitativa”. Estas aproximaciones son compatibles y tienen como objetivo estratégico, complementar y enriquecer la propia práctica de la gestión de los recursos hídricos.
Hoy por hoy, la implementación de todo este proceso trasciende los aspectos de orden técnico y pasa a constituir un desafío político, social, económico y cultural que compromete a la sociedad en su conjunto.
Promueve a su vez, la aplicación de estrategias adecuadas de gestión que permitan satisfacer las demandas crecientes frente a la evidencia de un recurso cada vez más en conflicto y de múltiples vínculos con los otros recursos naturales y componentes antrópicos.

1.7.2. Estrategias de manejo de agua en Cuba

En Cuba se han aplicado acciones dirigidas al manejo del agua en función de la sostenibilidad, ejemplo de ello es la Estrategia Ambiental del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos hasta el año 2015.En ella se aplica una estrategia de adaptación de los recursos hídricos al cambio climático y disminución de vulnerabilidades actualmente en ejecución en el sistema, de acuerdo con el Programa de Trabajo de Nairobi sobre el impacto, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático (IVACC, 2011), se identifican nueve áreas de acciones fundamentales:

  1. Desarrollo e implementación de metodologías e instrumentos para la evaluación.
  2. Mejoramiento de las observaciones del comportamiento de las variables hidrológicas y climáticas, así como de su procesamiento, acceso, intercambio y manejo.
  3. Modelación del comportamiento del clima según escenarios.
  4. Clima, riesgos y eventos extremos, su comprensión y evaluación de influencias para el desarrollo sostenible.
  5. Información socio-económica y sus relaciones con las evaluaciones del impacto y vulnerabilidades.
  6. Planeamiento de medidas de adaptación y empleo de prácticas exitosas.
  7. Investigaciones.
  8. Introducción de tecnologías para la adaptación.
  9. Diversificación económica en función de disminuir el impacto y las vulnerabilidades.

El conjunto de medidas de adaptación para el caso cubano, muchas de ellas se encuentran en ejecución en estos momentos, las cuales conforman un paquete de acciones de alcance político y de gestión, encaminadas a introducir y ampliar el proceso de soluciones paulatinas al reto de los impactos del cambio climático sobre el recurso agua.
Otras estrategias han sido implementas por el Ministerio de la Agricultura, los  denominados programas ramales, como el de Riego y Drenaje en la Agricultura Cubana, que implementa nuevas técnicas para la mejora de la eficiencia del uso del agua en la agricultura (MAinfo; 2004).
El Programa Nacional de Medio Ambiente de Cuba establece una serie de líneas para la acción, algunas de ellas relacionadas con el uso sostenible del agua en la agricultura. En concreto, en la línea denominada Agua para la Agricultura destacan varios objetivos, como consolidar el sistema de control de la calidad del agua de riego o la evaluación de las condiciones ambientales y técnicas de los regadíos para minimizar sus efectos ambientales. Se plantean en este caso acciones como la promoción de tecnologías apropiadas para el incremento de la eficiencia y productividad del agua en la agricultura, o el perfeccionamiento de estrategias y programas de uso del agua en el riego. La capacitación de los distintos agentes implicados en el riego, la asistencia técnica, investigación y transferencia de tecnología para un uso sostenible del agua también son aspectos que se pretende fomentar (PNMAC, 2000).

1.8. Índice de sostenibilidad en cuencas hidrográficas

El índice de sostenibilidad ambiental, a partir de una serie de indicadores, considera la habilidad de los países para proteger el medio ambiente en las próximas décadas (Chaves y Alipaz, 2007). Esos indicadores son identificados por las Naciones Unidas para definir el desarrollo sostenible. De ahí la importancia de su estudio en las cuencas hidrográficas.
Investigaciones relacionadas con el fin de definir el desarrollo sostenible de cuencas hidrográficas a partir del índice de sostenibilidad fueron realizadas por el Programa Hidrológico Internacional PHI (2008) y UNESCO (2008) en la Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá.
Este índice  han sido aplicados por Chaves, Alipaz (2007) y UNESCO (2008) en las Cuenca del Río Elqui y Río Limarí en Chile, y Catano (2009) en la cuenca reventazón en Costa Rica.
El índice aplicado en estas cuencas a partir de un indicador integrado, es utilizado para estimar la condición de sostenibilidad de una cuenca determinada, tomando en cuenta los aspectos hidrológicos, ambientales y socioeconómicos. Cada uno de los cuatro subindicadores del índice es determinado por información que representa el estatus actual de Presión (por ejemplo, actividades humanas que podrían provocar problemas en el ambiente; por lo tanto, los componentes de Presión describen la emisión contaminante y el uso de los recursos naturales); Estado (por ejemplo, situación de distintos aspectos del ambiente en determinado momento). Respuesta (se refiere a los esfuerzos de la  sociedad y administradores para enfrentar los problemas ambientales y mejorar los sistemas degradados). Esto sigue un modelo de dinámica establecido por la OECD (2003). La ventaja de utilizar un enfoque Presión-Estado-Respuesta se encuentra en el hecho de que se toman en cuenta los aspectos causa-efecto, permitiendo a los distintos interesados, administradores y generadores de discusión el tomar nota de y comprender los parámetros entre las interconexiones (OECD, 2003). Cada uno de estos componentes cuantitativos y cualitativos es dividido en niveles y resultados (por ejemplo, 0,00; 0,25; 0,50; 0,75 y 1,00; donde 0 es asignado a la peor condición, mientras que representa el mejor estatus), así permitiendo el uso de simples hojas de cálculo en lugar de ecuaciones u otras complejas funciones para el cálculo del índice sostenibilidad (Chaves y Alipaz, 2007).
García (2011) aplica un índice simplificado de gestión de cuencas (IsGC) para Cuba, el cual tiene como objetivo fundamental propiciar el análisis del estado de dicha gestión y facilitar la toma de decisiones para la mejora continua de su situación ambiental.
Para el cálculo del IsGC concurren cinco etapas metodológicas comenzando por la selección de seis indicadores básicos de evaluación, y que están implícitos en los Subprogramas de Trabajo de los Consejos de Cuencas referidos al agua, los suelos, los bosques y la carga contaminante. A cada uno de estos indicadores se le otorga un peso relativo según la importancia y prioridad en la gestión que se lleva a cabo para cada cuenca.
Conclusiones parciales
Las cuencas como unidades territoriales para la gestión sostenible de los recursos hídricos, exige un manejo participativo de los diferentes actores y sectores presentes en las cuencas y además que se tomen en cuenta los ecosistemas como usuarios de los mismos, implementando planes de manejo como instrumentos de planificación y ordenamientos concebidos para poder integrar el desarrollo y, a la vez, generar un instrumento de gestión que permita a las comunidades hacer un mejor uso de los recursos naturales.
Los recursos hídricos en Cuba se han visto afectados por diferentes factores como su carestía relativa en zonas vulnerables del país, la pérdida de su calidad original en determinadas áreas por efecto de la actividad antrópica, por su conducción, debido a ineficiencias en los sistemas de distribución y la aplicación de tecnologías inadecuadas, fundamentalmente en el riego de los cultivos agrícolas.
La problemática asociada al manejo del recurso hídrico en Cuba se centra en lo siguiente: Deterioro de la calidad del agua; deficiencias en la cobertura de servicios de agua potable; conflictos de usos del agua; insuficiente sistema de vigilancia que garantice el cumplimiento de las regulaciones existentes en el territorio, referidas al uso de los recursos naturales: agua, suelo y bosques.
La estrategia para el manejo integrado de los recursos hídricos para América Latina y el Caribe propuesta por UICN y UNESCO, consiste en asegurar el desarrollo y manejo coordinado del agua en interacción con otros sistemas naturales, sociales y culturales, maximizando el bienestar económico, sin comprometer a los ecosistemas vitales.
La gestión sostenible de los recursos hídricos como estrategia para Cuba, constituye una herramienta fundamental para el desarrollo social y económico del país.
La determinación del índice de sostenibilidad de las cuencas hidrográficas es fundamental para propiciar el análisis del estado de dicha gestión y facilitar la toma de decisiones para la mejora continua de su situación ambiental.