Los profesores universitarios participan en las “Prácticas Externas” desde dos perspectivas, como tutores académicos y como investigadores (Figura 1.3). Desde la perspectiva de profesor-tutor han de determinar los acontecimientos que faciliten al estudiante la reflexión sobre su aprendizaje para poder valorarlo. Como investigadores desarrollarán estudios críticos sobre el conjunto de la actividad comparando con lo que otras universidades realizan en este ámbito.
Para el profesor–tutor la herramienta didáctica de seguimiento es la tutoría, ya sea personal o virtual, individual o en grupo. En las tutorías el profesor tiene que apreciar los hechos y las personas fundamentales en el proceso de aprendizaje. Hitos como el aprendizaje de rutinas, las habilidades desarrolladas, la actitud ante los acontecimientos, la relación con sus compañeros de trabajo o la capacidad de reconocer y aceptar las consecuencias de errores cometidos deben servir al estudiante para crear un espacio de reflexión donde piense si lo que hace es útil y si puede mejorar o profundizar en su aprendizaje. El profesor-tutor debe motivar al estudiante para aumentar su implicación y favorecer la realización de actividades con objetivos profesionales accesibles como dominar la información o las destrezas necesarias para el trabajo, actividades que supongan un desafío intelectual o que su ejecución trasmita al alumno la sensación de aptitud y elevación de su autoestima. Al mismo tiempo, la tutoría posibilita al profesor–tutor emitir un juicio crítico que fije los términos de la calificación que otorga al alumno.
La relación del profesor–tutor con los alumnos ha de estar basada en el aprendizaje de habilidades, no en enjuiciar sus conocimientos. El profesor ayudará a que el estudiante ponga en práctica sus habilidades y conocimientos, a que aprenda a aprender. Las tutorías le permitirán hacer preguntas ad hoc al alumno para determinar si vale la pena lo que hacen. Serían cuestiones del tipo: ¿qué hacen cuando trabajan?, ¿cómo son tratados afectivamente por otros compañeros?, ¿qué hacen además de trabajar?, ¿con quién se relacionan? o ¿qué importancia dan a lo que están haciendo? Las preguntas se recogerán en cuestionarios que los estudiantes deben rellenar valorando su participación. Tales cuestionarios son los que, tras un periodo, podrán ser modificados de cara a mejorar la calidad de las mismas y, en consecuencia, los beneficios derivados para el alumno y para el conjunto de la sociedad.
1 Ortega y Gasset, J. (1982): Op. cit., p. 76.