EL PAPEL DE LAS PRÁCTICAS ACA-DÉMICAS EXTERNAS EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE ECONOMÍA

EL PAPEL DE LAS PRÁCTICAS ACA-DÉMICAS EXTERNAS EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE ECONOMÍA

Rafael Moratilla López (CV)
Universidad de Castilla–La Mancha

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Introducción

La “práctica de calidad” como servicio formativo que realiza la Universidad debe estar diseñada como materia formativa perteneciente al plan de estudios. No puede ser discutible si son parte del currículo, o si es una actividad que debe ser realizada a voluntad de los alumnos1. Se trata de un servicio consistente en trasmitir conocimientos a estudiantes de Economía en entornos no universitarios para que aprendan habilidades que les faciliten su incorporación al mundo laboral. El análisis a realizar sobre dicha mercancía versará sobre su dinámica evolutiva y sobre las circunstancias que determinan su modo de producción. Así, por ejemplo, al ser un bien intangible es difícil de determinar sus costes de producción pues «la valoración de capital intelectual es un tema todavía poco trabajado. Más aún, no está nada claro qué es el capital intelectual de la empresa 2. Por último seguiremos una metodología analítica ecléctica, interdisciplinar, que nos permite utilizar argumentos económicos, sociológicos, psicológicos…, para implementar el estudio del bien objeto de nuestra investigación.

La formación práctica de los estudiantes supone un aprendizaje basado en la experiencia. Siguiendo al profesor Zabalza3 se puede orientar según diferentes modelos: a) Centrado en la aplicación real de lo aprendido durante la carrera; b) Dirigido a facilitar empleo a los futuros egresados; c) Destinado a complementar la formación general recibida en la Facultad mediante una formación especializada en un centro de trabajo; y d) Orientado a enriquecer la formación básica combinando los aprendizajes académicos (teóricos y prácticos) con la experiencia formativa (teórica y práctica) en centros de trabajo. Este último es el modelo de referencia para nuestro estudio.

Para la asignatura “Prácticas Externas” es difícil establecer el contenido, por la amplitud de actividades y funciones propias de un economista. Con   Popper afirmamos «que no partimos de observaciones, sino siempre de problemas, sea de problemas prácticos o de una teoría que se encuentra en dificultades» 4. En algunos casos la asignatura recibe un nombre genérico, añadiendo la denominación específica de los estudios universitarios: “Prácticas de enseñanza”, “prácticas de enfermería”, “prácticas de ingeniería”, “prácticas de medicina” o “prácticas en empresas”. Existen otras denominaciones utilizadas en distintos trabajos o profesiones: “Pasantía”, “prácticas profesionales”, “practicum”, “inducción”, “aprendizaje en el trabajo”, “educación cooperativa” “prácticas de campo”, “formación en centros trabajo”, “trabajo basado en el aprendizaje”, o “prácticas externas”. Nosotros utilizaremos de forma indistinta “Prácticas en Empresas” 5 o “Prácticas Externas”. La primera matiza que el aprendizaje tendrá lugar en entidades mercantiles o en instituciones–organismos públicos. Con la de “Prácticas Externas” se alude a los conocimientos que enseñan técnicas, procedimientos, modos de hacer algo fuera del campus universitario. Con todo, ambas pueden considerarse sinónimos pues se refieren al periodo formativo curricular que realizan los estudiantes de Economía en centros productivos, entornos profesionales reales, fuera del campus universitario.

Las “Prácticas en Empresas” son parte de la actividad académica, a pesar de estar «acostumbrados a visualizar la actividad docente como una caja negra, donde los docentes explican sus lecciones, los estudiantes toman apuntes y los estudian para después reproducirlos en sus trabajos o exámenes. Poco hemos sabido de cómo se desarrolla ese proceso interior que llamamos aprendizaje. Durante bastante tiempo, la docencia universitaria se ha despreocupado de esta cuestión, convirtiendo el aprendizaje en un problema que afecta sólo a los estudiantes y son ellos quienes deben resolverlo. Enseñanza y aprendizaje se consideran compartimentos estancos. […] Parece evidente que aprender en contextos profesionales reales, como sucede en el practicum, es distinto de lo que se realiza en un contexto estrictamente académico. Y no porque ésta haya de ser teórica y aquélla práctica, error que suele ser habitual en los estudiantes y, en algunos tutores de prácticas. Convendría tener claro que ambos componentes de la experiencia formativa, el aprendizaje en la Universidad y el aprendizaje en el practicum, contienen elementos teóricos y prácticos» 6.

Como asignatura formativa, las prácticas deben ser realizadas cuando el estudiante conozca los principios teóricos de la Economía. No se puede hacer lo que se desconoce. Como señalaba Aristóteles: «además de todas las disposiciones naturales, adquirimos primero la capacidad y luego ejercemos las actividades. Esto es evidente en el caso de los sentidos, pues no por ver muchas veces u oír muchas veces adquirimos los sentidos, sino al revés: los usamos porque los tenemos, no los tenemos por haberlos usado. En cambio, adquirimos las virtudes como resultado de actividades anteriores, y éste es el caso de las demás artes, pues lo que hay que hacer después de haber aprendido, lo aprendemos haciéndolo» 7.

Al desarrollar la actividad educativa en entornos profesionales se propicia que los estudiantes la comparen con la actividad académica en aulas universitarias, así como la puesta en práctica de sus conocimientos, habilidades y actitudes. Ambas actuaciones implican «aprendizajes sobre uno mismo, aprendizajes vinculados a las disciplinas académicas, aprendizajes con respecto a la profesión y a los profesionales, aprendizajes con respecto a los usuarios de la empresa donde se realicen las prácticas (clientes, proveedores, colaboradores…), aprendizajes sobre el trabajo y aprendizajes sobre el propio centro de trabajo»8 .

La formación práctica de un estudiante que aspira a ser un economista, es necesaria y relevante para su aprendizaje académico, profesional y personal. Ahora bien, en la Universidad española no parece concederle importante a dicha formación. La propia Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), que verifica los títulos universitarios afirma en un principio que «en el caso de un grado de carácter profesional, será especialmente importante el planteamiento de prácticas profesionales adecuadas, así como el establecimiento de convenios de colaboración con empresas y otras instituciones para la realización de dichas prácticas»9 . Seis meses más tarde, la propia ANECA, rectifica, afirmando que «si se programan prácticas externas, éstas tendrán una extensión máxima de 60 créditos y deberán ofrecerse preferentemente en la segunda mitad del plan de estudios» 10. Finalmente la normativa que establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales 11 no otorga el carácter obligatorio, como asignatura del Plan de Estudios, a las prácticas profesionales.

Las universidades, inmersas en un proceso de cambio y adaptación, han pasado de ser centros para una élite de estudiantes donde la trasmisión del conocimiento era su objetivo, a ser centros educativos de masas cuyo objetivo es la inserción de los jóvenes universitarios en el mundo del trabajo. Este objetivo viene determinado por criterios económicos de eficiencia y efectividad. Como señala Monereo, «en las dos últimas décadas la Universidad, y en particular la Universidad española, ha vivido tiempos de cambio. […] De hecho, es difícil sustraerse a la idea de que esas transformaciones habidas en la Universidad no son sino un intento, en general tímido y conservador, de acomodar el paso de la vida universitaria a los profundos cambios que, fuera de las aulas y los campus, se están produciendo en la sociedad. En estos años la Universidad se ha abierto a un número creciente de alumnos, y con ello a nuevos grupos sociales. Han surgido nuevas demandas, pero también nuevos competidores, que obligan a repensar las metas y los métodos de cultura universitaria»12 .

Si en la década de 1980 las funciones básicas de la Universidad eran «el desarrollo científico, la formación profesional y la extensión de la cultura» 13, en la actualidad persigue «una mejor formación de sus graduadas y graduados para que estos sean capaces de adaptarse tanto a las demandas sociales, como a las demandas del sistema científico y tecnológico» 14. La Universidad modifica el objetivo de trasmisión del conocimiento por el aprendizaje de habilidades y adquisición de competencias que facilitan al alumno la incorporación al mundo del trabajo. Estas alteraciones están determinadas por cambios en la sociedad derivados de la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), de las transformaciones en la institución familiar o de la evolución demográfica. Ante ellos los estudiantes universitarios tienden a preocuparse más por su futuro laboral, que por los conocimientos que recibidos o que poseen. Como señala Pävi Tynjälä 15, «las relaciones entre la educación superior y su entorno económico han cambiado de forma significativa durante las últimas dos décadas, es deber nuestro el consolidar y desarrollar las dimensiones intelectuales, culturales, sociales y técnicas de nuestro continente. Éstas han sido modeladas, en gran medida, por las universidades. La masificación y diversificación de sistema educativo superior, la globalización económica, los nuevos modelos de generar conocimiento, los nuevos profesionales requeridos y el establecimiento de nuevas orientaciones profesionales, han producido cambios en las instituciones del sistema educativo superior para desarrollar nuevas formas de colaboración con el mundo del trabajo».

Este nuevo entorno educativo tienen sus bases en la firma en Bolonia el 18 de septiembre de 1988 de la Carta Magna de las Universidades Europeas, la Declaración de la Sorbona el 25 de mayo 1998 y la Declaración de Bolonia el 19 de junio de 1999, documentos en los que se reconoce que la universidad europea tiene que transformarse. En ellos se resalta la importancia del conocimiento en la sociedad y el papel de las universidades en su trasmisión: «El porvenir de la humanidad, en este fin de milenio, depende en gran medida del desarrollo cultural, científico y técnico que se forja en los centros de cultura, conocimiento e investigación en que se han transformado las auténticas universidades» 16. Por otro lado en la Declaración de la Sorbona sobre la armonización del diseño del Sistema de Educación Superior Europeo se apuntaba que «recientemente el proceso europeo ha dado pasos de extremada importancia. A pesar de la relevancia que ello tiene, no deberíamos olvidar que al hablar de Europa no sólo deberíamos referirnos al euro, los bancos y la economía, también debemos pensar en una Europa del conocimiento. Es deber nuestro el consolidar y desarrollar las dimensiones intelectuales, culturales, sociales y técnicas de nuestro continente. Éstas han sido modeladas, en gran medida, por las universidades, quienes todavía desempeñan un papel imprescindible en su desarrollo» 17. Igualmente se destaca que «merece especial atención el objetivo de mejorar la competitividad del sistema de enseñanza superior europeo. La vitalidad y la eficacia de una civilización se miden por el influjo que su cultura ejerce sobre otros países. Debemos garantizar que la capacidad de atracción del sistema europeo de educación superior en el mundo entero esté a la altura de su extraordinaria tradición cultural y científica»18 . En las declaraciones de La Sorbona, Bolonia y en las que se suceden 19 no queda lugar a duda que los gobiernos de los países firmantes otorgan a las universidades europeas un papel crucial en el desarrollo social, económico y personal. A pesar de la contundencia de estas declaraciones y de la adhesión de España desde 1999 20, las autoridades de nuestro país no establecen la regulación precisa para adaptarse al EEES hasta finales del año 2007 21. En él se van a producir cambios que afectan a las materias impartidas y a la forma de trasmitir el conocimiento. Ahora es esencial el aprendizaje y la adquisición de competencias por parte de los estudiantes, entendiendo por tales «el conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes que se complementan entre sí, y que capacitan para actuar con eficacia en las diferentes situaciones profesionales, aportando un saber (conocimientos), un saber hacer (destrezas) y un saber estar (actitudes) en cada situación» 22. El aprendizaje y la adquisición de competencias se convierten en el eje central de la trasmisión del conocimiento, enfrentándose los profesores universitarios españoles a un reto  poco conocido.

En paralelo al desarrollo del EEES la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) a todos los ámbitos de la sociedad altera la trasmisión del conocimiento. Ahora nos encontramos, por un lado, que las nuevas tecnologías son capaces de almacenar la mayoría del conocimiento acumulado por el ser humano, no se necesita memorizar prácticamente nada, ni acumular libros o documentos; y, por otro, que el conocimiento tiene fecha de caducidad, está en continua transformación, lo que ahora sabemos no nos sirve para mañana obligándonos a aprender a desaprender. En este sentido «los conocimientos quedan anticuados tan rápidamente que es una pérdida de tiempo exigir a los niños que los aprendan; en vez de ello se les debe enseñar cómo adquirir los conocimientos» 23. Aún sin estar de acuerdo con la afirmación anterior, da la impresión que lo importante es aprender a saber, no saber mucho. El aprendizaje debe realizarse a lo largo de toda la vida, y los estudiantes universitarios tienen que ser competentes en la adquisición, ampliación y profundización de sus conocimientos.

Las relaciones entre empleadores y universidades se erigen en un objetivo relevante de los nuevos Planes de Estudio universitarios. La propia normativa señala que «la nueva organización de las enseñanzas incrementará la empleabilidad de los titulados al tiempo que cumple con el objetivo de garantizar su compatibilidad con las normas reguladoras de la carrera profesional de los empleados públicos. […] La posibilidad de introducir prácticas externas viene a reforzar el compromiso de empleabilidad de los futuros graduados y graduadas, enriqueciendo la formación de los estudiantes de las enseñanzas de grado, en un entorno que les proporcionará, tanto a ellos como a los responsables de la formación, un conocimiento más profundo acerca de las competencias que necesitarán en el futuro» 24. Esta nueva forma de entender la enseñanza superior establece que las “Prácticas en Empresas” pasan de ser una materia irrelevante o inexistente, a ser una materia formativa que puede constituir hasta el 25 por ciento de la carga lectiva del currículo del plan de estudios.

El estudiante de Economía recién egresado que se incorpora al mundo del trabajo ha superado asignaturas de economía general, economía aplicada, contabilidad, organización de empresas, matemáticas, historia y de otras ciencias afines como sociología o derecho. El campo de actuación de un economista es muy amplio y, salvo casos excepcionales o casuales, el desconocimiento de cuál será su labor profesional cotidiana y en qué parcelas de actividad ejercerá como economista es elevado. En los estudios de Economía las “Prácticas Externas” como materia formativa adquieren especial relevancia.

La incorporación de un recién titulado al mercado laboral requiere un periodo previo para conocer los aspectos esenciales de la realidad donde va a trabajar. Además del saber académico es conveniente que tenga un mínimo de formación práctica realizada fuera del campus universitario, en empresas o instituciones reales. Incluso aceptando que «la Economía Política o Economía es el estudio de las actividades del hombre en los actos corrientes de la vida»25 , dichos actos no se pueden reproducir en un aula universitaria, requieren un espacio donde se combinen los saber académico y profesional, los estudios y el trabajo. La asignatura “Prácticas Externas” está concebida como actividad formativa independientemente de la inserción laboral de los recién egresados. Su objetivo es posibilitar a los estudiantes la puesta en práctica de sus conocimientos y habilidades, mejorar su interrelación social, incrementar su madurez, generarles actitudes positivas hacia la supervisión, elevar su autoestima y valorar la responsabilidad de su actuación.
Las decisiones profesionales sobre actos económicos corrientes como comprar, vender, alquilar, prestar o ahorrar, requieren habilidades que sólo se pueden aprender participando en el proceso productivo.

El conocimiento, habilidades y valores éticos de un trabajador determinan la calidad y cantidad de tiempo trabajado, y por tanto, el valor añadido generado. El estudiante no puede aplicar su saber de forma inmediata, tiene que conocer los procedimientos que sigue la actividad económica en cada etapa del proceso, y prever las consecuencias del resultado final de las decisiones que se adoptan. Este saber hacer sólo se puede aprender en entornos específicos, en las áreas operativas de las empresas. “Prácticas Externas”, como materia formativa, que los alumnos obtengan una visión más completa de los problemas y sus interrelaciones. Lo que sin duda contribuye a prepararlos para su incorporación futura a un puesto de trabajo. Obviamente no se resolverán cursando esta asignatura todos los problemas que puedan aparecer cuando el estudiante se incorpore al mercado de trabajo pero, al menos, la experiencia le permitirá tomar decisiones más ajustadas a su nuevo contexto y su aprendizaje estará más y mejor adaptado a las necesidades del entorno. Como en otras ramas del saber, la aplicación inmediata del conocimiento es imposible. No obstante, en economía el espectro sobre el que se puede actuar es tan amplio que las prácticas en empresas cobran una relevancia académica y social mucho más importante que en otras titulaciones.  En síntesis «las prácticas son la oportunidad de formarse, en sentido amplio, de formarse como personas y como universitarios, de formarse en la ciencia propia de cada alumno, y la mejor forma de hacer participar a la sociedad, a las empresas e instituciones públicas y privadas en el noble empeño de colaborar para hacer una enseñanza de calidad en el entorno real en que los titulados desarrollarán sus conocimientos, para, a su vez, y en un sentido cíclico, hacer mejorar a la sociedad, más formada en valores y en competencias profesionales» 26.

Un economista puede realizar su trabajo en cualquier actividad de las que tiene codificadas el Instituto Nacional de Estadística27 , todas son aptas para aplicar los conocimientos económicos. Además según establece el Estatuto Profesional de Economistas y de Profesores y Peritos Mercantiles 28, un economista puede desempeñar amplias y variadas funciones. Entre otras las de: Planificación y dirección de la organización contable; realización de estudios de planificación; programación y desarrollo económico del país, región o empresa; impartir docencia; o representación de intereses particulares. Por tanto, un economista puede actuar en 766 ocupaciones y ejercer en cada una de ellas 43 distintas. Ello implica acceder a un abanico de 32.938 puestos diferentes.

La formación externa tiene que desarrollarse en lugares adecuadamente dotados de medios técnicos y, sobre todo, humanos. Debe haber una persona de la empresa que se ocupe y responsabilice de trasmitir al alumno los conocimientos necesarios para abordar las tareas requeridas como estudiante en prácticas. Las “Prácticas en Empresas” como materia formativa deben desarrollarse en el mismo entorno que la actividad económica. Es decir, allá donde se produzcan, distribuyan o comercialicen las mercancías. El estudiante actuará como si de un trabajador recién incorporado se tratase. La formación estará centrada en el aprendizaje de los procedimientos cotidianos de la empresa. Los resultados del mismo se valorarán atendiendo a las competencias adquiridas 29 y a la visión del estudiante sobre actividades económicas abordadas por él.

Las relaciones humanas están en un proceso de cambio continuo. La docencia universitaria no queda al margen del mismo. Dicha docencia se ha caracterizado tradicionalmente por las clases magistrales, preparadas por los profesores aisladamente. Como señala Marcelo García «a la tarea de enseñar los profesores se enfrentan generalmente en solitario. Sólo los alumnos son testigo de la actuación profesional de los profesores. Pocas profesiones se caracterizan por una mayor soledad y aislamiento […] El santuario de la clase es un elemento central de la cultura de la enseñanza, que se protege y preserva mediante el aislamiento, y que padres, directores y otros profesores dudan en violar»30 . Con la implantación del EEES el profesor debe, además de trasmitir sus conocimientos, organizar y disponer los contenidos que los estudiantes tienen que aprender con tareas individualizadas o en grupo. El aprendizaje debe estar basado en problemas que los estudiantes resolverán utilizando los conocimientos adquiridos y en las competencias, habilidades y destrezas que posean. El proyecto Tuning aclara que «por resultados del aprendizaje queremos significar el conjunto de competencias que incluye conocimientos, comprensión y habilidades que se espera que el estudiante domine, comprenda y demuestre después de completar un proceso corto o largo de aprendizaje»31 .

“Prácticas Externas” es una asignatura basada en el aprendizaje del estudiante en entornos reales donde tienen la oportunidad de poner en práctica habilidades, competencias y actitudes, como por ejemplo:

  • El aprendizaje continuado y autónomo.
  • Comprender la responsabilidad ética profesional del economista.
  • Desarrollar la comunicación oral y escrita.
  • Uso y desarrollo de las tecnologías de la información.
  • Capacidad para trabajar en equipo.
  • Participar en el funcionamiento del sistema económico.
  • Comprender el papel de los agentes económicos.
  • Búsqueda de información y hechos económicos relevantes.
  • Identificar y anticipar problemas económicos y jurídicos.
  • Contribuir al establecimiento de estrategias económicas.
  • Analizar los problemas económicos con criterios profesionales.
  • Conocer las formas de intervención en el Sector Público.
  • Comprender las estrategias de fomento de la competencia.
  • Conocer y participar en el desarrollo económico internacional.

Como afirma el profesor García Delgado «en el plano formativo cabría destacar que las prácticas permiten al estudiante aplicar en contexto real los conocimientos académicos adquiridos durante la carrera; posibilitan una aproximación global e interdisciplinar a los problemas (frente a la fragmentación y descontextualización de los conocimientos tan difícil de superar en el ámbito universitario); le permiten contemplar otros conocimientos técnicos y especializados propios de su profesión (y, no olvidemos, muchas veces más actualizados que los que se estudian en la Universidad) y, sobre todo, permiten al estudiante integrarse en un medio nuevo para él, culturalmente distinto a la Universidad (otros usos, otras figuras, otras prioridades), permitiendo un proceso de socialización y adaptación al mismo»32 .

La formación de los estudiantes fuera de los recintos universitarios no significa que la Universidad se desentienda de la misma. Todo lo contrario. Tiene como eje de su actividad profundizar en la creación y trasmisión del conocimiento. Así se recoge en la Ley de Universidades 33 que «las funciones de la Universidad al servicio de la sociedad son: La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura; la preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística; la difusión, la valoración y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de vida, y del desarrollo económico; y la difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria y la formación a lo largo de toda la vida».

El diseño de las “Prácticas Externas” como materia formativa pretende que el esfuerzo exigido a los estudiantes sea fácil de comprender y comparar en el EEES: «Se espera que las prácticas sirvan para que los futuros profesionales vean, observen, compartan, imiten, cuestionen, y en definitiva, puedan llegar a sentirse un poco profesionales»34 . Ahora bien, esto no quiere decir que reproduzcamos lo que otras universidades realizan. Al contrario utilizaremos el diseño que mejor se adapta a nuestro entorno tal y como sugiere Ortega y Gasset: «Aunque, en efecto, fuésemos todos –hombres o países– idénticos, sería funesta la imitación. Porque al imitar eludimos aquel esfuerzo creador, de lucha con el problema, que puede hacernos comprender el verdadero sentido y los límites o defectos de la solución que imitamos»35 . La asignatura tiene que ser diseñada por cada universidad según las características de la actividad productiva de su entorno, sus alumnos y de sus propios profesores. Además, el diseño debe estar inserto en un proceso de permanente adaptación para que sus estudiantes puedan adquirir los conocimientos actualizados sobre la práctica profesional.

1 Tejada Ponce, A. y Moratilla López, R. (2011): Los tutores en los grados de economía y ADE. Evaluación y supervisión del practicum: El compromiso con la calidad de las prácticas. XI Symposium Internacional sobre el practicum y las prácticas en empresas en la formación universitaria. Poio-Pontevedra, pp.1559-1567.

2 Fernández, P. (2008): Valoración de empresas. Barcelona, Gestión 2000, p. 850.

3 Zabalza, M.A (2011): Evaluar la calidad del practicum: una propuesta. En Raposo, M.; Martínez, M.E.; Muñoz, P.C.; Pérez, A. y Otero, J.C. Evaluación y supervisión del practicum: el compromiso con la calidad de las prácticas. Santiago de Compostela: Andavira,  pp. 101-128

4 Popper, K.R. (2007): Conocimiento objetivo. Madrid Editorial Tecnos, pp. 305-306.

5 Prácticas en Empresas son las que se realizan en empresas de cualquier sector productivo, agrario, industrial o servicios; de cualquier tamaño, grandes, medianas o pequeñas; bajo cualquier forma jurídica: autónomos o sociedades mercantiles; en cualquier actividad pública o privada como, instituciones financieras, instituciones u organismos del sector público; o en organizaciones sin ánimo de lucro. En definitiva por empresas entendemos cualquier agente que participe en la actividad económica combinando los recursos naturales, el capital y el trabajo para producir bienes o servicios.

6 Raposo Riva, M. y Zabalza Beraza, M. A. (2011) La formación práctica de estudiantes universitarios: repensando el Practicum. Revista de Educación, vol. 354 (1). 21-43.

7 Aristóteles (2007): Ética Nicomáquea. Barecelona Editorial Gredos, p. 48.

8 Zabalza, M.A (2011): Evaluar la calidad del practicum: una propuesta. En Raposo, M.; Martínez, M.E.; Muñoz, P.C.; Pérez, A. y Otero, J.C. (editores) Evaluación y supervisión del practicum: el compromiso con la calidad de las prácticas. Santiago de Compostela: Andavira. pp. 101-128.

9 ANECA (2008a): Protocolo de Evaluación para la Verificación de Títulos Universitarios Oficiales (Grado Y Máster), Madrid. ANECA, p.18.

10 ANECA (2008b): Protocolo de Evaluación para la Verificación de Títulos Universitarios Oficiales (Grado Y Máster), Madrid. ANECA, p.27.

11 Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. Artículos 12.6 y 15.4. Disponible en http://www.boe.es/boe/dias/2007/10/30/pdfs/A44037-44048.pdf (consulta 3 de marzo de 2011).

12 Monereo, C. y Pozo, .JI. (2003): La universidad ante la nueva cultura educativa. Madrid. Editorial Síntesis, p. 15.

13 Preámbulo de la Ley Orgánica 11/1983 de Reforma Universitaria, se puede consultar en: «http://www.boe.es/boe/dias/1983/09/01/pdfs/A24034-24042.pdf» (consulta 3 de marzo de 2011).

14 Preámbulo del texto refundido de la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, se puede consultar en: http://www.boe.es/boe/dias/2007/04/13/pdfs/A16241-16260.pdf (consulta 3 de marzo de 2011).

15 Tynjälä, P., Jussi, V. y Anneli, S. (2003). Pedagogical perspectives on the relationships between higher education and working life. Higher Education, vol. 46 (14): 147-166.

16 Punto 1º del preámbulo de la Carta Magna de las Universidades Europeas, suscrita por los rectores de las universidades europeas, reunidos en Bolonia, con motivo del IX centenario de su Universidad. Septiembre 1988. Disponible en http://www.crue.org/export/sites/Crue/procbolonia/documentos/docclave/Carta_Magna.pdf (consulta 2 de marzo de 2011).

17 Primer párrafo de la Declaración de la Sorbona. Declaración conjunta para la armonización del diseño del Sistema Educativo Superior Europeo (a cargo de los cuatro ministros representantes de Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido). La Sorbona, París, mayo de 1988. Disponible en: http://www.crue.org/export/sites/Crue/procbolonia/documentos/docclave/Carta_Magna.pdf (consulta 2 de marzo de 2011).

18 Párrafo octavo de la Declaración de Bolonia El Espacio Europeo de la Enseñanza Superior (Declaración conjunta de los ministros europeos de educación). Bolonia 19 de junio de 1999. Disponible en http://www.crue.org/export/sites/Crue/procbolonia/documentos/docclave/Declaracixn_de_Bolonia.pdf (consulta 2 de marzo de 2011).

19 Comunicado de los encuentros de ministros responsables de la educación superior celebrados en Praga el 19 de mayo de 2001; Berlín el 19 de septiembre de 2003, Bergen 20 mayo 2005, Londres 18 de mayo de 2007, Leuven y Louvain-la-Neuve 29 de abril de 2009 y Budapest-Viena 12 de marzo de 2010. Disponibles en http://www.crue.org/espacioeuropeo/pEuropaDocumentosClave.html (consulta 2 de marzo de 2011).

20 Jorge Fernández Díaz Secretario de Estado de Educación, Universidades e Investigación y Desarrollo, firmó la Declaración de Bolonia en nombre del gobierno español el sábado 19 de junio de 1999.

21 El Boletín Oficial del Estado publica el martes 30 octubre de 2007 el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales.

22 Armengol Asparó, C. Castro Caecero, D., Jariot García, M., Massot Verdú, M. y Sala Roca, J. (2011): El Practicum en el Espacio Europeo de Educación Superior: Mapa  de competencias del profesional de la educación. Revista de Educación, Vol. 354 (1): 71-98.

23 Nisbet, J. y Shucksmith, J. (1987): Estrategias de aprendizaje. Madrid. Editorial Santillana, p.133.

24 Preámbulo del Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre.

25 Marshall, A. (1954): Principios de Economía. Madrid. Aguilar Ediciones, p. 3.

26 Hernández Adrover, J.J., Moratilla López, R., Vicente Ballesteros, T. (2009): Las prácticas en los grados que habilitan para el ejercicio de profesiones jurídicas y económicas: el saber, el conocimientos y la formación para el desarrollo de la profesión”. El practicum más allá del Empleo, Formación vs. Training. Poio-Pontevedra. Imprenta Universitaria, p. 695.

27 Nos referimos a las 766 actividades codificadas con cinco dígitos por el Instituto Nacional de Estadística en la Clasificación de Actividades Económica, (CNAE 2009), desde el cultivo de cereales (01110) hasta las actividades relacionadas con el deporte (92623). La CNAE 2009 sigue las recomendaciones adoptadas por la Comisión de Estadística de Naciones Unidas. Disponible en http://www.ine.es/daco/daco42/clasificaciones/cnae09/cnae_2009_rd.pdf  (consulta 1 de marzo de 2010).

28 43 funciones en el Real Decreto 871/1977, Estatuto profesional de economistas y de peritos mercantiles, publicado en el Boletín Oficial del Estado el 28 de abril de 1977.

29 El Programa de Convergencia Europea ANECA (2003-2006), establece como objetivo prioritario la definición de los perfiles profesionales y su relación con las competencias transversales y específicas que deben adquirir los estudiantes. Disponible en http://www.aneca.es/var/media/148149/publi_convergencia_060620.pdf (consulta 25 de marzo de 2012).

30 Marcelo García, C. (2002): Los profesores como trabajadores del conocimiento. Certidumbres y desafíos para una formación a lo largo de la vida. Revista Educar Vol. 30: 27-56.

31 González, J. y Wagenarr, R. Tuning Educational Structure in Europe. Bilbao. Universidad de Deusto. p. 28. Disponible en http://www.relint.deusto.es/TUNINGProject/spanish/doc_fase1/Tuning%20Educational.pdf (consulta 1 de marzo de 2010).

32 García Delgado, J. (2009): Bolonia y la buena práctica de las prácticas. La Cuestión Universitaria, (5): 82-90.Disponible en http://www.lacuestionuniversitaria.upm.es/web/grafica/articulos/imgs_boletin_5/pdfs/LCU5-8.pdf (consulta 2 de marzo de 2010).

33 Artículo 1 de la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades, de 21 de diciembre, publicada en el Boletín Oficial del Estado de 24 de diciembre de 2001.

34 Marcelo García, C. (1998): Desarrollo profesional y practicum en la universidad. Bilbao. Servicio Editorial Universidad del País Vasco, p. 15.

35 Ortega y Gasset, J. (1982): Misión de la Universidad. Madrid. Revista de Occidente en Alianza Editorial, p. 27.