EL PAPEL DE LAS PRÁCTICAS ACA-DÉMICAS EXTERNAS EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE ECONOMÍA

EL PAPEL DE LAS PRÁCTICAS ACA-DÉMICAS EXTERNAS EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE ECONOMÍA

Rafael Moratilla López (CV)
Universidad de Castilla–La Mancha

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Información sobre el empleo actual

Como tercer bloque analizaremos las características del trabajo que estaban desempeñando los encuestados en el momento de la entrevista: tiempo de búsqueda, situación profesional, ocupación, ajuste entre cualificación y empleo e ingresos. De nuevo, distinguiremos en todo momento entre egresados que realizaron prácticas y quienes no las realizaron. Este bloque del cuestionario es paralelo al anterior, lo que tiene una doble ventaja. Por un lado, el encuestado está ya familiarizado con las preguntas, lo que agiliza las respuestas. Por otro lado, las características del empleo actual son perfectamente comparables con las del primer empleo, lo que permite advertir, en su caso, mejoras en las condiciones laborales a medida que los egresados adquieren experiencia en el mercado de trabajo.

Antes de comenzar, es conveniente subrayar que, dado que para los estudiantes que realizaron prácticas el empleo en el momento de la entrevista coincide con el primer empleo en mayor medida que par quienes no hicieron prácticas, las características del empleo actual serán bastante parecidas a las descritas en la sección anterior para este tipo de egresados. Esto implica que, en ocasiones, podrá parecer que los empleos de los egresados en el momento de la entrevista sean de menor calidad para quienes hicieron prácticas, pero en realidad esto puede responder a la menor experiencia de este tipo de egresados en el mercado de trabajo. Esto se advierte ya desde el principio, por ejemplo, con la búsqueda del actual empleo, cuya distribución se muestra en el Gráfico 4.33.
Los resultados que arroja el gráfico anterior apuntan a que los jóvenes con prácticas han requerido más tiempo para encontrar su actual empleo que aquellos que no las hicieron. En esto los resultados difieren de los correspondientes al primer empleo y pueden apuntar al hecho de que los estudiantes que no hicieron prácticas, al haber cambiado en mayor medida de empleo, se encuentran también en mayor medida en situaciones en las que no han necesitado buscar un empleo, sino que han recibido ofertas directamente de sus nuevos empleadores.

Siguiendo el mismo orden que en el bloque anterior, la segunda pregunta recoge la situación profesional en el actual empleo. Ahora los trabajadores que realizaron prácticas parecen estar más afectados por los contratos temporales que quienes no las hicieron, tal y como queda reflejado en el Cuadro 4.34.
La proporción de jóvenes con contrato temporal es mayor para los jóvenes que han pasado por el sistema de prácticas. Pero no debemos olvidar que en este gráfico estamos comparando grupos de jóvenes que han salido en distintos momentos al mercado de trabajo: dada la creciente la tasa de participación en prácticas a lo largo del tiempo, es de esperar que en el colectivo con prácticas haya una mayor proporción de jóvenes que habían salido hacía relativamente poco tiempo de la Facultad y se encontraban en su primer empleo en el momento de la entrevista, lo que puede explicar su mayor tasa de temporalidad. El porcentaje de jóvenes que tienen un contrato indefinido ha crecido notablemente en ambos colectivos desde el primer empleo hasta el actual. Pero ahora esta proporción es algo más favorable para los egresados que no hicieron prácticas, por su mayor experiencia en el mercado de trabajo.

De forma coherente con el bloque de preguntas anterior, en esta sección del cuestionario se preguntó además por la ocupación en el empleo actual, y la distribución de ocupaciones muestra un mayor peso de los trabajos como administrativo entre los que hicieron prácticas (Gráfico 4.35), así como una menor presencia de profesionales y técnicos entre este tipo de egresados.
Creemos que aquí sigue vigente el comentario anterior acerca de la menor antigüedad relativa en el mercado de trabajo de los jóvenes que hicieron prácticas frente a los que no las hicieron. Por ejemplo, esta menor antigüedad se demuestra en el hecho de que la antigüedad acumulada en el puesto de trabajo es de 46 meses para quienes no hicieron prácticas, frente a 32 meses para quienes sí las hicieron. Esta menor experiencia en el mercado de trabajo ha de estar, necesariamente, marcando las diferencias en la distribución ocupacional.

La distribución de ramas de actividad de la empresa donde trabaja el egresado en el momento de la entrevista no recoge diferencias significativas entre ambos tipos de egresados (Gráfico 4.36).
A continuación se ofrecen los resultados de las variables relativas al ajuste entre la cualificación del joven y la necesaria para desempeñar el actual empleo. La primera cuestión era si, para llevar a cabo el empleo actual, es necesario algún tipo de formación específica. El Cuadro 4.10 no muestra ninguna diferencia significativa en cuanto al porcentaje de egresados cuyos empleos actuales necesitan formación específica, si bien este porcentaje ha registrado diferencias en el tiempo. En ambos casos ha caído, pero parece haber caído más para los jóvenes que no tienen experiencias en prácticas, de modo que desde el año 2000 se advierte que los egresados con formación práctica trabajan en el momento de la entrevista en puestos de trabajo para los que se requiere formación específica en mayor medida que los egresados sin experiencia en prácticas.

Cuadro 4.10
Porcentaje alumnos que el empleo actual requiere formación específica

 

Antes de 2000

Desde 2000

Media

Sin prácticas

90.91

60.00

81.25

Con prácticas

86.11

77.55

81.18

Fuente: Ibídem

Las distribuciones de alumnos atendiendo a la necesidad de una formación específica para su trabajo actual muestran que en la mayoría de las ocasiones (81 por ciento), es necesaria esa formación especial para desempeñar las funciones que llevan a cabo en su empleo actual. El porcentaje de individuos que responde que para desempeñar el puesto actual es necesaria formación específica es mayor que el porcentaje correspondiente al primer empleo, lo que puede significar que, en varias ocasiones, los individuos han pasado de un empleo en el que no necesitaban formación específica a otro donde ésta sí era necesaria.

El segundo indicador de ajuste educativo recoge el nivel de estudios que el egresado considera necesario para desempeñar el actual empleo (Gráfico 4.37).
Las distribuciones de alumnos con y sin prácticas en función del nivel de estudios necesarios para desempeñar las labores que requiere su actual trabajo ponen de manifiesto que, tanto para los que no realizaron prácticas, como para los que sí las hicieron, más de la mitad de la distribución se decanta por la necesidad de tener cursados estudios universitarios de grado superior. A esta opción le sigue la de la formación profesional de grado medio y estudios universitarios de grado medio. De nuevo, las diferencias entre los colectivos analizados no se pueden considerar significativas. En total, no difiere entre ambos grupos el peso de jóvenes cuyos empleos requieren de algún tipo de estudios universitarios. También es mayor que antes (en el primer empleo) el porcentaje de entrevistados que señalan que en su actual empleo es necesario tener un título universitario superior, lo que otra vez indica que ha debido haber un flujo de individuos hacia puestos con mayores requerimientos formativos.

A continuación se analiza la distribución de alumnos atendiendo a la variable que identifica el grado de ajuste o relación entre sus estudios y su trabajo actual. La opción más frecuente ahora es la que propone que sus estudios son los mejores para realizarlo, seguida de aquella que reconoce que otros estudios también le hubieran sido útiles (Gráfico 4.38).
En esta ocasión la respuesta más frecuente es “mis estudios son los únicos o los mejores para realizarlo”, seguida de “otros estudios también me habrían servido”. En total un 90 por ciento de egresados con prácticas consideran bien ajustados sus puestos de trabajo a sus estudios frente a un 84 por ciento entre los egresados sin prácticas, lo que no representa diferencias muy significativas. En mayor porcentaje que antes (46.2 frente a 28.1 por ciento), los entrevistados señalan que para el desempeño del puesto de trabajo los estudios cursados son los únicos o mejores, lo que es un indicador de corrección en el desajuste educativo inicialmente experimentado por los jóvenes cuando pasan del primer empleo al actual. Lo más relevante aquí es que disminuye considerablemente la proporción de jóvenes que se identifican con las situaciones de mayor desajuste educativo.

Por último recogemos el indicador global de calidad del actual empleo, los niveles salariales, de nuevo dispuestos en tramos de 300 euros para facilitar la respuesta (Gráfico 4.39). Esta decisión, como decíamos antes, resta precisión a la variable objetivo pero ha permitido obtener un 91 por ciento de tasas de respuesta, bastante alto con relación a otras encuestas.
Por lo que se refiere a las distribuciones de los encuestados con y sin prácticas, atendiendo a los ingresos mensuales que reciben en su actual trabajo, se aprecia que, para ambos casos, la opción más frecuente es la de más de 1200 euros, seguida también para ambos casos, de la que se sitúa entre 900 y 1200 euros. El grupo de jóvenes con prácticas, que es seguramente más inexperto en el mercado y está en mayor medida vinculado a los puestos de trabajo a través de becas de formación, registra una proporción mayor de jóvenes cuyo salario se encuentra entre 600 y 900 euros, y también entre 900 y 1200 euros. Ahora son los jóvenes sin prácticas los que parecen tener salarios algo mayores.
De forma consistente con la evolución que definían los gráficos anteriores puede verse que los salarios también están marcando una notable mejora entre los primeros empleos y los actuales: se triplica el peso de los salarios de más de 1200 euros, que pasa del 18 por ciento al 42 por ciento, y el de quienes ganan menos de 600 euros es prácticamente nulo, cuando en el primer empleo afectaba al 18 por ciento de la muestra.

4.1.- Resumen de los resultados del bloque del cuestionario sobre el empleo actual

Las preguntas relativas al empleo actual han arrojado los siguientes resultados:

  • Las características de los empleos actuales son, tanto para quienes hicieron prácticas como para quienes no las hicieron, mejores que las de los primeros empleos: tienen un mayor ajuste educativo, así como requerimientos educativos y de formación específica, vienen acompañados más a menudo de contratos indefinidos, son más frecuentes los relativos a ocupaciones como profesionales y técnicos, y están mejor remunerados.
  • Sin embargo, como los estudiantes que no realizaron prácticas tienen menor experiencia acumulada en el mercado de trabajo que quienes sí las realizaron, las características de sus empleos actuales no son mejores ahora: por ejemplo, tuvieron que buscar su empleo actual durante más tiempo; tienen una menor proporción de contratos indefinidos, o de contratos como profesionales o técnicos; en menor medida ocupan puestos que requieran titulación superior, aunque tienen un grado de ajuste educativo similar. Finalmente, tienen salarios algo menores quienes no hicieron prácticas.