MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL PARA LA DIVERSIFICACIÓN DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y LA ARTICULACIÓN DEL TEJIDO EMPRESARIAL EN BAJA CALIFORNIA SUR

MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL PARA LA DIVERSIFICACIÓN DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y LA ARTICULACIÓN DEL TEJIDO EMPRESARIAL EN BAJA CALIFORNIA SUR

María Angélica Montaño Armendáriz (CV)
Universidad Autónoma de Baja California

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FUNDAMENTOS TEÓRICOS- CONCEPTUALES DEL DESARROLLO LOCAL

II.1. Aspectos Teóricos del Desarrollo Local.

El concepto que busca describir lo que es el “desarrollo” surge -con fuerza- a finales de la década de los 50´s, como un término estrechamente vinculado con la noción de progreso, reflejado como crecimiento económico. El desarrollo de las economías y la mayor calidad de vida que el “crecimiento económico” ha generado (principalmente en las últimas cinco décadas), ha propiciado que la teoría económica enfoque su atención en los mecanismos generadores de desarrollo económico, así como en las medidas para superar los obstáculos que lo impiden. Esta situación ha dado como resultado que (desde el punto de vista conceptual) exista un notable avance teórico, producto de la investigación y que –al mismo tiempo y de forma empírica- se hayan generado una gran cantidad de modelos y estrategias, mismas que se han aplicado con la finalidad de obtener respuestas en torno al desarrollo económico de los países.
El concepto de desarrollo económico, está directamente relacionado con otros términos como son: bienestar, progreso y crecimiento económico, con los cuales –con frecuencia- se tiende a igualar o utilizar como sinónimos (desde el punto de vista económico). Para delimitar y conceptualizar su ámbito de trascendencia, es necesario establecer (de una forma explícita) cuales son las características que lo diferencian, ya que el desarrollo hace referencia no solo a un crecimiento económico, sino también a un crecimiento social y cultural en un sentido más amplio e integrado (Sanchis y Joan, 2000).
En general, es conveniente señalar que los conceptos “desarrollo económico” y “crecimiento” son diferentes, ya que este último se refiere –únicamente- al aumento cuantitativo de la riqueza o del producto per cápita de cada país; mientras que el concepto “desarrollo” incluye una mejora cualitativa en la economía, a través de una mejor división social del trabajo, la inclusión de desarrollo tecnológico y una óptima utilización de los recursos naturales y el capital.
Por su parte, Saguido (2006) señala que  el “progreso” implica una continua incorporación de valores a través de un proceso de descubrimiento e innovación; por lo tanto, el desarrollo implica que las posibilidades que genera el progreso, se hagan explicitas y se materialicen  para beneficio y aumento de la productividad y calidad de vida de los habitantes del país.  Considerando la relación existente entre los tres conceptos antes referidos (crecimiento, progreso y desarrollo), es posible señalar que:
El desarrollo económico, consiste en crear -dentro de una economía local o regional- la capacidad necesaria para hacer frente a los retos y oportunidades que pueden presentarse en una situación de rápido cambio económico, tecnológico y social. No se trata solo de un simple incremento de la actividad y productividad económica, sino que viene acompañado de transformaciones estructurales; el proceso implica profundas modificaciones y sus estructuras evolucionan hacia formas superiores. (García Docampo, 2007, p. 23).
A partir de la conceptualización que hacen los autores antes referidos, es posible considerar al desarrollo económico como un proceso estructurado, a través del cual se puede alcanzar el crecimiento y el progreso de una sociedad, el cual evoluciona y se transforma conforme a la dinámica de la economía mundial.
Entre la década de los cuarentas a los setentas la economía mundial registro un periodo de crecimiento económico caracterizado por el modelo de desarrollo basado en el “Estado benefactor” así como por la modernización de las estructuras sociales y la homogenización económica a escala nacional (modelo Fordista).
Durante este periodo el concepto de desarrollo se relaciona directamente con el crecimiento regional y se presenta como una estrategia de expansión de las sociedades de producción y de consumo en masa.  Es durante este periodo que surge la teoría de los polos de crecimiento el cual propone una estrategia polarizada de modernización regional. Según esta teoría en la mayoría de los países existen polos de desarrollo modernos (las grandes ciudades), caracterizadas por el crecimiento y la innovación; pero entorno a estos polos existen regiones con menor desarrollo, donde la economía es poco participativa y las estructuras sociales conservan sus rasgos tradicionales; la idea fundamental de la teoría de polos de crecimiento es que se apliquen modelos de desarrollo que mediante políticas públicas las zonas desarrolladas liguen y lleven al crecimiento y modernización a la zona rezagadas, (Villar, 2007).
Esta teoría y las políticas de desarrollo regional se constituyeron en el principal instrumento de modernización y de unificación de políticas públicas para el desarrollo económico, las cuales se caracterizaron por:

  • La valorización de los recursos y el potencial de desarrollo se realiza de manera descentralizada y el desarrollo regional depende casi exclusivamente de las dependencias federales, estatales y de las grandes empresas.
  • Las políticas de desarrollo toman un sentido sectorial (agropecuarias, industrial, turísticas, entre otras) y no territorial lo cual favorece la integración espacial vertical en un nivel nacional, desvinculado horizontalmente de la economía local.
  • Se favorece la concentración de la población en los principales centros urbanos y la migración del campo a la ciudad.

El desarrollo polarizado (concentrado territorialmente) y la difusión del desarrollo “desde arriba”, durante varias décadas (1950-1970) fue el paradigma teórico dominante, en el que se basaron las estrategias de desarrollo y las políticas públicas. En este periodo, el desarrollo fue posible gracias a la continua expansión de la gran industria, particularmente la ubicada en los grandes centros urbanos; de manera paralela a esta circunstancia, las políticas económicas y el desarrollo de la infraestructura, facilitaron una creciente   formación de economías de escala y economías externas.
En términos generales, este modelo de desarrollo económico orientó las políticas públicas del desarrollo regional de los años 60s hasta finales de los 70´s; sin embargo, el modelo comenzó a mostrar signos de debilitamiento al inicio de los 80´s (a partir de la crisis del petróleo y el comienzo de la decadencia del sistema de producción fordista).  Es en este mismo periodo, donde la concepción del territorio y la dimensión espacial incorporadas a las políticas públicas, plantean la posibilidad de un nuevo paradigma para el desarrollo económico; el proceso continuo de adaptación y dinamismo  de las economías locales, regionales y nacionales dan validez a nuevas propuestas que consideran las características de los modelos de desarrollo endógeno, mismos que han recibido diversas definiciones, como por ejemplo: “desarrollo desde abajo”, “desarrollo local”, “desarrollo económico local” (Garofoli, 2009), pero que básicamente consiste en un replanteamiento del modelo de desarrollo económico que había dominado la economía mundial, del cual surge una corriente de pensamiento que asume una visión y una perspectiva ascendente, diferenciada y heterogénea del desarrollo, en el cual “lo local” se convierte en la escala de análisis.
El resultado de las diferentes reformulaciones acerca de los problemas que enfrentaba el desarrollo (como punto de la partida de la teoría del desarrollo endógeno), coinciden en presentarlo como un enfoque basado en el aprovechamiento de los recursos y potencialidades endógenas de un territorio, entendidos como punto de partida para un nuevo tipo de desarrollo centrado en lo local"Desarrollo endógeno implica la capacidad para transformar el sistema socioeconómico; la habilidad para reaccionar a los desafíos externos; la promoción de aprendizaje social; y la habilidad para introducir formas específicas de regulación social a nivel local. Es un proceso de crecimiento económico y cambio estructural” (Garofoli, 2009, p. 233)
Por su parte, Vázquez Barquero, (1999, p. 32) sostiene: "el desarrollo endógeno puede entenderse como un proceso de crecimiento económico y cambio estructural, liderado por la comunidad local utilizando el potencial de desarrollo, que conduce a la mejora del nivel de vida de la población local".  Al mismo tiempo, menciona la existencia de dos factores que generan confusión en torno al desarrollo endógeno: por una parte el papel que las pequeñas y medianas empresas juegan en la organización de la producción de los sistemas locales de empresas, y por otra, la importancia de los recursos locales en los procesos productivos. Respecto al primer punto, el referido autor argumenta que lo determinante para el crecimiento económico no es la dimensión de las empresas,  sino la formación de sistemas y redes de empresas con las cuales obtener economías de escala, reduciendo los costos de transacción.  En cuanto al segundo punto, señala que lo importante en el proceso local es saber endogeneizar los recursos, independiente del origen (interno o externo).
Por tanto, el desarrollo endógeno es un proceso de crecimiento y cambio estructural, en el que la organización del sistema productivo, la red de relaciones entre los actores y las actividades, económicas  la dinámica de aprendizaje y el sistema sociocultural determinan los procesos de cambio, sumado todo ello a la dimensión territorial que lo compone; conduciendo así a diferentes senderos de desarrollo, según sean las características y capacidades de cada economía y sociedad local.  En ello radica la importancia de conocer las culturas locales de emprendimiento, las tendencias a la innovación en los agentes locales y, en particular, las ideas que las élites tienen acerca del desarrollo (Vergara, 2004).
El punto de partida del desarrollo de cualquier comunidad será el conjunto de recursos económicos, humanos, institucionales y culturales, que constituyen su potencial de desarrollo 1.  Por último, esta estrategia de desarrollo es, ante todo, una estrategia para la acción, es decir, "la capacidad de las comunidades locales de liderar su propio proceso de desarrollo unido a la movilidad de su potencial de desarrollo, es lo que permite dar a esta forma de desarrollo el calificativo de desarrollo endógeno" (Vázquez Barquero, 2005, p. 29).
Con la finalidad de determinar cómo se vinculan los fundamentos teóricos del desarrollo local (endógeno según la conceptualización de Vázquez Barquero), con los grandes paradigmas de la teoría del desarrollo económico, este autor plantea un análisis a partir de la relación que existe entre las raíces teóricas del desarrollo económico y las del desarrollo local, vinculando estos conceptos a los procesos de industrialización endógeno y al análisis empírico de los procesos de desarrollo industrial en las localidades del sur de Europa.  A partir de este análisis, el referido autor identifica cuatro enfoques teóricos del proceso de industrialización endógena:

  • Teoría del gran desarrollo.
  • Teoría del crecimiento dualista y acumulación de capital.
  • Teoría de la dependencia.
  • Teoría territorial del desarrollo e iniciativas locales.

Entre estos cuatro enfoques existen similitudes y diferencias, específicamente en la forma de abordar el proceso de la industrialización endógena y su relación con el paradigma del desarrollo local; pero a decir del autor, los cuatro coinciden en reconocer a la teoría del desarrollo endógeno como la adecuada para interpretar la dinámica económica de las ciudades y regiones y agrega, además, que la complejidad de esta teoría es consecuencia de su “enraizamiento en los grandes paradigmas de la teoría del desarrollo económico”, asimismo refiere que esta teoría “ofrece un instrumental útil para actuar en los procesos de crecimiento y cambio estructural” (Vázquez Barquero, 2005, p. 30).
En el cuadro II.1 se resumen los principales rasgos que comparten y –a la vez- que marcan la diferencia entre las principales teorías del desarrollo endógeno con las del desarrollo económico.
La relación que se establece entre la teoría del desarrollo económico y la teoría del desarrollo endógeno, indica que esta última va más allá de la conceptualización del crecimiento que proponen los modelos basados en el equilibrio clásico y en la función de producción (modelos teóricos neoclásicos) y que parte del supuesto que los procesos de crecimiento y cambio estructural, son el resultado de las estrategias y decisiones de inversión de las organizaciones que operan en los mercados y se agrupan en entornos institucionales y culturales que condicionan la dinámica económica (Vázquez Barquero, 2005).
A partir de la teoría del desarrollo endógeno se puede ubicar el enfoque el modelo del desarrollo local, el cual supone un planteamiento integral y contextualizado acerca del funcionamiento de las economías.  Dicho enfoque conduce a una estrategia que debe acompañar los esfuerzos de las políticas macroeconómicas y sector externo de la economía  con acciones orientadas a la gestión e innovación del conjunto de los sistemas productivos locales y tejidos de empresas existentes; de esta manera, el desarrollo local trata de complementar las exigencias del ajuste ante el cambio estructural, de forma que incluya el conjunto de la economía y los actores reales y no solo los actores financieros y las grandes empresas producto de la economía globalizada.  Al respecto, Alburquerque  menciona que:
La ausencia de políticas activas de promoción económica en el nivel territorial, en muchas ocasiones ha impedido la generación de entornos favorables a la incorporación de innovaciones en las pequeñas y medianas empresas, sobre la base de la articulación en red de las instituciones públicas y privadas que tienen responsabilidades en el desarrollo económico. La promoción del desarrollo económico local necesita, pues, el fortalecimiento institucional para crear ambientes innovadores territoriales. (Alburquerque, 2007, p. 48).

1 "En este sentido son las pequeñas y medianas empresas las que con su flexibilidad y su capacidad empresarial y organizativa están llamadas a tener un papel protagonista en los procesos de desarrollo endógeno" (Vázquez Barquero, 1999, p. 30).