MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL PARA LA DIVERSIFICACIÓN DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y LA ARTICULACIÓN DEL TEJIDO EMPRESARIAL EN BAJA CALIFORNIA SUR

MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL PARA LA DIVERSIFICACIÓN DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y LA ARTICULACIÓN DEL TEJIDO EMPRESARIAL EN BAJA CALIFORNIA SUR

María Angélica Montaño Armendáriz (CV)
Universidad Autónoma de Baja California

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II.2. Aproximación Conceptual al Desarrollo Local.
Origen del Concepto Desarrollo Local.

Los años posteriores a la segunda guerra mundial se centraron en un modelo de desarrollo, cuyo eje principal era promover y atraer la inversión extranjera.   En este escenario no existían los problemas estructurales; al mismo tiempo, las únicas acciones trascendentes eran aquellas tendientes a regular la coyuntura mediante medidas fiscales o monetarias.  En tal período, las políticas de desarrollo regional, tendieron a difundir al máximo los efectos del crecimiento con el objetivo de reducir las disparidades espaciales de los niveles de vida, basándose –preferentemente- en la movilidad de los bienes y factores de producción, especialmente capital, trabajo y tecnología.  Tales políticas de desarrollo regional, se caracterizaron por la aplicación de un modelo de crecimiento cuantitativo, basado en una rígida división internacional del trabajo que, además de incidir negativamente en la calificación de la fuerza de trabajo de las zonas periféricas, implicó una fuerte especialización en actividades tradicionales altamente expuestas a las crisis, así como la concentración en las zonas centrales de las funciones y las decisiones claves, todo ello ligado a una subutilización de los recursos regionales.
Uno de los principales problemas macroeconómicos fue que la presencia de mayor dependencia de los centros de decisión político y económicos exógenos, no solo favoreció la desintegración regional y la infravaloración de los recursos propios, sino que también redujo la capacidad de adaptación e innovación de las localidades (ILPES-CEPAL, 1998).  Sin duda, la crisis de los años 70´s dejó al descubierto las limitaciones de tal enfoque en factores económicos trascendentes como la generación de empleo y el desarrollo, evidenciándose así un crecimiento desarticulado y una construcción socio-económica desequilibrada (Arocena, 2001), lo que originó un cambio de actitud y el nacimiento de una nueva política de desarrollo que revalorizaba el potencial endógeno y resaltaba el papel del territorio.  A partir de ese momento, el nuevo enfoque localpermitió redescubrir y desarrollar las potencialidades contenidas en el tejido económico y social local, para darles un nuevo y positivo giro hacia la participación de los agentes locales, producto de su mayor conocimiento de las zonas afectadas.
De este modo, el desarrollo local no se enfoca como una alternativa, sino como un complemento necesario a las otras políticas de desarrollo regionales y nacionales que, por su lejanía o por la necesidad de atender problemas más urgentes de carácter macroeconómico, no resultaban lo suficientemente eficaces que deberían en el nivel local, o que intentando el ajuste provocan efectos contradictorios sobre las diferentes áreas. (ILPES-CEPAL, 2011).
Esta alternativa al enfoque predominante (o modelos de desarrollo exógeno) durante la postguerra, fue principalmente impulsada en los años 80´s cuando:
Las experiencias de desarrollo local cobraron importancia como formas de ajuste productivo flexibles en el territorio, en el sentido que no se sustentan en el desarrollo concentrador y jerarquizado, basado en la gran empresa industrial y localizadas en grandes ciudades, sino que buscan un impulso de los recursos potenciales de carácter endógeno tratando de recrear un entorno institucional, político y cultural de fomento de las actividades productivas y de generación de empleo en los diferentes ámbitos territoriales. (Alburquerque, 2004, p. 51).
Esta nueva estrategia "desde abajo", fue transformándose en una estrategia activa del desarrollo local, en la medida que los gobiernos locales incorporaron a sus funciones el diseño y ejecución de políticas a largo plazo, como métodos de solución a los problemas locales y como defensa ante los cambios producidos en el panorama económico mundial.
Boisier (2005), explica que existe aún una confusión no menor en cuanto a la idea de desarrollo local, como consecuencia de dos hechos: por un lado el que se trate de una práctica sin teoría; y por otra, el que sea un concepto que reconoce al menos tres matrices de origen:

  • La lógica de regulación horizontal, que refleja la dialéctica centro-periferia.
  • La respuesta a la crisis macroeconómica y al ajuste estructural.
  • Como consecuencia de la globalización y dialéctica global/local imperante.

Para comprender el desarrollo local, es necesario definir las bases que lo sustentan, mismas que Vázquez Barquero plantea de la siguiente forma:
Las medidas a adoptar, según esta nueva concepción del desarrollo que valoriza lo local, tienen su punto principal de referencia en el territorio, en el potencial endógeno, en la cercanía a los problemas, y en la movilización, la cooperación y la solidaridad. El desarrollo endógeno se convierte de este modo en uno de los factores que definen el desarrollo local. Por un lado, los  emprendedores locales utilizan productivamente  el  potencial  local  para conseguir que sus productos sean competitivos, y por otro, las instituciones y los valores socio-culturales locales se convierten en la base de los procesos de desarrollo. (Vázquez Barquero, 2005, p. 41).
Alburquerque (2003) explica que el término "desarrollo local" presenta cierta ambigüedad a la hora de ser interpretado y utilizado.  Algunas veces se interpreta simplemente como el desarrollo de un territorio de nivel inferior, otras como un desarrollo proveniente del uso de los recursos locales y otras como una alternativa al desarrollo centrado en un enfoque vertical en la toma de decisiones. Si bien aquellas interpretaciones son ciertas, el autor explica que son incompletas y requieren matizaciones importantes. Entre ellas, se encuentran el comprender que el desarrollo local no es únicamente desarrollo municipal, puesto que no son las fronteras o delimitaciones administrativas de un municipio las delimitantes de los elementos y relaciones productivas y comerciales que explican el desarrollo de un territorio.  Tal como señala Boisier (2005) lo "local" sólo tiene sentido al ser observado "desde afuera y desde arriba". Por otro lado, muchas veces se utilizan indistintamente los conceptos desarrollo local y desarrollo endógeno, sin embargo, las iniciativas locales también aprovechan las oportunidades exógenas al territorio, en cuyo caso, lo relevante es saber endogeneizarlas.  De igual forma el desarrollo local es un enfoque territorial y "de abajo-arriba", pero debe complementarse con el resto de los niveles decisionales, entre ellos, el de "arriba-abajo".  Finalmente, y no menos importante, es la comprensión que el desarrollo local es un enfoque integradode aspectos ambientales, culturales, institucionales y humanos y que, por tanto, no sólo debe considerarse como un desarrollo económico local.
Por su parte, Gallicchio (2004) complementa lo anterior, señalando los aspectos claves a la hora de definir el desarrollo local: primero, que es un enfoque multidimensional e integrador; segundo, que está definido por las capacidades de articular lo local con lo global; y tercero, que requiere de actores de desarrollo orientados a la cooperación y negociación entre ellos.  El autor lo resume como un proceso orientado desde lo local en el nuevo contexto de la globalización, en donde  el mayor desafío que enfrenta es  tratar de lograr sistemas productivos que se inserten en lo global de manera competitiva, capitalizando al máximo sus capacidades mediante estrategias bien definidas y consensuadas entre los diferentes actores del desarrollo local.
En definitiva, no existe una definición comúnmente aceptada de desarrollo local; sin embargo, independientemente de las diferencias conceptuales, en la práctica el desarrollo local es siempre un proceso que supone la formación de nuevas instituciones, el desarrollo de industrias alternativas, las mejoras de las capacidades de la mano de obra existente para hacer mejores productos, y la promoción de nuevas empresas, por lo que será el diagnóstico de cada territorio el que entregará la información necesaria para incluir otros objetivos que le sean particulares, y que por tanto requieran de un escenario a largo plazo para el uso eficiente de los recursos disponibles en la localidad y el flujo de ellos con el exterior (Vázquez Barquero, 2007).
Finalmente Bosier (2005) señala que existen tres enfoques complementarios del desarrollo local, mismos que no son –necesariamente- independientes unos de otros y que representan modalidades diferentes y sustantivas del desarrollo local:

  1. El enfoque del desarrollo local como una matriz de estructuras industriales diversas; por ejemplo, el enfoque de los distritos industriales de Becattini, el de agrupamiento y encadenamiento empresarial (clusters) de M. Porter, etc.
  2. El desarrollo local como un proceso endógeno de cambio estructural, el cual incorpora las diferentes dimensiones del desarrollo local (económica, social, política y cultural). Parte del principio que existen diversas sendas o caminos para lograr el desarrollo económico, el cual se da a partir del análisis de las potencialidades de la localidad; como representantes de este enfoque se puede mencionar a Vázquez Barquero, Alburquerque y Pérez y Carrillo, entre otros.
  • El enfoque del desarrollo local como el “empoderamiento de la sociedad local”. Este enfoque surge a partir de organismos internacionales tales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Berumen, 2006) y la Organización Internacional del Trabajo (Rodríguez-Pose, 2001), instancias que han elaborado una propuesta de desarrollo local que fundamenta la necesidad de devolver las competencias ejecutivas y tomas de decisiones a los agentes y actores de las economías locales, este enfoque considera que el desarrollo local debe cumplir con cuatro características básicas (Rodríguez-Pose, 2001):
      • La participación y el diálogo social.
      • Deben estar basados en un territorio.
      • Implica la movilización de los recursos y ventajas competitivas locales.
      • Son realizados y gestionados localmente.

Los conceptos de desarrollo local definidos con anterioridad, convergen en las diversas modalidades de enfrentar el proceso para generar el desarrollo económico de una región, ciudad o municipio; de forma unánime coinciden en incorporar la dimensión espacial–territorial, la identificación de las potencialidades productivas, el análisis del tejido empresarial, la integración de redes de empresas, la participación y el diálogo social, así como la cooperación institucional como elementos claves para el logro del proceso de desarrollo local.
Sin embargo, se considera importante señalar que existe preocupación entre los estudiosos de este tema, ante la existencia de múltiples visiones o interpretaciones del concepto, así como de las modalidades y estrategias de desarrollo local (lo cual podría tener su origen en la multidisciplinariedad del origen de estas interpretaciones).  Al respecto cabe referir que, aun cuando se han generalizado muchas definiciones de desarrollo local y estrategias para lograrlo, el modelo ha surgido –en realidad- como un proyecto interdisciplinario de investigación académica, mismo que se ha desarrollado a partir de la experiencia y réplicas de “buenas prácticas internacionales”, pero no existe en la actualidad un modelo teórico claramente definido (Rodríguez-Pose, 2001; Boisier, 2005; Alburquerque, 2007).
Dado lo anterior, se propicia la inquietud entre los investigadores acerca de la ubicación disciplinaria del desarrollo local, lo cual, a decir de algunos autores, entre los que se destaca Sforzi (2005),  indican que el desarrollo local no pertenece a ninguna disciplina en específico, ya que:
En este hecho reside tanto su fuerza (potencial) como su debilidad (manifiesta).  Su fuerza se debe a que no requiere someterse a ningún vínculo disciplinario en particular: va más a allá de los confines disciplinarios, pues el desarrollo local puede definirse de manera ecléctica respecto de la actual división del saber científico y, con el tiempo, formar una nueva disciplina.  Su debilidad se debe a que no posee un status  teórico reconocido: está a la merced de quien lo usa, por consiguiente, cada usuario puede dotarlo de su propia inclinación disciplinaria (si se trata de un académico) o bien de su propia inclinación política (si se trata de un operador).  En esta época, me parece que la debilidad prevalece sobre la fuerza (Sforzi, 2005, p. 29).
 Finalmente, es conveniente mencionar que aun cuando el desarrollo local es un tema de investigación académica y de interés político que ya se difundió en la mayoría de los países, la atención se ha centrado en las políticas de desarrollo más que en la búsqueda de una teoría que integre las diversas posiciones e interpretaciones.  Tal como lo menciona Alburquerque, el desarrollo local se convirtió en una estrategia política, incluso antes de que se definiera su naturaleza conceptual.

En la mayoría de los casos, las críticas que ha recibido este enfoque se refieren a cuestiones parciales del modelo y a la ambigüedad y escasa eficacia que podría presentar. Sin embargo, debe recalcarse que lo específico del modelo radica en que las formas de organización de la producción facilitan el uso flexible de los recursos locales y empresariales, permiten utilizar las economías externas de escala que permanecen ocultas y reducir los costos de transacción.  Lo importante es tomar en cuenta que existen diferentes sendas dentro del proceso evolutivo de la economía y de la sociedad; de esta manera el uso del potencial del desarrollo existente en un territorio, puede permitir encontrar una vía de desarrollo propio a una comunidad local, siempre que la dinámica de aprendizaje de los actores locales les lleve a identificar líneas de inversión eficientes (Vázquez Barquero, 2005).