SUJETOS SOCIALES, CONFLICTOS Y GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DE AGUA POTABLE, ALCANTARILLADO Y SANEAMIENTO EN EL

SUJETOS SOCIALES, CONFLICTOS Y GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DE AGUA POTABLE, ALCANTARILLADO Y SANEAMIENTO EN EL "ESPACIO SOCIAL-NATURAL" DE LA CIUDAD DE PUEBLA 1984-2010

Rafael de Jesús López Zamora (CV)
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Capítulo IV. El modelo de gestión vigente de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento en la ciudad de Puebla

Fue en el contexto histórico muy particular de la inserción de América Latina al capitalismo internacional, de su proceso de desarrollo y de la formación de las estructuras de poder, que se consolidó el Estado nacional con el Porfiriato, mediante un proceso de centralización del poder político, antidemocrático y autoritario en México, lo que de alguna manera desembocó en el movimiento armado revolucionario de 1910 de donde surge la Constitución Federalista que por un lado, reivindicaba el municipio libre y por el otro, asumía el centralismo materializado en el presidencialismo, esto es, un régimen político centralista con muy poca autonomía para los estados y municipios. Así, la debilidad de la burguesía incapaz de comandar por sí sola el desarrollo capitalista condujo a la constitución de un régimen fuertemente centralizado, apoyado en las masas campesinas en armas y en los obreros radicalizados para oponerse a la gran propiedad territorial y a los intereses extranjeros, en pos del proyecto capitalista nacionalista, sustentado posteriormente en un partido de Estado corporativo. Aquél régimen asumió la recomposición del Estado Nacional, la sujeción o liquidación de los caudillos regionales, la formación de un ejército único, el inicio del reparto agrario, la organización sindical, campesina y popular corporativizada, la creación de las condiciones para la producción y el cambio, y la formación de una base económica estratégica nacional que incluyó la nacionalización de la industria petrolera, de los ferrocarriles y el inicio del desarrollo carretero, hechos que le dieron sustento y acompañaron al despegue de la industrialización vía sustitución de importaciones a partir de 1930 (Pradilla, 1993).
Durante la presidencia de Calles (1928-1934), se inició lo que podríamos llamar una verdadera política hidráulica institucional que se manifestó con la promulgación de la Ley sobre irrigación con Aguas Federales en enero de 1926. A partir de ella se consideró de utilidad pública el abastecimiento de agua potable a poblaciones establecidas en terrenos de los nuevos sistemas de riego, la protección de los poblados y terrenos contra inundaciones, la extracción de aguas subterráneas para usos agrícolas, drenaje de terrenos, generación y distribución de energía eléctrica. Entre 1930 y 1932 se establecieron los primeros sistemas de riego y se construyeron presas con mayor capacidad de almacenamiento para gran irrigación, como la Marte R. Gómez (Tamaulipas), la Angostura (Sonora) y  Lázaro Cárdenas (Durango), y durante el régimen cardenista (1934-1940) se pudieron tener mejores estimaciones del potencial hidrológico del país así como de sus limitaciones (Cervantes, 1999).
A mediados del siglo XX, el agua fue materia de un experimento audaz y único, su administración y control político fueron elevados a rango de secretaría de estado, nunca antes un país occidental había otorgado tal énfasis al manejo del agua. Salvo la generación de hidroelectricidad, todas las funciones gubernativas fueron centralizadas desde finales la segunda guerra mundial. A partir de  1948 los servicios de agua potable y saneamiento estuvieron concentrados en la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH creada en 1947) y en menor medida en algunos gobiernos estatales. En ese año, dentro de la Secretaría se creó la  Dirección General de Agua Potable y Alcantarillado (DGAPA) como responsable de los proyectos y la construcción de la mayoría de los sistemas hidráulicos en México y se consolidaba el proceso de centralización de la política urbana de agua potable desde la dependencia federal. Esta fue la manera de organizar los servicios públicos de agua potable y saneamiento desde el periodo del presidente Miguel Alemán (1946-1952) hasta la presidencia de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). La dependencia federal se apoyó, para el manejo de los sistemas hidráulicos, en las Juntas Federales de Agua Potable y Alcantarillado, los Comités Municipales de Agua Potable y Alcantarillado, así como en otras formas de administración local. Las juntas abrieron cierto espacio para la participación de representantes del gobierno local y empresarios, aunque básicamente eran administradas por funcionarios y representantes de la SRH, misma que proporcionaba la mayor parte de los fondos para infraestructura.
En los años sesenta y setenta la economía y la sociedad adoptaban nuevas características ante la creciente industrialización. El país se enfrentaba a un fuerte crecimiento urbano, el control y manejo centralizados resultaban cada vez menos eficaces para atender la demanda creciente de los servicio; los efectos de la profunda crisis económica internacional que tan severamente afectó a los países en vías de desarrollo, entre ellos México, comenzaron a manifestarse a mediados de los setenta con graves repercusiones sobre las posibilidades del desarrollo hidráulico. La tendencia cada vez más acentuada a la escasez y contaminación del recurso, así como el efecto en ocasiones devastador de las inundaciones, se contraponían con la creciente demanda de agua en todos los sectores de la economía y la sociedad, lo que colocaba al agua como factor crítico del desarrollo futuro. La situación se encaminaba así a un profundo cambio estructural.