LA CALIDAD DE LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR PRIVADAS EN ZACATECAS

Beatriz Herrera Guzmán

II.8.2. Enseñanza bajo el poder de los liberales: relevancia de los estudios del Colegio de San Luis Gonzaga y del Instituto Literario de García

Una vez lograda la independencia de México, uno de los propósitos del gobierno es definir un proyecto educativo con propósitos claros. De 1810 a 1910 se formalizan diversos proyectos educativos aplicados de acuerdo a los niveles de cada Estado. Zacatecas se encuentra en una situación peculiar en cuanto a que se imparte una educación rudimentaria, pero sólo en las primeras letras, lo que se hace notar en la mayoría de las poblaciones zacatecanas. A lo largo de toda la segunda década del siglo XIX, la educación en la capital de esta entidad se mantiene en crisis, no sólo porque no se crean nuevas escuelas sino porque el Real Colegio de San Luis Gonzaga entra en una etapa incierta por  la escasez de los recursos destinados a esta institución (García González: 1988).
          Para 1821  liberales como Lucas Alamán, Miguel Ramos Arizpe y Lorenzo Zavala, interesados en los problemas educativos, dan a conocer las leyes españolas en las que se declara la libre enseñanza para las escuelas particulares, la apertura de escuelas gratuitas y la urgencia de educación técnica en los institutos, mismas que no entran en vigor. Lo que sucede también con el  Reglamento General de Instrucción Pública, decretado por las Cortes de Cádiz el 29 de junio de 1821, que dispone la creación de una universidad de segunda enseñanza: la Escuela Especial de Minería. Ambos proyectos generales no están vigentes (García González: 1988).
Francisco García Salinas y Valentín Gómez Farías influyen en la política educativa de los liberales incidiendo de manera importante en la toma de decisiones por parte del Congreso Local. En 1824 José María Luis Mora propone al Congreso lo siguiente:

1. Habrá en el  Estado un establecimiento de educación religiosa y literaria que llevará este título; 2. Se sostendrá con las contribuciones de los partidos del Estado; 3. Se procurará que el producto de estas contribuciones sea de 60 000 pesos anuales, haciendo que los partidos, unos con otros contribuyeran con 100 pesos mensuales; 4. Cada partido designará, para que sean mantenidos y educados gratis, el número de jóvenes que la ley le prevenga; y 5. En dicho establecimiento se impartirán las cátedras siguientes: primera, de gramática latina y castellana; segunda, de francés e inglés; tercera, de lógica y filosofía general; cuarta, de economía política; quinta, de derecho público constitucional y principios de legislación; sexta, de derecho romano; séptima, de derecho canónico; octava, de derecho patrio; novena, de dogma y moral religiosa; décima, de dibujo. Todos los aprobados en el establecimiento estaban habilitados para enseñar en cualquier punto del Estado y desempeñar todas aquellas funciones para las cuales habían sido capacitados (García González: 1988: 98).

Estas propuestas tienen como finalidad poner la educación de la juventud mexicana bajo los auspicios del gobierno liberal; están encaminadas también a promover instituciones que representen una opción a la Universidad, aunque para ese tiempo es vista como perniciosa (Amador: 1982). Las proposiciones de José María Luis Mora implican la transformación del contenido de la enseñanza, pues introducen idiomas considerados como los idiomas de la libertad y materias como Economía política, un reto para las antiguas materias de teología; se trata de declarar una lucha ideológica a la educación colonial de las instituciones educativas (García González: 1988).
La reforma se lleva a cabo en los distintos Estados de la República; en Zacatecas (marzo de 1824) los estudiantes del Colegio de San Luis Gonzaga, inconformes con algunas disposiciones del reglamento impuesto por los profesores, tal es el caso del descontento que causa el uso obligado del uniforme, expresan posturas liberales manifestando su desacuerdo (García González: 1988). La participación del congreso local se hizo presente al retomar las ideas propuestas por José María Luis Mora, estableciendo en 1824 nuevas cátedras en el Colegio, como las de Derecho Civil y Canónico, entre otras (García González: 1988).
Cabe puntualizar que en la década de 1820 se formulan varias propuestas para que el Colegio de San Luis Gonzaga, responsable de la educación posprimaria o secundaria –impartida entonces por colegios o institutos literarios-  reorganizara e introdujera nuevas materias en su plan de estudios. Finalmente se logra la incorporación del Derecho Canónico y la Jurisprudencia como medio para difundir los derechos civiles y naturales del hombre y capacitar a los funcionarios del gobierno. No obstante lo anterior, en 1831, el gobernador García Salinas, tras señalar que poco se ha hecho para mejorar la enseñanza que ofrece el Colegio, propone el establecimiento de las cátedras de Matemáticas, Química y Mineralogía (Flores, de Vega, Kuntz y del Alizal: 1996).
Para los primeros gobernantes de México, el fomento a la educación es condición indispensable para lograr el desarrollo y el progreso en todos los ámbitos de la vida nacional. Los zacatecanos formulan leyes para ampliar la cobertura de la enseñanza, considerada la base para formar ciudadanos industriosos como clave del progreso de la región. Sin embargo, los numerosos problemas económicos y políticos de la época impiden que esta idea se cumpla cabalmente; la inversión en educación resulta escasa y los logros apenas perceptibles (Flores, de Vega, Kuntz y del Alizal: 1996).
Para 1825, argumenta García González (1988), fecha de la primera Constitución Política del Estado de Zacatecas, emitida por su propio Congreso constituyente, la situación educativa en la ciudad e incluso las asignaturas siguen siendo las mismas que las de principios de siglo. Pese a ello, la intención de mejorar la enseñanza en Zacatecas continúa presente gracias al  movimiento de Reforma que vive el país, y a que éste lleva al Congreso del Estado, el 4 de marzo de 1825, a la fundación de la Escuela Normal de Enseñanza Mutua, denominada Escuela de la Constitución, de tendencia liberal. Su apertura se da hasta 1826, además de que depende del Ayuntamiento de la ciudad, bajo la directa inspección del gobierno (García González: 1988). Desde 1825 inicia funciones la Escuela de la Constitución, antecedente de la actual Escuela Normal Manuel Ávila Camacho, centro educativo considerado como la primera institución formadora de docentes en México y América (Ibarra S. :2003).
El impulso dado a la educación, a través del Colegio de San Luis Gonzaga (1825), provoca el surgimiento de una nueva cátedra –Artes Mecánicas- pensada para estudiantes externos. Por otro lado, el rector propone que los estudiantes que terminen su preparación en Gramática puedan continuar estudiando Lógica en los planteles de la ciudad de Guadalajara (García González: 1988).Aun así, según cita García González (1988), para 1827 la educación aún es un privilegio. En la ciudad de Zacatecas estaban matriculados sólo 297 estudiantes.
En el estado existían 154 escuelas, el 88 por ciento particulares y un buen número de éstas ponen obstáculos al despliegue del programa educativo liberal. La experiencia política y administrativa acumulada por don Francisco García Salinas, más su carácter progresista, fundamentan en forma más clara y decidida la práctica del programa liberal mexicano. Así, entre 1829 y 1833 se implementa la reforma liberal en Zacatecas, comprendiendo aspectos económicos como la minería, la industria y la agricultura, así como “renovada política educativa” (García González: 1988: 109)
Si en un principio la preocupación gubernamental se orienta a fomentar la Educación Primaria, ahora el interés del nuevo gobierno liberal la torna hacia la Educación Superior. Una de las primeras acciones oficiales (1830) fue otorgar la cantidad de 3 000 pesos para el mantenimiento de una cátedra de dibujo en el Colegio de San Luis Gonzaga, la cual, según comenta García González (1988), aún tenía un nivel educativo precario. El Congreso de Zacatecas se aboca a elaborar un plan de estudios destinado a transformar radicalmente la enseñanza superior “denominada a principios de los treinta como enseñanza literaria” (García González: 1988:109). Para el año de 1930 sólo los estudios del Colegio de San Luis Gonzaga, ubicados en la Ciudad de Zacatecas, eran válidos (Acevedo: 2001).
García Salinas retoma lo ya establecido en la Constitución de 1824 en lo referente a la necesidad de enseñanza del pueblo mexicano, con esas palabras manifiesta el idéntico objetivo de José María Luis Mora, tendiente a rescatar la Ilustración mexicana. De este modo, en espera de la transformación definitiva del plan de estudios, promueve una iniciativa al congreso del Estado para que de inmediato se introduzcan, en la preparación de los estudiantes que cursaban la enseñanza literaria, tres materias conectadas a componentes prácticos: Matemáticas, Química y Mineralogía (García González: 1988). La determinación de García Salinas considera la crisis de la industria y la imposibilidad de dirigir con éxito el progreso económico de la entidad si no se cuenta con los conocimientos necesarios para hacerlo.
El año de 1831 es de singular importancia, el Congreso y el gobernador Francisco García Salinas decretan la Ley o Plan de Enseñanza Pública para el Estado de Zacatecas. Esta ley, primera en su género en América Latina según varios historiadores, constituye el antecedente inmediato de la reforma educativa que dos años después (1833) los liberales mexicanos impulsan en todo el país (García González: 1988: 111). Hay que hacer notar que el programa educativo impulsado por Francisco García Salinas lleva la reforma liberal  hasta sus últimas consecuencias (García González: 1988).
Quizá la mayor contribución de Zacatecas al país en materia educativa en esta época haya sido el Plan de Enseñanza Pública para el Estado de Zacatecas, decretado en 1831. Este Plan propone el establecimiento de escuelas y colegios de enseñanza pública, financiados por el gobierno estatal, donde se recibe educación gratuita para ambos sexos; el partido liberal, sosteniendo que el gobierno debe asumir el control de la educación, lo aplica y permanece vigente durante 20 años (Flores, de Vega, Kuntz y del Alizal: 1996).
Es probable que una de las ventajas derivadas de dicho Plan sea que en ese mismo año se impartan estudios de nivel superior en el Colegio de San Luis Gonzaga –que daba clases de Latinidad, Filosofía, Teología Moral, Escolástica, Historia, Geografía, Derecho Civil y Canónico-. Por su parte, en la casa de estudios de Jerez se cursan Gramática, Filosofía y, al igual que en el Colegio, Derecho Civil y Canónico (Esparza: 1996).
Destaca también que entre 1830 y 1833 se dictan disposiciones para la fundación de la antes mencionada casa de estudios superiores en Jerez. El llamado Instituto Literario de Jerez  inicia sus labores a fines de 1832, ofreciendo materias como Gramática Castellana, Francés y Latinidad. Funciona de esta forma hasta 1837, cuando es trasladado al edificio del Colegio de San Luis Gonzaga, una vez que éste se clausura en el año de 1835, desde la venida de Santa Ana a Zacatecas localizado en la capital del estado. Al año de su traslado, el Instituto incorpora nuevas materias a su plan de estudios: Medicina, Geometría, Geografía, Aritmética y Francés. Para 1857 enfrenta serios problemas económicos e incluso tiene que cerrar en varias temporadas, hasta que en 1867 se reabre con el nombre de Instituto Literario de García (Amador: 1982).
Los acontecimientos suceden del siguiente modo: al ocupar el puesto de gobernador de Zacatecas, el Excmo. Sr. D. Francisco García Salinas muestra gran interés en el restablecimiento o nueva fundación de un instituto literario, erigiéndose en Jerez en 1832 por cuenta del Estado. En un principio se enseña únicamente Gramática Castellana, Francés, Latinidad, Filosofía, Derecho Civil y Derecho Canónico. Por acuerdo de la Junta departamental este instituto se traslada en 1837 a la ciudad de Zacatecas, donde, a merced del anhelo que por sus adelantos tiene su director propietario, llega a adquirir el buen nombre del que ha gozado en la República. El número de cátedras aumenta considerablemente y se reforma su distribución conforme a las leyes posteriores, conteniendo desde el año de 1843 las siguientes: Dibujo, Música, Gramática Castellana, Idioma Francés, Primera de Latinidad, Segunda de Latinidad, Psicología, Moral y Teodicea, Física y Matemáticas, Cosmografía, Geografía, Cronología y Economía Política, Derecho Natural y de Gentes, Derecho Romano Público y Principios de Legislación, Academia de Jurisprudencia y Academia de Historia y de Bellas Letras (Amador: 1982: 554-556; Esparza: 1996). Del antiguo colegio de San Luis Gonzaga sólo queda el edificio, el mismo que en ese tiempo ocupa el Instituto Literario, hoy Preparatoria No. 1 de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
En el año de 1845 la enseñanza en el Instituto Literario continúa orientada a la formación humanística, en 1850 atiende los estudios preparatorios; los alumnos cursan o se examinan en las diversas cátedras. El Instituto permanece funcionando con esa dinámica hasta 1853, año en el que, con la irrupción de Santa Anna y el retorno al centralismo, es cerrado temporalmente. Se abre de nueva cuenta en 1854, bajo la dirección de don Vicente Hoyos, manteniendo los antiguos objetivos académicos, es decir, continuar formando principalmente abogados (García González: 1988).
El Instituto Literario una vez más interrumpe sus actividades por orden del gobierno y no es sino hasta enero de 1861 (después de haberse cerrado dos años y medio) cuando reinicia bajo la dirección de José María Castro, comisionado oficial que, junto a José M. Echeverría, elabora un nuevo plan de estudios integrado por estudios de preparatoria y estudios profesionales –Carrera de Foro, primer año; Derecho Natural y de Gentes, segundo; Derecho Público, Principios de Legislación y Derecho Romano, tercero; Derecho Civil y Criminal, cuarto año-.  Dicho  plan fue duramente criticado por la sociedad zacatecana porque reclamaba la formación de los profesionistas necesarios para el Estado: buenos mineros, excelentes agricultores, ingenieros hábiles y no exclusivamente abogados, como los que forma el Instituto Literario, viéndose rezagada la labor de este último respecto a la modernización de la enseñanza promovida por Juárez (García González: 1988).
El Instituto Literario permanece cerrado de 1864 a 1867 y en el año de 1868 reinicia sus cursos como Instituto Literario de García; el nuevo nombre lo adquiere en el mes de julio de 1867, cuando el gobernador Miguel Auza propone y obtiene la aprobación del Congreso del Estado para así denominarlo. Las cátedras con las que cuenta son las de Gramática, Física, Derecho, Geografía, Matemáticas, idiomas como Latín, Francés e Inglés, además de materias como Dibujo (García González: 1988) –las cátedras que se mencionan son aquéllas en las que estaba inscrito cuando menos un estudiante-. Asimismo, el plan de estudios admite nuevas materias y cuenta con dos carreras profesionales, la de Foro y la de Medicina. El gobierno zacatecano está convencido de que este tipo de enseñanza garantiza la formación de abogados, notarios, médicos, farmacéuticos, ensayadores, ingenieros y comerciantes laboriosos e ilustrados que pondrían muy en alto el prestigio académico del Estado de Zacatecas en toda la República (García González: 1988).
A partir de la reapertura del Instituto Literario en 1867, se le imprime otro giro a la enseñanza; a pesar de las presiones políticas y la debilidad económica del Estado, la educación es concebida bajo una percepción distinta. Se logra poco a poco la apertura de los estudios de Medicina, Ingeniería, Ensayador de metales, Profesor en farmacia y Profesora en partos, además de que se implementan materias como: Teneduría de libros, Música (vocal e instrumental), Dibujo (lineal, de máquinas, de pluma, de la estampa, de ornato, del yeso), Pintura, Idiomas (Latín, Francés, Inglés y Alemán), Carpintería, Fotografía y Telegrafía; con lo que se estrecha la relación entre el plantel y los centros de producción y prestadores de servicios (García González: 1988).
En 1868 se establece en la capital zacatecana la “Junta de Instrucción Pública, Industria y Fomento”, teniendo como objetivo la promoción de medidas tendientes a perfeccionar los planteles educativos de la ciudad. A fines de ese mismo año, Trinidad García de la Cadena dicta otra Ley para la instrucción pública en el estado, en ella se formalizan cuatro grados de la instrucción en Zacatecas: uno, primaria; dos, secundaria; tres, superior de facultades; y cuatro, estudios especiales. En lo concerniente a la instrucción de facultades superiores y estudios especiales se incluye abogacía y notariado, medicina y farmacia, ingenierías y agricultura. Se define también la duración temporal para cada uno de los niveles y cinco años para todas las carreras de Educación Superior (García González: 1988).
Para mediados de 1871, la educación que brinda en el Instituto Literario de García se encuentra en un absoluto proceso de consolidación, por ejemplo, el número de estudiantes es de 227 y la planta de profesores presenta un carácter multidisciplinario, el plan de estudios se innova radicalmente con disciplinas como Botánica, Zoología, Mecánica y Fisiología, sin contar las del área humanística. Entre 1871 y 1874 el Instituto Literario de García toma un gran impulso: el edificio se restaura, se adquiere equipo de topografía y mecánica, instrumental para el estudio de fenómenos químicos, aparatos para el estudio de fenómenos físicos, la cátedra de geografía y las academias de música y dibujo incrementan sus instrumentales y, en lo académico, el Instituto produce los primeros profesionistas formados en un contexto más riguroso y científico. Esta evolución educativa favorece a que, en el año de 1877, bajo el gobierno de Trinidad García de la Cadena, se aliente el funcionamiento de una escuela de enseñanza superior para mujeres.

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