IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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      1.    Organización familiar, simbolismo cultural y género en Campoo.

      En esta sección presentamos una descripción del sistema de sanciones de parentesco consanguíneo y de filiación en la comarca, para pasar después a analizar distintas formas de manifestación lírica, como expresiones simbólico-culturales, o correlatos culturales, en torno a la identidad de género en la comarca.
      Los ejemplos de lírica popular que se presentan posteriormente, responden a las percepciones culturales sobre la mujer, las formas sociales de cortejo y de enamoramiento en los núcleos rurales de población; además de ser representativos de las expresiones músico-poéticas de los ciclos litúrgico y festivo. Las narraciones de la informante que se presentan, nos sirven para examinar los grupos de iguales femeninos en las zonas rurales, a través de los grupos de iguales o sociedades de mozas.
      En la comarca de Campoo la forma de organización social, se basa en la familia nuclear. En donde la residencia, nos revela que, una vez hecha la unión de la joven pareja, se desplaza a formar una nuevo hogar en una vivienda distinta a las de los padres de ambos conjugues. Es una residencia neolocal. En ese momento, se accede al status de vecino; es decir, se crea una nueva familia de procreación en la que la nueva pareja, entra en el espacio de socialización de los adultos: se deja de ser mozo y moza, para contribuir con su trabajo al desarrollo de la colectividad de la que forman parte.
      La localización de la residencia de las nuevas parejas, según los datos obtenidos, no seguía un patrón fijo a la hora de decidir si la nueva pareja se trasladaba a vivir al núcleo rural del marido o al de la esposa; es decir, no existía una preeminencia de la residencia virilocal sobre la uxorilocal, aunque se encontró que efectivamente, existió una tendencia a la residencia virilocal, dado el sistema de la dote de tierras que recibían los mozos al casarse. En todo caso, la uxorilocalidad, debió haberse presentado en aquellos casos en que por la excesiva roturación de la tierra, cosa muy común como ya hemos visto1 , los hombres hayan tenido que desplazarse a los núcleos de las cónyuges, para vivir en las casas que por las dotes les hubiesen tocado a ellas.
      Los datos muestran que la residencia de la nueva pareja de procreación se hacía según se dieran las condiciones de las herencias y las dotes. Esto quiere decir que si en un momento histórico existió la endogamia como sistema de asociación de las nuevas parejas, los datos que proporcionaron los informantes de más edad señalan que ya para los años cuarenta y cincuenta de este siglo, (y tal vez desde mucho antes), se establecían los lazos matrimoniales entre jóvenes de distintos núcleos rurales de un valle. La dispersión de apellidos comenzó a hacerse evidente cuando los nombres que sólo se encontraban en un poblado, en un barrio o en un valle, comenzaron a extenderse por distintos valles de la comarca.
      La herencia en Campoo se ha hecho a partir de que lo que se denomina iguala 2, que consiste en repartir equitativamente el patrimonio familiar en partes iguales entre todos los hijos: mujeres y hombres. Eloy Gómez presenta un examen de la familia troncal y de la familia nuclear con herencia en partes iguales, como resultado del proceso de transformación social, en el que éste último sistema es caracterizado como propio de Castilla, quedando asociados así, los colectivos agropecuarios de Campoo, con estructuras parentales más próximas a las del Norte de Castilla que a las del interior de Cantabria:
 <<Un examen más detenido revela que tras el análisis cuantitativo se esconde la persistencia de la troncalidad como norma ideal en los valles medios, y sobre todo que la troncalidad fue la norma exclusiva de la mayor parte de la región hasta bien entrado el siglo actual. Todavía se observan algunos de estos rasgos en los valles altos, mientras desaparecen en las tierras cántabras del Sur de la Cordillera, como es el caso de la parte de la comarca de Campoo, donde el sistema castellano de iguala y la familia  nuclear se muestran con toda su intensidad>>.
      Los datos fácticos sobre la organización familiar y la herencia en la comarca de Campoo, nos muestran una proximidad o continuidad en la organización social de los grupos que habitan en ella, que les aleja de la estructura social y organización familiar de los segmentos socioculturales de los valles costeros de Cantabria. De esta forma, se refuerza nuestra hipótesis sobre la percepción de los sujetos provenientes de los valles interiores de Cantabria, en los que identifican como castellanos a los habitantes de la comarca de Campoo, aun y cuando ésta se encuentra administrativamente en la Comunidad Autónoma de Cantabria.
      El sistema de herencia por medio de igualas fue uno de los principales motivos de la emigración rural, ya que la gran parcelación de los terrenos familiares generó el minifundismo en la zona. El minifundismo, en la lógica productiva que hemos venido analizado, propició que en terrenos tan pequeños no pudieran pastar vacas y ganados menores suficientes, para mantener una explotación familiar de forma que satisficiera las necesidades de una familia de cinco miembros en promedio. Esto se debe a que como ya se mencionó, el desgaste de los nutrientes del suelo, con tanto ganado en tan poco espacio, no permite su regeneración para el nuevo ciclo, lo que determina una mayor baja en la productividad del ganado y en la rentabilidad de la explotación doméstica.
      La iguala como forma de herencia posibilitó que los hijos e hijas contasen con terrenos para pastar y segar. Sin embargo, los sistemas de herencia de la tierra, no implican que al formarse una familia de procreación las jóvenes mujeres salieran de la casa paterna y sumaran el patrimonio heredado en su familia de origen, al de su marido. De tal suerte que la dote de la mujer, más la propiedad, casa, o ganado heredado, se sumaran al patrimonio detentado por el hombre3 . Esto rompe con el ideal cultural de igualdad entre géneros,  y viene a constituir un dato sobre las formas de propiedad de la tierra y la riqueza pecuaria, que una vez formado el nuevo núcleo de procreación el hombre no sólo asume la autoridad patriarcal4 , sino que asume la propiedad de los bienes conjuntados en la alianza.
      Al ser socialmente reconocida la propiedad de los terrenos de labor en la figura del hombre que formaba la nueva familia de procreación, y ser él, el representante de su familia o vecino de derecho ante la comunidad de vecinos, la mujer entraba al núcleo familiar trabajando una explotación que, si bien era de uso de su propia familia (la familia de procreación que pasaba a formar), en cuanto al reconocimiento social de la propiedad quedaba excluida. Estos datos muestran una distancia entre los ideales culturales y la prácticas sociales, que han ido descentrando a la mujer de la propiedad de los medios de reproducción de su familia, y por lo tanto, le restan poder y reconocimiento social, relegándola a espacios privados en los que se restringe su papel a la reproducción biológica y formación o socialización de la progenie 5.
      La transmisión del patrimonio en el sistema de igualas, se ha traducido en que la herencia de las tierras de labor haya sido generalmente hecha a los hombres de la familia. De esta forma, cuando se forma una nueva pareja queda asociado el patrimonio a la figura masculina 6 que detenta la propiedad, la herencia y transmisión de los derechos de vecindad, de pertenencia y de propiedad de la tierra. Es decir, se consolida el proceso de detentación del poder económico, simbólico y patrimonial del hombre sobre la mujer. Un signo visible de éste sistema, es el que proporciona el nombre que toma la casa de labranza al establecerse el lazo matrimonial: los miembros de la familia, la casa y las tierras, quedan todos englobados bajo el apellido paterno que les viene a identificar socialmente7 . Por otro lado, la propiedad patrimonial queda bajo detentación del hombre que le otorga su apellido a todo el patrimonio, incluidos mujer e hijos.
      Según comentaron los informantes rurales de mayor edad, en la comarca se acostumbraba (y aún hoy en día), que el último de los hijos, o una de las hijas, se quedara en casa para ayudar a sus padres en las tareas agropecuarias y para cuidarles cuando todos los demás hermanos se hayan casado. Eloy Gómez 8 describe en el trabajo analizado esta característica como propia de la familia troncal de la franja costera de Cantabria, aunque como el mismo Pellón advierte, el sistema troncal no se encuentra en estado puro, por lo que en la estructura familiar nuclear de la comarca de Campoo, permanece un rasgo del sistema troncal, cuando el último hijo se mantiene célibe viviendo al lado de los padres, de forma tal que, si no recibió herencia o dote, al faltar los padres, hereda la explotación que mantuvo con su trabajo de toda la vida.
      Como nos recuerda Ricardo Sanmartín 9 respecto de la diversidad y variabilidad de los sistemas de parentesco y herencia <<toda tipificación conlleva una simplificación que no respeta la riqueza de la densidad etnográfica>>. Es decir, que hablar de un sistema único y uniforme en la estructura familiar de Campoo, no es del todo adecuado, sobre todo porque si bien la familia nuclear es la forma ideal, ésta tiene rasgos de la familia troncal, lo que hace que ésta posea una característica particular en la comarca de Campoo.
      Sanmartín nos dice respecto de la familia troncal que:
<<Los actores que integran este tipo familiar son el padre, la madre, un hijo varón casado, su mujer, los hijos de ambos y los hermanos y hermanas del casado, que permanecen en la casa a condición de seguir solteros. La pertenencia al grupo viene marcada por la filiación patrilineal. Las nuevas parejas, al casarse, se integran en la unidad doméstica del padre del novio... El casado en casa cuida de los padres en su vejez y, al faltar éstos, recibe la práctica totalidad del patrimonio paterno y materno. Se trata de un sistema que pretende mantener unido el patrimonio familiar de generación en generación, forzando a los no herederos a la soltería, a la emigración o la difícil aventura  de iniciar una nueva casa partiendo de casi nada>>
      En este sentido, la organización familiar de la comarca de Campoo, exhibe características tanto de estructura nuclear por la iguala y la neolocalidad ya descritos, pero también mantiene el rasgo de la familia troncal que obliga a uno de los hijos a permanecer al lado de los padres para continuar con la explotación de la familia de procreación, la cual heredará al quedar viviendo sólo en la casa familiar. El otro rasgo a destacar, es que el hombre es quien detenta la propiedad de los terrenos y el ganado una vez hecha la nueva residencia. De esta forma, aunque todos los hijos reciben partes iguales, se trataba de dar a los hijos hombres aquello que fuera más importante según la lógica de producción pecuaria: la tierra en la que el ganado pasta.
      Los datos proporcionados por los informantes apuntan a que a la muerte de quién permaneció manteniendo la casa y explotación familiar, ésta pasaba a ser propiedad de los hermanos o hermanas que siguiesen vivos. En otros casos, en épocas más recientes las casas y las fincas se han vendido, con lo cual han accedido a esas propiedades vecinos de los núcleos rurales que las usan como cuadras, o bien han sido compradas por sujetos externos a los núcleos de población para habilitarlas como casas de verano, como negocios de hostelería o bien, para el turismo rural.
      A continuación se discute un caso representativo de este sistema mixto de nuclearidad con troncalidad, en el que los datos ponen de manifiesto esta riqueza social. Se toma como referente a la familia del caso #2.
      Esta familia está formada por EGO: hombre adulto que fundó la familia de procreación, 72 años, ganadero, nunca ha trabajado en la industria; su instrucción escolar llega hasta la enseñanza básica. Su esposa, 65 años, trabaja en la explotación pecuaria, su formación escolar es la básica; ambos son naturales del Valle de la Hermandad de Campoo de Suso. Esta familia constituye un ejemplo de casa de labranza ya que todos sus miembros han trabajado en la explotación familiar hasta que el primogénito (hombre, 35 años, estudió hasta la enseñanza básica) se casó y se fue a vivir con su esposa a una casa fuera de la comarca de Campoo; en su nueva residencia este hombre mantiene una explotación ganadera y un negocio de restauración, con tierras que compró su padre. La hija menor del matrimonio tiene 32 años, estudió hasta la enseñanza básica, y permanece soltera, residiendo en la casa de los padres con quienes mantiene la explotación ganadera que su padre heredó de su abuelo. Esta familia vive en la casa que heredó la mujer que formó el núcleo familiar.
      EGO heredó de su padre las tierras de cultivo y de pastoreo en las que mantiene una explotación de casi cien cabezas de ganado vacuno holandés con mejora genética; además de que tiene una explotación de ganado equino para venta de crías. EGO tiene un hermano y dos hermanas de las cuales sólo una se casó heredando ganado. Esta mujer aún vive y se trasladó a vivir a otro núcleo de población del mismo valle, en el que su marido tiene una finca que sirve de base para su explotación ganadera. La otra hermana se mantuvo célibe para cuidar a sus padres y la explotación que fundaron sus progenitores; además atendió a una hermana disminuida psíquica que requirió sus cuidados hasta su reciente fallecimiento. Esta mujer siempre ha vivido en la casa paterna, aún estando completamente sola; la explotación familiar no la pudo seguir manteniendo por lo que le dio a EGO el ganado para que lo mantuviese. Esta mujer vive de la ayuda que le prestan entre todos los demás hermanos que mantienen negocios y explotaciones. El hermano de EGO se trasladó a vivir a Madrid desde muy joven, ya que parientes de su familia se dedicaron desde el siglo pasado al comercio, por lo que heredó una parte de los terrenos que luego vendió y se trasladó a la Capital de España, para montar su propio negocio.
      Los datos sobre esta familia nos indican que existe una tendencia hacia la nuclearidad y hacia la herencia del patrimonio más importante: la herencia de la tierra hecha hacia los hijos hombres; mientras que la mujer queda al margen de la tenencia de la explotación ganadera y agrícola familiar. Solamente la posee en titularidad, cuando el marido se la lega, pero ella a su vez la transmite a alguno de los hijos que pueda seguir manteniéndola. Lo que han comentado los miembros de esta familia, es que la mujer que heredaba los terrenos del patrimonio familiar, tenía que volver a transferirlos hacia la hija o hijo que se quedaba con ella, para que a su muerte la heredase junto con la casa-cuadra, la huerta, los aperos de labranza y las aves y animales de corral y vacunos. Esto se daba en premio o compensación por haberse mantenido al tanto de los padres10 .
      Aunque la dote y la herencia ya fueran hechos en fincas, en ganado, en aperos de labranza, en casas, siempre se daban en partes iguales a hijos e hijas; sin embargo, la alianza matrimonial suponía que la mujer sumase su patrimonio al del marido, lo que hacía que la dote que se le dio al casarse y su herencia, se sumaran al patrimonio familiar cuya propiedad o titularidad jurídico social la ostentaba su marido.
      Los matrimonios siguieron las pautas antes descritas de herencia y residencia en la comarca de Campoo hasta antes de la emigración masiva hacia Reinosa para trabajar en la industria, momento en el que deja de heredarse el patrimonio agropecuario familiar, para convertirse las herencias en pisos en zonas residenciales y en metálico. Estos hechos son fundamentales en el proceso de transformación social, que son el medio por el cual se efectúa lo que hemos llamado desterritorialización del sujeto. Lo cual no es otra cosa que la pérdida del referente del grupo vecinal rural como grupo de socialización primario, para pasar a la sociedad urbana que se encuentra subdividida en muchos más grupos y colectivos a los que el sujeto puede acceder, según su ocupación, nivel de ingresos, etc.
      La socialización fundamental del individuo en el ámbito rural de la comarca se realiza a través de su pertenencia al grupo doméstico, lo cual le convierte en vecino de hecho y de derecho. Se convierte en vecino de derecho al formar una nueva unidad de procreación. A los hijos y a la mujer, les convierte en vecinos de derecho, en tanto que pertenecen a la unidad doméstica representada por “el cabeza de familia”, quien es el que detenta el título y la representatividad de la vecindad ante el grupo local.
      La familia, como forma básica de socialización, conlleva que los individuos participen de las relaciones vecinales, en tanto miembros de sus grupos familiares. Se les identifica como miembros de un núcleo en particular, siendo el apellido paterno el distintivo del grupo familiar de adscripción del individuo.
      Así, las tareas de trabajo colectivo entre vecinos del núcleo de población eran hechas por representantes de las casas; en donde el padre asumía la representación de su familia ante el colectivo vecinal bien en el Concejo, bien en la faenas de mano vuelta. Es decir, que la vecindad ha implicado el reconocimiento del representante de la familia, que adquiere el status de vecino para él y su familia: el hombre.
      Dentro de las relaciones con el grupo de iguales, será el apodo11 , el que identifique por sus cualidades o defectos personales, a cada uno de los vecinos del núcleo rural. El apodo, será una metonimia que nos dirá de quién se habla, en tanto que será simbolizante de un sujeto portador de dichos atributos o deficiencias.
      Sin embargo, cuando se habla de un colectivo familiar, se hace a partir del apellido que identifica a esa casa o solar. Es decir, que los individuos que pertenecen a una familia, asumen el nombre o apellido paterno, por el que se ha dado la transmisión de la herencia, siendo los representantes de esa casa, entre el colectivo de vecinos. Como dato básico de esto, a todo lo largo y ancho de Campoo, los escudos heráldicos señalan a la entrada de las casas los apellidos de sus moradores, en donde, según el tamaño y el tipo del escudo, podemos darnos una idea del status social de los que allí vivan.
      Es decir, que los apellidos en los núcleos de población han servido para agrupar a los vecinos en unidades representadas bajo un nombre. Ahora bien, este apellido es el que se heredaba por vía paterna, los “cabezas de familia” que lo transmitieron a su vez a sus hijos. Quienes a su vez, al formar nuevas familias de procreación, lo transmitirán. La mujer asume la identidad que le da el nombre de familia del grupo, al cual pasa a formar parte, por lo que entonces, su identidad social, hacia el exterior del grupo doméstico, es enunciada, por el apellido paterno del marido.

1 Sobre este tema se puede ver la ecuación que desarrollamos acerca de la tasa de explotación ganadera de la comarca, en la que se pone en evidencia la baja rentabilidad y escasa productividad de la explotación familiar debido a la fragmentación excesiva de las fincas.

2 Vid. Gómez Pellón, Eloy: Óp. Cit.

3 Chacón Jiménez, Francisco & Hernández Franco, Juan (Eds.): Óp. Cit.

4 Del Campo, Salustiano: Óp. Cit.

5 González de Chávez, Mª. Asunción: Óp. Cit.

6 Chacón Jiménez, Francisco & Hernández Franco, Juan. (Eds.): Óp. Cit.

7 Del Campo, Salustiano: Óp. Cit. Del Campo define al sistema de organización característico de lo que venimos explicando aquí, como Familia tradicional o familia patriarcal, en clara alusión al papel tanto de autoridad como de propietario del patrimonio del hombre.

8 Gómez Pellón, Eloy: (1995), Óp. Cit. pp. 285-290.

9 Sanmartín Arce, Ricardo: Identidad y creación. Horizontes culturales e interpretación antropológica. Editorial Humanidades. Barcelona, 1993. pág. 179.

10 Rivas Rivas, Ana María: Antropología social de Cantabria. Universidad de Cantabria. Asamblea Regional de Cantabria. Madrid, 1991. Esta autora discute varios casos sobre los sistemas de filiación y herencia en Cantabria.

11 Sanmartín, Ricardo: Óp. Cit. pp. 200-208.