IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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VII.  Conclusiones.

      La actividad productiva ganadera que se practica en la comarca de Campoo, implica la estabulación de las reses en la casa-cuadra,  durante los meses de otoño invierno. En estos meses cohabitan humanos y ganado bajo un mismo techo, formando una unidad con la unidad doméstica productora o casa de labranza, generándose así, una relación de interdependencia entre humanos y ganado. El ganado vacuno en Campoo no siempre fue el único en explotarse, ni ha sido superior numéricamente en conjunto al resto de las cabañas (equinos, lanares, y de cerda); sin embargo, las ordenanzas y leyes que regulan los usos y derechos  de los terrenos para pastar, se basan en las necesidades del vacuno anteponiéndolas al resto de las cabañas explotadas localmente.
      Los terrenos han sido regulados, según los documentos que desde la Edad Media así lo atestiguan1 , por mancomunidades entre valles o grupos de poblados, que comparten con otros valles ese recurso natural. La reglamentación de los usos de pastos sanciona el control y legitima la ordenación de la actividad económico-productiva pecuaria, la cual, se considera como generadora del estilo de vida, o estilo sociocultural agroganadero. Las regulaciones y ordenanzas han sido hechas por el conjunto de los productores de los núcleos de población, de los valles que participan de las Mancomunidades de pastos como la de Campoo-Cabuérniga.
      Se reconoce socialmente la existencia de territorios de uso particular de ciertos grupos sociales, en este caso de los productores pecuarios; lo que ha permitido que se le asignen contenidos simbólicos a la geografía convertida en espacio social, las áreas geográficas utilizadas para la ganadería se convierten en territorios de uso reservado a aquellos que proveen el sustento del grupo; el espacio geográfico queda desprendido de su naturaleza salvaje, para convertirse en bien socialmente necesario, sujeto a preceptos para su uso y disfrute. Se produce así, la liminarización o delimitación de fronteras sociales, creadas a partir del reconocimiento del uso social de los pastos y territorios compartidos.
      La ganadería es el eje de la articulación entre la territorialización, la identidad territorial y la identidad social de grupo. El colectivo de ganaderos trashumantes posee un territorio históricamente apropiado, sobre el cual se sustentan sus límites geográficos, y los límites de su espacio social reconocido, basando su sustento o la reproducción misma del grupo social, en la actividad pecuaria.
      La narración legendaria de la Virgen de Labra, sanciona la creación de la frontera simbólica del grupo social ganadero de vacuno en Campoo, (asociado en sus prácticas  de trashumancia con Cabuérniga, mediante la Comunidad de Pastos), a partir de que el litigio por la pertenencia de la Virgen a Palencia o a Campoo, es resuelto por decisión divina. Litigio en el que, a través de la narración de origen de La Virgen, se hace patente la distinción entre las prácticas ganaderas de ovinos trashumantes de la Meseta Castellana y Extremadura, y las de vacuno gajuco en Campoo-Cabuérniga.
      Lo que refleja la narración legendaria, es la creación de fronteras simbólicas entre grupos sociales, que se reconocen distintos a partir de diferenciar, tanto las prácticas económicas básicas para su subsistencia, como el “estilo” de vida que suponen ambas ganaderías y formas de trashumancia. La ganadería de Campoo, se basa en una trashumancia estacional que obliga a cohabitar a humanos y reses parte del año, vinculándolos históricamente con Cabuérniga. Mientras que la trashumancia de ovejas, obliga a los pastores de merinas a vivir entre dos regiones geográficas distantes entre sí todo el año; reconociendo en ellos los habitantes de Campoo, a un grupo social distinto, que proviene de fuera, de Logroño, según una versión de la narración, y de Extremadura según otra versión de la narración.
      El grupo social agroganadero de Campoo, a pesar de haber tenido, y seguir teniendo como explotaciones ganaderas a cabañas de distintas especies (ovejas, cabras, ganado caballar y de cerda), ha basado su identidad de grupo en la actividad productiva del ganado vacuno, ya que es éste, el que le ha permitido crear la territorialización y por supuesto: ha permitido en el transcurso de la historia, la emergencia de un segmento cultural significativo que ha elaborado su visión del mundo en torno a esa actividad.
      La identidad grupal en el ámbito rural comarcal, y sobre todo, la cohesión social, se ha conseguido por el trabajo familiar dedicado al ganado. Es a partir del ganado vacuno sobre todo, como la sociedad rural de la comarca estructura su universo simbólico; el tiempo se mide por las horas de atención diaria al ganado, el cual es considerado, por su gran necesidad de atenciones como “muy sufrido”. Las necesidades del ganado se expresan en el universo simbólico, a través de las rogativas a La Virgen para que haya cosechas y pastos buenos para alimentarlo durante el período en que permanece estabulado. Se sacraliza al ganado vacuno y no a las otras cabañas a través del ritual de bienvenida el día que baja de los puertos de verano. El tiempo en su dimensión anual, se mide por el ciclo natural de los pastos y en función de las necesidades del ganado.
      Llegamos así, al siguiente planteamiento:
      El grupo agroganadero de la Comarca de Campoo ha ido conformando a lo largo de la historia una visión del mundo o welltanschaung, basada y derivada de su actividad ganadera con el vacuno trashumante, la cual, le confiere su peculiar estilo e identidad sociocultural.
      El proceso de nucleación social en torno a la actividad ganadera de vacuno, entendiéndola como sustento y como forma de reproducción del grupo y por ende de la vida social, es el eje motriz que articula las instituciones sociales y las estructuras simbólicas del grupo. La creación de fronteras territoriales implica la regulación social de las áreas geográficas de uso pecuario, para convertirse en espacios sociales significativamente sancionados. El territorio históricamente apropiado, deviene en el soporte físico sobre el que el grupo construye sus fronteras simbólicas.
      La regulación de los usos y costumbres sobre los pastos y los territorios comunes, se convierten en contratos sociales que reconocen los derechos recíprocos, a partir de asumir orígenes y trayectorias históricas comunes en el tiempo y en el espacio. La identidad social así entendida, se caracteriza que:

  1.  La actividad ganadera de vacuno de la comarca de Campoo se sustenta en explotaciones familiares de baja rentabilidad, que en el caso concreto de Campoo de Suso, la vinculan a Cabuérniga.
  2.  Tanto la proximidad social, como el reconocimiento de derechos recíprocos y el devenir histórico compartido, aproximan más, desde la lógica cultural, a los ganaderos de Campoo de Suso con los de Cabuérniga, que con los del sur de la misma Comarca, o con los de Palencia.
  3. Las actividades productivas pecuarias enfocadas al ovino y al caprino son de tipo trashumante. La trashumancia de ovejas entre Castilla y Campoo crea en el imaginario colectivo la percepción de “no ser de ninguna parte”, o ser “forasteros”, en contraposición clara a la percepción de la pertenencia territorial que el vacuno sí permite y reclama.
  4. Se creó una frontera grupal por el origen exógeno de los pastores trashumantes de ganados caprino y lanar; frontera que es contrapuesta al origen histórico del grupo social del interior de la comarca de Campoo.

      Todo esto permite anclar la formación de límites y fronteras de grupo de la siguiente forma:

  1. Se asocia el origen histórico del grupo ganadero de Campoo, a un grupo fundador que ha habitado de forma continuada desde hace muchos siglos esos territorios.
  2. Se asocia el origen histórico del grupo social de pastoreo trashumante que cíclicamente llegaba a Campoo, con grupos exógenos culturalmente, étnicamente y lingüísticamente, diferentes.
  3.  Así, se crea el otro polo del proceso liminal de la identidad: si bien se reconocen en igualdad de derechos y unidos por una trayectoria histórica común, con el grupo social del Valle de Cabuérniga; en el otro caso, mirando hacia la Meseta Castellana, reconocen la diferencia.

      La proximidad histórica entre los ganaderos de la Hermandad de  los veinticuatro Pueblos de Campoo de Suso y los de Cabuérniga, ha terminado por crear vínculos sociales entre ambos colectivos, a través de relaciones de afinidad entre sujetos de ambos valles. Se han creado lazos institucionales con la Mancomunidad de Pastos Campoo-Cabuérniga, como es el caso de las asociaciones de ganaderos; se han creado vínculos jurídicos a través de las Ordenanzas de Pastos Campoo-Cabuérniga; y se han establecido nexos culturales con la conformación del welltanschaung compartido, basado en la actividad primaria en torno al ganado vacuno con el que se cohabita.
      Estos nexos que interactúan entre sí, vinculan a los dos grupos sociales que habitan en valles o territorios contiguos, borrando la frontera geográfica de la Sierra Cordel, para unirlos en un continuum cultural.
      Al contrario sucede entre el colectivo de Campoo de Suso,  y el grupo social de los valles meridionales de Campoo, ya que ambos se perciben recíprocamente con menor proximidad histórica, social y cultural.
5) La proximidad histórica, social, cultural y de prácticas rituales entre los valles de Valderredible, Valdeprado del Río y Valdeolea, les vincula más con Burgos y Palencia que con los del centro y Norte de la comarca de Campoo.
      La noción social de la identidad en los valles meridionales les aproxima y vincula más hacia la Meseta Castellana, que hacia el resto de los valles de la comarca de Campoo. Este hecho se evidencia entre otros factores ya mencionados, por la especialización productiva de los primeros, en la agricultura de secano. De esta forma, se distancian de los grupos de ganaderos en cuanto a la actividad económico productiva, base de su  sustento.
      Mientras que en los valles centrales y septentrionales de Campoo se cría ganado vacuno como forma de vida, en los valles meridionales se cultivan productos agrícolas de consumo básico, que en el resto de la comarca no se cultivan; y sobre todo, se produce el forraje que los ganaderos necesitarán en el invierno. La relación que se establece en éste caso, está instrumentalizada por la necesidad de los ganaderos del forraje de los agricultores meridionales. La relación de vecindad deviene en relación comercial mediada por el proceso de compraventa para satisfacer una necesidad. La vinculación afectiva, histórica y cultural, si bien existe y se mantiene, se ha instrumentalizado y cambia en cuanto contenido y valoraciones.
      Con respecto al área septentrional de Campoo, formada por los municipios de Pesquera, San Miguel de Aguayo y Santiurde de Reinosa, la vinculación histórica y geográfica más importante la tienen con la comarca interior de Pas-Iguña. El corredor industrial y ganadero entendido como polo de atracción, fomenta que los habitantes de estos municipios mantengan una emigración laboral constante hacia Torrelavega, para emplearse en las industrias.
      A pesar de las diferencias intracomarcales señaladas, hay un proceso que une a los distintos colectivos que habitan en los valles meridionales, centrales y septentrionales, en una colectividad mayor, al agregado social “campurriano”, entendido éste como gentilicio genérico de los habitantes de la comarca. La adscripción  al grupo de referencia en este caso, se vehicula a través de la sanción significativa de las prácticas devocionales y litúrgicas que se condensan en dos santuarios.
      1. La conmemoración de la Virgen de Montesclaros, patrona de la    Comarca de Campoo.
      2. La conmemoración de la Virgen de Labra, patrona de la            Hermandad de los veinticuatro pueblos de Campoo de Suso.
      En ambos casos, se sustenta y reproduce el ethos religioso de la comarca. Se borran las particularidades de las áreas mencionadas, y se ritualiza la fundación del espacio social más amplio, históricamente compartido, que conforma la Comarca de Campoo.
      El monasterio de Montesclaros deviene en centro espacial y ritual, del territorio compartido por los colectivos de las tres áreas comarcales de Campoo: área central (Reinosa, Campoo de Enmedio, Campoo de Suso y Campoo de Yuso), área sur (Valderredible, Valdeprado del Río, Valdeolea, y Las Rozas), y área norte (Pesquera, San Miguel de Aguayo y Santiurde de Reinosa), posibilitando la formación liminal del agregado social comarcal, a través de la sanción de la conmemoración de la Virgen de Montesclaros.
      En Campoo de Suso, el colectivo ganadero de vacuno de La Hermandad de los veinticuatro Pueblos, ha conformado su espacio social, a través de la Conmemoración de La Virgen de Labra. La ermita se erige como centro del espacio simbólico cultural, diferenciado del resto de la Comarca, justamente por su sanción simbólica significativa. Así, las prácticas asociadas a ambos centros devocionales han creado en el imaginario colectivo, los límites sociales que se vinculan al derecho y reconocimiento recíproco entre valles y áreas comarcales.
      Por su parte, la invención de la tradición en el espacio social urbano crea una distancia entre la reconstrucción del estilo cultural que se elabora en el imaginario colectivo, y la forma de vida rural contemporánea. La reelaboración simbólica del pasado se vale de la memoria colectiva, no de la memoria histórica2 , utilizando los diacríticos culturales como elementos “diferenciadores” de la particularidad grupal.
      A través del proceso de invención de la tradición en el espacio social urbano, se ha producido la idealización de un “tipo” de sujeto histórico que ya no existe en la comarca, la del “labrador y su forma de vida”, representados en las estampas campurrianas del Día de Campoo. Las estampas campurrianas construyen un estereotipo que está presente en el imaginario colectivo (en la memoria colectiva), pero que no representa el estilo de vida del grupo rural comarcal agroganadero actual.
      El ganadero actual utiliza tractores y maquinaria agrícola; tiene ganado importado (en substitución del ganado tudanco, que es el símbolo cultural), ya que es más apto para la producción industrial; viaja a vender sus productos al mercado regional de Torrelavega; en casa ya no tiene el llar, ni el horno de leña para el pan; no utiliza el arado romano, ni la pareja de bueyes para tirar de los carros; y su vinculación con la sociedad de consumo y con el estilo de vida occidental contemporáneo, son cada vez mayores.
      En este sentido, podríamos concluir que la transformación social de la comarca ha operado en la transformación del estilo de vida rural, en el que la casa de labranza ha tendido a desaparecer como núcleo productor para el autoabasto, pasando a ser más bien un tipo de familia nuclear que en algunos casos cuenta con explotaciones familiares microempresariales, y en otros casos, sus miembros son empleados asalariados. En todos los casos, se ha dejado el sistema de producción doméstico para el autoabasto, a cambio de obtener en los mercados locales los productos y bienes de consumo domésticos producidos en otras regiones.
      Nos interesa resaltar, que en el ámbito urbano se produce la  pulsión colectiva por reconstruir el pasado, en donde ese acto reconstructor es también una forma de reconstitución de los sujetos en un ámbito diferente y desconocido. Es decir, aquellos sujetos sociales que emigraron del campo a la ciudad, tuvieron que resocializar en un estilo de vida distinto al rural, en donde los valores y actitudes ante la vida son otros; con lo cual, se produce un descentramiento del sujeto, pasando de relaciones vinculantes afectivas, a relaciones contractuales impersonales. Así, lo que implica la búsqueda colectiva de reelaboración del pasado, no es sino una reelaboración colectiva de los espacios sociales primarios: los de su formación en el mundo rural.
      Se reinventa la historia particular de los individuos de forma colectiva. Es decir, se la trae al presente para reconstituirse. Así, si nos remitimos nuevamente al estudio histórico social de Reinosa, veremos cómo la población de éste Municipio está formada básicamente por emigrantes del entorno agropecuario comarcal, que emigró en busca de salarios y fuentes de empleo que posibilitaran un mejora en el nivel de vida. Los inmigrantes conmemoran en Reinosa el estilo de vida que dejaron. Y cuando vuelven al núcleo rural de origen resocializan en el espacio social, en el que aprehendieron sus referentes simbólicos.

En la sociedad urbano industrial cambia el centro perceptivo de la identidad y se crean nuevos símbolos, pasando de la ermita y el santuario hacia el desfile en los espacios públicos. Se lleva al mundo simbólico laico la identidad, ya que a pesar de reproducir el esquema ritual de la conmemoración cíclica vinculante, ésta conmemoración se convoca desde las agencias sociales urbanas: casa de cultura, ayuntamiento, peñas, asociaciones benéficas y deportivas entre otras.
      Se institucionaliza así un rito fundacional, pasando del ámbito de lo conmemorativo, como en el caso de los santuarios que hemos analizado, al espacio festivo propio del ámbito urbano. Festejos en los que el campo invade la ciudad: la calle principal, (que fue el Camino Real que a través de la carretería unió Castilla con la Cornisa Cantábrica y ésta con el resto del mundo), es tomada por los reinosanos, inmigrantes casi todos, que desfilan acompañados por los colectivos que vienen representando a sus núcleos de población, y que, vueltos a reagrupar por familias y por grupos de vecinos, representan el estilo cultural y la organización social que quedó en el pasado.
      Las yuntas de bueyes preparadas ex profeso, se pasean por la ciudad, mientras las parejas de vacas tudancas llevan los carros que representan las escenas que seguramente vivió el Tío Neles.3 Las estampas del pasado se convierten en objeto de veneración y símbolo cultural de una sociedad en constante transformación.
      Los barrios han pasado a ser actualizaciones simbólicas de la vida en los núcleos de población rural, son las unidades de socialización fundamental en la ciudad, ya que reproducen el espacio social y físico de los núcleos de población: se mantiene la solidaridad entre vecinos, se crean los grupos de iguales, se forman agencias de socialización por grupos de edad y sexo; y se reinventa una tradición que traslada la fiesta patronal del núcleo rural hacia la fiesta de barrio.
      Se actualizan las prácticas colectivas de la identidad a través de la fe devocional, trasladando el proceso de simpatía/cohesión, hacia los desfiles urbanos que sirven de símbolos fundacionales de la identidad grupal. En este orden de cosas, nuestro planteamiento es que, lejos de concluir que exista un proceso de “evolución social” entre la sociedad rural (“tradicional”), a la que definimos como matriz identitaria agroganadera, hacia la formación social urbano industrial (la llamada “sociedad compleja”), lo que sí existe es una interdependencia estructural entre ambos sistemas socioeconómicos, en donde la característica fundamental es que en Reinosa, se han reproducido los sistemas referenciales de la matriz identitaria rural, llenando de nuevos contenidos las relaciones sociales urbanas, caracterizadas por la organización en base a la producción industrial.
      Por su parte, la formación social agroganadera se ha orientado hacia la producción de un monocultivo pecuario, manteniendo un reducido contingente de productores individuales. De este modo, a pesar de la reorientación de la producción pecuaria, los sistemas referenciales se han mantenido y se han seguido reproduciendo cíclicamente con las migraciones de verano, efectuadas por los que nacieron en esos núcleos de población, que vuelven año tras año tanto en el verano, como en el ciclo litúrgico de invierno, para socializar en sus espacios referenciales primarios.
      De esta manera, hemos querido demostrar cómo, tanto los procesos de cambio y transformación, como los procesos de conformación de la identidad sociocultural, son aspectos interconectados de la realidad social, ya que los colectivos que efectuaron la movilidad social modificaron la estructura organizativa y productiva de la sociedad comarcal. En estos episodios transformacionales, las prácticas colectivas que se producen en el espacio social urbano, han permitido la actualización de los mecanismos de cohesión y empatía, reconstruyendo la identidad grupal de los actores; quiénes han reelaborado en el imaginario colectivo, pautas de socialización basadas en la matriz sociocultural rural agroganadera de Campoo.

1 De los Ríos y Ríos, Ángel: Memoria sobre las Antiguas y Modernas Comunidades de Pastos Entre los Valles de Campoo de Suso, Cabuérniga, y Otros, de la Provincia de Santander. Publicada para el mejor acuerdo entre ambos Valles citados, y a sus expensas. Imprenta Litográfica de J.M. Martínez, Santander 1878.
Ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso: Ordenanzas. Regulando el aprovechamiento de pastos en los montes propiedad de dicho ayuntamiento. 1947.
Ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso: Anteproyecto de Ordenanza Municipal de Pastos en los Puertos de Híjar o Yger, Palombera-Fuentes y Comunidad de Campoo-Cabuérniga. Boletín Oficial de Cantabria No. 151, julio, Santander, 1986.

2 Nos referimos a la distinción que hace Maurice Halbwachs entre memoria colectiva y memoria histórica, en donde la primera es una forma de toma de consciencia de la identidad colectiva a través de la evocación de las memorias personales que sitúan a los sujetos en el tiempo y en el espacio social, permitiendo la identificación y la cohesión de grupo con sus contemporáneos. Halbwachs, Maurice: La memoire collective. París, PUF, 1968.

3 Personaje central de la narración “El último carretero”, que hemos venido refiriendo. Duque y Merino, Demetrio: “El último carretero”, en Revista de España, Santander 1888.