"EL TRÁNSITO DE LOS ESTUDIANTES POR LA UNIVERSIDAD"

Verónica Soledad Walker

II. Abordaje teórico/metodológico


Una de las consideraciones de las que partió esta investigación es la de entender la necesidad de abordar el campo universitario desde una mirada ‘internalista’ (Clark, 1993) que permita comprender la complejidad y peculiaridad del mismo. En este sentido, y reconociendo que la universidad en tanto institución tiene finalidades y funciones orientadas a satisfacer determinadas necesidades sociales como la preparación en las distintas profesiones que la sociedad requiere, es que resulta central conocer cómo se forman quienes transitan por ella: los estudiantes. Estos actores del campo universitario han sido estudiados predominantemente desde dos perspectivas preocupadas fundamentalmente por los resultados. La primera, desde el punto de vista del rendimiento del sistema de educación superior, emplea indicadores de rendimiento para evaluar el funcionamiento de las universidades los cuales son utilizados como instrumentos de financiamiento según los resultados, y las carreras e instituciones se evalúan según su tasa de graduación y la duración de los estudios con la finalidad de incrementar la eficiencia (García de Fanelli, 2000, 2004). La segunda, consiste en una perspectiva que, preocupada por los altos índices de deserción y la baja tasa de graduación busca encontrar las estrategias adecuadas para encarar estos problemas, recurriendo entonces a la reformulación de planes de estudios, realización de tutorías, otorgamiento de becas, etc. Como puede advertirse es el control de los productos, como medida del nivel de eficiencia de la institución universitaria, lo que caracteriza a ambas miradas. Las mismas se inscriben en el marco del ascenso del Estado Evaluador (Neave, 1988) que, en un contexto de políticas constrictivas del déficit fiscal y diversificación de la oferta institucional en educación superior,  impulsa actividades de control de la calidad y producción de la información con el fin de aumentar la eficiencia de las instituciones. Este control volcado hacia los productos, tendiente a evaluar la calidad de las instituciones y fiscalizar el uso eficiente de los recursos, llevó al empleo cada vez más frecuente de indicadores educativos. Fenómenos como deserción, tasa de graduación y duración de las carreras han constituido, entre otros, indicadores del nivel de funcionamiento del sistema universitario (García de Fanelli, 2000).
En el presente trabajo más que los resultados interesan los procesos, es decir, explicar y comprender la formación de los estudiantes en ese espacio de “entrecruzamiento particular entre una institución que establece normas, símbolos de identificación y finalidades que tienden a la integración y cohesión institucional, y otra fuerza que tiende a la dispersión y la diferencia a partir de la presencia de disciplinas que difieren en la naturaleza del conocimiento con el que trabajan” (Araujo, 2008: 27).
En este sentido, avanzar en el conocimiento de las particularidades de la trayectoria académica de los estudiantes durante su proceso formativo, requiere de una mirada que contemple las reglamentaciones, el diseño curricular, la infraestructura y recursos materiales, el contexto institucional (mecanismos de admisión, servicios de información, orientación y apoyo, etc.) y las prácticas pedagógicas. Es decir, y entendiendo que hablar de prácticas de enseñanza y aprendizajes condicionadas por la cultura disciplinar supone adentrarnos en el campo del currículum universitario, es necesario considerar los aspectos estructural-formal y procesal-práctico del mismo. Se asume el carácter político-académico del currículum universitario entendido como una propuesta, producto de luchas y negociaciones, conformada por aspectos estructurales-formales y procesales-prácticos y por dimensiones generales y particulares (de Alba, 1991) que determinan el curso de los estudiantes que transitan por la Universidad. Es precisamente esa construcción del currículum en la cotidianeidad de la universidad la que ha de ser indagada con el propósito de comprender la relación del estudiante con la institución universitaria mediada por la disciplina que estructura el campo y el futuro ejercicio profesional. En este sentido, algunos de los interrogantes que guiaron el proceso de investigación fueron: ¿Qué contenidos (conocimientos, métodos, capacidades, competencias, etc.) aprenden los estudiantes? ¿Cómo aprenden? ¿Qué representaciones construyen sobre el ‘conocimiento’? ¿Cuál es el lugar del docente e investigador en la construcción de esas representaciones? ¿Qué representaciones construyen sobre la relación de esos contenidos con su futuro quehacer profesional? ¿Qué variables institucionales y personales inciden en su tránsito académico? ¿Qué papel juega el sistema de correlatividades, el sistema de exámenes, la organización horaria y las prácticas de enseñanza en el aula? ¿Qué incidencia tiene la inserción laboral temprana de estos estudiantes en el desarrollo de los estudios? Intentando responderlos, se recurrió al análisis de la información aportada por las normativas que configuran la enseñanza y el aprendizaje como a la voz de los actores involucrados en el proceso formativo: docentes, estudiantes y sujetos ligados a la gestión de la institución.
Desde el reconocimiento de la metodología como la lógica que guía la investigación y que “designa el modo en que enfocamos los problemas y buscamos las respuestas” (Taylor y Bogdan, 1987: 5), se optó por un diseño metodológico cualitativo que permitiese comprender los factores que intervienen en la configuración de problemáticas multicausales como la deserción, la baja tasa de graduación y la prolongación de los estudios más allá del tiempo formalmente previsto. Los instrumentos utilizados para ello fueron la indagación bibliográfica y el análisis documental de toda reglamentación que norme los procesos de enseñanza y aprendizaje en la carrera de Ingeniería de Sistemas así como también la entrevista a actores clave, docentes y estudiantes de la carrera en cuestión.
El análisis bibliográfico y documental se basó en material académico referido a la temática universitaria, en especial vinculado a las carreras de ingeniería, y en el análisis de toda normativa que regule las prácticas de los estudiantes. En cuanto a las entrevistas, las mismas se construyeron contemplando determinadas dimensiones que variaban de acuerdo a los grupos a entrevistar (ver Anexos).
Así, en la entrevista a actores clave las dimensiones de análisis fueron: relación de la carrera de Ingeniería de Sistemas con el contexto (demandas del mercado de trabajo, inserción laboral de los estudiantes, relación con el sector empresarial, etc.); relación con diferentes organismos (el papel de la CONEAU, la RedUNCI, el CONFEDI, etc.); relación con otras carreras (particularidades de Ingeniería de Sistemas en relación a otras carreras del área de Informática y al resto de las ingenierías; justificaciones de su denominación); ingreso y proceso de formación de los estudiantes (modalidad del curso de ingreso, programas de apoyo a los primeros años, visión sobre las dificultades que se le presentan a los alumnos, respuestas dadas desde la institución, requisitos de graduación, etc.); y características del plantel docente (aspectos valorados al momento de elegir docentes, etc.).
En las entrevistas a docentes se contemplaron los siguientes aspectos: formación (visión sobre las dificultades que se les presentan a los estudiantes, respuestas dadas desde la institución, etc.); docencia (representaciones sobre la enseñanza, condiciones de las clases, organización de la enseñanza, visión sobre los estudiantes, evaluación); investigación (condiciones de trabajo, relación docencia investigación) y extensión (actividades que realiza e incidencia en la formación de los estudiantes).
Por último, las entrevistas a estudiantes avanzados (de 4º y 5º año) contemplaron las siguientes dimensiones de análisis: elección de la carrera (información, expectativas, etc.); ingreso a la universidad (curso de ingreso, primeras dificultades, cambios en relación a experiencias previas en el nivel secundario, cuestiones que facilitaron y obstaculizaron el desarrollo de los estudios, etc.); formación (retraso académico, sistema de correlatividades, prácticas profesionales, pasantías, formación en investigación, etc.); representación de la enseñanza y visión sobre los docentes (concepción de buen y mal profesor, trato con los docentes, utilidad de las clases teóricas y prácticas, etc.); hábitos de estudio (dedicación, rendimiento, etc.); situación laboral (relación estudio-trabajo) y descripción del ser estudiante universitario (concepción, papel de la familia, los amigos y compañeros, aprendizajes realizados, etc.).

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