"EL TRÁNSITO DE LOS ESTUDIANTES POR LA UNIVERSIDAD"

Verónica Soledad Walker

El plan de estudios


Como se planteó anteriormente, los planes de estudio refieren a aspectos estructurales formales del curriculum y constituyen uno de los principales reguladores de las prácticas educativas. Como sostiene Abdala (2007), citando a Glazman y de Ibarrola (1987), el plan de estudios “es la expresión formal y escrita de los resultados educativos que se persiguen; es el instrumento mediante el cual la institución define el tipo y la organización de los estudios que se deben realizar para alcanzar los resultados” (p. 92). Dicho documento pone de manifiesto las decisiones institucionales respecto del camino que deberá recorrer un alumno para convertirse en profesional, en nuestro caso, en un Ingeniero de Sistemas. En ese ‘convertirse’, en ese formarse para el desempeño de una futura profesión inciden múltiples factores que pueden llevar a un estudiante a tomar la decisión de abandonar sus estudios, que pueden contribuir a que su permanencia en la universidad se prolongue sin lograr el egreso en el tiempo formalmente previsto o que, a pesar de lograr el egreso, la titulación se dé en forma extemporánea. Entre los múltiples factores que influyen en la configuración de las trayectorias estudiantiles, están aquellos provenientes de las propias reglamentaciones. En este sentido, y a partir del estudio realizado por Legorreta Carranza (2001) acerca de los factores normativos que obstaculizan el egreso y la titulación en la universidad, se puede decir que existen dificultades derivadas de las propias características de los planes de estudios. Teniendo en cuenta esto, e intentando comprender los facilitadores y  dificultades con que se encuentran los estudiantes de Ingeniería de Sistemas, es que se considera preciso detener la mirada en aquellas cuestiones establecidas por el plan de estudios, como son: el número de materias, el sistema de correlatividades, la carga horaria estipulada, los sistemas de créditos, los requisitos de titulación, etc.
Como sostiene Abdala (2007) todo plan de estudios en su formulación supone la toma de decisiones respecto a la forma en que se han de organizar pedagógica y administrativamente los estudios, los objetivos de aprendizajes perseguidos, la estructuración del tiempo, los recursos necesarios para su implantación y las selecciones  operadas a partir de los cambios en las profesiones, en los conocimientos disciplinares y en los requerimientos de la sociedad. Es en función de estos tres últimos aspectos -cambios en las profesiones, las disciplinas y las demandas sociales- que los planes de estudio se van modificando.
En el caso de la carrera de Ingeniería de Sistemas, desde su creación en 1976, se han sucedido diferentes planes de estudios cuyas modificaciones responden -según se expresa- a la permanente necesidad de adaptación a las nuevas realidades académico-profesionales y al imperativo de actualización ante los nuevos avances producidos en el campo de la informática.
De esta manera, el primer plan de estudios que data del año 1976 fue modificado y suplantado por el del año 1978. A este le siguió el nuevo Plan de Estudios de 1983 y su modificación en 1988. Ya en la década de los 90, fueron dos los Planes de Estudios puestos en marcha: el de 1995 y el de 1997, para llegar luego al de 2004 que es el que aún se encuentra en vigencia. Vemos así que desde su origen en 1976, la carrera de Ingeniería de Sistemas ha transitado por siete Planes de Estudios.
Un análisis comparativo de dichos documentos permite observar la presencia de ciertas tendencias. Una de ellas es el acortamiento de la duración de la carrera de seis a cinco años pero con un mantenimiento del número de materias. Es decir, en el primer Plan de Estudios las 41 materias estipuladas (34 de ellas anuales, 4 cuatrimestrales, 2 seminarios y Lengua inglesa) estaban organizadas para completarse en los 6 años de duración de la carrera, de modo que en cada año los estudiantes cursaban entre 6 o 7 materias. Con el proceso de cuatrimestralización de las materias de por medio (al cual me referiré más adelante), a partir del Plan de Estudios del año 1995 se ve que las 41 ó 42 materias cuatrimestrales previstas según cada Plan (41 en el Plan 1997, y 42 en el de 1995 y el vigente aprobado en 2004) están organizadas para ser cursadas no en los cinco años que formalmente dura la carrera, sino en cuatro años y medio ya que el último cuatrimestre del quinto año se destina al Trabajo Final y por ello no se establece el dictado de materias. Así, si promediamos estos datos vemos que el Plan de Estudios inicial que fijaba una duración teórica de la carrera de seis años, preveía que los estudiantes cursen por año entre 6 o 7 materias anuales, mientras que desde el año 1995 en adelante deben cursar algo así como 9 asignaturas cuatrimestrales por año, con lo que ello implica en cuanto a la posible acumulación de exámenes finales.
Respecto de la cuestión de la cuatrimestralización de las materias, cabe destacar la nota de Rectorado fechada el 10 de abril de 1978 según la cual se reprueba la modificación del Plan de Estudios de la Carrera de Ingeniería de Sistemas presentada por la Facultad. En la misma se aduce, entre otras razones, “el excesivo número de materias cuatrimestrales” por lo cual se sugiere el dictado anual de las mismas “procurando concentrar y no dividir asignaturas, salvo cuando los requisitos propios de las disciplinas lo hagan necesario y conveniente”. Sin embargo, y a partir de un aumento paulatino del número de materias cuatrimestrales en los planes de estudio de la década de 1980, el del año 1995 establece el régimen cuatrimestral de todas las materias lo cual, se plantea, “otorgará una dinámica diferente en la coordinación de las correlatividades a efectos de contribuir a ordenar y hacer más eficiente los estudios”1 . Esta decisión de cuatrimestralizar el Plan, la búsqueda de eficiencia y el ‘sistemas de créditos’ establecido dos años más tarde, se pueden entender en el marco del proceso de determinación curricular que en la década de 1990 hicieron de estas ‘recomendaciones de organismos internacionales’ un denominador común de las carreras universitarias en Argentina.
Además, al analizar comparativamente los diferentes planes de estudio, se observa un aumento de requisitos en el sistema de correlatividades. Así, mientras en los planes de estudio 1976,1978 y 1983 las exigencias de correlatividades empiezan en el 2º año de la carrera, en el Plan de 1988 las mismas aparecen entre las materias de primer año. Además, a partir de los planes de estudios siguientes se observa no sólo mayores exigencias (requiriéndose el examen de materias más próximas a la que se pretende cursar al tiempo que la aparente reducción del número de asignaturas necesarias encubre el hecho de que se elimine como requisito alguna de los primeros años que, por las características del Plan, ya se encuentra aprobada) sino que aparece como requisito que “para cursar cualquier materia del n-ésimo cuatrimestre hay que tener aprobados los finales de todas las materias del cuatrimestre n-4”. Es decir, para poder cursar determinado cuatrimestre se requiere tener aprobadas las materias de aquel que en el plan de estudios se encuentre a una distancia de cuatro cuatrimestres anteriores. De esta manera, considerando el cuatrimestre que se quiere cursar como n (por ejemplo, segundo cuatrimestre de 3º año -que sería el sexto cuatrimestre de la carrera-) se requiere haber aprobado la totalidad de las asignaturas del cuatrimestre n-4 (que en el ejemplo dado, sería el segundo cuatrimestre de 1º año -ya que si al cuatrimestre seis se le restan cuatro se tiene como  resultado el cuatrimestre dos). Disposición ésta que fue modificada en 2006 por solicitud del Claustro de Alumnos, resolviéndose reemplazar la condición n-4 por n-5, lo cual supone un mayor margen entre el cuatrimestre que se quiere cursar y el que se necesita tener aprobado.
Otra cuestión tiene que ver con el aumento de la carga horaria semanal pues si se tiene en cuenta lo mencionado anteriormente acerca de que lo estipulado para los últimos planes de estudios está previsto para desarrollarse en cuatro años y medio, mientras que en los primeros cuatro planes se estipula una carga horaria promedio de 28 horas semanales, a partir de los planes de estudios de la década de 1990 dicha carga asciende a 31 horas.
En cuanto a la articulación de Ingeniería de Sistemas con el resto de las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas puede decirse que en los Planes de Estudio de los años 1978 y 1983 se contempla un Ciclo Básico común a las distintas carreras y uno Superior, a partir del 3º año, particular para cada disciplina. Dicha estructura desaparece en el Plan de 1988, eliminándose las materias comunes y generándose un proceso de diferenciación al interior de la propia carrera. Esta cuestión se evidencia en el Plan de 1995 con la presencia de un Núcleo de Formación (que brinda los conocimientos básicos de las Ciencias de la Computación, fundamentalmente en los dos primeros años) y un Núcleo de Especialización (con seis áreas de orientación posibles realizable a través de materias optativas a partir del cuarto año). Esta situación es sostenida en los Planes de Estudios de los años 1997 y 2004 aunque en éste último con algunas variaciones que buscan responder a las recomendaciones del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) y a las exigencias planteadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) para una futura acreditación de la carrera de Ingeniería en Sistemas, en proceso de unificación curricular 2. Asimismo, y tal como se expresa en el Plan de Estudios 2004, “con esta adecuación del Plan se logra una mayor flexibilidad en lo referido a la movilidad de alumnos entre facultades de Ingeniería”, lo cual puede enmarcarse en la política de implementación de los ‘Ciclos Generales de Conocimientos Básicos’ (CGCB) llevada a cabo por la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) en el marco del Proyecto para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ingeniería (PROMEI). Esta innovación en el campo de la educación universitaria implica la creación de un ciclo inicial de dos años como máximo con características comunes en varias universidades del país, lo que posibilitaría que los alumnos puedan iniciar sus estudios universitarios en cualquier universidad y, sin definir un área de especialización tempranamente, circular posteriormente entre disciplinas afines y entre universidades sin trabas ni retrasos. De esta manera, se busca consolidar “una estructura de formación básica que permita reducir las tasas de abandono y retraso en los estudios; acorte la duración real en los años de titulación, facilite el cambio de modalidad, orientación o carrera en una misma universidad o entre universidades” (SPU, 2005: 3).
Tal como se plantea en el Documento de la SPU ‘Lineamientos Generales para la formulación de Subproyectos de Ciclos Generales de Conocimientos Básicos’ (2005), a pesar de que las carreras de ingeniería parten de una formación básica en matemática y física, resulta difícil muchas veces cambiar de una carrera a otra aún en una misma universidad. Esto se adjudica a las diferencias de las cargas horarias o nombres que presentan las materias debido, más que a cuestiones pedagógicas o disciplinares, a la propia historia institucional. En lo referido a la carrera de Ingeniería de Sistemas de la U.N.C.P.B.A. y considerando el peso que esta variable institucional tiene, es lícito preguntarse por las características que presentan los dos primeros años de las diferentes ingenierías si se tiene en cuenta que la carrera objeto de esta investigación pertenece a la Facultad de Ciencias Exactas y no a la de Ingeniería.  Respecto de esta cuestión, y tal como lo plantea unos de los actores clave entrevistados, “ese es otro punto de discusión que siempre viene dando vuelta” y que tiene que ver con las diferencias que existen con el resto de las Ingenierías. Sostiene que ingeniería es un círculo bastante cerrado” y que los “ingenieros consideran ingenieros exclusivamente a los navales, civiles, mecánicos, eléctrico […] ingenieros puros son ellos digamos, en ese sentido nosotros usamos el título, en cierta medida tenemos un enfoque bastante similar y parecido a ellos pero nuestra ingeniería pasa por otro lado, o sea, nosotros tenemos otra base de formación” yesa formación se debe a que tienen matemáticas y físicas, o sea materias básicas muy fuertes. Por eso tiene que estar en Exactas”. Como se ve, es precisamente la fuerte formación básica la que justifica la presencia de la carrera en la Facultad de Ciencias Exactas ya que a diferencia de las ingenierías en general, más que los resultados, la utilidad y la aplicación interesa brindar una formación básica sólida que permita pensar problemáticas de tipo más general. En este sentido, y en relación a las carreras que dicta la Facultad de Ingeniería de la U.N.C.P.B.A. se sostiene que ellos son netamente técnicos porque sus materias se las dan ingenieros en todo sentido […] la formación básica está basada justamente en que el ingeniero lo que busca es saber para qué le sirven las cosas, en cambio acá no. No importa, acá usted está en una facultad de Ciencias, aunque usted va a salir Ingeniero en Sistemas está en Ciencias Exactas”y es precisamente eso lo que otorga peculiaridad a la carrera de Ingeniería de Sistemas de la U.N.C.P.B.A., a esa “mezcla rara” que resultó, a “ese engendro que ha salido” que  hace que sus graduados, “que el profesional lleve una mezcla de estas dos situaciones y entonces sale con una formación para pensar en cosas abstractas y también para aplicarlas”. Esta conjunción de aspectos, este cruce que se da entre una carrera tecnológica en el marco de una facultad de corte netamente científico orientada a las ciencias exactas posibilita desarrollar la carrera según una concepción de ‘sistema’ como un todo que “junta un montón de cosas y los conocimientos que reciben son otros. Primero la parte básica, después la parte del especialista pero tiene asociada un montón de asignaturas que le van dando la formación de globalizar cosas”. Esta distinción entre la carrera de Ingeniería de Sistemas y ‘las otras ingenierías’ se torna evidente no sólo en las concepciones expresadas en las propias palabras de los actores institucionales entrevistados que al referirse al ciclo inicial común de Ingeniería -mencionado anteriormente- afirman que “los alumnos van tomando las materias o de Ingenierías o de Sistemas”; sino también desde documentos de la propia Secretaría de Políticas Universitarias que al publicar sus Anuarios de Estadísticas Universitarias nomina a dicha carrera como ‘Informática’ distinguiéndola del resto de las ingenierías.
No es objetivo de este trabajo indagar las implicancias que esta situación tiene en la construcción y desarrollo de la propia carrera o en la identidad de sus académicos, pero sí resulta interesante señalar la amalgama de visiones que la atraviesan y que tiene que ver no sólo con las concepciones que la sustentan sino también con cuestiones históricas vinculadas al propio origen de esta carrera. La misma nace como Licenciatura en Ciencias de la Computación dictada en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas del Instituto Universitario de Tandil. Esta institución, fundada en 1964, se convertirá diez años más tarde en la U.N.C.P.B.A. transformándose la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas en la Facultad de Ciencias Exactas y la Licenciatura en Ciencias de la Computación en la carrera de Ingeniería de Sistemas. Al referirse a esta cuestión, uno de los actores entrevistados sostiene: “Ahí comienza ya la carrera de Ingeniería de Sistemas”.
A los fines del presente trabajo, y continuando con el análisis del currículum formal, es necesario detener la mirada en los dos últimos planes de estudio (el de 1997 y el de 2004) ya que son los que estructuran formalmente el tránsito de los estudiantes comprendidos en la investigación de la cual parte el presente estudio. En ambos documentos se establece que “la carrera de Ingeniería de Sistemas tiene una duración de 5 años (incluyendo el desarrollo de un proyecto final), otorgándose el título intermedio ‘Analista Programador Universitario’ (APU) al completar los 3 primeros años de la carrera principal”.
La estructura básica de ambos planes comprende un Núcleo de Formación y un Núcleo de Especialización. Como se señaló, las reformas introducidas en el Plan de Estudios 2004 dicen obedecer a las recomendaciones planteadas por la CONEAU y por el CONFEDI para la futura acreditación de la carrera de Ingeniería en Sistemas, en proceso de unificación curricular. En este sentido, los cambios efectuados se vinculan fundamentalmente a contenidos, carga horaria y enfoques de materias bases, a una reestructuración de las correlatividades y a variaciones en el orden de la currícula. Sin embargo, más allá de estos cambios prescriptos que responden a imperativos de adecuación y actualización, desde la voz de los docentes entrevistados la situación es otra ya que aquellas modificaciones introducidas en el último plan son mínimas. De esta manera, sostienen estar trabajando con un plan que fue pensado hace mucho tiempo, que en su esencia data del año 1995 y eso para una carrera de informática es demasiado. De ahí algunos señalan la necesidad de revisarlo, la urgencia de “una discusión entre los docentes para replantear el tema del plan de estudios”, mientras otros -más contundentes- sostienen que “tiene que haber un cambio de plan, reuniones y trabajar, pensar en algo, mirar un poco lo que debe ser el graduado de aquí a 10 años y replantearnos cosas”. En este marco, en el que la reflexión sobre el plan de estudios vigente aparece como una constante, el proceso de acreditación de la carrera de Ingeniería de Sistemas ante la CONEAU se presenta como una posibilidad para la autoevaluación y la reflexión sobre diferentes aspectos de la carrera.
En cuanto al número de materias, el Plan de Estudios 1997 comprende 32 materias cuatrimestrales, 32 créditos de la especialización (que a 4 créditos que vale cada materia, supone un total de 8 materias), un curso de Inglés y el Proyecto Final. Por su parte, el Plan de Estudios 2004 establece 33 materias cuatrimestrales, 32 créditos de la especialización (es decir, 8 materias), un curso de Inglés y el Proyecto Final. 
Asimismo, ambos Planes plantean el carácter cuatrimestral de todas las materias y obligatorio del ciclo de formación, reservándose la forma opcional para el ciclo de especialización. Es decir, en este último tramo los alumnos deberán acumular un total de 32 créditos (8 materias) de los cuales 15 en el Plan de 1997 y 16 en el Plan 2004 (4 materias) deben pertenecer a una misma área de especialización y el resto a otras que pueden ser cursadas en una facultad o universidad diferente.
En cuanto a la carga horaria estipulada puede decirse que un análisis de las horas señaladas por materia arroja un promedio, en ambos Planes de Estudios, de 28 horas semanales -sin contemplarse Inglés y el Trabajo Final- de las cuales la mayoría está destinada a clases teóricas mientras que las prácticas sufren un incremento a partir de 3º año. Si consideramos los créditos de la especialización como clases prácticas, en una carga horaria semanal de 28 horas, el promedio sube de 3 a 7 horas semanales concentrándose fundamentalmente en cuarto año y el primer cuatrimestre de quinto ya que el segundo, según establece los Planes de Estudios analizados, están destinados exclusivamente al Trabajo Final
Por último, y en lo referido al sistema de correlatividades, puede apreciarse cómo el Plan de Estudios de 1997 plantea mayores exigencias en cuanto a los requisitos para cursar y rendir materias en relación al plan de 1995 y cómo las mismas aumentan en el del 2004. Éstas tienen que ver fundamentalmente con el hecho de estipular como materias correlativas a aquellas que están más próximas a la que se pretende cursar. Asimismo, en los dos últimos planes se mantiene lo establecido en el de 1995 acerca del sistema n-4 modificándose a n-5 en el año 2006. Al respecto, uno de los docentes entrevistados sostiene que la exigencia de n-n tiene como finalidad “mantener la cabeza y la cola del tren más o menos juntas”, pero que “si esto sigue así va a tender a ser un n-6 en cualquier momento […] [y] eso le va frenando la carrera a los chicos. Porque lo que se pensó en principio como para que la locomotora avance -yo voy haciendo avanzar el último vagón- en realidad se está manifestando al revés, el último vagón sigue frenado e impide que la locomotora avance”.


1 Cita extraída de la Resolución Nº 155/95 del Consejo Académico de la Facultad de Ciencias Exactas por la cual se aprueba la Reforma del Plan de Estudios de la Carrera de Ingeniería de Sistemas y su Título Intermedio de Programador Universitario.

2 Desde el año 1991 el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) llevó a cabo un proyecto de Modernización de la Enseñanza de la Ingeniería en la República Argentina. En 1996 elaboró un documento denominado “Unificación curricular de la enseñanza de las ingenierías en la República Argentina” (Libro Azul), con el propósito de modernizar la enseñanza de la Ingeniería y de esta manera llevar a cabo una unificación curricular en los respectivos planes de estudio de las diferentes especialidades de la Ingeniería. Dicho documento se convirtió en material de consulta permanente por parte del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación en todo lo relativo a la fijación de estándares curriculares mínimos en planes de estudio de Ingeniería. En el mismo se proponen los siguientes ejes de cambio: tiempo de duración de las diferentes carreras, cargas horarias, grados de homogeneización curricular y contenidos mínimos. Se enuncia también que la formación del ingeniero debe ser el producto de un balance equilibrado de conocimientos científicos, tecnológicos y de gestión con base humanística. En un plano más operativo recomiendan que la estructura curricular se organice en las siguientes áreas temáticas: Ciencias Básicas (20%), Tecnológicas Básicas (15%), Tecnológicas Aplicadas (15%) y Complementarias (15%), y trabajo final o proyecto integrador (6%). Tomando como base lo establecido por el CONFEDI, el Consejo de Universidades, en reunión plenaria, elabora un segundo documento: “Manual de Acreditación para Carreras de Ingeniería en la República Argentina” (“Libro Verde”). (Abate, S.; Lucino, C. y Hernando, G., 2004).

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