CULTURA Y FORMACIÓN HUMANISTA<br>Desde la óptica del Contador Público

CULTURA Y FORMACIÓN HUMANISTA
Desde la óptica del Contador Público

Emigdio Archundia Fernández. Coordinador
Universidad de Guanajuato

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EL TORMENTO DE SAN ANTONIO

Fue pintada en óleo tempera sobre madera y mide 47 x 35 cm. Fue la primera pintura de Miguel Ángel a sus doce años, realizada entre 1487 y 1489. El trabajo describe un tema medieval común. 

El cuadro representa el Abad San Antonio, ermitaño egipcio que según la leyenda se retiró para llevar una vida en el desierto, donde era acosado sin cesar por las tentaciones del diablo. La figura del santo atormentado es un motivo clásico de la iconografía cristiana. Esta pintura única lo retrata rodeado por criaturas fantásticas de colores verdes o rojizos evocando monos, peces o pájaros que lo golpean o le jalan la túnica.

Miguel Ángel eligió situar esta escena en un entorno natural, con rocas y vista al Nilo, como lo indica el velero que se abre camino en el curso del río.

La pintura fue atribuida previamente al taller de Domenico Ghirlandaio, años más tarde el trabajo se le dio al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde fue limpiado y examinado a fondo, actualmente se encuentra ubicada en el Museo “Kimbell Art Musseum” de Estados Unidos.

BÓVEDA DE LA CAPILLA SIXTINA

En 1508 el papa Julio II encargó a Miguel Ángel la decoración de la Capilla Sixtina, en la Ciudad del Vaticano, Roma. El resultado fue una creación monumental que rompió los moldes del modelo renacentista. Originalmente sólo se le encargó pintar los doce apóstoles. Sin embargo, el artista rechazó el trabajo porque él se consideraba escultor, no pintor.
Sin embargo Miguel Ángel aceptó y plasmó un conjunto de nueve frescos llamados así porque la técnica que utilizo es llamada fresco la cual no permite errores o vueltas atrás, y exige tiempos muy breves.
Dentro de estos nueve frescos que van desde la entrada de la Capilla hasta el altar, y que muestran escenas del Génesis están agrupados en trípticos: las tres primeras historias desde el altar hablan de la Creación del Mundo; las tres siguientes, de la Creación del Hombre y de su expulsión del Paraíso; y, las tres últimas, ilustran la historia de Noé. Además de que a los lados hay figuras de Desnudos que sostienen medallones con escenas del Libro de los Reyes, doce Videntes, es decir, Profetas que se hallan sentados en tronos monumentales así como, en las cuatro esquinas angulares, el artista representó algunos episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel.
La Bóveda de la Capilla Sixtina fue pintada entre 1508 y 1512, en un espacio de más 500 m2, es una de las obras pictóricas más complejas y más bellas de toda la historia del arte.
Cuando Miguel Ángel empezó a realizar estos frescos solo tenía 33 años y debido al arduo trabajo comenzó a sufrir de tremendos dolores e n la espalda tras una caída del andamio. Se temía que estuviese perdiendo la visión a causa de los continuos derrames de pintura en los ojos.  Trabajaba tanto que ni para comer descansaba. La gente en Roma empezó a tomarlo por loco ya que su aspecto físico desmejoró y se volvió una persona huraña.

Esta es una de las diez obras más importantes que pinto Miguel Ángel ya que se encuentra situada en un la capilla Sixtina, lugar donde ha sido escenario para que todo Papa encierra el recuerdo de un día especial de su vida; justamente en este sitio, en este espacio sagrado, se recogen los Cardenales, en espera de la

manifestación de la voluntad de Cristo con respecto al Sucesor de San Pedro.
Actualmente la obra es una de las más conocidas pinturas de Miguel Ángel y que seguirá por el resto de la historia.

EL JUICIO FINAL (CAPILLA SIXTINA)

En 1535, el papa Pablo III encargó a Miguel Ángel el más grande fresco jamás pintado que trataría sobre el Juicio Final y que se ubicaría en la pared del altar de la Capilla Sixtina en la Ciudad del Vaticano, Roma el cual empezó a pintarlo 25 años después de acabar de pintar la bóveda de la capilla. El fresco es de enormes dimensiones: 1370 x 1220 metros e incluye casi 400 figuras de las que se han identificado aproximadamente 50. La zona superior de la composición, más de la mitad de la pared, está ocupada por el mundo celestial presidido por Cristo como juez en el centro de la escena, inicialmente desnudo, a su lado, la Virgen María, ambos rodeados por un conjunto de santos, en la parte superior aparecen dos grupos de ángeles que portan los símbolos de la Pasión: la corona de espinas, la cruz y la columna.
Buonarroti quiso representar de esta manera la salvación de la Humanidad a través de la llegada de Cristo en la parte más elevada de la pared. Son numerosas las referencias como el cartón de la Batalla de Cascina, los frescos de Luca Signorelli en la catedral de Orvieto e incluso El Bosco en las que Miguel Ángel se inspiró, según afirman los especialistas.
Es importante mencionar que cuando fue terminado este fresco en 1541, la pintura provocó escándalos y críticas fuertes, pues se consideraba vergonzoso que en tan sagrado lugar se hubiesen representado tantas figuras desnudas, especialmente algunas parejas cuyas posturas podían parecer comprometidas. Según algunos obispos, el fresco no correspondía a un recinto tan sagrado como la Capilla sino a una taberna. Por lo que en el año de 1564 se ordena el cubrimiento de  toda los desnudos, pintándoles como tipo calzones; esto estuvo a cargo de Danielle Ricciarelli da Volterra, un discípulo de Miguel Ángel. En 1964 se inició un programa de restauración de todas las obras que finalizó en 1994 con el descubrimiento del Juicio Final enteramente restaurado; dirigida por Gianluigi Colalucci.

LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO

Es un fresco pintado en la Capilla Paolina del Palacio Apostólico (Ciudad del Vaticano).
Data del año de 1549, mide 6.25 metros de alto y 6.61 metros de ancho, dicha obra hace pareja con otro fresco de Miguel Ángel dedicado a la Crucifixión de San Pedro.
Representa un pasaje de la vida de San Pablo, cuando perseguía a los cristianos y el rayo de Dios lo cegó. La mano de Cristo señala a Pablo, caído en el suelo y cegado por la luz divina.
Los soldados y criados tratan de alejarse del centro para proteger se dicho rayo, Pablo se queda sólo mirando con desconcierto al cielo.          

El caballo que se puede está inspirado en los caballos de las Batallas de Paolo Ucello. Por otro lado, el cielo con Cristo bajando con un poderoso impulso.

Las limitaciones del espacio justifican en parte la aglomeración de personajes y la confusión general que reina en la composición. 
Miguel Ángel era idolatrado en Roma casi como una leyenda viviente, pero este trabajo no se salvó de las críticas. Según sus detractores, Miguel Ángel había abandonado el clasicismo insuperable de la Capilla Sixtina y su estilo estaba decayendo. En este mural, las figuras huyendo en desorden no fueron bien recibidas. Algunos historiadores consideran que a raíz de este aparente fracaso, Miguel Ángel refrenó su audacia en su siguiente fresco, el de san Pedro, que resultó ser su último trabajo pictórico. 
Se trata, en pocas palabras, de una obra de la vejez de Miguel Ángel, terrible, imponente e incomprensible.

CRUCIFIXIÓN DE SAN PEDRO

La crucifixión de San Pedro, conocido en italiano como Crocifissione di San Pietro es un fresco renacentista, que mide 6.25 metros de alto y 6.62 metros de ancho, fue realizado entre 1546 y 1550 en la pared de la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, en la Ciudad del Vaticano.

La historia de este episodio no se menciona en el pasaje bíblico de Hechos de los Apóstoles. Según cuenta la tradición y un paisaje de la Leyenda Dorada de Jacobo de Vorágine, San Pedro fue condenado en Roma a morir en la cruz. Pero el apóstol se sintió indigno de morir en la misma postura que Jesús y pidió humildemente que le crucificaran con la cabeza boca abajo.
Hace pareja con la obra de “La conversión de San Pablo” y Miguel Ángel utilizó el mismo recurso compositivo que había empleado en dicho fresco, pero como ambos se hallaban enfrentados, en la Crucifixión de San Pedro el movimiento circular que describe la cruz gira según las agujas del reloj. Este dinamismo se combina con el de la densa multitud que gira en sentido contrario. Esta multitud de personajes se agrupa en la mitad inferior, y deja a la vista un horizonte árido y desnudo. El fondo está dividido en tres secciones con diferentes colores y una enorme nube gris que hace que la escena sea aún más intensa. El santo se vuelve hacia el espectador con una mirada casi amenazadora.

Todas las figuras forman un gran círculo alrededor de San Pedro, al que miran y señalan. Jinetes y soldados se entremezclan con los seguidores del condenado, pero entre esa multitud de anónimas figuras destacan el grupo de soldados que sube desde el ángulo inferior izquierdo, el centurión a caballo dando órdenes; el joven de la túnica verde del centro que mira hacia este último y protesta ante el abuso; el gigante de la derecha; y el grupo de mujeres afligidas del primer plano cuyas extremidades inferiores están cortadas por el final de la pared. Este último recurso es empleado por Miguel Ángel para sugerir al espectador la existencia de un espacio externo más amplio que el que aquí se muestra.
Este fresco, donde se retrata a San Pedro en el momento en que era alzado por los soldados romanos, y en donde se trató de representar el dolor y el sufrimiento del primer mártir de la iglesia junto con el horror y sobresalto de varios de los espectadores en la escena, es considerado el último fresco realizado por Miguel Ángel, en el cual renuncia al dinamismo y la violencia, tan característicos de sus pinturas anteriores, y lo sustituye por el silencio y la serenidad.
En 2009 se completó la restauración de la capilla Paulina, después de 7 años de trabajo, durante el cual este y otros frescos han sido limpiados reavivando los colores originales de las pinturas.

LA BATALLA DE CASCINA

Los antecedentes de la obra datan de 1504 cuando el regidor de la República de Florencia, Soderini, encargaba a Miguel Ángel un cartón con la Batalla de Cascina que sirviera como precedente al fresco que decoraría la sala del Consejo del Palacio "Vecchio" de la capital toscana, donde competían  artísticamente los mejores creadores de la ciudad. Buonarroti inició los trabajos en marzo de 1505, acabándolos hacia el mes de noviembre del año siguiente; en la segunda mitad del siglo XVI fue dividido en varios fragmentos que se han ido perdiendo, encontrándose en la actualidad copias parciales como ésta que contemplamos, realizada posiblemente por Aristóteles da Sangallo, apuntándose también a Bastiano da Sangallo. Algunos especialistas consideran que Miguel Ángel inició la ejecución del fresco y fue interrumpida de manera inmediata, quedando la obra sin realizar por parte de ninguno de los dos maestros. La historia que se recoge en la Batalla de Cascina está inspirada en la "Crónica" de Filippo Villani que narra los hechos acaecidos el 29 de julio de 1364 cuando el jefe de las tropas florentinas que iban a atacar Pisa, Galeotto Malatesta, se sitúa a seis millas de la ciudad, en los lugares de Cascina. El calor reinante provoca que los soldados se despojen de sus armas y se bañen en el Arno, momento que sería aprovechado por los pisanos para atacar. Pero Marino Donatti dio la alarma, resolviéndose el enfrentamiento a favor de los florentinos.
Buonarroti interpreto en esta composición la tensión de una batalla y el movimiento, utilizando figuras desnudas para su ejecución, conservándose algún dibujo preparatorio apreciándose la calidad y firmeza del trazo para obtener una obra maestra del Renacimiento.

El tema representado por Miguel Ángel era la victoria de los florentinos sobre los pisanos en la guerra que les enfrentó entre 1362 y 1364. Pero el artista no se centró en luchas ni enfrentamientos sino en un momento previo en el que los florentinos salían precipitadamente del río Arno donde se estaban bañando ante la llegada de sus enemigos.
Observamos que la obra se encontraba segmentada ya que el cartón original según la historia de esta fueron cortados y repartidos culpando de esto a Baccio Bandinelli, rival de Miguel Ángel, bajo el pretexto de que diferentes artistas tenían que copiarlo para decorar la ciudad con el tema de la batalla en conmemoración de una visita del Papa León X. Hoy sólo se conserva copias parciales, una de ellas, en la colección privada de Holkham Hall, Inglaterra y estudios sobre figuras individuales en el Museo Británico de Londres y en la colección de los Uffizi en Florencia.