EL CAMBIO CLIMÁTICO EN UNA COMUNIDAD ORIGINARIA<br>
Estudio de caso en Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, México

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN UNA COMUNIDAD ORIGINARIA
Estudio de caso en Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, México

Julita Moreno Avendaño (CV)
Andrés E. Miguel Velasco (CV)
Julio C. Torres Valdez
(CV)
Instituto Tecnológico de Oaxaca

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I.- EL CAMBIO CLIMÁTICO COMO UN PROBLEMA DE LA CIENCIA REGIONAL

Antecedentes

Acerca de la importancia de la percepción de la cosmovisión de los pueblos originarios

Existen muchas denominaciones usadas para referirse a la población que tiene rasgos comunes como costumbres, tradiciones, lengua, y una cultura que los diferencian de la demás población. Comúnmente estas poblaciones de denominan indígenas, pero también es frecuente escuchar algunas otras denominaciones como “aborigen”, “indio”, “pueblos originarios”, “etnias” y “tribus”.
Se tratará de aclarar entonces, las diferencias o similitudes entre estos conceptos. Comenzando con el concepto de indígena se dice que es un término que se aplica a todo aquello que es relativo a una población originario del territorio que habita, cuyo establecimiento en el mismo precede de otros pueblos o cuya presencia es lo suficientemente prolongada  y estable.  En cuanto al término “aborigen” hay quienes, basándose en una aproximación etimológica, sostienen que “aborigen” quiere decir sin origen; pero se cree que es incorrecto ya que, en primer lugar el termino proviene del latín Ab Origine, que significa “desde el origen” y no “sin”; y en segunda instancia, la Real Academia Española define al aborigen entonces como “originario del suelo en que vive‟, por lo que se puede afirmar que los aborígenes son el origen de cada región. Su uso más específico y común es en referencia al habitante perteneciente a una cultura que ya no es la predominante en un lugar y que ha cedido lugar a una nueva, ya sea por violencia, asimilación o cualquier otro proceso o combinación de procesos (OAJNU, 2010).
Es muy común en América Latina referirse a estos grupos con el término “indios”; lo cual es generalmente aceptado como un error ya que proviene de la equivocación de Cristóbal Colón. Además cabe añadir que, la mayoría de las veces este término se utiliza en un sentido peyorativo (despectivo) hacia estas poblaciones.
Sobre estas variaciones en las maneras de definir a estos grupos se puede añadir, que no se debe perder de vista que hay diferencias de opinión en las diferentes regiones del mundo, por lo que es posible encontrar términos como ‘tribus’ o ‘etnias’ para referirse a los mismos. Por tribu se entiende, como un “grupo social asociado a la familia, junto con la autonomía de una nación”; es decir que son grupos de personas que comparten ciertos valores y tradiciones y se asientan en un territorio determinado (habitualmente aislado), por lo general todos pertenecen a la misma etnia. En la misma línea, los grupos étnicos son grupos de población humana en la cual los miembros se identifican entre ellos en base a una genealogía y ascendencia común, o en otros lazos históricos. Las etnias están también normalmente unidas por unas prácticas culturales, de comportamiento, lingüística, o religiosas comunes.
Queda claro entonces a qué se refieren cuando usan los diferentes términos, ahora ¿alguno de ellos es más correcto que otro? En principio no; pero la preferencia por uno u otro va a depender del contexto en el que nos encontremos. Si estamos en América Latina, probablemente se utilizará los términos indígena o pueblos originarios, o incluso aborígenes, como en Oceanía. En África seguramente se hablara de tribus, aunque también en otras regiones aisladas como en el Amazonas; y en Asia de grupos étnicos. En Europa por lo general se hablará de minorías, aunque también se encontrará la palabra indígena.
Retomando el concepto de interés, “pueblos originarios”, se dice que es la denominación con la que se conoce más comúnmente, a los indígenas americanos como una manera de reivindicar su cultura y sus intereses.
Entre los pueblos indígenas de América se ha difundido esta expresión para referirse a ellos mismos como colectivo por encima de sus diversas etnias. El adjetivo «originario», además, destaca su prioridad en la ocupación de territorio americano frente al despojo de tierras que sufren muchas de sus comunidades. El uso del término se ha difundido por su empleo en los Estudios Culturales, las cátedras universitarias y la prensa; en los cuales se lo considera una manera políticamente correcta de referirse a las comunidades indígenas. Se argumenta que otras denominaciones comunes para los pueblos americanos autóctonos son etnocentristas e impuestas por los colonizadores como manera de destruir su identidad.
Tomando otra definición se tiene que pueblo originario, es aquel conjunto de personas que descienden de poblaciones asentadas con anterioridad a la conquista, poseen historia, idioma, usos y costumbres, formas de organización y otras características culturales comunes con las cuales se identifican sus miembros, reconociéndose como pertenecientes a la misma unidad socio cultural. Asimismo, mantienen vínculos con su espacio de ocupación tradicional bajo una lógica socio-espacial (Mazorco, 2006).
Particularmente, en este libro se manejara el concepto "originario" debido a la siguiente razón: porque se refiere a cualquier grupo de personas que poblaron un lugar, cualquiera que este sea, antes de la conquista.
En México, el CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) en conjunto con el INEGI elaboraron el Catalogo de Localidades Indígenas 2010, en el cual se muestra la información actualizada, con datos derivados del Censo de Población y Vivienda del 2010.
De acuerdo con este catálogo, en México hay una total de 64 172 localidades indígenas, las cuales son clasificadas de acuerdo a criterios de concentración de población indígena
En lo que respecta al estado de Oaxaca, cuenta con un 45 por ciento de población indígena, del total de población de 3 millones 801 mil 962 habitantes, un millón 719 mil 464 son indígenas.
Los grupos indígenas que existen son: Amuzgos, Chatinos, Chocholtecos, Huaves, Mazatecos, Mixtecos, Triquis, Zoques, Cuicatecos, Chinantecos, Chontales, Ixcatecos, Mixes, Nahuas, Zapotecos y Afromexicanos.
El municipio de estudio, Cuilapam de Guerrero, tiene raíces Mixtecas, el primer asentamiento poblacional data en el año 1520 más sin embargo, para el año 1550 fue trasladado a su sitio actual sobre asentamientos zapotecas prehispánicos. Fue en 1551 la formación formal del municipio por los dominicos y la raza indígena zapoteca. Debido a estos datos históricos de su fundación, este se puede denominar como un pueblo originario.

Por otra parte, un rasgo importante de los pueblos originarios y que en muchos casos es un elemento clave para su desarrollo es su llamada “cosmovisión”.

Para empezar a describir la importancia que tiene la cosmovisión de estos pueblos, es necesario como primer paso definir el concepto de cosmovisión. En principio el término “Cosmovisión” viene de la palabra alemana “Weltanschaung”, concepto que fue formulado inicialmente por autores alemanes, entre ellos destacan los filósofos Enmanuel Kant y Wilhem Dilthey. Este concepto de cosmovisión en el sentido de dicha palabra fue introducido por Johanna Broda en 1979, en el Congreso de Americanistas en Vancouver, concebido como “la visión estructurada en la cual los antiguos mesoamericanos combinaban de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que vivían, y sobre el cosmos en que situaban la vida del hombre (Zuckerhut, 2007)”.

De acuerdo a la etimología griega, cosmovisión proviene de “cosmos”, que significa el mundo o el universo, y siendo éste el elemento primigenio de cosmovisión, podría enunciarse que ésta palabra involucra una visión global del mundo que surge a partir de las actividades vitales de la experiencia de la vida y de la estructura de la totalidad psíquica; estando por ende sometidas a las variaciones de la historia y de la cultura.
Por su parte Broda acentúa en su definición la relación entre las nociones de medio ambiente y cosmos, y tiende a enfocar el campo que abarca la cosmovisión primordialmente a la percepción y elaboración intelectual sobre la naturaleza.
La cosmovisión se plasma en prácticas tanto religiosas como no religiosas: se expresa en los rituales, en la forma de comer, en todos aquellos campos que conforman la cultura tanto material como intangible de los grupos humanos. La cosmovisión es una atracción de la totalidad del universo; es el conjunto de ideas, nociones inconscientes, emociones, concepciones, etc. sobre cómo opera el cosmos sus criaturas, sus ámbitos, sus fuerzas, historia, destino y su naturaleza, todo cuanto existe, existió o incluso es concebido que alguna vez exista. La cosmovisión modela al universo, lo representa en movimiento: explica la acción concertada de dioses, hombres, animales, rocas, planetas y entidades existentes para la cultura (Gabriel Espinoza citado en Camacho, 2012).
En general cosmovisión se puede definir como la manera que tienen los pueblos de ver su realidad, relacionándola con su entorno natural y social inmediato. Es decir es la manera de pensar y de ser de los individuos que pertenecen a un determinado pueblo y cultura. En ello se incluyen aspectos como tradiciones, costumbres, rituales, ideas y representaciones.
Pérez Pino sostiene que en la cosmovisión de los pueblos originarios particularmente, es un denominador común la unión indisoluble de su medio ambiente respecto del enfoque con que “miran su mundo”, y es así que cada pueblo, cada cultura es el espejo del mundo natural en el que vive. La diversidad cultural es el reflejo de la diversidad natural.
Por otra parte, también es importante definir el concepto de percepción. La psicología define las percepciones como “el proceso cognitivo de la conciencia que consiste en el reconocimiento, interpretación y significación para la elaboración de juicios en torno a las sensaciones obtenidas del ambiente físico y social, en el que intervienen otros procesos psíquicos, entre los que se encuentran el aprendizaje, la memoria y la simbolización” (Vargas, 1994). Podemos entender entonces el concepto de percepción como la manera de apreciar, interpretar, explicar una situación, imagen, un concepto, idea o realidad, donde en muchas ocasiones influirán aspectos como la cultura, la ideología, la formación, clase, etnicidad, género, religión, experiencia, entre otras, es decir, la percepción de la realidad se moldea de acuerdo a las características de las personas que la perciben. 
Varios autores reconocen  que  la  percepción,  como  proceso  y  producto  de  una  interacción  activa entre el ambiente y el individuo  tiene una dimensión dual, la cual Vargas (1994) llama  biocultural. La primera es la recepción de estímulos  y es un componente que proviene  de  la  experiencia  individual.  En  la  segunda  parte  se  seleccionan  y  organizan  los  estímulos,  se  interpretan  y  adquieren  significado  de  acuerdo  a  pautas  culturales  e ideológicas  específicas;  es  decir,  este  componente  se  origina  de  la  interacción  social.
La importancia de conocer las percepciones radica en que las decisiones y acciones de una sociedad en relación con el ambiente están basadas no sólo en los aspectos materiales, sino también en los culturales, inscritos en contextos sociales y ambientales específicos. Es decir la  importancia  del  estudio  de  las  percepciones  en  el  contexto  de  la  problemática  ambiental  radica  en  que  éstas  se  vinculan  a  la  toma  de  decisiones.  Los  individuos  actúan  y  toman decisiones en un ambiente históricamente contextuado e influyen variables como las antes mencionadas (Durand,  2002).
Estando claro los conceptos de cosmovisión y percepción, ahora abordaremos la importancia que tiene la cosmovisión indígena para el cuidado del medio ambiente.
La cosmovisión de los pueblos indígenas se basa en la relación armónica y holística en todos los elementos de la Madre Tierra al cual el ser humano pertenece pero no la domina. En otras palabras, la tierra no les pertenece a los seres humanos, estos son parte de ella y de los equilibrios que hacen posible la vida en su seno (Alem, 2003). Esta forma de ver la vida, es fundamentalmente importante para el desarrollo sustentable, ya que bajo esta cosmovisión, mantienen un vínculo con la tierra y naturaleza, consideran a la naturaleza como un todo y con la cual no pueden enriquecerse individualmente, por lo tanto se niegan a adoptar la lógica de la explotación y el usufructo económico. Por ello no resulta casual que las regiones más prístinas, es decir, aquellas donde la riqueza natural ha permanecido a salvo de la depredación provocada por la sobre-explotación de sus recursos, coincidan admirablemente con territorios indígenas (Ibídem). Esta cosmovisión contiene una serie de principios que se orientan a la idea de cuidar, respetar, y mantener al conjunto de seres vivos que interactúan en la naturaleza, asegurando así su existencia, proteger los recursos no renovables; incentivar a la comunidad para que cuide su propio ambiente, concientizarlas acerca de la conservación del entorno como garantía de una vida digna tanto para las actuales generaciones como para las futuras.
Hay que recordar que el concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad -en valores, creencias, sentimientos y saberes- que renuevan los sentidos existenciales, los modos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra (Pérez, 2003).

Ante esto, se ha constatado que los pueblos originarios, debido a su gran dependencia de las condiciones naturales, han adquirido capacidades de adaptación a complejas circunstancias ambientales que merecen ser examinadas en relación a las estrategias de mitigación y adaptación. Así se expuso en el 7º Periodo de  Sesiones  del  Foro  Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, bajo el tema “Cambio  Climático  y  Derechos  de  los  Pueblos Indígenas”, realizado en Nueva York, EUA: “Las  culturas  originarias,  por  su  cosmovisión, valores  y  formas  de  relacionarse  con  la Naturaleza  (bajo  principios  de  reciprocidad  e intercambio)  han  demostrado  sabiduría  para adaptarse  y  mitigar  los  efectos  negativos  del Cambio Climático,  conteniendo  esta  cosmovisión,  un conjunto  de  valores  y  saberes  y  formas  de producción tradicionales, alternativas y viables para  que,  de  adaptarse  universalmente,  la sociedad humana pueda enfrentar y revertir el calentamiento global del planeta (García, 2011). Para muchos pueblos es vital que la relación entre naturaleza, espíritus y seres humanos se encuentre en equilibrio.
Dentro de este contexto es importante también destacar que casi todas las formas de economía indígena son economías sostenibles, como por ejemplo, los sistemas tradicionales de cría de ganado, el aprovechamiento de los bosques tropicales o su práctica de cultivos rotativos, logrando así conservar y aprovechar ecosistemas frágiles, como los bosques de manglares, humedales, el ártico o los bosques tropicales (Feldt, 2011).
Por ello la cosmovisión de los pueblos originarios debería ser un elemento fundamental para el desarrollo de políticas para el cuidado del medio ambiente, programas de educación ambiental, políticas en contra del cambio climático; ya que para superar la crisis ambiental en la que nos encontramos y avanzar hacia un desarrollo sustentable es necesaria una recreación de nuestros saberes ancestrales. En efecto, lo que se necesita es recordar que nuestra supervivencia depende del bienestar general del Planeta, acercándonos de este modo hacia una visión biocéntrica, cuyo origen se aloja en la cosmovisión de los pueblos originarios (Pérez, 2003).
Como es bien sabido algunos de los proyectos realizados para el cuidado del medio ambiente  no han sido del todo exitosos, la propuestas se ha elaborado sin tomar en cuenta las características geográficas, culturales y sociales de cada territorio, donde los proyectos son más orientados al asistencialismo que a la auto sostenibilidad, además de la amenaza de exterminarnos con los mega proyectos hidroeléctricos, turismo no reglamentado y pagos de servicios ambientales mal administrados por las asociaciones de desarrollo. Los proyectos para que sean de interés comunitario deben tomar en cuenta nuestra cosmovisión ser amigables con el entorno, auto sostenibles, que involucre a todas las comunidades del territorio, respete las formas de vivir de las comunidades y busque los trabajos en colectividad de las familias.
Por otra parte, ante la amenaza creciente del cambio climático la constituye un peligro para la supervivencia de los pueblos indígenas en todo el mundo, pese a que los pueblos indígenas contribuyeron muy poco a las emisiones de gases efecto invernadero. Los pueblos indígenas se han considerado esenciales para los numerosos ecosistemas que habitan sus tierras y territorios y forman parte activa de ellos, por lo que podrían ayudar a mejorar su resiliencia. Además, los pueblos indígenas interpretan los efectos del cambio climático, y reaccionan ante ellos, de manera creativa, aprovechando los conocimientos tradicionales y otras técnicas para encontrar soluciones que puedan ayudar a la sociedad en su conjunto a hacer frente a los cambios inminente (Cit. UNPFII, 2008 en Feldt, 2011).