APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

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VI.3. Dinámica rentística de la acumulación de capital

Esa manifiesta dependencia del capital privado de la fluctuación de los ingresos petroleros (extensiva a todo capital interno), condiciona el comportamiento del proceso de acumulación a la manera de una “masa de gravedad” entre la formación de valor agregado, plusvalía y renta. La dinámica rentística de la acumulación presenta así un vector de desarrollo de las fuerzas productivas y simultáneamente un inhibidor que limita la “fuga” proporcional del excedente no transable. El desarrollo autónomo de las fuerzas productivas haría que el valor agregado “duro” (no transable) aumente progresivamente su proporción con respecto a la renta, lo que implica asimismo la generación de las divisas necesarias para reducir la dependencia estructural. Lo que cabe observar de la evidencia empírica es, en cambio, una especie de gravitación en torno de la renta que se revela, por ejemplo, cuando se observa la forma “sinusoidal” de la elasticidad del valor agregado en relación a aquella variable. El porqué y el cómo de ese “anclaje” conforman el aspecto central de la investigación sobre la dinámica endógena que hemos tratado de ir desmenuzando. Conduce a sostener que, mientras no sea aplicada una política consciente de desenganche, el sistema tenderá a una condición minimalista del valor agregado duro provocada por diversos factores, algunos de los cuales hemos señalado.

Estos factores no necesariamente tienen una paridad de concomitancia, siendo recomendable entonces tratar de identificar el (o los) determinantes fundamentales. La política de sustitución de importaciones, el desarrollo de la industria petroquímica y de la industria pesada, son los tres grandes esfuerzos del siglo pasado conducentes a superar el rentismo sin renunciar a la renta fiscal. El logro de masa crítica de potencial interno tocó techo mucho antes de poder hablar de un desenganche, y lo que puede inferirse a partir de 1973 es una clara dominancia del multiplicador rentístico. Después de observar aspectos concretos del período 73-89, que ha dado una cierta panorámica, procederemos a evaluar un conjunto de indicadores de las variables dinámicas estructurales en un período que cubre desde 1973 hasta 2007, serie suficientemente extensa para dimensionar el condicionamiento de comportamientos asociados a diferentes escenarios. Previamente vamos a definir las principales ratios empleando el modelo conceptual mediante una visualización numérica del proceso de reproducción ampliada de capital.

Modelo condicional de reproducción ampliada

Lo medular del planteamiento formulado en la sección V es la dependencia de las importaciones rentísticas, un factor principalísimo del condicionamiento estructural palpable del aparato productivo. El ejercicio numérico que se desarrolla a continuación deriva de la ecuación (V-5) y asociadas. Lo que interesa con esto es analizar los aspectos condicionales relevantes para estudiar el comportamiento dinámico empírico, sus tendencias y el signo de las relaciones. El planteamiento conceptual parte de reconocer la incidencia (e independencia) de los multiplicadores rentístico y autónomo, siendo este último un producto de respuestas espontáneas del capital frente a estímulos productivos internos, y de aquellas políticas de fomento del Estado diferenciadas del estímulo rentístico de demanda. La condición metodológica del modelo es la conservación proporcional entre el capital constante y el producto de valor (cociente constante). Esta es la condición de balance que se obtiene mediante la ecuación (V-6). Recordemos que esta condición se establece como límite o frontera crítica frente a cambios en dos variables esenciales, cuales son la renta y el coeficiente de los componentes rentístico y endógeno del capital constante, de modo que el estímulo de las inversiones se deja 1:1 sobre el producto de valor.

En la tabla VI-1 se expone un esquema de valorización con una situación inicial y una situación final después de un incremento en la renta. La modificación expresa un escenario de asimilación de demanda del multiplicador rentístico “puro”, sin revelar por necesidad la calidad de la asimilación, es decir, si es intensiva en importación de mercancías de consumo final, de consumo intermedio o de capital fijo, aunque en este caso la asimilación es claramente de carácter consuntivo. Pero la calidad de la asimilación en la generalidad de los casos no es revelable por cuanto estamos simplificando el ejercicio según el supuesto de la ecuación de balance y no nos interesa determinar si la efectividad del multiplicador descansa en la eficacia de la inversión, siendo ésta 1:1 en cuanto al resultado global, pues el incremento en el capital constante induce un incremento proporcional del producto de valor (elasticidad unitaria). La asimilación óptima cuantitativa del multiplicador rentístico se atiene a alcanzar el valor unitario. Aquí el coeficiente s aumenta para las ramas II y III, lo que significa que el multiplicador rentístico ejerce un estímulo pasivo sin efecto sobre la producción de medios de producción. La vocación rentística desde luego se hace mayor aunque el valor agregado crezca en la misma proporción. Hay una clara distinción entre cantidad y calidad. Ciertamente, la presión de demanda rentística incremental debería impactar todos los sectores (lo que no es, sin embargo, lógicamente necesario), con lo cual habría de inducir un estímulo de producción de medios de producción, al menos en las ramas no transables.

Un escenario de estímulo general es el de la tabla VI-2, en que aumenta la producción de la rama I y la subsecuente demanda de medios de producción producidos internamente. El coeficiente s permanece constante en las tres ramas, significando esto que el estímulo rentístico coadyuva el desarrollo de las fuerzas productivas como respuesta proporcional, dejando sin afectación el peso relativo del capital especular de la renta (CM) y por ende la vocación importadora. Ahora bien, el hecho de que se produzca estimulación de demanda en la rama I eleva desde luego el producto de valor más que proporcionalmente respecto de la situación final del escenario de la tabla VI-1 (192 en vez de 174). El valor del producto en el segundo escenario es de 385 frente a 348. El efecto multiplicador expresa un resultado cuantitativo y cualitativo discernible en la expansión del potencial productivo endógeno. Tal potencial, como es claro, sólo recae en la rama I, pues todo potencial que no dependa de dicha rama, indistintamente del efecto acelerador creado por la inversión neta en capital fijo, responde al multiplicador rentístico, siendo por lo tanto exógeno. En ambos escenarios aumenta la masa de ganancia (G), el capital variable (V) y permanece constante la tasa general de explotación aparente (p)1 , en 200 %.

El multiplicador autónomo sólo será discernible al dejar constante el capital especular de la renta. La tabla VI-3 revela las cifras de una disminución de 15 por ciento en el coeficiente s. Evidentemente todos los cambios en las magnitudes de la estructura responden a un estímulo de demanda independiente del condicionamiento de la renta. La situación alterna final (C) alcanza un nivel cuantitativo similar al de la situación (B), sólo que cualitativamente es muy diferente. Mientras en (A) el peso del componente importado sobre el total (CM + CE) es de 52 %, en (C) baja a 46 %, y la proporción del capital especular sobre la ganancia disminuye de 78 % a 70 %. En los primeros escenarios (A y B) ambas ratios permanecen constantes o aumentan. Asimismo la tasa global de explotación permanece constante, si bien se modifica sectorialmente. Un aspecto importante que no debe perderse de vista es que en estos ejercicios la ganancia está compuesta totalmente por plusvalía, no contiene componente de renta. Para que la rama III eleve la producción sin necesidad de modificar la magnitud absoluta del componente importado rentístico, debe darse internamente un canal de reproducción ampliada capaz de soportarse en los medios técnicos disponibles o en importaciones no rentísticas de capital fijo. El escenario (C) es de expansión de potencial y no de sustitución de importaciones.

La tabla VI-4 es combinada, reúne los dos efectos multiplicadores. Aquí juegan por igual el estímulo rentístico de demanda y el estímulo independiente derivado del desarrollo espontáneo de las fuerzas productivas inherente a la dinámica reproductiva del capital, o bien derivado de políticas públicas de industrialización. Este cuadro no necesita mayor comentario. Las ratios permanecen iguales a las de la situación (C): el peso del componente importado sobre el total es de 46 % y la proporción del capital especular sobre la ganancia es de 70 %. El efecto sobre el producto de valor es prácticamente aditivo, y la tasa global de explotación permanece constante, a pesar de la modificación interna en cada una de las ramas. Debe recordarse que el peso del componente importado sobre el total es idéntico al peso respecto del producto de valor, con lo cual debe suceder que la proporción baje cuando se fortalece la producción gracias al multiplicador autónomo. Es por ello que, para evaluar empíricamente si está operando este multiplicador, es conveniente medir la elasticidad del valor agregado respecto de la renta y el peso de ésta sobre el excedente de explotación no petrolero.

Para completar la visión sobre el esquema de reproducción ampliada co-determinada por la RPI, vale efectuar el ejercicio regresivo, cuyos resultados están plasmados en la tabla VI-5. Partimos para ello del mismo esquema inicial de la tabla VI-1. Se muestran tres escenarios recesivos, E, F y G, que expresan diferentes resultados reactivos ante una contracción de la RPI. El escenario (E) representa una respuesta pasiva y plenamente regresiva de las ramas de capital incursas en el ciclo de valorización, las cuales logran conservar sus tasas de ganancia mas no sus masas.

Las empresas con ventajas monopólicas o de mercado podrían conservar sus masas históricas contra otras que podrían ver mermadas tanto sus tasas como sus masas de ganancia, o que tendrían simplemente que salir del mercado. Aun así, es teóricamente posible la conservación de la tasa histórica de explotación. La reactividad defensiva de las masas de ganancia puede llevar al escenario (F), en que ocurre un incremento de las tasas de ganancia en el contexto del proceso recesivo (posiblemente inflacionario), elevando drásticamente la explotación del trabajo. Luego, si interviene en algún grado el multiplicador autónomo, un resultado menos dramático es el del escenario (G), en que el coeficiente s se hace bajar en un 30 %. Tanto el capital variable como la masa de ganancia totales disminuyen, pero amortiguadas por el estímulo endógeno.

Una eventualidad espontánea así se observa muy poco probable por la reactividad natural del capital de restringir la inversión y la producción frente a una caída de la demanda rentística, pero al intervenir estímulos monetarios (aunque puedan ser inflacionarios) por el lado del gasto público, la inercia de caída hacia (F) se puede frenar en un punto intermedio entre (F) y (G). En este punto se activa en cierto grado el multiplicador autónomo acompañado de un aumento de la tasa de explotación y de la tasa de ganancia. Este es el cuadro que se ajusta aproximadamente al segmento histórico 82/83 ~ 87/88. En un evento recesivo por contracción de la RPI la ratio de la renta sobre la plusvalía es capaz de disminuir sin que ello implique robustecimiento alguno del potencial endógeno.

Índices de dependencia rentística del proceso de acumulación interno. Período muestral 1973-2007

Los aspectos examinados pueden ser reforzados con un enfoque panorámico que abarca un período amplio de nuestra economía, enmarcado entre el momento en que declina la política de fomento industrial y un momento que comprende un fuerte brote rentístico junto al relanzamiento de la promoción pública del desarrollo fundado en el Estado-gestor. Para ello se sugieren algunos indicadores derivados del enfoque presentado en este trabajo, cuales son: a) renta petrolera internacional sobre el excedente de explotación transable no petrolero (RPI/EEt-np); b) RPI sobre el excedente de explotación no petrolero (RPI/EEt-np); c) elasticidad del producto bruto transable no petrolero sobre la RPI (E (PIBt-np-RPI))2 ; d) elasticidad del producto bruto transable no petrolero sobre la RPI (E (PIBnp-RPI)) e) producto bruto no petrolero sobre la RPI, transable y total (PIBnp/RPI); d) RPI sobre el consumo intermedio (CI).
El planteamiento parte de las siguientes premisas: a) La RPI es un excedente no producido que representa poder de importación. Debido a que todas las mercancías susceptibles de producir en el país con fines de sustitución de importaciones son transables, el excedente transable es la única fracción del excedente de explotación que se puede contraponer a la renta en su naturaleza estructural.

Las actividades transables clasificadas en las cuentas nacionales, empleadas para esta premisa, son: agricultura; minería; manufactura y refinación de petróleo. b) La fortaleza de una economía capitalista que recibe RPI consiste en: 1.- que el ámbito productivo no petrolero sea capaz de generar un excedente transable sustantivamente más robusto que la RPI, disponiendo así de una fuente autónoma relevante de reproducción ampliada; 2.- que la dependencia rentística de importaciones de bienes intermedios y de capital no sea significativa; 3.- que el multiplicador del PIB sea fundamentalmente autónomo, no susceptible de modificaciones drásticas en la RPI; 4.- que el multiplicador autónomo sea más sensible en el sector secundario (especialmente en la manufactura) que en el terciario; 5.- que el aparato productivo sea capaz de contrapesar las exportaciones rentísticas con un volumen robusto de exportaciones no rentísticas; y 6.- que la recaudación fiscal efectiva dependa más de las actividades productivas internas que de la RPI y su multiplicador. c) El examen del multiplicador rentístico aquí sugerido se fundamenta en la significación de las siguientes relaciones: 1) el coeficiente de renta petrolera internacional sobre el excedente de explotación transable no petrolero debe ser menor a 1 y lo más próximo a 0; 2) el coeficiente de renta petrolera internacional sobre el excedente de explotación no petrolero debe estar sensiblemente alejado de la cota superior = 1 y lo más próximo a 0; 3) la elasticidad del producto bruto transable y no petrolero sobre la RPI debe ser razonablemente mayor a 1 para que se pueda sospechar la incidencia del multiplicador autónomo; 4) El producto bruto transable no petrolero (PIBnp) sobre la RPI debe alejarse sensiblemente por sobre la unidad para que se pueda sospechar la incidencia del multiplicador autónomo; 5) el coeficiente RPI/CI debe alejarse de la cota = 1 aproximándose a cero.

La tablita indica los vínculos esperados del comportamiento de estos indicadores, siendo una guía para apoyar el examen empírico. Las flechas señalan el sentido de la variable y el signo correspondiente. Un aumento en (a) se espera asociado a un aumento en (b), (e) y (f), y a una disminución de (c) y (d). La disminución de (a) conlleva al comportamiento contrario en cada variable. Ahora bien, veamos poco a poco lo que tomamos de la data para la serie muestral. En la tabla VI-6 están contenidos los resultados de algunos indicadores para cuatro períodos fraccionarios de la serie. Los cálculos están basados en valores a precios constantes de 2007. La RPI se estimó conforme al método del PODE, que se puede consultar en nota a pie de página Nº (…). De estos indicadores, varios muestran una evolución a modo de un “cuenco” o forma cóncava a lo largo de la serie, cuyos extremos tocan índices elevados de dependencia rentística.

La primera columna destaca la ratio entre la RPI y el excedente de explotación transable, que para el período 74-79 alcanza una relación de 1,6, modera a 1,0 en el 80-89, se reduce a 0,8 en 90-99 y sube a 1,3 en 00-07. El promedio es de 1,1 a lo largo de la serie. Significa que el empleo del excedente rentístico con fines de gasto o inversión tuvo un peso promedio mayor en 10 % respecto del excedente interno transable. Este coeficiente alcanza un promedio de 0,5 sobre el excedente interno no petrolero. Quiere decir que prácticamente un tercio del excedente total aplicable para usos productivos y no productivos del Estado y las clases capitalistas corresponde a RPI a lo largo de la serie (ver gráfico VI-6).

Se puede observar que en los años 80 la relación, aunque aparentemente “equilibrada” (igual a 1), muestra la necesidad de la economía de una menor dependencia rentística, señalando la activación del motor endógeno (hasta cierto punto). Los años 90 avanzan a una reducción aun más drástica, bajando a 30 % en relación al excedente de explotación no petrolero. Sin embargo, mientras la elasticidad neta por período del producto (transable y no petrolero) supera la unidad en los 80, se hace negativo en los 90. Esto es indicativo de que la eficacia neta de los multiplicadores rentístico y autónomo se hizo sentir en los 80 y no en los 90, a pesar de la puesta en marcha de las acciones de autonomización basadas en la inversión extranjera y el fomento de las exportaciones no tradicionales.

No obstante, en el año 95 la elasticidad de las ramas transables supera la unidad (ver gráfico VI-7), mientras en varios años lo hace la elasticidad de las no petroleras en general. Esto sucede por la focalización de las inversiones en el sector terciario, principalmente comunicaciones. La elasticidad por año es frecuentemente menor a la unidad, pero destacan por superarla los años 77-79, 86 y 95. Es conveniente comentar que el pico de 1977 obedece a la “inercia” del valor agregado estimulado por la avalancha de renta de 1974, el cual modera su crecimiento por rebote “en el techo” haciéndose levemente negativo en el bienio 76-77. Este pico no representa por ende un estímulo autónomo.

Los indicadores situados en las dos últimas columnas expresan el respaldo rentístico del consumo intermedio, guardando coherencia con las ratios estimadas sobre el excedente de explotación. El respaldo es elevado en el período 74-79, baja significativamente en 80-89, se mantiene bajo en 90-99 y sube considerablemente en 00-07. Quiere decir ello que la disponibilidad de renta para soportar importaciones de mercancías empleadas como capital de trabajo  (capital circulante) fue alta en el primer período de la serie, se redujo en los 80-90, para subir en los primeros años de la siguiente década. En el gráfico VI-8 se detalla la evolución de la RPI sobre el CI, mostrando el comportamiento de “cuenco” que también se puede observar en el gráfico VI-6. En este último es bastante discernible la división en un lapso comprendido entre 1973 y 1983, en que el indicador baja de la unidad, volviendo a cruzar de un todo este nivel en 2002. La curva polinomial que se emplea por ajuste para dibujar el cuenco atraviesa la unidad en 1983 y en 1999. Puede verse que los años de mayor autonomización corresponden a 85-88, 93-95 y 98-99. Ahora bien, más que una “activación” del multiplicador autónomo, lo que se puede inferir de los años 80 es una respuesta contingente frente a la reducción del multiplicador rentístico: el aparato económico adquiere resistencias frente a bajas fuertes de la renta, sin que ello signifique una autonomización plena, lo que se traduce en mínima actividad en condiciones de estancamiento.3 En 80-89 mientras el valor agregado transable aumenta 18 %, la renta disminuye en 37 %, explicándose la elevada elasticidad (de 1,5) más por “aguantar” la baja que por el estímulo autónomo. La caída de la RPI no impide que se mantengan niveles de demanda “inercial” soportadas en el gasto público inflacionario, brindando un piso de contención del valor agregado e incluso de estimulación adicional. Algo similar se puede observar en el escenario de 1995, que sucedió a la crisis financiera de 1994.

Los indicadores netos de la serie no hablan a favor de una economía con un desempeño independiente del multiplicador de la renta. Aun en los años en que se observa alejamiento de la vocación rentística, mostrando sin dudas cierta capacidad de sobreposición a las rachas regresivas, el multiplicador de la renta continúa actuando en forma relevante. Los años que se pueden señalar con mayor autonomía están comprendidos definitivamente entre 1983 y 1988, como se destaca en el gráfico VI-9, cuya curva describe el PIB de las ramas transables sobre la RPI. Corresponden al período en que la elasticidad del producto es mayor a 1, mostrando la incidencia del multiplicador autónomo, aunque no lo suficiente para igualar o sobrepasar la incidencia de la renta. Sólo en 1985 y 1994 se alcanza a medir una elasticidad mayor a 2. Pero esa evolución no condujo a un verdadero desarrollo autónomo de las fuerzas productivas sobre la base de un esquema capitalista, sino a la preparación de las condiciones para la subsunción al capital trasnacional. Es claro, por otra parte, que a partir de 2000 y hasta el año observado (2007), se acentuó la dependencia rentística con parámetros similares a los del segmento 74-79.

Para concluir el análisis se ofrece la tabla VI-7 en la cual se evalúan las correspondencias en el comportamiento de los principales indicadores comentados. En el segmento 74-79 la combinación se ajusta a lo esperado: la tendencia a la disminución de la renta sobre el excedente (transable y no petrolero) es acompañado por mayores tasas de la elasticidad del producto respecto de la renta, y la disminución de la renta en la proporción del capital constante circulante. Los segmentos 80-89 y 90-99, que también acusan tendencias a la disminución de la renta sobre el excedente, ofrecen resultados no esperados en la elasticidad respecto de las ramas no petroleras (80-99) y no transables (90-99), como se destaca en los recuadros en tramas. En el primer caso puede hallarse una explicación en el estímulo que hizo primar el sector secundario sobre el terciario, según vimos atrás, mientras que en el segundo se explica a la inversa. En los 90-99 el estímulo principal no fue industrializador, acometiéndose inversiones ante todo en comunicaciones y actividades financieras. En el segmento 2000-2007 también hay un resultado no esperado, contrario al caso de los 90-99. En este segmento aumenta la renta sobre el excedente, lo que hace esperar que disminuyan las tasas de elasticidad del producto. Pese a ello, la elasticidad del producto no petrolero crece, lo que se explica por el estímulo en el sector terciario de la economía antes que sobre las ramas transables.

Estos indicadores son una aproximación a una evaluación del grado de dependencia rentística del aparato capitalista, ejercicio que amerita una mejor indagación con estadísticas no siempre fáciles de obtener, entre ellas, la composición histórica de las importaciones de activos fijos y materias primas en cada una de las actividades económicas del sector privado, así como de la capacidad utilizada. Pero por ahora se ofrece al menos una lectura empírica bastante sencilla que sirve para presumir con alguna certeza una tenue dinámica autónoma de las fuerzas productivas a partir de la serie observada.

El proceso de acumulación de capital ha estado sujeto a un mínimo de formación de valor agregado que garantiza altas rentabilidades con preponderancia de la vocación importadora, precaria inversión manufacturera y estrechez de la oferta interna. El capital propende a la inversión en actividades de ciclos cortos de retorno (concentrados en el sector terciario), así como a desviaciones especulativas y fugas masivas de divisas de origen rentístico. La “ley de moción” del ciclo de reproducción ampliada, consistente en la tecnificación y el incremento de la productividad para ensanchar la plusvalía relativa, no es operativa en el capitalismo rentístico sino como una opción marginal.

1 La tasa de explotación efectiva pertenece al esquema de valores. En el esquema de precios de producción la tasa de explotación aparente permite sopesar aumentos o disminuciones en la intensidad de la plusvalía distribuida respecto del capital variable.

2 Para cálculo de la elasticidad (cociente entre tasas de variación) se emplean las siguientes fórmulas condicionales, según l os signos del numerador y denominador:

3 Se explica mejor si dijéramos que la economía presenta una resistencia al colapso ante la eventualidad de que la renta se reduzca a 0. Esta resistencia se explica por la existencia de potencial instalado y por la activación de estímulos autónomos de oferta-demanda inherentes al régimen mercantil. Hay desde luego un grado crítico de tolerancia a la “implosión” autárquica (arquetipo de bloqueo económico, cero intercambio comercial o economía de guerra).