URBANIZACIÓN Y MERCADO DEL SUELO EN LA ZONA METROPOLITANA TLAXCALA-APIZACO

URBANIZACIÓN Y MERCADO DEL SUELO EN LA ZONA METROPOLITANA TLAXCALA-APIZACO

Daniel Hernández Hernández
Víctor H. Palacio M

El Colegio de Tlaxcala, A.C.

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Acciones específicas en materia de urbanización y su relación con los mercados del suelo en Tlaxcala

3.1 Marco general que favorece la urbanización en la entidad

La expansión y estructuración física del territorio conlleva en sí misma, una fuerte demanda de suelo para fines urbanos. Así, por ejemplo, para el periodo 1995−2000, Tlaxcala tenía un requerimiento de 906 hectáreas y según un es- tudio (El Colegio Mexiquense, 2003) sólo fue posible la incorporación de 386 hectáreas, esto es, el 42.6%, quedando un fuerte déficit sin atender. Ahora, por lo que respecta a la tasa neta migratoria42 de acuerdo con datos del INEGI (Cen- sos de Población), en la entidad se observan procesos de retención de pobla- ción en el territorio; por ejemplo, en 2005 era de 1.1, y para el año 2010 fue de 1.2 (ver cuadro 3).
Esto significa que de alguna manera, las condiciones de desarrollo y creci- miento al interior de la entidad han mejorado, sobre todo en las ciudades medias que son las que vienen funcionando como lugares centrales de asentamientos o centros poblados de menor tamaño. Y en el comparativo con otras entidades que son típicamente expulsoras de mano de obra, se observan tasas negativas, lo que indica que Tlaxcala se encuentra en un punto cercano al promedio.
La retención de población implica demanda de empleo y oportunidades de desarrollo, de tal manera que en la entidad, con base en datos del año 2000, la población en el grupo de 0 a 9 años representaba el 23.4%; el grupo de 10 a
29 años, 40.9%; en el rango de 30 a 49, el 22.6%; por lo tanto, una proporción importante es de población joven, ya que estos dos últimos grupos representan el 63.5% y con una edad mediana en la entidad de 23 años. Por último, el grupo de 50 años y más participa con el 13.04%. Para el 2010, el grupo de 0 a 9 años representó el 20.5%; el grupo de 10 a 29 años, el 37.3%; en el rango de 30 a 49, 26.1%; de manera similar a la década anterior, existe una gran proporción de población joven, pues estos dos últimos grupos representan el 63.4% con una edad mediana de 25 años. Por último, el grupo de 50 años y más, participó con el 15.7%.

Las comunicaciones y transportes juegan un papel importante en los asenta- mientos humanos, más aún en las condiciones de los habitantes que viven en áreas urbanas de mayor concentración como son las zonas metropolitanas; donde el nivel de competitividad de los territorios depende de las condiciones en que se encuentre este tipo de infraestructura, lo que es la base para el diseño de programas y proyectos de carácter regional. El desarrollo de las carreteras alimentadoras y de la red troncal del país, ha dado accesibilidad a las capitales de los estados y a sus principales localidades. En este aspecto, hay que resaltar que Tlaxcala cuenta con 674.5 kms. de carreteras43 por cada 1000 km2 de su- perficie de territorio, lo que la ubica en 1er. lugar a nivel nacional (INEGI, 2013).
La conexión que tiene la entidad mediante el Arco Norte que inicia en Atlaco- mulco, Estado de México, y que pasa por el Estado de Hidalgo y el Estado de Tlaxcala, hasta llegar a San Martín Texmelucan, Puebla; y la ampliación a cuatro carriles de la carretera México-Veracruz, cuyo antecedente es el Proyecto Gran Visión que data desde el año 2000, tramo Texcoco-Calpulalpan-La Y griega, hasta Zacatepec, mejoran en gran medida las interconexiones del estado de Tlaxcala con los demás estados vecinos, e inclusive facilita y acorta los tiempos de comunicación hacia el sur-sureste, norte y occidente, como se puede ver en la figura 3.

En el documento denominado Plan de Desarrollo de la Zona Metropolitana Tlax- cala-Apizaco44, se indican las vialidades con que cuenta la entidad, como es el eje troncal que lo constituye la carretera 136 (México-Veracruz), que llega al estado por Calpulalpan y lo recorre de oeste a este, pasando por Apizaco y Hua- mantla, para salir al Estado de Puebla y continuar hasta Veracruz. Asimismo, la Carretera Federal 117D que cruza el Estado hasta la ciudad de Apizaco, donde entronca con la vialidad México-Veracruz. El eje más importante que va de sur a norte está integrado por la carretera 119, que une a la ciudad de Tlaxcala con la ciudad de Puebla, pasando por Zacatelco, Xicohtzinco y Panzacola; la de Tlaxcala-Chiautempan-Apetatitlán-Apizaco, que pasa por los corredores texti- les; y la de Apizaco-Tlaxco, que se extiende hasta Huauchinango, Puebla, para entroncar posteriormente con la carretera México-Tuxpan (p.28).
Otra red regional es la autopista San Martín Texmelucan-Tlaxcala, que conec- ta con la ciudad de México por la autopista México-Puebla, que es una vía de cuota con acceso controlado y también entronca con el Arco Norte.
En el contexto regional, quedan involucrados un buen número de munici- pios de los estados de Puebla y Tlaxcala, tanto por el lado norte como por el lado sur, los cuales presentan intercambios de recursos humanos, mercancías y servicios; por lo cual es fácil de prever que la urbanización y conurbación se intensificaran en los próximos años en diferentes puntos de contacto en los lí- mites municipales de ambas entidades y, desde luego, al interior del estado de Tlaxcala, particularmente en las regiones centrales de estudio.

3.2 Dinámica de las estructuras urbanas

Para establecer el patrón de distribución de la población en el territorio, se pro- cede a clasificar las localidades por su rango-tamaño, tal como se muestra en el cuadro 4 con datos de población para los años 2005 y 2010. Los porcentajes permiten determinar la variación ocurrida en el periodo, ya que ponen de mani- fiesto el predominio de determinados rangos y la combinación entre ellos.
Se observa un incremento de localidades de 2005 a 2010 de 4.43%, es decir,
55 nuevos centros de población con un aumento de 101,729 habitantes, lo que en promedio para cada “nuevo centro” de población le corresponderían 1,849 habitantes, es decir, todas serían localidades rurales. Esta tendencia de creci- miento no es común, lo que no significa que no se hayan constituido nuevas comunidades, dado el crecimiento poblacional45. El mismo cuadro 4 muestra disminuciones en el primer y tercer rango, pero es producto del crecimiento de población donde se constituyen ciudades con mayor número de habitantes, que en consecuencia, rebasan el rango en que se encontraban y pasan al siguiente.

En el caso de la jerarquía preeminente que se muestra en el cuadro 5, se ana- liza el número de veces que es superior la ciudad de primer orden, que en este caso es la ciudad de Tlaxcala de Xicohténcatl, ya que es la que registra el mayor número de habitantes, con respecto a las demás. Así, por ejemplo, con datos del año 2000, Tlaxcala de Xicohténcatl es 1.52 veces mayor que la ciudad de Apizaco, siendo ésta la que le sigue en segundo orden de jerarquía. El tercer orden de jerarquía lo ocupa la ciudad de Villa Vicente Guerrero, ya que Tlaxcala de Xicohténcatl es 1.53 veces mayor. Así sucesivamente se cumple la regla de que entre más chica sea una ciudad que se compare con la ciudad que ocupa el primer orden, mayor será la razón que exprese esa superioridad46. Por ejemplo, Tlaxcala de Xicohténcatl es 7.25 veces más grande que Tenancingo (ver gráfi- cas 1 y 2).

Con datos del 2005 se observa algo similar, pues Tlaxcala de Xicohténcatl es 1.50 veces superior a Villa Vicente Guerrero, que es la segunda en importancia47, y  se amplió más la brecha con respecto a Tenancingo, siendo 7.93 veces ma- yor. Para el 2010 la situación cambia, pues la ciudad de Apizaco que ocupaba el tercer lugar, ahora ha sido desplazada por la ciudad de Huamantla; esto significa que esta ciudad ha crecido más en los últimos años48 (ver gráficas 3 y 4).

3.3 Sistema de ciudades

Como se puede observar en el cuadro 5, se flexibilizó el criterio de incluir a localidades que tienen una población de 10 mil habitantes y más, en razón de que ese tamaño de la ciudad garantiza la existencia de relaciones funcionales estables y duraderas con conexiones locales y regionales. Esto debido a que tradicionalmente, para tipificar una ciudad se considera de 15 mil habitantes en adelante49, aunque tanto uno como otro dato son correctos; inclusive el INEGI caracteriza a las localidades urbanas a partir de los 2500 habitantes50.
En consecuencia, con los datos del cuadro 6 se analiza el crecimiento urbano a través del grado de urbanización de las localidades que forman el sistema de ciudades, de donde se observa que cuatro localidades: Tlaxcala, Zacatelco, La Magdalena Tlaltelulco y Xicohtzinco, para el año 2000 registraron un grado de urbanización del 100%, como se puede apreciar en la gráfica 5. Esto demuestra lo diverso de las estructuras urbanas en la entidad en cuanto a la distribución de sus habitantes, independientemente de la extensión territorial de la localidad.
Cabe aclarar que las variaciones a la baja del grado de urbanización que se observan en el cuadro 6, se deben, y esto en todo caso se plantea a manera de hipótesis, a que el crecimiento de la población urbana se ha concentrado en las áreas periféricas de las localidades urbanas; es decir, han crecido las zonas conurbadas, demandando espacios de uso agrícola para uso urbano.

Para el 2010 sólo se incorporó la localidad de San Andrés Ahuashuatepec (gráfi- ca 6), quedando tres localidades muy cerca de los 10 mil habitantes y que en su momento, serán consideradas dentro de la estructura del sistema de ciudades, dichas localidades son: Tetlanohcan con 9,858 habitantes; Amaxac con 9,114; y Mazatecochco con 9,671 habitantes, localidades que con toda seguridad en el presente año 2014 ya registran los 10 mil habitantes y más, sin embargo, es preferible contar con datos oficiales quizá hasta el conteo de población que pu- diera elaborar el INEGI para el año 2015.

En lo que respecta a la estructuración del sistema de ciudades, con base en el número de habitantes, en el cuadro 7 se observa que es la localidad de Tlax- cala la que tiene el primer orden de importancia, con una cobertura estatal, e inclusive regional, pues no debe perderse de vista que es parte fundamental de la Cuarta Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala51, y ello asegura que existen relaciones funcionales entre la ciudad de Tlaxcala y los demás municipios de la entidad y del Estado de Puebla.
A la localidad de Tlaxcala le siguen seis ciudades de segundo orden de im- portancia con cobertura regional, como son los centros urbanos de Apizaco, Villa Vicente Guerrero, Chiautempan, Huamantla, Zacatelco y Calpulalpan; val- ga señalar que este orden no corresponde a su jerarquía que está en función de su población. Por ejemplo, el caso más notorio es de Huamantla, como ya se comentó, es la ciudad que ha mostrado un dinamismo urbano poblacional más marcado, ya que en el 2000 se ubicaba en 5° lugar y en el 2010 pasó al
3er. lugar.
En tercer orden de importancia y con cobertura local, están 12 localidades urbanas que coexisten, al igual que las ciudades de cobertura regional, con estructuras rurales que se localizan mayoritariamente en la región centro-sur del estado. La agrupación de las ciudades en los tres órdenes de importancia ya señalados no significa que no tengan establecidas también relaciones de intercambio de bienes: mano de obra, servicios, viajes, con otras ciudades de los estados circunvecinos; en síntesis, la información descrita muestra una idea general de la polarización de las estructuras territoriales, ya que unas ciudades sobresalen por su influencia estatal y regional, y otras sólo tienen una cobertura local (figura 4).

3.4 Metropolización

Un estudio del INEGI (2004), delimitó dos zonas metropolitanas al interior del estado de Tlaxcala: la Zona Metropolitana de Apizaco, formada por 8 munici- pios (ver mapa1); y la Zona Metropolitana de Tlaxcala, integrada por 11 muni- cipios (ver mapa 2), en total 19 municipios.

Algunos datos de la Zona Metropolitana de Apizaco52 son: en el 2000, en los 8 municipios conurbados se registraron, en números redondos, 159 mil habitan- tes; para el año 2005 fueron 182 mil habitantes, esto significó una tasa de creci- miento media anual de 2.8%. Para el periodo 2005 a 2010 descendió la tasa de crecimiento a 2.2%, con un incremento absoluto de 203 mil personas.
Respecto a la densidad de población, se observó un número de casi 500 personas por kilómetro cuadrado de superficie territorial, indicador significativo para entender la dimensión de los problemas actuales y para el corto y mediano plazos, respecto a la demanda de vivienda53, y para actividades productivas, tomando en cuenta que la topografía en esta zona no es fácil de adaptarse para mayores asentamientos humanos, si no es a costa del suelo agrícola y del suelo para actividades primarias.
Un ejemplo que marca el reto de la urbanización se observa en dos de los mu- nicipios que más han crecido en los últimos cinco años (cuadro 8): Tzompantepec (6.2%) y Yahuquemehcan (5.3%), que son las áreas donde se aprecian fuertes procesos de conurbación desordenada y con una demanda de servicios urbanos en aumento.
La Zona Metropolitana de Tlaxcala tenía una población en números redondos en 2005, de 275 mil personas, con un crecimiento anual de 2.0% para los años de 2000 a 2005 y una densidad de población de 780 personas por kilómetro cuadrado; esto indica que hay una mayor concentración poblacional en la zona centro y sur del estado, con una tendencia marcada que empuja con mayor intensidad para ampliar la conurbación con la ciudad de Puebla; y de manera similar a la zona de Apizaco, no hay suficiente espacio para mayores asentamientos humanos si no es a costa del suelo agrícola y del suelo para actividades primarias, lo cual es un reto ante la necesidad de conservar áreas agrícolas para la cosecha de alimentos. Ejemplo de municipios que más crecen; Santa Isabel Xiloxoxtla (5.3%) es un municipio que cuenta con un corredor industrial conectado precisamente hacia Puebla; le siguen los municipios de Totolac (3.3%) y Tlaxcala (2.7%), ubicados en el centro de la enti- dad, pero con una inclinación más hacia el sur (ver cuadro 9).
Precisamente, y con base en un estudio reciente de la Sedesol (2012), se re- conoce a las dos zonas metropolitanas referidas anteriormente, en una sola, como: Zona Metropolitana de Tlaxcala-Apizaco54, con el mismo número total de municipios (19). Una de las razones de este cambio, más bien de esta fusión, es que en estos territorios se han dado procesos de urbanización y conurbación intensos, al grado que existe una conexión física entre estas dos áreas urbanas y fuertes relaciones funcionales. Algunas de sus características de esta zona metropolitana son: en los 19 municipios se registra una población total, al año 2010, de 499,537 personas; dispone de 2,892.5 kilómetros de vialidades. En el cuadro 10, se observa el aumento de población relacionado con la superficie que han ocupado los asentamientos humanos, de tal manera que fue de 1980 al 2000 que se registró el mayor incremento de 431 hectáreas a 23,478 hectáreas, esto es, el 5,347% de aumento. Con respecto al 2010, la superficie aumentó  veces, y la población, en ese mismo periodo, aumentó casi 4 veces.

3.5 Políticas públicas de ordenamiento urbano: planes y programas para la Zona Metropolitana de Tlaxcala-Apizaco

3.5.1 Acciones recientes de política pública para la ordenación territorial

La estructura urbana de la entidad se caracteriza porque los centros de pobla- ción se organizan a partir de un núcleo central antiguo y consolidado, constituido por una plaza, en torno a la cual, se localizan los principales edificios públicos, religiosos y civiles; incluso, esto se conserva en las poblaciones grandes que ahora son ciudades metrópolis. En dicho núcleo central, convergen o cruzan los caminos que enlazan a las localidades, donde se desarrollan las actividades comerciales, con una intensidad que disminuye en proporción a su alejamiento del centro.
Se observa una intensa promoción de unidades habitacionales de tipo po- pular que han ocasionado cambios significativos en sus estructuras originales, provocando que sus crecimientos respondan a intereses económicos antes que a los de tipo funcional. Aunque, con los procesos de conurbación, esas unidades habitacionales se integran a las zonas urbanas más grandes, con impactos ne- gativos que son irreversibles como el trazo inadecuado y nada funcional de las vialidades, por citar uno, aunque se pueden exponer muchos más que denotan fuertes irracionalidades urbanas, que se les ha permitido a los desarrolladores de vivienda.
Como acciones relevantes de política pública para la ordenación del territorio, está la publicación reciente de tres documentos normativos, mismos que se analizarán en el siguiente orden:

1) El “Programa Parcial de Desarrollo Urbano La Ciénega”55, 2) El “Progra- ma de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano para el Estado de Tlaxcala (POTDUT)”56; 3) El “Plan de Desarrollo de la Zona Metropolitana Tlaxcala-Api- zaco”57.

En el primer ordenamiento58 se dice que uno de sus propósitos “es elaborar un programa de Desarrollo Urbano que integralmente promueva el equilibrio regional, la imagen y el equipamiento urbano de las ciudades del Estado”. Debe señalarse que La Ciénega fue decretada como Área Natural Protegida desde
199459, teniendo como justificación que “la degradación de los ecosistemas en Tlaxcala, al igual que en el resto del país, es el resultado del crecimiento demográfico e industrial” (citado en “Programa Parcial de Desarrollo Urbano “La Ciénega”, p.17), lo cual no es fácil de aceptar, porque la base de las irregu- laridades del crecimiento urbano es la falta de voluntad política para aplicar la ley, lo demás es sólo una concepción Malthusiana que no ayuda a resolver los problemas de deterioro ambiental.
El decreto de 1994 agrega: “En la zona de Apizaco, la única área verde con que se cuenta, es la de “La Ciénega”, y que de seguir invadiendo esta área en forma desmesurada, el equilibrio ecológico se verá impactado negativamente, motivo por el cual es prioritario y de interés público su preservación”. Estas fue- ron las justificaciones del decreto de 1994 para declarar a La Ciénega, en su artículo primero, como “Área Natural Protegida bajo el régimen de zona sujeta a conservación ecológica” (p.18). Y en el artículo tercero se indica que la superfi- cie total que comprende esta área natural protegida es de 43 hectáreas.
Sin embargo, en el mismo documento (Programa Parcial de Desarrollo Urba- no La Ciénega, Gobierno de Tlaxcala, Periódico Oficial, 20 de febrero de 2013, p.11), en el apartado 1.3, relativo a la delimitación del área de estudio, se indica que la superficie de La Ciénega es de 78.85 hectáreas.
En el documento que se viene comentando (“Programa Parcial…”, p.17), se justifica que como el Área Natural Protegida, La Ciénega (de 43 has.) es de competencia municipal, entonces es el municipio el que está facultado para mo- dificar el cambio del uso del suelo; y el sustento jurídico del reconocimiento de esta facultad está en el artículo 86 de la Constitución Local, donde se dice que el municipio puede: “Autorizar, controlar y vigilar la utilización del suelo en el ámbito de su competencia en sus jurisdicciones territoriales” (citado en “Pro- grama Parcial…op.cit., p.9). Sin duda, con estos elementos jurídicos así plan- teados, la modificación de cambio del uso del suelo de esta área es totalmente válido.
No obstante, debe aclararse que “esa validez” del decreto en comento, para urbanizar un Área Natural Protegida (ANP), contradice los propósitos del de- creto de creación, y conduce a diferentes resultados de los que inicialmente, se propusieron. Si se parte de la consideración de que toda ANP no debe ser objeto de ocupación para actividades urbanas, comerciales o de servicios, con lo que señala el documento en el apartado II.5, “Conclusiones al diagnóstico-pronós- tico”, que a la letra dice: “Si dejamos a la zona de ‘La Ciénega’ al libre albedrío de la urbanización no planeada y que continúen su inserción al crecimiento de la ciudad de Apizaco, sin contar con una herramienta que controle el desarrollo urbano, se verá impactada a corto plazo por la influencia de la zona conurbada de Apizaco, Tetla, Yauhquemecan, y esto generará la ocupación de la zona de ‘la Ciénega’, su modelo de ocupación de suelo de baja densidad-intensidad se verá alterado, se saldrá de las manos el reordenamiento y regulación del uso del suelo en el área de estudio y los sistemas ecológicos se verán impactados” (p.61). En otras palabras, esto se puede traducir en los siguientes términos: “… si no hemos sido capaces de mantener esta ANP mejor la urbanizamos...”
Esto último es perfectamente cierto, pues sólo hay que analizar lo siguien- te: “…en los últimos 16 años, las autoridades estatales no han realizado un plan de manejo estratégico en la zona de La Ciénega” (p. 65); y agrega: “Ac- tualmente, la zona está siendo rellenada por sus legítimos propietarios, quienes mantienen la posesión de sus terrenos, toda vez que las administraciones sub- secuentes a la emisión del decreto no realizaron ninguna acción para preservar el uso de suelo de conservación ecológica y escénica” (p. 66).
Pero lo contradictorio es lo que se dice en otro párrafo de la misma página: “Tal y como se menciona en la Huella Ecológica, el municipio cuenta con un déficit de zonas ecológicas para el correcto funcionamiento del micro clima, toda vez que ha implicado un cambio del ambiente en cuanto a la calidad del aire, precipitación pluvial, pero sobre todo a la recarga de mantos acuíferos en la zona”.
Al analizar la forma y el contenido del apartado III.2 de “Metas”, del documen- to que se viene comentando, se pudo deducir: 1) que las autoridades tenían “prisa” para que el decreto saliese a la luz cuanto antes; y 2) que hubo y hay incapacidad por parte de la autoridad para conservar el “capital natural”, que es la base para lograr el tan anhelado “desarrollo sustentable”, por lo que esta frase sólo adorna los discursos políticos. Lo anterior se reafirma con lo que se dice en el mismo documento:

“La prioridad de un Programa de esta naturaleza tiene como meta el ser apro- bado por el Cabildo del municipio, así como de la SECODUVI, para posterior- mente, ser inscrito en el Registro Público de la Propiedad y hacer su publicación en el Periódico Oficial para su inmediata puesta en marcha… De igual forma, se considera el establecimiento de equipamientos comerciales que den servicio no sólo a la ciudad sino a la región… Adicional a ello se debe de conservar en la medida de lo posible, la zona de “La Ciénega” todavez que la presión urbana que recibe cada día es mayor” (p. 69).

La tónica de las contradicciones entre lo que se estipula en la normatividad y lo que se hace en los hechos es recurrente, como se verá en seguida al analizar el decreto de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano para el Estado de Tlaxcala (POTDUT), que pretende ser, con toda justeza: “Un instrumento de planeación sectorial, que se elabora con el propósito de definir las estrategias y líneas de acción para conducir las políticas y acciones del Estado en materia de ordenamiento territorial y desarrollo urbano, así como para imprimir unidad y congruencia a las actividades de la Administración Pública Estatal y entidades coordinadas del sector, basado en las políticas generales establecidas en el Plan Estatal de Desarrollo 2011–2016”; cuyo objetivo general es: garantizar el desarrollo sustentable y equilibrado del territorio, para garantizar (sic) el bienes- tar de sus habitantes y la conservación de su entorno natural, que como objeti- vos específicos baste señalar dos:

a) “Prevenir, controlar y, en su caso, revertir los desequilibrios que se obser- van en el desarrollo del Estado.

b) Propiciar patrones de distribución de la población y de las actividades pro- ductivas consistentes con la habitabilidad y potencialidad del territorio” (p.21).

Una primera contradicción es que este documento60 reconoce como Área Na- tural Protegida de ámbito estatal, a La Ciénega de Apizaco, a pesar de que su publicación fue posterior a la del Programa Parcial de la Ciénega. Además, se dice que: “El índice de deterioro ambiental (IDA) en Tlaxcala permitió identificar los municipios más vulnerables que deben recibir atención prioritaria en materia de conservación, siendo éstos los que se encuentran en un nivel muy alto y alto particularmente” (p.65). Por ejemplo, los datos del IDA para Apizaco, que es el municipio que se viene tratando con el asunto de La Ciénega, son: muy alto, 24.3%, y alto, 2.1%; y si se considera que “16 de los 60 municipios presentan un 5% y hasta un 47% de Deterioro Ambiental Muy Alto”; entonces, Apizaco se encuentra en el nivel medio, lo cual no significa que no deba ponerse especial atención para revertir esa tendencia, sobre todo porque esos indicadores están en relación con la extensión territorial de cada municipio, así es que, en este ejemplo de Apizaco, ese 24.3% de deterioro muy alto, puede significar una su- perficie considerable, respecto a otro municipio.
Las afirmaciones hechas párrafos anteriores, en el sentido de que en el ám- bito de las políticas públicas existen fuertes deficiencias y contradicciones, no son con el afán de entrar en polémica con ningún tipo de autoridad o de partido político; sino el fin primordial es identificar, desde la perspectiva del análisis crítico y responsable, los puntos donde radican los problemas del desarrollo ur- bano caótico, y a partir de ahí, tomar las medidas necesarias para revertir esas tendencias de deterioro de la calidad de vida de la población.
Así, por ejemplo, en el POTDUT se establece que:

“…se debe dar a conocer la importancia de las zonas federales y estatales, sujetas a protección en el estado de Tlaxcala, ya que a pesar de estar como zonas protegidas, no las exenta del deterioro por actividades antropogénicas; por lo tanto, resulta necesario promover, dirigir y gestionar programas para la conservación, protección y/o restauración de estos ecosistemas”. Y se agrega: “…dentro del estado de Tlaxcala tenemos el Jardín Botánico Tizatlán, La Ciéne- ga, el parque ecológico Diego Muñoz Camargo…” (p.66-67).

En el “Plan de Desarrollo de la Zona Metropolitana Tlaxcala-Apizaco (PDZMTA), La Ciénega de Apizaco, al igual que el Parque Ecológico Diego Muñoz Camar- go, quedaron definidas como Zonas de Atención Estratégica, para ser apoyados mediante una política de protección” (p. 66 y 77). Sin embargo, los resultados están a la vista: a la fecha, en una de estas “Áreas Naturales Protegidas” se encuentra operando una plaza comercial (Gran Patio); y en la otra, durante el año 2013 se inició con la construcción de una plaza comercial, que a la fecha ya debe estar operando.
En el caso del Parque Ecológico Diego Muñoz Camargo61, que de acuerdo al Decreto No. 95 (Gobierno del Estado de Tlaxcala, Periódico Oficial, No. 46, de fecha 18 de noviembre de 2009), donde se consigna: “Que declara la des- afectación de una superficie total de 103,343.20 metros cuadrados del predio denominado ‘La Aguanaja Apatzingo’, ubicado en la jurisdicción del Municipio de Apetatitlán de Antonio Carvajal, Tlaxcala” (p.1). Y en el artículo primero de dicho decreto, se dice: “En consecuencia en lo subsecuente (sic) a dicha fracción del predio mencionado (se refiere a la superficie total), se le atribuye la calidad de “suelo apto para el desarrollo económico” (p.2).
Además la recomendación de que: “…el crecimiento de la ciudad debe es- tar enfocado con criterios ambientales y dar preferencia al modelo de ciudad compacta, así como mejorar e implementar áreas verdes urbanas reutilizando vacíos urbanos para propiciar el crecimiento vertical de las ciudades…”, no es aplicable, porque en los otros reglamentos ya comentados, se dice lo contrario. Inclusive en este mismo documento (PDZMTA), se reconoce que: “Los Planes Municipales de Desarrollo carecen de coordinación con los planteamientos del Plan Estatal de Desarrollo, con los Municipios que tienen cierto grado de conur- bación física, y omiten consideraciones y planteamientos de carácter metropo- litano” (p.70).

3.6 Evidencias de irregularidades en las acciones de urbanización

Varias de las recomendaciones técnicas contenidas en el POTDUT y en el PDZ- MTA, corresponden a obras realizadas en años anteriores que, en varios casos, no lograron la funcionalidad que se esperaba; por ello, se propone su reparación y readecuación para lograr su funcionalidad original y atender las necesidades de la ciudadanía, pero eso implica duplicar, triplicar o cuadruplicar, en el mejor de los casos, los presupuestos y los costos. Ejemplo de ello es la siguiente re- comendación: “Construcción de un distribuidor vial ‘Mc Donald’ que atienda la problemática actual en el nodo conflictivo de la vía corta Santa Ana y carretera Apizaco” (PDZMTA:89). Y así se pueden señalar muchos ejemplos.
En seguida, se exponen algunos testimonios fotográficos que muestran irre- gularidades en obras públicas y privadas, aunque también deben señalarse acciones positivas realizadas por los desarrolladores privados de vivienda. En este caso, está el ejemplo del Fraccionamiento Bosque Real, que se ubica en la Localidad de Tepehitec, del municipio de Tlaxcala; así, en las fotos 1 y 1-A, se aprecia lo inadecuado de los accesos, donde el ancho de la calle se reduce a un espacio para un solo vehículo; sin embargo, debe resaltarse el hecho de que, por gestiones propias de la empresa constructora y de su agentes representan- tes, se logró encauzar de manera adecuada la ampliación del acceso, por medio de la concertación con los vecinos colindantes a quienes la empresa les pagó parte del terreno para dicha ampliación. En estas negociaciones, la autoridad estuvo ausente.