POLÍTICA INDUSTRIAL, CLÚSTERES Y PARQUES TECNOLÓGICOS: LA EXPERIENCIA RECIENTE DE MÉXICO

POLÍTICA INDUSTRIAL, CLÚSTERES Y PARQUES TECNOLÓGICOS: LA EXPERIENCIA RECIENTE DE MÉXICO

Daniel Mora Máynez
Hiram Marquetti Nodarse

Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad Juárez

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2.2.- Los Clústeres como una Forma Particular de Organización de la Actividad Empresarial

El debate en torno al rol de los clústeres se ha caracterizado por el empleo de un amplio número de conceptos que se unifican bajo su propia definición; entre esos conceptos se encuentran los de red empresarial, trama productiva, distritos industriales, complejo, cúmulo, polos de competitividad, parques industriales, cadena de valor, sistema de innovación regional, etcétera.
Los intentos de unificar bajo la definición de clúster las múltiples formas que puede asumir la asociatividad empresarial, no solo dificultan establecer delimitaciones precisas que permitan distinguir las principales diferencias de una forma en relación a la otra, e incluso el poder precisar su verdadero alcance. Por tales razones, a continuación se ofrece una aproximación al contenido de los conceptos indicados, con la finalidad de poder establecer las diferencias existentes entre ellos.

  1. Distritos industriales son sistemas productivos definidos geográficamente y que se caracterizan por estar integrado por un gran número de empresas que se ocupan de diversas fases y formas en la elaboración de un producto homogéneo. Es posible identificar claramente la estrategia de integración tanto hacia atrás como hacia adelante, responden a las características del territorio en que se encuentran ubicados, se caracterizan por el desarrollo de relaciones cooperación implícita e explícita entre los agentes participantes y tienen un creciente peso las características socioculturales del contexto regional. 1
  2. Se entiende por trama productiva aquella forma de asociatividad empresarial que intenta describir la división del trabajo que se produce entre fabricantes y subcontratistas especializados, fundamentalmente en el sector automotriz y agroalimentario. Esta variante de división del trabajo entre fabricantes y subcontratistas es clave, ya que combina las ventajas de complementariedad entre productores especializados con la competencia entre firmas. Las empresas muchas veces operan en idénticos nichos de mercado para los cuales presentan elementos claves de suceso que son compartidos a partir de la presencia de un entorno favorable para desarrollar sus negocios. Esta definición es empleada con cierta recurrencia en las naciones sudamericanas.
  3. Un parque industrial se ubica en un espacio claramente determinado y puede o no contar con una administración central que se encargue de fijar las normas a que deben atenerse los participantes en el mismo. El parque debe contar con diversos servicios comunes tales como: servicios logísticos, locales de exhibición y venta, centros de entrenamiento para el personal, taller de mantenimiento y reparación de maquinarias.
  4. Un polo de competitividad responde al desarrollo de un proyecto específico, como norma de alta tecnología que involucran en el cumplimiento de sus diferentes etapas a centros de investigación, universidades, centros de diseños, instituciones de gobiernos y empresas. 2
  5. El concepto de red enfatiza en la naturaleza y alcance de las relaciones entre empresas, que se vinculan para formar una unidad económica mayor.

Recuadro 1. Diferentes modalidades de Asociatividad Empresarial
Fuente: Elaboración por los autores con base a diversas fuentes
Las definiciones anteriores presentan en común con relación a la de clúster, la coexistencia simultánea en todas de relaciones de cooperación y competencia, en que las primeras desempeñan un rol fundamental como explicaremos más adelante en el caso específico de los clúster.
Otro aspecto que se deriva del análisis de las diferentes variantes que puede asumir la asociatividad empresarial, es que todas han servido de sustento al desarrollo de diversos enfoques teóricos referidos al tema de los clústeres, por supuesto, que un problema subyacente es que resulta difícil delimitar su alcance real. En estas circunstancias, resultó más complejo delimitar el contenido de la definición del concepto de clúster. A continuación se referenciarán algunas de las definiciones de mayor difusión en los últimos treinta años.
Czamanski y Ablas (1979) distinguieron entre clústeres y complejos;3 al primero de éstos, lo definen como un conjunto de industrias o ramas interconectadas por flujos de bienes y servicios más fuertes que los existentes en el resto de la economía, mientras que a un complejo lo definen como un clúster que posee el aspecto espacial.
Para Krugman (1991), 4 los clústeres son producto de la historia, pues surgen de las economías de escala propiciadas por el comportamiento del mercado, del abaratamiento de los costos de transporte y transacción y, la mayor movilidad de los factores productivos.
Porter 5acuñó el término clúster para designar las concentraciones geográficas de empresas especializadas e instituciones interconectadas en un sector particular, cuya dinámica de interacción explica el aumento de la productividad y la eficiencia, la reducción de costos de transacción, la aceleración del aprendizaje y la difusión del conocimiento. De igual modo, los clústeres pueden incluir los canales de distribución y clientes, así como a productores de bienes complementarios e industrias afines en habilidades, tecnologías o insumos.
Probablemente, una de las mayores razones del éxito de la tesis de Porter, radica en que dotó el concepto de clústeres de un significado implícito de la necesidad de implementar políticas públicas para respaldar su desarrollo, pues señaló que el éxito competitivo no brota de modo automático del equilibrio macroeconómico ni del libre funcionamiento de mercados, sino que depende de las condiciones que presenta el entorno para que las empresas puedan construir sus estrategias de competencia acotadas a su marco actuación fundamental, es decir, a nivel de país, región y sector.6
Para Harrison (1992),7 un clúster se constituye por empresas especializadas en una o más fases de los procesos de producción, lo que conduce a la cooperación y al intercambio de instrumentos e información para mejorar los procesos colectivos de la industria regional. Por su parte, Storper, apoyándose en los hallazgos de Piore y Sabel (1984)8 , sugirió que los clústeres son el resultado de la especialización flexible.9
Altenburg (2001)10 puntualizó que el aspecto más importante de un clúster es su capacidad para crear nuevas ventajas competitivas estables; aunque no sólo como un resultado de la cantidad de acciones conjuntas.
Vera Garnica, ofrece una definición que comprende la integración de tres aspectos centrales; primero, concebir el fenómeno de los clústeres como una forma de organización en un espacio geográfico determinado; segundo, entenderlos como un punto intermedio entre los mercados aleatorios y, tercero, como la representación de una forma alternativa de organizar la cadena de valor. 11
Alburquerque aporta dos consideraciones sumamente interesantes en relación a los clústeres; primero, al identificarlos como un modelo organizativo de redes de empresas e instituciones contextualizadas en un determinado ámbito geográfico y, segundo, al definir el ámbito local como un recurso que adquiere una connotación estratégica para las empresas. 12
Según Rosenfeld (1997),13 un clúster es “un conjunto de actividades similares delimitadas geográficamente, con canales de transacciones comerciales, de comunicación y diálogo activos, que comparten infraestructura especializada, mercado de trabajos y de servicios, y que enfrentan oportunidades y amenazas comunes”. Rosenfeld, enfatiza también la importancia del rol de la interacción social y la cooperación entre las firmas, en la determinación de la naturaleza dinámica de un clúster.
Otra interesante contribución de Rosenfeld (2002)14 es el análisis de los clústeres como procesos, en el sentido de que pueden considerarse una forma de entender el funcionamiento de las empresas, la organización de sus estrategias e incluso cómo logran optimizar el funcionamiento de una cadena de valor dada. Por consiguiente, los clústeres no están formados solamente por flujos físicos de bienes y servicios, sino también por un intenso intercambio de información, conocimientos y tecnología.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) abordar la problemática de los clústeres desde varias perspectivas analíticas. La primera, alude a la importancia de las políticas de articulación y al creciente significado actual de la calidad de los encadenamientos productivos, tema a que ya analizamos en el primer epígrafe de este libro. Segundo, desde la perspectiva de complejos y; tercero, como instrumento para cumplimentar objetivos de las estrategias de desarrollo en las naciones latinoamericanas. 15
En adición a las evaluaciones desde la perspectiva institucional es posible encontrar otras aportaciones relevantes de expertos de la Comisión. Al respecto cabe señalar la de Gala (2005),16 esta especialista define a los clústeres como la unidad conceptual y operativa que permite introducir políticas públicas innovadoras, eficientes, de costos públicos limitados y de derramas positivas sobre el tejido institucional y tecnológico.
Las definiciones de clúster anteriores presentan explícita o implícitamente varios aspectos comunes que a continuación relacionamos:

  1. Los clústeres constituyen un fenómeno dinámico.
  2. Están relacionados, de un modo u otro, con el proceso de agregación de valor y la optimización de la cadena productiva.
  3. Pueden integrarse por actividades de naturaleza productiva e intangible.
  4. Todo clúster comprende la presencia de un actor central, es decir, una gran empresa, un centro de investigación, una universidad, etcétera.
  5. Contribuyen a la creación de ventajas competitivas.
  6. Son el resultado de los cambios producidos en los sistemas de gestión empresarial.
  7. Cada clúster tiene requerimientos geográficos específicos.17
  8. Un clúster no debe identificarse con un sector o una cadena productiva.
  9. La interacción social y la cooperación entre las empresas son fundamentales para el desarrollo del clúster.
  10. Los clústeres no pueden estar ajenos al contexto económico ni a las políticas industriales nacionales y/o regionales.

La primera conclusión que aporta el análisis de la evolución del concepto de clúster es la ausencia de una definición única o universalmente aceptada; la segunda, que el agrupamiento o concentración geográfica no implica necesariamente la existencia de un clúster y, tercera, que el rol organizativo empresarial debe considerarse como un elemento definitorio en los clústeres. Por tales razones, en este libro se asume como definición de clúster la siguiente:
Un clúster constituye un modo específico de organización de la actividad empresarial que comprende tres dimensiones principales: localización, interrelación y escala; en el que participan: empresas, gobiernos e instituciones académicas y/o de investigación, las cuales desarrollan una cultura de cooperación estratégica, a través de prácticas comunes y complementarias y, tienen como propósito central ampliar las capacidades de aprendizaje, desarrollo tecnológico e innovación, a fin de construir nuevas ventajas competitivas en contextos locales o regionales.
El tratamiento de los clústeres, como un modo específico de organización de la actividad empresarial, no debe entenderse como una simplificación del análisis de esta problemática, sino que la elaboración de esta definición posibilitó acotar de forma más precisa su alcance y, al mismo tiempo conferirle mayor peso a los aspectos vinculados con la gerencia empresarial, entre los que se encuentran relacionados con el diseño de estrategia, cultural y de liderazgo, que como norma son los menos abordados en los estudios relativos a los clústeres.
Un rasgo particular de los diferentes análisis relativos a clústeres es que se tiende a obviar que las empresas son las que deciden participar en un proyecto de esta naturaleza, las cuales inexorablemente deben evaluar las repercusiones que tendrá en la dinámica tradicional y, consiguientemente en los procesos más importantes de la entidad la integración a un clúster. Objetivamente, la participación en un proyecto clúster implicará la modificación en las condiciones operacionales de los participantes, el ajuste de las prioridades estratégicas e incluso la reconfiguración de las relaciones entre los actores involucrados.
En rigor, el proceso de la formalización de un clúster (ver Figura 5) obedece en un por ciento considerable de la participación activa de las empresas involucradas y de la prioridad que le confieran a su adhesión, ya que este involucramiento debe tener implicaciones en el diseño de sus respectivas estrategias.
La revisión de los aspectos que incluye la figura anterior nos permite afirmar, que en última instancia la construcción de un proyecto de clúster, constituye un complejo proceso de diseño estratégico, al cual pudieran aplicársele los criterios propuestos por Mintzberg (1987) para la elaboración de estrategias.

  1. La estrategia como un plan. Intencionalmente especifica un curso de acción (elaborado previamente y formulado con determinación).
  2. La estrategia como estratagema. Maniobras para burlar a un opositor o competidor.
  3. La estrategia como patrón. Estrategia congruente de comportamiento, sea deliberada o no (gradualmente los enfoques exitosos se combinan con un patrón de acciones que se convierten en la estrategia).
  4. La estrategia como posición. La estrategia es un medio para ubicar a una organización en un mercado o entorno competitivo (pretende buscar un nicho).
  5. La estrategia como perspectiva. La estrategia como un medio arraigado de concebir el mundo (cultura, visión, carácter, ideología; la perspectiva debe ser compartida y debe considerar con mucho cuidado la mente colectiva: individuos unidos por un pensamiento o comportamiento común).18

El análisis de la formación de clústeres, como un complejo proceso de elaboración de estrategias, subraya las implicaciones que este proyecto tiene hacia el accionar interno y externo de las empresas involucradas. Asimismo, fruto de la actividad ulterior del clúster, se pueden derivar algunos impactos en el marco limitado del clúster, es decir, que el funcionamiento de este tipo de entidad pudiera contribuir al completamiento de cadenas productivas, el fomento de capacidades de innovación e incluso a la generación de opciones de inserción activa en los mercados internacionales. Los referidos alcances revelan por qué se considera a este modelo de organización empresarial, como una de las alternativas viables del desarrollo a escala regional o local.
Otro aspecto definitorio en la constitución de un clúster es el fomento de relaciones de cooperación y de confianza entre los actores que participan. En opinión de Meyer-Stamer, Jörg y Ulrich, Harmes-Liedtke (2005), habitualmente, la cooperación entre empresas abarca tres características que pueden diferenciarse analíticamente: la relación contractual, el intercambio de información y el aprendizaje conjunto y, la acción colectiva. 19
En el funcionamiento de un clúster se revela la importancia de la cooperación cuando las empresas integrantes, no logran mejorar su desempeño con esfuerzos propios y la tasa de beneficio disminuye. En estas circunstancias resulta imprescindible explorar otras opciones, que quizás impliquen un grado de compromiso con otras instituciones; pero que a la postre posibiliten recuperar los niveles de rentabilidad.20
Bajo este enfoque es recomendable construir una secuencia de acciones que contribuyan al fomento de relaciones de cooperación y, en paralelo, posean la particularidad de llegar a contribuir a la construcción de criterios de eficiencia colectiva, tal como destacan Schmitz y Navdi (1999).21
Los pasos incluidos en la Figura 6, corroboran la apreciación de por qué el desarrollo de los proyectos de clústeres involucra aspectos relevantes de cooperación entre las empresas que los integran y, cómo esta situación determina la viabilidad y progreso del referido proyecto.
Por otra parte, la cooperación debe entenderse también como un modo de transferencia de capacidades entre las empresas, para lograr un mejor posicionamiento en el mercado y, por ende, propicien participar en mejores condiciones en la competencia.
El desarrollo de las diferentes modalidades de cooperación no significa que tienda a restringirse la competencia, por el contrario, uno de los aspectos más interesantes de los clústeres es la coexistencia simultánea de las relaciones de cooperación y competencia, lo que determina en buena medida el progreso del clúster.
La competencia incide en la dinámica de los clústeres en tres direcciones: primero, por intermedio del crecimiento de la productividad de las compañías que integran el clúster; segundo, por el manejo, dirección y movimiento de la innovación, los cuales soportan el crecimiento futuro de la productividad y, tercero, por el estímulo a la formación de nuevos negocios que contribuyen a expandir y fortalecer el clúster. 22
Finalmente, la interrelación entre la cooperación y la competencia es muy compleja y de difícil ajuste en determinados momentos, por tales razones se requiere de un alto grado de compromiso, confianza y apertura por parte de todos los actores que conforman el clúster, con la finalidad de lograr un punto intermedio entre las necesidades individuales y las que comprenden la acción colectiva. La ausencia de este equilibrio puede conducir al fracaso del proyecto de clúster.

1 . Véase. Rabelloti, Roberta (1995, p.67).

2. Los polos de competitividad pueden entenderse como una visión actualizada de la teoría de los polos de desarrollo regional de F. Perroux.

3 . Czmanski S. y Ablas, L.A. (1979, p. 27).

4 . Krugman, Paul. (1991, p 106)

5. La definición de clústeres de Michael Porter se encuentra fragmentada en múltiples trabajos, entre otros, Porter (2003): The economic performance of regions. Regional Studies, Vol. 37 No.6/7, agosto-octubre, 54. Porter 2001): Clusters of innovation: Regional foundations of US competitiveness. Washington, DC. USA: Council on Competitiveness. Porter. (1998): Clusters and Competition. New Agendas for Companies, Governments, and Institutions, en Porter Michael. E: On Competition, Bilbao Editions Deusto.

6 . Véase. CEPAL, (2005, p.18.

7 . Harrison, Bennett, (1992, pp. 486-487).

8 . Piore, Michael y Sabel, Charles, (1984).

9. Storper, M, (1992, p. 273).

10. Altenburg, Tilman, (2001, P.24).

11. Vera Garnica, José, (2004, P.6).

12. Alburquerque, Francisco, (2006, pp.7-8).

13 . Rosenfeld, S, (1997, pp. 20-21).

14 . Rosenfeld, S. (2002, P.9).

15. Sobre este particular se puede afirmar que la CEPAL ofrece un tratamiento dual, ya que en ocasiones ubica los clústeres como un componente consustancial a la elaboración de las estrategias de desarrollo.

16. Gómez Minujín, Gala, (2005, p.7)

17 . La lógica de la distribución espacial de la producción responde más a criterios empresariales que aspectos de carácter de territorial. En ese sentido resulta necesario buscar mayor compatibilidad entre ambos criterios. Alburquerque Llorens, Francisco, (1995, p.33).

18. Mintzberg, Henry, (1987 p.5).

19. Meyer-Stamer, Jörg y Ulrich Harmes-Liedtke, (2005, P.16).

20 . García Garnica, Alejandro y Arturo A. Lara Rivero (2004, p.154).

21. Schmitz, Hubert y Nadvi, Khalid (1999):

22 . Porter, Michael, (1998, P.52)