LOS RIESGOS EN EL VIAJE TURÍSTICO: DECONSTRUYENDO LA PARADOJA PROFESIONAL

LOS RIESGOS EN EL VIAJE TURÍSTICO: DECONSTRUYENDO LA PARADOJA PROFESIONAL

Maximiliano E Korstanje
Universidad de Palermo, Argentina

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CONCLUSION

Si bien la teoría de la percepción del riesgo se ha situado en los últimos años como una fuente de consulta, poco puede clarificar sobre las causas que coadyuvan en el fenómeno. Las variables demográficas y sociales, como género, edad, ocupación etc, por si mismas no explican la relación entre riesgo y sujeto. Hemos extendido nuestra investigación incorporando un material abundante sobre diversos fenómenos asociados al riesgo como el miedo, la angustia y la ansiedad. Particularmente, debemos destacar el rol ambiguo que cumplen los medios de comunicación en la formación de imaginarios sociales que tienen al temor como principal protagonista. Funcionalmente, el miedo se ha transformado en un mecanismo de adoctrinamiento frente a las crecientes demandas ciudadanas sobre seguridad y protección (como lo han revelado las entrevistas). Dicho discurso del riesgo asociado a robos,  accidentes, crímenes a turistas parecen estar a la orden del día. Podemos hablar sin miedo a equivocarnos de un “riesgo turístico”. Los viajes, por tratarse de desplazamientos temporales fuera del ámbito de residencia el cual confiere seguridad al individuo, se presentan como prácticas que aumentan la vulnerabilidad del viajero y por ende generadores de riesgos. Si bien el turismo y la hospitalidad, como actividades industriales han puesto esfuerzos importantes para reducir la percepción de riesgos de sus consumidores, los medios masivos de comunicación han reforzado las imágenes negativas en destinos turísticos representando un gran problema para el funcionamiento de los mismos.

Las sociedades modernas radican y se fortalecen en la contradicción, cada regla, norma e incluso la ley abre la puerta a su violación. La desviación normativa no sólo es funcional, como advertía el profesor Durkheim, a la producción económica sino que aumenta el valor de los bienes de consumo. El crimen y el robo, en tanto que, situaciones prohibidas por la ley de los hombres, confieren mayor valor a lo que proscriben. Las sociedades descansan, de esta forma, en lógicas del “como sí”  cuyas regulaciones tienen la función de regular la contradicción. A la vez que los medios de comunicación, enfatizan sobre los riesgos que supone el exceso de velocidad o conducir bajo los efectos del alcohol, diversos filmes, películas o video-juegos hacen de la velocidad o la violencia su principal discurso. Los riesgos del calentamiento global son una y otra vez remarcados pero las personas parecen no tener voluntad de cambiar sus hábitos cotidianos de vida. Lo expuesto sugiere en la medida exista un riesgo por delante también tendemos a ritunizarlo con el fin de hacerlo propio. Los huracanes y tifones, en los Estados Unidos, reciben un nombre que los distingue de otros año tras año aun cuando las fuerzas naturales involucradas en su formación sean las mismas. A este proceso se lo conoce como “adaptación al riesgo”.  Todo viaje abre la puerta a generar por sí mismo un riesgo ya que la vulnerabilidad del viajero aumenta. La particularidad del viaje turístico puede definirse como una convergencia entre la novedad y la seguridad. La motivación a viajar es generada por una válvula de escape con el fin de permitir una evasión temporal de las normas, pero a la vez requiere la concentración de recursos para reducir el grado de incertidumbre y garantizar la seguridad del viajero. Hasta la fecha, el riesgo ha ocupado la atención de muchos especialistas y scholars en la disciplina turística, muchos de ellos impulsados luego de los diferentes eventos que sucedieron al principio del milenio como ser la acción de grupos “terroristas”, “desastres naturales”, “crisis económicas” y “nuevas mutaciones de virus” entre otros. Mientras el lego atribuye al viaje una causa directa de ansiedad, debido a que debe desplazarse por senderos desconocidos, los expertos consideran que viajar en el mundo moderno es una actividad peligrosa. El lego teme por lo que no conoce, a la vez que el experto teme por lo que conoce. El agente de viaje trata de forma despersonalizada el viaje de otros asumiendo todos los riesgos y peligros en nombre de “ese otro” (cliente) quien paga por su sentido de seguridad. Esa relación dialéctica de seguridad abre el canal para una nueva paradoja asociada a la profesionalidad. El experto entra en pánico cuando alguien de su entorno se encuentra involucrado dentro de su campo de experticia. En el trabajo de campo relevado, en 45 agentes de viajes, una gran mayoría (80%) manifestó su rechazo a organizar viajes a familiares cercanos, mientras que sólo un 20% consideraba seguro hacerlo. Asimismo, se ha detectado dos casos en los cuales se muestra una imposibilidad extrema a viajar. A diferencia del lego, en el caso del experto las variables demográficas no parecen tener alcance en el estudio del fenómeno. Si bien el lego es más influenciable a miedos fabricados por los medios de comunicación, los profesionales están sujetos a condiciones parentales que pueden explicarse por medio del sistema de apego materno. En todo viaje, la posibilidad de encontrar la muerte es una realidad insoslayable. Aquellos profesionales que tienen su sistema de exploración dañado, manifiestan mayor aversión que otros a los viajes.

Por ese motivo puede concluirse que en la presente investigación, la evidencia recolectada sugiere que ciertas variables como logro profesional, ingreso, carrera, clase social, experiencia en viajes previos, y cantidad de años de residencia en el mismo vecindario no son variables influyentes en el temor que siente una persona a viajar. Si bien este sentimiento va tomando ciertos matices, los cuales van desde el pánico como en el caso de Carlos hasta el miedo al desapego como en Juan, lo cierto es el nivel de tolerancia tampoco establece explicaciones claras al problema tal y cual este ha sido planteado. Como sugiere en parte la teoría del apego, la muerte y posterior duelo de un ser querido, por el contrario, parece demostrar una alta sensibilidad al miedo a viajar. De hecho, María que comparte una gran cantidad de similitudes tanto con Juan como con Carlos, adora viajar. La fobia de Carlos se descarta por condiciones familiares pues ninguno de sus dos hermanos la padece. La única variable que distingue el sentido negativo que confieren Juan y Carlos se explica porque ambos, en diferentes estadios de sus vidas, han enfrentado la muerte repentina de un ser querido. De cierta forma que no podemos precisar en la presente investigación, el miedo al viaje (en sus diversos grados) funcionaría como un mecanismo de defensa anclado en el proceso de duelo del sujeto. Se entiende, como conclusión secundaria, que el apego al dinero y la necesidad de concreción de los objetivos marca la diferencia entre un miedo sutil y un pánico extremo. Si Juan quien sólo trabaja para subsistir manifiesta un miedo por los “otros”, Carlos en el polo opuesto y obsesionado por su trabajo, manifiesta un miedo personal a morir mientras vuela. A diferencia de Juan, María comparte con Carlos su complacencia con las personas que denotan autoridad, pero ella no ha sufrido la muerte de ningún familiar cercano, y por eso se pueden inferir que ha desarrollado una posición positiva frente al viaje. No sólo el objeto de miedo difiere sino también su tenor y fuerza. No obstante, para poder continuar dichas inferencias se requiere mayores investigaciones.

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