 
	
	LA INFLUENCIA DEL AMBIENTE COOPERATIVO EN EL PROCESO DE FORMACIÓN MATEMÁTICA
Una  herramienta sumamente interesante, tanto desde la perspectiva de los resultados  académicos como de la práctica en habilidades sociales, es el llamado proceso  de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática. El proceso de  enseñanza-aprendizaje cooperativo en
  la  matemática   es  “una  estrategia   que  promueve  la   participación  colaborativa  entre   los estudiantes en un ambiente puramente académico. El propósito de esta  estrategia es conseguir que los estudiantes se ayuden mutuamente  para alcanzar   sus  objetivos  en el proceso   formativo.  Además,  les provee   para buscar apoyo cuando las cosas no resultan como se espera” Barnett,  L. (1993).
El proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática se basa en la construcción colaborativa del conocimiento teórico matemático, lo cual cabe imaginar como un paragua bajo el cual se agrupan diferentes metodologías, van desde técnicas concretas en el aula hasta los marcos de enseñanza-aprendizaje en actitudes conceptuales” Benlloch, M. (1986). Se trata de un vasto movimiento educativo que surgió en los Estados Unidos durante los años ochenta, principalmente gracias a Johnson, D., Johnson, R., y Holubec, E. (2000), los cuales, a su vez, se inspiraban en los grupos del proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo de Dewey J. (2001) y en los estudios de dinámicas de grupos ofrece esta tesis:
El proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática se define como proceso de aprendizaje que enfatiza el grupo y los esfuerzos colaborativos entre profesores y estudiantes. Destaca la participación activa y la interacción tanto de estudiantes como profesores. El conocimiento teórico matemático es visto como un constructo social, y por tanto el proceso educativo es facilitado por la interacción, la evaluación y la cooperación entre iguales.
Existen diversas definiciones del enfoque en el proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo de la matemática, sin embargo, básicamente se trata de un enfoque instruccional, centrado en el estudiante que utiliza pequeños grupos de trabajo (generalmente tres a cinco personas, seleccionadas de forma intencional) y que permite a los estudiantes trabajaren juntos en la consecución de las tareas que el profesor asigna para optimizar o maximizar su propio proceso de enseñanza-aprendizaje y el de los otros miembros del grupo lo cual dinamiza la investigación de los estudiantes.
El papel  del profesor no se limita a observar el trabajo de los grupos sino que a  supervisar activamente (no directivamente) el proceso de construcción y  transformación del conocimiento teórico matemático, así como las interacciones  de los miembros de los distintos grupos. El rol del
   profesor, entonces, es el de un mediatizador  en la generación del conocimiento teórico y del desarrollo de las habilidades  de los estudiantes.
Un nuevo tipo de educación requiere el trabajo sistemático continuo de capacidades dialógicas, con el fin de poner en marcha mecanismos de cooperación y articulación social. El desarrollo de nuevas formas de asociación y organización social, el perfeccionamiento de la vitalidad de las actuales instituciones, e incluso enfoques que requieren por nuestra parte de actitudes, más universalistas hacia la solución de problemas matemáticos y más abiertas al respeto de las singularidades de las diferentes culturas sin ningún tipo de discriminación en el proceso formativo.
La percepción de que la solución de los problemas matemáticos de forma colectiva no pueden resolverse individualmente, exige nuevas formas en el proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo, ya que en la práctica " nadie se enseña solo”, sino que todos nos enseñamos y aprendemos en comunión. Paralelamente hacer visible en lo cotidiano la justicia, la libertad, y la convivencia está inseparablemente unido al ejercicio permanente de habilidades dialógicas y de cooperación. Si las instituciones educativas formales e informales se sustraen de esta responsabilidad, si las escuelas no intervienen diariamente en el ejercicio de hábitos democráticos, de tolerancia, la cooperación con los demás, no será posible responder a los problemas locales y globales que se plantean hoy a la Humanidad.
El proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática se ha desarrollado con éxito en los Estados Unidos durante los últimos 30 años y tiene mucha influencia de la psicología humanista. Fue considerado, primero, como un acercamiento de estudiantes de diferentes etnias y culturas que facilitaba la integración racial. Durante estos últimos 20 años han aparecido diferentes modelos de aprendizaje cooperativo que han sido evaluados en una amplia variedad de contextos. Las experiencias de aprendizaje cooperativo, si se comparaban con las competitivas y la individualistas, promovían una mayor aceptación de las diferencias entre estudiantes heterogéneos orígenes étnicos, de diferente sexo y entre niños con alguna deficiencia psicofísica, y que en estas experiencias las relaciones que se producían entre ellos eran más de compañerismos, e incluso de amistad, que no en función de los estereotipos dominantes.
Sin embargo, Cárdenas, B. (2006), considera "que es menos útil para integrar los distintos colectivos del proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo que podemos encontrar hoy en un aula (africanos, árabes, asiáticos, europeos), ya que aunque esta diversidad de estudiante aprendan a trabajar juntos de manera cooperativa en la solución de problemas matemáticos, y obtengan mejor rendimiento académico, al acabar la clase cada uno regresa a su colectivo natural. Coincidimos en un solo sentido con esta consideración, pues tenemos en cuenta el contexto donde nos desempeñamos y los objetivos generales que se tratan para estos cursos preparatorios que como su nombre lo indica tenemos que preparar el estudiante, independientemente de su diversidad, para que se enfrenten a un nuevo medio social y lingüístico en el que vivirán durante años hasta lograr la culminación de sus estudios superiores lo que entonces regresarán a sus lugares de origen con un espirito colectivista. Es por ello que para nosotros, es significativo el aprendizaje cooperativo mediante el cual desarrollaremos los valores de la amistad, el compañerismo.
Existe  una   creciente  base  de   investigación  relacionados  a   los  efectos  y   la  eficacia  del aprendizaje cooperativo aplicado al  proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática. Algunas  investigaciones hacen referencia al valor afectivo de las actividades  cooperativas. Crandall, J. (2000), asegura que se ha demostrado que este método  reduce la ansiedad, hace aumentar la motivación, facilita el desarrollo de  actitudes positivas hacia el proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la  matemática y fomenta la autoestima. Además destaca que las estrategias  utilizadas en situaciones cooperativas hacen mejorar el rendimiento de los  estudiantes así como sus relaciones interpersonales.
  Una  situación del proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática  hace alusión a la facilitación y disposición de todos los medios necesarios  para poder llevar a cabo esfuerzos comunes encaminados a la consecución de  objetivos previamente establecidos por consenso. Esto es, unificar esfuerzos  para consecución de las tareas desde sus posibilidades mediante la práctica del  diálogo frente a la imposición de criterios o normas, para el desarrollo de la  empatía, simpatía, conocimiento teórico matemático y justificación de acciones  e incluso el desarrollo de la amistad.
Las situaciones del proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática en comparación con las de naturaleza competitiva e individualista, aumentan sensiblemente la motivación de los estudiantes, ya que el nivel de compromiso se acrecienta en la medida en que los individuos se sienten más responsables de las acciones que habrán de llevar a cabo ellos mismos. Además, favorecen la intercomunicación, al ofrecer a todos la oportunidad de plantear libremente sus proyectos investigativos y los modos de realizarlos. Además el proceso de enseñanza-aprendizaje cooperativo en la matemática mejora, el clima de la clase y la disciplina interna, reduciendo las tensiones entre los miembros del grupo. Lo cual conducen al establecimiento de relaciones más positivas entre los estudiantes y profesores. Todo redunda en una mayor cohesión para el aumento del rendimiento, productividad y creatividad académica, tanto en calidad como en cantidad.