EMPRENDIMIENTO PARA CREACIÓN DE EMPRESAS CON RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)

EMPRENDIMIENTO PARA CREACIÓN DE EMPRESAS CON RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)

Alberto Ibarra Mares (CV)
Alexander Castrillo Galván (CV)
Universidad San Buenaventura de Medellín

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MODELO GEM PARA ANALIZAR LA INNOVACION DEL EMPRENDEDOR

Esta variable se refiere a la innovación en productos y servicios. Aquí básicamente analizamos dos aspectos a través de los datos de las encuestas APS y son:  

  1. El número de clientes que consideran que su producto o servicio es conocido o desconocido, y
  2. Analizar el número de negocios que ofrecen los mismos productos o servicios a sus clientes potenciales.

Estas variables del APS se correlacionan con las variables del EQ y CND que clasificamos como Políticas Públicas. A su vez esta variable se divide en tres grandes apartados que son:

a) Transferencia de I+D. b) Políticas Públicas. c) Programas Gubernamentales. 

Un informe GEM del 2003 señala que por lo general la creación de nuevas empresas alcanza su máximo nivel de impacto sobre la economía, el empleo y la innovación cuando se manifiesta bajo la forma de empresas de alto crecimiento (“empresas gacelas”). Sin embargo, no existe acuerdo generalizado sobre que baremo o criterio emplear para clasificar este tipo de empresas. Algunas propuestas apuntan hacia el crecimiento de las ventas, el crecimiento del empleo generado o la internacionalización de la empresa.

Por otra parte, los gobiernos consideran que el crecimiento sostenido de la economía en la actualidad se fundamenta en gran medida con base a las innovaciones tecnológicas y la diferenciación de los bienes y servicios que produce cada país. Todo ello se alcanza a través de la ampliación de la cobertura educativa y cuidando su grado de calidad. Específicamente en los niveles de pregrado y postgrado suele desarrollarse la innovación en ciencia y  tecnología.

Sin embargo, los técnicos especializados también están reportando en muchos países resultados positivos en cuanto a innovación e incremento en la productividad. A pesar de esto, en Latinoamérica esta clase de nivel educativo no se le da el prestigio social que merece. Por estatus social se valora principalmente a los estudios universitarios de pregrado o postgrado. Lo paradójico es que el nivel de desempleo o subempleo entre la población egresada de centros universitarios es importante. Incluso gran parte del componente de la economía informal o subempleada lo conforman egresados universitarios. Ello tal vez responda a la actitud o al hecho de que muchos estudiantes  buscan más el prestigio social de una profesión en lugar de analizar las necesidades tecnológicas que demanda el país  en sectores estratégicos. También confluye que el sistema educativo desde sus primeros niveles no enfoca su atención a la real demanda laboral, de servicios y productos con miras a cubrir en el mediano y largo plazo un empleo bien remunerado o crear una empresa que cubra dicho déficit.

Latinoamérica tiene que poner especial atención en cuanto a la calidad de su educación para alcanzar niveles de innovación comparables a los de sus competidores mundiales. Para ello no basta sólo incrementar la cobertura educativa, sino también se debe planear mejor las políticas educativas que lleven a capacitar mejor a los estudiantes acorde con las necesidades de sus sectores productivos más estratégico.
La actividad empresarial formal genera empleo así como cambios tecnológicos e innovación. Sin embargo, actualmente la creación de empresas formales ha descendido drásticamente y en cambio han florecido negocios informales en países subdesarrollados. Esto ante la necesidad urgente de auto emplearse las personas para subsistir.

Así en el caso de Latinoamérica en general,  la economía informal ha sido más capaz para generar empleos con mayores niveles de ingresos. Incluso este tipo de actividad en muchas ocasiones ha coadyuvado a eliminar enormes presiones sociales a los gobiernos y ninguna política pública real se ha propuesto a erradicar los negocios informales y menos aún a impedir la emigración ilegal de ciudadanos empobrecidos hacia países altamente desarrollados. Estos últimos siguen demandando desde hace décadas  “mano de obra barata ilegal” que  fomenta la economía informal dentro de sus propias fronteras, sin proporcionar seguridad social ni derechos laborales. Así lo demuestran lo estadísticos del FMI que calculan en 200 millones de emigrantes cuyo origen son principalmente ciudadanos de países subdesarrollados. Sólo en 2005 dichos emigrantes generaron US$167 mil millones. También el FMI reconoce en su informe: “Perspectivas de Riesgos Internacionales 2006” que la migración internacional se ha convertido en un factor vital para el desarrollo de los países subdesarrollados.