ANÁLISIS DEL SECTOR TURÍSTICO COMO CLAVE PARA LA DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS DE MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA COSTA DE NAYARIT

ANÁLISIS DEL SECTOR TURÍSTICO COMO CLAVE PARA LA DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS DE MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA COSTA DE NAYARIT

Alejandra Guadalupe Gutiérrez Torres (CV)
Susana María Lorena Marceleño Flores (CV)
José Irán Bojórquez Serrano (CV)
Edel Soto Ceja (CV)
Eduardo Meza Ramos
(CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

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Cambio climático y turismo

El cambio climático se define como una alteración del clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que modifica la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables (ONU, 1992). Estos cambios producen alteraciones en el clima, la productividad de la tierra, los océanos y otros recursos hídricos, la química atmosférica, o los sistemas ecológicos, incluyendo el calentamiento global, que son lo suficientemente importantes como para influir en la hospitalidad del futuro de la tierra señala Gable (1997). Estos efectos se atribuyen principalmente a la emisión de gases efecto invernadero.

Este fenómeno se presenta cuando la radiación emitida por el sol, es reflejada y absorbida por la Tierra. Al calentarse, la superficie del planeta emite radiación de onda larga (infrarroja) hacia el espacio, una parte de ella logra atravesar la atmósfera, mientras que la otra es absorbida y remitida (Magaña et al., 2000). Los principales gases efecto invernadero son el bióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), el ozono (O3) y vapor de agua. Al incrementar las emisiones de estos gases, se absorbe mayor radiación y por la tanto se genera un incremento en las temperaturas, que propicia el cambio climático.

Los debates respecto a esta temática se centran en el argumento, si los cambios son debido a intervenciones antropogénicas o son parte de ciclos normales. Uriarte (2007) refiere que la evolución del clima ha pasado por distintas épocas y momentos, mejores y peores. Los cambios acontecidos en el pasado en Europa y que son conocidos como el óptimo clima medieval producido en los siglos XI, XII y XIII y la pequeña edad de hielo entre el siglo XIV y XIX, defienden la postura de  que los cambios en el clima acontecidos hoy en día, son debidos a ciclos normales. Al respecto, Conde (2006) señala que independientemente de los cambios naturales existen dos factores que han propiciado el cambio climático y son la combustión de combustibles fósiles y la deforestación; ambos causados por las actividades humanas.

En el mismo contexto en el informe del Grupo I del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) se asegura que el efecto neto promedio global de las actividades humanas desde 1750, ha sido el calentamiento; en los últimos cincuenta años, fue mayor que cualquier otro en los últimos mil trescientos años. Once, de los doce años más calientes, desde 1850, ocurrieron a partir de 1995. Incluso el nivel del mar presenta un incremento de 6 a 10 centímetros, entre 1961 al 2003. Para septiembre del 2007, se había derretido 4.28 millones de km2 de la cubierta de nieve del Ártico (Tejeda, 2008). Al considerar estos efectos, es erróneo omitir la contribución del hombre. Si bien el clima mantiene una variación a través del tiempo, estos ciclos se han acelerado por consecuencia de las actividades humanas.

Las actividades antropogenicas impactan en el medio ambiente señala Murillo et al., (2009). Estos efectos pueden clasificarse como positivos cuando implican un mejoramiento de las condiciones de sustentabilidad; negativos si implican un empeoramiento de las condiciones de sustentabilidad  o neutros cuando el impacto no produce un efecto significativo en el componente. El modelo de turismo convencional es el que tiene mayor impacto sobre el medio ambiente debido a la alta urbanización, el cambio de uso de suelo, la demanda de recursos y servicios, el cambio en el paisaje y el desabasto de recursos hídricos, la sobrecarga y explotación continua del entorno natural (García, 2004; Fonseca, 2003; Merlotto et al., 2007; Acevedo et al., 2000). La intensa actividad turística contribuye a la fragmentación del hábitat. Este efecto genera cambios micro-climáticos debidos a las alteraciones en los flujos de radiación, viento y agua sobre la vegetación nativa remanente señala Murillo et al., (2009). Debido a la fragmentación, la producción de desechos, el cambio de uso de suelo, el consumo de energía, así como otros factores; el turismo contribuye al cambio climático.

A nivel internacional se estima que el sector turístico contribuye con 4.95% de las emisiones totales de gases efecto invernadero (Pham, et al., 2010). En México según los resultados del Inventario de Gases Efecto Invernadero (Sheinbaum et al., 2008) son los sectores de transporte (37.81%), la generación de energía eléctrica (29.39%) y el sector industrial (14.85%) los que mayormente contribuyen a las emisiones de bióxido de carbono (C02). Los  sectores de consumo propio (9.58%), residencial (5.27%), agropecuario (1.87%) y  comercial (1.23%) son los que contribuyen en menor porcentaje. De los cuales el turismo está estrechamente vinculado con dos de los más importantes: la transportación y el consumo energético.

Para modelar los efectos del cambio climático se generan escenarios, los cuales son una posible y normalmente simplificada representación del clima a futuro, basado en un consistente conjunto de relaciones climáticas que fueron construidas con el fin de investigar las consecuencias potenciales del cambio climático antropogénico (Tejeda, 2008). A partir de la evolución del clima se generan los escenarios. Este análisis se caracteriza por comparar los promedios simples de los componentes del sistema termodinámico (precipitación, viento y temperatura, por ejemplo) sobre períodos que pueden ir desde un mes o más, hasta varios años; y al considerar siempre la variabilidad en el tiempo y en el espacio de cantidades promedio (Alfaro y Amador, 2009).

Los escenarios se generan a partir de los Modelos de Circulación General (MCGs), también conocidos como Modelos de Predicción Numérica del Clima, son la principal herramienta para la prospección del clima en las próximas décadas. Simulan flujos de energía, masa y cantidad de movimiento entre los puntos de una retícula tridimensional que se extiende por la atmósfera, los océanos y las capas superiores de la litosfera y la criosfera (Moreira, 2008).

El IPCC ha propuesto cuatro familias de escenarios las cuales describen un futuro demográfico, político-social, económico y tecnológico. Las cuatro familias de escenarios son A1, A2, B1 y B2 (Camilloni, 2008):

  • A1: Es el escenario que presenta un rápido crecimiento económico, baja tasa de crecimiento poblacional y rápida introducción de tecnología nueva y más eficiente. Las características principales incluyen una convergencia económica, cultural y de desarrollo de capacidades con una importante reducción en las diferencias regionales del ingreso per cápita. En un mundo de estas características, la población busca el bienestar personal más que la calidad ambiental. Se divide en tres familias: el A1FI, de utilización intensiva de combustibles de origen fósil (que incluye los escenarios de alto nivel de carbón y de alto nivel de petróleo y gas), el A1T, de combustibles predominantemente de origen no fósil, el A1B, equilibrado entre combustibles fósiles y no-fósiles.
  • A2: Supone un mundo diferenciado en el que las identidades culturales regionales están bien diferenciadas con énfasis en los valores familiares y las tradiciones locales, alta tasa de crecimiento poblacional y diferente desarrollo económico, aunque alto en el promedio global.
  • B1: Supone un mundo convergente con rápidos cambios en las estructuras económicas e introducción de tecnologías limpias. El énfasis está puesto en soluciones globales para la sustentabilidad ambiental y social, incluyendo esfuerzos para el rápido desarrollo económico, "desmaterialización" de la economía y aumento de la igualdad.
  • B2: Supone un mundo con énfasis en las soluciones locales a los problemas de sustentabilidad económica, social y ambiental. El mundo es heterogéneo con un cambio tecnológico no muy rápido y diverso pero con fuerte énfasis en las iniciativas comunitarias y en las innovaciones sociales para obtener soluciones preferentemente locales más que globales  (Camilloni, 2008).

Los índices básicos  para determinar el cambio climático (Tabla 6) son los propuestos por el “Climate Change Detection Monitoring and Índices (ETCCDMI)”, y están divididos en tres categorías: temperaturas máximas, temperaturas mínimas, e índices asociados al comportamiento de la precipitación  (Mayorga et al., 2010).   

Tabla 7. Escenarios de Programa de Acción ante el Cambio Climático en Nayarit


Año/Escenario

Variable

2005

2020

2050

2080

Base

A1B

A2

A1B

A2

A1B

A2

Estación Las Gaviotas (18021)

Temperatura mínima

19.0

19.9

19.8

20.7

20.7

21.5

21.7

Temperatura máxima

33.4

34.3

34.2

35.1

35.0

35.9

36.1

Precipitación

1473

1458

1 414

1503

1460

1431

1375

Fuente: Elaboración propia con información de Bojórquez et al., 2012

El cambio climático podría ser entendido como la madre de todas las externalidades afirma Richard Tol (2009). A la vez que son los países de bajos ingresos los que menos contribuyen al cambio climático, pero son los más vulnerables a sus efectos. En el Caribe, donde el sector turístico es la más importante fuente de ingresos externos (Gable, 1997), el cambio climático representa un riesgo inminente.