LA EDUCACIÓN AMBIENTAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NAYARIT

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NAYARIT

Hermilio Hernández Ayón (CV)

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3.6. Educación Ambiental en la Universidad Autónoma de Nayarit, ¿es posible?

La perspectiva de la educación ambiental en la UAN actualmente es incierta, pero sin duda puede mejorarse. Nayarit no es un lugar de frecuentes desastres antropogénicos relacionados con la gran industria debido a que no es una zona de explotación de yacimientos petroleros o mineros a gran escala ni generador de energía nuclear. No obstante, los esfuerzos que se han realizado en materia ambiental mantienen a Nayarit a la vanguardia de las iniciativas nacionales desde la aprobación de la Ley Estatal de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente del Estado de Nayarit (LEEEPAEN) en 1992.

Este ordenamiento y sus reformas en el 2001 y 2007, propusieron una estrategia de gran alcance para los diversos sectores de la población, incluyendo a los municipios, pero además es una ley muy bien estructurada tanto de forma como de contenido, ya que incorpora conceptos actuales sobre sustentabilidad, apegados a los principios del informe Brundtland de 1987 y a la agenda 21 de  1992, así como de la educación ambiental en el marco del decenio de la educación para el desarrollo sostenible.

Sin embargo, a pesar de que la ley promueve la incorporación de la EA en los contenidos curriculares del sistema educativo estatal, así como la participación de investigadores y especialistas en el tema, hasta ahora no es materia de estudio significativa en los diversos espacios y funciones que realiza la UAN,
 
Al respecto cabe preguntar ¿Qué influencia han tenido las iniciativas y propuestas derivadas de un sinnúmero de foros y debates mundiales y nacionales en las actividades de la UAN?

En primer lugar habría que señalar que no es común organizar eventos donde se trate o divulgue información respecto de acontecimientos mundialmente conocidos como algunos desastres nucleares, derrames petroleros o el calentamiento global, lo cual es indicativo de que el conocimiento está llegando a los universitarios no a través de la estructura educativa, sino por los medios de comunicación masiva como la televisión y el Internet principalmente. A pesar de ello, pueden mencionarse dos experiencias que contienen características mundiales. Uno de ellos es el ya mencionado proyecto de “universidad alternativa” puesto en marcha en 1975 por un grupo de universitarios ajenos a la institución derivado de tres foros similares: el lanzamiento del programa “hombre – biosfera” en 1971, la “conferencia de las naciones unidas sobre medio ambiente humano o declaración de Estocolmo” y el lanzamiento del “programa internacional de educación ambiental por la UNESCO en 1975. Otro, el proyecto de investigación, también ya citado “impacto y estrategias de mitigación del cambio climático en el Estado de Nayarit” influenciado principalmente por la cumbre de Kioto en 2005.

La influencia nacional tampoco ha sido muy significativa. Destacan, por una parte, algunos esfuerzos (no documentados aquí) como el proyecto de investigación para declarar zona protegida al cerro de San Juan en Tepic y la isla Isabel frente a las costas de San Blas (más de la UNAM que de la UAN) en los ochentas. Por otra, los programas de maestría en ciencias ambientales que operó de 1997 al 2001 y la de desarrollo sustentable y turismo actualmente vigente.

En abono a este campo en construcción teórico, metodológico y epistemológico se plantean algunas propuestas de solución que intentan contribuir en la construcción colectiva de una posibilidad deseable y factible para la UAN desde la perspectiva ambiental. Cabe aclarar previamente que en esta propuesta se utiliza el término sostenible en lugar de sustentable debido a que lo considero más acertado por el sentido perceptivo hacia la independencia o auto funcionamiento y no hacia la dependencia que subyace del término sustentable, aunque en realidad se usen como sinónimos.

La postura teórica de EA desde donde se hace el planteamiento, se define como aquel campo de estudio interdisciplinar que permite reconstruir la cultura de la sostenibilidad. Dicho de otra manera, para aspirar a un deseable desarrollo sostenible es necesario contar con una adecuada educación ambiental. Para acceder al campo de estudio se requieren conceptos, herramientas y habilidades teóricas, metodológicas y prácticas. Los contenidos programáticos de este campo de estudio se estructuran a partir de otros campos multidisciplinarios como el económico, el social y el ambiental; pero todos alineados hacia la comprensión, la aplicación y el manejo del desarrollo sostenible en los términos planteados en la cumbre de Brundtland “…aprovechar los recursos naturales para satisfacer necesidades, pero sin comprometer la capacidad y las necesidades de las generaciones futuras”.

Al respecto, el paradigma en el cual se ubica conceptualmente esta propuesta es el de la convergencia –con límites- de tres campos del conocimiento epistemológico: social, económico y ambiental dirigidos hacia una forma de vida sostenible.
En este marco, la perspectiva social debe ser convergente con la económica y ambiental, en el sentido de mantener una visión de conjunto en cuanto al trabajo, los procesos productivos y el capital intelectual, sin más propósito que el de ver satisfechas sus necesidades, es decir, sin abusos ni excesos. La sostenibilidad económica tiene que ver con un desarrollo rentable y financieramente posible, pero también con la disponibilidad de recursos naturales que haga posible la factibilidad de ser explotados pero en los términos de la declaración de Brundtland, y en este sentido no caben las posturas de un crecimiento sin límites. Mientras tanto, a partir del aspecto ambiental, desde donde es posible estabilizar los otros dos pilares, interesa preservar la biodiversidad, los ecosistemas y los sumideros naturales debido a lo limitado de los recursos, así como del diseño de una estrategia que revierta la tendencia al aumento de contaminantes. Al respecto, Amarella (2005) considera cinco componentes fundamentales del concepto sustentable, con la que se coincide en parte: la sanidad del sistema ecológico, la rentabilidad económica, la equidad social, la perspectiva de largo plazo y el enfoque de sistemas; esto a la luz de que la producción debe utilizar los recursos a la misma velocidad que pueda renovarlos, además de que la aplicación efectiva de las tres “r” (reusar, reciclar y reducir), deben ser la base de la nueva estrategia de diseño de los nuevos sistemas productivos.

La universidad es la IES con mayor cobertura en Nayarit (poco más de 24 mil estudiantes) que ofrece educación en tres niveles distintos: bachillerato, superior y posgrado diseminados en el 75% de los municipios. Se ejercen las funciones de docencia, investigación y extensión, y el 65% de la comunidad estudiosa se concentra en el campus central de la ciudad de Tepic, capital. Según el PDI (2010), la educación media superior se ofrece por medio de 15 preparatorias y la educación superior a través de 26 carreras; la oferta se complementa con 16 especialidades, ocho programas de maestría y dos programas de doctorado. En este marco, la propuesta parte diferencialmente desde los tres grandes niveles: bachillerato, licenciatura y posgrado, y toma en cuenta las diferentes formas de aprehender el conocimiento: formal (escuela), informal (medios de comunicación) y no formal (organizaciones civiles como las ONG).

  1. En el bachillerato universitario se propone extender el programa que se lleva solo en el quinto semestre a los demás, es decir, el programa de naturaleza y sociedad o si se prefiere de una buena vez renombrarse como educación ambiental, debe llevarse desde el primer semestre. Los contenidos deben adecuarse a las realidades del contexto e interactuar con ellos, por ejemplo, el concepto de contaminación, biodiversidad, ecosistema, etc., solo se entenderá al momento de observar casos concretos. Los cursos esencialmente deben incorporar la más actual tecnología de información y comunicación dentro del aula como reforzadores del paradigma informativo. Como trabajo independiente fuera del aula se les debe evaluar con trabajos interpretativos de programas televisivos o de Internet respecto a casos ambientales. Por otra parte, es muy deseable que participen masivamente en campañas ambientales convocadas tanto por los gobiernos como por algunos organismos altruistas, así como en aquellas ONG que impulsen programas similares. Esta primera etapa me parece fundamental, ya que se trata del buen inicio hacia una cultura corregida. Se trata de lograr, a través del gusto por las nuevas tecnologías de comunicación, elevar significativamente el interés por la diversidad de temas ambientales y romper paradigmas de escepticismo y apatía. Esto es, con la ayuda del profesor en su papel de monitor y supervisor de aprendizajes, el alumno tendrá al final de su bachillerato un conocimiento teórico (a partir de la observación de casos en su entorno), metodológico (al interactuar con la solución y el problema) y organizacional y participativo (por integrarse a campañas, medios y organizaciones sociales).
  2. El nivel superior parece idóneo para reincorporar el viejo modelo de “universidad alternativa”. Actualmente las únicas carreras que contemplan asignaturas con orientación hacia la educación ambiental son las de turismo, medicina, químico fármaco biólogo y economía. De éstas, solo turismo la denomina “educación ambiental”. Las carreras del área de ciencias biológicas, agropecuarias y pesqueras, contemplan cursos relacionados más con la ecología, la conservación y el manejo de recursos, sin embargo, no tiene la orientación hacia una educación ambiental para la sostenibilidad con la naturaleza.

En este sentido, la propuesta al respecto consiste en incorporar la unidad de aprendizaje de EA en todas las carreras en el tronco básico de área. Ubicarla como una asignatura de área permite hacer algunas adecuaciones epistemológicas de acuerdo a la orientación de sus carreras, por ejemplo, al área de salud puede interesarle el enfoque hacia la salud pública, el área de ciencias e ingenierías puede inclinarse por los ahorros de energía, la económico administrativa podría dar énfasis al consumo-producto, sociales y humanidades a la filosofía por una vida sana y el área agropecuaria podría inclinarse más por la preservación de los recursos. La instrumentación pedagógica puede ser similar que para el caso del bachillerato, es decir, se trata de fomentar en el estudiante un proceso formativo e informativo desde enfoques teóricos, metodológicos y participativos.

Adicionalmente se propone operar, dentro de las asignaturas optativas, un esquema modular que incluya los créditos equivalentes a dos unidades de aprendizaje y los correspondientes al servicio social, es decir, normalmente las optativas se componen de seis créditos y el servicio de quince, por lo que el módulo consistiría en 27 créditos (doce de las dos optativas y quince del servicio social).

La operación de este módulo de EA requiere de un tutor asignado por grupo, el cual, previa capacitación teórica y metodológica, desarrollaría un programa ambiental conjuntamente con los alumnos, las localidades destino y las instancias de apoyo (municipales, estatales, federales y ONG). El propósito de esta estrategia es la de acercar a los estudiantes a la divergencia cultural, social, natural y productiva del Estado con un enfoque macrotemático (tema con arraigo e identidad regional) e interdisciplinar, lo que significa que pudieran integrase grupos de diferentes disciplinas al objeto de estudio. La estructura programática del módulo se divide en tres partes: la inicial que consiste en el trabajo docente en aula respecto del abordaje teórico y metodológico sobre: (1) la identificación de las potencialidades del Estado, (2) la comprensión de las cadenas productivas y (3) el manejo de la metodología del Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de productos. Una segunda fase que incluye la puesta en marcha del ACV y de procesos de investigación; y una tercera etapa en la que, en función de los hallazgos encontrados en la anterior fase, se haga extensionismo, asesoría, asistencia técnica o incluso investigación participante. En su defecto, se puede optar por emite un dictamen por escrito donde se formulen ideas, sugerencias o estrategias que logren abatir o mejorar el problema ambiental detectado. Esto último pondría de manifiesto el papel que juega la universidad pública frente a los problemas sociales.

Se sugiere también que, dada la seriedad y el alcance de la investigación que puede desarrollarse durante el transcurso del módulo, el producto por escrito que se obtenga, pueda servir opcionalmente de trabajo de tesis para, luego de una asesoría metodológica al respecto, el estudiante logre titularse. Conviene además que los programas de los módulos se elaboren tomando en cuenta las líneas de generación y aplicación del conocimiento (LGAC) que ya tienen operando algunos cuerpos académicos (CA) reconocidos por el Programa de Mejoramiento de Profesores (PROMEP), los cuales sin duda tendrían la doble función de beneficio para profesores-investigadores y los propios estudiantes.

  1. Respecto a los programas de posgrado, se propone que todos los módulos incluyan transversalmente contenidos y enfoques hacia el desarrollo sostenible. Actualmente se maneja una serie de términos relacionados con el ambiente como el de contabilidad energética, impuestos ambientales, economía ambiental, derecho ambiental, ecoeficiencia, ecotoxicidad, etc., que pueden integrarse a determinados módulos de las especialidades, maestrías o doctorados con la finalidad de sensibilizar a la comunidad estudiosa sobre la necesidad de reorientar la cultura hacia la sostenibilidad, los ambientes limpios, la vida sana y la armonía con la naturaleza.

La función primordial de un programa de posgrado es la de impulsar las técnicas y métodos de investigación más apropiados para conocer el estado de arte de los campos del saber e interactuar con ellos, por eso, éste nivel de estudios guarda una pertinencia natural hacia la intervención en asuntos del contexto, sobre todo en aquellos campos prioritarios donde el Estado de Nayarit tiene una destacada participación. Al respecto es necesario que los productos que se les pide a los estudiantes de posgrado contemplen al menos un apartado sobre temas de sostenibilidad. Es deseable además que los trabajos de investigación con los que se titulan sean compilados y editados por la universidad para que puedan servir de acervo complementario de la institución.

Finalmente, pero no menos importante, la UAN debiera ofertar al menos una maestría y un doctorado en ciencias ambientales. Actualmente debe brindarse el suficiente apoyo para mantener operando en condiciones óptimas al menos la Maestría en Desarrollo Sustentable y Turismo, pero incluso deben ofertase otros campos igualmente importantes. Incorporar el doctorado en ciencias ambientales permitiría aumentar la masa crítica en el campo ambiental, pero sobre todo, sería sin duda la puerta de entrada a la investigación científica en temas como el desarrollo sostenible, energías alternativas, ahorro de energía, uso de nuevas tecnologías, equipos, materiales y procesos productivos, concepto de cero emisiones, producción orgánica, productos verdes y limpios, análisis de ciclos de vida de productos, huella ecológica, de carbón y de agua, entre otros muchos de los que se esperan importantes aportes a la ciencia.

Para consolidar estas propuestas se requiere del compromiso y convicción evidente de la administración central. Asimismo los objetivos dentro del plan de desarrollo deben estar alineados con los planes nacionales de desarrollo y los planes sectoriales, por lo serán necesarios debates, foros y reuniones al respecto, ya que el reto no es nada menor: se trata de reorientar, desde las universidades, una corrección en el rumbo del consumo, del ahorro de energía y de recursos, del aprovechamiento óptimo, del cuidado y preservación de los ecosistemas pero, sobre todo, se trata de formar en aquellas personas que permanecen en la universidad por lo menos durante ocho años buscando información y respuestas, el compromiso por preservar en condiciones adecuadas las especies que permiten generar la vida. Ante esto, la forma más eficaz de lograrlo es predicando con el ejemplo, de manera que la institución también debe no solo mantener campañas de limpieza y control de emisiones en lo interno, sino que también debe salirse de sus recintos y convertirse en una organización de fomento y apoyo de otras instituciones públicas y sociales.