3.5. Discusión.
El desarrollo de la EA a lo largo de la historia, permite dar cuenta de lo complejo que resulta segmentar cierto aspecto para su estudio específico. En esta obra se abordaron aspectos desde las actividades que dieron origen, forma y contenido a lo que ahora puede considerarse como un cuarto eje curricular de estudio similar en importancia al de ciencias sociales. A pesar de ser emergente, el campo de estudio es muy vasto, incluyente y empático con las demás ramas del saber. Su carácter complejo obedece al artilugio entre lo educativo y lo ambiental, desde donde cada vez adquiere un mayor significado social y cultural, además de un enriquecimiento conceptual y metodológico de todos sus interlocutores, por ello difícilmente puede reconocerse un solo discurso para el campo de estudio (Reyes y Bravo, 2008).
En México, la EA después de tres décadas de haberse hecho presente en los círculos de estudio, es apenas un campo en construcción que busca significado social y presencia cultural a partir de comprender los alcances que se derivan del hecho de mantener un ambiente sostenible. Por ello, la EA no puede ser considerada como un concepto en sí, sino como una estrategia pedagógica que involucra al sector social y económico para mantener el ambiente en condiciones sanas; un modelo comunitario donde convergen la enseñanza, investigación y extensión; un movimiento social que busca impactar y hacerse presente en las políticas de donde emane el orden y el control. Dichas propuestas deben ser “a la mexicana”, ya que nuestros recursos son inmutables, diversos y únicos, pero además tiene que construirse frente al reconocimiento de problemas de pobreza, injusticia, desigualdad, interculturalidad, inequidad, dinámica social, cultura y tradición.
Las distintas propuestas teóricas, prácticas y metodológicas aquí documentadas pueden agruparse, preliminarmente y sin ser exhaustivos, en cuatro estrategias de intervención de la EA: