LA EDUCACIÓN AMBIENTAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NAYARIT

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NAYARIT

Hermilio Hernández Ayón (CV)

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2.3. Modelos pedagógicos de educación ambiental en México.

Por modelo pedagógico puede entenderse, en términos generales, como aquella configuración que interpreta y diseña la realidad que se percibe, resaltando determinados postulados, corrientes y elementos de cierta teoría para lograr alcanzar los fines sobre una determinada visión objetivo; esto es, el aspecto pedagógico va más allá de la sola información y conocimientos sobre el ambiente. En este marco es que los profesionales de la educación ambiental generalmente concluyen, al final de un estudio o una investigación, en una propuesta pedagógica donde se vincule a las personas con aspectos afectivos y reflexivos de la realidad para de esta manera motivar y orientar la participación de grupos e individuos en la problemática ambiental. Las estrategias pedagógicas suelen ser muy diversas e incorporar diferentes modalidades educativas, metodologías, materiales y temáticas en función del perfil deseable, asimismo toma en cuenta la naturaleza de los destinatarios en cuanto a las características genotípicas, culturales, sociales y geo espaciales (González y Castillo, 2011).

Estos mismos autores coinciden en señalar que existen ocho experiencias que pueden representar muy bien el trabajo que se ha logrado respecto a modelos y prácticas de EA en México. Estos modelos pedagógicos propuestos, ponen especial énfasis en el proceso educativo y no solo en el contenido. La orientación de estos procesos se sustenta en componentes tales como la sociopedagogía, la investigación (social, educativa y ecológica) y la participación comunitaria, mientras otros destacan en mayor medida la investigación por sobre la intervención; empero, en todos ellos la participación comunitaria constituye la “apuesta” educativa que se compromete, interviene e interactúa.

  1. La primera experiencia en mención es “la educación como un instrumento hacia la creación de un desarrollo costero sustentable” de Patricia Moreno Cassasola del Instituto de Ecología A.C., que describe la experiencia en la zona costera de Veracruz, a través del trabajo con grupos comunitarios en cuanto a ciertas alternativas ambientales, organizacionales y de gestión, así como del fomento para elevar el conocimiento ambiental encaminado al logro de una red de ecoturismo en esa zona.
  2. Otro es el caso de “la investigación, gestión y educación ambiental en la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlan y su zona de influencia” de Salvador García Ruvalcaba y seis autores más, del Instituto Manantlan de Ecología y Conservación de la Biodiversidad del Centro de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara. La experiencia al respecto fue el impacto que se logró tener con la población local al involucrarse en actividades de conservación, resguardo y estudio de la propia reserva, lo que también ayudó al saneamiento del río Ayuquila.
  3. Una tercera experiencia se tituló como “dilemas sin resolver: conservación, educación y desarrollo en la Sierra de Santa Marta, Veracruz” de Elena Lazos Chavero del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, la cual partió de la pregunta de ¿Cómo abrir un espacio de educación no formal donde participen maestros, estudiantes y los padres de familia dentro de un espacio de educación no formal? El debate que surgió en torno a este cuestionamiento hizo que los pobladores se involucraran con distintos roles de intervención y acción.
  4. La “educación para la biodiversidad a través de la Universidad Pública en Áreas Naturales Protegidas: Reserva de la Biósfera Sierra de Huautla” de Oscar Dorado, Dulce María Arias y Belinda Maldonado del Centro de Educación Ambiental e Investigación Sierra de Huautla de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, fue otra experiencia donde, por un lado permitió a los pobladores informase y capacitarse sobre el manejo de la reserva y, por otro, la universidad se benefició de los hallazgos encontrados durante el tiempo del proyecto.
  5. Otra experiencia más se le denominó la “estrategia para el anclaje institucional de una política de educación ambiental en los Tuxtlas, Veracruz” de Helio García Campos y Alejandro Ramírez de Sendas A.C. Este concepto de anclaje muestra las posibilidades que brinda la aplicación de la planeación estratégica en la organización de las iniciativas y la intervención de los educadores ambientales en apoyo de la consolidación de los fines y los procedimientos para fortalecer a las áreas naturales protegidas, lo que resulta esencial para lograr la profesionalización y la constitución de espacios de encuentro y de ofertas formativas en beneficio de la región.
  6. Una experiencia más se conoció como los “seis desafíos para la educación ambiental: la experiencia de la Cooperativa Tosepan Titataniske en la Sierra Norte de Puebla” de Patricia Moguel, Coordinadora de Etnoecología, A.C. La experiencia educativa con esta cooperativa indígena fue la posibilidad que se tuvo para crear diez “laboratorios pedagógicos” in situ, ubicados dentro de Kuojtakiloyan o jardines de café bajo sombra. La importancia biológica, ecológica, social, histórica y cultural de estos sistemas agro-forestales elevaron significativamente la cultura ambiental, tanto en lo individual como en lo grupal.
  7. “Hacia una propuesta de educación ambiental en la comunidad de la Magdalena Atlitic, D.F.”, de Lucía Almeida Leñero y Sonia García de la Facultado de Ciencias de la UNAM, fue el título de otro proyecto experimental, el cual reporta diversas acciones que se dirigieron a comuneros de la cuenca del río Magdalena donde a través de la investigación – acción, se logró que la comunidad se involucrara en el manejo adecuado de la cuenca.
  8. Finalmente, un estudio sobre “la educación en las áreas protegidas: una mirada interna” de Javier Reyes Ruíz (del Centro de Estudios Sociales y Ecológicos A.C.) y Elba Castro Rosales de la U de G., permiten apreciar críticamente las posibilidades de transitar hacia nuevos modelos y experiencias con participación comunitaria desde una perspectiva social crítica y a partir de la investigación-acción.

 

Por otra parte, Fernández (2009) plantea en el mismo sentido que los anteriores autores que lo mejor del caso es abordar la problemática ambiental desde cinco fuentes culturales distintas: crítica, académica, social, institucional y experencial. Parte del supuesto de que la enseñanza en los niveles básicos es solo temática, informativa y poco crítica, es decir, resalta la falta de la representación social en el análisis ambiental, por lo que este autor, como muy pocos, tuvo el acierto de convertirlo en un modelo educativo, que es la base del Plan Estatal de Educación Ambiental en Puebla.

Como se aprecia, el enfoque de estos proyectos toma como base la participación comunitaria, la cual resulta ser la más beneficiada por el manejo que le da a sus ecosistemas de acuerdo a sus propios conocimientos, valores y aspectos culturales, es decir, se reafirma que la EA, como modelo pedagógico comunitario, puede ser la estrategia que permita avanzar hacia una sociedad sustentable. No obstante, los autores que han descrito sus experiencias, admiten las graves dificultades que enfrentaron por los escasos recursos, pero sobre todo, debido al deficiente apoyo institucional, lo que repercute sin duda en la fragilidad de estos proyectos frente a los intereses políticos, económicos y sociales de los gobiernos. Empero, en palabras de Sauvé (Dieleman y Juárez, 2006) “… se trata de lograr que nuestros gestos y nuestros proyectos, por humildes que sean, tengan un valor simbólico y se conviertan en portadores de la visión del mundo que compartimos y afirmamos”.