ANÁLISIS TEÓRICO E HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA 
EN EL SIGLO XX

ANÁLISIS TEÓRICO E HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

Lucina Aguilar Orejel (CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

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CAPÍTULO 1.
ANÁLISIS TEÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO LATINOAMERICANO SEGÚN DOS VISIONES.

  1. RECONSTRUCCIÓN CONCEPTUAL DE LA VISIÓN DE VÍCTOR MANUEL FIGUEROA SEPÚLVEDA SOBRE EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA.

1.1.1 Capital, trabajo general y subdesarrollo.
Dentro del proceso productivo intervienen dos tipos de trabajo: 1) el trabajo general que materializa el conocimiento científico en tecnología y genera conocimiento con aplicaciones productivas como medio para incrementar la ganancia; y 2) el trabajo inmediato que proporciona la energía vital utilizada para producir un producto, para consumo personal o productivo.

La importancia del desarrollo del trabajo general se hace cada vez mayor, debido a que constituye una condición del proceso directo de producción y de su expansión.

Motivada por el plusvalor la industria moderna nunca considera ni trata como definitiva la forma existente de un proceso de producción. Lo cual hace que el trabajo general se vea constantemente compelido a una tarea que gana al mismo tiempo en complejidad y en magnitud.

Antes de materializar conocimiento nuevo es necesario producirlo, y se produce en el taller de progreso1 , y si este ha de llevar a cabo su tarea de generar progreso, se ve compelido a desarrollar el trabajo general.

El taller de progreso, subsumido en la forma social del capital, es la forma de la organización capitalista del trabajo general.

En el taller de progreso se gesta el desarrollo de las fuerzas productivas, que es una tarea cotidiana de la sociedad, por donde el capitalismo se realiza como modo revolucionario de producción.

Dentro de la organización de las relaciones de producción, la concepción de la ciencia -trabajo general- como una propiedad social generalizada accidental a la producción, y el trabajo general -la ciencia- como propiedad capitalista en el centro de la producción, es lo que diferencia a un país desarrollado de otro subdesarrollado.

El país desarrollado explota al trabajo general. Teniendo en cuenta lo anterior, el país subdesarrollado se caracteriza porque no ha organizado el trabajo general y por lo tanto no lo explota.

El trabajo general es fundamental en el proceso de subsunción real del trabajo en el capital 2, y no porque el país subdesarrollado no desarrolle adecuadamente el trabajo general significa que por ello deje de recurrir a esos métodos o renuncie a la gran industria. Usa la subsunción real del trabajo inmediato a la manera de la gran industria, pero no con base en sus propios fundamentos. Practica de este modo la explotación más compleja del trabajo inmediato sin explotar simultáneamente el trabajo general.

Con lo anterior no se quiere decir que en la sociedad subdesarrollada no se realice trabajo general alguno. Más bien lo que se afirma es que el trabajo general que se ejecuta y que tiende a concentrarse en las universidades, fundaciones, etc., no guarda relación al grueso de los procesos industriales en operación. Se trata de una ciencia que se desenvuelve con retraso respecto de los logros de los países desarrollados, y que se lleva a cabo escasamente y de forma no sistemática.
Por lo que el país subdesarrollado adopta un carácter subsidiado y adaptativo, al estar principalmente dirigido a la obtención de mejoras marginales y adaptativas al medio local, de diseños tecnológicos previamente importados de sociedades de mayor grado de desarrollo relativo.



El subdesarrollado no tiene capacidad para producir desarrollo. Y mientras solo importe la tecnología ajena, mantendrá su condición de atraso con respecto a los países del centro.

1.1.2 Acumulación y subdesarrollo.

  1. Acumulación y transferencia de inversión.

Los países subdesarrollados al deber operar con una base técnica adecuada a la subsunción real del trabajo inmediato, tienen la necesidad de importar la capacidad para producir la base técnica exigida. Esta contradicción determina la ley absoluta de la acumulación en el subdesarrollo: la acumulación y en consecuencia el ritmo de crecimiento interno dependen de la capacidad para importar el trabajo general gestado en los países subdesarrollados.

Esta necesidad de importar bienes de capital, intermedios y de consumo, refleja la ausencia de los procesos productivos mediante los cuales se les da forma. Sin embargo el subdesarrollo no se caracteriza por la ausencia de estos procesos, sino por la carencia de capacidad para crearlos.

Al darse el intercambio entre países que ofrecen productos del trabajo general más productos del trabajo inmediato con otros que sólo ofrecen productos del trabajo inmediato, se generan desequilibrios que inclinan la balanza a favor de los países desarrollados (que tienen superávit). El superávit es manifestación del desarrollo de los países, cuyo crecimiento aparece como resultado del movimiento cualitativo llamado desarrollo.

Un país con capacidad para generar progreso podrá organizar sus relaciones internacionales con arreglo a las necesidades de crecimiento que el propio desarrollo auto generado le sugiere, es decir, conforme a sus propios proyectos. En este sentido es también auto expansión.
Un país que descansa en el desarrollo generado por otros, no puede aspirar a ninguna capacidad de auto expansión. Crece, pero con base en modos técnicos creados por otros, y este crecimiento no es otra cosa que la expresión palmaria de su subdesarrollo. Por lo que el país subdesarrollado al carecer del desarrollo de la relación capital-trabajo general, se ve subsumido al país desarrollado.

Esta carencia de capacidad de desarrollo y por ende de auto expansión se refleja también en el hecho de que aun si el plusvalor3 se dedicara enteramente a los fines de la acumulación, las cosas no cambiarían en nada esencialmente. Debido a la ley absoluta de la acumulación en el subdesarrollo.

Pero si se miran las cosas desde el punto de vista de los países desarrollados, se encuentra que la acumulación, y por ende el crecimiento, tenderá a ser mayor del que se puede lograr con base en el plusvalor internamente generado y reinvertido. Lo que sucede es que la inversión del plusvalor para la acumulación, supera la ganancia reinvertida de procedencia interna, y se hace en parte con cargo a una cuota de aquella producida en los países subdesarrollados. Es decir, los países desarrollados no crecen sólo con arreglo a las posibilidades que se derivan de su organización interna. Su crecimiento resulta, además, del hecho de que subsumen a las economías subdesarrolladas en su propio proceso. Desde el punto de vista del crecimiento, esto no quiere decir otra cosa que las economías subdesarrolladas constituyen un factor de acumulación para las economías desarrolladas, lo cual lleva implícito una acumulación desigual.

Cuando el capital tiene más ganancias en el país subdesarrollado que en el desarrollado, transfiere inversión. Y con ello se transfiere el trabajo general de un proceso productivo determinado, donde la fuerza de trabajo local solo se apropia de los conocimientos necesarios para su funcionamiento. Pero ello no significa en modo alguno que el subdesarrollo se haya apropiado del conocimiento necesario para crearlos. De ahí que la nacionalización de tal o cual industria, en tal o cual país, que normalmente es vista como un acto antiimperialista, en verdad no daña la esencia del imperialismo y es perfectamente soportable para éste.

  1. Los desequilibrios básicos.

Para importar es necesario exportar; y como la acumulación de los países subdesarrollados toma lugar gracias a los productos del trabajo general importados desde los países desarrollados, la capacidad de exportación determina en gran medida el ritmo de acumulación. Por lo que para que la acumulación avance es necesario que las exportaciones crezcan.

Esto provoca directamente un déficit en la balanza de bienes, debido a que los países desarrollados salen ganando por la venta de bienes de capital, que no producen los países subdesarrollados.

Para la acumulación no basta que las exportaciones de estos bienes sean iguales a las importaciones; deben ser mayores y generar un saldo que mientras mayor sea más posibilidades abrirá a la importación de productos del trabajo general que posibilitan la acumulación y el crecimiento. El progreso mismo, empero, opone obstáculos para ello. Por un lado, los bienes intermedios no tienen forma fija; por el contrario, ganan en complejidad y ésta se gesta en los países desarrollados. Por eso la producción de los bienes intermedios tiende, también, a concentrarse en los países desarrollados. Por otro lado, su producción normalmente opera en gran escala, y resulta inadecuada en el contexto de mercados pequeños, como los subdesarrollados, lo que pone trabas a su sustitución.

Para intensificar el crecimiento, se puede recurrir a la restricción de las importaciones de bienes de consumo, pero al costoso valor de una mayor necesidad de bienes de capital.

Otra forma de impulsar el crecimiento más allá de los límites que de ella misma emanan consiste en recurrir a la inversión extranjera. Supuestamente ésta multiplica el ahorro interno destinado a fines productivos y permite una acumulación que no hubiera sido posible de otra manera. Al estimular la inversión se contrarresta el déficit de la balanza de bienes. Lo mismo es válido a los préstamos externos. El mecanismo, sin embargo en este último, deja al descubierto sus desventajas para nuestros países. A diferencia de la transferencia de inversión, el capital extranjero exige una contrapartida, y ésta no se limita al importe de valor involucrado sino que además supone una ganancia, en forma de intereses y utilidades, estas remesas constituyen recursos negados a la acumulación interna aun cuando son producidos por ésta. Si la acumulación ha de mantenerse a un cierto nivel será ahora necesario más financiamiento externo, incluyendo aquel necesario para el pago de la deuda y de los intereses.

Si la economía tiende a descansar en la inversión extranjera y en los préstamos, como es el caso de los países subdesarrollados, los intereses y utilidades, constituyen valor que fluye a costa de la acumulación interna.

  1. Imperialismo y subdesarrollo.

Desde el punto de vista del crecimiento, el desarrollo y el subdesarrollo se han internalizado mutuamente el uno en el otro. Esta es una integración que encuentra su fundamento en la diferente organización de las relaciones sociales de producción, y no en la simple circulación. Y al ser una integración asimétrica esta en perjuicio de nuestros países.

La circulación no se limita a un papel puramente pasivo, puesto que realiza la integración que en el nivel de las relaciones sociales de producción actúa como su presupuesto, con lo que desencadena sus implicancias; luego reactúa sobre ella y la profundiza, en cuanto refuerza los lazos y contribuye a perpetuarlos. Pero es en última instancia la producción con base en determinadas relaciones sociales la que define de manera determinante la naturaleza interna del subdesarrollo.

Lo que otorga contenido fundamental al imperialismo no es tanto la exportación unilateral de capitales sino la organización social que la consolida como proceso inherente a las relaciones entre ambos tipos de países.

La acumulación del capital, pues, esta internalizada en el subdesarrollo a partir de sus mecanismos más básicos de operación desde la constitución del imperialismo.

Por otro lado, que la subsidiaria de cualquier empresa transnacional al instalarse en nuestros países gane rápidamente posiciones monopólicas “sin encontrar” competencia interna, es algo que ocurre no por la capacidad de maniobra de la empresa transnacional ni por la falta de experiencias de nuestros capitalistas, sino por la deficiencia orgánica que caracteriza a las relaciones sociales que determinan la producción de nuestros países.

La acumulación de los países subdesarrollados descansa en el trabajo general de los países desarrollados, es decir la explotación del trabajo inmediato aparece medida, respecto de la burguesía local, por su relación con los países desarrollados, por donde estos se establecen como mediadores de la propia posición de los capitalistas locales en cuanto clase dominante que opera con arreglo a los métodos de la subsunción real del trabajo inmediato. El significado político es que la burguesía que opera en los países subdesarrollados tenderá a ser altamente pro imperialista. De donde se sigue que el imperialismo, al constituirse, genera también una base social y política para su reproducción en el interior de los países subdesarrollados mismos.

El capital que la burguesía latinoamericana personifica no es el capital en general, sino el capital subdesarrollado, lo que al mismo tiempo la convierte en la portadora de las relaciones que el subdesarrollo representa y en su principal base social y política de sustentación.

1.1.3 El valor de la fuerza de trabajo.

  1. ¿Pago por debajo de su valor?

El valor de la fuerza de trabajo es la cantidad de trabajo necesario para que el obrero se reproduzca; entre más alta sea la tasa de explotación, será relativamente menor el valor de la fuerza de trabajo, y mayor el excedente económico.

El incremento de la productividad es el método más importante para el aumento de la tasa de explotación; por lo que para el obrero los aumentos en la productividad no se corresponden con aumentos en los salarios reales, o si crecen los salarios lo harán a tasas significativamente menores a las tasas en las que incrementa la productividad.

Al obrero se le paga el valor de su fuerza de trabajo, pero el salario es bajo, aun cuando el obrero esta calificado. Que la fuerza de trabajo sea pagada a su valor no es en Marx un puro dispositivo para la exposición; es también una condición fundamental para la reproducción del capital. El capital no puede negarle a la clase obrera los medios necesarios para su conservación y reproducción, puesto que el consumo individual del obrero es un “elemento de la producción y reproducción del capital”, una “condición constante” de ello. Por lo que una cosa es que el capital logre reducir el salario al mínimo indispensable para la subsistencia del trabajador, y otra es afirmar que el capital puede paseársela igualmente bien con una clase que percibe por debajo de ese mínimo y que por tanto no se reproduce.

Ello no excluye que ciertos sectores, más grandes o más pequeños sean objeto de superexplotación4 . Sin embargo, lo que importa es generar plusvalor, y no súper explotar al trabajador.

Resulta entonces que no se paga la fuerza de trabajo por debajo de su valor, sino que se abarata el valor de la fuerza de trabajo, que provoca primero para el capitalista individual plusvalor extraordinario, pero el resultado final es plusvalor relativo para la clase capitalista, cuando la productividad toma lugar en la industria de bienes-salario y en aquella que provee los medios de producción a esa industria.

Así que no solo la disminución del valor de la fuerza de trabajo produce plusvalor relativo, sino también la caída del valor de los medios de producción.

1.1.4 El mercado interno.

  1. El concepto de mercado interno.

¿Cuál es el proceso fundamental de la creación del capital? El proceso de escisión entre el obrero y la propiedad de sus condiciones de trabajo, proceso que por una parte, transforma en capital los medios de producción y de subsistencia sociales, y por otra, convierte a los productores directos en asalariados. Es decir, “la expropiación y desalojo de una parte de la población rural, no sólo libera y pone a disposición del capital industrial a los trabajadores, y junto a ellos a sus medios de subsistencia y su material de trabajo, sino que además crea el mercado interno”. 5

  1. Subconsumismo y mercado.

Si el valor del producto es dividido en capital constante, capital variable y plusvalor, las dos primeras no deben de encontrar problema para su realización, debido al proceso de reproducción del capital, pero el plusvalor sí, ya que carece de demanda inmediata.

El gasto del plusvalor-excedente económico se puede utilizar 1) para el consumo de los capitalistas, aunque esto constituye progresivamente una parte menor del plusvalor o excedente económico; y 2) para la acumulación. La imposibilidad de la acumulación significa la imposibilidad del desarrollo de las fuerzas productivas.

Si el consumo personal determinara las posibilidades de producción, entonces el departamento II6 determinaría el ritmo de crecimiento del departamento I7 , y este no debe crecer más que aquel. Sin embargo, la producción capitalista es principalmente producción para el capital, y el consumo, consumo por el capital, es decir consumo productivo; además 1) la provisión de medios de producción no solo provee al departamento II sino también al departamento I, por donde su crecimiento se relaciona con los medios de consumo individual y consigo mismo, y 2) el mercado de medios de consumo crece menos rápidamente que el mercado de medios de producción, lo que es el resultado del incremento de la productividad que, a su vez, se resuelve en un aumento de la composición del capital. Esto significa que desde el punto de vista de la masa de valor volcada al mercado, las relaciones entre capitalistas tienden a tener más importancia que las relaciones entre capital y trabajo asalariado. Por lo que entonces la demanda relevante es la de consumo productivo. Y esta depende de la ganancia. Por consiguiente, para analizar como evoluciona el uso del plusvalor para la acumulación, es necesario concentrarse en las causas que provocan la caída de la tasa de ganancia. Si el plusvalor no se realiza se entra en crisis de subconsumo. Por lo que para la producción capitalista en los países desarrollados el obstáculo realmente significativo está representado por la caída de la tasa de ganancia. Ésta disminuye la demanda de medios de producción, lo que desata la cadena que da forma a la crisis.

En el país subdesarrollado, la causa de que el salario real sea bajo es la organización particular de las relaciones de producción que corresponden al subdesarrollo. Al bajo nivel de los salarios debiera corresponder un crecimiento muy pausado de la industria que produce bienes salario. Empero esta situación no es válida para todos los sectores de esta rama. Aquellos que tienen abierta la posibilidad de la exportación pueden crecer a tasas que no guardan relación alguna con el nivel de los salarios.

Lo que aparece como problema para la acumulación por un lado (los bajos salarios) permite resolver problemas existentes en otros (los que exportan), en la medida en que hace crecer la capacidad para importar. Esto no es más que otra manera de decir que el bajo nivel de consumo por parte de los trabajadores libera producción que bien puede ser exportada. Esto demuestra que el consumo limitado de las masas es una condición para la acumulación en el subdesarrollo. Además en la práctica no toda aquella parte del plusvalor que se dedica a importar tiene fines productivos, el consumo suntuario también impone su carga sobre el fondo de importaciones.

Los estímulos al crecimiento de la industria de bienes-salario que produce para el mercado interno serán prácticamente inexistentes, y por el contrario, esta industria tenderá al estancamiento. La acumulación aquí genera escasa demanda y con ello también sus propios límites. A diferencia de la industria de bienes de capital, sus límites no se generan en su propia capacidad de oferta.

La capacidad de oferta de la industria de bienes de capital es constantemente sofocada por el desarrollo mismo y siempre aparece insuficiente respecto de las necesidades internas; la de bienes-salario, en cambio, es frenada por los salarios bajos, y tiende a contar con una capacidad excesiva de oferta.

  1. Mercado y subdesarrollo.

La necesidad de importar los productos del trabajo general se renueva con cada nueva fase en el desarrollo de las fuerzas productivas. Lo que origina que en la economía subdesarrollada se consuma más valor del que se produce. Pero esto no puede ocurrir sin que en la economía subdesarrollada se produzca más valor del que se consume productivamente. Es decir, los países para comprar tienen que vender, y los nuestros tienen que vender más de lo que compran en bienes de consumo e intermedios, me modo que el excedente pueda ser invertido en bienes de capital. Si no pueden vender de esa manera, la acumulación como tendencia se detendría. Por lo que la acumulación en nuestros países no depende de la mera tasa de ganancia interna. Más aun esta es normalmente alta y difícilmente cae, como sucede en los países desarrollados, y sin embargo nuestras economías están sumamente familiarizadas con la crisis. La causa es que la demanda de los países desarrollados juega un papel crucial en el movimiento económico de las nuestras.

Desde el punto de vista del imperialismo lo que aparece como sobreproducción en los países desarrollados viene a satisfacer necesidades de la acumulación en los países subdesarrollados.

Junto a la evolución desigual de las relaciones de producción corresponde una evolución desigual de la producción y del consumo. Por lo que junto a la concentración de la producción en los países desarrollados, toma también lugar la concentración del consumo.

La industrialización latinoamericana no ha mostrado que las necesidades de importación de bienes de capital fijo pueden reducirse en la medida en que avanza el proceso. Por el contrario, las necesidades de bienes de capital tienden a crecer junto con la industrialización. En suma, la acumulación en el subdesarrollo incluye una demanda que ella no es capaz de satisfacer por sí misma. Desde el punto de vista de la oferta interna, el capital sobre consume y lo hace de manera creciente con el progreso de la acumulación.

Lo que motiva el uso de nueva tecnología en el país subdesarrollado, aunque sea diseñada en los países desarrollados, es la ganancia extraordinaria8 , que para operar en nuestros países no requiere de las tecnologías más modernas, sino solo que sean tecnologías más avanzadas respecto de las disponibles y en operación internamente.

La ganancia extraordinaria se la apropia el que realiza la innovación tecnológica, y para mantener esa posición de privilegio respecto a los demás, el capitalista individual (transnacional) desarrolla el trabajo general de manera constante, ya que así gana control sobre el progreso tecnológico de los bienes que produce.

Por lo que las empresas transnacionales no controlan tanto la tecnología como el movimiento del progreso.

El grado más intenso de la distribución desigual del ingreso en América Latina es expresión del subdesarrollo. Mientras los bajos niveles de ingresos de la gran masa de trabajadores no benefician el crecimiento de la industria de bienes-salario orientada a producir los elementos del capital variable internamente, la concentración del ingreso favorece el crecimiento de la industria de bienes durables.

Desde el punto de vista del trabajo, la relación de capital opone dos obstáculos más al desarrollo del mercado interno:
1) La inexistencia de un mercado de trabajo general y la consiguiente fuga de cerebros, por la actitud despectiva de las clases dominantes hacia la investigación científica. 2) El necesario recurso por sectores de la población a diversas formas de trabajo informal, o sea donde el trabajador no entra en una relación de trabajador asalariado con el capital.

1.1.5 Crecimiento absoluto9 y crecimiento relativo10 .
El crecimiento hacia afuera (absoluto) es el prerrequisito de todo crecimiento bajo el subdesarrollo. Es decir, todo crecimiento en el subdesarrollo hace descansar su suerte en la evolución de las exportaciones.

Nuestras economías no son subdesarrolladas debido a la dependencia de la evolución de las exportaciones; por el contrario dependen de ellas porque son subdesarrolladas.

  1. Crecimiento absoluto.

La producción de exportación en general opera con una elevada composición del capital, lo cual se debe a que se trata de producción que tiene que desplegar una gran capacidad competitiva a nivel internacional; ello significa que esta producción no podrá permanecer ajena a la innovación tecnológica, ya que no cuenta con la protección arancelaria a su favor y a menudo debe estar en condiciones de vencer la protección en otras economías; lo que pone de relieve que la producción de exportación, antes de proveer recursos para la instalación de otras industrias, debe ser capaz de proveerlos primero para su propia expansión.

El crecimiento descansa en niveles elevados de productividad. Y por la misma razón, este tipo de crecimiento acentúa la predisposición de la economía a la apertura del capital extranjero y su dependencia a él.

Por lo que en condiciones de crecimiento absoluto el capital extranjero tenderá a desempeñar un papel mucho más importante que en otras condiciones de crecimiento económico. Bajo este tipo de crecimiento las condiciones generales que la expansión de la producción requiere habrán de desarrollarse como condiciones de la producción para la exportación. Es lo que explica que los avances de capital constante que hace el Estado se concentren en la construcción de puertos, facilidades para la comercialización, ferrocarriles y carreteras que vinculan los centros de producción con los puertos, etc.

No se trata pues de unificar una nación ni de crear condiciones que permitan el desenvolvimiento del mercado interno, sino de hacer más expedito el contacto comercial con el extranjero.

Las causas que hacen que permanezca un bajo nivel salarial, adoptan en las condiciones discutidas una fuerza especial. Los salarios bajos constituyen una ventaja comparativa de inestimable valor para el capital. Consecuentemente, el Estado presiona para que se mantenga fijo y hasta busca reducirlo si es posible. Es decir, el crecimiento absoluto implica una presión mucho mayor sobre los salarios, para lo cual se recurre a incrementar el ejército industrial de reserva.

Junto con el mayor desempleo habrá de verificarse también un mayor recurso a la economía informal, por lo cual el mercado interno será correspondientemente más pequeño.

También las presiones que apuntan al autoritarismo político se agravan, debido al nivel extremo de las contradicciones de clase bajo el subdesarrollo. Esta tendencia se exacerba bajo el crecimiento absoluto, porque ahora se agrega el impulso que el Estado hace consciente, y realiza, de mantener los salarios bajos, lo cual reprime su capacidad de concesión a fin de conservar condiciones de competitividad y de atracción al capital extranjero. Al mismo tiempo, profundiza la competencia entre países subdesarrollados, lo cual genera conflictos, eventuales o actuales que también contribuyen a magnificar el papel del aparato militar.

Corresponde al crecimiento absoluto una ideología que enfatiza el “orden y el progreso” en lo político, mientras que en lo económico, junto con el dogma de las “ventajas comparativas”, se acentúa el librecambismo. De ahí la paradoja que combina el régimen militar con la práctica del liberalismo en lo económico.
El liberalismo no es algo que la economía subdesarrollada deba de practicar, pero necesita ser practicado por las necesidades de las demás economías. De ahí que “forzadamente” lo adopta como su propia ideología.

La evolución del crecimiento absoluto depende por entero de las fluctuaciones del capital en los países desarrollados.

El crecimiento absoluto no es la causa de que la economía subdesarrollada se integre férreamente a la desarrollada; ya que esta integración ya esta dada por la naturaleza de la relación entre los dos polos del sistema imperialista.

  1. Crecimiento relativo. (No existe la organización del trabajo general).

La industrialización orientada al mercado interno empieza a tomar lugar en el momento en que, a) ese mercado interno ya existe en alguna medida, b) pero, por alguna razón, no puede ser satisfecho mediante las importaciones.

La industrialización será orientada por procesos que ya se hicieron en los países desarrollados, porque se apoyará en esos procesos productivos para tomar lugar. Esto se reproduce con el proceso de diversificación y de progreso de la economía; mientras no haya organización del trabajo general en el país subdesarrollado.

Si la producción para la exportación ha caído como resultado de una disminución en la demanda por parte de los países desarrollados, esta caída será compensada por la nueva industria (interna), según que esta requiera o no de estas materias primas, y en caso de que así fuera, en términos relativos a su propia magnitud (hablando del mercado interno).

Por lo que si la producción para el exterior permanece constante, en este caso la industria empuja a una nueva expansión de esa producción; es decir, en la medida en que la producción para la exportación provee de materias primas a la industria que surge orientada al mercado interno, aquélla sufre un desdoblamiento y esta última pasa a ser también su objetivo.
El crecimiento relativo tiende a comenzar por la industria de bienes de consumo, precisamente, porque el crecimiento absoluto crea un mercado en este sentido sin proponerse satisfacerlo. No es que no dé lugar a ninguna industria de este tipo, pero el librecambismo constantemente frustra su crecimiento, por lo que resulta insuficiente respecto de la demanda creada. Cuando el librecambismo no funciona se detienen las importaciones, entonces su insuficiencia se hace evidente y el mercado interno invita a la explotación capitalista.

El crecimiento absoluto es lo que abre perspectivas al crecimiento relativo. La producción para la exportación no sólo genera oferta de bienes, sino también demanda de medios de producción y de fuerza de trabajo, por donde va generando un mercado interno, el cual no se reduce al mercado de bienes de consumo, sino que contiene también el mercado de medios de producción.

La industrialización orientada al mercado interno expande la necesidad interna de medios de producción y de empleo, con lo cual ella misma se constituye como causa de una cierta diversificación, en cuanto a las ramas del trabajo inmediato para las que se van abriendo esferas lucrativas.

Con el crecimiento relativo se expanden primero las industrias del departamento II, que de inmediato genera condiciones para una nueva expansión del departamento I.

La producción interna de un bien sustituye la importación de ese mismo bien, pero crea al mismo tiempo nuevas necesidades de importación de bienes intermedios y de capital. Las necesidades de importación se acentuaran en la medida en que el progreso acelere su paso en las economías desarrolladas. De este modo la sustitución se eterniza. El límite absoluto de esta industrialización es que no puede sustituir el desarrollo que se gesta en los países centrales.

Además, la tecnología disponible en los mercados del centro, es aquella que ha alcanzado un cierto grado de obsolescencia. Esta tiende a incrementarse en la medida en que los plazos de renovación del capital fijo se reducen, lo que a su vez resulta de la mayor expansión y de la mejor organización del trabajo general (en los países desarrollados).

Una industria (en el país subdesarrollado) que surge en estas condiciones no busca competir, más bien debe buscar no competir, o sea eludir la competencia. Para ello exige que el Estado levante los mecanismos de protección adecuados.

La función del Estado en el desarrollo del mercado interno es reforzar: a) las obras de infraestructura orientadas a facilitar las transacciones internas, b) la expansión de los servicios de transporte, c) el estímulo a la exportación de fuentes de energía, d) el impulso a la producción agraria, etc.. Pero simultáneamente debe de empujar la exportación como una tarea crucial del “crecimiento hacia adentro”.

El mercado interno así expandido le abre nuevas áreas de explotación al centro, propiamente a la inversión directa.

La región se estanca en la exportación de productos básicos, lo que a su vez hace que el comercio internacional evolucione en su contra. Con el tiempo, el crecimiento en el centro tiene un impacto relativo menor sobre las exportaciones de la región (subdesarrollada). Y a la inversa, el crecimiento local incrementa la necesidad de importaciones. A su vez, el impacto del capital extranjero en lo inmediato es escaso y en el largo plazo, negativo. Como resultado la acumulación exacerbará la dependencia en el crédito externo y en la inversión extranjera.

  1. Del crecimiento absoluto al crecimiento relativo.

El crecimiento absoluto establece ciertas bases para el crecimiento relativo.

Para la transición se ocupa: a) una crisis a fondo de la producción para la exportación, y b) la existencia de una fuerza social efectivamente interesada en el mercado interno.

En la medida en que se logran conquistas salariales o la reducción de la jornada laboral ello fomenta al plusvalor relativo, y por tanto a la producción con orientación hacia el mercado interno.

Se necesita un “proyecto nacional”; y por “proyecto nacional” se debe de entender un programa que se articule alrededor de medidas antiimperialistas, con vistas a romper con la subordinación a que la nación y la economía están expuestas y de las cuales es objeto. ¿Cómo entenderlo de otra manera bajo el imperialismo?

La industrialización sustitutiva no fue producto de “un proyecto nacional” debido a que fue un recurso hacia el que la burguesía local fue empujada por condiciones no creadas por ella. Por otro lado, la industrialización no estuvo en contra de los intereses de los países desarrollados, por cuanto la acumulación descanso en el trabajo general de los países desarrollados. Por ello la industrialización solo reprodujo el subdesarrollo. Por cuanto al hacer descansar el funcionamiento y la evolución de la nueva industria en los países desarrollados, creaba nuevas trabas al desarrollo del propio trabajo general.

Que los capitalistas de los países desarrollados interfieran directamente o no en nuestros asuntos es indiferente a la esencia del subdesarrollo y del imperialismo, y debe ser tratado como una cuestión relativa a la forma histórica.

  1. Del crecimiento relativo al crecimiento absoluto.

La acumulación en el subdesarrollo procede perturbada constantemente por desequilibrios y crisis de los países desarrollados, de lo cual el crecimiento relativo no esta exento.

Con la crisis, lo que en un momento aparece derrumbando el papel de las exportaciones respecto del centro y empujando al crecimiento relativo, aparece en otro cuestionando la capacidad de las exportaciones para sostener el crecimiento relativo, y por lo tanto su función respecto del “crecimiento hacia adentro”.

La transición que se da con la crisis no es más que el reflejo de los vaivenes a que esta expuesta la acumulación en el subdesarrollo.

  1. Crecimiento absoluto y relativo. La crisis.

Así como el crecimiento hacia afuera es el presupuesto de todo crecimiento bajo el subdesarrollo, el crecimiento absoluto es lógica e históricamente la primera forma de crecimiento.

Para que la economía subdesarrollada pueda crecer “hacia adentro” debe crecer primero “ hacia afuera”.

La crisis aparece como una crisis de sobreproducción. Sobreproducción de medios de producción – medios de trabajo y medios de subsistencia- que pueden actuar como capital. La causa de la sobreproducción reside en un grado de explotación insuficiente para las necesidades de valorización del capital, o cuando menos a causa de la baja tasa de ganancia que el capital excedente arrojaría en caso de un grado de explotación dado. Sobreproducción de capital es pues producción de capital excedentario que no puede ser empleado a una tasa de ganancia “razonable”.

“La baja tendencial de la tasa de ganancia se halla ligada a un aumento tendencial de la tasa de plusvalor, es decir, en el grado de explotación del trabajo”11 .

La caída en el número de obreros hace imposible que el incremento en la tasa de plusvalor pueda compensar la caída de la masa de plusvalor, y evitar por lo tanto la caída de la tasa de ganancia.

Para que la tasa de ganancia caiga, todo lo que se requiere es que el plusvalor no aumente más allá del punto en que anula el efecto negativo de los cambios en la composición orgánica del capital sobre la ganancia. Es decir, caerá cada vez que aumente más la composición orgánica que la tasa de plusvalor.

La tasa de ganancia se explica por las relaciones sociales de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas.

La crisis bajo el subdesarrollo no puede decirse que se produzcan debido a que la correlación de clases ha hecho caer la tasa de ganancia a un punto que la inversión ya no resulta más atractiva para los capitalistas. Difícilmente se podrían imaginar tasas más elevadas de plusvalor que las que se han impuesto al movimiento obrero chileno por el régimen militar y sin embargo la producción se derrumbó por entero en 1982. En general habrá recesión en tanto por alguna razón las importaciones caigan, particularmente las de bienes de capital y de bienes intermedios. Esto a su vez puede resultar de la necesidad de restaurar un cierto equilibrio en la balanza comercial, cuya tendencia al déficit es inherente al propio crecimiento. O puede resultar de la caída de la demanda de los países desarrollados por alguna crisis menor. No es que la tasa de ganancia no muestre en el país subdesarrollado ninguna tendencia hacia la baja, pero la mayor probabilidad es que mucho antes de que esa evolución se manifieste como una razón para no invertir, intervenga la recesión que finalmente termina restaurando la tasa de ganancia.

Es la caída de la tasa de ganancia en el centro lo que desencadena todas las contradicciones inherentes a la acumulación en el subdesarrollo en su forma más extrema. Por lo que la restauración de las condiciones de crecimiento depende del centro.

La crisis en el centro se proyecta no sobre el crecimiento en general sino sobre su forma en vigencia, lo que desde la óptica de las clases dominantes aparece cuestionado, en consecuencia, es esa forma y no la acumulación en general.

Durante los años ‘30s la caída de la producción en los países desarrollados hacía inútil el crecimiento de las exportaciones con vistas a servir a aquella producción, por lo que se gesta espontáneamente crecimiento relativo; pero con la crisis que se inicio a fines de los ‘60s, la producción para la exportación tiende a mostrarse impotente para continuar sosteniendo el nivel de crecimiento relativo alcanzado, lo cual da pauta a que se geste de nuevo crecimiento absoluto.

Los países que se aventuren por el camino del crecimiento absoluto a estas alturas del desarrollo de la producción capitalistas no pueden perder de vista que la composición del comercio internacional se ha desplazado hacia las manufacturas. La evolución de este tipo de crecimiento dependerá de si logran o no incorporarse a ese movimiento del comercio internacional. El éxito en este sentido preparará las condiciones para una nueva ronda de crecimiento relativo, en cuanto la producción para la exportación podrá ahora sostener mayores niveles de expansión económica.

Que la producción adopte las formas tan peculiares que se han discutido no es algo que se derive directamente de la dinámica del capital en general, y que por lo mismo pueda ser fácilmente abordado mediante el uso dogmático de la teoría general. Ellas se derivan de la naturaleza del subdesarrollo y proceden conforme a una determinada evolución histórica del sistema imperialista.

1 Es un centro de trabajo donde se diseñan procesos productivos y bienes nuevos, aun cuando puedan resultar de la mera redefinición de las propiedades de los ya existentes. Antes de materializar conocimiento nuevo es necesario producirlo, y el taller si ha de llevar a cabo su tarea de generar progreso, se ve compelido a desarrollar la ciencia, aun cuando éste no sea su objetivo. El taller de progreso, subsumido en la forma social del capital, es la forma de la organización capitalista del trabajo general.

2 Refiere a la subordinación producida con la innovación tecnológica que implica cada vez más fuerza productiva, eliminando tiempos muertos a la vez que subordinando nuevos atributos del trabajador.

3 Parte del valor de las mercancías producidas que no es retribuido a los obreros asalariados (Plusvalía = Valor producido por la Fuerza de trabajo - Valor de la Fuerza de trabajo). La producción capitalista no solo es producción de mercancías, es en esencia producción de plusvalor. Por eso persigue reducir el valor de cambio de las mercancías.

4 Pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor.

5 Ibid.

6 Es el que produce bienes de consumo: alimentos, ropa, etc.

7 Es el que produce los medios de producción.

8 Exceso de la plusvalía apropiada por un capitalista en virtud de la disminución del valor individual de la mercancía, producida en su empresa, en comparación con el valor social de esta mercancía.

9 Se da cuando la orientación económica general favorece la producción de exportación.

10 Se da cuando la orientación económica general favorece la acumulación orientada al mercado interno.

11 El capital, cit., T. III. Vol. 6, p 306.