PROPUESTA DE GUÍA DE ADMINISTRACIÓN EDUCACIONAL DEL EJERCICIO JURÍDICO DE LOS ESTUDIANTES DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE CIENFUEGOS

PROPUESTA DE GUÍA DE ADMINISTRACIÓN EDUCACIONAL DEL EJERCICIO JURÍDICO DE LOS ESTUDIANTES DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE CIENFUEGOS

Katiuska Hernández Fraga (CV)
Universidad de Cienfuegos

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1.5 Gestión educativa. Surgimiento de la gestión educacional en las Instituciones de la Educación Superior. La administración educacional.

Cualquier sistema de gestión es siempre parte integrante de un sistema mayor y complejo que condiciona sus características específicas. En el caso de las instituciones educativas, en las que se incluyen las Instituciones de Educación Superior (IES), la gestión está en función de la filosofía, objetivos, valores y principios que rigen el sistema educacional de una sociedad determinada y adquiere la denominación de gestión educativa.
La gestión educativa como disciplina es relativamente joven, su evolución data de la década de los setenta en el Reino Unido y de la década de los ochenta en América Latina. Desde entonces se desarrollan diversos modelos que representan formas de concebir la acción humana, los procesos sociales y el papel que juegan los sujetos en el interior de ellos. La gestión se dirige a la formación del ser humano y por ello, en el ámbito de la educación, el contexto interno, o al menos parte del contexto interno (los alumnos) tiende a mezclarse conceptualmente con el fin de la organización (Casassus, 2000, pág. 2).
Según el Dr. Francisco Durán García1 y la Dra. Nayra Pujals Victoria2 al retomar el criterio de Casassus, (Casassus, 2000, pág. 1) plantean que la gestión educativa se considera como la gestión del entorno interno de la entidad docente hacia el logro de sus objetivos y busca aplicar los principios generales de la administración al campo específico de la educación. El objeto de la disciplina es el estudio de la organización del trabajo en el campo de la educación por lo que está determinado por el desarrollo de las teorías generales de la gestión y el desarrollo de las teorías educativas. Le corresponde a la gestión educativa la operación y desarrollo eficiente de los procesos y recursos disponibles, la influencia consciente y sistemática sobre el colectivo de personas y el ser humano individual, con el fin de lograr resultados relevantes para la institución y la sociedad.
Resulta necesario aclarar que en la actualidad existe un amplio debate sobre los términos gestión educativa y administración educacional. Sin embargo, la gestión educativa va más allá, ya que se enmarca en el proceso de desarrollo estratégico institucional de manera integral y coherente, en el cual se definen objetivos, acciones y prioridades que comprometen a todos los actores institucionales de acuerdo al tipo de educación que se ofrece. Por su parte, la administración educacional se dirige a los elementos específicos para ordenar, sistematizar, controlar, ejecutar y racionalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje (Cortés Lutz, La administración educacional y gestión educacional, 2011). La visión moderna de la gestión educativa guarda en su interior dos situaciones que se complementan simultáneamente: una es la parte administrativa de cualquier actividad (administración educacional) y por otro lado lo académico (gestión académica).
A partir de lo analizado y a los efectos de acotar el alcance de la investigación, la autora de la misma se afilia al criterio de los doctores Francisco Durán García y Nayra Pujals Victoria, quienes, al seguir el criterio de Casassus, establecen la vertiente académica (gestión académica) y la vertiente administrativa (administración educacional) dentro del proceso de gestión educacional siendo la última el objeto de la investigación (Durán García & Pujal Victoria, Gestión educativa, 2008).
La gestión educativa no puede estar ajena a las políticas educacionales del país, pues de lo contrario no se prepara el ciudadano que reclama la sociedad. La concepción de la actividad universitaria como encargo social y su papel en la formación de profesionales se abre paso en la sociedad actual. En el presente la universidad no define su encargo social, sino que se encuentra condicionado por factores externos como la relación que existe entre estado-universidad, el impacto socioeconómico de la generación y difusión del conocimiento y el mercado donde el saber desempeña un papel protagónico (Tristá Pérez, Administración Universitaria, 2001, pág. 18).
Bajo tales condiciones, la visión de largo plazo de la universidad se sustituye por otra más inmediatista y utilitaria y las expectativas se transforman en metas. El impacto neto de las condiciones de contexto facilita la creación de disfuncionalidades entre la actividad universitaria y su forma de gestión tradicional y favorece el surgimiento de un modelo de gestión que satisfaga nuevos requerimientos de funcionamiento como: (Tristá Pérez, Administración Universitaria, 2001, pág. 17).

  • Trabajar con un alto nivel de orientación a metas específicas tanto en la actividad docente (cumplimiento de programas), como en la investigación (cumplimiento de contratos o proyectos).
  • Mayor agilidad en la toma de decisiones para enfrentar una dinámica de cambios determinada por factores externos no controlables.
  • Mayor significación del trabajo cooperativo para satisfacer los requisitos actuales de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en el manejo del conocimiento para la solución de problemas concretos.
  • Mayor coordinación y trabajo en equipo para satisfacer requisitos de racionalidad en el uso de los recursos y asegurar plazos y resultados.
  • Mayor direccionalidad académica para el cumplimiento de las metas, la coordinación del trabajo en equipo y la orientación del comportamiento.

Por lo antes expuesto, las exigencias tanto de respuestas oportunas al entorno, como de una mayor racionalidad en el proceso de toma de decisiones, impulsan la búsqueda de nuevos modelos de gestión universitaria con base en modelos administrativos que facilitan el desarrollo de la administración educacional en las universidades.

1.5.1 La administración educacional .

La acepción de gestión educativa aunque se encuentra estrechamente relacionada con el concepto de administración, se concibe como el conjunto de procesos, de toma de decisiones, y realización de acciones para llevar a cabo las prácticas pedagógicas, su ejecución y evaluación (Botero Chica, 2010). Por su parte, la administración educacional, se dirige a los elementos específicos para planificar, organizar, ejecutar y controlar el proceso de enseñanza-aprendizaje (Durán García & Pujal Victoria, Gestión educativa, 2008).
Resulta difícil esbozar una conceptualización sobre lo que es administración educacional, pues se encuentran tantas definiciones como teóricos se preocupan por el tema. Guillermo Cortés Lutz expresa que administración educacional es el conjunto de actividades interrelacionadas y encaminadas a coordinar los distintos recursos con los que se cuenta, sean materiales, financieros, tecnológicos o académicos3 con el fin de lograr los objetivos y metas trazados (Cortés Lutz, La administración y gestión educacional: elementos para ordenar, sistematizar y racionalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, 2010). Dentro del proceso se encuentran determinados períodos, momentos o funciones administrativas (planificación, organización, mando y control) que dan vida y eficacia al proceso de administrar.
Al seguir los criterios de autores nacionales de reconocido prestigio en el campo de la gestión educativa, como el Dr. José Manuel Ruiz Calleja, la Dra. Teresa Díaz Domínguez, el Dr. Pedro Alfonso Alemán y la Dra. Maricela González Pérez se afirma que la administración de cualquier actividad académica será aquella parte del proceso de enseñanza-aprendizaje que introduce los elementos de planificación, organización, mando y control con el fin de hacerla más precisa y efectiva para conseguir las metas propuestas (Ruiz Calleja, Díaz Domínguez, Alfonso Alemán, González Pérez, & González Fernández, 2008, pág. 22). Por la importancia de la gestión educativa para el buen desarrollo de la calidad de la docencia que se imparte en cualquier institución educativa, surge dentro de las IES (Lara Sierra, 2005).
Sin embargo, es necesario considerar que el contexto académico actual presupone una situación administrativa con características muy peculiares. Un simple trasplante de las técnicas y concepciones que son efectivas en otros medios con un mayor desarrollo administrativo como la administración de negocios o la administración pública, resulta difícil y a veces, contraproducente.
La concepción tradicional de administración, que se basa en una jerarquía, una ordenación clara de superiores e inferiores, en la que aquellos tienen más autoridad y por lo tanto pueden orientar, controlar y coordinar las activi­dades de los inferiores, no tiene la misma validez en las IES. En las universidades, el peso de los conocimientos especializados para la ope­ración y desarrollo del sistema, condiciona la existencia de otra base de jerarquía y autoridad: la autoridad profesional (La nueva dinámica de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo, 2009).
La introducción de técnicas administrativas en la gestión universitaria puede describirse más como un escalonamiento de acciones que como una transformación abarcadora; es el resultado en primera instancia, de la inexistencia de un modelo integrado de gestión institucional. Las técnicas administrativas educacionales se encuentran asociadas, además, con la necesidad de establecer marcos de legitimidad para su aplicación, con el fin de facilitar el manejo de las posibles acciones de resistencia de los actores.
Como parte de la gestión educativa, la administración educacional implica un impulso hacia el cumplimiento de las metas a partir de una planificación educativa, organización educativa, mando educativo y control educativo, para lo que resultan necesarios saberes, habilidades y experiencias sobre el medio que se opera. Es en dicho aspecto, donde las funciones propias de la administración son aplicables mediante la administración educacional al proceso de gestión.

1.5.2 La administración educacional en la IES. Su aparición en Cuba.

La necesidad de dirigir para cumplir los objetivos propuestos, puede diferenciar a los directivos de organizaciones no lucrativas, organizaciones lucrativas e instituciones. Sin embargo, muchas de las responsabilidades de los directivos son similares; por ejemplo, definir los objetivos y las tareas adecuadas para su cumplimiento, organizar el trabajo, ejecutar las acciones, desarrollar a las personas y controlar el trabajo realizado.
En el caso específico de las IES el interés por el desarrollo administrativo estuvo condicionado por determinados aspectos (Tristá Pérez, Administración Universitaria, 2001, pág. 7), ellos son:

  • Crecimiento de la escala de actividad de las instituciones, que incrementa significativamente la complejidad de su gestión.
  • Vínculo cada vez más estrecho entre los productos de la educación superior y el desarrollo económico y social del país que evidencia la exigencia sobre su eficacia.
  • Marcado interés en la racionalidad de los procesos y en la utilización de los recursos.
  • Necesidad de integración del trabajo docente y científico (interdisciplinariedad, transdisciplinariedad) y su proyección institucional como trabajo cooperativo.

Las situaciones descritas requirieren una actuación de enlace armónico entre las diversas actividades, para realizar las funciones generales de la administración que brotan de los movimientos de los organismos productivos. En ese escenario, surge una mayor preocupación por perfeccionar la administración universitaria y trabajar con las personas que hacen posible el trabajo de todos los demás y los integra en una cierta unidad institucional.
En correspondencia con la definición de administración que se ofrece y los contenidos propios de la actividad académica, se define la administración universitaria, criterio con el que se coincide, como la actividad de operar y desarrollar eficientemente la actividad docente, la investigación y la extensión, así como los recursos financieros, humanos y físicos vinculados con la misma, con el fin de lograr resultados definidos como relevantes para la institución y la sociedad (Tristá Pérez, Administración Universitaria, 2001, pág. 12).
Aunque se reconocen logros significativos en la administración educacional, factores como el insuficiente reconocimiento del carácter cooperativo de la actividad académica, el no profesionalismo de la mayoría de los administradores académicos, la existencia de términos para el desempeño de las distintas funciones directivas, crean cierto escepticismo sobre la necesidad de una teoría de la administración académica. El mérito científico-docente, por lo general, se sobrepone a las habilidades administrativas y desalienta el desarrollo de la teoría y las prácticas administrativas en las IES.
Lo anterior provoca que se hable de la carencia de una teoría administrativa consolidada de gestión universitaria. Sin embargo, no quiere decir que no pueda identificarse un modelo de gestión que, si bien no es resultado de una elaboración intelectual, resulta de un proceso histórico de construcción institucional de casi nueve siglos, que no puede ser ignorado en cualquier valoración que se realice sobre la universidad contemporánea.
El enfoque integral para desarrollar la ciencia de la administración en las actividades docentes que tienen lugar en las IES, es hoy un instrumento fundamental en las universidades cubanas. El mismo caracteriza en su esencia, el desarrollo como sistema de todas las influencias educativas que tienen lugar en la comunidad universitaria (Durán García & Pujal Victoria, Reflexiones sobre administración universitaria, 2009, pág. 7). Perfeccionar la administración educacional en la universidad representa la estrategia maestra principal de la Educación Superior Cubana. La acción constituye un todo armónico y coherente, donde el enfoque sistémico se presenta como una necesidad.
El modelo de gestión universitario aplicado a las IES en Cuba puede caracterizarse como un modelo descentralizado. El mismo se basa en la centralidad de las cuestiones estratégicas, a partir de las políticas que se derivan del interés social. Cada institución tiene un espacio amplio para implementar sus criterios de desarrollo institucional a partir de la perspectiva nacional y en estrecha relación con su entorno, así como la toma consecuente de las decisiones (Tristá Pérez & Martín Sabina, Gobierno y Gestión de la Educación Superior en Cuba, 2003).
La gestión descentralizada implica que las instituciones educativas cuenten con oportunidades y capacidades para tomar decisiones, así como realizar proyectos educativos propios, pertinentes y relevantes a las necesidades de los estudiantes y a los requerimientos de formación ciudadana y desarrollo local, regional y nacional. Lo anterior significa que no basta con mirar hacia dentro, es necesario consultar las necesidades del entorno (Botero Chica, 2010). El proceso de gestión parte de dos premisas básicas: la primera de ellas es el carácter sistémico e integrador del sistema educacional y su necesaria vinculación con las necesidades del país; y la segunda, es la responsabilidad estatal por la educación (Tristá Pérez & Martín Sabina, Gobierno y Gestión de la Educación Superior en Cuba, 2003).
Para lograr un mayor dinamismo en las universidades, se necesita fortalecer su estructura administrativa y lograr el establecimiento de un liderazgo fuerte capaz de mover a la universidad y sus actividades docentes como un todo en el camino al desarrollo y a la innovación. Las condiciones actuales demandan una reconceptualización del rol de los directivos universitarios en un sentido más proactivo, con capacidad para generar iniciativa y lograr la aceptación y el compromiso de los miembros de la institución.
La universidad cubana se convierte en una organización que funciona en la sociedad y genera impactos tanto en las personas que laboran en ella como sobre su entorno social y natural. Su responsabilidad social es el afán de responder de modo ético e inteligente por los impactos para que sean positivos y no negativos. Hacer de la universidad una comunidad socialmente ejemplar es beneficiarse de una doble fuente de aprendizaje: el estudiante aprende de la universidad su carrera pero también aprende de ella los hábitos y valores ciudadanos.

Conclusiones.

Al tener en cuenta lo analizado en el capítulo se consideran cumplidos los dos primeros objetivos específicos de la investigación y se arriba a las siguientes conclusiones parciales:

  • La administración se considera el proceso que influye sobre todo grupo social para alcanzar objetivos con uso racional de los recursos materiales y humanos disponibles mediante la planificación, organización, mando y control. La administración implica orientar, influir y motivar para que se realicen tareas esenciales donde juega un papel fundamental el factor tiempo.
  • Debido a la flexibilidad que caracteriza a la administración sus principios se adaptan a las necesidades propias de cada grupo social y se aplican a cualquier actividad que posea metas definidas y cuente con recursos materiales y humanos para cumplirlas.
  • Autores clásicos y neoclásicos como: Fayol, Unwick, Miner, Koontz y Weihrich consideran que las funciones administrativas de planificación, organización, mando y control no pueden faltar en el ciclo de dirección.
  • Aunque los términos administración y gestión no son sinónimos se encuentran vinculados. Lo esencial de ambos conceptos está en que se refieren al proceso de planear, organizar, mandar y controlar y se encaminan a alcanzar los objetivos con uso racional de recursos tanto financieros como humanos.
  • Cuando los principios, características y funciones administrativas se aplican en instituciones académicas como las universidades y adquieren carácter educacional se está en presencia del término gestión educativa.
  • La gestión educativa se enmarca en el proceso de desarrollo estratégico institucional de manera integral. Aquella comprende la gestión académica y la administración educacional dirigida a los elementos específicos de planificar, organizar, ejecutar y controlar las actividades docentes del proceso de enseñanza-aprendizaje.

1 Especialista en I Grado en Epidemiología, Especialista de II Grado en Organización y Administración de salud Pública, La Habana, Cuba.

2 Doctora en Ciencias Médicas, Especialista de II Grado, Profesora Titular, Escuela Nacional de Salud Pública, La Habana, Cuba.

3 Por recursos académicos se entiende fundamentalmente los profesionales de la educación, sus ideas, experiencias y capacidades puestas al servicio de la educación.