LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA. PRIMERA PARTE

LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA. PRIMERA PARTE

Raúl Quintana Suárez (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona

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3.- Las raíces de nuestra ideología: una propuesta de periodización.

Como paso previo, al tratamiento de las fuentes constitutivas de las raíces de la Ideología de la Revolución Cubana resulta  imprescindible, al menos para su más consecuente proyección metodológica, partir de una periodización que sirva de hilo conductor  a la exposición del contenido propuesto por el autor e igualmente de comprensión para el lector, dado que todo estudio del pensamiento requiere de su debida contextualización si reconocemos que las ideas de una época son expresión de la realidad política, histórica, económica e ideo-cultura de esa propia época.
Por supuesto que ello no obliga que al argumentar las fuentes ya reveladas de la ideología de la Revolución Cubana, sea necesario recorrer cada una de  las etapas y sus respectivos períodos, ya sea que  por los límites espaciales de esas ideas, en nuestro decursar histórico, no lo hagan posible, o que por  la índole y objetivo del trabajo, a criterio del autor, ello no sea necesario.
Como toda periodización esta se construye a partir del criterio personal de su autor, que generalmente puede o no coincidir con el de otros estudiosos del tema, lo que en definitiva siempre resulta beneficioso, pues  las discrepancias  sirven de indicadores fiables, generalmente, para el hallazgo más aproximado a la verdad.

3,1.- Etapa colonial  (Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, hasta  1ro de enero de 1899.
3, 1, 1.- I período  Antecedentes necesarios en la formación de nuestra identidad. Siglos XVI hasta últimas décadas del siglo XVIII. Breve caracterización:

Abarca la introducción  y gradual consolidación en la sociedad colonial de las instituciones, legislaciones, filosofía y  cultura feudales o semi feudales entonces imperantes en la metrópoli, notoriamente rezagada con respecto a  la gran mayoría de los países europeos, que ya avanzaban por el camino del capitalismo promotor de la revolución industrial y de la expansión del comercio. El oscurantismo teologicista e inquisitorial, la intolerancia a toda idea  portadora del progreso y en consecuencia, la imposición de la escolástica, como filosofía, método y concepción pedagógica, convertía a la ciencia en vasalla de la teología. Los niveles de educación de la inmensa mayoría de la población eran deplorables. Consecuencia del genocidio de la población autóctona se inicia desde los siglos XVI, XVII hasta mediados del XVIII la trata de esclavos africanos. Se va conformando gradualmente la economía de plantación, basada en el trabajo esclavo principalmente en las ramas cafetalera, tabacalera y azucarera. La ganadería ocupa un lugar importante en la economía colonial, así como la producción naviera, particularmente en  astilleros  ubicados en las cercanías al puerto de La Habana. Surgen  los primeros núcleos poblacionales de alguna importancia, a partir de las primeras villas fundadas desde el siglo XVI, particularmente: Baracoa (15 de agosto de 1511), Santiago de Cuba (1515), Bayamo (5 de noviembre de 1513); Puerto Príncipe (Camagüey), Trinidad (principios de 1514); Sancti Spíritus (originalmente en junio de 1514 y en 1522 traslada a las márgenes del río Yayabo) y La Habana (originalmente en 1515 en la costa sur y trasladada en  1519 a su ubicación actual). Posteriormente se fundan otros núcleos s poblacionales que adquieren importancia ya sea por su ubicación geográfica junto a importantes puertos y bahías o a la especificidad de su economía, como Holguín, Matanzas, Cienfuegos, Pinar del Río y otras tantas. Ya  desde la primera mitad del siglo XVIII se va consolidando  la clase de los ricos hacendados criollos, con una  cultura adquirida en gran medida en  centros educacionales extranjeros, lo que permite que en su seno se  vayan forjando aquellas personalidades que van a representar el reformismo ilustrado liberal de gran significación en el próximo período, que se inicia en las últimas décadas de la propia centuria.

3, 1, 2.- II período. Reformismo Liberal Ilustrado. Desde últimas décadas del siglo XVIII, hasta 10 de octubre de 1868, inicio de la guerra de independencia). Breve caracterización:

La notable influencia de las ideas nacidas en trascendentes  hechos históricos como la Revolución Industrial  (II mitad del siglo XVIII hasta inicios del XIX, particularmente en Inglaterra, que se extiende posteriormente a otras naciones y continentes); la Independencia de las antiguas 13 colonias inglesas (1783); el  pensamiento ilustrado inglés y Francés Siglos XVII y XVIII); la Revolución Burguesa Francesa (1789 a 1794); la Revolución en Haití (1791-1804); los movimientos independentistas en América Latina (primera mitad del siglo XIX) así como los documentos programáticos originados por estos significativos hechos históricos, particularmente en cuanto a derechos humanos plasmados en sus constituciones, lo que necesariamente influye de manera significativa en las ideas de los pensadores más notables de la creciente oligarquía nacional, que a partir de la debacle de la industria azucarera y cafetalera de la vecina nación, acrecientan considerablemente sus fortunas. Parejamente el inicio de las guerras de independencia  en el continente, lideradas por personalidades de la talla de Simón Bolívar, San Martín y OHiguins, de lúcido pensamiento ético político. No menos significativo en el nacimiento del reformismo liberal en Cuba lo constituye la implementación del llamado Despotismo Ilustrado, preconizado por la monarquía carlista e instrumentada por sus destacados ministros, que favorece la fundación en Cuba de la Sociedad Económica de Amigos del País (1793), la aparición del primer periódico propiamente literario, en Cuba, El Papel Periódico de la Havana (5 de febrero de 1792) y el arribo a Cuba de Don Luís de Las Casas, como Capitán General (1790), favorecedor de  la apertura de la colonia en los aspectos económico y cultural a horizontes más promisorios así como el nombramiento del progresista obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa (1800-1832), quien estimuló el enfrentamiento al escolasticismo, entonces imperante particularmente en la educación. Este período más que ilustrar una tendencia política en el seno de la colonia, impulsa y consolida el fecundo, a la vez que complejo proceso de formación de nuestra identidad cultural y, con el protagonismo de personalidades, que a partir de diversas concepciones ideológicas, desde el reformismo, el anexionismo o el independentismo, pensaron por primera vez como cubanos, con sus propios intereses y objetivos y que desde diferentes ópticas y a partir de múltiples esferas del saber, propiciaron el progreso de la entonces colonia.  son conocidas en Cuba, aunque sin estimular los afanes independentistas de los ricos criollos, temerosos de las secuelas para su fortuna  de una revolución similar en Cuba. Ya en este período, desde inicios del siglo XIX se producen incipientes movimientos independentistas, prontamente aplastados por las autoridades coloniales, generalmente vinculados a aspiraciones abolicionistas y no apoyados por la  poderosa clase de los ricos hacendados criollos. El sacerdote patriota Félix Varela y Morales, desde las páginas del  periódico El Habanero 1824-1826), desde su exilio en Estados Unidos, es el primero que valora que el único camino posible, en ese contexto, es la independencia política de Cuba.  Este período más que meramente ilustrar una tendencia política en el seno de la colonia, impulsa y consolida el fecundo, a la vez que complejo proceso de formación de nuestra identidad cultural y nacional, con el protagonismo de personalidades, que a partir de diversas concepciones ideológicas, pensaron por primera vez como cubanos, con sus propios intereses y objetivos y que desde diferentes ópticas y a partir de múltiples esferas del saber, propiciaron el progreso de la entonces colonia.

3, 1, 3.- III período: Inicio de las luchas por la independencia. Desde el 10 de octubre de 1868 hasta febrero de 1878, en que se firma el Pacto del Zanjón.Breve caracterización:

La miope política colonial  y su sistemático proceder de hacer oídos sordos a los reclamos  reformistas, su abusivo sistema de exacciones fiscales, el establecimiento monopolizador del comercio, la torpe intolerancia política y religiosa  y su indiferencia ante el  atraso educacional de sus habitantes y la permanencia de instituciones de marcado carácter semifeudal, inoperantes en las condiciones de la época, condujeron al nacimiento de las corrientes políticas del anexionismo primero (1845 hasta 1865) y del independentismo después. Con el alzamiento liderado por Carlos Manuel de Céspedes y otros hacendados criollos de la región oriental del país, de fortunas más modestas que los de las provincias occidentales y donde la cuantía de esclavos era significativamente menos numerosa. En el transcurso de la guerra nace la República en Armas; el Ejército Libertador, forja de innumerables héroes populares; la aprobación el 10 de abril de 1869 de un instrumento jurídico de alto valor patriótico como la Constitución de Guáimaro; la instauración de la Cámara de Representantes  conformadora del poder civil, con grandes atribuciones; la prensa revolucionaria afín a ese ideal liberacionista y particularmente, el protagonismo de un cúmulo de personalidades de un pensamiento relevante en la esfera de las ideas y los valores, que aún nos trascienden. La corriente independentista, dentro del pensamiento político en la época, era portadora como uno de sus contenidos más loables, de sus aspiraciones a la  soberanía nacional, el abolicionismo de la inhumana esclavitud a partir del reconocimiento como hombres libres a todos los habitantes del país, sin distinción de raza, sexo, creencias o condición económica;  el respeto a los derechos del hombre y la igualdad plena de la mujer, entre otras. Diversos factores, como el regionalismo y la división en el seno de las filas revolucionarias, condujeron a la humillante firma del Pacto del Zanjón, el 10 de febrero de 1878, que no concedió ninguna de las dos demandas fundamentales que condujeron a la guerra: la independencia y la abolición de la esclavitud. Como símbolo de la intransigencia revolucionaria ante claudicaciones vergonzosas se produce la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878 (24), en la que Antonio Maceo y un grupo reducido de oficiales, opuestos al cese de las hostilidades, le expresan al general Martínez Campos, los motivos patrióticos de su decisión de continuar la lucha. Aunque truncos sus deseos por diversos motivos, el gesto queda en nuestra historia como ejemplo imperecedero de una irreprochable conducta ético-política.

3, 1, 4. - IV período: La Tregua fecunda. Desde el 15 de febrero de 1878 hasta el 24 de febrero de 1895. Breve caracterización:

Este relativamente prolongado espacio de tiempo entreguerras, sabiamente denominada como de tregua fecunda, tiene sus particulares especificidades. Por una parte estimula a los más pesimistas y conservadores a asumir las posiciones del claudicante autonomismo y es a su vez testigo del batallar incesante de José Martí por unificar voluntades, entre los veteranos de la anterior guerra y las nuevas generaciones, que piden su lugar en la trinchera de combate y que el Apóstol denomina acertadamente como “pinos nuevos”. Al mismo tiempo despliega su laborar infatigable mediante innúmeros  escritos y discursos, entrevistas y exhortaciones insufladas de optimismo y reclama, planifica, organiza, recauda y salvaguarda los recursos necesarios para la nueva contienda, donados particularmente por la inmigración más modesta. En aras de la unidad revolucionaria funda el periódico Patria el 14 de marzo de 1892 y unos meses más tarde, el Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril de ese propio año. Sus aportes a la formación de nuestra ideología, se nutren, ya sea en su diario bregar, primero desde el destierro en tierra española, apenas un adolescente recién liberado de presidio en las canteras de San Lázaro, posteriormente en su arribo  a México, donde se destaca por su patriótica labor periodística; su peregrinar por Centroamérica y Venezuela, donde alterna en su labor como maestro y periodista y el inicio de su exilio neoyorquino, que deja como invalorable legado sus crónicas a diarios continentales, escritos y antológicos discursos, así como la culminación, ya en la medianía de la década de los noventa, los preparativos finales para la nueva contienda  hasta su caída en combate, en tierra cubana el 19 de mayo de 1895. En este período se fundan las primeras organizaciones y periódicos  defensores de los derechos de los trabajadores, muy vinculados entonces al gremialismo, marcados inicialmente por el ideario anarco-sindicalista, de gran pujanza entonces en la península y traído a Cuba por líderes como Saturnino Martínez y particularmente Roig de  San Martín. Éste último evolucionará de posiciones políticas reformistas al independentismo. No es de extrañar que el primero de mayo de  1890  se  celebre por primera vez en Cuba el Día Internacional de los trabajadores y dos años más tarde, se efectúe en La Habana, el primer congreso obrero del que se tenga constancia en  nuestra patria..

3, 1, 5.- V Período: la Guerra necesaria. Desde el 24 de febrero de 1895 hasta el 1ro de enero de 1899. Breve caracterización.

El inicio de la última gesta independentista en la época colonial, el 24 de febrero de 1895, propició la profundización en la conciencia nacional, frente a las actitudes de autonomistas y los sempiternos anexionistas. La muerte en combate de José Martí, el 19 de mayo de 1895 y del Mayor General  Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1896, resultaron traumáticos  para los patriotas cubanos auque en cierta medida motivó a la continuidad de la lucha, enfrentados a serios peligros y amenazas. La primera de ellas el acecho del gobierno de los Estados Unidos, en busca de la oportunidad propiciatoria para la intervención y cumplimentar la secularmente anhelada anexión, todo ello, disfrazado de una retórica engañosa, supuestamente democrática y solidaria con el pueblo de Cuba. En la contienda surgen nuevas figuras y otras consolidan aún más su prestigio, como  Máximo Gómez y Calixto García, por solo mencionar las más representativas. La campaña invasora del General Antonio, casi al inicio de la contienda, dejó asombrado al mundo, por la pericia militar desplegada, no obstante la desigualdad numérica y logística entre los dos ejércitos en conflicto. No obstante la llamada Reconcentración del Capitán General Valeriano Weyler, que costara la vida de decenas de miles de humildes campesinos, víctimas del hambre y las epidemias, la decisión de lucha de nuestro pueblo, al margen de apóstatas, oportunistas y traidores, se mantuvo firme. El ejército español, ya en los años finales de esa década estaba irremediablemente derrotado, carente de los recursos humanos, materiales y sobre todo morales, para continuar la contienda. La guerra, extendida ya a todo el país, permitía prever el fin próximo del dominio español en Cuba. La promulgación de las constituciones mambisas de Jimaguayú, el 16 de septiembre de 1895 y de la Yaya, el 29 de octubre de 1897 dieron continuidad a la fundamentación jurídica de la República en Armas.  Ya cercana la victoria, que tanta sangre y sacrificio costase al pueblo cubano una poderosa amenaza se cernía sobre nuestro pueblo.

3, 1, 6.- VI período: Primera ocupación norteamericana. Desde el 1ro de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902. Breve caracterización:

Con taimada paciencia, casi desde su propia fundación, ya iniciado el siglo XIX, representativas figuras políticas norteamericanas expresan abiertamente sus criterios favorables a la anexión de nuevos territorios, incluida particularmente la entonces colonia española de Cuba, privilegiada por su estratégica ubicación geográfica y sus apetecidos recursos naturales.
La teoría de la fruta madura formulada por John Quincy Adams así como su concepción del Destino Manifiesto, que se puede interpretar como “América para los americanos”  junto a las numerosas gestiones de esa nación ante el gobierno de Madrid para adquirir mediante compra el territorio cubano, atestiguan este avieso proceder. Con ese propósito fomentaron por todos los medios posibles la corriente política del anexionismo en la nación caribeña y que alcanzase gran auge entre 1845 y 1865, particularmente entre los ricos hacendados azucareros cubanos, defensores a ultranza del esclavismo y de sus  intereses económicos de clase.
El 18 de abril de 1898, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la llamada “Resolución Conjunta (Joint Resolution)” donde se expresaba, en farisaica retórica, el derecho indeclinable del pueblo cubano de alcanzar su plena independencia.
Utilizando como pretexto la  explosión del acorazado “Maine” en el puerto de La Habana, en misteriosas circunstancias, unos meses antes, en febrero del propio año, se inmiscuyen en  la contienda librada por el Ejército Libertador contra España, cuando esta estaba prácticamente derrotada, y erigiéndose como única nación victoriosa, firma el Tratado de París el 10 de diciembre de 1898. Como supuesta “ayuda” al  pueblo cubano, interviene con sus tropas militares en la colonia antillana el 1ro de enero de 1899, no abandonando el país hasta el 20 de mayo de 1902, con la fundación de la República mediatizada, una vez impuesta a la Constitución de 1901 la ominosa Enmienda Platt (25) con el pretexto de salvaguardar sus intereses en nuestra patria. Patriotas integrantes de la Asamblea Constituyente como Juan Gualberto Gómez, Manuel Sanguily y Salvador Cisneros Betancourt se destacan por su rechazo a la misma, desenmascarando sus verdaderos y espurios propósitos.