LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA. PRIMERA PARTE

LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA. PRIMERA PARTE

Raúl Quintana Suárez (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona

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2.- La ideología: las múltiplas aristas valorativas  de su conceptualización.

Desde diferentes puntos de vista debemos como intento  preliminar, el ser capaces de indagar en el concepto matriz en que se basamenta   este libro, con la flexibilidad y tolerancia necesaria que no nos incite a rechazar las  valoraciones ajenas, ni sacralizar o dogmatizar las  propias, sin  otorgar  el prudente espacio a la sana discrepancia. La conciencia, espejo del decursar socio histórico, por el que transita la existencia de la humanidad, está plagado de necesidades, intereses, cosmovisiones y creencias que, lo mismo nos unen y congregan en pos de un objetivo común, matizado de virtudes y actos heroicos, paradójicamente, de igual forma, concita a la disgresión y enfrentamiento, en profundos conflictos, que encuentran su materialización en guerras, genocidios, exclusiones, razzias inquisitoriales y falsos paradigmas democráticos. El homo sapiens logra, en su larga evolución, ser monopolizador del raciocinio,  sentimientos, capacidad y voluntad transformadora de la realidad, tanto espiritual como material, que le permite, hasta límites asombrosos, aunque no infinitos, el dominar la naturaleza, acorde  a sus intereses y necesidades, a la par que de sus ambiciones y vanidades. Sobre las ideas de muchas generaciones se erige el mundo en que vivimos, producto de sus grandezas e imperfecciones, pero no obstante, universo mágico, donde la ciencia y las luchas sociales reivindicadoras de derechos, ejercen un  especial liderazgo, sin lograr opacar el poderío de la espiritualidad, reservorio inagotable de imperecederos  valores.

2, 1.- Una aproximación a su conceptualización.

No es posible abordar temática tan compleja sin llegar a una conceptualización del término ideología que adquiera un mínimo probatorio de consenso. Partamos al menos de considerar que el mismo es formulado por primera vez por Destutt de Tracy, en su obra Memoria de la facultad de pensar, escrita en 1796   quien la conceptualiza como la…“…ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, así como las relaciones con los signos que las expresan”.  (7)
Tomando como fundamento la teoría del conocimiento marxista-leninista, que es de todas las corrientes filosóficas la más cercana a una fundamentación científica vinculada a esta compleja problemática,  se entiende como conciencia social el reflejo subjetivo de la realidad objetiva, en el cerebro humano, en forma de ideas, criterios, valoraciones, conocimientos, emociones, juicios y conceptos, que podemos interpretar asimismo como psiquis, realidad subjetiva o mundo espiritual entre otras. Ello nos obliga a realizar algunas especificaciones. Para la gnoseología marxista existen cosas fuera e independientemente del hombre, por lo que la fuente y el contenido del conocimiento no residen en el hombre mismo, sino fuera de él. En el curso de su vida  éste incorpora progresivamente esos conocimientos, producto del reflejo de la realidad circundante, convirtiéndolos en objeto de su multifacética actividad transformadora. Al respecto se puede afirmar que no existe una barrera infranqueable entre el fenómeno y la esencia del objeto, ni entre el objeto y el sujeto del conocimiento. La diferencia consiste realmente entre lo conocido y lo desconocido. El reflejo cognoscitivo es por tanto una reproducción ideal, una imagen más o menos adecuada del objeto. Esa imagen es inseparable del objeto, y su correspondencia con él es sólo aproximada, ya que la realidad en desarrollo es más rica que su reflejo en la conciencia humana. Por tantoel conocimiento, en tanto reflejo, no es pasivo, sino activo y creador enriquecido constantemente por la actividad histórico-práctica del sujeto social.
La introducción de la idea del desarrollo, en el proceso cognoscitivo, constituye uno de los aportes fundamentales del marxismo a la teoría del conocimiento y su esencia  es formulada por Lenin  cuando afirma el…."... no suponer jamás a nuestro conocimiento acabado e invariable, sino analizar el proceso gracias al cual el conocimiento incompleto e inexacto llega a ser más completo y más exacto". (8)
Lo que permite la perfectibilidad cognoscitiva, la validez  de nuestras ideas y las posibilidades reales de una aplicación de las mismas, en la solución de diversas problemáticas,  conducentes a los resultados lo más próximos posibles a nuestras expectativas, de probatoria validez.
El carácter de la práctica como principio, fin y criterio de la verdad en el proceso del conocimiento resulta igualmente factor imprescindible a tener en cuenta al adentrarnos en el estudio de la ideología.  Reconozcamos como verdad al reflejo mas o menos fiel de la realidad por el hombre, dado que nunca será totalmente exacto, dada la riqueza y multiversidad de la propia realidad objetiva; lo que no supone la imposible asequibilidad al  conocimiento verdadero, a través de instrumentos creados por el hombre y particularmente de su racionalidad, donde se centra su mayor poderío.
Todo conocimiento nace de una necesidad práctica del hombre, en su actividad transformadora la realidad, que éste humaniza al incorporarla a su saber y dominio. A su vez todo conocimiento se adquiere con un fin, para satisfacer determinadas necesidades humanas y solo en la propia actividad práctica este resulta o no validado. Representado gráficamente apreciamos como:

Es dable tener en cuenta que la Teoría de la actividad marxista-leninista se nos ofrece como instrumento teórico-práctico de  valía probada en el proceso de otorgamiento a nuestras ideas de la verosimilitud necesaria, para su aplicación con un mínimo margen de errores, que nos distancie de la reiterada tendencia voluntarista, que nos aparte del objetivo deseado, sustituyendo deseos por realidades. Teoría de la Actividad, que se puede graficar en el siguiente esquema:

En tal sentido la ACTIVIDAD, en tanto forma de existencia, desarrollo y transformación de la realidad, se  define como una  forma específicamente humana de relación activa con el mundo circundante cuyo contenido es su cambio y transformación  racional. Por otro lado, el  SUJETO,  como categoría filosófica, designa al HOMBRE socio-históricamente determinado, no en abstracto,  portador de la práctica social.  Este en sus distintas determinaciones se expresa como hombre individual, grupo, clase o sociedad. En tanto el  OBJETO es aquella parte del MUNDO que se humaniza, que el hombre  integra a su realidad mediante la práctica social. En este sentido el hombre conoce el mundo en la medida que lo transforma de acuerdo a sus necesidades
La actividad cognoscitiva constituye por su propia índole  una forma esencial de la actividad espiritual del hombre dado que condicionada por la  práctica, refleja la realidad y la reproduce en forma de conocimiento que se expresa en principios, leyes, categorías, hipótesis, teorías, etc.
En el proceso de  reproducción ideal del mundo material, el hombre no sólo refleja los objetos tal como existen,  con independencia de sus necesidades e intereses, sino que, además, los enjuicia desde el punto de vista  de la significación que estos objetos poseen para él. No hay valoración sin conocimiento. Sin embargo, tan válida como ésta es también la  tesis de que no hay conocimiento sin valoración.  En este proceso el reflejo cognoscitivo de la realidad siempre es mediado   directa  o   indirectamente  por   los procesos valorativos. El hombre no es un espejo que reproduce con absoluta indiferencia el mundo existente fuera de él, sino que también lo interpreta y valora, con su carga inevitable de subjetividad.
En cuanto a la actividad comunicativa podemos expresar que el lenguaje, en sus diversas formas, como envoltura material del pensamiento, surge como producto de las relaciones sociales entre los hombres, en el proceso del trabajo, solo como resultado y necesidad en el  proceso de actividad práctica transformadora. Este le permite al hombre materializar sus ideas, transmitirlas y fundamentarlas.

2,2.- ¿Qué entender como ideología?

 Karl Marx enriquece el concepto de ideología al  incorporarle un contenido epistemológico superior  al conceptualizarla como  conjunto de las ideas que explican el mundo en cada  contexto social específico a partir de sus distintivos modos de producción, para lo cual relaciona dialécticamente los conocimientos prácticos necesarios para la vida con el particular sistema de relaciones sociales imperantes. Ello lo lleva a expresar en su conocido Prologo a su libro Contribución a la crítica de la economía política Marx como…”…el conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. (9)
Lo que nos permite enfatizar en que la conciencia  no es solo producto de la existencia del cerebro y de un sano sistema nervioso, que constituye por supuesto un requisito básico para su  imprescindible existencia, sino además y particularmente, de las particulares relaciones sociales que contextualizan el momento de su construcción y de la propia condición gregaria de nuestra especie.
La conciencia social en todas las sociedades que se han sucedido en la historia aparece mediante las siguientes formas fundamentales: conciencia   política,  conciencia jurídica, moral, religión, ciencia, concepciones artísticas y filosofía.  A la que pudiésele agregar, por determinado consenso de no escasos especialistas, la conciencia económica.
Las formas de la conciencia social, como reflejo subjetivo de la realidad objetiva, constituyen un cuadro único de la vida espiritual de la sociedad estrechamente interrelacionadas. Al propio tiempo cada una posee sus rasgos propios, ya que expresan relaciones y acciones específicas de los hombres, en su rango diferenciado al igual que único, de la producción espiritual. Con ello se patentiza el particular interés de la filosofía, al  abordar las peculiaridades de la conciencia social y por ende de la ideología, contrario, a ciencias particulares como la psicología o psiquiatría, pero sin obviarlas, su arista eminente social, de la cual es origen y resultado.
Cada forma de la conciencia social, como reflejo específico del Ser Social, existen en estrecha interacción, constituyendo en conjunto los componentes de la ideología, aunque se tienda a absolutizar, sin obviar su extraordinaria importancia, la política. De igual manera, en cada una de ellas existen tres niveles de profundización del reflejo de la realidad: la conciencia cotidiana, la psicología social y la ideología, ya en un grado superior de elaboración.
El papel de las ideas siempre que se sustentan en valores trascendentes, desempeñan un papel  determinante en la ejecutoria de las masas populares y los dirigentes que las lideran en su lucha contra cualquier tipo de rémora que intenta frenar el indetenible progreso social.
Como nuestro Apóstol expresara, con su peculiar  y excepcional clarividencia política…”…trinchera de ideas valen más que trinchera de piedras”. (10) y que Fidel Castro enfatizara en fecha tan lejana como 1960 de que…“…si los propósitos y los ideales que estamos llevando adelante en nuestra patria, si la semilla que estamos sembrando hoy la cuidamos celosamente, si las ideas que estamos sembrando hoy las cuidamos celosamente, si los principios que estamos estableciendo hoy los cuidamos celosamente, si la moral revolucionaria que estamos implantando hoy la cuidamos celosamente, dentro de 40 años, lejos de ser más débiles, estos ideales serán más fuertes.
Esta Revolución Cubana presenta muchas características que no hemos presenciado en otras revoluciones.  La corrupción de los revolucionarios ha sido frecuente en otras revoluciones, el debilitamiento de los ideales ha sido frecuente en otras revoluciones. Y nosotros aspiramos a que en nuestra Revolución la moral y los ideales sean cada vez más puros, a que la conducta de nuestros hombres sea cada vez más recta, a que el fervor de nuestro pueblo sea cada vez mayor [...] Los enemigos de la Revolución saben que si actuamos bien, jamás tendrán oportunidad de volver a apoderarse de la patria, y muchas cartas se han estado jugando contra nuestra Revolución, muchas formas se han estado usando contra nuestra Revolución para debilitarla o desacreditarla”. (11)
 Para el doctor Miguel Limia David, reconocido investigador cubano acerca de esta temática…“…para plantear adecuadamente el problema de la ideología de la Revolución Cubana es imprescindible tener en cuenta como punto de partida que toda ideología es una entidad de índole espiritual sistemática, teórica, que toma cuerpo en las relaciones entre los individuos a través de la correspondiente actividad social. Constituye un complejo sistema de puntos de vista e ideas donde se concientizan y valoran las relaciones de las personas hacia la naturaleza y entre sí. Por ello porta modelos relativos a la constitución de la realidad social, del individuo y de la actividad hacia el mundo, así como programas de actividad encaminados a consolidar o modificar el mundo existente”.  (12
A su vez, para el investigador Darío Machado Rodríguez, enfatizando en sus raices más que en su conceptualización en sí,  la ideología de la revolución cubana… “…es martiana, marxista y leninista, se inscribe en la tradición socialista y comunista del pensamiento social. Pero no es menos cierto que durante decenas de años en la práctica política de la revolución cubana se asumía que nuestra ideología era el marxismo-leninismo, lo cual se identificaba con los contenidos considerados bajo esta denominación por los institutos políticos e ideológicos de la URSS y los países socialistas de Europa del Este. No faltaba razón cuando se establecía ese paralelismo porque como se afirma al inicio, la ideología de la revolución cubana es marxista y es leninista en tanto asume importantes principios y valores fundamentales sintetizados por los fundadores del marxismo y por Lenin. El asunto estribaba en que a la hora de comprender el funcionamiento de la ideología en la sociedad cubana no siempre se prestaba suficiente atención al proceso de ideas vivo, realmente existente en la sociedad cubana, algo advertido hace años por Fidel cuando afirmó que la ideología es conciencia y actitud de lucha”. (13)
Al respecto se proclama en los documentos aprobados en el I Congreso del PCC, como…”… con la aparición del marxismo surge la primera y única ideología consecuentemente revolucionaria y científica en la historia de la sociedad”. (14) 
Afirmación tan rotunda está lejos de ser aceptada por otros muchos investigadores y especialistas. En la divulgada Wikipedia.com , a la que tienen acceso por Internet millones de personas, se valora  a esta como el…”… conjunto de ideas existentes sobre la realidad, sistema general o sistemas existentes en la práctica de la sociedad respecto a lo económico, lo social, lo científico-tecnológico, lo político, lo cultural, lo moral, lo religioso, etc. y que pretenden la conservación del sistema (ideologías conservadoras), su transformación (que puede ser radical y súbita, revolucionaria, o paulatina ideologías reformistas), o la restauración de un sistema previamente existente (ideologías reaccionarias) [...] Hablamos de ideología cuando una idea o conjunto de ideas determinadas interpretadoras de lo real son consideradas como verdaderas y son ampliamente compartidas conscientemente por un grupo social en una sociedad determinada. Tales ideas se convierten en un rasgo fuertemente identitario, de forma similar a la religión, la nación, la clase social, el sexo, partido político, club social, etc. y se forman tanto en grupos pequeños y cerrados como las sectas o grupos mayores y abiertos como partidarios de un equipo de fútbol...”.  (15) 
En este caso no se identifica a la ideología como producto de su construcción por una clase social, afín a sus propios intereses, particularmente económicos, sin subestimar otros también esenciales más bien insertado en el mundo espiritual del hombre. A su vez contradictoriamente se le otorga carácter de individualidad, que permite tantas ideologías como sujetos de actividad.
Por el contrario Karl Marx y Federico Engels valoran en su célebre obra “La Ideología Alemana. Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, Bruno Bauer y Stirner y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas” como…”…la producción de las ideas y representaciones de la conciencia aparece al principio entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía aquí como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc [...] La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real”  (16)
Lo que nos hace retornar a la afirmación de Marx en su clásico Prologo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política” de que los hombres lejos de vivir como piensan, piensan como viven, producto de valorar su conciencia como reflejo de la realidad objetiva donde desarrollan su actividad. En las innumerables definiciones, conceptualizaciones y valoraciones sobre la esencia del término ideología y de sus connotaciones en no escasas ocasiones se excluye un aspecto fundamental. Su estrecha relación con las divisiones sociales del trabajo, el surgimiento de la propiedad privada nacida de la apropiación por determinados individuos del excedente ya posible de producción y consecuentemente de las clases sociales y sus antagonismos,  hacen necesario el propio surgimiento del estado, como supuesto regulador de tales conflictos pero en realidad instrumento al servicio de la clase dominante, todo ello  producto de un gradual y complejo proceso enjundiosamente explicado por Federico Engels en su escrito “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. Ya valoró hace siglo y medio como…”… el estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del estado y su poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del estado una necesidad [...] la civilización es pues el estadio de desarrollo  en que la sociedad, la división del trabajo, el cambio entre individuos que de ellos se deriva y la producción mercantil que abarca a uno y otro, alcanzan su pleno desarrollo y alcanzan su pleno desarrollo y ocasionan una revolución en toda la sociedad anterior. (17) 
Solo entonces aparece la ideología, que tiene como portadora a cada clase social,  como reflejo en las mismas de esas propias contradicciones objetivas, en forma de ideas políticas, éticas, éticas, jurídicas, religiosas, filosóficas, científicas y por supuesto, económicas. No obstante en general se percibe la ideología específicamente en su connotación política, que acorde al objetivo de nuestro trabajo  adquiere particular importancia si la adscribimos a lo concerniente al pensamiento ético-político, lo que no significa verla desvinculadas de sus mutuas interrelaciones con las otras esferas, lo que no es posible.
En sus muchas acepciones se conceptualiza la política   como….”…actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad. La utilización del término ganó popularidad en el siglo V A.C., cuando Aristóteles desarrolló su obra titulada justamente Política. El término proviene de la palabra griega polis, cuyo significado hace alusión a las ciudades griegas que formaba los estados donde el gobierno era parcialmente democrático” (18).
 En ocasiones se la valora como rama de la moral, sin abandonar el criterio de obviar su carácter clasista y enfatizando en la concepción conocida de Rousseau acerca del estado como contrato social y mediador imparcial. En esa limitada visión… “…la política es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva, es un quehacer ordenado al bien común. Algunos autores presentan al uso legítimo de la fuerza, como la característica principal de la política. Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente. Esta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común”. (19)
Muchos autores célebres se han dedicado al análisis del accionar político. Para Confucio, existe una estrecha relación entre el buen desempeño como gobernante con la aptitud ética,  al considerar que solo un hombre virtuoso debe tener autoridad. Para Platón todos los sistemas políticos son corruptos por naturaleza por lo  que el gobierno debía recaer en una clase educada para esa actividad, como eran en su criterio los filósofos. Por otra parte, Aristóteles asegura que la política es intrínseca a la naturaleza del hombre, por lo que es necesaria para vivir en plenitud moral. A su vez el controvertido Nicolás Maquiavelo valora, como reflejo de su época, que el fin justifica los medios, resumiendo una postura consistente en acceder a posiciones de poder mediante la utilización de subterfugios. Thomas Hobbes hace alusión a un hipotético estado de la naturaleza en que los hombres disfrutarían de una libertad absoluta, que inevitablemente tendría como consecuencia  confrontaciones constantes, que harían necesario un contrato social. John Locke por el contrario se opuso a que el estado de naturaleza implicase una constante lucha mientras que  Jean-Jacques Rousseau enriquece la idea de pacto social desarrollada por Hobbes y Locke y que constituye el núcleo central de su teoría social. John Stuart Mill enaltece a la democracia como un gran avance en el decursar histórico, y por último, Karl Marx nos reveló que toda forma de gobierno y por ende de estado, siempre expresa los intereses de una clase dominante. (20)
No puede faltar la visión teologicista de la misma. En este caso se ejemplifica como el 18 de noviembre de 1302, Bonifacio VIII emite la bula Unam sanctam en la que exponía la doctrina de un sistema jerárquico con supremacía pontificia afirmando, en la misma línea que sus predecesores Gregorio VII e Inocencio III, que…”...existen dos gobiernos, el espiritual y el temporal, y ambos pertenecen a la Iglesia. El uno está en la mano del Papa y el otro en la mano de los reyes; pero los reyes no pueden hacer uso de él más que por la Iglesia, según la orden y con el permiso del Papa. Si el poder temporal se tuerce, debe ser enderezado por el poder espiritual [...] Así pues, declaramos, decimos, decidimos y pronunciamos que es de absoluta necesidad para salvarse, que toda criatura humana esté sometida al pontífice romano”. (21)
Ya desde una visión más  realista, para  Cosme Cruz Miranda en su escrito “La política y su concepción marxista-leninista…“…la política es un fenómeno social donde intervienen la acción de las clases sociales, los mecanismos de gobierno y el estado en una relación social en que las acciones interactúan en funcionamiento del poder político o en la aspiración y lucha por obtenerlo…”. (22)
En el Manifiesto Comunista se expresa claramente, en esa misma dirección, el  papel desempeñado por  las clases y  la lucha de clases desde que surge el estado como institución nacida de la necesidad de los grupos  dominantes en cada etapa del desarrollo social o Formación Económica Social como una  necesidad vital por  imponerse a las clases restantes no solo en el plano de las ideas políticas y éticas sino como instrumento de dominación que defienda sus intereses en el plano político, jurídico y económico.
Al respecto en este antológico documento político se valora  como…“…toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva jerarquía social de grados y posiciones [...] Hasta hoy, toda la historia de la sociedad ha sido una constante sucesión de antagonismos de clases, que revisten diversas modalidades, según las épocas. Mas, cualquiera que sea la forma que en cada caso adopte, la explotación de una parte de la sociedad por la otra es un hecho común a todas las épocas del pasado.  Nada tiene, pues, de extraño que la conciencia social de todas las épocas se atenga, a despecho de toda la variedad y de todas las divergencias, a ciertas formas comunes, formas de conciencia hasta que el antagonismo de clases que las informa no desaparezca radicalmente”. (23)
La  sociedad actual, ya  decursando la segunda década del siglo XXI,  nos revela  la reiterada confrontación de ideas contrapuestas entre clases, sectores y capas sociales, que se agudiza en esta época de asimetrías económicas, tecnológicas y socio-culturales. Las posibilidades crecientes de los medios de comunicación masiva y de las nuevas tecnologías de la  información abren impensables perspectivas en nuevas esferas de confrontación ideológica o con una visión más optimista,  la apertura  a más amplias posibilidades del logro de relaciones internacionales basadas en la mutua comprensión y  tolerancia a las diferencias de ideas, cultura y cosmovisiones religiosas. En ambas alternativas, la educación desempeñará un relevante papel en la formación de las nuevas generaciones, en un sistema de valores universales, que fomenten la necesidad de una coexistencia de la humanidad, en el marco siempre conflictivo de las disparidades ideológicas, sin el empleo recurrente a la violencia, los conflictos bélicos, el irrespeto al derecho internacional y a la soberanía de las naciones.