EL SISTEMA DE TRABAJO DEL CONSEJO DE LA ADMINISTRACIÓN DEL MUNICIPIO DE COLOMBIA PROVINCIA DE LAS TUNAS

EL SISTEMA DE TRABAJO DEL CONSEJO DE LA ADMINISTRACIÓN DEL MUNICIPIO DE COLOMBIA PROVINCIA DE LAS TUNAS

Raúl Ramírez Peña (CV)
Ramón González García
(CV)
Universidad de Las Tunas

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CAPÍTULO I. MARCO CONCEPTUAL DEL SISTEMA DE DIRECCIÓN Y DE   TRABAJO DEL CONSEJO DE LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL

INTRODUCCIÓN

En el Consejo de la Administración Municipal cobra cada vez mayor importancia el papel que juega en el Sistema de   Dirección la aplicación de un  Sistema de Trabajo que admita alcanzar una participación activa y consciente de sus órganos funcionales en la Gestión Administrativa, a partir de lograr unidad, la coherencia, el compromiso, la contribución y la responsabilidad en el cumplimiento de la Misión de la Organización. 
En este Capítulo se abordan los referentes teóricos y conceptuales acerca del Sistema de Dirección  al  considerar este como el objeto de estudio de esta investigación, se expone la génesis del concepto Sistema de Dirección y del Sistema de Trabajo y se hace referencia al estado actual del Sistema de Trabajo del Consejo de la Administración Municipal.

I.I  Antecedentes Generales del Sistema de Dirección

Los primeros modelos para explicar la actividad de dirección fueron creados por la llamada “Escuela Empírica de Administración” (koonttz y ÖDonnell 1967), como se limitaban a describir la actividad de dirección en un lugar específico o una esfera productiva determinada, por lo general no logran ofrecer conclusiones teóricas generalizables a todas las ramas y sectores de la sociedad.
Esta limitante, tuvo su respuesta en el modelo de las funciones generales de dirección, sobre el cual se estructuró toda la “Teoría de la Administración Moderna”; puede decirse que con el modelo de las “Funciones Clásicas de Dirección”, si bien en la práctica se planifica, organiza, dirige y controla, tales funciones de dirección sólo pueden ser separadas, jerarquizadas y organizadas en el plano teórico, ya que –realmente--, son partes ineludibles de un proceso único que obliga a ejercerlas  asociadamente.
"Si la Teoría General de Sistemas es una herramienta de análisis, porque va de lo complejo a lo simple, del todo a las partes; podemos inferir que el enfoque de sistemas es un elemento de síntesis ya que va de lo simple a lo complejo, de las partes al todo". (Martínez, 1990)
Sin lugar a dudas, el término a partir del cual se desarrolla tanto el proceso de análisis que propicia la Teoría General de Sistemas, como del proceso de síntesis que permite el Enfoque Sistémico, es el concepto Sistema; el estudio detallado de todas las definiciones que se puedan citar, permite determinar los siguientes rasgos esenciales que caracterizan todo sistema.

  • La composición: Dada por el conjunto de elementos que conforman el todo.
  • La organización interna: Dada por su estructura y funcionamiento. La estructura es una relación estable, aunque mutable, por lo que conserva la integridad del Sistema;  en cambio, el funcionamiento es proceso, por lo que, entrando en contradicción con la estructura, provoca cambios y/o renovaciones en los elementos estructurales. El resultado integrado del funcionamiento de los componentes en el ámbito de una estructura, son las funciones.
  • El carácter específico de la interacción con el medio ambiente: Dada por la red de comunicaciones externas que establecen sus componentes.
  • La cualidad resultante de la integración y de la formación del sistema: Dada por las relaciones e interacciones que se establecen entre sus componentes.

La categoría “sistema” se utiliza desde la Antigüedad en el campo filosófico, e incluso se han elaborado distintas clasificaciones de los mismos a lo largo de la Historia Universal. 
La más reciente data del siglo XX y fue realizada atendiendo a las relaciones que se establecen entre los sistemas: “En el mundo existen muchos tipos de sistemas integrales (...) Todos ellos pueden dividirse en dos grandes clases: sistemas autogobernados y sistemas gobernados, dirigidos” (Afanasiev, 1997).
En correspondencia con esta última clasificación, podemos hablar de la existencia de dos grandes grupos de sistemas:

  • Sistemas dirigidos: Son aquellos que carecen de subsistemas u órganos propios de dirección, por lo que funcionan estableciendo –predominantemente- relaciones de coordinación entre sus componentes. Por lo general están sometidos a la influencia directiva de otros sistemas.
  •   Sistemas auto-dirigidos: Son aquellos que poseen sus propios subsistemas u órganos de dirección, por lo que entre sus componentes se establecen -predominantemente-, relaciones de subordinación. Se caracterizan por poseer la capacidad de conservar la estabilidad de sus parámetros fundamentales, pese a los cambios del medio ambiente. Se distinguen además por estar compuestos en realidad por dos subsistemas: uno dirigente y otro dirigido; entre los cuales se establecen conexiones directas (del sistema dirigente hacia el dirigido) y conexiones inversas (del sistema dirigido hacia el dirigente), en virtud de las cuales el sistema –visto como un todo-- funciona en CIRCUITO cerrado, con la particularidad de que no existen líneas divisorias absolutas entre sus dos subsistemas, ya que el sistema dirigente en cierto modo, es también dirigido por el sistema que dirige.

Los argumentos que justifican esta clasificación, son precisamente los que inducen a una importante conclusión a los efectos que nos ocupa: “(...) la dirección es una propiedad, un atributo de todo sistema autogobernado. Esta es la razón de que la dirección sea la misma autonomía, la gobernación con las fuerzas propias”. (Afanasiev, 1997)
Al definir la dirección en la sociedad, -por lo general-, los investigadores utilizan expresiones como “influencia consciente”, “proyección y consecución de objetivos”, entre otras, con las cuales la presentan como si se tratara de un fenómeno eminentemente subjetivo.
A la luz de tales definiciones, es prácticamente imposible definir y estructurar un Sistema de Dirección, por lo que –a tales efectos—resulta imprescindible rescatar y restablecer la Concepción Dialéctico Materialista de la Dirección,  desarrollada por Carlos Marx durante el siglo XIX, enriquecida por otros investigadores durante el XX y prácticamente olvidada en los inicios del siglo XXI.
Carlos Marx reveló que la Dirección es un fenómeno objetivo, consubstancial al proceso de producción social, ya que “Todo trabajo directamente social o colectivo en gran escala, requiere en mayor o menor medida una dirección que establezca un enlace armónico entre las diversas actividades individuales y ejecute las funciones generales que brotan de los movimientos del organismo productivo total, a diferencia de los que realizan los órganos individuales.” (Marx, 1867)
Luego, a partir del análisis del desarrollo histórico de este fenómeno en el modo de producción capitalista, descubrió cómo la Dirección se convierte en una condición material de la producción: (Marx, 1867)
Después, reveló la naturaleza esencial de la Dirección como atributo y función del capital, como función de explotación y –por tanto— como relación de producción:
“(…) Esta función de dirección, de vigilancia y enlace, se convierte en función del capital tan pronto como el trabajo sometido a él reviste carácter cooperativo.” (Marx, 1867)
“… El papel directivo del capitalista no es solamente una función especial que se desprende de la naturaleza del proceso social del trabajo, como algo inherente a él; es también una función de explotación en el proceso social del trabajo."(Marx, 1867)
“(…) El capitalista no es tal capitalista por ser director industrial, sino al revés: es director industrial por ser capitalista. El alto mando sobre la industria se convierte en atributo del capital, como en la época feudal eran atributo de la propiedad territorial el alto mando en la guerra y el poder judicial.”(Marx, 1867)
Puede decirse incluso, que Marx descubrió su principal componente como relación de producción --la subordinación--, al afirmar:
 “…Desde un punto de vista ideal, la coordinación de sus trabajos se les presenta a los obreros como plan; prácticamente, como la autoridad del capitalista, como el poder de una voluntad ajena que somete su actividad a los fines perseguidos por aquella.” (Marx, 1867)
“(…) La división del trabajo en la manufactura supone la autoridad incondicional del capitalista sobre los hombres que son otros tantos miembros de un mecanismo global de su propiedad…” (Marx, 1867)
El investigador alemán G. Assmán es uno de los estudiosos del Marxismo–Leninismo que demuestra haber comprendido la esencia de la concepción dialéctico materialista de la Dirección, al asegurar que "La dirección como relación social siempre significa la relación entre dirigentes y dirigidos y la recíproca subordinación entre ellos en cuanto a la realización de las metas establecidas." (Assmán, 1977)
Elemento que sirve de base en  la consideración en el Sistema de Dirección del Consejo de la Administración al incluir en este como elemento esencial el registro de la información en el proceso de interacción reciproca entre los directivos y los ejecutivos.
Sin embargo, la Dirección no sólo existe donde hay relaciones de subordinación recíproca entre dirigentes y dirigidos, socioeconómicamente determinadas sino entre los dirigentes y entre los dirigidos. El propio Carlos Marx destacó que "…por su contenido, la dirección capitalista tiene dos bordes, como los tiene el propio proceso de producción por él dirigido…” (Marx, 1867)
A partir de este juicio, el investigador soviético A.M. Omarov, llegó a la conclusión de que: “En la actividad de la dirección se observan con precisión dos aspectos: la dirección de las cosas (las máquinas y los mecanismos) y la dirección de los hombres o, hablando con mayor exactitud, de las relaciones de los hombres, que surgen en el proceso de producción de bienes materiales.”(Omarov, 1977)
Cuando se analiza  la cita de Omarov añadiéndole estas precisiones, se deduce –en primer lugar—que al hablar de Dirección es preciso distinguir si el término se utiliza para referir la “dirección de los procesos” --esto es, el proceso en el que se planifica, organiza, dirige  y controla el desarrollo de los procesos de producción y/o servicios que se ejecutan--; o si se quiere referir el “proceso de dirección de las personas” –al que se puede denominar simplemente “proceso de dirección”--, mediante el cual, lo que se planifica, organiza, dirige y controla es la utilización de su fuerza de trabajo y el desarrollo de sus conocimientos, habilidades, capacidades y destrezas laborales.
Siguiendo esta lógica es posible diferenciar dos formas de existencia de la dirección:
dirección de proceso: Forma de existencia de la dirección en la que --a partir de los objetivos propuestos-- se planifica, organiza, dirige y controla un determinado proceso de producción y/o servicios, observando los principios técnico-organizativos y científicos que lo rigen. Se distingue por el hecho de que el agente social que ejecuta el proceso puede ser quien ejerza las funciones de dirección, por lo que no supone necesariamente la división entre dirigentes y dirigidos.

  • Proceso de Dirección: Forma de existencia de la dirección que se distingue por el ejercicio de las funciones directivas separadas de la ejecución, lo que genera su rasgo esencial: “la relación entre dirigentes y dirigidos y la recíproca subordinación entre ellos”. (Assmán, 1977). Constituye una relación social --histórica, cultural y sociopolíticamente determinada-- que se establece entre los dirigentes y dirigidos en la actividad laboral, en la cual se producen y reproducen  sistemáticamente las relaciones de subordinación y las relaciones de cooperación entre ellos. Se desarrolla como un proceso de interacción el que se establece un determinado orden de funcionamiento y se planifican, organizan, dirigen( se reajustan, se modifican, se establecen normas, se evalúan) y controlan, los modos de actuación requeridos para: 1) fomentar el perfeccionamiento de todos los agentes del cambio organizacional, 2) desarrollar tanto sus conocimientos, habilidades, capacidades y actitudes individuales, como la cultura organizacional; y 3) garantizar el cumplimiento de los objetivos trazados.

La comprensión de esta definición exige que se precisen los términos “relaciones de subordinación” y “relaciones de colaboración” que la encabezan:
Omarov precisó las dos “aristas de la dirección” de los que habla Marx, destacando que “...los aspectos técnico-organizativos y socio-políticos de la dirección, al igual que las relaciones por ellos expresadas, forman los dos aspectos recíprocamente relacionados del proceso único de la división y la cooperación del trabajo.”(Omarov, 1977)

Para que la actividad de dirección se desarrolle como una actividad profesional de dirección es preciso que los dirigentes comprendan que –como cualquier otro profesional--, tienen la responsabilidad de diseñar, rediseñar y perfeccionar un complejo sistema --con procesos sistémicos--, cuyo efectivo funcionamiento depende de la acertada conducción de cada una de las partes que conforman el todo, en el caso de la Administración Pública todas las organizaciones que forman la organización municipal:  el Sistema de Dirección Institucional.

“El Sistema de Dirección se define como el conjunto de principios, subsistemas, métodos y procedimientos, a partir y a través de los cuales se realiza la organización, planificación, gestión y control de las actividades económicas.”(González, 1978)
Está conformado por los siguientes subsistemas, cada uno de los cuales constituye un sistema en sí mismo:

  • El Sistema de Interacción con el Medio. (Afanasiev, 1997): Compuesto por la red de comunicaciones que establece el sistema con el medio en el que se desenvuelve, en la medida en que desarrolla su sistema de trabajo.
  • El Sistema Normativo: Compuesto por toda la filosofía de gestión del sistema, generalmente expresada en la formulación del propósito socioeconómico o encargo social de la organización dirigida, su misión y su visión, sus políticas generales, valores y principios; sus normas o reglas; sus funciones y atribuciones y sus objetivos de carácter estratégico. Comprende además el conjunto de códigos, leyes, resoluciones, indicaciones, reglamentos, planes, acuerdos y decisiones que establece el sistema dirigente con carácter obligatorio para el sistema dirigido.
  • El Sistema de Gobierno: Integrado por las personas y/o grupos de personas que definen la línea de mando en el sistema dirigente, porque tienen poder para tomar decisiones trascendentales en cada uno de sus niveles de dirección, así como la facultad de manejar toda la información que se requiera para ello.
  • El Sistema Organizativo: Integrado por los órganos estructurales y funcionales, cargos o responsabilidades, a través de los cuales el sistema de gobierno ejerce las funciones de dirección. Proporciona la estructura y organización interna del sistema, generalmente representada en un organigrama.
  • El Sistema Tecnológico: Compuesto por el conjunto de técnicas, procedimientos, instrumentos y mecanismos que se utilizan regularmente en el ejercicio de las funciones directivas. Comprende también los que se emplean para establecer la disciplina, otorgar reconocimientos, aplicar sanciones, medir la eficiencia, constatar resultados, recoger informaciones, evaluar estados de opinión, determinar deficiencias, enfrentar situaciones específicas, entre otros.
  • El Sistema de Trabajo: Integrado por las actividades de interacción sistemáticamente desarrolladas entre dirigentes y dirigidos, los objetivos formativos que éstas persiguen, los métodos que favorecen el cumplimiento de los mismos, y los modos de actuación que permiten optimizar las relaciones de dirección. Constituye la dinámica del proceso de dirección y expresa el orden del funcionamiento del sistema.

La dinámica entre sus distintos subsistemas puede ser ilustrada con ayuda del siguiente esquema: (Alonso, 2002)

Estructura del Sistema de Dirección

Diagrama radial

 

 

 


Figura No. 1.1

Según esta figura, la actividad de los directivos y de los ejecutivos, no se explica a partir del cumplimiento ordenado de las clásicas funciones de dirección, sino a partir de la dinámica del trabajo cotidiano, en la cual se ejercen todas las funciones de dirección a la vez que, en la medida en que diseñan, rediseñan, desarrollan y perfeccionan los distintos subsistemas que conforman el Sistema de Dirección.
El autor coincide en que la actividad de dirección desde la perspectiva planteada por Alonso no se reduce al cumplimiento de las funciones generales de dirección ni a la observancia de una serie de pasos o reglas, sino que implica el conocimiento profundo y la creativa conducción de un complejo sistema en el que se desarrollan distintos procesos paralelos e interdependientes, sin embargo aprecia como una limitación en los órganos funcionales que conforman el Consejo de la Administración Municipal la  especialización jerarquizada  de los miembros del Equipo Directivo en actividades determinadas, que si bien posibilita mayor profundidad en los controles deja una brecha para la consolidación de la dirección colectiva y estimula el trabajo paralelo que conduce a la generación de orientaciones sin consenso, cuestiones que están hoy latentes en el funcionamiento Administrativo.
La función básica del Sistema de Trabajo   como un subsistema del Sistema de Dirección Institucional es lograr que lo establecido por el sistema normativo y lo indicado al respecto por el sistema de gobierno, trascienda a toda la estructura a través del sistema organizativo, se concrete en el sistema tecnológico, llegue a formar parte de la actividad cotidiana de cada trabajador y se irradie al entorno en que se desarrolla el sistema con una óptica integradora de los procesos.
Para lograrlo, debe cumplir en la práctica dos funciones mucho más específicas: 1) Propiciar la planificación, organización, dirección  y control de relaciones de cooperación entre los órganos estructurales y funcionales de cada nivel de dirección, así como las que se manifiestan en la interacción entre las estructuras dirigentes y dirigidas. 2) Permitir de manera sistemática el análisis,  evaluación y modificación de la conducta que asumen las personas en el ejercicio de sus funciones y los métodos que emplean para cumplir los objetivos propuestos.
Tales funciones lo obligan a interactuar constantemente con los restantes subsistemas del Sistema de Dirección, así como a desplegar un continuo proceso de comunicación interna entre los órganos estructurales del Consejo de la Administración y de intercambio de información con los factores del medio que inciden en su funcionamiento.
El Sistema de Trabajo existe como un sistema independiente, y auto contenido en los subsistemas que lo integran, aún cuando no es más que un subsistema del Sistema de Dirección y por tanto, depende de los objetivos que éste se ha propuesto, del accionar de sus restantes subsistemas y del entorno en que se desarrolla.