PLAN DE ACCIONES COMUNICATIVAS PARA POTENCIAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS JÓVENES  EN LA COMUNIDAD DE ALBA FLORES DEL MUNICIPIO DE COLOMBIA

PLAN DE ACCIONES COMUNICATIVAS PARA POTENCIAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS JÓVENES EN LA COMUNIDAD DE ALBA FLORES DEL MUNICIPIO DE COLOMBIA

Yusimí Ruiz García (CV)
Yelenis María Fernández (CV)
Everardo Luis Ramos Alvarez (CV)

Universidad de Las Tunas

Volver al índice

Epígrafe 1.3 Cuestiones sobre la participación.

Interesarse por el tema participación popular es ponerse frente a un proceso complejo y abarcador que envuelve a sujetos y colectividades en diferentes direcciones. Es un término con multiplicidad de sentidos, su contenido transformador dependerá de sus intenciones, métodos y en gran medida de la forma en que pase a formar parte de la vida subjetiva de los sujetos y el lugar que ocupa en sus hábitos y prácticas sociales, políticas y culturales.
El proceso de conducción del desarrollo social se lleva a cabo a través  de las distintas formas de organización que se asumen  en el organismo social con la comunidad, donde tiene un peso muy importante como escenario la participación de los ciudadanos: elemento  indispensable que hace posible desarrollar las capacidades humanas y estructuras.
El desarrollo de un plan de comunicación sobre la base de la autogestión requiere como condición indispensable de la participación de todos los miembros de la comunidad. Esta es una cuestión ampliamente probada y sobre todo en países como Cuba, donde el gobierno se sustenta en el poder del pueblo y los actores principales son los comunitarios, los que materializan las soluciones a las distintas situaciones que allí se presentan.
El concepto participación está indisolublemente ligado al debate científico, recurrente en las agendas de los Estados, partidos políticos y organizaciones no gubernamentales, se le identifica como el eje central que posibilita incrementar y redistribuir las oportunidades de los actores sociales en los procesos de toma de decisiones. Es la vía para transitar sobre bases socioculturales propias que conducen a los caminos del desarrollo. Es la expresión y conducción de una comunicación educativa que posibilita la concientización de los sujetos, enriquecida en el diálogo y la acción colectiva.
El concepto de participación comunitaria en los asuntos que afectan la supervivencia de la comunidad es tan antiguo como la historia humana y como una expresión del movimiento continuo que es parte de la vida cotidiana, una parte esencial de todas las sociedades humanas. Históricamente la participación comunitaria ha pasado por diferentes etapas y enfoques, en dependencia del contexto donde se ha desarrollado.
El alcance del término se extiende a los diversos campos de la vida social para tomar formas y contenidos distintos en dependencia del escenario en que se aplique, de la coyuntura concreta en que se desarrolle, aunque está fuertemente asociado con la redistribución del poder, el reparto de recursos materiales y espirituales, la toma de decisiones y el mejoramiento de la calidad de la democracia.
La participación constituye una necesidad del ser humano en cualquier sociedad organizada, y por esto se fue convirtiendo en un valor social, en un derecho y deber ciudadano. En Cuba, antes del triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959, era violado constantemente por los gobiernos de turno, que se encargaban con su actuación de limitar la participación de la mayoría del pueblo en las decisiones de carácter social y político.
Con el triunfo revolucionario en 1959, el proceso de transformaciones emprendido por el pueblo cubano, potenció una sólida, amplia y representativa participación ciudadana en contraposición con lo que sucedía en el país antes de dicha fecha en la que prevalecía la explotación y el desamparo. Antes de 1974, otras tareas más apremiantes en el plano económico y en el de la defensa del país habían impedido dedicar suficiente atención al problema de la institucionalización de la participación de las masas en los asuntos del Estado, a pesar de ello el pueblo no dejaba de discutir y aprobar las leyes de forma masiva. La aprobación de la Primera y Segunda Declaración de La Habana son ejemplos de ello.
Ya en nuestro país para la década del 50, estas ideas y conceptos se aplicaron y adoptaron bajo la denominación de animación rural o desarrollo de la comunidad. El enfoque dominante era de naturaleza científica y proponía la introducción o transferencia de nuevas tecnología para mejorar la calidad de vida de la población.
A mediados de 1974 se dio un paso que abrió un nuevo camino en la organización del Estado cubano y en la instrumentación de la base para institucionalizar el ejercicio más amplio de la democracia socialista. El paso fue la instauración del Poder Popular en la provincia de Matanzas, de forma experimental. Esta es la forma más democrática de gobierno que pueda concebirse, es realmente la institución a través de la cual se hace posible la mayor participación de las masas directamente en la solución de los problemas. Actualmente las formas en que las masas participan en los asuntos y decisiones estatales son:
    -La participación en las elecciones de los miembros de los órganos del Poder Popular.
    -La participación en las reuniones donde los delegados rinden cuenta de su actividad y donde el pueblo expone sus preocupaciones o intereses.
    -La revocación de los delegados cuando no cumplen su cometido.
    -La participación en las comisiones de trabajo de los órganos del Poder Popular.
    -La participación en la elaboración y aprobación de los planes económicos en las empresas.
    -La discusión colectiva de las leyes antes de su promulgación y vigencia.
    -El apoyo a la Revolución en los actos políticos y otras actividades.
    -La defensa del país y de las conquistas de la Revolución con las armas en la mano.
 La experiencia de participación popular en el caso de la sociedad cubana, parte de "la erradicación de una sociedad de clases y el surgimiento de un Estado que, al ponerse al frente de las aspiraciones populares en áreas claves de su desarrollo social, ha obtenido un alto grado de legitimidad en el ámbito popular". (Uriarte y Fernández, 1998:10).
"El modelo de participación cubano se caracteriza por la dirección de un Grupo Gestor ya sea a escala nacional, provincial o municipal, que identifica los problemas, determina los objetivos de la campaña y planifica la forma en que se llevará a cabo.
En los últimos años, en el contexto de las restricciones sufridas por el Estado Cubano como resultado de la desaparición del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos se manifiestan nuevos tipos o modelos de participación en el ámbito local, los cuales promueven una mayor gestión y actividad de la población en la identificación y solución de los problemas en el barrio.
En la actualidad la participación emerge como concepto clave dentro del modelo que intenta eludir el agotamiento de los paradigmas difusionistas y crear las condiciones para que el hombre pueda desplegar todas sus potencialidades de personalidad en la medida que logre convertirse en sujeto de sus propias transformaciones, tomando parte activa del complejo proceso de construcción de su vida individual y social. Cobran fuerzas en estas formulaciones conceptos tales como endógena, integralidad y dimensión sociocultural del desarrollo, así como los principios de equidad y diversidad. (Limia, 1997).
Con relación a esta categoría  Claudia Patricia Saldaña manifiesta en su obra “La unión hace el poder” que:
“…la participación es un proceso social por medio del cual los distintos sectores de la población en función de los intereses propios (clases, grupo, género, entre otros interviene directamente y por medio de sus representantes en la marcha de los distintos aspectos de la vida cotidiana. La participación es una condición necesaria para la ciudadanía”. (C. Saldaña, 1999: 34).
Este término se convierte así en el prerrequisito que posibilita el desarrollo endógeno, por lo tanto su presencia resulta esencial en toda sociedad para preservar su identidad, la aceleración de las culturas en la multiplicidad de sus manifestaciones y el entendimiento de la diversidad como riqueza.
También en la Metodología para el trabajo sociocultural, la Dra. Macías Reyes refiere sus puntos de vista cuando acota:
 “…es un proceso activo encaminado a transformar las relaciones de poder y tiene como intención estratégica incrementar y redistribuir las oportunidades de los actores sociales a tomar parte de los procesos de toma de decisiones. El proceso abordado no es un estado que se alcanza por convocatoria ni por voluntad de quienes quieren promoverlo. Nace de la necesidad individual y colectiva y lleva implícito todo un conjunto de procesos políticos, sociales y psicológicos en tanto está protagonizado por el hombre y las estructuras y espacios sociales donde se concretan“. (R. Macía, 2002: 2)
Entonces se debe entender que la participación comunitaria constituye un reto para la sociedad en el mundo actual, debiendo dirigirse a la creación de condiciones y bienes materiales y espirituales necesarios para el desarrollo social, en la solución de sus problemas y con ellas, las de los sujetos que la integran, con un enfoque humanista, concibiendo la participación activa de los propios sujetos que se pretenden desarrollar y proteger.
Al respecto en “El trabajo social e instituciones” de Vicente de Paula se dice: “…Participar constituye de esos derechos inalienables, parte de la dignidad del hombre que le permite a este incorporarse a la sociedad, disfrutar de sus realizaciones políticas, culturales, artísticas, científicas; modelarla a partir de su inserción activa, reflexionando, debatiendo, creando constantemente nuevas respuestas, dando nuevas soluciones “edificando el mundo“(V.de Paula (1986: 8) 
En ese sentido la participación se concibe como el medio para garantizar el pleno desenvolvimiento y expresión de esa diversidad en la medida en que se creen las condiciones para que todos los grupos socioculturales accedan a la toma de decisiones de la sociedad, mediante un conjunto de canales que permitan compartir el poder. 
Como plantean los autores Miren Uriarte y Marilyn Fernández (Fenández:1998,36) "es importante entender que la práctica de la participación está definida tanto por el trasfondo histórico-social del cual emerge y, que le otorga su legitimidad simbólica y real, como por los objetivos que se persiguen de ella y los mecanismos mediante los cuales se pone en ejecución". De hecho, la historia de estos procesos en las distintas zonas del planeta indica que su origen y evolución han estado en estrecha relación con las coyunturas económicas, políticas y culturales de cada país. (Uriarte y Fernández, 1998:10).
Es importante señalar que en el mundo contemporáneo cualquier proyecto dirigido a lograr cambios de carácter económico, político o social, requieren de altos niveles de participación popular, con el propósito de alcanzar más aceptación y efectividad en su ejecución.
Olga Fernández Ríos en su obra Cuba participación popular y sociedad, hace un análisis y conceptualización en lo que a participación se refiere; y parte, de que "participación como concepto, desde sus orígenes en griego y latín, expresa una relación unívoca de integración-recepción, que contribuye a entender su doble carácter al implicar acción y enriquecimiento de los sujetos participantes". (Fernández, 1996:72).
En cuanto a participación popular, esta autora plantea que se define como: "la capacidad y la actividad de las grandes mayorías para actuar en la toma de decisiones, en las relaciones de poder y de influencia en distintos niveles del desarrollo social; y esta participación se hace realmente efectiva cuando transfiere poder a los sectores populares para que ejerzan influencia sistemática en el desarrollo de la sociedad, significa en este caso compartir la diversificación del protagonismo social con sus correspondientes espacios de influencia". (op,cit:72).
Relacionado con el tema Aroldo Dilla Alfonso en sus razonamientos la considera:
“... un proceso de involucramiento activo de los ciudadanos, percibidos en su diversidad real, en las distintas fases de los  procesos de toma de decisiones públicas, ante todo mediante prácticas sistemáticas y efectivas políticamente de democracia directa, reuniones deliberadas, referendos” ( A. Dila, 1999: 102)
De manera que le confiere gran importancia a la participación como condición incluyente, como parte de los derechos que dignifican al ser humano, abriendo las puertas a la mayoría a ejercer, de modo activo, el control sobre los problemas que afectan su vida cotidiana, también como un punto de partida que les permite ser parte de los procesos de su comunidad. Es gestora de cambios para alcanzar el desarrollo cultural comunitario.
El colectivo de autores del Proyecto Trabajo Comunitario Integrado (1996) al hablar de participación se refieren a ella "no sólo como respuesta a movilización convocada desde un centro, sino intervención activa en todo el proceso social, desde la identificación de necesidades, la consecuente definición y formulación de políticas, hasta la ejecución, pasando por la implementación y control del desarrollo de la actividad a dichas políticas". (Colectivo de autores, 1996:1).
Ambas definiciones son válidas de acuerdo a la concepción de participación que se desarrolla en los consejos populares en la actualidad.
A pesar de las coincidencias con relación a reconocer la importancia de la participación en consecuencia del desarrollo endógeno, según el colectivo de autores integrado por Cecilia Linares y otros (1996) se destacan dos posiciones diferentes:
a) La de aquellos autores que conciben la participación como sinónimo de información y ven en ella la expresión de la capacidad de sensibilizarse, apoyar y actuar sobre la base de las decisiones ya tomadas previamente por el gobierno.
b) Una segunda significación es el considerarla como aquel proceso de intervención popular que alcanza su autoridad en la toma de decisiones. Dentro de esta perspectiva se formulan dos elementos claves:
PRIMERO: la importancia de la descentralización como medio para acercar las decisiones al plano local.
SEGUNDO: la implementación de mecanismos que permitan conocer las necesidades y aspiraciones de los pobladores con vistas a la formulación del plan y otros instrumentos de la unificación, evaluación, que propicien la participación desde la base.
En el primer caso se trata de invitar a las masas a colaborar y brindar su apoyo en la ejecución de un plan ya concebido de antemano. Su contribución debe perdurar todo el tiempo que se ponga en práctica el proceso de influir en sus resultados. La voluntad, la persuasión, la capacidad de apoyo y la movilización popular hacia los programas propuestos se destacan como factores claves.
En su sentido más amplio, participar significa - según esta orientación - sensibilizar a la población y de ese modo aumentar la receptividad y capacidad de la población para reaccionar ante los programas de desarrollo, así como alentar las iniciativas locales. En la segunda significación de participación planteada, a pesar de su radicalidad no queda precisado el campo que incluye la adopción de decisiones, suponiendo, además que incluye todos los aspectos de la vida social, economía, enseñanza, investigación, así como el proceso de debate y estudio que precede a la adopción de una política.
El reconocimiento del carácter activo y procesal de la participación es un elemento clave en el estudio de este tema que propondrá acciones  comunicativas en la comunidad de Alba Flores del municipio Colombia.