FACTORES QUE CONDICIONAN LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR AL ADULTO MAYOR

FACTORES QUE CONDICIONAN LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR AL ADULTO MAYOR

Marlene de los Ángeles Macia Torres (CV)
Alicia Martínez Tena (CV)
Rosario León Robaina
(CV)
Universidad de Oriente

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1.3. TRATAMIENTO CONCEPTUAL DE LA FAMILIA Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR HACIA EL ADULTO MAYOR.

La familia como organización social básica en la reproducción de la vida en sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales, y en la vida cotidiana, es un espacio complejo y contradictorio. Emerge como producto de múltiples condiciones de lo real en un determinado contexto socio-político, económico y cultural, atravesada por una historia de modelos o formas hegemónicas de conformación esperadas socialmente y una historia singular de la propia organización.
La familia no es una institución espontánea, ha estado ligada históricamente al desarrollo de las sociedades y a los modos culturales de organización social. Es un lugar privilegiado de la intimidad subjetiva, de construcción de identidades, de procesos de individuación. Sus vínculos primarios se constituyen según condiciones y posibilidades en el que se desarrolle el ciclo vital de la familia donde interjuegan las condiciones del contexto, las concepciones de desarrollo de sus funciones y el desempeño de roles tensionados por los valores en la sociedad y en su interior 1 .
En la sociología comienza a estudiarse la familia como ciencia en la segunda mitad del siglo XIX, en los últimos años de este ya la sociología de la familia establece un concepto que permanece vigente hasta la actualidad definido como una sociedad conyugal y de parentesco.
El concepto de familia es cardinal en esta investigación, ya que es en la familia donde el anciano debe buscar bienestar y armonía, al ser ésta la encomendada a ofrecerle todo el apoyo necesario.
Según el diccionario sociológico: Familia es un término de uso muy común en la sociología occidental, pero de difícil definición si se quiere que sea valida para todas sus modalidades y que se agrupe tantos elementos culturales como biológicos.
La familia es, según Lluís Flaquer, un grupo social caracterizado por una residencia común, la cooperación económica y la reproducción 2. La familia es una forma de vivir juntos, de satisfacer necesidades mediante la interacción de todos sus miembros, ligados entre si por lazos de parentesco, afinidad o afectividad. Nuestra identidad, lo que somos y lo que queremos ser, nos viene dado en gran parte par la adscripción a un universo familiar determinado. El conjunto de hábitos forjados en el sella de la familia e incorporados a nuestra personalidad constituye, en cierta forma, un data previa a la entrada en la liza par la igualdad de oportunidades.
Siguiendo esta misma línea, Farías de la Torre, señala que la familia es un grupo, y funciona a modo de sistema, con unas reglas de juego definidas por la propia historia familiar y por los mitos de lo relacional que confieren a esta forma de convivencia una identidad particular, específica, diferente de la identidad de otros grupos 3.
Para Anthony Giddens “La familia constituye una entidad en las que están presente e intimamente entrelazados el interés social y el interés personal puesto que, es la célula elemental de la sociedad contribuye a su desarrollo y cumple importante funciones en la formación de nuevas generaciones; centro de relaciones de la vida común de mujeres y hombres de sus hijos y todos con sus parientes, satisfacen intereses humanos, afectivos y sociales de las personas”4 .
Alberto Clavijo apunta que “la familia es un conjunto de personas vinculadas por lazos estables de tipo consanguíneo, material, afectivo, sociocultural, económicos, conductuales y de convivencia con el objetivo de satisfacer necesidades fundamentales al grupo y cumplir con las funciones encomendadas a través del devenir histórico social”5 . La familia transciende lo puramente biológico, proporcionando a sus miembros fuertes lazos emocionales que les van a influir a lo largo de toda la vida.
Teniendo en cuenta lo señalado por Minuchin6 , se puede asegurar que la familia es un grupo natural que en el transcurso del tiempo ha concebido modelos de interacción. Estos son la estructura familiar que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca. La familia precisa de una estructura viable para realizar sus tareas esenciales, es decir, apoyar el desarrollo afectivo y madurativo de los miembros que la conforman, a la vez que les proporciona un sentimiento de pertenencia.
Por su parte Patricia Áres define la familia como: “el grupo de intermediación entre el individuo y la sociedad, es el primer grupo humano, poderosos agente formador de la personalidad pese a los grandes cambios y transformaciones del mundo contemporáneo, sigue siendo el hábitat natural del hombre, además como institución cumple funciones básicas como son ecológicas, biológicas, culturales y otras” 7
Valor instrumental alcanza las indagaciones que sobre la familia realiza R. Fleites. Para esta investigadora la familia es un sistema de parentesco, conyugal, residencial y doméstico cuya estructura sigue estando desigualmente distribuida en sus roles sexuales, en el ejercicio del poder y de todas aquellas acciones sociales que determinan su dinámica 8. La familia también reproduce los cambios y conflictos que se suscitan en la sociedad que se objetivan en las acciones desarrolladas por cada uno de sus miembros.
Uno de los pilares fundamentales en la intervención es la familia del adulto mayor, ya que para él su familia es un punto de referencia sumamente importante. A partir del enfoque sistémico, los miembros de una familia interactúan y son influenciados unos a otros en el comportamiento, pensamientos y sentimientos. En este contexto se inscriben la conflictiva que son susceptibles de aparición en las relaciones familia-adulto mayor. La situación eventual de fragilidad física y mental que pueden aparecer en las personas mayores ocasiona sentimientos de pena, culpa, impotencia y agotamiento en los miembros de la familia. En este sentido la intervención deberá ser abarcativa de todo el sistema interaccional, con terapias familiares grupales, a través de los distintos modelos, especialmente el de edad funcional.
Por otra parte, los denominados sistemas de Apoyo Social son claves, tales como los grupos de apoyo.
Otro aspecto de la intervención lo constituye la comunidad. La misma debe estar dirigida hacia dos cuestiones: primero: a una educación que logre cambiar de actitudes sociales hacia la etapa de la vejez y por consiguiente la percepción desfavorable de la población anciana. Segundo: a influir en la elaboración de la política pública en beneficio de este grupo poblacional. 9
En el Código de Familia cubana aparece que “la familia constituye una entidad en la que están presentes e íntimamente entrelazados el interés social y el interés personal puesto que en tanto célula fundamental de la sociedad contribuye a su desarrollo y cumple importantes funciones en la formación de las nuevas generaciones y en cuanto centro de las relaciones de la vida en común de mujer y hombre, entre estos y sus hijos y de todos con sus parientes, satisfacen intereses humanos afectivos y sociales de las personas”.
La familia es una institución que cumple una importantísima función social como transmisora de valores éticos culturales e igualmente juega un decisivo papel en el desarrollo psicosocial de sus integrantes.
Con el surgimiento de la familia nuclear, se crean mitos alrededor de la vejez, como deterioro económico, físico y mental que genera una pérdida de la autonomía, donde los familiares se consideran fuente de apoyo directo de los ancianos. Esto ocasiona que la familia en muchas ocasiones no cumpla con algunas de sus funciones básicas y los ancianos parezcan cargas pesadas que deben llevar, lo que puede ser causa de conflictos y problemas de convivencia que unido a la existencia de factores como procedencia rural, nivel escolar y situación económica pueden influir de forma indirecta en la relación familiar.
La familia desempeña un papel importante en el desarrollo del hombre, es por ello que constituye una institución social difícil de asociar con la violencia. El maltrato a los adultos mayores en el medio intrafamiliar no es muy visible, ya que sucede a puertas cerradas y por lo general, tanto el anciano como su agresor no refieren esta situación. 10
Luego analizar diferentes conceptos de familia, podemos decir que la familia es la célula principal y básica de la sociedad, donde se desarrollan valores, principios éticos y morales que rigen la conducta del individuo en la sociedad, encargándose fundamentalmente de proporcional a sus miembros protección, atención, socialización y seguridad.
En el análisis de la situación del adulto mayor en relación a las posibilidades de intervención desde el trabajo social, es necesario detenernos en un fenómeno que a pesar de estar silenciado, constituye hoy uno de los focos de mayor atención. Se trata de la violencia intrafamiliar que se produce contra los adultos mayores y las escasas respuestas que se ofrecen desde las instituciones sociales.
La violencia Intrafamiliar es un tema contingente a nivel multidisciplinario, relevante para profesionales tales como psicólogos, abogados, trabajadores sociales, orientadores familiares, entre otros. Lo más conocido a la luz de los medios públicos trata, o de violencia intrafamiliar ante menores de edad, o de violencia hacia la mujer, habiendo múltiples campañas publicitarias, compendios de cifras y datos variados sobre el tema, reportajes, artículos, y otras fuentes donde podemos nutrirnos e informarnos. Sin embargo, el tratamiento en adultos mayores aún es insuficiente.
La violencia intrafamiliar en el adulto mayor hace referencia al maltrato por acto u omisión sufrida por personas de 65 años o más, que vulnera su integridad física, psíquica, sexual y económica, su principio de autonomía o un derecho fundamental; y puede ser percibida por éste o constatado objetivamente, con independencia de la intencionalidad y del medio donde ocurra (familiar, comunidad e instituciones)”.
La violencia en este grupo, a nivel mundial se estima que se presenta entre 4 a 6 %. Considerando el creciente aumento de la población mayor de 60 años, y los cambios que esta sufriendo la estructura familiar, dinámica familiar y las condiciones de salud de esta población, se puede fácilmente estimar la magnitud de este problema 11.
Aunque no hay una definición ampliamente aceptada sobre el abuso en el adulto mayor, o también llamado maltrato puede ser definido como una “situación no accidental, en la cual una persona sufre un trauma físico, de privación de necesidades físicas básicas o injuria mental, como resultado de acto u omisión por un cuidador”.12
Susan George, plantea que violencia sería “Todo que impida que la gente satisfaga sus necesidades fundamentales: alimentación, vivienda, vestido, si, pero también dignidad”13 .
Por su parte, Cristóbal Martínez conceptualiza la violencia intrafamiliar como: "Toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia, que viole el derecho al pleno desarrollo y bienestar del otro." 14. Manifiesta la variedad de acciones que entrañan más que golpear, y que a largo o corto plazo dejan secuelas imborrables en las personas que la sufren.
Se determina, de manera limitada el maltrato, con actos de violencia entre personas concretas. De esta forma, se podría definir violencia como el “uso intencionado de la fuerza física en contra de un semejante con el propósito de herir, abusar, robar, humillar, dominar, ultrajar, torturar, destruir o causar la muerte” 15.
Si tenemos en cuenta esta aseveración, vemos que no incluye otras manifestaciones violentas de carácter no precisamente físico, pero cuya gravedad es usualmente destacada por las propias victimas (como puede ser el caso de la violencia psicológica).
Se puede definir la violencia intrafamiliar como una situación de abuso de poder o de maltrato físico o psicológico, mayormente de un integrante de la familia. Puede presentarse mediante golpes, insultos, manejo económico, amenazas, control de las actividades, abuso sexual, aislamiento de familiares y amistades, abandono afectivo, humillaciones o no respetar las opiniones.
Existen diversos criterios, conceptos y posiciones teóricas en el momento de clasificar las diferentes formas de violencia. Según la clasificación de Corsi en su compilación “Violencia Familiar”, y la que se plantea en el libro “La violencia en las familias”, se señalan como formas de manifestarse en su sentido más amplio:
Violencia física: Implica alguna forma de brutalidad física que normalmente va en incremento e incluye desde un empujón, golpes, bofetadas, tironeo de pelo, sacudimiento, quemaduras, amenaza con uso de arma blanca, hasta la muerte, con las consecuencias de incapacidad temporal o permanente, desfiguraciones, mutilaciones, sufrimiento físico y psicológico y el dolor localmente que perdura como la cicatriz y más allá de ellas.
Violencia emocional o psicológica: Están vinculadas a acciones u omisiones destinadas a degradar o controlar las acciones, formas de comportamientos, creencias y decisiones por medio de la humillación, intimidación, manipulación, amenazas directas o indirectas, aislamiento u otra conducta que entrañen daño a la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal. Son actos que conducen a la desvalorización o el sufrimiento del afectado. Se manifiesta en la exigencia de la obediencia, tratando de convencer a la victima de que es culpable de cualquier problema. Asimismo incluye agresiones verbales como insultos, gritos, ridiculizaciones, amenazas, control de las salidas, etc
Violencia financiera o económica: Constituye otra modalidad de la violencia. Consiste en controlar abusivamente de finanzas, imponer castigos monetarios, impedirles trabajar o negarles el sustento. Es control de los gastos económicos familiares. No permitir tomar parte en la decisión de cómo o en qué se empleará el dinero. No facilitar el dinero suficiente para los gastos de la familia o personales. Utilizar el dinero ajeno para beneficio propio.
Violencia sexual: Es la exigencia a mantener relaciones sexuales por medio de amenazas o la fuerza. Es la imposición (generalmente del hombre) para realizar el acto sexual (tocamiento, caricias, penetración oral, vaginal o anal) en contra de la voluntad del otro (generalmente la mujer), ocasionándole daño físico y psicológico. Esta no se limita a las relaciones físicas entre mujeres y hombre, también existe violencia sexual siempre que la mujer no sea autónoma, ni libre, cuando se le convierte en un ser pasivo, se le trate como un objeto, como blanco de la iniciativa sexual de otros. Esta es ejercida de varias formas, desde el piropo, rozamientos, toqueteos en contra de su voluntad hasta la agresión sexual.
Toda persona independientemente de la edad, raza o sexo puede ser objeto de conducta maltratante. Esto ha provocado que los estudios sobre el tema de violencia hayan sido dirigidos a diferentes grupos, entre ellos a los adultos mayores. El estudio de este fenómeno como problema social y sus diferentes manifestaciones, ha sido en los últimos años un tema de gran interés para numerosos investigadores.
Estas definiciones de violencia, no solo son amplias respecto al concepto de violencia sino también respecto al propio de las necesidades básicas.
Cuando combinamos con la definición de violencia con la de familia podemos decir que violencia intrafamiliar es la conducta y acciones de unas personas que afectan la integridad psico-emocional y física de otras; es todo suceso cometido dentro del hogar por sus miembros, que perjudica severamente en cualquier forma a otro miembro de la familia.
La violencia intrafamiliar es aquel acto violento que se realiza entre los miembros del hogar, reconocida por la agresión verbal, física, psicológica o sexual para intimidar o coaccionar a otra persona, es una violación a los derechos humanos ya que niega la libertad y la dignidad, fomenta la desigualdad entre hombres y mujeres y obstaculiza el desarrollo personal. (Anexo 4)
Es considerada la violencia al adulto mayor, el trato indebido o negligente a un anciano por otra persona que le cause daño o lo exponga al riesgo de sufrir daño a su salud, su bienestar o sus bienes.
El maltrato a los ancianos se expuso por primera vez en el año 1975 en una carta publicada por G.R Burston en la revista The British Medical bajo el título "Granny battering" (abuela golpeada), seguida por un artículo de Robert N. Butters titulado "¿Porqué sobrevivir? Ser anciano en América", donde se describe por primera vez el Síndrome de la anciana apaleada, para llegar al de "maltrato de personas mayores" en 1993 (Bennett y Kingston).
La mayoría de los ancianos no se quejan, en ocasiones por miedo a represalias de las personas que les atienden o con quienes conviven, en otras incluso llegan a sentirse culpables de las situaciones dadas.
Dentro del medio familiar, la violencia hacia el anciano se ha constituido en una manifestación que sucede con cierta frecuencia. En repetidas ocasiones, la falta de datos y cifras sobre las conductas violentas se deben que los vecinos, amistades u otros familiares dejan en silencio estas situaciones, y las dejan como hechos cotidianos. La violencia dentro del hogar hacia los ancianos es considerada como privada, algo que se supone las personas ajenas no deben tener conocimientos o capacidad para entender.
Algo a tener en cuenta es que al ser dependientes económicamente, las personas víctimas de violencia no delate a su victimario, por lo que se constituyen en blancos perfectos para cualquier forma de abuso. Asimismo, los ancianos temen a que existan represalias si acusan al agresor, manteniendo el silencio. El miedo a estar solos y aislados traen consigo la aceptación por parte del adulto mayor de las condiciones injustas que se le imponen en el medio familiar donde es maltratado.
Los resultados de la violencia al anciano van más allá de las lesiones físicas curables, ya sean moretones, quemaduras o empujones, sino que además pueden mostrarse daños permanentes a nivel del sistema nervioso central, y discapacidades físico-motoras permanentes por la amputación de algún miembro.
Otras consecuencias que se aprecian son las alteraciones psíquicas o estados de estrés agudos, como resultado del vínculo violento; la permanencia de este puede traer consigo la formación de enfermedades psicopatológicos como la angustia, el temor y la ansiedad, que son consideradas amenazas emocionales. Son evidentes las pérdidas de autonomía, autoestima, y la autoculpabilidad.
El anciano que sufre de violencia puede padecer alteraciones en su vida; aparecen comportamientos suicidas, temores prolongados, desórdenes alimentarios y del sueño.
Rasgos que caracterizan a la violencia intrafamiliar al adulto mayor: Daño físico, emocional o psicológico causado a un adulto mayor en general se produce por acciones deliberadas, pero también por no deseadas. La mayoría de los casos se producen en el domicilio y no dentro de las instituciones.
El anciano que no puede vivir por sí solo, es más vulnerable al maltrato; hay descritas varias formas: agresiones físicas, abuso emocional o psicológico, abuso sexual, manipulación económica o negligencia en la mayoría de los casos. Los perpetradores de los abusos suelen ser personas conocidas o personas que están en contacto continuo con el individuo dependiente también pueden ser no miembros de la familia que se han convertidos en cuidadores o los llamados cuidadores profesionales. El abuso por parte de un cuidador puede estar alimentado por una psicopatología previa (una necesidad patológica del perpetrador de controlar a otro ser humano).
Participan otros factores como el estrés, la ignorancia del buen cuidado, la frustración, la desesperación o la incapacidad de proporcionar cuidados apropiados afecta a personas de todos los grupos socioeconómicos. Las personas afectadas desarrollan con frecuencia sentimientos insuperables de miedo, aislamiento e ira entre otros. El estrés de cuidar a una persona se considera el gatillo y no la causa del abuso.
En general no hay una causa única sino que son numerosas, complejas e interactúan entre ellas. Muchas veces existe una situación mutuamente abusiva previamente y por largo tiempo.
Son escasos los reportes espontáneos al equipo de salud, servicios policiales u otros, lo que dificulta aún más su pesquisa y posibles soluciones. Esto afecta directamente la calidad de vida del adulto mayor, dañando su salud física y mental, de modo que obstruye el bienestar integral del mismo. 16
Es ahí donde la comunicación pasa a ser una necesidad básica en esta edad, y se manifiesta principalmente en la relación con la familia y los contemporáneos.
Lograr una comunicación favorable le posibilitará al adulto mayor exponer con total autonomía sus sentimientos y para ello la familia deberá estar dispuesta a compartir valores, experiencia y proyectos con ellos, de no ser así se asiste, entonces a un deficiente proceso de comunicación.
Las familias deben permitir que exista para con el anciano una comunicación de confianza, tolerancia, y respeto; hay que saber apreciar sus conocimientos y experiencias.
Teniendo en cuenta lo expuesto hasta aquí, llegamos a conclusiones teóricas que nos permitirán comprobar, en la comunidad analizada, que la violencia intrafamiliar hacia el anciano no es solamente la física, sino también los actos como el control, prohibiciones, rebaja de la autoestima, humillación, impedimento del descanso, limitar el dinero, entre otras manifestaciones de violencia, ya sean verbal, psicológica o económica. La figura 1.1 da cuenta de aquellos factores que condicionan la presencia de la violencia intrafamiliar, y que serán evidenciados en el estudio de casos referido en la presente investigación.
Si envejecer se ha convertido en el mayor temor de toda una generación, este natural proceso en el que por ley de la vida, todo humano debe transitar, se torna muy complejo al estar condicionado por una multiplicidad de factores, algunos de ellos, señalados en el gráfico superior.
Los factores que condicionan la violencia intrafamiliar son múltiples. No hay una causa única sino que son numerosas, complejas e interactúan entre ellas, muchas veces existe una situación mutuamente abusiva previamente y por largo tiempo que permiten explicar situaciones similares en la etapa de la niñez. La violencia intrafamiliar que hoy se vive en muchas de las familias cubanas, no es más que el resultado de un proceso de socialización caracterizado por el irrespeto a las tradiciones y rupturas de patrones de convivencia.

1 Landriel, Eduardo. "Adultos Mayores y Familia: algunos aspectos de la intervención del Trabajo Social"

2 Flaquer, Lluís. El destino de la familia.

3 Farías de la Torre, F. Familia y comunidad.

4 Giddens, Anthony. “Sociología”

5 Clavijo Portieles, Alberto. Crisis, familia y psicoterapia.

6 Minuchin y H. Ch. Fishman. Técnicas de Terapia Familiar.

7 Ares, Patricia. Psicología de la familia.

8 Flietes, Reyna. La familia en el análisis sociológico.

9 Sánchez Salgado, Carmen., 2000: "Gerontología Social".

10 Valdés Mier M. Maltratos al anciano.

11 Vargas-Daza Emma Rosa y otros. 2011. Tipo de violencia familiar que percibe el adulto mayor.

12 El abuso para con los ancianos ocurre probablemente desde hace siglos, recién en los últimos veinte años han aparecido publicaciones al respecto. Las primeras publicaciones al respecto en el ámbito médico aparecieron en el año 1975 cuando se describió en UK el síndrome del “samarreo del anciano” o “Granny Battering”, demostrándose además que era un problema substancial. La inicial incredulidad respecto a los reportes sobre abuso en el adulto mayor fueron posteriormente reemplazados por un creciente interés sobre el tema.

13 Citado en: J, M. Torosa (1994)”Violencia y pobreza: una relación estrecha”

14 Martínez, C.: Salud familiar.

15 L. Rojas (1995) Las semillas de la violencia.

16 Hasta donde se pudo indagar por la autora, no se habían reportado casos de violencia a las autoridades policiales y de salud.