ELEMENTOS DE LA HISTORIOGRAFÍA DE  LA UNIVERSIDAD Y LA DEPARTAMENTALIZACIÓN EN LA  SANTIAGO DE CALI EN ESTOS LOS  TIEMPOS DEL PARADIGMA DE LA ECONOMÍA GLOBAL

ELEMENTOS DE LA HISTORIOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD Y LA DEPARTAMENTALIZACIÓN EN LA SANTIAGO DE CALI EN ESTOS LOS TIEMPOS DEL PARADIGMA DE LA ECONOMÍA GLOBAL

Germán López Noreña (CV)
Guillermo Peñuela Fernandez (CV)

Universidad Santiago de Cali

Volver al índice

CAPÍTULO I
GENERALIDADES DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA

La Universidad Pública De Colombia De Mejor Ranking A Nivel Latinoamericano y Mundial
Iniciemos este apartado del presente libro tratando en un primer momento algunos aspectos de la Educación Superior en la Revolución Educativa – y en especial para este escrito el análisis de la educación universitaria colombiana1 -como estrategia de la política oficial del Ministerio de Educación Nacional de Colombia en el Plan de Desarrollo del 2006-2010.

LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA Y DEL LLAMADO SISTEMA DE EDUCACIÓN EN COLOMBIA

El Sistema Nacional de Educación Superior en Colombia se rige a través de la Ley 30 del 28 de Diciembre de1992, la que establece la normatividad para su funcionamiento, la cual es modificada, adicionada o sustituida con relativa frecuencia en los últimos tiempos2 . De manera general la educación superior en Colombia es definida y se clasifica de la siguiente manera3 :

En una primera instancia de su definición se dice que la:

Educación Superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral; se realiza con posterioridad a la educación media y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación académica o profesional. Es un servicio público cultural, inherente a la finalidad social del Estado […].

http://www.cna.gov.co/1741/articles-187279_organizacion.jpg

Estructura Del Sistema Nacional de Educación Superior En Colombia
FUENTE: http://www.cna.gov.co

La educación superior en Colombia ha sido caracterizada como centralista, inequitativa, tradicional y privatizante. Esta frase, por dura que parezca, devela totalmente los problemas estructurales que afronta el sistema educativo colombiano de cara a los retos que debe afrontar en la era de la información y el conocimiento.
(Alfonso Tamayo Valencia, 2006)

Y de su clasificación:

Las instituciones de este nivel se clasifican de la siguiente manera:

  • Instituciones técnicas profesionales: son aquellas facultadas legalmente para ofrecer programas de formación en ocupaciones de carácter operativo e instrumental y de especialización en su respectivo campo de acción, sin perjuicio de los aspectos humanísticos propios de este nivel.
  • Instituciones universitarias y las escuelas tecnológicas: son instituciones facultadas para adelantar programas de formación en ocupaciones, programas de formación académica en profesiones o disciplinas y programas de especialización.
  • Universidades: son las instituciones que acreditan su desempeño con criterio de universalidad en las siguientes actividades: la investigación científica o tecnológica; la formación académica en profesiones o disciplinas y la producción, desarrollo y transmisión del conocimiento y de la cultura universal y nacional. Están igualmente facultadas para adelantar programas de formación en ocupaciones, profesiones o disciplinas, programas de especialización, maestrías, doctorados y post-doctorados.

La Educación Superior está constituida por programas de pregrado y programas de postgrado:

  • Los programas de pregrado preparan para el desempeño de ocupaciones, para el ejercicio de una profesión o disciplina determinada, de naturaleza tecnológica o científica o en el área de las humanidades, las artes y la filosofía. Estos programas conducen a la obtención de un título, bien sea técnico, tecnológico o universitario.
  • Los programas de postgrado comprenden las especializaciones, las maestrías los doctorados y los post-doctorados.
  • Los programas de especialización son aquellos que se desarrollan con posterioridad a un programa de pregrado y posibilitan el perfeccionamiento en la misma ocupación, profesión, disciplina, áreas afines o complementarias.
  • Los programas de maestría y doctorado tienen a la investigación como fundamento y ámbito necesarios de su actividad. Las maestrías buscan ampliar y desarrollar los conocimientos para la solución de problemas disciplinarios, interdisciplinarios o profesionales y dotar a la persona de los instrumentos básicos que la habilitan como investigador en un área específica de las ciencias o de las tecnologías o que le permitan profundizar teórica y conceptualmente en un campo de la filosofía, de las humanidades y de las artes.
  • Los programas de doctorado se concentran en la formación de investigadores a nivel avanzado, tomando como base la disposición, capacidad y conocimientos adquiridos por la persona en los niveles anteriores de formación. El doctorado debe culminar con una tesis.

Además de los aspectos señalados anteriormente, las instituciones educativas Según su naturaleza pueden ser públicas (gubernamentales) o privadas. A su vez, las instituciones públicas pueden ser nacionales, departamentales, distritales y municipales.
Ahora, si analizamos detenidamente los párrafos de la anterior cita y el cuadro presentado del SNIES, es posible ver como la Ley 30 de 1992 le da cabida a lo que normalmente se le ha determinado y llamado oficialmente Educación Superior en Colombia. Con esta denominación se arropa a una serie de instituciones que van desde las técnicas profesionales pasando por las profesionales y tecnológicas, llegando hasta los de postgrado desde las especializaciones, maestrías y doctorados.
Situación que conlleva a un mapa de limites confusos de una diversidad de instituciones – que van desde universidades, institutos, corporaciones, fundaciones, católicas, autónomas, libres, pontificias, diurnas, nocturnas, militares, cooperativas, costosas, baratas etc...-, y en las que cada una presentan sus propios intereses y sus propios fines ¿Luego será posible hablar un sistema de Educación Superior propiamente dicho en Colombia?
En verdad sería difícil pensarlo y aun más afirmarlo, en razón de la definición misma de Sistema, y las diferentes lógicas que manejan cada una de estas instituciones, lo que hace difícil gestar una comunidad académica. Y sumado a esto el problema de la “Politiquería” reinante en un alto porcentaje de las Universidades públicas e instituciones que conforman el llamado Sistema de Educación Superior en Colombia. Situación evidenciada en el alto número de quejas presentadas en el trimestre de Abril junio del 2010, en la que la de mayor porcentaje corresponde a lo concerniente a la parte administrativa.
Por cierto, el pensar la educación superior y por ende la universidad, exige reflexionar sobre su incidencia e implicaciones de carácter político, histórico, económico y también las de tipo social en relación con la realidad del mundo actual. La concepción de los últimos tiempos de la universidad como un producto dentro de un marco empresarial, susceptible de ser vendido y explotado en aras de lograrse altos dividendos en ganancias, ha generado una crisis de identidad, la que denota una alta vulnerabilidad en la naturaleza social de la educación superior; como lo son la hegemonía, la legitimidad y la crisis institucional (Boaventura de Soussa, 2006).

http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-236704_sedundo_trimestre.jpg
Las quejas relacionadas con instituciones de educación superior y sus programas académicos, son atendidas por la Subdirección de Inspección y Vigilancia y clasificadas por ejes temáticos. Entre abril y junio de 2010, la subdirección de Inspección y Vigilancia del Ministerio de Educación Nacional recibió 312 quejas. Los temas que más inconformidades generaron fueron procesos administrativos y derechos pecuniarios.
FUENTE: http://www.mineducacion.gov.co/

He aquí una compleja problemática para la universidad colombiana y su supuesto sistema de educación superior defendido por algunos apologistas de ella en Colombia. La hegemonía resquebrajada, induce a pensar de qué manera se puede afectar a la educación superior cuando hoy por hoy se le resta posibilidades de decisión por si misma, es decir autonomía y libertad para decidir por riesgo y cuenta propia.
Luego, si ello se da, entonces va en perjuicio de la producción de conocimiento –generándose desigualdad-, pérdida de identidad cultural, y también atentando contra la pluralidad y la alteridad en las personas. Desde esta óptica el profesional colombiano a egresar de las diferentes instituciones de educación superior en Colombia, presentarían un status de obra de mano calificada, es decir, de acuerdo a la tipología universitaria sería eminentemente Napoleónica 4.
La educación superior en Colombia, quiéralo o no está inmersa en la Globalización, y ante ello debe gestar respuestas desde su contexto. No obstante, lo erróneo de las políticas educativas neoliberales concebidas desde la Globalización, se hace necesario que la universidad colombiana se posicione ante la comunidad académica internacional con un proceso racional y no excluyente.
En este sentido la Globalización según Pablo Guadarrama (2003) entendida como un fenómeno de naturaleza política, social y económica con orígenes en la internacionalización de las formas de relaciones capitalistas del mundo actual, introduce en el ducto de succión provocado por el móvil que le transporta con altas velocidades.
Otros aspectos que van en detrimento de poder establecer un efectivo y eficiente sistema de educación superior en Colombia lo constituyen, lo concerniente a los resultados de los indicadores de Calidad, Cobertura y Pertinencia social, entre otros; los que de una u otra forma se han constituido en elementos críticos de esta parte del Sistema de Educación Nacional en el país.
En los días en que se redactan estas líneas las fuentes oficiales de la educación superior en Colombia escriben de manera acrítica el haberse dado un gran salto en lo que a cobertura corresponde, esto dentro del marco de las políticas de inclusión. De la cobertura, la calidad, y la oferta de programas tradicionales en el año 2006, comenta Tamayo Valencia (2006), citando a Gómez Víctor Manuel (2000): 5

la cobertura de la educación superior no alcanza al 20% de la población entre 18 y 24 años y sólo el 12% del 50% más pobre de la población tiene hoy acceso a la educación superior, y de estos las 2/3 partes lo hacen en instituciones privadas cuya cobertura concentra aproximadamente el 73% de la matrícula Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Tunja, ciudades centrales de Colombia, concentran la mayoría de oferta estudiantil mientras en otras ciudades como Arauca o Yopal, ciudades periféricas, la oferta es mínima y la calidad insatisfactoria.
Este cuadro se agudiza más cuando constatamos que la oferta de carreras es tradicional: contaduría, medicina, derecho, odontología, economía, ingenierías, administración, agronomía, educación, y últimamente sistemas, sin que se haya hecho un estudio serio sobre las necesidades nacionales, regionales y locales respecto de la educación superior ni mucho menos sobre el impacto de estos saberes y tecnologías en el desarrollo regional. Si nos atenemos a los resultados de los exámenes de calidad de la educación Superior en Colombia (ECAES), y aunque no son el único criterio para valorar una carrera, vemos que nuestros estudiantes no superan el promedio de lo que se debe saber y muchos están aún por debajo de la media. Esto sin mencionar la calidad de la mayoría de instituciones de educación superior en cuanto a infraestructura, bienestar, campus, investigación, profesorado, bibliotecas, administración y personal de servicios.

Pues bien, mucho se podría seguir argumentando de las actuales falencias de la Educación Superior en Colombia, lo que a decir de Víctor Manuel Gómez se inscriben, entre otras, en cuatro problemáticas críticas el Estado, las Instituciones, la pertinencia y la equidad social.
Reconociendo que la discusión no se ha agotado pues en realidad apenas se inicia; entonces veamos que estrategias se han generado e implementado, para subsanar esta situación desde la llamada Revolución Educativa del Ministerio de Educación Nacional, en lo que corresponde a esta parte de la educación colombiana. Luego, es pertinente y además necesario para la discusión el determinar que concepción de educación se promulga para ser lograda en ella.

1 Del Basto Liliana (2004, págs. 3 - 4) fundamentada en Hoyos Vásquez (2002) , realiza una interesante síntesis sobre el desarrollo de la Universidad Colombiana, a partir de la mitad del siglo XX: En ella muestra en un primer momento el complemento a la clásica universidad humanística de los años cincuenta en Colombia a la universidad modernizante y tecnológica la que aporta la desarrollo agrícola e industrial del país y en la que se le da privilegio a la racionalidad instrumental.
Un segundo momento en su análisis de la universidad colombiana lo constituye la Universidad Revolucionaria Colombiana en la década del 60 del siglo XX que retoma los ecos de la Revolución Cubana. Consecutivamente nos remite a la universidad de los años ochenta y finales de los noventa, denominada por Hoyos Vásquez y otros estudiosos de la universitología colombiana como la Universidad Investigadora. A continuación esta investigadora en este recorrido por la universidad colombiana nos sitúa en la de los finales de los noventa denominada como la Universidad Política, para finalmente referirse a la Universidad Acreditada la que debe responder a una serie de exigencias de calidad y estándares internacionales.

2 Véase http://www.mineducacion.gov.co/1621/w3-channel.html. Portal oficial del Ministerio de Educación Nacional l- MEN.

3 Fragmentos tomados de CINDA (2009).

4 Fernando de Jesús Castro (2006), citando a Tünnerman Bernheim (1996), escribe sobre la Universidad Napoleónica: “Napoleón reorganiza la Universidad como un monopolio y una dependencia del Estado, con una intención puramente utilitaria y profesionalizante, según los ideales educativos politécnicos del Emperador (...) una Universidad centralizada, burocrática y jerárquica (...) su tarea fue preparar los profesionales que necesitaba la administración pública y la sociedad. La investigación dejó de ser cometido de la Universidad” (1996: 33).

Independientemente de que la tarea que se propuso Napoleón no fue establecer una universidad para la investigación, de haberlo intentado hubiese tenido que enfrentar un acumulado institucional bien adverso. Es difícil imaginar que la permanencia por varios siglos en una tradición de inmovilidad y excesivo conservadurismo hubiese podido ser modificada rápidamente en favor de un clima más propicio para la investigación científica, no obstante los cambios políticos de la sociedad francesa. Tal incompetencia frente a la investigación científica fue mantenida durante todo el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX. La universidad continuó desarrollando sus actividades de formación profesional fuera del núcleo principal de producción de ciencia e innovación que se va a establecer en instituciones gubernamentales como el Centro Nacional para la Investigación Científica (Centre Nationale de Recherche Scientifique- CNRS), fundado en 1939.”.

5 Esto se escribía en el 2006 en torno al problema de la cobertura en Colombia en la educación superior. Veamos que se escribe en el 2010: “Al finalizar su gobierno la saliente ministra de educación Cecilia Vélez radicó nuevamente en el Congreso de la Republica el proyecto de reforma a la Ley 30, proyecto con el cual el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe pretendía “subsanar” los problemas de financiación de la educación superior colombiana, que más allá de reconocer las intenciones de acoplamiento a las tendencias internacionales en materia de educación impuestas por la banca mundial, hizo del discurso del aumento a la cobertura y el mejoramiento continuo a la calidad, una cortina de humo para la opinión en general; ejemplo de ello son la cifras que quedan al terminar la era del “mesías” con respecto a la educación.

El balance que presentó el Gobierno dice que de una cobertura del 24,4% en el 2002, se pasó al 35,5% en el 2009. Al finalizar la presidencia de Uribe había 570.000 estudiantes más que cuando se inició su mandato. Pero este supuesto aumento en la cobertura se debe a las planes del gobierno de tecnificar la educación, fortaleciendo el SENA (educación para el trabajo= mano de obra barata y calificada) según los requerimientos de los empresarios tanto nacionales como internacionales, para de esta forma pasar de 47.594 personas matriculadas en programas técnicos y tecnológicos en el 2004, a 97.468 en el 2005 donde se dispararon y siguieron ascendiendo año tras año hasta llegar a los 307.060 que el Sena reportó en su balance del 2009. Pero el problema en realidad no es el fortalecimiento del SENA, pues como institución técnica y tecnológica ofrece una educación medianamente buena y eso es reconocible, el problema es que se pretenda estandarizar la educación bajo parámetros mercantiles que conllevarían al declive del proyecto de educación para la construcción de país, y es esto lo que precisamente el gobierno no quiere que veamos, pues además de presentar cifras amañadas incluyendo en el aumento de cobertura cursos de un día realizados por muchas personas, presenta propuestas “panacea” que buscan confundir y dividir en este caso a la comunidad universitaria.”. William Ospina y Ángela Suarez (2010).