SANTUARIOS, FIESTAS PATRONALES, PEREGRINACIONES Y TURISMO RELIGIOSO

SANTUARIOS, FIESTAS PATRONALES, PEREGRINACIONES Y TURISMO RELIGIOSO

Rogelio Martínez Cárdenas. Coordinador (CV)

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El espacio socio -religioso del Santuario Nacional de San Lázaro y sus actores: herencia, identidad y turismo

Dr. Maria Zielina

A causa de los cambios producidos a partir de 1959 ya no existen muchos centros religiosos oficiales en Cuba dedicados a las diferentes advocaciones de santos, pero los tres más famosos y los que reciben el mayor número de visitantes cubanos y extranjeros son los del Cobre, dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre –Ochún, patrona de Cuba;  los de Regla, dedicado a la Virgen de Regla -Yemayá   y el de San Lázaro –Babalú Ayé en el Rincón, El contendido emocional  relacionado con los mismos es muy alto entre muchos cubanos y extranjeros y sin embargo, desde el punto de vista arquitectónico o paisajistas estos lugares no constituyen los mas bellos de Cuba.

En mi trabajo me enfocaré en El Rincón y el Santuario Nacional de San Lázaro, por constituir uno de los centros religiosos más relevantes de Cuba -el más visitado por los hombres en Cuba-,  y el que se ha convertido en un componente  orgánico y social a causa de los miles de personas que lo visitan anualmente desde hace casi un siglo. Su calificación de santuario  nacional revela no sólo su importancia religiosa sino también la dimensión socio-cultural y económica que éste ha alcanzado a pesar de carecer casi totalmente de una infraestructura turística. Las peregrinaciones al Rincón no cesaron ni en los momentos más fieros de “ateísmo” promovido  por la Revolución de 1959 y agudizado por el mandato oficial del cierre  de los centros religiosos; allí  al Rincón, a uno de estos nodos urbano-religiosos sincréticos seguían y siguen llegando cubanos y extranjeros.

Presentaré además,  algunas de las oportunidades que el turismo por motivación religiosa puede ofrecer a las economías locales y centros culturales cubanos, y comentar  sobre la poca importancia que se les da estos lugares, vistos en su mayoría como focos de peregrinaciones folclóricas, anecdóticas o religiosas y  no como nodos urbanos y culturales, centros de actividades económicas que requieren de la atención adecuada de las autoridades locales para dar un servicio de calidad a aquellos que acuden a esos lugares por motivos religiosos o cultural.  Es un lugar que habla de identidades, conflictos religiosos y solvencias económicas y la importancia que tiene este santuario en la sociedad cubana, como dimensión urbana, cultural -religiosa lo revela  el hecho de que se  lo incluyera en el recorrido  de  Papa Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998.

Palabras clave: Santuario Nacional de San Lázaro, herencia, identidad, turismo, Cuba

Este estudio tiene el objetivo de enmarcar el Santuario Nacional de San Lázaro dentro del turismo religioso; reflexionar sobre las oportunidades y limitaciones que la denominación de "Santuario Nacional" proporciona a los habitantes de ese lugar, al clero, al gobierno y a las personas que se identifican con el Santo y por último, examinar si existe la posibilidad de que El Rincón se pudiera convertir en una de esas "mini ciudades santas" dentro del contexto político que existe en la Isla. Para el desarrollo del mismo he tomado como metodología las entrevistas que conduje con fieles, vendedores con los sacerdotes Sergio Cabrera y José Carlos Iglesias y la Madre Superiora Martha Calvo; estudios sobre religión, identidad, y mercatilismo religioso; textos de autores que han investigado el tema de la identidad desde una perspectiva psicológica, antropológica y cultural y por último, de documentos diseminados por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los emigrantes e itinerantes, y por la Organización Mundial del Turismo (OMT) .

Historia del Santuario
Incluir la palabra identidad en mi trabajo es correr un riesgo por las diferentes definiciones que existen sobre este concepto tan asociado a la cultura, la cual Geertz describió como una "teleraña de significados" (Geertz (1992: 20), pero que estimo apropiado a la hora de examinar la devoción que los cubanos tienen hacia San Lázaro. Hablar de indentidades es hablar de relaciones, de experiencias communes y de interiorizaciones, en este caso de la experiencia de miles de personas con un ser sobrenatural y cuya representación social es compartida, ha sido almacenada en la cultura nacional desde siglos; es hablar con un otro y suponer y aceptar la identidad de ese otro, la de "otros cubanos", cuyas identidades están a su vez muy relacionadas con la interacción grupal, la cual complementa la identidad nacional. Esta devoción al santo es la que me permite reflexionar sobre las identidades que se organizan, jerarquizan y estructuran en ese espacio físico y hablar de la creencias sincréticas afrocubanas como la cultura nutriente de la identidad cultural de los cubanos dentro y fuera de la Isla. La veneración a San Lázaro visibiliza prácticas sociales y experiencias significativas y permite hablar no sólo de las luchas de los esclavos y sus descendientes para incorporarse a la sociedad cubana pero también de las prácticas segrecionistas, discriminatorias del siglo XIX: la que dividía al blanco del negro, al enfermo del sano, al católico del santero. El culto a San Lázaro pone de manifiesto las experiencias de hombres y mujeres convertidos en sujetos sociales y el reenforzamiento de identidades étnicas y culturales como lo fueron el ser descediente de esclavo, abandonar el "bozal" y apropiarse de una nueva lengua, incorporar y transformar elementos de la cultura española , de la religión de sus antiguos amos y hacerlos propios. (Giménez, [On line] http://mediosexpresivoscampos.org/
La historiografía del santuario y del santo hablan de muchas realidades; revelan en parte, las estructuras sociales, modos de comportamiento y valores culturales de los grupos que contribuyeron al desarrollo de la identidad milagrosa que se le atribuye al santo y a los múltiples mensajes que este santuario ha emitido desde su creación, relacionados con la ayuda sobrenaturaly con los discursos -étnico, económico y socio-político-, de la nación cubana. A partir del siglo XVIII, los criollos comenzaron a tener conciencia de sus raíces y de sus diferencias con respecto a los peninsulares, a los ultramarinos, no sólo en el plano económico sino también en las costumbres y en la cultura. Algo semejante ocurríó con los esclavos que llegaban a la Isla, quienes constataron a través de sus experiencias en barracones, barcos, etc de que todos no procedían de los mismos lugares ni hablaban la misma legua ni rendían culto las mismas deidades. En este siglo, además, comienza a revelarse un relajamiento religioso que se afianzará en los siglos venideros e incluyó tanto a los peninsulares como a los criollos; situación que fue aprovechada por los diferentes grupos de esclavos para preservar en parte sus costumbres y creencias religiosas. Pero como no todos los esclavos procedían de las mismas aldeas o hablaban la misma lengua, ni celebraban de la misma forma sus ceremonias, estas creencias religiosas no fueron transplantada de la misma forma en todas las regiones de la Isla como lo demuestran las diferencias que existen entre la Regla Ocha e Ifá (Santería) y las diversas ramas de Palo Monte en Matanzas, Oriente o La Habana. Todo esto repercutió en el desarrollo de la religiosidad popular en Cuba y de ahí que una y otra vez se enfatice que la mayoría de los cubanos son creyentes pero no católicos, o que la Santería abarca mayormente a los afrocubanos o es mas pura en cierto lugares que en los otros.
Ambos, santo y santuario revelan cómo estas "realidades" fueron entendidas, procesadas, primero, por conquistadores, colonizadores y esclavos y luego, por gobernantes, intelectuales, asociaciones religiosas, culturales, políticas, hasta llegar a hoy en día. La política de embellecimiento y renovación de la ciudad de La Habana, la huida hacia una religiosidad menos dogmática, más popular, junto al incremento de la esclavitud en toda la Isla -lo cual trajo el empeoramiento de las condiciones de vida de los esclavos y sus descendientes-, sirven para explicar en parte la actoría social del este santo. Los niveles de apoyo de las instituciones gubernamentales se centraron en aquellos organismos que beneficiaban la corona española como fue la instauración del estanco del tabaco y la creación de la Compañía de Comercio de La Habana (1740); hechos que contribuyeron a esa imagen de prosperidad que los gobernantes coloniales deseabann vender a sus vasallos y enemigos como parte la política modernizadora que acompañó la subida al trono español de la dinastía Borbón a principios de ese siglo. La Ciudad de La Habana con su crecimiento de población, sus suntuosas avenidas, su nueva Catedral y sus numerosos visitantes, procedentes de casi todas partes del globo, se corvirtió en una de esas imágenes. En esta imagen no tenían cabida los enfermos, especialmente aquellos que padecían de enfermedades como la lepra, enfermedad que desde siglos había sido identificada con lo impuro y la que en el Antiguo Testamento ya aparecía como "azote por un pecado cometido", como "castigo de Dios", y partiendo de estas asumpciones, los enfermos y sus familiares, junto a los pobres y aquellos que no tenían acceso a los precarios lugares en donde se prestaban auxilios médicos buscaron ayuda sobrenatural; socorro y protección en aquellos santos que proponían soluciones a sus dolencias terrenales.
En Cuba, los primeros datos que se encuentran sobre este espacio religioso y su asociación con la imagen de San Lázaro datan del siglo XVIII. La situación geográfica de Cuba hizo que desde el "descubrimiento" de América, ésta se convirtiera en un centro económico de alcance global y que a sus puertos llegaran y salieran numerosas embarcaciones cargadas no sólo de hombres en busca de riquezas o portando tratados comerciales que los podrían volver ricos y poderosos pero también de hombres y mujeres azotados por enfermedades o transmitiéndolas, entre ellas la lepra. A fines del siglo XVI, los numerosos casos de lepra que se iban presentado y la visibilidad de los enfermos en plazoletas y calles, forzó al gobierno español a tomar serias medidas y una de éstas fue la construcción y consecutivos traslados del Leprosorio San Lázaro. En enero 12 de 1615, el Cabildo Habanero decide construir un sanatorio en las Caletas de Juan Guillén, en un lugar que les pareció lo suficientemente apartado y adecuado para tratar las víctimas de esta enfermedad; en este lugar se levanta actualmente el Hospital Hermanos Armejeiras. Sin embargo, las deficiencias sanitarias que tenía dicho sanatorio hizo que se expidiera una nueva orden para la construcción de otro leprosorio. En 1680, Pedro Alegre Díaz, acaudalado propietario, quien tenía un hijo que padecía de esta enfermedad y también dinero, casas y terrenos, dona los terrenos de una de sus estancias, "Los Portones" para que albergaran allí tanto a los enfermos como a su hijo. Con el propósito de llevar cierto consuelo espiritual a pacientes y familiares se les construyó a los mismos una ermita en este lugar. Dificultades monetarias y cataclismos naturales como el ciclón de 1703 arrazaron con la ermita y con las pobres casas de los enfermos, los que tuvieron que ser trasladados a las Caletas de Juan Guillén, nuevamente. El aumento de los pacientes y la visibilidad de los enfermos que deambulaban por las calles pidiendo limosnas y las protestas de los vecinos que temân ser contagiados forzó a los gobernantes a tomar medidas y mediante la Real Orden de 1714 se construye un nuevo hospital, el Real Hospital de San Lázaro de la Habana, conocido también como La Caleta de San Lázaro, pero la mala suerte se cierne otra vez sobre el hospital, el cual quedó destruido totamente esta vez a causa de la "Toma de La Habana por los ingleses", una de las acciones de reprasalia tomadas por Inglaterra en su conflicto bélico con España en 1762. La reconstruccíón del hospital termina en 1798 y las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paula comienzan su servicio de atención a los enfermos en 1854. La intervención del ejército americano en la Guerra del 95 y la cuarentena y reconcentración impuesta por el Capitán General Valeriano Weyler como uno de los esfuerzos hechos por parte de la Corona española para retener una de sus últimas colonias en las Américas, provocó un nuevo desplazamiento de los enfermos en 1899, los que fueron instalados en la Loma de la Vigía, en Mariel, fuera de la Ciudad de La Habana, a pesar de sus miedos, protestas y tribulaciones. Este temor de los enfermos de que que las autoridades los echara al mar, de que aprovecharan la travesía por barco para deshacerse de ellos, hizo que pusieran como condición para dicho traslado de que les acompañaran algunas de las hermanas de la Caridad.
Todas subieron a bordo, después, todos los enfermos…. La superiora, sor Ramona Idoate, va frente al grupo. […] Las escenas de los días por venir no tendrán mejor sitio para sucederse que el más terrible círculo del infierno dantesco. Y ese sitio en la tierra lo tienen aquellos barracones del Mariel: allí no hay nada, ni camas, ni ropas, ni alimentos… Sin mayor riqueza que perder, sólo la dignidad de su pobreza, los leprosos prenden fuego a los barracones…

"Nuevo éxodo, sin medios adecuados; en carretas; en planchas, camino ya del nuevo y definitivo hospital, a medio construir, lejos de la población, y sin recursos de ninguna clase (…) en medio de un campo cenagoso, sin agua, sin luz, sin calles, sin enfermería, sin casa para las Hermanas, un esqueleto de Lazareto, no más . {Rico Hernández, On line] http://www.palabranueva.net/

En 1914 se abren las puertas del nuevo leprosorio, aún sin terminar, en el pueblecito El Rincón, el cual sigue funcionando hasta la actualidad y en el que residen los leprosos y se atienden a los enfermos de Sida y aquellos que presentan sintómas de enfermedades contagiosas de la piel como la viruela, varicela, etc. Al lado del leprosorio se construyó nuevamente una modesta iglesia y San Lazáro continuó siendo el patrón de la misma, atendiendo a la tradición cátolica establecida desde la Edad Media, de que San Lázaro era el Santo Patrón para aquellos que sufrían de la "muerte en vida", la enfermedad de Hasen. La designación de san Lázaro como patrón de esta iglesia concordaba ademeas, con las labores cristianas que había hecho Lázaro de Betania, el hermano de Marta y María -el cual nunca llegó a ser un Obispo- y que según la leyenda, escapó de Palestina y se dedicó a diseminar el cristianismo y por su bondad y perseverancia en dichas labores fue eligido obispo de Marsella.
Sin embargo, el santo al que acuden los fieles, los necesitados; venerado por hombres y mujeres sin distinción de razas, estatus social, dentro y fuera de Cuba, no es San Lázaro de Betania, sino el otro, el San Lázaro de las muletas, en cuya imagen se unen como en una especie de "Trinidad religiosa", el San Lázaro de la parábola bíblica, quien aparece en el Nuevo Testamento, y que según el Evangelio de San Juan (11:41-44) fue resucitado por Jesús; otro Lázaro, el pobre mendigo según el Evangelio de San Lucas (16:19-31), y la deidad africana, Babalú Ayé, "Padre del mundo", la que en algunas partes de África ya había sido asociada con la lepra y las enfermedades venéreas. Según los patakines, leyendas sobre el origen de los orishas, este oricha, Babalú Ayé era hijo de Naná Burukú o de Kehson y Nyohwe Ananou o de Yemayá, y su culto procedía de Dahomey (Benín), en donde se le daba el nombre de Azojuano (Azowano), Rey de Nupe. No es de extrañar que en el momento en que la lepra hizo su aparición en la Isla, los esclavos procedentes de África ignoraran el orden occidentalizado, representado por el Obispo de Betania y optaran por aquellas otras dos figuras, la del mendigo y la del orisha, con cualidades y dolencias humanas y cuyas vidas hallaban eco en las vivencias que el sistema esclavista y el orden cultural y religioso, español y católico había impuesto sobre sus vidas. Este santo semidesnudo y apoyado en muletas fue el que estaba en el altar mayor, según una leyenda popular, y al que algunas hermanas de la Caridad cubrieron con una capa acatando las órdenes de un monseñor escandalizado frente a la desnudez del santo. Este viejo con muletas y con dos perros no aparece de esa forma dentro de la iglesia, pero lo podemos encontrar en los cuadros que como exvotos cuelgan a la vista de todos en la sacristía, en los altares sincréticos, en patios y jardines que dan al frente o al fondo de las casas; ésta es la imagen que veneran los cubanos dentro y fuera de la Isla como lo demuestra la iglesia de San Lázaro en Miami, construida en 1974 y a la que asisten miles de cubanos desde su inguración .A esta endeble figura piden "milagros" los fieles; milagros que acreditan, revelan, el poder de Dios; hacen referencias a los enfermos que la medicina de los hombres no puede curar; a los pobres que los gobiernos abandonan o se olvidan de que existen.
Al igual que otros santos que se veneran en el calendario religioso popular latinoamericano y caribeño, San Lázaro es un santo "milagrero", "hace milagros de forma natural" como dicen mis entrevistados, y como esos milagros tienen efectos externos, que se pueden ver, como la curación de un enfermedad incurable por ejemplo, este santo ejerce un papel concreto en la vida de los individuos, grupos, ya que los ayuda a encontrar respuestas a las necesidades que consideran prioritarias; les ayuda a defenderse en su papeles de actores sociales, lo que les permite unirse y formar comunidades de pacientes, familiares de pacientes, creyentes, etc., y luchar por los objetivos que se han propuesto. Los éxitos del San Lázaro de la Muletas estriban, según sus devotos, en que presta ayuda y protección al individuo, en momentos en lo que todo y todos le fallan. Esta relación íntima con el santo implica comportamientos específicos y compartidos, hay que cumplir las promesas que se le ofrece. Al igual que San La Muerte y San Baltasar en Argentina, San Lázaro castiga fuertemente a sus fieles cuando estos no le cumplen las promesas; castigos que abarcan pérdida de bienes, falta de relaciones afectivas, o recibir el peor de los castigos, el que deje de tomar en cuenta las futuras peticiones.
El culto a San Lázaro en el Siglo XX
Durante la primera mitad del siglo XX, el Santuario de San Lázaro continuó siendo marco referencial de religiosidad popular, cultural, social en el que se hacían referencias a la vida, el amor, la muerte; un espacio en el que se manisfestaba la voluntad de elegir entre el santo católico o al sincrético; un espacio en el que se evidenciaba el impacto de la cultura afrocubana y debido a estas especificidades, este santuario siempre ha originado oleadas de emociones diversas en las filas del clero católico, de intelectuales, visitantes, curiosos y fieles. Para algunos, los elementos de la Santería que se manifestaban dentro o fuera del santuario debían ser erradicados, prohibidos; opinions que eran sustentadas y compartadidas tanto por el gobierno como por el clero católico. Para comprender mejor estas emociones y posiciones debemos señalar que en la primeros decenios de la República, la mayoría de los sacerdotes y de las religiosas en eran españoles, ajenos a la relidad cubana y éstos eran los que regían las instituciones apostólicas más significativas en la Isla; situación que traía repercusiones en la sociedad cubana y a las que se refiere Céspedes García Menocal al hablar de la presencia de estos religiosos españoles en Cuba.
… las formas de religiosidad sincréticas nacidas del sincretismo cultural entre lo español y lo africano, entre el catolicismo y las religiones africanas que los esclavos trajeron consigo; [era un ] fenómeno desconocido por los extranjeros que llegan a Cuba. Los juicios teológicos y las actitudes pastorales van a depender, casi siempre, de prejuicios, del talante teológico previo, de la cultura y de la sensibilidad previas con relación a la pluralidad de formas posibles de religiosidad, con relación al negro y a su cultura y su estilo vital, etc. [On line] http://www.ensayistas.org/critica/cuba/fornet/cespedes.htm

Esta intolerancia y desconocimiento de la cultura cubana se pone de manifiesto en la postura que tomó Pedro González Estrada, Obispo de la Ciudad de la Habana, el cual firmó un edicto a partir del cual se prohibía el culto del San Lázaro de la muletas y de los perros, en 1919. No es de extrañar que el Santo de la Muletas desapareciera del altar mayor y fuera modificado y ubicado en el pasillo lateral. Esta intolerancia hacia el sincretismo religioso y reservas hacia la cultura afrocubana se filtraba en las perspectivas que sobre la cultura y la etnicidad de los cubanos sembraban y esparcían la mayoría de los intelectuales cubanos, quienes padecían de la enfermedad del "blanqueamiento"; una enfermedad cuyos primeros síntomas era el blanqueamiento cultural. Dichas actitudes y disposiciones eran rechazadas por áquellos que se habían beneficiado por los milagros del santo popular y sincrético, entre ellos, los practicantes de la Santería y católicos u otros creyentes cuyas maneras de pensar eran más "abiertas" y veían, aceptaban estos elementos sincréticos como parte de sus comunicaciones o acercamientos con el santo, parte de su religiosidad. Esta actitud que despligan los "católicos abiertos" persiste hasta en a actualidad y la comenta García Menocal en el artículo que hemos citado anteriormente, "en Cuba existen personas radicalmente cristianas, que han incorporado algunos elementos de las tradiciones religiosas africanas que no contradicen ni el dogma católico, ni la ética que se sustenta en el mismo."
A partir de 1959, fecha en que se cerraron iglesias y templos; se prohibieron las manifestaciones y celebraciones religiosas de todo tipo, incluyendo las que acompañaban la Santería y la Iglesia Católica se conrvitió en la "iglesia del Silencio", la veneración a San Lázaro alcanzó nuevos niveles, pues se convirtió en símbolo de resistencia religiosa y cultural. (Uría, 2011) La frase "la religión es el opio de los pueblos", un planteamiento filosófico y marxista, que muchos repetían y manoseaban con facilidad sin detenerse a conocer a fondo el fundamento filosófico que había llevado a Carlos Marx a producir dicha frase, ayudó a establecer y recrear un nuevo tipo de segregación: ateos contra creyentes; crear otra génesis, la de voluntad política contra la voluntad cultural. El ateísmo, percibido como voluntad ideológica, respaldada y diseminada por el Estado se enfrenta a la voluntad individual, y como la voluntad es una potencia que mueve al ser humano de hacer o no hacer algo, surgieron conflictos en todos los niveles incluyendo los conflictos religiosos. Los individuos se vieron obligados a decidir si debân asistir o no a la iglesia, a participar o no en ceremonias sincréticas, o a educar o no educar a sus hijos bajo modelos de idearios cristianos. Se enfrentaban a la convinción de que el cierre de las iglesias, la negación de una identidad religiosa, constituía un paso hacia el progreso, una vía definitiva para dejar atrás los fanatismos y supersticiones y el ateísmo se lo presentaba como válido proceso en la restructuración del espacio cultural del "hombre nuevo". El Estado aspiraba que la iconografía sagrada que había inundado a Cuba desde la llegada de los esclavos procedentes de África fuera limitada al folclore, se tomara como otro de los vestigios del pasado colonial y republicano que había que desaparecer. Este ateísmo, que se planteaba como adhesion a la ideología del marxismo –leninismo hizo que, por un lado, muchos padres ocultaran sus creencias y dejaran de bautizar a sus hijos con el fin de permitir y hacerles más fácil el ingreso a escuelas y universidades y brindarles mejores oportunidades al buscar trabajo. Por el otro, se erguían los que pensaban y postulaban que el darle una educación religiosa a los hijos o preservar en la familias las creencias religiosas sincreticas implicaba una degradación intelectual, un "atraso" y estas interiorizaciones religiosas podía erradicarse con ayuda de la educación escolar. En medio de estos dos grupos estaban los que consideranban que la religión era la esencia de la vida, una manera de encontrarle sentido a la existencia, a las relaciones familiares y a su comprensión del mundo y por lo tanto querían seguir asistiendo a iglesias, a las ceremonias de sus santos.
Estos planteamientos marxistas que postulaba el gobierno desencadenaron reacciones y emociones las cuales trajeron consigo modificaciones en cuanto a formas de comportamiento ya fueran de forma individual o grupal, y los más afectados fueron la Iglesia Católica como institución, los miembros de las diferentes asociaciones católicas y aquellos que profesaban una religión de raíces africanas, como la Santería, Palo Monte o Abakuá. Las iglesias se ven forzadas a disminuir su acción pastoral a través de toda la Isla y a partir de las confiscaciones, y bajo la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, del 6 de junio de 1961, las escuelas privadas e instituciones educativas de niveles superiores regidas por sacedotes y monjas pasan a manos del Estado. Dejan de funcionar las asociaciones laicas que apoyaban la diseminacion del catolicismo, entre ellas, la Acción Católica y sus varias ramas masculinas y femeninas; cesan o disminuyen las enseñazzas del catecismo a los niños en las parroquias por falta de misioneros y personal laico; en 1986, el número de sacerdotes católicos en Cuba no alcanzaba la cifra de 300 . La Santería también se ve afectada y santeros y los fieles de los diferentes orichas se ven forzados a reaccionar ante los planteamientos marxistas y buscar nuevas estrategias para enfrentar las retricciones gubernamentales. Esto presentaba retos para los practicantes de la Santería pues la devoción a los orichas demanda ciertas reglas, compromisos, que incluyen el vestirse con ropas de determinados colores, pagar promesas, organizar ceremoniaa acompañadas de "tambores de fundamento", comprar flores, velas, oraciones, abastecerse de ciertos productos, ofrecer sacrificios, eregir altares, etc. El aceptar que la religión no podía ser parte de la identidad individual o colectiva implicaba, en este caso, que el elemento institucional, el orden, representado por las relaciones entre madrinas, santeros, ahijados; el orden que permitía ascender a ciertas posiciones, -babalao, madrina, tamborero mayor etc-, no podía funcionar, o se vería muy limitado, y que los ciclos de conducta reforzados por el calendario festivo de santos-orishas, heredados a través de siglos, no podía conservarse, subsistir. Los individuos practicantes de la santería tuvieron que desprenderse de collares y vestimentas con colores asociados a los diversos santos y se vieron obligados a reducir ceremonias, "los bembes", lo "asentamientos" e "iniciaciones"; regresar a la clandestinidad de siglos pasados. Dentro de este grupo se hallaban también los devotos "independientes" de San Lázaro, aquellos que sin profesar la Santería creían en las acciones milagrosas del santo y trataban de asistir al santuario para pedirle favores o cumplir promesas. Esta visión de "esa nueva cultura obrera" se propagó a los diferentes medios e instituciones como se descubre en la opinión que expresase Miguel Barnet al explicarle a José Millet, la conducta y el "fanatismo" de algunos devotos hacia San Lázaro los días 17 de cada mes y en especial, el 17 de diciembre .
Los devotos de San Lázaro Baba son dados a las personas y a los grandes sacrificios de flagelación. Cada día 17 visten con tela de saco, sayas las mujeres y pantalones con botones dorados los hombres. Y el día 17 de diciembre, sus efemérides, cumplen una promesa ya tradicional en La Habana, que consiste en salir en prosesión desde un punto bien alejado a pie, de rodilla, casi a rastras, halando piedras o cadenas, hasta el mismo santuario del Lazareto en el poblado del Rincón, donde se le rinde culto a esta divinidad. Este santuario y hospital de leprosos ha sido testigo de los actos de fanatismo religioso más espectaculares que se conozcan en Cuba, y que afortunadamente han ido languideciendo en nuestra sociedad socialista, que garantiza la salud gratis todo el pueblo. [ el enfásis es mío, {On line] http://religionesafrocubanasespiritistmo

Esta visión de Barnet tiene sus raíces en el siglo XIX y denotan el peso de las perspectivas religiosas que tenían los sacerdotes y religiosas ibéricos y criollos al referirse a las religiones sincréticas, así como también influencia de las teorías positivistas que pesaban en muchos de los intelectuales cubanos y los estereotipos y prejuicios que existían en cuanto a las religiones africanas. Sin embargo, a pesar del cierre de las iglesias y templos, el Santuario de San Lázaro continuó funcionando y los fieles buscaron nuevas estrategias para mantener el mismo como espacio religioso y cultural: a los pies del santo se encendían velas de diferentes colores y se colocaban flores y se rezaban oraciones sincréticas y en los 17 de diciembre fieles, santeros y pagadores de promesa acudían al recinto. Venían a pesar de las dificultades de transporte, a pesar de vivir fuera de La Habana, a pesar de las miradas despectivas o indulgentes, de las animosidades y comentarios negativos acerca de sus creencias religiosas y su presencia en este lugar. Esta presencia diaria de estos diferentes grupos en la iglesia, fuera o no onomástico del Santo Patrón, testimoniaba que a pesar de las nuevas disposiciones gubernamentales, del "ateísmo", este santuario y este santo permanecían en la memoria cultural y religiosa del pueblo cubano y continuaban siendo parte importante de la misma. La devoción a la Virgen del Cobre, Patrona de Cuba, no desaparecíó ni tampoco la devoción hacia la Virgen de Regla o Santa Bárbara, y mucho menos el mundo mágico de la Santería, todo lo contrario. El mosaico de ritmos y bailes creados para homenajear a los santos, ganar su atención, su gracia o su perdón no se apagaba y la iconografía sagrada y sincrética que inundó Cuba con el arrivo de los esclavos africanos continuó despertando la imaginación de estudiosos y turistas.
En las décadas de los sesenta, setenta y ochenta los turistas pagaban por presenciar "puestas en escenas" de una "fiesta para los santos" u otros rituales asociados con Ochún – Virgen de la Caridad, Yemayá - Virgen de Regla, Changó - Santa Bárbara y San Lázaro -Babalú Ayé. Muchos santeros, empujados por la situación económica en que se encontraban y conscientes del interés de turistas y visitantes por la Santería, crean una incipiente forma empresarial turística de carácter individual, casera, en la que juegan un papel importante, el santero, la madrina y sus ahijados, los cuales invitaban a esta personas a sus casas –templos par que presenciaran esa "puesta en escena" que les habían preparado. Estas invitaciones se llevaban a cabo de forma secreta y eran facilitadas por personas, a veces, familiares o amigos, los que servían de intermediaros entre los miembros de la casa-templo y los turistas-espectadores. El dramatismo de las ejecuciones bailables, maestría de los percusionistas, cantos etc. influenciaba en la diseminación del "espectáculo", el número de participantes y la cantidad de dólares que se recibían y copartían. Luego, la madrina o la "familia ritual" de esa casa–santo utilizaba parte de ese dinero para homenajear al orisha y ofrecerle una fiesta más íntima y más espiritual. (Argyriadys, 2005: 29-52)
La visita del Papa Juan Pablo II y la caída del bloque soviético trajeron cambios en las tensas relaciones que desde los años sesenta existían entre la Iglesia Católica y el Gobierno cubano y se produce un nuevo período, se entra en una nueva fase y a partir de estos cambios la sociedad de Cuba se convierte así en una "sociedad laica, no atea"; en 1991 se comienza a aceptar a algunos creyentes dentro de las filas del Partido Comunista. Estas "ofertas" privadas de la Santería como espectáculo teatral que se habian ido desarrollando de forma casera durante las decadas anteriores no pasaron desapercibidas por el gobierno como lo prueba la creación y exitencia del Conjunto Folklórico Nacional (CFN), una de las instituciones que surgió a partir de la desaparición del Centro de Estudios del Folklore del Teatro Nacional (1960), cuya finalidad fue la de resaltar la cultura afrocubana sin el bagage de la religión. Sin emabargo, los elementos religiosos fueron tomando un papel protagónico en dichas presentacones a medida que pasaban los años.
Los espectáculos que presentó el CNF en aquéllas décadas alcazaron grandes éxitos y a las mismos se invitaban a "viejos religiosos" cuyo papel era el de garantizar la "autenticidad" del espectáculo a través de "sus aplausos, saludos rituales, aproximaciones e improvisaciones". Los triunfos alcanzados por este Conjunto hicieron que surjieran otros similares a nivel provicial y regional; la Santería no es sólo revalorizada y "comercializada", pero también "folklorzada", "mercantilizada" y jineterizada" e ingresa dentro de los paquetes turísticos que ofrece el "ecoturismo". Se la incorpora como uno de los elementos más importantes en la formación y desarrollo de la cultura cubana, de la cultura nacional. (Basail Rodríguez et al, 1999, Argyriadis, 2005). Comenzó, al igual que había pasado en las décadas de los 40 y 50, una nueva explotación de lo afrocubano a través de giras artísticas, discos, programas televisivos y a traves de la diseminación y presentacion de las prácticas de los cultos sincréticos con exposiciones de altares y tronos de orichas como expresiones de arte religioso popular; exposiciones que se llevan a cabo en lugares concurridos tanto por nacionales como turistas, como es el Callejón de Hamel. Sin embargo, no todos los cubanos y grupos religiosos se muestran contentos con este reconocimiento y entendimiento utilitario que el Estado ha hecho de la Santería. Sacerdotes católicos y santeros expresan sus temores frente a esta revitalización de la Santería; temores que revelan tensiones en las relaciones de poder que están envueltas en este resurgimiento de la espiritualidad en la sociedad cubana. Los sacerdotes temen que la masificación de la Santería como referente casi obligado para referirse a la comunidad religiosa cubana merme la misión evangelizadora a las que se han dedicado misioneros y sacerdotes desde 1976, y los segundos, los santeros, temen la corrupción de los ritos, la brevedad de sus relaciones con los ahijados extranjeros, la imposibilidad de formar familias rituales, los rivales extranjeros, el prestigio nacional o transnacional de ciertos madrinas y padrinos y la opulencia material que éstos despliegan en sus ceremonias y altares con el objetivo de "ganarse ahijados" extranjeros o nacionales. Los sacerdotes se quejan de que los cubanos desconocen como persignarse o rezar el Padre Nuestro y en cambio conocen muy bien los rezos y festividades en homenaje a Ochún, Yemayá, Babalú Ayé, Santa Bárbara, incluyendo sus ciclos festivos. Los santeros se quejan de las usurpaciones cometidas por sus previos ahijados o de las conductas deshonestas de "babalaos" y de las surpecherías. (Argyriadis, 2005)
El impacto y el éxito de la Santería como producto turístico repercute en otros países, México, Italia, Canada, Francia y muchos otros. En México, Yolotl Gonzáles Torrés escribe que en la celebración del primer aniversario de la revista Santería, ciencia y religión, dirigida por José Rodríguez Breñas, se celebró un "wemilere, al que asistieron más de 500 personas[…] en la casa de la cultura de tlalpan, un lugar manejado por el gobierno del distrito Federal, donde se coloca[ron] altares dedicados a varios orishas…". Leemos en dicha revista un anuncio de Paradise Tours, una agencia turística que prometía a los clientes por la suma de 850 dólares un "paquete yoruba", que incluía, "un recorrido por los principales templos yorubas en Cuba, participación en una fiesta de santo, registro con los caracoles por los mejores santeros de la tierra, entrega de los guerreros y la mano de Orula, y para las mujeres Ekofu más impartición de conocimientos sobre todas las religiones afroantillanas. (el énfasis es mío, González Torres, 269).
Actualmente, similares anuncios resultan fáciles de encontrar en el Internet, entre los que se encuentran la agencia Globous Tours, en los Estados Unidos, la cual ofrece el Santuario de la Virgen de Regla como espacio de aprendizaje para conocer la sociedad cubana, "Learning about the Black Madonna at the Church of Our Lady of Regla, where Christianity and the Santeria religion are practiced side-by-side ", y la otra es la CubaSelect Travel ubicada en la Isla, que aunque no menciona ningún santuario en particular, recomienda la Santería, nuevamente, como una de las formas para impartir conocimientos. Leemos, "If you are interested to learn more about the religions of Cuba including visiting a Santería as well as seeing some beautiful examples of churches this can be arranged for you." [On line] http://www.google.com
Este comercialización de la Santería y de los santuarios no significa de manera alguna que hubieran desaparecido las consecuencias de las presiones socio-políticas que pesaron sobre la Iglesia y sobre las creencias sincrética, ni que tampoco cesara la diseminación del "ateísmo militante" . Estas realidades continúan presentes y deben tenerse en cuenta para cualquier estudio que se quieran llevar a cabo sobre la identidad cubana, el nuevo resurgimiento de la religiosidad y el turismo religioso en Cuba, y como resultado observamos que este resurgimiento de la religiosidad popular a partir de los ochenta, se nos presenta con características difusas, y las mismas plantean retos no solo para los estudiosos del tema pero también para sacerdotes y religiosas católicos, líderes de las diferentes casas-templos, y de las agrupaciones evangélicas, pentecostales y otras más. Sobre estos retos y las tensiones que se puedan crear entre las diferentes agrupaciones religiosas Alaín Basail Rodríguez expresa,
… las estructuras de plausibilidad de los grupos religiosos, además de seguras y trascendentales, se han flexibilizado, estabilizado y se presentan con una fuerte carga diferenciadora –como factor de estructuración social y configurando una serie de actitudes y comportamientos sociales relacionados con el individualismo, el igualitarismo, el trabajo, el asociacionismo, etc. (el énfasis es mío, Basail -Rodríguez, 2001:119)

Basail añade, que existen luchas entre los diferentes grupos religiosos en cuanto a la mejor forma de captar nuevos miembros; granjearse la confianza de este inmenso número de personas, las que llevadas por el hambre espiritual buscan pertenecer, asociarse y participar en las actividades que ofrecen las diferentes congregaciones religiosas. Tenemos que recordar que la Iglesia Católica reclama el papel protagónico que jugó en la Isla dese 1492 hasta 1960 y para lograrlo se presenta no sólo como institución social y religiosa, pero como interlocutora, la institución capaz de lograr la reconciliación de todos los cubanos, incluyendo disidentes políticos y emigrados. Estas aspiraciones de la Iglesia católica no significa de manera alguna que las demás agrupaciones religiosas hayan permanecido con los brazos cruzados, sobre todo la Iglesia Pentecostal, cuyo crecinmiento se deriva del carismo que despliegan sus lideres, miembros en sus contactos personales con las personas del barrio, y la que desde 1950 ha ido ganando terreno en popularidad en las regiones occidentales y orientales.
Una situación muy explícita de estos conflictos y luchas se pudo constatar en la más reciente de las masivas peregrinaciones al santuario de San Lázaro. Así, por ejemplo a los tradicionales participantes [creyentes católicos, de religiones de raíz Africana, devotos y asistentes espontáneos] se unieron grupos de bautistas y pentecontales cantando, repartiendo publicidad y llamando a sumarse a su grupo . (Basail Rodríguez, 2001:117)

Estas prácticas religiosas en los espacios sociales y religiosos dentro y fuera de las Iglesias y dentro y fuera de las casas-templos; el interés de los líderes de los diferentes grupos religiosos en atraer miembros para sus organizaciones religiosas; la reunión que tuvo el clero cubano en el Encuentro Nacional Eclesial (ENEC) en 1986; la realización del Concilio Vaticano Segundo y los pronunciamentos acerca de la vida religiosa a través de los documentos Lumen Gentiuz (Luz de la Gentes) y el Perfectae Caritatis (Caridad Perfecta) en conjunción con los artículos escritos y diseminados por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los emigrantes e itinerantes, nos llevan al siguiente tema: el santuario y el turismo religioso.
El Santuario de San Lázaro y su posibilidades dentro del turismo religioso
En su artículo, "Los santuarios: lugares misioneros", Jean Laundosies, Secretario de La Asociación de los Rectores de Santuarios de Francia, hace una evaluación de los santuarios y estima que:
[…] Los santuarios, desde los más humildes a los más frecuentados, son los testigos de una tradición de oración, … el peregrino, bien sea solo o en grupo, se …. sumerge en un largo proceso de solidaridad y de apertura a un inmenso pueblo de creyentes que viene a responder a una llamada percibida con más o menos clarividencia, y que se hace disponible a la Palabra.
[…]allí [los misioneros]encuentran también la posibilidad de desarrollar una pastoral donde se exprese el espíritu misionero vicenciano. Es, a la vez, una suerte y un desafío. Suerte porque un santuario congrega peregrinos de todos los orígenes, que vienen casi de todas partes, … desafío ,… porque les es posible allí dar testimonio profundo del espíritu del Señor Vicente, sobre todo en la manera de acoger a las personas y a los grupos,(énfasis del autor de ese artículo, [On line] http://cmglobal.org/vincentiana/cgi-bin/library.cg
Aunque Landousies se refiere a los santuarios ligados a los Lazaristas o a las Hijas de la Caridad, el mismo enfatiza que sus observaciones pueden aplicarse a otros santuarios, a los "santuarios nacionales o regionales unidos a la Iglesia local". Al comentar sobre la labor pastoral que los sacerdotes deben llevar a cabo en dichos lugares, utiliza las palabras de "suerte" y "desafío" pues los sacerdotes tienen la oportunidad, la "suerte" de dar a conocer el "mensaje evangélico a "peregrinos que vienen casi de todas partes" a los "alejados de la Iglesia" pero a la vez, es un "desafío" en cuanto a "la manera de acoger a las personas y grupos" que visitan los santuarios ; "lugares considerablente frecuentados por los pobres, por los enfermos, los "heridos de la vida", … por personas que necesitan ser sensibilizadas en la solidaridad, en el compartir, en la atención a los que sufren…". (Landousies, [On line]) La importancia de los santuarios también es objeto de observaciones y de recomendaciones para los que tienen funciones directivas o prestan sus servicios en estos lugares. El Pontificio Consejo para la Pastoral de los emigrantes e itinerantes, en su reflexión titulada "El santuario": Memoria, presencia y profecía del Dios vivo", hace referencias directas a la colaboración entre la acción pastoral de los santuarios y las actividades asociadas con el turismo.
El santuario no es sólo una obra humana, .... [y] por esto, se exige una oportuna convergencia de esfuerzos y una adecuada conciencia de las funciones y de las responsabilidades de los protagonistas de la pastoral de los santuarios. […] es importante promover la colaboración y el asociacionismo entre los santuarios, especialmente entre aquellos de una misma área geográfica y cultural, y la coordinación de su acción pastoral con la acción del turismo y de la movilidad en general. La multiplicación de iniciativas en ese sentido - desde congresos a nivel mundial hasta encuentros continentales y nacionales ha puesto de relieve la creciente afluencia a los santuarios, ha estimulado la toma de conciencia de nuevas urgencias y ha favorecido nuevas respuestas pastorales a los nuevos desafíos de los lugares y de los tiempos. [ el énfasis es mío; On line] www.vatican.va/.../rc_pc_migrants_doc_1999052.

El Santuario Nacional de San Lázaro encaja perfectamente en lo que nos plantea Landusies como nos lo demuestran la historia del hospital y la del santuario con sus construcciones sucesivas y la presencia continúa de fieles, sacerdotes y monjas en los momentos de "desafíos sociales e ideológicos" que atravesaron estas dos instituciones. Encaja dentro de la historia de los lugares surgidos en Tierra Santa, pues sus eventos religiosos movilizan y atraen a miles de personas, quienes participan directa o indirectamente con las actividades y prácticas religiosas que ocurren en este recinto. Cumple con el papel que se le ha conferido a los santuarios como el de ser meta de peregrinaciones; un lugar en que se manifiesta la presencia de Dios y se aviva la fe de una "vida nueva". Encaja dentro de la política de evangelización que propuso el Papa Juan Paablo II en su mensaje social y de colaboración entre Iglesia y gobierno, y promulgados durante el Concilio Vaticano Segundo. Encaja porque sus activades se han ido desarrollando acorde con la línea de "acción ecuménica" propuesta por el Episcopado cubano durante su Encuentro Nacional en 1986. Finalmente, el Santuario de San Lázaro encaja en los principios de relaciones humanas y es uno de los mejores ejemplos para hablar sobre las interaccionesque se dan entre todos aquellos que se acercan a Dios a través de múltiples maneras.
Entonces nos cabe preguntar si todo lo anterior resulta suficiente para el desarrollo comercial, turístico, de este santuario; suficiente para consolidar la laicidad de la sociedad cubana, cuando esta cualidad siempre viene acompañada de un pluralismo social y el respeto. (Martínez, 2005). Mis investigaciones y visitas a Cuba me han demostrado que no hay ninguna duda que el diálogo entre Estado e Iglesia ha tenido resultados positivos y visibles,entre ellos las visitas de los Papa Juan Pablo II en 1998 y la de Benedicto XVI en 2012. No hay duda de que el gobierno ha facilitado ciertas conyunturas económicas y organizativas en el peregrinaje de la Virgen del Cobre, la Patrona de Cuba, por toda la Isla durante 2010 y 2011, en el hecho de que no ha ingerido profusamente en los despliegues de pesebres y arbolitos de navidad en los jardines o atrios de la iglesias y catedrales, y se le hayan devuelto algunos locales a la Iglesia, como ha ocurrido con los locales situados en los bajos de la Catedral de Santiago de Cuba .
No obstante, la desconfianza entre la Iglesia Católica y el Estado no ha desaparecido y hasta el momento no se observan señales de que en un futuro cercano se consolide esta "coordinación y asociación" que propone el Pontificio Consejo para la Pastoral, pues las mismas requerirían no sólo la aprobación pública y el respeto de ese "estar- en –común" que proporciona la laicidad, utilizando las palabras del Jean –Luc Nancy, en cuanto la visibilidad de los fieles sino también la visibilidad general de los signos y símbolos religiosos, como testigos de la cultura y las tradiciones cubanas en algunos de esos espacios de acción que desde 1959 han sido legitimados únicamente por y para el Estado, como resultan ser plazas, parques y calles, vallas de anuncios, etc. Requeriría el reconocimiento de que los santuarios son lugares a donde van los pobres, los que padecen enfermedades no solamente físicas pero de otras índoles;se agrupan los vendedores sin financiamientos bancarios, visitan y oran los disidentes políticos, los expresos políticos y sus familiares, los emigrados cubanos. Requeriría el dejar que los sacerdotes y monjas desempeñen funciones sociales que abarcaran desde el cuidado de enfermos hasta la apertura de colegios e instituciones educacionales con ideario cristianos.
Al ser el santuario una comunidad, los individuos que asisten al mismo están conscientes de que comparten ciertos valores entre sí, de que sus interrelaciones generan discursos que dinamizan las actividades que se llevan a cabo este espacio físico, religioso; actividades que les ayuda a sentirse parte de los otros, parte de una comunidad que va más alla del "territorio" donde se encuentra el santuario. Este carácter homogenizador que implican los conceptos de "colaboración y asociacionismo entre santuarios" del que se nos habla el Pontificio Consejo para la Pastoral de los emigrantes e itinerantes plantean desafíos para los que viven y rezan y sirven en esa comunidad pues requieren nuevos tipos de protagonismos por parte de líderes religiosos, maestros, trabajadores sociales, y funcionarios del Estado. La "nueva" religiosidad cubana demanda espontaneidad y retribución a la sociedad; aprender a actuar como equipo y lograr un resultado que beneficie a todos, independientemente de que se hayan asociado o no con las diferentes agrupaciones religiosas que existen en Cuba. En ésta existen coincidencias de discursos, lo que se dice o lee en el plano oficial, "el discurso lingüístico" codificado, apoyante de valores ideológicos del gobierno, y por el otro, el "discurso icónico" representado por San Lázaro y las réplicas de yeso y madera que se venden en los portales de las casas del barrio, por las velas de diferentes colores, las vestimentas y collares. Estos dos discursos revelan otros discursos, el de la identidad étnica, el de los emigrados cubanos, el de los que naciero antes o después de 1959, el motivocional, emocional, -católico antes de 1959-, etc. (Martínez, 1997) Hablar de autonomía implica que el santuario como otras comunidades religiosas debe tener libertad y criterios en cuanto a cómo mantener sus propiedades, ampliarlas o adquirir otras. Autonomía implicaría, además, que las otras religiones organizadas puedan visitar el lugar y conducir sus propios programas educativos, culurales y siempre y cuando dichas actividades estuvieran sometidas a las limitaciones que se derivan de los derechos del otro, del respeto al orden público y acorde a los principios de una sociedad democrática.
El Santuario de San Lázaro y su categorización de "santuario nacional": oportunidades y desafíos
El número cada vez mayor de personas que asisten al santuario hace que sea necesario que nos detengamos brevemente en el espacio geográfico que éste ocupa y reflexionar sobre el grado de jerarquia, "santuario nacional", que se le ha dado a esta iglesis y si la misma puede ser aprovechada de alguna manera para atraer turistas y crear nuevas oportunidades económicas para el santuario y para los habitantes de ese barrio. La declaración de esta modesta iglesia como Santuario Nacional es de fecha reciente ya que ocurrió en la segunda mitad del siglo XX, durante la Conferencia de Obispos Católicos, celebrada en México, Puebla, 1979. En esa Conferencia, el reverendo Ramón Suárez Polcari presentó esta categorización para este templo basándose en la historia de la capilla, el significado del santo y del santuario dentro de la cultura nacional y la devoción que hacia el santo han mostrado los cubanos a través del tiempo. En 1998, la visita del Papa Juan Pablo II a esta iglesia y a este lugar consolidó dicha jerarquía y sirvió para reconocer de cierta forma, el fervor y la popularidad del santo en el pueblo cubano, y la labor social y religiosa que durante más de cien años han llevado a cabo las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paula tanto en la iglesia como en el leprosorio.
Esta jerarquía de "santuario nacional" acarrea responsabilidades que incluyen una bienvenida a la religiosidades, peregrinaciones, relaciones interculturales y a la tolerancia, pero además responsabilidad y sensibilidad hacia el medioambiente. Acarrea el cuidar de que en ese lugar se desarrolle un turismo que cumpla con las orientaciones creadas y diseminadas a raíz de la Conferencia Internacional de Ministros del Ambiente sobre Biodiversidad y Turismo en el año 1997 y 
la Organización Mundial del Turismo, (OMT). Hasta ahora, El Rincón es un barrio pobre, pequeño, rural, al cual escasamente llegan escasamente las redes comerciales o de transporte; existe una sola carretera muy estrecha y carente de aceras y el asfaltado deja mucho que desear. Llegar al santuario es casi una hazaña; la ida y vuelta en autobuses desde el centro de la Ciudad de La Habana hasta el santuario toma casi seis horas; dichos autobuses son escasos y no dejan a sus pasajeros cerca del Santuario sino en la parada de autobuses. Se puede llegar de otra forma, por ejemplo haciendo uso de carros convertidos en taxis en donde se apretujan cuatro personas en el asiento de atrás y tres en el delante. Una vez que se llega a Santiago de las Vegas, hay que tomar carretas tiradas por caballos o microautobuses que te cobran $20.00 pesos en moneda nacional, los cuales te dejan en el santuario. No sabemos cuantos viajes hacen estos pobres animales diariamente y aunque ecológicamente los viajes en autobuses son los más recomendables, no pensamos que lo sean en el caso de las emisiones de CO2 que producen los mismos. En las inmediaciones del santuario no existen centros comerciales ni restaurantes; existe únicamente una cafetera la cual sólo ofrece bebidas y sodas cuando le ha llegado dicho abastecimiento. Tampoco existen complejos sanitarios que puedan dar servicio a más de una persona.
En ese encuentro de la OMT se redactaron recomendaciones éticas que debe ser adoptadas y caben dentro de la jerarquía de " santuario nacional" y pueden cumplirse durante el desarrollo "sostenible" de este barrio y lograr que ambos, santuario y barrio conserven sus propias peculiaridades. Entre las recomendaciones de la OMT leemos:
Dar un uso óptimo a los recursos ambientales… manteniendo … y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica; respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales arquitectónicos y vivo y sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento y a la tolerancia interculturales; asegurar … actividades económicas viables a largo plazo, que reporten a todos los agentes … beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza. [On line] http://www.manizales.unal.edu.co/modules/ununesco/admin/archivos/desarrollosostenibledelturismo.pdf
Conclusiones
Aunque el Santuario de San Lázaro ha hecho su aparición en los "paquetes turísticos", la megalopolización de la capital cubana hace casi imposible que los turistas individuales o grupales visiten el lugar. Esta megalopolización de la Ciudad de La Habana ha hecho que el trazado de las locaciones conectadas para la distribucion de los turistas y visitantes que arrivan a la Isla se negocien y se centren principalmente en esta ciudad, y de aquí se les envía a otras ciudades en las que confluyen rieles de ferrocarril, carreteras y aeropuertos como Santiago de Cuba, o se les envíe a lugares que se han presentado históricamente, desde siglos pasados, como ciudades y lugares turísticos y a éstos pertenecen Trinidad y Varadero. Todo esta estructura organizativa habría que mejorarla, estudiarla y trabajarla colaborativemente, - sacerdotes, vecinos, representates de otras agrupaciones religiosas , culturales-, con la finalidad de que este santuario pueda convertirse en un complejo religioso y turístico a escala global, tal como ocurre con los santuarios de Fátima, Lourdes, Medjugorge y otros. Estimamos que para que el santuario alcance o se acerque a los niveles de interés cultural y religioso que han alcanzado los citados santuarios hay necesidad de que se establezca una "coordinación con las acciones del turismo" y presentarto como ámbito de fe pero también de desarrollo, representativo de culturas y reproductor de prácticas religiosas. Asegurarse de que se implementen y respeten los criterios presentados por la OTM en cuanto al desarrollo del turismo sostenible.
Creemos que uno de los primeros pasos para desarrollar este santuario dentro de los canones del "turismo religioso" serían: a) insertar al santuario dentro del sistema de alojamiento hotelero a nivel nacional- con ayuda de la Iglesia y sectores privados-, en la construcción de hoteles, pensiones, moteles, casas particulares los que prestarían alojamiento a peregrinos y visitantes; b) lograr la accesibilidad a este santuario a turistas nacionales e internacionales mediante la construcción de carreteras de cuatro carriles y amplia zonas de parqueos cercanas al santuario; c) incentivar y mejorar la actual infraestructura, puntos de emergencia, guarderia de objetos, puestos de seguridad y en los que colaborarían tanto a la Iglesia como el sector privado; d) asegurar actividades económicas que reporten beneficios a la comunidad anfitriona, en este caso El Rincón.
Se requiere una "coordinación con las acciones del turismo"; es decir que la Iglesia y los líderes de la Santería u otros grupos religiosos, sincréticos o no, asî como los vecinos del barrio tuvieran un que decir a la hora de crear y mantener tiendas relacionadas con la venta de objetos religiosos, diseminación de la historia del santuario, milagros etc. , y concederles a estos grupos, a estos vecinos, dentro de la Isla, medios de diseminación de carácter masivo como el Internet, periódicos, revistas, etc. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional José Martí por donde entran millones de personas, emigrantes, estudiosos, turistas, y otros se encuentra en las cercanía de El Rincón. En este lugar se podrían instalar anuncios acerca del Santuario que despertaran el interés de los turistas; venta de CD, videos, etc. y crearse agencias de información sobre el santuario.
Estimamos que el Santuario de San Lázaro puede convertirse en una atracción turística sin que abandone el carácter sagrado que éste ha conservado gracias a la protección y fidelidad que le han brindado millones de fieles a través de casi un siglo. El Santuario y el pueblecito de El Rincón pueden generar un turismo sostenible si se le da uso óptimo a los valores tradicionales que se operan en este lugar y se disemina la histórica contribución del Santuario al pueblo y a la cultura cubana en cuestiones de fe, tolerancia y se aplican en el mismo el respeto a las interioridades de individuos y grupos.

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