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  “El Turismo  Religioso, parece también un fenómeno que comienza a tomar fuerza y contradice  la tesis que profetizaba el fin de la religiosidad. En efecto, cada vez son más  las personas que por promesas personales o agradecimientos forman parte de las  procesiones religiosas en todo el mundo. El Turismo Religioso representa uno de  los principales flujos de turistas a nivel mundial. Con respecto al número de  visitantes de uno de los centros religiosos más importantes de México como el  Santuario de La Virgen de Guadalupe en el Distrito Federal, se puede decir que  recibe anualmente 14 millones de turistas, de los cuales entre 4 y 5 millones  lo hacen el día de la virgen de Guadalupe. Este número si se compara con otros  países de Latinoamérica habla del impacto que ha tomado la religión dentro del  turismo como actividad netamente económica.” (Korstanje, 2006)
  El  turismo como hecho social que es, genera una diversidad de impactos en las  poblaciones receptoras de visitantes, por un lado posibilita una derrama  económica que beneficia a los habitantes del sitio turístico al generar  inversión en infraestructura y servicios diversos, promoviendo la creación de  empleo y el bienestar económico, por otro lado, tiene efectos no siempre  benéficos sobre el entorno natural, el patrimonio físico y cultural del lugar  visitado principalmente debido a que los sitios de fe no se desarrollan bajo  una planificación urbana que facilite el desarrollo turístico, sino que su  crecimiento se realiza buscando resolver prioritariamente necesidades de corto  plazo, con lo cual, a pesar de la gran cantidad de visitantes que reciben  anualmente no han podido consolidarse como sitios que logren atraer turistas  con un perfil distinto al peregrino.
  Una  visión panorámica
  Este  libro se reúnen trabajos de que muestran una visón de cómo es que el fenómeno  de la movilización de personas por motivo religioso se está viviendo en algunos  países de América, pasando por países como México, Cuba, Perú, Brasil y  Argentina.
  Así María Zielina examina el Santuario de San Lázaro de Cuba, donde reflexiona  acerca de las oportunidades y limitaciones que le otorga la denominación de  “Santuario Nacional” a los habitantes del lugar, al clero, al gobierno y a las  personas que se identifican con el Santo. Por último, examina si existe la  posibilidad de que El Rincón se pudiera convertir en una "mini ciudad  santa” dentro del contexto político que existe en la Isla.
  El  caso argentino es tratado por Claudio Fabián Flores quien explora mediante  metodologías cualitativas, la experiencia territorial anclada en torno a un  barrio de la ciudad de San Nicolás que sufrió grandes transformaciones con la  instalación del Santuario de la Virgen del Rosario que hoy es testigo material  del fenómeno religioso visibilizado en el paisaje del Santuario, donde se  invisibilizan “otros lugares” relacionados con otros imaginarios pasados y  presentes de la ciudad.
  Bernardino  Ramírez aborda el caso del Perú, en su trabajo plantea en principio un conjunto  de proposiciones teóricas sobre la religión, la religiosidad y lo popular; para  forma posterior explicar el origen del culto al Cristo de Huamantanga partiendo  de las creencias andinas y su sincretismo con lo católico, para concluir  hablando de la Fiesta del señor de Huamantanga.
  Dos  trabajos tratan el caso mexicano, el primero de ellos lo desarrolla Radoslav Hlúšek, quien muestra el caso de la Peregrinación con  Antorcha del pueblo nahua de Santa Clara Huitziltepec que se encuentra en el  estado de Puebla. Previo a ello, hace una análisis acerca del sentido de  peregrinar y la devoción a la Virgen de Guadalupe.
  El segundo es de Rogelio Martínez, el cual reflexiona  acerca de como las  autoridades han considerado el potencial que ofrece el turístico religioso como  detonador para el desarrollo económico de esta zona geográfica denominada Altos  de Jalisco, México. Para ello, han creado un producto turístico consistente en  una ruta al estilo del Camino de Santiago en España.
  Janete Leiko Tanno explora las fiestas  populares en las ciudades de Norte Pioneiro del estado de Paraná (Brasil) en  particular la de Siqueira Campos, con la celebración del Señor Buen Jesús, en  Cana Verde, que comenzaron alrededor de 1934 y hoy en día movilizan en 10 días  miles de personas por motivos religiosos y de diversión.
  Por su parte, Mísia Lins Reesink estudia la fiesta de Todos los Santos, que se celebra  entre el 31 de octubre y 1 de noviembre en la ciudad de Monte Santo en Brasil,  donde miles de peregrinos católicos peregrinan al Santuario de la orden de  Santa Cruz para pagar por los milagros recibidos.
Guadalajara, Jalisco, México  Marzo 2013
  Rogelio Martínez Cárdenas