LA DESFOCALIZACIÓN DEL CENTRO DEÍCTICO A TRAVÉS DE LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR

LA DESFOCALIZACIÓN DEL CENTRO DEÍCTICO A TRAVÉS DE LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR

Hyagna Cabello Peña (CV)
Hermes Infante Miguel
(CV)
Universidad de Oriente

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CAPÍTULO II LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR COMO DESFOCALIZADORA DEL CENTRO DEÍCTICO PERSONAL.

En este capítulo abordamos los pasos metodológicos seguidos en el desarrollo de la investigación; la descripción gramatical del uso desfocalizador del la segunda persona del singular; su explicación a partir de los presupuestos de la pragmática y la cortesía verbal; el estudio contrastivo de las tres variables lingüísticas seleccionadas en esta investigación y la explicación de las razones que justifican la falta de una conciencia lingüística de la preferencia de empleo por la segunda persona del singular.

2.1 Metodología utilizada

Para llevar a efecto una investigación es imprescindible la elaboración de una estrategia metodológica que permita obtener el conocimiento de acuerdo con los objetivos propuestos (Vid Introducción). A ella tributan los distintos pasos desarrollados jerárquicamente durante todo el proceso investigativo (Bidot, 2007: 50).
El presente trabajo constituye una extensión del tema de la tesis doctoral  de Irina Bidot en tanto procura demostrar, implícitamente, la preferencia de uso de la segunda persona del singular como desfocalizadora del centro deíctico personal  en la ciudad de Puerto Padre, región perteneciente a una zona dialectal distinta a la trabajada en dicha tesis. Por consiguiente, la metodología que utilizamos deviene en reajuste de la propuesta metodológica hecha por la Doctora, quien la elabora sobre la base de dos metodologías ya utilizadas anteriormente 1: la de R. A. Hudson y la de Teresa Reyes y Mercedes Causse2 .
En un primer momento, antes de iniciar la investigación, realizamos la observación científica que, como paso 3 inicial, nos permitió detectar los usos lingüísticos y la preferencia por la segunda persona del singular en Puerto Padre, ciudad que, por su espacio territorial así como por la comunión de actitudes, sentimientos, tradiciones y patrones lingüísticos,  puede ser considerada una comunidad 4
Una vez confirmados los usos en cuestión, elaboramos la caracterización sociocultural de la ciudad (Vid Anexo 4), para lo cual consultamos el Anuario de estadística 2006 y las obras de Ernesto Carralero Bosh Cronología de Puerto Padre, Breve cronología de Puerto Padre, y Puerto Padre Histórico y Cultural. Desarrollamos esta tarea con el propósito de obtener un conocimiento más profundo de las características de la región, especialmente en el orden cultural, que nos posibilitaron un acercamiento a sus habitantes así como una óptima obtención de muestras orales.
Luego seleccionamos los informantes y las variables. Como variables extralingüísticas 5 escogimos:

  • edad                            
  • sexo
  • nivel de instrucción

Al igual que en la tesis doctoral de Irina Bidot se excluyó  la ocupación por no resultar aportativa, pues no incide en el uso de uno, se o la segunda persona del singular como desfocalizadores del centro deíctico personal, en la preferencia por esta última ni en cuestiones de conciencia lingüística; sólo se tuvo en cuenta para ofrecer una descripción más completa de las características extralingüísticas de los informantes.
Establecimos tres grupos etarios:

  • de 20 a 30
  • de 40 a 50
  • más de 55

Seleccionamos informantes mayores de 20 años por ser a partir de esta edad que se pueden obtener expresiones estables y libres de las fluctuaciones o inconstancias lingüísticas de la adolescencia (López, 1994: 26).
No recogimos muestras entre 30 y 40 años pues, según las investigadoras T. Reyes y M. Causse, no existen diferencias en cuanto al comportamiento lingüístico entre un posible grupo comprendido entre esas edades y aquellos que le anteceden o le siguen.
Elegimos al azar los hablantes necesarios para llenar cada grupo en forma numérica equilibrada y la conformación de la muestra  fue predeterminada. Como niveles de instrucción tuvimos en cuenta:

  • primario
  • medio
  • superior

Un individuo de nivel primario debía tener un sexto grado aprobado o un nivel secundario o medio solamente iniciado, pero sin concluir. Para el nivel medio, debía haber concluido la enseñanza pre - universitaria o algún técnico medio o escuela de oficios; mientras que para pertenecer al nivel superior debía ser graduado universitario. 
Así quedó conformada la muestra de 18 informantes, distribuidos en tres grupos etarios con miembros de ambos sexos. Hemos considerado dicha muestra suficiente para el logro de nuestros objetivos (Vid Introducción) pues – independientemente de que según H. L Morales con el 0,025% del universo relativo 6 basta para alcanzar la representatividad adecuada – no pretendemos descubrir en la comunidad los usos lingüísticos estudiados, sino reflejar la correlación que existe entre ellos (fundamentalmente la segunda persona del singular) y las características extralingüísticas del medio.
Dichos usos lingüísticos son las variables lingüísticas o dependientes con que trabajamos, todos como desfocalizadores del centro deíctico personal:

  • la segunda persona del singular
  • el genérico se
  • el indefinido uno

Nuestro cuarto paso dentro del proceso investigativo fue la obtención de los datos (Vid Anexo 3). Para ello realizamos entrevistas grabadas en forma de conversación de 10 a 15 minutos de duración. Antes de realizar el intercambio con los informantes, justificamos el mismo con la búsqueda de datos sobre la ciudad, lo cual nos permitió encubrir nuestros verdaderos objetivos y lograr una mayor espontaneidad lingüística por parte de los informantes.
Desarrollamos estas entrevistas sobre la base de una guía de preguntas relacionadas con la cultura, la economía, las relaciones interpersonales, etc., orientadas hacia la inducción de la aparición de los usos lingüísticos estudiados (Vid Anexo 5). En este sentido insistimos en la búsqueda de la enunciación de situaciones hipotéticas que generaran comentarios, ejemplificaciones, argumentos, en fin, generalizaciones.
Tras haber recogido toda la información realizamos su transliteración,    identificamos las variables lingüísticas en los textos y realizamos el procesamiento de los datos (Vid. Anexo 3) a través del estudio de los usos buscados en cada informante y la obtención del por ciento de cada uno, lo cual posibilitó el análisis e interpretación de los resultados (Vid Anexo 3). Este paso fue desarrollado sobre la base de comparaciones entre sexos, grupos etarios y niveles de instrucción de los hablantes entrevistados, con las cuales obtuvimos la correlación existente entre las variables lingüísticas y extralingüísticas estudiadas. Estos resultados mostraron la preferencia de uso de la segunda persona del singular como desfocalizadora del centro deíctico personal.
En aras de resolver nuestro problema científico (Vid Introducción), se nos hizo indispensable la realización de encuestas orales a los mismos informantes entrevistados para detectar la existencia o no de conciencia lingüística con respecto a la preferencia por el uso estudiado, lo cual se advertiría en la correspondencia o discordancia entre lo que el informante “dijera hacer” y el uso real que hiciera de la variable lingüística trabajada.
A estos efectos se elaboró un cuestionario que consta de tres partes (Vid Anexo 6). En la primera buscamos el reconocimiento del valor genérico o desfocalizador de la segunda persona del singular por parte de los hablantes7 , o sea, su comprensión de lo que el emisor dice o pueda haber querido decir. Indagamos, además, sobre la conciencia de los informantes respecto al uso que hacen de la segunda persona del singular como desfocalizadora del centro deíctico personal, así como la actitud lingüística hacia el mismo y las situaciones comunicativas 8 en las que se emplea.
En la segunda parte ofrecemos tres oraciones en las que solamente cambian las formas desfocalizadoras. A partir de ellas realizamos tres preguntas que indagan sobre la equifuncionalidad de los tres usos, o sea,  la igualdad de significación entre las tres oraciones; sobre la preferencia por uno de ellos, discerniendo entre la forma más escuchada y la que el hablante prefiere desde el punto de vista personal; y sobre el porqué de dichas preferencias 9.
En la tercera parte ofrecemos una situación hipotética enunciada a través de cuatro oraciones 10 con las variables lingüísticas en cuestión. Inquirimos sobre la preferencia de uso por una de ellas así como sobre la situación comunicativa en que se produce, determinada ésta ahora por la presencia – ausencia del interlocutor (Vid Anexo 6). Esta parte nos sirvió para explicar desde otra perspectiva el uso de la segunda persona del singular como desfocalizadora del centro deíctico personal (Vid infra acápite 2.3).
 En general, la metodología utilizada en la investigación nos permitió acceder al conocimiento nuevo escalonadamente desde la confirmación estadística de la preferencia por el uso de la segunda persona del singular como desfocalizadora del centro deíctico personal hasta la indagación respecto a la conciencia lingüística de su preferencia, lo que puso punto final a nuestro trabajo en tanto constituyó la solución de nuestro problema científico.

1 La metodología de Hudson fue utilizada, entre otros, en el Trabajo de Diploma Aproximación a un estudio sociolingüístico del habla de los jóvenes de 12 a 17 años de la barriada santiaguera La Ceiba (A. Vera e I. Bidot, 1995); la de Mercedes Causse y Teresa Reyes se empleó en la Tesis de Maestría  Manifestaciones gramaticales de valor indefinido a través del sistema pronominal. Estudio sociolingüístico en el habla de la comunidad de Sueño de Santiago de Cuba (Bidot, 2002) (Bidot, 2007: 52).

2 R. A. Hudson, en su libro La sociolingüística, propone como estadíos para el estudio sociolingüístico:
A. Selección de los hablantes, circunstancias y variables lingüísticas.
B. Recogida de textos.
C. Identificación de las variables lingüísticas y sus variantes.
D. Procesamiento de los datos.
E. Interpretación de los resultados.
T. Reyes y M. Causse reestructuran dicha propuesta, insertándole la observación y la caracterización sociocultural. (Apud. Bidot, 2007: 52-53)

3 Para consultar los pasos metodológicos vea Anexo 3.

4 Tuvimos en cuenta la definición de comunidad propuesta por la Dra. Mercedes Causse en su tesis doctoral (Apud. Ibid: 54)

5 Humberto López Morales, en Metodología de la investigación lingüística, califica las variables como dependientes, independientes, mixtas, y demográficas. Las llamadas extralingüísticas coinciden en su mayoría con las independientes (sexo, edad); aunque el nivel de instrucción y la profesión, incluidas también en ese grupo, son separadas por L. Morales como variables mixtas. Para profundizar vea H. L. Morales (1994).

6 No contamos con el universo relativo exacto (está integrado por todos los miembros de la comunidad que poseen las características de sexo, edad y nivel de instrucción antes mencionadas; en este caso serían todos los puertopadrenses con edad entre 20-30, 40-50 y más de 55). No obstante, la muestra (18 informantes) constituye más del  0,025% del universo absoluto (total de habitantes), lo cual constata la suficiencia de la muestra escogida.

7 En la investigación de Irina Bidot (2007), al realizar las encuestas, se prescinde del nivel primario por no poseer los individuos del mismo la suficiente competencia comunicativa .Nosotros los incluimos no sólo por la necesidad de encuestar y entrevistar al mismo hablante para estudiar la conciencia lingüística, sino también porque, como hablantes, nos pueden aportar datos para los que no es requisito tener una competencia lingüística y comunicativa consolidada. (Vid Anexo 6).

8 Por situación comunicativa entendemos no sólo la situación enunciativa en la que se produce el uso (explicaciones, ejemplificaciones, etc.), sino también la situación determinada por la relación extralingüística existente entre emisor y receptor (grado de familiaridad, distancia social, generacional, etc.) Esto nos acerca a una variación social (la diafásica), que en este caso es revelada por el propio hablante en sus respuestas, y comparte límites en nuestros resultados con la conciencia. (Vid infra acápite 2.5).

9 Para un mejor discernimiento hablaremos de preferencia personal (la del hablante) y preferencia  ajena (determinada por “lo que más se escucha”).

10 La tercera y la cuarta aparecen fundidas en II (c) (Vid Anexo 6). En esta tercera parte de la encuesta las separamos porque se trata de otra situación enunciativa, para lograr un mejor discernimiento preferencial por parte de los informantes.