CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO REGIONAL EN MÉXICO (1970 – 2010)

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO REGIONAL EN MÉXICO (1970 – 2010)

Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)

CRECIMIENTO DEL PIB PER CÁPITA EN LAS ENTIDADES FEDERATIVAS, 1970 – 2010.

Partiendo de los trabajos de Mendoza (2007)1 y Luisa Decuir-Viruez (agosto 2003)2 , se elabora el siguiente cuadro 6, donde se presenta el producto per cápita por entidad federativa, deflactado a pesos de 1993, para los años de 1970, 1975, 1980, 1985, 1988, 1994, 2000, 2003, 2008 y 2010. los valores se expresan como múltiplos de miles de pesos de 1993.

Los años comprendidos de 1970 a 1980 tocan al esquema de desarrollo endógeno. Los consiguientes corresponden al periodo del esquema invertido: el exogenista. Se puede ver que de 1970 a 1985 el producto por persona crece de forma sostenida hasta llegar a 15.06 (miles de pesos de 1993). En 15 años aumenta en 68%. De 1988 al 2003 se retrae a 14.21 (miles de pesos de 1993), lo que indica una caída del 7% en los 15 años posteriores a la inversión del esquema. Los años posteriores aparentan una recuperación que pone el indicador en 18 mil pesos de 1993 para el 2008, dadas las estimaciones calculan el producto per cápita potencial.

Por lo anterior se puede afirmar que al menos para los 15 posteriores años a 1988 la implementación del esquema de una economía con apertura no solo no ha dado resultados positivos, sino que se viene a cuestionar por el hecho de que el producto por persona esta por debajo en un 7% del nivel alcanzado en 1985. No se deja de lado que esto obedece a la crisis financiera de 1987 – 88, y la posterior de 1994, cuyas secuelas postraron a la nación en una situación cerca a la ruptura de la paz social.

Algunas entidades presentan en años recientes un crecimiento sostenido en materia de producto per cápita. Tales como Aguascalientes, Campeche, Coahuila, Durango, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas. El caso de Campeche  y Tabasco por la cuestión del petróleo y su bajo volumen poblacional muestra de 1970 a 2003 un crecimiento muy variado y voluble a efecto de la industria del petróleo y la volatilidad del precio internacional del crudo (mezcla mexicana, véase gráfica 20). Otras son receptoras de fuertes montos de inversión extranjera como lo es Aguascalientes con la Nisan y la Xerox, o Guanajuato con la General Motors Company. Coahuila, Durango y San Luis Potosí presentan  fuertes montos de inversión extranjera y pública nacional.

Nuevo León mantiene su nivel de producto per cápita puesto que la primera ha sido, desde antes del cambio de esquema económico, una entidad altamente articulada a la economía nacional como norteamericana.

Baja California Sur, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Yucatán y Chiapas se mantienen con muy pequeñas variantes su nivel de producto per cápita, puesto que sus economías más tradicionales que modernas, quedan al margen de los mercados foráneos y dependen más del crecimiento de la demanda interna. Las crisis no les han afectado en de forma significativa puesto que su especialización productiva se orienta principalmente a la producción de básicos y manufacturas básicas de consumo nacional.

El resto de las entidades federativas a partir de 2003 muestran un retraimiento de la producción por habitante. Los casos más drásticos son Baja California, el Estado de México y el Distrito Federal. Baja California es una entidad altamente receptora de población que migra desde el sur de la República y el crecimiento demográfico que presenta es alto por cuestiones sociales, más que naturales. Por lo que es de esperar que su tasa de producción per cápita disminuya.

Los casos del Estado de México y el Distrito Federal se explican por efecto de las políticas de descentralización, desconcentración industrial y el federalismo. Aún captan fuertes montos de inmigrantes de toda la República, también se han vuelto expulsoras de población. La terciarización de sus economías, con fuerte especialización al consumo, genera en gran medida un alto nivel de empleo informal.

Las estimaciones correspondientes a los años de 2008 y 2010 son de especial interés puesto que indican el producto per cápita potencial. Esto es, el que puede alcanzar cada entidad. Por decir, Campeche presenta un gran potencial a efecto de ser una entidad casi monoproductora de petróleo, puesto que este llega a representar más de la mitad de su PIB estatal. Pero esto es una situación muy voluble pues depende de las cotizaciones internacionales de la mezcla mexicana, la cual bien sube y bien baja, aunque recientemente se le ve una tendencia alzista.

El Distrito Federal, Quintana Roo, Querétaro, Colima y Chihuahua presentan también importantes niveles de producto per cápita potencial. Esto es relevante pues son las entidades que bien pueden en el futuro inmediato repuntar en cuanto producción por habitante.
La apertura económica y las políticas públicas en materia de fomento del desarrollo a nivel local como nacional expresa aspectos del desarrollo de las entidades que componen la República mexicana, que dan una idea de cómo evoluciona la participación relativa de cada una de ellas respecto al producto interno bruto nacional (cuadro 7).

Se sabe que no necesariamente el esquema de desarrollo basado en la apertura económica necesariamente causa el aumento de la producción en un nivel local puesto que, muchas de las Regiones del país dependen más de mercados Regionales o locales que de la demanda externa. Debe considerarse que su situación con respecto a la nacional se determina principalmente por su porcentaje de población residente en la entidad, como parte de la población nacional. Nayarit, Tlaxcala, Colima, Baja California Sur, Campeche, Tabasco y Zacatecas se presentan en los más bajos lugares no tanto por que se trate de entidades con atraso, sino que presentan un bajo nivel poblacional que les da una posición al último de la escala nacional. Sin embargo, hay un alto nivel de correlación entre el rezago económico y la densidad de población (mapas 1 y 2), sucede que las entidades con sectores económicos más tradicionales, como los primarios, muestran mayor dispersión territorial de su población, como menor densidad demográfica. Contrario, entidades con desarrollo económico avanzado donde se tienen sectores secundarios y terciarios con mayor grado de consolidación, a su vez, son entidades con mayor grado de desarrollo socioeconómico.
Con lo anterior, se deja en claro que el lugar que una entidad expresa en su participación relativa con respecto a su producción nacional no es determinante para hablar de rezago económico. La producción per cápita revela que entidades como Quintana Roo, con un nivel poblacional medio, no obstante muestra ser de las de mayor desarrollo económico, otras como el estado de México, tienen lugares medios en términos de producción por persona, aunque están a la cabeza en la participación relativa de su producción respecto a la nacional, por deberse precisamente de una entidad con un muy alto nivel poblacional.

En materia de posición relativa de participación en la economía nacional, entidades como Nayarit, Tlaxcala y Colima muestran una posición al último de la escala nacional, con respecto a la posición del Distrito Federal, el estado de México, Nuevo León, Jalisco, Chihuahua y Veracruz que están a la cabeza con mayores Participaciones relativas. La razón es el volumen de población que albergan en sus respectivos territorios estatales. No obstante, son de hecho estas últimas las entidades que mayores beneficios muestras de la adhesión de México al proceso globalizador.

Al parecer el proceso de integración económica favorece las Regiones con mayor densidad demográfica, que las de menor. Esto es, a entidades con mayor grado de desarrollo urbano industrial del país. Las políticas de estabilización implementadas por la administración federal pasada perjudicaron principalmente a la provincia del país, mientras que el Distrito Federal repunta su participación relativa puesto que no son sujetas a los recortes federales gracias al movimiento político socialdemócrata que lucha por mantener los subsidios gubernamentales a favor del desarrollo económico y social. El DF muestra de 1970 a 1980 un ascenso de su participación, pero con el cambio de esquema, a partir de 1985 presenta un retraimiento económico sostenido, efecto de la descentralización y el federalismo, el cual es acentuado desde el 2000 hasta tocar fondo en el 2003. De entonces a la actualidad viene a recuperar posición de forma muy significativa.

En 1970 la participación relativa de la producción estatal respecto a la nacional de Nayarit, Tlaxcala y Colima es en promedio del 0.12. Ganan posición en el 2008, cuya participación ya es de 0.29% (de cada una). No obstante siguen en los tres últimos lugares en el crecimiento de la producción de toda la República.

Otras como Baja California Sur, Campeche y Tabasco muestra un caída de la misma, las que al parecer indican estar en una posición más desventajosa que Nayarit, Tlaxcala y Colima no obstante presentar una mayor participación relativa, pero que tiende a ser menor año con año.

Otra entidad con abierto rezago es Zacatecas, pero logran dentro de su modesto desarrollo un ascenso más importante puesto que en 1970 su participación relativa es de 0.13% y en 2008 ya es de 0.58%, aunque hay un abierto cuestionamiento al respecto de su relativo ascenso pues en el 2003 su posición es mejor que la de 2008 (con una participación mayor de 0.86%), y se estima que esta disminuirá para el 2010 a 0.48. la principal explicación es la suspensión de importantes programas de fomento del gobierno federal que con las políticas de estabilización del sexenio pasado son suspendidos, o bien redimensionados a montos significativamente menores. Otras entidades cuya participación relativa es de las más bajas son Durango y Aguascalientes. La cual se explica principalmente por su bajo nivel de población comparada a la de otras entidades.

Guanajuato es una entidad que muestra un incremento sostenido e importante de su participación relativa. En 1970 es de 0.76 y en 2008 es de 2.93, que por otra parte, presenta un retraimiento del 2003 en adelante el cual es persistente pues se estima que para el 2010 su participación será menor, de 2.56%. Otras entidades como Querétaro o Aguascalientes muestras un posición superior a la de Guanajuato.

Concluyendo, la economía nacional presenta graves asimetrías existentes en las Regionales que la integran. Las entidades que muestran mejoras a efecto de la integración de la nación al proceso de globalización son precisamente aquellas cuya densidad demográfica es mayor, esto es, con un significativo grado de desarrollo urbano industrial. El efecto no es parejo, algunas entidades muestran no verse igualmente beneficiadas y pierden relevancia económica relativa, como otras más se muestran ganadoras. El periodo de 2000 a la fecha expresa un retraimiento económico, más acentuado en la provincia, pero general, a efecto de las políticas de estabilización económica. El DF recupera una importante posición en la economía nacional, no obstante las políticas de descentralización y federalismo que le restaron de manera muy drástica fuerza. Entidades de la frontera norte muestran también un retraimiento pero menos significativo. Otras como las del sur, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, vuelven a perder posición, no obstante en algún momento presentar ascenso económico. La apertura económica si bien puede traer beneficios, no son parejos en el desarrollo Regional del país, como recientemente, la pérdida de relevancia económica de la provincia respecto al centro, no obstante las políticas de descentralización, desconcentración y federalismo, cuestionan la bondad del esquema actual.
La posición de Guanajuato con respecto a la relevancia económica relativa de las entidades que son vecinas de su territorio (cuadro 8), indica que la entidad gana posición al respecto. En 1970 Querétaro muestra una ligera relevancia menor a la de Guanajuato, en el 2008 su posición es más del doble de la de Querétaro. Incluso Michoacán muestra un sustancial incremento, que pasa de una posición menor a la de Querétaro en 1970, y superior en el 2008. San Luis Potosí presenta un espectro similar al de Michoacán pero no muy ventajosa de la de Querétaro. Aguascalientes también muestra un ascenso importante en su relevancia, auque sigue siendo la menor de la region. Caso extremo está Jalisco cuya posición es la más ventajosa, no obstante, Guanajuato con una relevancia de la mitad de Jalisco, mejora su situación en comparación de la que tiene en 1970 cuya economía apenas es un tercio de la de su vecino del oeste. Puede afirmarse que Guanajuato proporcionalmente, con respecto a sus vecinos muestra la mejor situación económica, relativamente hablando por sus escaños logrados.

Debe señalarse que con respecto al punto de inflexión que marca el 2003, la economía más estable y consistente es la de Jalisco que le afecta proporcionalmente menor que al resto. Su retraimiento económico de 2003 a 2008 no es tan significativo como el que presentan las otras entidades.
El cuadro 9 presenta las 32 entidades federativas con base a su crecimiento consistente, de 1970 a 2010, entendido este por aquel que se mantiene de manera uniforme en el largo plazo, sin variaciones significativas y volubles. Entre las entidades con crecimiento más inconsistente se tienen a Campeche y a Tabasco, el cual varía su producto per cápita según la volatilidad, vulnerabilidad y volubilidad del precio internacional de la mezcla mexicana de petróleo (por barril). Contraparte aparecen el Distrito Federal, Quintana Roo, Chihuahua y Aguascalientes con crecimiento de la producción por habitante muy significativo, con altas tasas de crecimiento consistente y persistente.
Otras entidades como Querétaro, Nuevo León, Chiapas, Coahuila, Colima y Durango aparecen con tasas menores pero importantes. En el caso extremo aparecen Puebla, Oaxaca, el Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Nayarit, Sinaloa y Veracruz. Cuyas tasas son más uniformes. Estos estados al parecer dependen más de mercados estables nacionales como internacionales, lo cual se explica por tratarse de entidades con un aparato productivo altamente diverso y no sobre especializado. Contrario, las entidades latamente especializadas como Campeche y Tabasco muestran una alta volatilidad, vulnerabilidad e inestabilidad, por depende sobremanera de uno o algunas actividades económicas pues son economías casi mono productoras, mono exportadoras.

Lo interesante es que las economías estatales adquieran estabilidad y presenten un blindaje económico propio de economías ricas, diversas y bien consolidadas. La sobre dependencia de la inversión federal del Distrito Federal, la sobre especialización de las economías de Chihuahua, en empresas maquiladoras, o de Quintana Roo, sobre especializada en el sector turismo, les hace altamente vulnerables.

Aquí lo importante no es en sí que se logren altas tasas de incremento de un año a otro, sino que en el largo plazo las tasas, de la dimensión que sean, sean consistentes y persistentes, lo que habla de economías estatales fuertes.

Las entidades con menor desviación estándar también muestran ser aquellas que dependen más de mercados nacionales que foráneos, como de economías tanto modernas como tradicionales; regional y nacionalmente muy diversificadas como proporcionalmente distribuidas.

Considerando la regionalización aceptada por el INEGI desde 1995, en el cuadro 10 se presentan las entidades federativas en sus respectivas regiones. Lo primero que salta a la vista es que en materia de crecimiento de la producción por habitante, las regiones del país muestran altas asimetrías lo que significa una alta desarticulación productiva interna (cuadro 10). La región 1 que se integra por entidades del norte del país con las más convergentes en su crecimiento por producción per cápita. Nuevo León es aquella que muestra una tasa muy superior al resto, que de antemano son altas. En las regiones del centro norte, con excepción de Zacatecas, se muestra un crecimiento regionalmente convergente. Zacatecas aparece como una entidad con una tasa muy inferior a su región como a las economías de las entidades del norte del país.

La región occidente y pacífico muestra tasas más modestas de crecimiento de la producción por habitante, con excepción de Jalisco que se mantiene con la mayor. Se observa que existe una alta desarticulación económica en la región. Incluso Jalisco muestra convergencia a entidades fuera de su propia región pues tiende a converger con entidades como Sinaloa o Guanajuato, pero no hacia las entidades que integran la región 3.

La región 4 del país, también llamada región Centro, presenta una alta polarización de su desarrollo regional. Muestra al Distrito Federal con una muy importante tasa de producción per cápita, que contrasta con el resto de las entidades que conforman la región lo que indica que el DF es un lunar con poca conexión con las economías de sus entidades vecinas, con mayor articulación hacia entidades frontera o puerto, o aquellas que presentan las mayores áreas metropolitanas tales como Jalisco y Nuevo León. Tlaxcala, Morelos, Hidalgo y el mismo estado de México muestran una abierta brecha de sus respectivas tasas comparadas al del DF. Por ello, el desarrollo del centro del país no es más que una réplica de desarrollo desarticulado y divergente del resto de la República.
La región 5 muestra no una polarización como el caso del centro, pero si una alta desarticulación y divergencia en su desarrollo regional. La fracción sur integrada por Chiapas, Oaxaca y Guerrero muestras niveles bajos de producción por habitante. Contrasta con economías como la de Campeche y la de Tabasco que son extremos polares, pero cuya situación por momentos bien es alta o bien es baja, pues se trata de economías estatales no persistentes y consistentes, altamente volubles y vulnerables por tener economías sobre especializadas. Quintana Roo es la única entidad con una economía con crecimiento significativo, consistente y persistente. El resto de las entidades como Puebla, Yucatán, Veracruz y Chiapas presentan tasas medias de crecimiento, no obstante por su distribución geográfica, no hay evidencia empírica de convergencia y articulación productiva entre ellas.

En el cuadro 11 se tiene el promedio de crecimiento de la producción per cápita durante 15 años correspondientes al ocaso del endogenismo (1970 – 1985), y 15 de exogenismo (de 1988 a 2003). De ello se obtiene el número índice que indica el incremento porcentual de las tasas de creamiento de la variable de estudio. Con ello se tiene cuáles de las entidades federativas pueden considerarse como ganadoras con respecto al crecimiento observado en el primer periodo, o bien, perdedoras en el mismo parámetro.

Se tienen que las 10 entidades que encabezan la lista de ganadoras ninguna mantiene una relación con la situación de la región a la que pertenecen. Lo mismo las últimas 6 de la lista consideradas como perdedoras. Así, el desarrollo regional es cuestionable puesto que históricamente se tiene que el crecimiento de cada entidad de la República es ajena al resto. Tan solo se observa una cierta similitud en las entidades de la frontera norte como Chihuahua, Coahuila y Nuevo León.
Revisado el aspecto del crecimiento del producto per cápita del país por entidad federativa, como la situación relativa de las entidades federativas por su participación y relevancia económica, toca ahora revisar cómo evoluciona de 1970 a 2010 el producto per cápita por entidad federativa y con ello, la evolución regional. De lo que se desea verificar que la apertura viene a crear, o no, convergencia regional.


1 Mendoza Pichardo, Gabriel (2007) “Desarrollo Regional en México y política estatal” en Calva, José Luis: Políticas de desarrollo Regional. Colección Agenda para el desarrollo No. 13. UNAM Editorial Miguel Ángel Porrúa y Cámara de Diputados. México. Pp. 17 – 33.

2 Decuir –Viruez, Luisa (Abril, 2003) “Institutional factors in the economic growth of Mexico”. Artículo presentado en la 43er Congreso ERSA 2003 sobre Periferias, Centros, y Desarrollo especial en la nueva Europa. Universidad de Jyväskylä, Finlandia. P. 42.