CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO REGIONAL EN MÉXICO (1970 – 2010)

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO REGIONAL EN MÉXICO (1970 – 2010)

Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)

DOS POLOS HEMISFERICOS DE CRECIMIENTO Y POLARIZACIÓN.
(LA CONTROVERSIA ENTRE EL ENDOGENISMO Y EL EXOGENISMO A LA LUZ DE LA EVIDENCIA EMPÍRICA)

Ante la crisis del fordismo que se vive desde los años 70, las naciones basan sus políticas económicas con base a las sugerencias de la FED, el BM y el FMI. Estos organismos de hecho desde entonces toman importancia en el diseño de políticas económicas en las naciones desarrolladas, como en vías de desarrollo. Políticas principalmente monetarias y fiscales.

Desde el segundo lustro de los 70 hasta fines de los años 90, el fomento al crecimiento económico priva como principal objetivo, no obstante la experiencia internacional, especialmente en el mundo en desarrollo dan desde el inicio del actual milenio un giro a las políticas en razón de la estabilización económica. Ante la experiencia de la historia económica propia de la crisis del fordismo, las naciones en vías de desarrollo dudan respecto a la efectividad del neoliberalismo, por lo que muchas como Venezuela, Brasil y recientemente Argentina vuelven a buscar en el endogenismo económico la salida de la crisis estanflacionaria que ya es consistente desde la década de los 90 en América Latina. La cuestión es saber a la luz de los recientes sucesos si la estabilización es mejor desde el exogenismo o desde el endogenismo económico en una estructura económica internacional posfordista.

México presenta la misma tendencia de crecimiento de Latinoamérica. China y las naciones del este asiático presentan el crecimiento más acelerado, que es parte del éxito de la producción flexible, en la cual son pioneros. Los cuatro grandes de Europa (Alemania, Inglaterra, Francia y Rusia) mantienen un crecimiento sostenido, no tan significativo como el de las naciones asiáticas pero muy superior al de la región latinoamericana, la cual presenta un rezago persistente y creciente ante el crecimiento de las economías más dinámicas del mundo.

En América latina en los años 80 se observa un retraimiento en el producto per cápita, el cual baja en 1980 de 3 640 dólares anuales (en dólares del 2000), a 1990  a aproximadamente 3 000 dólares (en dólares del 2000). A la par que la población bajo la línea de pobreza aumenta de un poco más de 40% de la población total de la región, para rebasar el 48%, en el mismo periodo.

De 1900 al 2006 el producto per cápita comienza gradualmente a recuperarse hasta llegar al 2006 con un valor superior a los 4 mil 200 dólares anuales (del 2000). Contraparte, la población por debajo de la línea de la pobreza tiende a disminuir al 38%. Se estima que para el 2008 ambos indicadores son de $4 400 dólares (en dólares del 2000) aunque la población por debajo de la línea de la pobreza se mantiene igual.
La distribución del ingreso para la década de los 90 en general es regresiva pues se ve un incremento de los coeficientes de Gini para 20 de los principales países. Brasil, Bolivia y Colombia indican tal regresión. Chile aparece como único país donde al parecer la distribución social del ingreso es progresiva (gráfica 4). No obstante el indicador, el combate a la pobreza en la región es significativo para algunas naciones como lo es Brasil, Chile, México y Perú, por citar los principales (gráfica 5).

El tema relevante en lo anterior no es en sí crezca la producción per cápita, puesto que esta por sí misma no indica el tema más importante que es la distribución social del ingreso. Se desea que los incrementos en el producto per cápita se derramen en la población de tal manera que se aminore la desigualdad socioeconómica.

En los cuadros 1 y 2 se presentan algunos casos de naciones que según su corte de esquema de acumulación capitalista, indican el éxito o fracaso en materia de lograr un crecimiento económico que mejore la calidad de vida de sus habitantes.

El criterio que indica que las políticas económicas repercuten favorablemente y realmente en la mejora de la calidad de vida de los habitantes es el aumento del poder adquisitivo de sus habitantes. Esto se obtiene cuando las naciones logran un crecimiento real de su PIB superior al índice inflacionario medido por el INPC.

Las políticas de desarrollo económico para las naciones ricas y pobres se bifurcan en dos corrientes importantes: el endogenismo, propio del periodo de 1940 a 1982, propio del régimen de producción rígida, para el caso de México y la región latinoamericana, y el exogenismo, esquema que se implementa a partir de 1982 en adelante, propio del régimen de producción flexible.

Asimismo, se tiene un mapa de desarrollo para el mundo capitalista entre naciones que se consideran parte del capitalismo central, integrado por las naciones más ricas del mundo, y el capitalismo periférico, correspondiente a las naciones en vías de desarrollo, como es el caso de las naciones latinoamericanas.

El problema del crecimiento en México radica principalmente en tratar de rescatar a la economía mexicana de su atonía observada desde 1976 a mediados de los años 90. Comparado con el crecimiento de China, que es la nación que presenta las más altas de crecimiento de su Producto Interno Bruto anual (GDP), la nación viene muy por debajo, incluso de Chile que es una economía de la región. Se tiene que la economía mexicana viene a incrementar recientemente su tasa de crecimiento anual que desde el 2006 se estanca en una fluctuante alrededor del 4% anual (gráfica 6).

Con base al periodo endogenista se observa que de 1955 a 1979 la tasa de crecimiento del PIB al año era del 8%, donde la inversión y la productividad presentan incrementos del 2% anual respectivamente. De 1980 a 2003 el crecimiento baja a 2.5% anual con niveles muy bajos de inversión y productividad. En fechas recientes, de 1996 en adelante el crecimiento se reanima aunque no llega a los niveles que observa para el periodo endogenista.
El interés se centra en el cambio de política macroeconómica observado desde 1995 en las naciones del capitalismo periférico en iberoamérica, donde se observan dos cortes de política, una de abierta tendencia exogenista como es el caso de México o Chile, y el abandono del exogenismo y el regreso al endogenismo, como son Brasil y Argentina.

La política macroeconómica se basa principalmente en la política monetaria. Misma que desde 1976 para la región es la principal herramienta de los gobiernos para de la región para inducir el crecimiento mediante el gasto o inversión pública.

La experiencia desde entonces es que las condiciones en que se aplican las políticas monetaristas expansionistas de la base monetaria, para ser efectivas deben observar un alto grado de concurrencia en los mercados, como bajo nivel de desempleo. Contrario, el alto grado de monopolización e imperfección de los mercados nacionales, aunado a la alta elasticidad de la oferta de trabajo, causan el fenómeno de la estagnación de las economías que aplican dicho corte de política monetaria ante tales circunstancias. La estagnación o estanflación es un fenómeno que se asemeja a la llamada por J. M. Keynes, trampa de la liquidez.

La estagnación consiste en el fenómeno que parte de que existiendo alto grado de desempleo y recursos a dónde aplicar la inversión, el aumento de la oferta de dinero más que financiar crecimiento, viene a causar altas tasas de inflación, cuyo efecto principalmente es la polarización del ingreso, o redistribución social del ingreso en sentido regresivo, enriqueciendo a los ricos que suben y cobran lo precios, y empobrecimento de los humildes, quienes pagan los precios y mediante a ello, transfieren sus ingresos a quienes suben y cobran los precios.

Ante esta frustrante experiencia, muchas naciones replantean sus esquemas económicos y vuelven al endogenismo económico en la esperanza de poder reanimar aquel milagro económico que en la región latinoamericana se vivió de 1940 a 1975 aproximadamente.

La cuestión es la siguiente al respecto, se debe lograr en que el crecimiento logre tasas superiores a la inflación nominal como para poder sostener que se mejora el poder adquisitivo de las remuneraciones. Aunque este es un criterio muy simplista, no obstante, es un buen indicador de que la distribución social del ingreso revira a una expresión progresiva, disminuyendo las diferencias sociales en el ingreso.

Por otra parte, se debe considerar que las políticas monetarias dentro del esquema exogenista desde el año 2000 cambian de propiciar crecimiento mediante la generación de circulante, a su restricción estricta con fines de la estabilidad de precios que es también estabilidad económica. Con ello se pretende erradicar la estagnación económica. Los actuales economistas conciben que las políticas de inducción del crecimiento dejan de ser estanflacionarias no solo cuando se tiene concurrencia y una oferta de trabajo alta, sino apegando la nueva emisión del dinero al juicio de la mesura keynesiana que indica no darle al sistema más dinero de lo que pide, o lo que es lo mismo, solo respaldar con nuevo dinero el saldo existente entre el ahorro nacional y la inversión nacional.

Contraparte, existe por otro lado que abiertamente se debe restringir la oferta de dinero a un nivel que al menos iguale a la inflación nominal promedio de los socios comerciales en el extranjero. Y que finalmente sea el dinero en manos de los tenedores del dinero por causa de ahorro lo que vengan al aviar el desarrollo (crecimiento autónomo). En este último caso aparece México. Este esquema es válido siempre y cuando el nivel de ingreso de la nación que implementa este tipo de políticas a favor de la estabilización económica sea suficientemente alto, como para garantizar que genere el volumen de empleo que demanda la sociedad.

El volumen de empleo que debe crearse depende también del grado de desarrollo de las naciones. Por decir, en España la población que se considera en edad de trabajar es de 15 años en adelante. En México es de 12 años en adelante, también llamada población económicamente activa (PEA). Para el caso de México y su espectro demográfico, indica el histograma de distribución de frecuencias por edades, que se deben  generar 1 millón 200 mil empleos. Para poder general tal volumen de empleo se debe crecer PIB anual en 6%, y la relación es lineal en el sentido que por cada 1% que al año crece el PIB, se generan aproximadamente 200 mil empleos. Como puede verse en el cuadro anterior en los años del 2001 y 2002 la nación tuvo crecimiento cero lo que indica que para esos dos años el desempleo creció a un volumen de 2 millones 400 mil.

En 2003 el crecimiento del PIB aumenta a la tasa de 1.4% que significa la creación de 280 mil empleos aproximadamente con un déficit de 920 mil desempleados. Para el 2004 el crecimiento sigue su aumento a la tasa de 4.2% que causa aproximadamente 840 mil empleados, con 360 mil desempleados más de déficit. Para el año de 2005 el crecimiento del PIB es de tan solo 3%, que indica 600 mil nuevos empleos con otros más 600 mil desempleados. Para el año de 2006 la tasa de crecimiento anual del PIB se calcula en 4.5, generando 900 empleos y causando un adicional al desempleo de 300 mil.

Evaluando el costo social de las políticas de estabilización en materia de empleo se tiene que de 2001 a 2006 el desempleo acumulado es de 4 millones y medio aproximadamente. Personas que en gran parte han migrado a los Estados Unidos de América a procurarse un modo de vida, causa misma que explica que en el mismo periodo hayan aumentado las remesas familiares de 10 mmd en el 2001 a más de 16 mmd en el 2006. Un aumento del 60% en solo 5 años.

Las naciones que recientemente han renunciado al exogenismo y regresado a políticas exogenistas observan crecimiento similares o incluso mejores que los de las naciones en vías de desarrollo exogenistas, como es el caso de Brasil, pero también observan tasas de crecimiento inflacionario superiores a su crecimiento económico.

Por otra parte debe señalarse que las altas tasas de crecimiento observadas durante el exogenismo se explican más por razones foráneas a sus economías que por efecto del endogenismo. El milagro latinoamericano se debió principalmente a la alta demanda de productos latinoamericanos sostenida por los Estados Unidos de América durante la Segunda Guerra Mundial y la fase de la reconstrucción europea. Independientemente del corte de política económica que dichas naciones hayan implementado. Por ello, el revirar al esquema endogenista no garantiza repetir el milagro económico, puesto que actualmente las condiciones internacionales son distintas y no existe una fuerte demanda de los productos de exportación de iberoamérica.

Debe destacarse que la inflación en las naciones desarrolladas propias del capitalismo central con políticas exogenistas y de estabilización económica, su crecimiento es superior a su inflación, especialmente en Japón, lo que indica que dichas sociedades tienden a un reparto de la riqueza más acorde a la norma democrática en la distribución social del ingreso. Mientras que las naciones en vías de desarrollo, exogenistas o no, con políticas a favor del crecimiento inducido o autónomo y de estabilización, finalmente presentan estagnación económica con su inminente efecto regresivo en la distribución social del ingreso.

En la siguiente gráfica 7 se observa el crecimiento económico de las naciones elegidas por típicas del capitalismo central como periférico. Lo destacable de la conducta económica durante los últimos 11 años es la alta vulnerabilidad del crecimiento de las naciones en vías de desarrollo.
Asimismo, en la siguiente gráfica 8 la estabilización económica de los países observa que han tenido un alto efecto en lograr la caída de la inflación de forma significativa y un nuevo empuje al crecimiento económico aunque a tasas modestas, especialmente en naciones con bajo nivel de ingreso donde se continua con la polarización del ingreso, como no se genera el volumen de empleo, lo que es un alto costo social del esquema.
Comparando el crecimiento económico de México con tres naciones propias del capitalismo central, con políticas exogenistas, se tiene que la nación por momentos logra incluso tasa por encima de las naciones desarrolladas, pero esto lo hace durante la recuperación de su caída en la crisis de 1994, para que se empareje en el 2000 con aparente recuperación significativa en los años recientes.
En materia de inflación se tiene el mismo fenómeno donde rápidamente las tasas inflacionarias de México tienden a asemejarse a las respectivas de las naciones industrializadas, no obstante se conservan por encima del crecimiento de la economía por lo que no han logrado abatir la estagnación económica.
Casos similares al mexicano son el de Chile y Colombia, solo que el alto repunte económico de México de 1995 es causa de la recuperación de la crisis del 94. Las tasas de los países en desarrollo que implementan políticas exogenistas y tendientes a la estabilización económica son similares.
Las tres naciones a su vez logran con relativo éxito en corto plazo abatir sus altas tasas inflacionarias, especialmente México, pero su inflación sigue por encima de su crecimiento (gráfica 5), por lo que se pude decir que no logran abatir aún la estagnación económica. México es la única que para el año de 2006 se observa que el crecimiento económico rebasa ligeramente al de los precios por lo que por primera vez, desde 1976 se tiene una regresión de la distribución social polarizada del ingreso. Y se afirma que la estagnación toca fondo.
Para el caso de las naciones en vías de desarrollo que han abandonado el exogenismo y vuelto a políticas endogenistas observan repuntes muy significativos de sus tasas de crecimiento, al menos recientemente.

También logran abatir de forma significativa su inflación pero no al mismo nivel de lo logrado por las naciones en vías de desarrollo exogenistas como México, Chile y Colombia. No obstante observan mejores tasas de crecimiento. La polarización social en la distribución del ingreso es mayor y aunque logran abatir la estagnación, los frutos del crecimiento se siguen concentrando en las clases altas.
El crecimiento real del mundo desarrollado logra un repunte significativo recientemente y abaten de forma exitosa la estagnación de sus economías, donde el reparto de la riqueza no se observa tan polarizada como es de verse en las naciones en vías de desarrollo.
La estabilización de sus economías también es muy significativa, especialmente para el caso de Japón quien presenta las recientes tasas de crecimiento del PIB de las más altas dentro del mundo desarrollado a la par de las tasas inflacionarias más bajas, lo que indican que son los japoneses quienes logran el mayor éxito de sus políticas económicas. Estados Unidos también observa un repunte significativo pues tiene tasas de crecimiento aún superiores que las de Japón pero con la mayor tasa inflacionaria comparada a la comunidad europea y a la nipona. Con todo también logran abatir la estagnación económica de manera exitosa.
El crecimiento real del mundo en desarrollo logra reincentivarse pero con tasas inflacionarias superiores a su crecimiento económico, esto es, no logran abatir aún su estagnación (véanse las dos gráficas 17 y 18), donde México al parecer es el único caso que aparentemente toca fondo al respecto. La continuidad de su régimen es posible haga que para el 2007 en adelante el esquema económico estabilizador le empiece a dar frutos a la sociedad mexicana, aunque es prematuro adelantar tan optimista visión pues depende del comportamiento económico que se observe ante el cambio de administración pública en diciembre de 2006.
El tema relevante es finalmente evaluar si las políticas de las naciones propias del capitalismo periférico que mantienen su exogenismo económico y le apuestan al crecimiento autónomo mediante la estabilización económica, son mejores socialmente que las de las naciones del capitalismo periférico que vuelven a políticas endogenistas, cuyo crecimiento se basa en el crecimiento inducido mediante el gasto del Estado. De esto tratan los siguientes apartados.

En la siguiente gráfica 19 se observa la tendencia de crecimiento del PIB per capita entre Canadá, Estados Unidos y México, de  1971 a 2005, se ve claramente que tanto Canadá como Estados Unidos crecen sostenidamente comparativamente al modesto crecimiento de México. Con el inicio del NAFTA el 1º. de enero de 1994 el crecimiento de México no observa un aumento que indique el beneficio de dicho acuerdo.
Canadá expresa un crecimiento sostenido pero algo más accidentado que el norteamericano. Realmente el crecimiento sostenido se da para los estadounidenses. Lo que si queda en evidencia es que la polarización en el ingreso comparado entre las tres naciones tiene una tendencia a agrandar las diferencias. Cada vez los estadounidenses son en términos reales y absolutos más ricos que sus vecinos, especialmente respecto a México. La integración no parece revertir este sentido, como se pensaba al inicio de las negociaciones para celebrar el NAFTA entre las tres naciones.

Lo anterior indica sobre todo que desde el inicio de la crisis del fordismo en 1971, las diferencias entre las naciones ricas y pobres, o al menos para el caso entre México (nación de reciente industrialización), con respecto a los Estados Unidos de América tienden a agrandarse y cada vez de manera más significativa. La polarización del mundo es un proceso que la producción flexible no corrige. Incluso, cuando Canadá y Estados Unidos de América celebraron en 1990 su acuerdo de libre comercio, al parecer se acentúa la volubilidad de su tasa anual de crecimiento en su PIB per cápita, como también se observa una desaceleración significativa. En 1990, Canadá tiene un nivel de ingreso ligeramente inferior al estadounidense. En el 2001 está una tercera parte por debajo del mismo.

El crecimiento durante el periodo endogenista (1940 – 1982) causó tasas promedio anuales incluso superiores a las del vecino del norte, las políticas de crecimiento con estabilidad de corte keynesiano garantizaron que la economía mexicana no polarizara su ingreso, de hecho se estima que la distribución social del ingreso tuvo un sendero progresivo. A razón de la crisis de 1976 el crecimiento tuvo que ser sostenido gracias al endeudamiento y a la alta emisión de circulante. Su efecto fue que a partir de 1980 la tasa anual de crecimiento cayera a solo 2.4%. La tasa promedio anual de crecimiento de 1981 al 2006 es de aproximadamente 2.7%. Recientemente la tasa es de 1.8% promedio anual de 2001 a 2005 (véanse cuadros siguientes).

Cuadro 3:


Comportamiento del PIB de México (1961 - 2005)

Periodo

Tasa de variación promedio anual

1961 - 1970

6.7%

1971 . 1980

7.0%

1981 - 1994

2.4%

1995 - 2005

2.8%

1994 - 2000

3.6%

2001 - 2005

1.8%

Cuadro 4: MÉXICO: CRECIMIENTO PROMEDIO ANUAL DEL PIB PER CÁPITA (%).


Década

Crecimiento

1960

3.4

1970

3.3

1980

0

1990

1.5

Elaboración propia con datos de Jaime, Edna, La lógica de la reforma económica, en Rubio, Luis (coordinador), Políticas económicas del México contemporáneo, FCE, México,2001, p. 52. Tomado de Novelo (julio 2004)

Cuadro 5: CRECIMIENTO DEL PIB DE MÉXICO PROMEDIO ANUAL. (%)

AÑO

TASA

1961-1970

6.7

1971-1980

7.0

1984-2003

2.31

Fuente: Banco Mundial, citado en: Gazol S., Antonio, loc. cit. Tomado de Novelo (noviembre 2005)

De la evidencia empírica hasta ahora expuesta, se concluye lo siguiente:

Los regímenes de producción, tanto rígido como flexible, imprimen su impronta en los regímenes de regulación, así el corte de política económica obedece a la lógica de acumulación de cada forma de organización privada del trabajo y la producción.

A su vez se observa que el régimen de producción establece la organización del territorio. Los patrones migratorios y la distribución espacial de la población se vinculan con la distribución territorial de los negocios.

Las políticas keynesianas como monetaristas responden a la lógica de acumulación de cada régimen de producción, asimismo el desarrollo urbano industrial como la propia organización del territorio vienen a estar en relación directa con la organización social del trabajo y la producción.

La dinámica de acumulación capitalista no obstante, desde su inicio, sigue la tendencia concentradora y centralizadora del capital. El esquema de producción rígido es quizá quien por efecto colateral genera un álgido grado de concentración y centralización, sobre todo en las naciones periféricas. Pero aún es cuestionable el aparente federalismo que promueve la producción flexible dado que no obstante se disperse la población, como la localización territorial de los negocios, el capitalismo central sigue concentrando la plusvalía, como la toma de decisiones, pero ahora a una escala mundial y más eficiente.

La crisis del fordismo y el tránsito a la toyotización por efecto ha causado la estagnación de las economías a escala capitalista, como la polarización entre naciones ricas y naciones pobres, como en una escala nacional, entre ricos y pobres. Las naciones del capitalismo central han logrado salvarse de la polarización, aunque no propiamente de la estagnación, en cambio las naciones en vías de desarrollo sufren de forma persistente este espectro.

México es una nación de reciente industrialización que observa con relativo éxito políticas de estabilización que pugnan por recuperar el crecimiento y la distribución social progresiva del ingreso. Anteriores políticas de corte monetarista generaron crecimiento a costa del desarrollo, esto es, ante las altas tasas inflacionarias, el fruto del crecimiento económico se quedaba en manos de los ricos y contrario, aún con crecimiento, los perceptores de rentas fijas venían empobreciéndose.

Los costos sociales de las políticas de estabilización son altos por el enorme desempleo que de principio causan. El sistema requiere un mediano plazo para generar el crecimiento deseado, mientras tanto el desempleo es bastante significativo. En México, la emigración de los últimos años ha aumentado a niveles que cuestionan fuertemente el actual régimen político y económico.