CAJA DE HERRAMIENTAS. UNA CONTRIBUCIÓN A LA GESTIÓN AMBIENTAL LOCAL.

Elías Casado Granado
Mailiu Díaz Peña
M. Pilar Flores Asenjo
M. Concepción Parra Meroño
Lisete Osorio
Lorena Coria

Aportes a la Gestión Ambiental. Elementos teóricos conceptuales
para el desarrollo local sostenible

Lorena G Coria

Email: corialorena@yahoo.com.ar
Argentina

 

La cuestión ambiental demanda la construcción y re-ajuste sinérgico de aportes teóricos-metodológicos que permitan su abordaje de manera innovadora y adaptativa. La gestión ambiental local enfrenta en primer lugar,  desafíos de articulación de marcos conceptuales y herramientas metodológicas y  en segundo lugar, enfrenta la necesidad de responder a las demandas que surgen vinculadas con la configuración de las distintas dinámicas de los procesos naturales y sociales que participan en la configuración del ambiente en el orden local.


La gestión ambiental  reconoce numerosos aportes teóricos conceptuales  que va nutriendo su definición y alcance, a la vez que permite establecer diferentes clasificaciones. Asimismo, se pueden identificar denominadores comunes en materia de instrumentos y herramientas a implementar en el orden local.


Con miras a realizar una contribución en la generación de información para la elaboración de marcos conceptuales asociados a la gestión ambiental local, el capitulo persigue analizar los principales aportes teóricos asociados a la gestión ambiental, identificar brevemente los principales hitos que han contribuido a la configuración de la gestión ambiental, da lugar posteriormente al reconocimiento de los diferentes tipos de gestión ambiental y cerrar el aporte abordando algunos aspectos vinculados a la gestión ambiental local.


La metodología implicó la búsqueda, análisis y evaluación de información ambiental vinculada con fuentes secundarias.
Palabras-clave: Gestión Ambiental. Antecedentes. Gestión Ambiental Pública. Gestión Ambiental Local

A  título introductorio

La gestión ambiental nace en los años 70 del siglo XX, en sentido estricto, como reorientación  de parte del pensamiento ambiental (ecodesarrollo y desarrollo sostenible) y como instrumento  de diagnóstico y planificación (planes, programas y proyectos) para la resolución de los  problemas ambientales, cada vez más agudos en los países industrializados (Muriel E. 2006).


El desarrollo histórico, siguiendo  el trabajo de Rodríguez Becerra M. y Espinosa G. (2002),  cubre un período de grandes hitos como son la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972), Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo  (Rio de Janeiro, 1992) y Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 2002).
Más allá de las contribuciones puntuales de ésta “batería” de conferencias, hay un conjunto de procesos históricos que dan cuenta de cómo se ha ido configurando la relación Sociedad Naturaleza y que ha incidido en la mirada del ambiente.


Tomando el caso de América Latina, en ella encontramos diferentes matices vinculados al tema ambiental, durante el periodo de Conquista, durante el periodo de  gestación de la Independencia, a principios del siglo XX y en los periodos denominados de  posguerra a nivel mundial, que han dado lugar a la posterior configuración de  las Conferencias  Mundiales y Regionales  más importantes en materia ambiental.
Apretadamente, podemos decir que hemos pasado de la “Mirada minera de los Recursos Naturales Renovables”, “El aprovechamiento racional de los Recursos Naturales Renovables” a la “Visión conservacionista” en términos de Rodríguez Becerra y Espinosa  (2002).
A partir de la década del 50 se ha identificado un impulso en materia ambiental en base al desarrollo de un mayor número de conferencias y reuniones internacionales que han traducido los distintos intereses en temas ambientales, y en los problemas y conflictos puntuales reconociendo contribuciones singulares de países y organismos regionales e internacionales y una serie conclusiones que dieron lugar a nuevos aportes y replanteos.


La Primavera Silenciosa de Rachel L.  Carson, en la década del 60, le ha dado un impulso importante a concientización ambiental, al poner en relieve las consecuencias ambientales asociadas a los países industrializados. Este impulso contribuyó a la gestación de las iniciativas ambientales de corte más masivo, que se sucedieron a partir de  1970.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de Junio de 1972 se reconoce como un hito en el debate internacional de los temas ambientales, luego plasmados en sus 26 principios.


En la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972) se reconoció la necesidad de adoptar "medidas a gran escala sobre el medio" y se hizo un llamado al respecto. En respuesta a este llamado, los gobiernos de todos los países de la región, en mayor o menor medida, iniciaron un proceso de incorporación del tema ambiental en las esferas administrativas y legislativas, lo que ha dado lugar a políticas ambientales por medio de diversas iniciativas legales, técnicas, institucionales y económicas. (Gallopín, 2003)
La Conferencia de Estocolmo 1972, se conformó como un impulso importante  de la gestión ambiental, iniciándose un nuevo período que se extiende a lo largo de la sucesión de las posteriores Conferencias de Rio 1992 y Johannesburgo 2002.


A finales de la década del 80, se conformaba por parte de la Asamblea de las Naciones Unidas  la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo. A cargo de la Ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland, la Comisión presentó su informe “Nuestro Futuro Común”, en el año 1987  situación que permitió por un lado, la organización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo  en la década del 90 y el surgimiento del término desarrollo sostenible. Este último marcaria un valor agregado para el abordaje ambiental, permitiendo nuevos debates y reflexiones,  sobre el alcance y replanteo de los instrumentos, ahora direccionados en relación al objetivo del desarrollo sostenible.
Sin duda, la ubicación de la Cumbre de la Tierra en una nación latinoamericana incentivó un gran compromiso de los países de la región con su realización, y tuvo un gran impacto dentro de la opinión pública. La contribución de la región a la construcción de la visión surgida de la Cumbre fue significativa. Así se constata en Nuestra Propia Agenda (CDMAALC, 1990) y en la Conferencia Internacional Ecobíos, realizada en Bogotá en 1988, una de las simientes de la Convención de Biodiversidad, suscrita en la Cumbre. (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)


A partir de la Conferencia de Río 1992, los países de la región han expresado su compromiso con el desarrollo sostenible internalizando el término en  una serie de tratados y acuerdos multilaterales, declaraciones, legislaciones, planes de desarrollo y políticas sectoriales.
El impulso hacia la institucionalidad ambiental moderna en la región se produjo a partir de la Cumbre de la Tierra en 1992, cuando los países, mayoritariamente, crearon ministerios como autoridades máximas de medio ambiente, en el marco de un proceso encaminado a dotar a la gestión ambiental de la integración que requiere para ser eficiente.(Gallopín, 2003)


Especial importancia para la gestión ambiental local ha revestido el surgimiento en el marco de la Conferencia de Rio 1992 de la Agenda 21. La Agencia Europea de Medio Ambiente (2005) ha señalado que la Agenda 21 demostró ser un documento útil por tres razones, a escala mundial a) Ha creado un marco para el debate sobre el desarrollo sostenible b) Ha introducido la necesidad de enfoques globales y estrategias integradores c) Ha consolidado los principios de participación y cooperación, reconociendo el imperativo de agrupar diversas circunscripciones en la búsqueda de posibles soluciones y su aplicación.
La Agenda 21,  posibilitó a posterior, el surgimiento de la denominada Agenda 21 Local, un instrumento de planificación ambiental que pone en dialogo una serie de instrumento de gestión ambiental en la escala local.
Con la Cumbre de Johannesburgo sobre Desarrollo Sustentable, los compromisos a nivel mundial y por parte de países individuales han sido refrendados, estableciendo nuevos hitos y horizontes que comprometen a gobernantes, a la sociedad civil y a la comunidad internacional a seguir realizando esfuerzos para cumplir con las metas de crecimiento económico, bienestar social y calidad ambiental para las presentes y futuras generaciones. (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)
La conferencia de Rio+20 prevista para Junio de 2012 plantea obtener la renovación del compromiso político con el desarrollo sostenible; evaluar los avances logrados hasta el momento y las lagunas que persisten en la ejecución respecto al cumplimiento de los compromisos que ya se habían convenido;  afrontar los nuevos desafíos y los que vayan surgiendo.


En este sentido, se establecen  temas prioritarios para el debate del próximo encuentro Internacional: la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible,  la erradicación de la pobreza, y el marco institucional para el desarrollo sostenible.


2. La Gestión Ambiental, aportes para su conceptualización


El avance del tema ambiental a partir de la serie de hitos que se han identificado con el correr de las décadas fue nutriendo los marcos conceptuales aplicados al tema ambiental, complejizando su abordaje y ofreciendo definiciones más acabadas sobre las estrategias y herramientas de gestión ambiental.


El término de “gestión ambiental” es frecuentemente utilizado en toda una serie de materiales, documentos, guías, manuales e instrumentos  normativos, y parece necesario asumir el desafío de analizar algunos aportes que hacen a su análisis y definición. 


Así, la gestión ambiental es un tema abordado por varios autores (académicos, investigadores y consultores), instituciones gubernamentales (nacionales, regionales e internacionales) y organismos no gubernamentales. De manera que se reconocen una serie de trabajos significativos en la materia que van sustentando el concepto de gestión ambiental, aportando información que actúa en muchos casos de forma complementaria, avanzando sobre las distintas dimensiones de la gestión ambiental, para  luego abordar en algunos casos especificidades que dan lugar a distintos tipos de gestión ambiental.


De manera que podemos identificar con especial interés los trabajos de Dourojeanni ( 2000), CED (2001), Vega Mora (2001), Leff (2002),  Pol y Moreno (2002),  Rodríguez Becerra  y Espinosa  (2002),  Chauvet, Palacios y García (2002), Negrao Cavalcanti (2002), Gallopín  (2003), Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales de Nicaragua (2005),  Julia (2006),  Martines Romero (2004),  CONAM (2006), Muriel (2006), Díaz (2006),  Leff ( 1994) (citado en Ceretti y  García (2003), Trellez Solís (s/f),  Cifuentes Vélez (s/f),  entre otros.
Teniendo en cuenta la amplitud del concepto de gestión ambiental y conforme un avance de la revisión bibliográfica, se puede delinear que la gestión ambiental:


a) Reconoce la  necesidad de la Sociedad de proteger y conservar condiciones ambientales y prevenir problemas ambientales
La gestión ambiental se conforma por un conjunto de acciones emprendidas por la Sociedad, en base a su nivel de concientización ambiental en un momento y en lugar determinado, a los fines de proteger los recursos y procesos ambientales. Esta situación  parte del reconocimiento de la necesidad de poner en práctica instrumentos  que tiendan a plasmar los objetivos de protección, prevención y conservación de las condiciones ambientales, lo que estará asociado a la “mirada”  que se tiene del ambiente y la manera y variables a partir de las cuales se valorarán esos elementos.


La Gestión Ambiental busca, ante todo, contribuir a garantizar un ambiente adecuado que permita el desarrollo pleno de las personas. Busca manejar los factores ambientales y conducir las actividades humanas mediante la actuación sobre el comportamiento de los actores implicados para conseguir los objetivos planteados, evitando la duplicidad de funciones, los conflictos de competencia, los vacíos en la acción, optimizando así los recursos disponibles. (CONAM, 2006)


Esta contribución implica un fuerte componente educacional asociado a la reflexión sobre los principios y valores ambientales y a la visualización de las relaciones sistémicas al interior del sistema ambiental.  Analizar la cuestión ambiental, implica entonces,  analizar y reflexionar sobre los comportamientos que se tienen en relación al ambiente y sobre los valores que sostienen ciertos comportamientos, conductas y acciones.  La educación ambiental, es un instrumento de gestión ambiental pero a la vez impacta en la configuración y comprensión de otros instrumentos.
La  educación ambiental, debidamente entendida, debería constituir una educación permanente general que reaccionara a los cambios que se producen en un mundo en rápida evolución. Esa educación debería preparar al individuo mediante la comprensión de los principales problemas del mundo contemporáneo, proporcionándole conocimientos técnicos y las cualidades necesarias para desempeñar una función productiva con miras a mejorar la vida y proteger el medio ambiente, prestando la debida atención a los valores éticos. (Declaración de Tbilisi sobre Educación Ambiental, 1975)


b) Parte del “saber ambiental”
La noción de “saber ambiental” viene de la mano del investigador  Enrique  Leff que a lo largo de sus trabajos ha avanzado en las diferentes dimensiones que hacen a la conceptualización ampliada del saber ambiental.


La gestión ambiental local parte del saber ambiental de las comunidades, donde se funde la conciencia de sus medios, el saber sobre las propiedades y las formas de manejo sustentable de sus recursos, con sus formaciones simbólicas y el sentido de sus prácticas sociales, donde se integran diversos procesos en el intercambio de saberes sobre el ambiente:

Desde este marco, la gestión ambiental aparece apoyada en el saber ambiental que  articula a su vez un conjunto de saberes dinámicos, creativos, tradicionales, aplicables, adaptables y socializables en donde desde lo diverso se construyen procesos ambientales asociados a la gestión ambiental.


c) Es un proceso permanente y de aproximaciones sucesivas (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)
Definido de esa manera por los trabajos del Centro de Estudios para el Desarrollo -CED (2001) y Rodríguez Becerra y Espinosa (2002) la gestión ambiental aparece como un proceso  que se configura y plasma a partir de aproximaciones sucesivas, pero una vez iniciado, asume una continuidad temporal que implica permanencia en el tiempo.
En su concepción más amplia, la gestión ambiental es un proceso permanente y de aproximaciones sucesivas en el cual diversos actores públicos y privados y de la sociedad civil desarrollan un conjunto de esfuerzos específicos con el propósito de preservar, restaurar, conservar y utilizar de manera sustentable el medio ambiente. (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)


El CED agrega que la gestión ambiental “Es un proceso permanente y de aproximaciones sucesivas que pone en marcha acciones relacionadas con el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales, el con mejoramiento de la calidad de vida y con las políticas de protección del medio ambiente” (CED, 2001)


La continuidad del proceso está asociada entre otros factores, al entretejido de actores que unen esfuerzos y consensuan acciones actuando como elementos de convergencia en torno a objetivos comunes.
d) Reconoce  los problemas ambientales como un punto  de partida
La Gestión Ambiental implica la reflexión y el análisis de los problemas ambientales en vista a identificar las herramientas que pueden ponerse en marcha.


Los problemas ambientales son una muestra de la complejidad de la cuestión ambiental, ya que manifiesta la interdependencia y conexión existente entre los diversos factores, actores y entre los mismos problemas, conformando una problemática ambiental sistémica.
Cuando analizamos un problema ambiental es posible reconocer: a) Actor b) Espacio y c) Tiempo. En base a estos tres elementos se puede empezar a trabajar en la identificación de instrumentos  de Gestión Ambiental susceptibles de aplicar.


Avanzando sobre el análisis de quien genera las causalidades que configuran el problema ambiental,  de “cuando” son generadas, de quien sufre las consecuencias, de “cuando” se manifiestan es posible avanzar sobre instrumentos de corte reactivo o preventivo. De igual manera teniendo en cuenta el lugar en donde se suceden los problemas conforme la escala espacial y su ubicación jurisdiccional es posible diferenciar instrumentos factibles de diseñar y aplicar.


Esta situación se complejiza si tenemos en cuenta que el problema ambiental se caracteriza, en términos de Cuello Gijón (2003)  (citado en: García y  Priotto (2009))  por: a) Responder a múltiples factores y en ellos se entrelazan aspectos de diversa naturaleza: ecológicos, económicos, sociales, culturales, éticos, etc. b) Tener consecuencias más allá del tiempo y el espacio donde se generan. c) Ser parte de otro problema más complejo y a la vez suma de numerosos y pequeños problemas y d) Estar en continuo aumento.


e) Implica la participación de diversos  actores sociales
Una de las líneas de acción emanadas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) fue la creación de mecanismos de colaboración entre la sociedad, los agentes económicos y el gobierno, con el propósito de alcanzar un modelo de desarrollo que tomara en cuenta los factores ambientales, sociales y económicos, a fin de articular las distintas dimensiones del desarrollo sostenible. (Gallopín, 2003)


La incorporación de la dimensión ambiental en el proceso de gestión para un desarrollo sustentable tiene por objeto evitar o solucionar los conflictos relacionados con el uso del ambiente (conflictos ambientales) entre los actores que participan en el desarrollo del ámbito común o influyen en éste. La incorporación de la dimensión ambiental se debe realizar en forma simultánea al proceso de materialización de acciones y a las transacciones entre los actores, y consta de diversas etapas con características peculiares. (Dourojeanni, 2000)


Los actores de la gestión ambiental son aquellos grupos de la sociedad que identifican la problemática del medio ambiente, y que formulan e implementan políticas dirigidas a su protección. Se consideran actores claves de la gestión ambiental a: las organizaciones gubernamentales, los grupos organizados de la sociedad civil, los medios de comunicación masiva, y las empresas del sector privado que se han organizado explícitamente en pro de la protección ambiental. (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)
La identificación de la matriz de actores intervinientes y sus procesos implica un acercamiento a las posibilidades de identificar problemas ambientales,  analizar los factores y actores implicados, fijar objetivos comunes para iniciar y desarrollar procesos relacionados con el desarrollo sostenible, dar continuidad a los esfuerzos  que sostienen los procesos de gestión ambiental.


f) Se estructura sobre el principio de prevención, precaución y quien contamina paga
Eugenio Cifuentes Vélez (s/f), señala que los principios para la gestión ambiental son:

Se trata de tres principios que han caracterizado históricamente al abordaje ambiental y aparecen vigentes conforme el instrumento de gestión ambiental que se analiza. No obstante esta serie de principios puede ser complementada conforme las definiciones que al interior de cada comunidad y organismos técnicos se definen y están asociados con la manera de operacionalizar el concepto de Desarrollo sostenible.
G) Permite integrar políticas, programas y proyectos
El tema ambiental demanda un abordaje interdisciplinario, ya que se fundamenta sobre un concepto de ambiente de carácter holístico, integral y sistémico. Lo que determina la necesidad de ejercitar un pensamiento transversal y transectorial que se plasma en la práctica y puesta en diálogo de acciones ambientales interconectadas.
El discurso del desarrollo sustentable ha pasado de la gestión ambiental dirigida desde el Estado, a una propuesta en la que se conjugarían el Estado (local, provincial, nacional, regional), los agentes económicos y los grupos sociales. Esta perspectiva transectorial lograría armonizar la política ambiental atendiendo al manejo sustentable y democrático del complejo sistema de recursos productivos. La gestión participativa no supone un recorte de la responsabilidad estatal en la materia, ya que el Estado, deberá proporcionar las condiciones políticas y económicas necesarias, para revitalizar las fuerzas creativas y productivas de la sociedad y ser capaz de arbitrar entre intereses contrapuestos (Leff (1994) citado en Ceretti y   García, 2003).


De manera que la interconexión en los temas ambientales se produce entre los distintos actores, territorios y temáticas.
El SINIA reconoce la Gestión Ambiental como un tema transversal, donde las acciones que se generan en el proceso de interacción entre la naturaleza (oferta, calidad y cantidad de los recursos biofísicos), intervenida por los sectores económicos y sociales (demandan y utilizan) en función del desarrollo y calidad de vida de la población (para satisfacer las necesidades de los sectores sociales) con salidas de residuos y emisiones a la naturaleza (inversiones no deseables para su tratamiento o restauración). (Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales de Nicaragua, 2005) 
El carácter transversal del tema ambiental genera retos para la gestión intersectorial, que ha conducido a la creación de diversos esquemas de organización de las agencias ambientales principales, así como a la instauración de mecanismos dirigidos a la coordinación y a la formulación de políticas más integradas. (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)
h) Desarrolla herramientas de acción
La gestión ambiental ha desarrollado herramientas para facilitar a las organizaciones la aplicación práctica del concepto de protección del medio ambiente. (Pol  y Moreno, 2002)
Esto parte de concebir a la gestión ambiental como “un conjunto de rutinas y procedimientos que permiten a una organización administrar adecuadamente las relaciones entre sus actividades y el Medio Ambiente que la rodea, cubriendo las expectativas de las partes interesadas.” (Chauvet , Palacios y García , 2002)
La gestión ambiental se entiende como el conjunto de actividades humanas que buscan ordenar y manejar el medio ambiente o sus componentes, incluyendo la formulación de políticas y de legislación, el diseño de instrumentos y la implantación de aspectos de administración. Comprende no sólo aquellas acciones materiales directas sino todas las intervenciones en el ambiente. (CED, 2001)
Esta serie de actividades plasma de alguna manera un conjunto de decisiones que son tomadas por los actores en miras a orientar los procesos en el marco del Desarrollo Sostenible.
De manera que podríamos decir que algunas de las funciones de la gestión, siguiendo a Trellez Solís (s/f), son: la fijación de políticas ambientales; la planificación y programación de actividades hacia el mejoramiento ambiental; el establecimiento y cumplimiento de normas relacionadas; la realización de estudios sobre el ambiente y el manejo adecuado de los recursos naturales; la compilación de datos al respecto; la determinación de acciones de conservación, recuperación, aprovechamiento, uso racional, control y vigilancia de los recursos naturales; el establecimiento de mecanismos de participación de la población en estas acciones; el logro de una capacidad de ejecución y del respaldo operativo y financiero correspondientes.


El abanico de instrumentos de gestión ambiental es amplio y diversos autores lo han organizado y clasificado de distintas maneras. A titulo ilustrativo podemos reconocer el aporte de Rodríguez Becerra y Espinosa (2002) que identifican cuatro grupos de instrumentos: instrumentos económicos, administrativos, de regulación directa y aquellos que forman parte de educación, la investigación, la asistencia técnica y la información ambiental.

Otro aporte, en esta línea, es trabajo de Martines Romero (2004),  quien ofrece cinco marcos para en análisis de las estrategias de gestión ambiental. Pudiéndose identificar el marco normativo, participativo, tecnológico, informativo y económico.


3. Tipos de Gestión Ambiental


Podemos decir que la gestión ambiental se articula  en los sectores público y privado, frente a la necesidad de abordar los problemas ambientales, en recortes territoriales de características rurales y urbanas, mediante esquemas de tipo  preventivo y, en casos, reactivo,  que determinan las escalas temporal y espacial.
De manera que se pueden reconocer distintos tipos de gestión ambiental que responden a diferentes criterios clasificatorios, que conforme la revisión bibliografía, se podrían  examinar preliminarmente dos criterios: en base al actor que inicia el proceso de gestión ambiental y en base a la escala espacial con la que se trabaja.
Atendiendo a la posibilidad de identificar acciones ambientales en el sector público y privado, es posible reconocer dos tipos de gestión ambiental conforme al actor que la ejerza. Esta definición habitual hoy se enriquece frente a la posibilidad de la comunidad de participar más activamente en las cuestiones ambientales asumiendo un rol protagónico en los procesos de gestión ambiental.


La gestión ambiental pública o del Estado, también llamada gubernamental, es la primera categoría que veremos.
El impacto de la incorporación del tema ambiental en la agenda política tanto a nivel internacional como nacional y local, su inclusión en las propuestas de la plataforma de los partidos políticos y el desarrollo institucional y jurídico han sido los motores para la gestión ambiental en los sectores gubernamentales. (Julia, 2006)
Para la CEPAL, la Gestión Ambiental del Estado, como conjunto de acciones normativas, administrativas, y operativas impulsadas para lograr un desarrollo con sustentabilidad ambiental, tiene como funciones diseñar y formular políticas ambientales, legislación ambiental, un sistema administrativo y un conjunto de instrumentos para la acción.  (Díaz,  2006)
La gestión ambiental pública es por tanto la gestión ambiental que desarrollan los sectores de la administración pública en los distintos niveles de gobierno para atender los problemas ambientales de sus jurisdicciones. Utilizamos el concepto de gestión ambiental porque involucra los tres elementos: política, derecho y administración ambiental como partes integrantes de la misma. (Julia,  s/f)


La gestión pública del ambiente se implementa a través de numerosos instrumentos, de características diversas, que constituyen un elemento importante para lograr los objetivos que se propone la administración con relación al ambiente. Así podremos hablar de instrumentos políticos, jurídicos, económicos, educativos, culturales, técnicos, administrativos, entre otros, que se utilizan para llevar a cabo la gestión ambiental. (Julia,  s/f)


Para su implementación desarrolla tres grandes áreas de actividades, denominadas Acciones del Estado: a) acciones orientadas hacia la administración pública; b) acciones dirigidas hacia la sociedad civil; c) acciones que inciden directamente sobre el entorno. (Díaz, 2006).
La inclusión de la dimensión ambiental en el marco de lo público, de lo estatal y de lo gubernamental ha seguido distintas dinámicas conforme el tiempo y conforme el país que ha avanzado sobre la inclusión de la dimensión ambiental en la gestión.
En principio conforme la revisión bibliográfica podemos identificar aportes de PNUD-PNUMA-BID (1998), Rodríguez Becerra y Espinosa (2002), Fuentes Bodelón (1988) y Brañes  (Citado en Julia, 1993)
El trabajo de PNUD-PNUMA-BID (1998) aborda específicamente el tema de Gestión Ambiental en América Latina. En la misma sintonía Rodríguez Becerra y Espinosa (2002) avanza sobre ésta clasificación. El trabajo de Fuentes Bodelón (1988) aporta información sustancial para la década del 80.


Coincidiendo en su importancia como aporte temprano para el abordaje de la Gestión Ambiental, encontramos los aportes de Raúl Brañes citados en los trabajos de Julia (1993).
Una segunda categoría es la denominada Gestión Ambiental Privada/Empresarial.
Conforme la problemática ambiental se fue  imponiendo a las empresas, a través de las  transformaciones de paradigmas, de los  elementos de acondicionamiento, hay una  alteración de las formas de incorporación de la  variable ambiental en las prácticas  empresariales. (Negrao Cavalcanti,  2002)
Y en coincidencia con el pulso de a avanzada ambiental, se puede identificar algunos comportamientos más de corte reactivo (contaminación-descontaminación) pasando a otros de  forma reactiva aunque más amigables con el tema ambiental (control de la contaminación) para llegar a una solución tecnológica, donde se intenta de buscar tecnologías con menos nivel de contaminación. Un enfoque de corte más integral intenta observar no sólo el proceso productivo sino el producto final desde la óptica ambiental.


 Vega Mora (2001) define a la  gestión ambiental “como aquella parte de la gestión empresarial que se ocupa de los temas relacionados con el medio ambiente, contribuyendo a su conservación y, comprenderá la estructura organizativa, las funciones (planificación, ejecución y control) las responsabilidades, las practicas, los procedimientos, los procesos y los recursos para determinar y llevar a cabo la política ambiental de la empresa.”  


Complementa el panorama anterior,  la figura de Autogestión- ambiental.
El concepto de autogestión implica asumir, por parte de la comunidad, la responsabilidad por la planificación y ejecución de los diversos aspectos y procesos que caracterizan la gestión de su ambiente, incluyendo la participación activa tanto de los miembros de la comunidad como de las organizaciones o entidades involucradas con el desarrollo local, regional y nacional, en un marco de libre decisión e independencia de presiones o condicionamientos externos. Este concepto no excluye, obviamente, la búsqueda de apoyos o asesorías externas para diferentes momentos del proceso. (Trellez Solís,  s/f)  
En el marco de la autogestión ambiental comunitaria se requiere un fuerte trabajo de autodiagnóstico para conocer el estado de situación actual del territorio.


 El autodiagnóstico que un grupo comunitario realiza, puede partir del análisis de una determinada situación problema, que se considera especialmente preocupante en el momento del trabajo. Además de lograr las bases autodiagnósticas referentes a las condiciones ambientales, es importante la autorreflexión sobre las características propias de la comunidad como grupo humano: cuáles son sus características positivas, los elementos negativos y aquéllos rasgos interesantes que los diferencian de otros grupos similares. Conocerse a sí mismos, planteando elementos favorables y aspectos críticos o novedosos, es una excelente manera de entrar en relación con las posibles facilidades autogestionarias, o las obvias dificultades que son previsibles. (Trellez Solís,  s/f)  
Por otra parte, las condiciones ambientales reconocen las particularidades territoriales donde se manifiestan. De manera que los problemas ambientales, los actores sociales participantes, las posibles soluciones y los posibles abordajes son susceptibles de identificarse en sintonía con las características del territorio.


Por su injerencia amplia, la gestión ambiental puede ser abordada bajo diversas perspectivas y con diferentes escalas. Por ejemplo, se puede centrar en el ámbito rural o urbano, en una política específica (ej. contaminación del aire de un centro urbano, etc.), en una amenaza ambiental global (ej. impacto de emisiones sobre el calentamiento de la tierra, etc.), en el impacto ambiental de una actividad económica específica (ej. minería, energía, agricultura, etc.), o en la conservación y uso sostenible de un recurso estratégico (ej. bosques, aguas, etc.). La gestión ambiental, por lo tanto, puede ser abordada a distintos niveles de gobierno (federal o central, provincial o estatal, municipal, etc.), o de grupos del sector privado en su concepción amplia, o en diversos ámbitos territoriales (global, regional, subregional, nivel metropolitano, ciudades, barrios, poblados, cuencas hidrográficas, etc.). (Rodríguez Becerra  y Espinosa, 2002)
En el apartado siguiente abordaremos con especial atención combinación entre la  escala local y  la Gestión Ambiental.


4. Aportes a la Gestión Ambiental Local
4.1. Lo local en lo ambiental


La crisis ambiental implica un conjunto de procesos de causa-efecto identificables en distintas escala de trabajo, global, regional, nacional y comarcal. No obstante, los gestores, técnicos, educadores, investigadores  y la ciudadanía en general a fines operativos recortan la realidad en una escala de trabajo manejable lo que permite reconocer relaciones más directas entre las acciones antrópicas y las consecuencias ambientales que se desencadenan.
En este marco, la escala local ofrece una “Ventana de oportunidad” para las instancias de gestión y planificación ambiental que orienten las actuaciones.


Desde este contexto, se observa en principio, un abanico de manifestaciones de la crisis ambiental en los diversos aspectos de la vida cotidiana del actor  local, en segundo lugar, distintos grados de responsabilidad en el hacer (o no hacer) de los actores frente a las acciones que producen cambios ambientales, seguidamente es posible identificar, diversos grados  y maneras de experimentación de los efectos ambientales. Finalmente, se pueden reconocer actores que buscan distintas alternativas para solucionar y afrontar los cambios ambientales.
La construcción de una estrategia en desarrollo sustentable requiere prestar especial atención a la dimensión local. Los ecosistemas se expresan localmente, los grupos barriales valoran la calidad de vida en su contexto local, y su participación se da en buena medida a ese nivel. (Gudynas,  1999)


La mayoría de los problemas ambientales relacionados con el aprovechamiento de recursos naturales se da en el contexto local, y abordar su solución demanda información ecológica específica y la participación de los actores socioeconómicos directamente afectados. (Gabaldón y Rodríguez Becerra, 2002)


Los actores de la comunidad local  han sido con frecuencia los encargados de identificar prematuramente indicios de problemas ambientales.
Tal como señala Naciones Unidas en el capítulo 28 de la Agenda 21: “Como tantos de los problemas y de las soluciones de que se ocupa el Programa 21 se relacionan con las actividades locales, la participación y cooperación de las autoridades locales constituirán un factor determinante para el logro de los objetivos del Programa. Las autoridades locales se ocupan de la creación, el funcionamiento y el mantenimiento de la infraestructura económica, social y ecológica, supervisan los procesos de planificación, establecen las políticas y reglamentaciones ecológicas locales y contribuyen a la ejecución de las políticas ambientales en los planos nacional y subnacional. En su carácter de autoridad más cercana al pueblo, desempeñan una función importantísima en la educación y movilización del público en pro del desarrollo sostenible. “(Naciones Unidas, 1992)
En algunos contextos podemos decir que la cuestión ambiental actúa como catalizadora de la revalorización de los espacios locales, asimilando, de hecho lo local a la escala municipal.


El proceso de revalorización de los municipios como instancias promotoras del desarrollo en el nivel local se basa en lo estipulado en el Programa 21, que en su capítulo 28 da un contenido específico a las acciones en pro del desarrollo sostenible aplicables en dicho nivel. (Gallopín, 2003)
Lo local ocupa un lugar protagónico con respecto al nuevo orden internacional y se constituye en el nuevo actor del desarrollo. (Madoery, 2001). De manera que coincidimos con  Coraggio (1997) al señalar que: “Podemos confrontar diversas concepciones de las virtudes de lo local: como idealización de una vida superior, como  ámbito más eficiente de la organización de ciertas relaciones: la de representación política, la de la comunidad, la de la convivencia, como escala más eficaz para actuar y operar ciertos efectos. Menos valorativamente, lo local puede ser visto como un ámbito territorial, delimitado por el alcance de ciertos procesos. En especial, podemos destacar lo local como ámbito de posibilidad de la interacción cotidiana cara a cara entre distintos actores” 
Esquemáticamente, Allende Landa (1998) señala los beneficios que implica el “el reforzamiento y revitalización de "lo local" (…):

La escala local encierra ciertos beneficios a partir de su abordaje como recorte metodológico asociados a la interpretación, implementación y fomento de procesos de vinculados al desarrollo sostenible. No obstante, ésta aproximación metodológica no debe tomarse como una división tajante de los procesos, ya que los mismos no pueden circunscribirse exclusivamente a la escala local, teniendo en cuenta su inserción en la dinámica global.  Pudiéndose establecer enlaces  y vinculaciones entre distintas escalas que condicionan de manera positiva y negativa, a la escala local.  Los procesos locales encuentran su correspondencia global y los procesos globales encuentran su correspondencia local.


Para que las estrategias de desarrollo sostenible en el nivel local alcancen un mayor efecto es necesario tener en cuenta la coordinación tanto entre los diferentes niveles de gobierno como entre los municipios. (Gallopín, 2003)


Se debe concebir una estrategia de gestión integrada y coherente, que cree instancias administrativas intrarregionales y otorgue a las asociaciones de municipios la posibilidad de jugar un papel incentivador de cooperación entre aquellos municipios que comparten un mismo territorio, de manera de intercambiar experiencias y reconstituir unidades de gestión territorial más amplias, para atender a la competitividad y efectuar las compensaciones entre territorios “ganadores” y “perdedores” (CEPAL, 2001d citado en: Gallopín, 2003)


4.2. Lo local en la Gestión Ambiental


La aproximación a la Gestión Ambiental Local ofrece un conjunto de aportes de diferentes autores de América Latina y de la península ibérica.
Cuando se avanza sobre los aspectos locales de la gestión ambiental se pueden reconocer  en principio distintas denominaciones por ejemplo: Gestión ambiental en la administración pública (Pol y Moreno, 2002), Gestión medioambiental local municipal (Casado Granados, 2002,2005),  Gestión ambiental municipal  (Zapata Garesche y otros, 2001) (SEMARNAT, 2006), Gestión ambiental local ( Zamalloa y  Díaz Palacios, 2005)  (Morán, 2007)


POL  y Moreno (2002)  señalan que “La gestión medioambiental de la Administración Local la podemos definir como el conjunto de acciones realizadas por los responsables locales (políticos y administrativos) encaminadas a encontrar el máximo raciocinio en los procesos de toma de decisiones para conservar, proteger, defender y mejorar el medio ambiente en el que es competente, contando con una coordinada información y trabajo interdisciplinar, así como con la indispensable participación y solidaridad ciudadana para el fomento del desarrollo sostenible.”
Casado Granados (2002) nos habla de la Gestión Medioambiental Local en el ámbito municipal  y sostiene que ésta “no deja de realizarse todos los días desde las competencias de los agentes implicados: principalmente las Entidades Locales, los centros docentes, las empresas, otras instituciones públicas y privada y sobre todo por los propios ciudadanos.”
Asimismo agrega, Casado Granados (2005), que Gestión medioambiental local, en la que participan los ayuntamientos, se realiza habitualmente desde las competencias institucionales y desde el papel de los distintos agentes que participan en ella (instituciones públicas, empresas, colectivos municipales, ciudadanos en general), generándose productos y servicios que configuran el contexto para el desarrollo sostenible del territorio en el que se circunscriben (el municipio), con intereses públicos y privados. (Casado Granados, 2005)


Zapata Garesche y otros (2001) sostiene que la  gestión ambiental municipal “es la organización, las actividades y las políticas públicas del gobierno local para proteger el medio ambiente, los recursos naturales y para que las tareas básicas de funcionamiento de la ciudad como el manejo de agua, de desechos y transporte público, etc., puede realizarse sin comprometer la viabilidad y la estabilidad de la misma a largo plazo.” Y agrega que “Esta gestión es una labor de múltiples intervenciones y es indispensable la participación de todos los actores locales. Para lograr la sustentabilidad de esta gestión, es necesario compartir información, intercambiar respetuosamente puntos de vista, y en la medida de lo posible, acordar visiones conjuntas de lo que debe hacerse.” 


El SEMARNAT (2006) define a la Gestión Ambiental Municipal como “el ejercicio consciente y permanente de planificar y administrar los recursos del municipio y de orientar los procesos culturales al logro de la sustentabilidad, a la construcción de valores y actitudes amigables con el medio ambiente y a revertir los efectos del deterioro y la contaminación sobre la calidad de vida y la actividad económica.”


Por su parte, Zamalloa y Díaz Palacios (2005) definen a la gestión ambiental local como el “conjunto de esfuerzos que la sociedad realiza para mejorar sus relaciones con el entorno natural, y así garantizar la posibilidad de que  las generaciones actuales y futuras puedan satisfacer sus necesidades humanas integrales. Los planes de gestión ambiental, tratan de congregar a las autoridades, funcionarios y los actores locales,  frente a  visiones  y objetivos compartidos, construidos concertadamente, en el marco de la sostenibilidad del desarrollo.”


El investigador Argentino Morán (2007) acercándonos la figura de Gestión Ambiental Local, señala al respecto que “La gestión  ambiental local ha sido objeto de estudio desde hace varios años, debido a que los gobiernos municipales parecen estar siempre en deuda con la sociedad en la administración del ambiente. Los municipios pequeños por carecer de recursos financieros y los grandes por no poder asumir la carga de una tarea de alta complejidad.”


Del conjunto de argumentaciones recorridas por los diferentes autores se podrían reconocer como elementos de importancia que hacen a la configuración de la Gestión Ambiental en el ámbito local: a-la filiación de la escala local en principio con la escala municipal b- reconocimiento como conjunto de acciones encaminadas a la toma de decisiones vinculadas al tema ambiental c- reconocimiento de distintos actores encargados de la gestión ambiental, mientras algunas enfatizan el rol del gobierno local, otra plantean opciones más amplias que involucran a entidades locales, centros docentes y empresas.


Por último, los aspectos planteados por Morán (2007) habilitan nuevos interrogantes que se vienen planteando en torno a las competencias ambientales que se identifican en el orden local y las capacidades y posibilidades de los actores de llevarlas adelante conforme los recursos económicos y financieros. Siendo este tema de especial debate.


5. A modo de cierre


La gestión ambiental recibe para su configuración aportes de distintos autores e instituciones, cada uno imprime una dimensión que actúa de forma complementaria y ofrece elementos que permiten avanzar en su visualización.


Podríamos reconocer a la gestión ambiental como  un conjunto de acciones emprendidas desde Sociedad,  que en  base a su nivel de concientización ambiental en un momento y en lugar determinado, avanza sobre estrategias ambientales a los fines de proteger, conservar, preservar  los recursos y procesos ambientales, a la vez de mitigar y compensar diversas problemáticas ya desencadenadas.
Como telón de fondo del proceso, encontraremos la mirada que se construye en torno a los objetivos ambientales, que encuentran su fundamento en los valores que se atribuyen a los componentes y condiciones ambientales.


El proceso es continuo y permanente, implica un desafío de mantenimiento de esfuerzo, trabajo y consenso de objetivos y valores entre distintos actores de diferentes sectores que asumen especificidades conforme al ámbito específico en el cual actúan, aunque en sintonía con el marco de un proceso macro de actuaciones complementarias.
La gestión ambiental parte del reconocimiento de los problemas ambientales, y del análisis de esas relaciones de causalidad. La comprensión de esas situaciones permite establecer la línea de base desde la que se parte, buscando minimizar las contracciones entre los subsistemas social y natural,   a la vez de construir y mejorar procesos direccionados hacia el Desarrollo Sostenible.


Pasando a la dimensión técnica, es un proceso de pasos sucesivos, que permite la puesta en marcha de distintas herramientas de acción del orden económico, normativo, educativo, administrativo, entre otros.
La escala local en el contexto ambiental aparece revalorizada conforme su configuración como “ventana de oportunidad” para el pensamiento y reflexión acerca de los procesos de Desarrollo Sostenible.
La gestión ambiental no es ajena a la escala local de trabajo e identifica en ella una serie de desafíos pendientes de abordar. Desde la vertiente teórica y de manera complementaria, se reconoce una serie de trabajos significativos en la materia,  producto de varios autores (académicos, investigadores y consultores)  e instituciones gubernamentales (nacionales, regionales e internacionales), que ofrecen elementos de análisis para la conformación de un marco de actuación en gestión ambiental.


6. Bibliografía utilizada para el desarrollo del capítulo

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