M. Pilar Flores-Asenjo
  Email: pflores@pdi.ucam.edu
M. Concepción Parra-Meroño
  Email: mcparra@pdi.ucam.edu
  España
La intención del capítulo es realizar un acercamiento a la problemática del consumo y ahorro doméstico de agua. Para ello, se parte de una revisión bibliográfica sobre los diferentes estudios realizados en torno al problema de la escasez del agua y su uso más eficiente, ahondando en los factores explicativos del ahorro doméstico de un recurso natural, imprescindible y escaso; para, a continuación, validar un modelo explicativo sobre los determinantes del consumo y ahorro doméstico de agua.
  El estudio se ha realizado en una región con graves  problemas de escasez de agua en el sureste de España, concretamente en la  Región de Murcia. Los resultados obtenidos sobre una muestra de estudiantes universitarios,  proporcionan evidencia de la multidimensionalidad del comportamiento de ahorro  de agua, mostrando que los factores principales que favorecen el ahorro de agua  son las conductas pasadas debidas a la experiencia y las motivaciones. 
  Proponer y contrastar modelos explicativos de esta  problemática puede ayudar a las administraciones locales a impulsar los  objetivos de la Agenda Local 21 que, como plan de acción ambiental, promovida  por las autoridades locales en pro del desarrollo sostenible, debe integrar  bajo criterios sostenibles, las políticas ambientales, económicas y sociales  del municipio. 
  Palabras  clave: Gestión ambiental  local-Agua-Consumo urbano-Comportamiento del consumidor y usuario- Agenda Local  21- Murcia.
  La Agenda Local 21 es un Plan de Acción Ambiental,  que debe integrar las políticas ambientales, económicas y sociales del  municipio, bajo criterios sostenibles. Si bien, una de las claves para el éxito  de las diferentes agendas locales que se están constituyendo es la  participación de todos los implicados. Las autoridades locales y los  representantes políticos deben impulsar su desarrollo, pero con la  participación de los ciudadanos, los investigadores, las organizaciones  sociales y el resto de agentes económicos.
  La región de Murcia se encuentra situada en el  sureste de la península Ibérica, siendo la región europea donde la escasez de  lluvias se presenta con mayor severidad. Por ello, su rasgo geográfico más  característico es la aridez. 
  Sin embargo, los problemas hídricos de la Región,  han consolidado una serie de actuaciones por parte de los ciudadanos y de la  administración desde tiempos remotos a sacar el mayor provecho del recurso  escaso, aprovechando hasta la última gota de agua. La región de Murcia es  famosa entre otras cuestiones por su Huerta, que dispone de un sistema de  regadíos, que se conserva aún hoy en día tal y como lo diseñaron los árabes en  el pasado (Vidal, 2002). Estos regadíos tradicionales se ven complementados en  otras zonas de la región con sistemas modernos de regadío automatizado, basados  en el riego por goteo, con el consiguiente ahorro de agua. No obstante, dada la  escasez hídrica, esta región necesita de aguas extra, tanto para uso agrícola  como para uso doméstico. Por ello se utiliza el agua del Trasvase Tajo-Segura,  que abastece a toda la cuenca del Río Segura, incluyendo no sólo la región de  Murcia sino otras regiones limítrofes. Además, se hace uso de agua desalada. 
  El informe de Estrategia de la Región de Murcia  Frente al Cambio Climático (2008-2012) indica que la situación de déficit  hídrico estructural de la Región se verá agravado por los efectos del cambio  climático, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología. El  informe mencionado indica que más del 20% de la energía utilizada en el sector  doméstico se emplea en el calentamiento y utilización del agua sanitaria, con  un porcentaje similar en el sector industrial o en los edificios públicos. Por  tanto, si se actúa en el sentido de reducir el consumo de agua, se estará a su  vez disminuyendo el consumo energético en la misma proporción, y por  consiguiente, contribuyendo al desarrollo sostenible.
  Por ello, la administración regional viene  realizando importantes esfuerzos en incrementar las medidas de ahorro y  conservación en el consumo de agua en la Región de Murcia, en todos los  sectores, viviendas, edificios públicos, industria, parques y jardines, etc.  Por ejemplo, es destacable que la mayoría de parques y jardines públicos se  riegan con agua no potable, y que muchos ciudadanos disponen de sistemas de  ahorro de agua en sus viviendas.
  La Estrategia de la Región de Murcia Frente al  Cambio Climático, 2008-2012 propone una serie de medidas concretas para la  lucha contra el cambio climático, entre las que destacan el impulso para la  adopción e implementación de la planificación estratégica medioambiental de  ámbito local conocida como Agenda Local 21. Una opción estratégica de interés  es aprovechar los trabajos y las redes creadas para que se pongan en marcha en  el ámbito local iniciativas y actuaciones de lucha contra el cambio climático.
  Es por ello, que en el año 2007, se constituyó la  Red de Municipios Sostenibles de la Región de Murcia: RedMur21 es la plataforma  de intercambio de experiencias en medio ambiente y sostenibilidad local, con el  compromiso de la implantación y desarrollo de las Agendas 21 Locales en los  municipios de la Región de Murcia. Su creación y patrocinio ha sido impulsada  por la Consejería de Agricultura y Agua de la Comunidad Autónoma de la Región  de Murcia, en estrecha coordinación con la Federación de Municipios de la  Región de Murcia.
La finalidad de RedMur 21: Red de Municipios Sostenibles de la Región de Murcia, es la de favorecer todas las medidas necesarias para implantar, desarrollar y regular en todos los municipios la sostenibilidad local, de acuerdo con el proyecto estratégico de Agenda 21 Local, configurado por la Organización de Naciones Unidas en el Programa 21 de la Conferencia de Río de Janeiro de 1992.
  A nivel europeo y español, los principios del  Programa 21, han sido recogidos en la Carta de Aalborg de 1994, el Compromiso  de Aalborg Plus 10, de 2004, la Carta de Leipzig de 2007 de Ciudades Europeas  Sostenibles, la Estrategia Temática Europea de Medio Ambiente Urbano de 2006,  las Estrategias Españolas de Medio Ambiente Urbano y de Desarrollo Sostenible,  las Estrategias Regionales de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Carta  de Murcia por la Sostenibilidad 2007.
  Entre los objetivos específicos de la Red de  Municipios Sostenibles de la Región de Murcia (RedMur 21) se encuentra  “Promover el uso sostenible de los recursos en el medio natural y urbano  municipal”. Concretamente, propone “Mejorar la calidad del agua, ahorrar agua y  usarla de un modo más eficiente, e indica que “el primer paso que deben dar las  autoridades locales es asegurar la plena conciencia y entendimiento públicos de  los beneficios económicos, sociales y medioambientales derivados de una mayor  eficiencia en el uso del agua (Ideas para una campaña para mejorar el  conocimiento de todo lo relacionado con el agua). Un uso cada vez más eficiente  del agua, gracias a las tecnologías de ahorro de agua y a los cambios de  comportamiento, reduce el volumen de agua utilizada por los consumidores, así  como el de las aguas residuales que deben ir a las estaciones de tratamiento”.
  El desarrollo de modelos conceptuales, y su  comprobación empírica, sobre cualquiera de los 21 puntos u objetivos concretos  que se pretenden alcanzar por la Agenda 21 puede contribuir a establecer  prioridades en los diversos planes de acción, y a proponer intervenciones más  eficaces en la defensa del medio ambiente y en la consecución del desarrollo  sostenible. 
  Estudios como el que se presenta en este capítulo  permitirán a los responsables de su planificación, establecer prioridades,  calendarios de actuación, campañas de información, y otras actuaciones, a  través del conocimiento empírico de la realidad, sobre el modo en que los  ciudadanos se implican el en cumplimiento de los objetivos marcados por la  Agenda 21. Todo ello enmarcado en el contexto de los objetivos y prioridades  establecidos por la Red de Municipios Sostenibles de la Región de Murcia  (RedMur21).
  Así, realizamos una exposición sobre un punto de la  Agenda 21, relacionado con un recurso imprescindible para la vida, actual y  futura, y además escaso: el agua. Concretamente se realiza una revisión  bibliográfica sobre la problemática del consumo y el ahorro doméstico de agua.  A continuación se propone un modelo conceptual de las relaciones entre las  variables predictoras de la conducta de ahorro de agua. En el siguiente  apartado se describe el instrumento de medida utilizado así como la metodología  empleada para la contrastación del modelo propuesto. Seguidamente, se presentan  los resultados obtenidos en el estudio empírico. El trabajo finaliza con la  discusión y las conclusiones alcanzadas en la investigación presentada.
  El problema de la escasez de agua y la necesidad  del ahorro del recurso posee componentes psicológicos y sociales  (Corral-Verdugo, 2003). Las personas hacen uso del agua en función de sus  creencias, motivaciones, percepciones y normas personales, además de factores  situacionales como equipamientos, tamaño de las familias, grado de escasez del  recurso, etc. 
  La investigación sobre la preocupación ambiental, o  intención de actuar de forma responsable con el medioambiente, puede centrarse  en el estudio de valores y creencias con los que se relacionan los indicadores  de preocupación (Dietz et al, 1998). 
  Según la Teoría de la activación de normas  altruistas de Schwartz (1977) y los estudios realizados por Stern et al  (1993-99), la protección del medioambiente es una obligación moral motivada por  preocupaciones altruistas desencadenadas por creencias sobre las consecuencias  de la degradación ambiental y la atribución de responsabilidad sobre este  deterioro y sus consecuencias. 
  Por tanto, pueden diseñarse modelos de conducta que  representen los distintos factores que influyen en la intención de la conducta  responsable, sus relaciones y la intensidad de dichas relaciones. Se utiliza  para ello la construcción de diferentes escalas de valores y creencias (como la  Preocupación Ambiental de Schultz  (2002)  o la Escala de Control de Conducta Ambiental de Smith-Sebasto y Fortner  (1994)), así como alguna forma de medición de la conducta ambiental a estudiar  (por ejemplo, la observación directa de los minutos dedicados al lavado del  coche, ducha, etc.). 
  El Cuadro 1 muestra una síntesis de los estudios  realizados sobre los predictores de la conducta pro ambiental. Se observa la  existencia de factores psicológicos, sociales y situacionales.  
Cuadro 1. Estudios de los factores determinantes de la conducta (pro)ambiental
Factores  | 
    Autores  | 
  
Valores personales  | 
    Aguilar et al (2005);Corraliza y    Berenguer (2000); Stern y Dietz (1994);   | 
  
Creencias  | 
    Aguilar et al (2005);Bustos et al (2002; 2004); Corral-Verdugo (1996;2003);Obregón (1996); Rodríguez et al (2010); Schultz y Zeleny (1999); Thompson y Barton (1994); Widegren (1998)  | 
  
Motivos  | 
    Bustos et al (2002; 2004); Corral-Verdugo (1996; 2003); Corral-Verdugo (2002); De Young (1996); Hamilton (1983); Séguin et al (1998); Vining y Ebreo (1992)  | 
  
Habilidades  | 
    Bustos et al (2004);    Corral-Verdugo (2002; 2003); De Young (1996);   | 
  
Conocimiento  | 
    Borden y Schettino (1979); Bustos et al (2004); Cottrell (1993); Gordon (1982); Hidalgo y Pisano (2010); Hines et al (1986); Hugerford y Volk (1990); Hwang et al (2000); Kaiser et al (1999); Orduña et al (2002); Smith-Sebasto y Fortner (1994)  | 
  
Locus de control  | 
    Allen y Ferrand (1999); Becker et al (1981); Berenguer y Corraliza (1998); Bustos et al (2004); Gray (1985); Hines et al (1986); Hwang et al (2000); Santos, García y Losada (1998); Trigg et al (1976)  | 
  
Normas personales  | 
    Aguilar et al (2005); Allen y Ferrand (1999); Dietz y Stern (1995); Duran et al (2009); Ewing (2001); Gärling, Fujii y Jakobsson (2003);Hwang, Kim y Jeng (2000); Pouta y Rekola (2001); Schwartz y Howard (1981); Stern y Dietz (1999)  | 
  
Responsabilidad  | 
    Hines, Hugerford y Tomera (19986;87); Kaiser et al (2001); Martínez-Soto (2004)  | 
  
Percepción del riesgo  | 
    Bustos et al (2002; 2004); Bustos y Flores (2000); Hamilton (1983); Séguin et al (1998)  | 
  
Altruismo  | 
    Allen y Ferrand (1999); Corral-Verdugo y Queiroz (2004); Hopper y Nielsen (1991); Kaiser et al (1999);Stern et al (1993; 94; 99); Thogersen (1996)  | 
  
Austeridad  | 
    De Young (1991); Iwata (2002)  | 
  
Propensión al futuro  | 
    Corral-Verdugo y Queiroz (2004); Keough et al (1999)  | 
  
Conducta pasada  | 
    Aguilar et al (2005);Conner y Armitage (1998); Macey y Brown (1983); Stern y Oskamp (1987); Terry, Hogg y White (1999)  | 
  
Sociodemografía  | 
    Baldassare y Katz (1992); Gamba y Oskamp (1994);Pickett et al (1993); Samdahl y Robertson (1989)  | 
  
Fuente: Elaboración propia.
Los valores se consideran motivos que guían el pensamiento y las acciones. Las decisiones de conducta son el resultado de la valoración de la información sobre las condiciones del medio ambiente percibidas y están destinadas a evitar o aliviar las consecuencias anticipadas. Por tanto, influyen sobre la conducta directamente y a través de la norma personal y el control ambiental.
  El control interno o competencia ambiental se basa  en la propia capacidad de llevar a cabo una acción o tarea que resuelva un  problema. Actúa sobre la conducta directamente y a través de la norma personal.  Las normas personales son reglas por las que se evalúan los hechos e indican lo  que se debe de hacer ante ellos (Dietz y Stern, 1995). El modelo de Schwartz  (1977) determina que la obligación de actuar a favor de otros depende, por lo  menos, de dos factores: la adscripción de una responsabilidad personal y una  toma de conciencia de las consecuencias de una conducta determinada (Vining y  Ebreo, 1992). La realización de la conducta ambiental se produce a partir de la  activación de la norma personal debida a la creencia de que la acción puede  tener consecuencias sobre el bienestar de otras personas, sobre ella misma o el  conjunto de la biosfera, y esto hace sentir al individuo cierto grado de  responsabilidad sobre las consecuencias de sus actos (Stern, 2000).
  El conocimiento se relaciona positivamente con las  habilidades ambientales que, a su vez, influyen sobre el locus de control  interno, es decir, rol individual, la capacidad de uno mismo para influir sobre  el problema. El cual  junto con los  motivos, la percepción del riesgo y las creencias, contribuyen a determinar una  determinada conducta proambiental, como es la conservación o ahorro de agua.  Además, como la percepción del riesgo influye indirectamente (y a través de los  motivos) en la conducta, la frecuencia de experiencia de escasez o  restricciones de agua podrían cambiar el comportamiento hacia el ahorro o  conservación.
  Los motivos para ahorrar agua o razones  proambientales pueden ser egoístas (Thompson y Barton, 1994), monetarios  (Oskamp et al, 1991), de satisfacción por la participación en los programas  (aceptación) o para sentirse parte de la comunidad (De Young, 1986), etc. Pero,  la percepción del abuso del recurso por parte de los demás, puede influir  negativamente en los motivos y producir un efecto negativo en la conducta  ambiental (Corral-Verdugo et al, 2002), por tanto, la percepción de las  externalidades influye negativamente a través de la motivación en la conducta  final.
  Otros factores a tener en cuenta son la propensión  al futuro y el altruismo. Un individuo responsable debe anticipar los efectos  de sus acciones y pensar en los beneficios y perjuicios que pueden ocasionar  las mismas (Corral-Verdugo y Queiroz, 2004). La acción proambiental suele  percibirse como una forma altruista de ayudar a los demás y queda determinada  por la moral más que por otro tipo de acciones (Thogersen, 1996), de tal forma  que Stern et al (1993) consideran la preocupación por el medioambiente como un  caso particular de la Teoría Psicosocial de Altruismo, que “asume que las  personas valoran el bienestar de los otros y se motivan para actuar evitando daños”  (pp. 324).
  La conducta pasada puede ser un buen predictor de  las conductas de conservación. Dahlstrand y Biel (1997) señalan que las  costumbres o rutinas ya adquiridas son de gran relevancia en el comportamiento  ecológicamente responsable y Aguilar et al (2005) confirman la significatividad  en la conducta de reciclaje. Además, aunque en general se ha mostrado cierta  dificultad para establecer una relación consistente entre los factores  sociodemográficos o situacionales y la conducta (Dietz et al, 1998), es  conveniente estudiar el efecto combinado de las variables situacionales y  conductuales si se desea comprender mejor las discrepancias de la intención y  el comportamiento final dado (Gamba y Oskamp, 1994; Corraliza y Berenguer,  2000).
  Por tanto, los predictores de la conducta de  conservación de agua podrían analizarse como resultado del siguiente modelo  conceptual de estructuras.
  El propósito principal de la investigación empírica  que se explica en este epígrafe es comprobar si el modelo de conducta  proambiental sobre el ahorro de agua que hemos propuesto en el apartado  anterior es válido en la realidad, o si por el contrario debería ser  remodelado. Será por tanto, el aporte de evidencias empíricas sobre los modelos  teóricos propuestos los que permitan concluir si las conductas proambientales  dependen de los factores propuestos o de otros.
  El modelo de formación de la conducta proambiental:  ahorro de agua  descrito en el epígrafe  anterior ha sido contrastado en una muestra de 120 estudiantes universitarios  de Administración y Dirección de Empresas voluntarios de Murcia (52% mujeres y  48% hombres), que viven en alquiler y que comparten, por tanto, características  sociodemográficas comunes (edades comprendidas entre los 19 y 23 años, idéntico  nivel de estudios e ingresos semejantes). A continuación, el Cuadro 2 muestra  los datos relativos al trabajo de campo realizado para esta investigación.
Cuadro 2. Ficha técnica de la investigación
Tamaño de la población  | 
    Menos de 1.000 alumnos de ADE en alquiler en el área estudiada (1.578 alumnos).  | 
  
Tamaño de la muestra  | 
    120  | 
  
Error muestral  | 
    8,4%  | 
  
Nivel de confianza  | 
    95%  | 
  
Tipo de encuesta  | 
    Personal con cuestionario estructurado  | 
  
Procedimiento de muestreo  | 
    Aleatorio. En asignatura  | 
  
Fecha  | 
    Segundo cuatrimestre curso  | 
  
 
                                                 Fuente:  Elaboración propia.
  Los datos fueron recogidos a través de una encuesta  realizada en el segundo cuatrimestre del curso académico 2009/2010. El  cuestionario para recoger los datos se componía de dos partes diferenciadas,  una con respuestas en escala tipo Likert de 5 puntos, siendo (1) totalmente en  desacuerdo y (5) totalmente de acuerdo. Esta parte del cuestionario se refiere  a las variables explicativas del modelo propuesto. No obstante, dada la  amplitud de las variables a considerar en el modelo expuesto en el epígrafe  anterior, se han obviado en la contrastación empírica, las variables relativas  a conocimientos y habilidades, dado que no han tendido una importancia  significativa especial en los estudios realizados con anterioridad (Bustos et  al., 2004). La otra parte del cuestionario se refiere a las variables  sociodemográficas o datos de clasificación de los participantes en el estudio.  Respecto a estas variables, no se presentan resultados, puesto que la muestra  es homogénea, tal y como se ha señalado antes.
  Todas las preguntas del cuestionario se basan en  estudios previos que han abordado el análisis de la influencia de las variables  consideradas en la conducta proambiental, adaptándolas en caso necesario a la  conducta de ahorro de agua.
  En todos los casos, se pidió a los entrevistados  que indicaran su grado de acuerdo o desacuerdo con una serie de afirmaciones  sobre los factores que determinan la conducta de ahorro de agua, medidos con  varios ítems cada uno. El rango de respuesta oscila en todos los casos de (1)  totalmente en desacuerdo a (5) totalmente de acuerdo. 
  Para la elección de los ítems se analizaron  diversos estudios realizados sobre el comportamiento de consumo y ahorro de  energía y de agua, adaptándolos y resumiéndolos en su caso. Así, para medir las  creencias (CR), los encuestados han decidido su grado de acuerdo o desacuerdo  sobre las siguientes afirmaciones:
  CR1. Para mí es una costumbre cerrar el grifo mientras me cepillo los  dientes.
  CR2. Estoy acostumbrado a usar la ducha y no el baño para mi higiene  diaria.
  CR3. En mi casa siempre se ha esperado a llenar la lavadora para hacer  la colada.
  También se ha considerado interesante incluir ítems que midan las  experiencias pasadas (EX):
  EX1. He sufrido en alguna ocasión restricciones de agua.
  EX2. He leído/escuchado noticias sobre la necesidad de ahorrar agua y  sobre el peligro de la sequía.
  EX3. Conozco las consecuencias de la falta de agua en mi región.
  Tanto los ítems sobre las creencias como los de las  experiencias pasadas, se complementan con las de altruismo (AL) para poder  establecer su relación con la motivación hacia el ahorro de agua. Los ítems  utilizados para medir el altruismo fueron:
  AL1. En alguna ocasión he explicado a familiares, compañeros o amigos  cómo colaborar para ahorrar agua.
  AL2. Me gustaría encontrar una forma eficaz de ayudar con el problema de  escasez de agua de mi región.
  AL3. Me gustaría colaborar en alguna campaña medioambiental.
  Para establecer el grado de motivación (MO) y su  relación con las variables anteriores que la componen se utilizaron las siguientes  afirmaciones:
  MO1. Me interesan las noticias relacionadas con la sequía. 
  MO2. Es necesario que todos conozcamos cómo hacer un buen uso del agua.
  MO3. Me interesa conocer las formas en las que puedo contribuir a  ahorrar agua en mi hogar.
  MO4. En alguna ocasión he conversado acerca de los efectos de la sequía  y de la necesidad de ahorro de agua con familiares y amigos.
  Tal y como se ha indicado, pretendemos buscar la  relación entre las motivaciones, las actitudes (AC), normas personales (NP) y  de control interno (C) con la conducta final de ahorro de agua. En relación con  las actitudes de ahorro y hacia el medio ambiente, se utilizó la escala de  Stern, Dietz y Guagnano (1995), ajustada al caso del agua, en la que se  establecen afirmaciones sobre la biosfera, las actitudes sociales y las  actitudes egocéntricas y en las que el encuestado ha de decidir su grado de  acuerdo o desacuerdo con los ítems:
  AC1. Mientras algunas plantas y animales de lugares concretos han podido  verse afectados por la falta de agua de calidad y la desertificación, esta  degradación sólo ha tenido efecto local pero no se produce de forma general.
  AC2. Durante la próxima década sufriremos una grave carencia de agua.
  AC3. Es demasiado exagerado decir que se está produciendo un cambio  climático que nos afectará a todos.
  AC4. La protección medioambiental ayudará a que la gente tenga mejor  calidad de vida.
  AC5. La falta de agua y los peligros para la salud pública se han  exagerado.
  AC6. La protección del medioambiente es beneficiosa para mi salud.
  AC7. La sequía no me afecta de forma significativa.
  Como la norma personal refleja la percepción que  tienen las personas sobre si la obligación de ahorrar agua es correcta o  incorrecta en sentido ético o moral, éstas pueden ser medidas a través de tres  ítems en los que se cuestiona la moralidad o inmoralidad de la conducta en sí,  la obligación de ahorrar aludiendo a la inmoralidad del despilfarro de agua y  la obligación de que todos ahorremos agua sugiriendo lo vergonzoso que sería  despilfarrar el recurso. Sin embargo, si entendemos la Norma Personal como  sentimientos de obligación que guían a un determinado comportamiento, midiendo  una conducta concreta y no sólo una intención, para medir el grado de  obligación personal puede utilizarse un ítem del tipo: “Se siente personalmente  obligado a ahorrar agua en su hogar para proteger el medio ambiente” (Durán et  al., 2010).
  Por tanto, en cuanto a las normas personales (NP),  finalmente se les preguntó su grado de acuerdo con:
  NP1. El que yo arregle las fugas de agua de mi casa no va a resolver el  problema del agua.
  NP2. La falta de agua es responsabilidad de los gobiernos.
  NP3. No me siento responsable de la contaminación y falta de agua porque  mi contribución personal es muy pequeña.
  NP4. El desperdicio de agua en mi casa me hace sentir culpable.
  NP5. La escasez de agua es en parte culpa mía.
  NP6. Me siento incómodo cuando pienso que el agua que yo desperdicio le  hace falta a otras personas.
  NP7. El gobierno debe sancionar a las personas que abusen del recurso.
  NP8. Debemos cuidar el agua porque es un bien de todos.
  NP9. El agua que se consume debe ser la estrictamente necesaria para  resolver las necesidades de la vida.
  NP10. Es satisfactorio ahorrar agua, aunque esto implique un sacrificio.
  NP11. Ahorrar agua me hace sentir muy satisfecho.
  En la dimensión de Locus de Control  (Control) se suelen incluir ítems como “el  tener agua depende de lo que yo hago” o “cuidar el agua hoy garantiza que haya  en el futuro”  (Stem et al., 1999). En  nuestro caso, los ítems utilizados fueron 3:
  C1. Cuidar el agua hoy garantiza que haya en el futuro.
  C2. Es importante que ahorre agua para que dispongan de ella las  generaciones futuras.
  C3. Mi ahorro de agua garantiza que los demás puedan cubrir sus  necesidades.
  Para la determinación de la conducta de  conservación de agua pueden utilizarse ítems adaptados del trabajo de Durán et  al. (2010) o bien se podría llevar a cabo un control del consumo a través de  medidores o informes de tiempos de uso de agua en distintas actividades domésticas  y/o económicas, pero éste es un modo costoso y es difícil de llevar a cabo. Por  tanto, para buscar la relación entre las variables propuestas y las conductas  de ahorro de agua (CA), optamos por la primera opción en la que los encuestados  respondieron a las siguientes afirmaciones:
  CA1. Suelo optar por una ducha antes que por un baño.
  CA2. Mantengo el grifo abierto cuando me lavo los dientes.
  CA3. Acumulo suficiente cantidad de ropa para llenar la lavadora antes  de realizar un lavado.
  CA4. Lavo la ropa sucia sin prelavado.
  CA5. He recriminado a alguien cuando he observado que malgastaba agua.
  CA6. Estoy dispuesto a reducir considerablemente mi consumo de agua y a  contribuir en las campañas de ahorro.
  CA7. Me he informado de todos los medios a mi alcance para ahorrar agua  y los he divulgado entre amigos y familiares.
  CA8. He instalado en casa dispositivos de ahorro de agua.
  4.  FACTORES QUE DETERMINAN EL COMPORTAMIENTO DE AHORRO DOMÉSTICO DEL AGUA
  El análisis de los datos obtenidos nos permitirá  validar el Modelo de relaciones entre las variables predictoras de la conducta  de ahorro de agua que hemos propuesto acerca de los factores que determinan el  comportamiento de ahorro doméstico de agua. 
  A continuación se exponen los resultados  alcanzados, referidos tanto a las medidas utilizadas, variables predictoras,  como al Modelo de formación de la conducta proambiental: ahorro de agua.
  El modelo propuesto pretende medir la relación  entre la costumbre o rutina, la experiencia pasada de falta de agua  (restricciones, prohibiciones y noticias) y el altruismo con la motivación, y  cuál es el grado de relación entre estos motivos, las creencias, la conducta  pasada, las normas personales, el control y la conducta proambiental. 
  Para ello se han utilizado las escalas propuestas y  testadas por los autores antes estudiados. Es decir, en primer lugar se ha  comprobado la adecuación de la medición de cada una de las variables  predictoras de la conducta proambiental. No obstante, para establecer la  fiabilidad de cada una de dichas variables, se procedió a realizar un estudio  de la homogeneidad interna del conjunto de ítems que los componen, siguiendo  las recomendaciones de la literatura.  Obteniendo buenos resultados en todas las variables, por lo que se puede  afirmar que cada una de ellas mide con precisión el concepto al que se refiere,  costumbre, experiencia pasada, altruismo, etc.
  El modelo de formación de la conducta proambiental  fue validado realizando diversos análisis estadísticos. La existencia de  relaciones positivas entre los componentes confirma la posibilidad de establecer un sistema  de ecuaciones estructurales como sigue:
  Mot = 0,43 Rut +  0,45 Exp + 0,32 Alt; con una varianza explicada (σ2) del 41% (R2 = 0,5 y S=  0,041) y CA = 0,62 Mot + 0,54 Cre + 0,42 CP + 0,32 NP + 0,47 C; con una  varianza explicada del 43% (R2 = 0,49 y S= 0,037). 
  En el que las variables son  las siguientes:
  Mot=Motivación 
  Rut= Costumbre o rutina; 
  Exp= Experiencia de escasez; 
  Alt= Altruismo; 
  Cre= Creencias; 
  CP= Conducta Pasada; 
  NP= Norma Personal; 
  C= Control; 
  CA= Comportamiento de ahorro.
Estas ecuaciones quedan resumidas gráficamente, como se puede observar en el Gráfico 6 que se presenta a continuación. Los resultados obtenidos confirman que el modelo puede ser aceptado.
El modelo de conducta proambiental de ahorro de agua que hemos propuesto es mutidimensional, puesto que dicha conducta se debe a diversos factores como se puede observar en el gráfico anterior. Así dicha conducta puede establecerse en base a las motivaciones del individuo, las creencias, la conducta pasada, las normas personales y el control. A su vez, las motivaciones hacia el ahorro de agua se determinan por la rutina o costumbre, la experiencia de escasez y el altruismo.
  Las relaciones directas e indirecta de entre los  factores explicativos y la conducta proambiental de ahorro de agua, muestran  cuales son los factores que predicen el comportamiento, así como el grado de  intensidad de su influencia.
  En los resultados se observa que existe un gran  peso de la experiencia pasada en la motivación, y ésta a su vez en la conducta  de ahorro. En cambio, el altruismo y las normas personales tienen una menor  relevancia en la conducta de ahorro de agua.
  No obstante, es preciso señalar que el peso  relativo de los determinantes precursores de la conducta de ahorro de agua no  es igual para todos los factores señalados. Así, las motivaciones, las  creencias y la conducta pasada son las que muestran un mayor grado de  influencia.
  El estudio realizado supone un avance sobre la  información y gestión ambiental, como instrumento de Gestión Ambiental Local  aportando información real sobre la problemática del uso de los recursos  naturales escasos, como el agua. En este sentido, tomando como base la  Estrategia de la Región de Murcia Frente al Cambio Climático (2008-2012) y  siendo conscientes de la situación de déficit hídrico estructural de esta Región,  situada al sureste de la península Ibérica, que según los expertos se verá  agravado por los efectos del cambio climático.; la Agenda Local 21 de la Red de  Municipios Sostenibles de la Región de Murcia (RedMur21) se propone como  objetivo principal favorecer todas las medidas necesarias para implantar,  desarrollar y regular en todos los municipios la sostenibilidad local. Por lo  que se refiere a los recursos naturales persigue la promoción del uso  sostenible de los recursos en el medio natural y urbano municipal. Así, para el  recurso agua, se pretende “Mejorar la calidad del agua, ahorrar agua y usarla  de modo más eficiente”. 
  Un uso cada vez más eficiente del agua, gracias a  las tecnologías de ahorro de agua y a los cambios de comportamiento, reduce el volumen  de agua utilizada por los consumidores, lo que sin duda contribuirá a combatir  el cambio climático y configurar municipios más sostenibles.
  Nuestro trabajo, supone el estudio del caso de la  región de Murcia, en cuanto al comportamiento de los usuarios del recurso agua,  como avance en el conocimiento y la investigación, que puede ser usado como  instrumento de Gestión Ambiental Local, ya que proporciona evidencias reales de  los factores que condicionan el comportamiento proambiental de ahorro de agua por  parte de los ciudadanos.
  Los resultados del estudio  de análisis de los comportamientos  proambientales en relación al uso de ahorro de agua en la Región de Murcia,  (España) evidencian una relación significativa entre la motivación, las creencias,  la conducta pasada y la conducta de ahorro de agua, por lo que se confirman,  otros estudios realizados sobre el comportamiento de ahorro de agua  (Corral-Verdugo, 2003; Aguilar et al., 2005).
  En este estudio se pone de manifiesto la elevada  motivación de los ciudadanos ante el ahorro del agua. Así, lo indican los datos  sobre cuestiones como: “es necesario que todos conozcamos cómo hacer un buen  uso del agua” o “me interesa conocer las formas en las que puedo contribuir a  ahorrar agua”. 
  Por su parte, las actitudes hacia el medio  ambiente, que tienen una influencia notable en la conducta de ahorro de agua  ponen de manifiesto las creencias favorables hacia el medio natural y sobre el  peligro al que se encuentra sometido. Así lo evidencia el alto rango de  respuesta a cuestiones como: “la protección medioambiental ayudará a que la  gente tenga mejor calidad de vida” o “la protección medioambiental es  beneficiosa para mi salud”. Por el contrario, existe también conciencia social  entre los entrevistados sobre los peligros a los nos enfrentamos en temas  medioambientales, lo que se evidencia por el grado de acuerdo con cuestiones  cómo: “durante la próxima década sufriremos una grave carencia de agua”.
  Así mismo, otros factores contribuyen a la  configuración de la conducta de ahorro de agua, entre los que cabe señalar las  normas personales, y el control (Berenguer y Corraliza, 1998; Bustos et al.,  2004).
  Las normas personales indican el grado de  responsabilidad individual y social sobre la conducta proambiental de ahorro de  agua. En nuestro estudio hemos hallado evidencia de responsabilidad sobre el  ahorro del agua por el grado de acuerdo con cuestiones como: “me siento  incómodo cuando pienso que el agua que yo desperdicio le hace falta a otras  personas” o “es satisfactorio ahorrar agua, aunque esto implique un  sacrificio”. 
  Por lo que se refiere al control, también en  nuestro estudio hay acuerdo sobre cuestiones como: “cuidar el agua hoy  garantiza que haya en el futuro” o “es importante que ahorre agua para que  dispongan de ella las generaciones futuras”. 
  Además, hemos hallado evidencia de influencia  indirecta sobre la conducta de ahorro de agua de la costumbre o rutina,  experiencia en la escasez y el altruismo. Todas ellas contribuyen a que el  usuario esté más motivado hacia el ahorro de agua, y, por tanto, a que muestre  una conducta de ahorro más decidida (Bustos et al, 2004; Corral-Verdugo y  Queiroz, 2004).
  Si entendemos por comportamientos proambientales a  favor del ahorro de agua, no sólo las diferentes conductas de los participantes,  sino también las dotaciones de sistemas de ahorro de sus residencias y cómo se  utilizan, es posible que las conductas puntúen por encima de las dotaciones  usadas (Flores, 2008). Estas discrepancias serían debidas a contestaciones  “deseables” superiores a la conducta final debido al coste de puesta en  práctica de la intención (sacrificio en higiene, tiempo, coste monetario,  etc.).
  En nuestro caso la conducta proambiental de ahorro  de agua se ha puesto de manifiesto por el alto grado de acuerdo de los  entrevistados a las siguientes cuestiones, las cuales volvemos a remarcar dada  su importancia para la consecución de los objetivos de la Agenda Local 21:
El modelo de formación de la conducta proambiental:  ahorro de agua, propuesto y validado empíricamente en este trabajo, pone de  manifiesto el nivel de implicación de los ciudadanos con la conducta de ahorro  de agua así como de los factores que configuran dicho comportamiento. Dado que  la mejora de la calidad del agua y sus uso más eficiente es uno de los  objetivos que se pretende alcanzar con el desarrollo de la Agenda Local 21,  para conseguir el desarrollo sostenible local, conocer las conductas de ahorro  de agua y sus principales precursores puede ayudar a las autoridades locales a  establecer prioridades en los diversos planes de acción y desarrollo, así como  a proponer intervenciones más eficaces en la protección del medio ambiente y la  biodiversidad. 
  De este trabajo se desprende la importancia de  realizar campañas de concienciación ciudadana que favorezcan la motivación  hacia el ahorro de agua, que subrayen la importancia de los beneficios sociales  del ahorro así como las consecuencias negativas de su uso abusivo. Esto  permitirá que las personas configuren actitudes más favorables hacia el medio  ambiente y a la conservación de los recursos naturales. De este modo todos los  actores, autoridades locales, ciudadanos, representantes políticos y agentes  sociales participarán de forma más activa en la puesta en marcha y desarrollo  de los planes de la Agenda Local 21.
  Sin embargo, son las autoridades locales las que  deben impulsar la Agenda 21, planificando las medidas a adoptar, estableciendo  prioridades, calendarios de actuación, campañas de información, y otras  actuaciones, de modo que los ciudadanos se sientan implicados en su proceso de  implantación y desarrollo. De hecho, nos sorprende, cómo la mayoría de las  personas con las que hemos comentado este tema tan importante, no tienen prácticamente  conocimiento sobre lo que es la Agenda Local 21, ni lo que pretende. Si bien,  muchas personas contribuyen al desarrollo sostenible reciclando sus residuos,  ahorrando agua, y mostrando conductas responsables y respetuosas con el medio  ambiente.
  Para finalizar, es necesario indicar que los  resultados del trabajo empírico que hemos presentado, deben ser interpretados  teniendo en cuenta las limitaciones de este estudio. La muestra utilizada está  compuesta exclusivamente por estudiantes universitarios, por lo que los  resultados encontrados pueden no ser generalizables a muestras de otras  características. A pesar de esta limitación, sí se proporciona evidencia de la  multidimensionalidad del comportamiento, y este conocimiento es importante para  comprender mejor la problemática del consumo y ahorro doméstico de agua y  proponer estrategias específicas e intervenciones más eficaces. De este modo  las corporaciones locales podrán avanzar en la implementación de los  compromisos adquiridos en la Agenda Local 21, promoviendo conductas más  responsables hacia la conservación de los recursos naturales escasos y tan  necesarios para la vida, como lo es el agua. 
  6.  BIBLIOGRAFÍA
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![]() 1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)  Este  libro  es  producto del  trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER).  Libro gratis  | 
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