LA GRAMATICA DEL TEXTO EN EL PROCESO DE COMUNICACIÓN PEDAGÓGICA

Kenia María Velázquez Ávila
Ernan Santiesteban Naranjo (CV)

ernansn@ult.edu.cu

2.1.7. La Repetición

 La repetición es un medio expresivo de la lengua  que lo emplea el orador para ser más intensiva la emoción. Esto muestra el estado de la mente  del orador, como en el siguiente fragmento textual de Galsworthy: “¡Detente! - Ella gritó, ¡No me lo digas! Yo no quiero saber; yo no quiero saber a lo que tú has venido. Yo no quiero saber.”

La repetición de “Yo no quiero saber” no es un recurso estilístico, es un medio por el cual se muestra el estado excitado de la mente del orador. El estado de la mente siempre se manifiesta por la entonación, que se sugiere aquí con las palabras “ella gritó”. En la lengua escrita,  antes del habla directa se encuentran las palabras que indican las intenciones, como sollozó, gritó, chilló, apasionadamente, etc.

Cuando se emplea como recurso estilístico, la repetición adquiere funciones muy diferentes. No tienen como finalidad provocar un impacto directo emocional. Por el contrario, la repetición como recurso estilístico tiene como objetivo hacer un énfasis lógico, un énfasis necesario para fijar la atención del lector en las palabras claves de la expresión. Por ejemplo: “¡Por eso se fue! Ignorante de la larga y cautelosa marcha de pasión y del estado al cual se ha reducido Fleur; ignorante de cómo Soames la había observado, ignorante de la temeraria desesperación de Fleur… -ignorante de todo esto,…”

La repetición se taxomiza de acuerdo con  los patrones composicionales.  Si la palabra que se repite (o frase) aparece al principio de dos o más oraciones o frases consecutivas, se denomina anáfora, como es el caso del ejemplo anterior. Si la unidad que se repite se coloca al final de dos o más frases u oraciones consecutivas, se denomina epífora, como en el siguiente ejemplo: “Soy exactamente el hombre que debe ser colocado en una posición superior en tal caso como ese. Estoy por encima del resto de la humanidad, en tal caso como ese. Puedo fungir como filósofo en tal caso como ese”
                                                                                                                               (Dickens)

Cualquier repetición de una unidad del lenguaje inevitablemente provocará alguna ligera modificación del significado, una modificación sugerida por un cambio notable en la entonación con lo cual se pronuncia la palabra repetida.

2.1.8. El Suspenso

El suspenso es un recurso composicional que consiste en el arreglo de la materia en una situación comunicativa de tal forma en que al principio se colocan las partes subordinadas,  descriptivas y menos importantes, mientras que al final se retiene la clave semántica, las partes más importantes del texto. De modo que provoque un efecto psicológico particular donde ocupe y mantenga la atención del lector hasta llegar a la única conclusión lógica a partir del co-texto y contexto.

Ejemplo:
En una esquina oscura y mugrienta, el hombre se hallaba sentado en el piso,  con las piernas cruzadas y la espalda recostada contra el húmedo y frío muro, mientras el cigarro que se llevaba a los labios amenazaba con quemarle los dedos. Pensaba. Aún tenía mucho en qué pensar, aunque siempre se repetía que en los 10 años de prisión ya lo había hecho más de la cuenta.
                                                                                                             (J. C. Perea)

El suspenso y el clímax en ocasiones se semejan. En este caso, toda la información se contiene en la serie de oraciones que predicen la oración-solución y estas se organizan jerárquicamente en forma gradual.

El recurso del suspenso es especialmente favorecido por los oradores. Esto es debido, aparentemente, a la fuerte influencia de la entonación que contribuye a crear la atmósfera deseada de expectación y tensión emocional que  le es inherente.

El suspenso siempre requiere lograr estiramientos del texto oral o escrito; su principal objetivo es preparar al lector para la única conclusión lógica de la expresión. Es un efecto psicológico particular el que se tiene como objetivo.

 

2.2. Combinaciones particulares de partes de la expresión
        2.2.1. El Asíndeton

El asíndeton, es decir, la conexión entre partes de una oración o entre oraciones sin ningún signo  formal, se convierte en un recurso estilístico si existe una deliberada omisión de los elementos relacionantes (elementos supraoracionales, conjunciones, cópulas, etc.) en lugares donde la norma de la lengua literal lo establece, por ejemplo: “Soames se volvió; tenía un gran deseo de hablar, como uno que esté ante una tumba abierta, mirando…”
                                                                                                                       (Galsworthy)

La deliberada omisión de la conjunción subordinada porque o para hace que la oración “tenía un gran deseo de hablar” casi independiente. Pueda ser percibida como una característica distintiva de Soames, sin embargo, con la comparación que comienza con “como”, muestra que el estado emocional de Soames era temporal.

Es importante recordar que la diferencia esencial entre las normas ordinarias de la lengua: literal y coloquial, los recursos estilísticos se emplean con los  propósitos, especialmente, informativos y estéticos. En la oración: “Bricket no respondió su garganta estaba muy ceca”. La ausencia de la conjunción y el signo de puntuación puede ser considerado como una  introducción deliberada de la norma del habla coloquial en la lengua literal. Tales estructuras hacen que la expresión se parezca a una unidad sintáctica que  debe ser pronunciada en un grupo fónico –esto determina el patrón entonacional.

Sería interesante comparar las dos oraciones anteriores desde el punto de vista de la longitud de la pausa entre las partes constituyentes. En la primera oración (Soames…), existe un punto y una coma, el que indica que la pausa es mayor, y luego se rompe la oración en dos partes. En la segunda (Bricket…),  no se debe hacer pausa y toda la oración se pronuncia como un sintagma.

El problema crucial en la aseveración  del verdadero patrón de entonación de una oración compuesta por dos o más partes radica en un análisis más profundo de las funciones de los elementos  relacionantes, por una parte, y una investigación más detallada de los medios gráficos -los signos que indican la correcta interpretación de la expresión-, por otra.

2.2.2. El Polisíndeton

El Polisíndeton es un recurso expresivo que conecta/relaciona oraciones, frases, sintagmas o palabras por medio del empleo de elementos relacionantes/conectores (mayormente conjunciones y preposiciones) ante cada parte componente, como es el caso: “Las lluvias torrenciales, y la nieve, y el granizo, y la cellisca…”

La repetición de conjunciones y otros medios de conexión hacen la expresión más rítmica, a tal punto que la prosa puede parecer un verso. Las conjunciones y otros conectores son generalmente sordos cuando son colocados antes de constituyentes significativos, provocará la alteración de sílabas sonoras y sordas –el requisito esencial del ritmo en el verso. De ahí que una de las funciones del polisíndeton es la rítmica.

Además, el polisíndeton tiene una función desintegradora. Generalmente combina elementos homogéneos del pensamientos en un todo que se parece a la enumeración. Sin embargo, difiere de la enumeración, que integra ambos elementos homogéneos y heterogéneos en un todo, el polisíndeton provoca  que cada miembro de la cadena de hechos permanezca de forma extrínseca en el texto. Es por ello, que planteamos que el polisíndeton tiene una función desintegradota. Mientras que la enumeración muestra los integrados; el polisíndeton los muestra atomísticamente.

2.2.3. La Cópula de Vacíos Oracionales

Existe un tipo peculiar de conexión de oraciones que por falta de un término lo llamamos cópula de vacíos oracionales. La conexión no es inmediatamente aparente y requiere de determinado esfuerzo mental para captar la interrelación entre las partes de la oración, es decir, para establecer un puente en el vacío semántico. Aquí mostramos un ejemplo: “Ella y ese tipo deberían ser los que sufran, y estaban en Italia”

En la oración anterior, la segunda parte, la cual está unida con la primera por medio de la conjunción y, parece estar motivada intrínsecamente o, en otras palabras, toda la oración está lógicamente incoherente. Sin embargo, esto es solo la primera impresión. Después de un análisis semántico supralinear más profundo, se evidencia claramente que la variante lógica exacta de la oración, es la que a continuación se expone: “Aquellos que debían sufrir se divertían en Italia”

Consecuentemente, la cópula de vacíos oracionales es una forma de unir dos oraciones que parecen no tener relación y que se deja a la perspicacia del lector para que capte la idea implícita, no redactada. Por cuanto, no hay necesidad de plantear todos los detalles de la situación, se debe dejar algo para que el lector lo infiera.

La cópula de vacíos oracionales generalmente se indican por medio de las conjunciones y o pero. No existen cópulas de vacíos oracionales asíndeta. Por cuanto, las conexiones por medio del asíndeta se pueden llevar a cabo solo por ataduras semánticas que se perciben fácil e inmediatamente. Estas ataduras son como sustitutos de los medios de conexión de la gramática formal. Las cópulas de vacíos oracionales no tienen una conexión semántica inmediata, por tanto, requiere de indicaciones de conexión formal. Obviamente, exige de un rompimiento de la textura semántica de la oración y constituye un “salto semántico inesperado”.

La posibilidad de llenar el vacío semántico depende grandemente de asociaciones despertadas por las dos oraciones unidas copulativamente. En la siguiente oración la conexión entre las dos oraciones no necesita explicación.
“Era una tarde para soñar. Y ella sacó la carta de John
                                                                                            (Galsworthy)

Mientras se mantiene la unidad sintáctica de la oración, el autor deja la interpretación de la unión entre las dos oraciones a la mente del lector. Es la mente imaginativa la que puede decodificar el mensaje expresado a través del recurso estilístico.  

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