EL ESTUDIO OPERATIVO DE LA PSICOLOGÍA 
UNA APROXIMACIÓN MATEMÁTICA

EL ESTUDIO OPERATIVO DE LA PSICOLOG?A UNA APROXIMACI?N MATEM?TICA

Josep Maria Franquet i Bernis

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3. La Psicología como ciencia

En definitiva, definimos la Psicología como la ciencia cuyo objeto es estudiar los fenómenos conductuales de los organismos y determinar las condiciones materiales de su aparición. Un enfoque de la Psicología supone:

1º. Ocuparse exclusivamente de fenómenos que tienen lugar en el mundo físico, rechazando cualquier tipo de dualismo “cuerpo – mente”. Para que un fenómeno conductual concreto pueda estudiarse debe:

a) Poder definirse operacionalmente.

b) Disponerse de técnicas e instrumentos que permitan observarlo, registrarlo o medirlo de forma fiable.

2º. Aceptar el determinismo. La principal misión de la Psicología consistirá en encontrar las leyes que rigen los fenómenos conductuales. Estas leyes:

a) Son posiblemente las mismas para el hombre que para las otras especies.

b) Explican tanto los fenómenos conductuales “normales” como los “patológicos”.

3º. Aceptar la necesidad de disociar los fenómenos para proceder a su estudio.

4º. Aceptar el procedimiento experimental como técnica de elección para el estudio de los fenómenos conductuales.

Esta aceptación comporta dar prioridad a:

a) La elaboración de técnicas e instrumentos que permitan observar, medir y registrar los fenómenos conductuales de forma fiable.

b) La elaboración de técnicas de control que permitan:

- Alterar la variable ambiental elegida, de la forma deseada.

- Neutralizar las demás variables ambientales que podrían afectar, paralelamente, a la conducta, obscureciendo la relación funcional entre ésta y la variable ambiental elegida.

5º. Rechazar que pueda proporcionar argumentos de carácter teleológico.

6º. Reprimir la tendencia existente a “interpretar” los datos, generalizando abusivamente.

7º. Dar gran importancia a la investigación pura.

Desde luego, todas las ciencias tratan de sistematizar sus descubrimientos. En Astronomía fue posible construir un conocimiento acumulativo a través de los siglos debido a que, ya a partir de los antiguos astrónomos babilonios y egipcios, se dio importancia especial a un aspecto: la posición relativa de los astros en función del tiempo -observemos que este tipo de dato es aplicable a cualquier cuerpo celeste de cualquier tamaño y características, conocido o por descubrir-. Para Newton, las variables de la física fueron el espacio, el tiempo y la masa, siendo todas ellas mensurables y susceptibles de tratamiento matemático. Guerlac , al efectuar un repaso histórico de la Química, señala que las diferencias en apariencia, olor, gusto, densidad, etc., servían principalmente para distinguir substancias que pertenecían a la misma clase general, pero que existía la necesidad de encontrar un índice cuantitativo del comportamiento químico que pudiera usarse con toda clase de substancias. Este índice es el peso y su importancia fue puesta de relieve por Dalton, en 1803, en su famosa ley de las proporciones múltiples, inmediatamente seguida por la aparición de una Tabla de pesos atómicos que se viene ampliando y perfeccionando hasta nuestros días. Guerlac (1961) no vacila en considerar esta variable como “el concepto cuantitativo más fundamental de la Química”. De hecho, la Química sólo realizó avances importantes a partir del momento en el que el peso fue aceptado como variable crítica fundamental.

Si contemplamos, desde este punto de vista, el panorama que ofrece la llamada Psicología Experimental, el mismo no puede considerarse especialmente satisfactorio. Disponemos ya de bastantes datos cuya fiabilidad ofrece pocas dudas procedentes de campos que ostentan rótulos tan atractivos como “Percepción”, “Aprendizaje”, “Personalidad”, “Motivación”, “Dinámica de Grupos”, etc. Pero, ¿cómo integrarlos? ¿Acaso es posible? ¿Cómo puede relacionarse, por ejemplo, el tiempo que tarda una rata en recorrer un laberinto concreto con las puntuaciones obtenidas por un sujeto humano en un test de personalidad, o el número de sílabas sin sentido que es capaz de recordar el mismo sujeto en otras circunstancias? Quizás el problema esté mal planteado en estos términos, pero, en cualquier caso, si el objetivo básico de la Psicología es descubrir las leyes que rigen la conducta, ¿cuál o cuáles son las variables críticas que pueden desempeñar en nuestra ciencia un papel similar al del espacio, la masa y el tiempo en Física o al del peso atómico en Química?

Tal como ya hemos dicho, aunque es imprescindible definir operacionalmente nuestras variables, el hecho de que lo consigamos no debe tranquilizarnos excesivamente, ya que no nos asegura que dichas variables posean una utilidad real. Los límites del operacionismo han sido establecidos, de forma inequívoca, por Skinner , cuando lo define “como una forma de hablar acerca de: 1) las propias observaciones; 2) los procedimientos manipulativos y de cálculo implicados en su elaboración; 3) los pasos lógicos y matemáticos que median entre las primeras proposiciones y las últimas, y 4) nada más”. En otras palabras: un concepto puede encontrarse definido operacionalmente y carecer de relevancia.

Las mediciones cuidadosas tampoco son, por sí solas (per se et essentialiter, como dirían los teólogos), indicadoras de que nos encontramos en el buen camino. Wundt y sus discípulos mostraban a sus sujetos experimentales el grabado de un perro; a continuación les preguntaban “¿qué es esto? y entonces medían, con la máxima precisión posible, el tiempo que tardaban en responder “un perro”. Es extraño tener que decir –comenta Russell – que, a pesar de tanto aparato para las medidas, resultaba que no había nada que hacer con esas valiosas informaciones salvo olvidarlas ... No cabe duda de que la medición es la marca de contraste de la ciencia exacta; por eso, los psicólogos de orientación científica buscan a su alrededor algo mensurable ligado con el objeto de sus investigaciones. Se equivocaron, no obstante, al pensar que los intervalos de tiempo eran el objeto adecuado para recibir la medición.