Tesis doctorales de Ciencias Sociales

LAS POLÍTICAS FISCALES Y SU IMPACTO EN EL BIENESTAR SOCIAL DE LA POBLACIÓN VENEZOLANA. UN ANÁLISIS DESDE EL PARADIGMA CRÍTICO. PERIODO: 1988-2006

Ledis Mesino Rivero




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2.3.7. Crecimiento Económico y Desarrollo

El crecimiento económico es el aumento sostenido del producto en una economía. Usualmente se mide como el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) real en un período de varios años o décadas. Es decir, el crecimiento económico representa la expansión de la producción nacional de un país. Según Samuelson (2001), cuatro factores son importantes para que exista crecimiento: “1) El capital humano (la oferta de trabajo, la división del trabajo, la educación, la especialización, la disciplina, la motivación). 2) Los recursos naturales (la tierra, los minerales, los combustibles, la calidad del medio ambiente). 3) La formación o intensidad de capital (las máquinas, las fábricas, las carreteras) y 4) La tecnología (la ciencia, la calidad de los conocimientos científicos y técnicos, la ingeniería, la dirección de empresas, la iniciativa empresarial)” (p. 512).

Cabe destacar, que estos factores pueden variar mucho de unos países a otros y algunos los combinan más eficazmente que otros, y los mismos como la tecnología y la intensidad de capital, son fuentes de crecimiento a largo plazo, es así como la tecnología multiplica la eficiencia en el trabajo y la intensidad de capital determina la prosperidad y el crecimiento de una economía, ya que la hace más rica y más productiva.

De igual manera vale señalar, que el surgimiento del crecimiento económico moderno data de los tiempos de la revolución industrial, ya que según Simón Kuznets, padre del estudio cuantitativo del crecimiento económico, éste tuvo sus inicios en Gran Bretaña entre 1780 y 1820, en los Estados Unidos entre 1810 y 1860 y en Alemania entre 1820 y 1870. En todos estos países la aparición del crecimiento económico coincidió con el surgimiento del capitalismo como sistema económico predominante. En las primeras fases del crecimiento económico de estos países, hubo una aceleración de la tasa de crecimiento del ingreso total junto con aumentos en el crecimiento demográfico. Estas dos tendencias claramente se entrelazaron con descubrimientos tecnológicos, tanto agrícolas como industriales. (Larraín y Sachs: 2002:94).

Tomando en cuenta la relación existente entre crecimiento y desarrollo, se puede afirmar, que existe desarrollo económico cuando el bienestar económico de la población de un país aumenta durante un largo período. De igual manera, tal como lo señala Dornbusch y Fischer (2003), “existen diversos indicadores para medir el grado de desarrollo de las naciones, entre ellos los más importantes son, el PIB real per cápita, la distribución de la renta y el empleo, pero también hay otros como son, la salud, el grado de alfabetización, la longevidad o esperanza de vida, entre otros”. (p. 319). En otras palabras, acceso a la asistencia médica, educación, expectativa de vida, mejoramiento en la nutrición, empleo y una tendencia hacia la urbanización. Aparte de esos indicadores, un factor muy significativo para medir el grado de desarrollo de una nación es el grado de industrialización de la misma, es decir, todos los países altamente desarrollados, tienen un alto porcentaje de empleo en las industrias manufactureras y en los servicios, donde el alto grado ocupacional refleja la igualdad entre el grado de industrialización y el nivel desarrollo, a mayor grado de industrialización, mayor nivel de desarrollo.

Por tal motivo, los países que no se encuentran en esa etapa de desarrollo industrial, se les llama países en vías de desarrollo, aunque un estudio profundo de los patrones de desarrollo realizado a comienzos de los años setenta, por Hollis Chennery, de la Universidad de Harvard, y Moshe Syrquin, de la Universidad de Bar-Ilan, realizado a más de cien países para el período comprendido entre 1950 y 1970, llegaron a la conclusión de que debía abandonarse la noción de que existe una dicotomía entre naciones desarrolladas y en desarrollo, y que esta idea debería ser sustituida por un concepto de etapas de transición entre niveles de desarrollo. Actualmente, los países en desarrollo muestran muchas características de las fases tempranas de las economías desarrolladas. Los patrones de desarrollo de países muy diversos evidencian trazos consistentemente similares: una declinación de la agricultura, una mayor participación de la industria y los servicios, y una tendencia hacia la urbanización (Larraín y Sachs: 2002:101).

Dentro de este marco de ideas, y retomando el tema objeto de estudio, cabe resaltar, la importancia de la relación existente entre el crecimiento económico, la ejecución de la política fiscal y el desarrollo social, tal como fue señalado en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (2006), donde el crecimiento económico es un medio para cumplir unos determinados objetivos sociales, en particular, la erradicación de la pobreza, que a su vez, son la base de su sostenibilidad. Donde el bienestar del capital humano se logra a través de la realización de los objetivos sociales, en los ámbitos de salud, educación, el empleo y la erradicación de la pobreza y el hambre, el mismo es un componente clave de las políticas destinadas a garantizar un crecimiento económico sostenido. Por tanto, la cuestión de la equidad y el desarrollo social es fundamental para mantener el crecimiento económico a largo plazo.

De igual manera, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en 1995 y en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, se instó a que se adoptara un marco integrado de las estrategias socioeconómicas para lograr los objetivos de la erradicación de la pobreza, la generación de empleo productivo y la integración social. Y se consideró que el crecimiento económico es fundamental para la acumulación de capital físico y humano, que a su vez, constituye la base del crecimiento económico a largo plazo y que la estabilidad macroeconómica es necesaria para lograr el crecimiento económico sostenido. Por consiguiente, la mayoría de las medidas para la reducción de la pobreza han planteado como sus dos objetivos principales: el crecimiento y la estabilidad. Aún así la relación positiva entre el crecimiento económico, el desarrollo social y la erradicación de la pobreza no se produce automáticamente.

Por tal motivo, también es necesario considerar el crecimiento de ciertos indicadores económicos para medir el grado de crecimiento en una economía, entre ellos se tienen: 1) la inversión (pública y privada), la misma es necesaria que incentiven los gobiernos para generar mayor riqueza entre sus habitantes, a través de la generación de mayores niveles de empleo, diversidad del aparato productivo, incentivos a la producción, mejoras en la productividad, entre otros, 2) el crecimiento sostenido, dado que el mismo produce estabilidad económica, y 3) el nivel socio económico de la población, puesto que a medida que estos indicadores se incrementen y sean sostenibles en el tiempo, habrá mayor crecimiento económico para la economía de los diferentes países, con posibilidades de erradicar la pobreza.


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